Reino de Fayar Ciudad oasis Sahgwa

Las garras de Shawka seguían soportando la mayor parte del daño, pero se mantenían en pie drenando energía de Raif poco a poco. Y entonces se movieron, conjurando un hechizo sanador. Para su sorpresa, el mismo no fue dirigido a Raif... o no solo a él. Jazz sufrió una quemazón en su cuerpo al recibir la curación, la lanza habiendo provocado un estado extraño en su cuerpo.

Y así, la lanza arremetió una vez más, esta vez contra Roxy.

Shawka: Cura doble (Raif - Jazz)
Raif: Lanza zombi (Roxy)


RAIF MORPH
Lvl. 37
Salud: 745/1300
PM: 240/300
Fuerza: 40
Defensa: 50
Poder Mágico: 90
Terapeucidad: 40
Espíritu: 70
Defensa mágica: 80
Velocidad: 80
Ataques:
- Lanza zombi (+10 daño mágico, daño de oscuridad. Causa Zombi al rival) (Coste: 30 PM)
+600 experiencia
+2 PH


GARRAS DE SHAWKA
Lvl. 35
Salud: 133/200
PM: 170/200
Fuerza: 80
Defensa: 60
Poder Mágico: 20
Terapeucidad: 60
Espíritu: 60
Defensa mágica: 40
Velocidad: 60
Habilidades pasivas:
- Cobertura (todo ataque que reciba Raif directamente se reducirá a la mitad mientras esté presente)
- Absorción (al ser derrotada, drenará de Raif 200 PS y volverá a estar en pie)
Ataques:
- Cura doble (cura simultáneamente a Raif y a un rival, en +30 PS y ratio x0,25 [total: +45 PS]) (Coste: 30 PM)


Turnos:
- Jazz
- Kalef
- Raif
- Void
- Roxy
- Jazz
- Shawka
- Kalef
- Raif
- Void
- Roxy
- Jazz

 

Void

De momento el monstruo no estaba concentrando sus ataques en mí, lo que me permitió preparar mi ataque el tiempo suficiente. Jazz seguía batiendo sus alas violentamente, lanzando afiladas plumas como si fuesen cuchillos, dañando notablemente a la criatura. En comparación, a penas podía darle un par de veces con mi lanza, saltando todo lo que mi cuerpo me permitía.

Pero bueno, ya era hora de que Jazz hiciese algo por el equipo al menos una vez.

Void: Embestida

Contenido oculto

VOID
Lvl. 36
Exp. sig. nv.: 460
PH: 8
- PS: 76/102
- PM: 80/102
- Trance: 30/100
- Fuerza: 127
- Defensa: 65
- Poder Mágico: 106
- Terapeucidad: 37
- Espíritu: 65
- Defensa Mágica: 77
- Velocidad: 70
Armas equipadas:
- Lanza de hierro (10 Daño físico)
Armadura equipada:
- Sombrero de pescador (+2 Poder mágico, +2 fuerza)
- Sudadera negra (+5 PM, +5 Defensa)
- Pantalones de pescador (+3 fuerza, hace resistente a elemento agua)
- Zapatos negros (+5 Velocidad)
Resistente a viento (x0,8)
Resistente a agua (x0,4)
Resistente a tierra (x0,8)

Habilidades pasivas:
-Refuerzo elemental (aumenta en un 20% la resistencia a viento, tierra y agua)
- Gran hechicero (El usuario tendrá un bonus de poder mágico cuando sus PM estén al máximo. Recibe un 20% de bonus de poder mágico con los PM al máximo)
- Gran guerrero (El usuario tendrá un bonus de fuerza cuando sus PV estén al máximo. Recibe un 20% de bonus de fuerza con los PV al máximo)
-Triunfo PM (recupera un 5% de sus PM máximos cuando derrota a un enemigo con un conjuro)
- Robustez [solo con martillos] (gana un 10% de PV perdido por cada enemigo derrotado con un martillo)

Habilidades y técnicas:
- Punzada [solo lanzas]: ataque potente con la lanza a un enemigo. Es muy efectivo contra enemigos animaloides. +15 Daño físico. Hace x1,5 el daño normal a los monstruos animaloides (Coste: 6 PM)
- Embestida [solo lanzas]: golpea con la lanza dos veces a un enemigo. Golpea dos veces seguidas a un mismo enemigo. (Coste: 6 PM)
- Remolino [solo lanzas]: golpea con la lanza a todos los enemigos. +5 Daño físico, golpea a todos. (Coste: 8 PM)
- Torbellino [solo martillos]: golpea con el martillo a todos los enemigos. +5 Daño físico, golpea a todos. (Coste: 8 PM)
- Alma de dragón: activa su fuerza interior, recuperando un 25% de PV y subiendo su ataque bastante. Sube en 10 su fuerza y recupera un máximo del 25% de sus PV (Coste: 15 PM)

Magia negra:
-Piro: potencia mágica 30, elemento fuego (Coste: 6 PM)
-Hielo: potencia mágica 30, elemento frío (Coste: 6 PM)
-Electro: potencia mágica 30, elemento rayo (Coste: 6 PM)
-Aqua: potencia mágica 30, elemento agua (Coste: 6 PM)
-Aero: potencia mágica 30, elemento viento (Coste: 6 PM)
-Aqua+: potencia mágica 50, elemento agua (Coste: 13 PM)
-Aero+: potencia mágica 50, elemento viento (Coste: 13 PM)

Trance:
- Requisitos: +20 cuando sus PM bajen de la mitad (solo una vez por batalla), +20 cuando sus PS bajen de un 25% (solo una vez por batalla), +5 por cada vez que golpee a un enemigo con daño adicional (por afinidad elemental o efectos del ataque).
- Mejoras: +10% en Fuerza, Poder Mágico y Defensa Mágica.
- Habilidad: Furia Roja (sus hechizos y habilidades ofensivas afectan a todos los rivales a cambio de gastar x1,5 más de PM)
- Ataques combinados:
>> Rabia demoníaca (con Myura): transforma a Myura en su forma de dientes de sable y la cura al 100% de sus PS y PM.

Inventario:
- Poción (+20 PS, ratio x0,1) (x5)
- Ultrapoción (+50 PS, ratio x0,4) (x3)
- Omnipoción (+30 PS, ratio x0,25, cura a todos los aliados) (x3)
- Éter (+10 PM, ratio x0,1) (x6)
- Ultraéter (+20 PM, ratio x0,25) (x2)
- Bomba de humo (permite huir de combates) (x2)
- Hierba del eco (cura mudez)
- Antídoto (cura el estado Veneno) (x2)
- Colirio (cura el estado Ceguera)
- Aguja de oro (cura el estado Piedra)
- Cola de fénix (revive a un aliado caído, con PS iguales a ratio x0,33) (x1)
- Espabilín (cura Sueño)
- Refresco (cura Ardor)
- Refresco+ (cura Ardor y hace inmune a dicho estado por dos turnos)
- Caldo (cura Congelación)
- Estimulante (cura Electrocución)
- Estimulante+ (cura electrocución y hace inmune a dicho estado por dos turnos)
- Analgésico (cura Molestia)
- Bálsamo revitalizador (+20 PS y ratio x0,2, +10 PM y ratio x0,1, afecta a todos)
- Tónico presto (otorga el estado especial Presto a un aliado. Solo durará una ronda, sin tener en cuenta espíritu. Al tener Presto, en la próxima ronda, el aliado afectado tendrá todos sus turnos concentrados al inicio de la ronda)
- Bomba ruinosa (40 Daño mágico, neutral, golpea a todos, se calcula el daño usando el espíritu)
- Vela maldita (causa Condena (10) a un rival)
- Cristal oscuro (x3) (un objeto similar a un cristal, oscuro y cargado de energía mágica que parece haberse solidificado. Es oscuro y lleno de sombras, y al romperse en pedazos las libera violentamente. 20 daño mágico, elemento oscuridad, utiliz el espíritu para el cálculo de daño)
- Escama de pez (x3) (un trozo de una escama de un monstruo acuático, desprendido del resto. Aunque no lo parezca, alberga grandes cualidades mágicas, y, usado por las manos adecuadas, puede lanzarse para que toda la magia se libere de golpe como una explosión al tocar a un enemigo. 20 Daño mágico, daño de agua; el daño se calcula con el espíritu)
Guiles: 705

 

Con algunos golpes más, Shawka terminó por debilitarse tanto que tuvo que seguir drenando fuerzas de Raif, hasta que... este empezó a colapsar. Lentamente, el amalgama que ambos formaban empezó a descender, poco a poco, cayendo hacia el suelo. Y cuando eso sucedió, las amorfas garras se desprendieron del cuerpo de Raif, que, al perderlas, cayó ya de bruces, impactando con dureza. Desde arriba, las garras recuperaron la forma del dragón que era usualmente Shawka, y flotando en el aire, miró a Raif y dijo, con una voz demoníaca:

—Lo siento, Raif. Se acabó nuestra negociación. Te avisé de que usar vacío de esa forma te causaría problemas... y al final la has cagado hasta el fondo. Una lástima. Tendré que buscarme la vida de otro modo —miró a Kalef, y, antes de emprender el vuelo, musitó—. Que te vaya bien tu dominio de esta patética tierra, principito. No me cabe duda de que tu gente se te acabará echando encima tarde o temprano. Y algún día, un morfomante a los que tanto temes y admiras a la vez te clavará una afilada garra en tu fino cuello. Ojalá fuese yo, pero... hoy no, desde luego.

Y se marchó a toda velocidad, en dirección al sureste. Impertérrito, Kalef la miró y siguió su trayectoria de vuelo, con un gesto extremadamente serio y callado. Y finalmente, alzó la mitad de su boca y exhaló una brevísima risa nasal.

—Me encantaría que lo intentases, monstruo —susurró, casi más para él mismo que para nadie.

Mientras eso sucedía, Jazz empezó a notar, tras la adrenalina del combate, cómo sus fuerzas decaían. Lentamente, él tampoco pudo sostener el vuelo por más tiempo, y terminó cayendo desplomado. Cuando cayó al suelo, empezó a brillar, y cientos de plumas comenzaron a ascender, dejándose arrastrar por el aire. Jazz quedó allí tirado, con su cuerpo humano de nuevo, inconsciente y exhausto, habiendo al menos vuelto a la normalidad. Y Kalef lo miró con una sonrisa triunfante.

Void también estaba exhausto: el despliegue de energía que había acontecido en la batalla le dio una gran fuerza, pero al esfumarse de golpe toda, fue como si perdiese de pronto las fuerzas. Como quien toma café y empieza a notar la falta de cafeína en su cuerpo, el efecto rebote le dio con dureza. Era... como una droga para él, de algún modo. ¿Dijo Shawka que lo que usó Raif era... vacío? Pero él... él era un humano, ¿no? Y el vacío le hizo tremendamente fuerte, permitiéndole incluso transformarse en un monstruo, pero perdiendo a cambio su humanidad... como un morfomante, de alguna manera. El vacío, ¿qué era realmente? Siempre acababa acercándose más a él, pero sin llegar a saberlo todo.

Pero estaba... tan cansado que...

Plof. Él también se desplomó.

Solo Roxy y Kalef quedaron en pie, y el segundo no tardó en, de forma apaciguada y tranquila, caminar hasta su hermano, mirando por el camino a los otros dos. A Void, incluso, lo tocó con la punta del pie para asegurarse de que no se movía. Y luego alcanzó a Raif. Seguía en su forma monstruosa, pero ahora débil, vulnerable y pequeño, y Kalef colocó un pie sobre él. Estaba exhalando sus últimos alientos de vida.

—T-Tú... infeliz... bastardo hijo de puta —susurró, angustiado—. Tu final... llegará pronto.

—... no sé si así sea, hermano. Pero algo está claro. El tuyo ya ha llegado. Mírate. Has tenido que recurrir a esto para siquiera poder desafiarme. Oh, y mira: sin ti, ya tus hombres empiezan a caer como moscas —era cierto: la guerra que acontecía más abajo en la ciudad empezaba a apaciguarse, y los hombres de Kalef ascendían con confianza, retirándose del baño de sangre que habían dejado más abajo—. Y ni con esas, Raif, lo has conseguido. Reconozco que me encantaría poder hacerte algunas preguntas, porque claramente sabes cosas que yo no y que me interesan... pero con tu murciélago mascota habiéndote abandonado, y tú aquí, moribundo, supongo que no podré. No importa. Tengo al niño, que me llevará hasta la chica bégimo, y... al halcón con cuatro patas. Suficiente poder e información en ellos, ¿no te parece?

—... —sin responder, Raif empezó a cerrar los ojos.

Y Kalef suspiró.

—Descansa, Raif. Que te vaya bien en el infierno.

Y el hermano mayor... acabó por perecer, cerrando los ojos para siempre.

Los hombres de la Resistencia no tardaron en acumularse alrededor de su líder, y Kalef, suspirando y sonriendo con satisfacción, señaló a los dos chicos desplomados.

—... tomadlos y encerradlos. Al niño atadlo bien, tiene magia y es peligroso. Ponedle inhibidores magitek por todos lados. Al otro... metedlo en una celda pequeña. Se puede transformar en un pájaro gigante —luego miró a Roxy, y caminó hacia ella. Puso una mano en su hombro y encogió los suyos propios—. Pues... hemos ganado, ¿no, Roxy? La Resistencia gana.

Miró a los otros dos, mientras eran cargados y llevados.

—Ven conmigo, hablemos. Tenemos mucho de que hablar... y tengo muchos planes que igual te interesan. Particularmente... esto.

Y Roxy lo vio. El colgante de Raif, que Kalef debió haber tomado cuando se acercó, colgó de su mano derecha... y con la izquierda, tiró del suyo. Las dos mitades perfectas del orbe se balanceaban ante ella... y sus manos los sujetaron.

—El justo pago por tus servicios, ¿no crees?

Casi por inercia, juntó con sus manos las dos mitades. Encajaban como un puzle. L-Lo había conseguido. Después de tanto tiempo, lo había conseguido.

... pero parecía ser que solo ella y Kalef consiguieron lo que quería. Todos los demás, absolutamente todos en aquella ciudad... perdieron algo en la batalla.


Fin del capítulo 5. Iniciaremos el 6 próximamente. Sois libres de reaccionar entretanto si queréis.

 

Capítulo 6-2: Monstruos encerrados (Void, Jazz y Roxy)
​

Jazz empezó a abrir los ojos poco a poco, y, aunque al principio se le hizo difícil reaccionar y ser consciente de dónde se encontraba, poco a poco se fue dando cuenta. Barrotes... barrotes le rodeaban. Hizo el simple impulso de levantarse, y se dio de bruces con una suerte de techo de metal. A penas cabía en aquella jaula en la que aparentemente había sido encerrado, y ni siquiera acurrucado y casi en posición fetal tenía una postura agradable ahí dentro. No solo eso, sino que sus manos y sus pies estaban inmovilizados, amordazados por una fuerte correa de metal.

Casi se sentía como un mal sueño, todo lo que había pasado en las últimas horas. ¿Acaso fue siquiera real? Recordaba vagamente que un bégimo gigante arrasaba la ciudad, y ese bégimo era Myura, la chica morfomante. Ah, claro. Morfomante.

Como él.

Empezó a recordar por fin, sí. No pudo frenarlo. Era una mezcla de ese dolor intenso que siempre sentía cuando alguna fuente de energía próxima a él le empezaba a horadar la piel y se veía obligado a retener la transformación, junto con una inevitable sensación de desesperación. Verse tan cerca de la muerte... fue el detonante que le faltaba. Así que lo dejó ir, y permitió que la energía fluyese. Desde entonces, supo que se transformó, pero su memoria era borrosa.

Su oído, sin embargo, funcionaba estupendamente.

—... vaya, un gusto volver a verte, hombre bala. Parece que ninguno de los dos fuimos lo bastante rápidos esta vez, ¿eh? Aunque diría que tú estás en una situación un tanto más incómoda.

Jazz miró en la dirección de la que provenía la voz, y lo vio allí, frente a él... en otra jaula. Esta bastante más grande, sí, pero quien estaba en su interior no por ello dejaba de estar bien atado y esposado. Y era un hombre que conocía, sí: aquel muchacho presuntuoso que se creía más veloz que nadie. El soldadito de Elérea, ¿huh? Aidan, el Relámpago Eleano.

Aunque allí, descamisado, sucio y con el pelo pegado al rostro... no estaba en su mejor momento. Y todavía se atrevía a ser sarcástico.

—He oído conversaciones, ¿sabes? Están todos flipando contigo. Como si fueses un nuevo perrito del oh todopoderoso Rey de Fayar. ... dicen que te has convertido en un pájaro con patas. Que eres un morfomante, y uno que no tiene alas ni nada que revele su condición. Nunca lo hubiese dicho, la verdad... aunque joder, si te conviertes en un pájaro haces trampa... así seguro que eres más rápido que yo, ¿no?

Así que ahora le tocaba aguantar a este tipo, ¿eh? Por si no tuviese suficiente castigo... al menos, confirmó lo que seguramente se imaginaba: que estaba ahí porque Kalef, cómo no, le apresó en cuanto supo que era un morfomante, sabrán los Sagrados para qué. A juzgar por la "decoración" que veía a través de los barrotes, claramente estaba encerrado en la base militar eleana... por lo que no se había movido de Sahgwa, ¿eh?

Y Aidan seguía allí, por mucho que lo pudiesen dar por muerto. Kalef sabía jugar bien sus cartas: era un hombre más valioso vivo que muerto, sin duda, siendo un alto cargo eleano.

—Supongo que nos toca hacernos amigos, entonces, pajarillo. No nos queda más remedio. Dime, ¿no podrías acaso transformarte y reventar esa jaula? Si te haces más grande, debería funcionar, ¿no? La verdad es que no sé cómo funciona todo eso de las transformaciones... pero al Kalef este le ponen cachondo, parece. Te has metido en un buen lío, amigo pajarito...

Mira quién fue a hablar. Agh, joder, tendría que aguantarlo, ¿eh?

—Venga, háblame, anda. Ando aburridísimo aquí. Cuéntame algo. Va, va.

... y claramente no se iba a callar, ¿huh?


>> Hablar sobre su morfomancia.
>> Hablar sobre Kalef.
>> Hablar sobre el Imperio.


***


Mientras eso sucedía, otra persona se despertaba en otra jaula, aunque en condiciones algo peores, incluso, que Jazz. Se trataba, claro está, de Void. Le habían dejado con manos y pies extendidas, pegado a una pared. Su cuello, sus manos y sus pies, pues, estaban amordazados por cintas de metal, y colgaba de la pared como un cuadro viejo. Además de eso, barrotes le separaban del exterior, y podía observar varias esferas incrustadas en la jaula en la que se encontraba: inhibidores magitek, ¿eh? Se tomaron muchas molestias por dejarle inhabilitado por completo.

Poco a poco Void fue siendo consciente, y lo primero que notó es que no llevaba la máscara sobre su rostro. Al mirar hacia abajo, la vio allí tirada, pero no podía alcanzarla, claro. Posiblemente solo ese hecho empezó a ponerle nervioso, pero, por suerte, no había nadie allí para verle, de momento. En su mente debía haber un revoltijo de distintos pensamientos y emociones, y pocos sería positivos. Myura... escapó, ¿no? Al menos eso lo sabía. Estaba... con Claire y Tilkin. Debía estar bien.

Pero, ¿él? ¿Dónde estaba? Poco a poco empezó a poder ver con claridad y darse cuenta de cuál era su situación. Kalef le hizo aquello, sí. No sabía bien por qué, pero no le extrañaría. E hizo bien: porque de lo contrario, ese hijo de puta habría sido asesinado en un instante por su magia, posiblemente.

Una voz medio ahogada resonó en ese momento. Una voz familiar, pero quebrada. Destrozada por completo.

—... niñato... ¿te has despertado al fin?

No estaba solo. No, frente a él, en otra jaula, había alguien. Y reconocía la voz. Desde su posición, y por culpa del techo de la jaula, no le veía la cara, solo alcanzaba a verle parte del torso y las piernas; al menos eso implicaría que él tampoco le vería la cara.

Pero Void sabía quién era, sí.

Galio...

—... dime. ¿Es verdad? ¿Es verdad lo que dicen? ¿La Resistencia ha ganado y ha evaporado a Bismarck? ¿Raif... ha muerto?

Raif... otro bastardo. Y posiblemente el famoso jefe de Galio, claro. Hacía mucho tiempo que no sabía de él, y lo único que supo era lo que Claire le dijo: que lo habían retenido, pero que posiblemente vendrían a rescatarlo. O eso previó en un inicio, claro, porque... poco después, la Resistencia vino. Y ni una Profeta pudo prever todo lo que pasaría entonces. Todo el caos, desorden y locura que se aconteció en un instante.

—Dime, joder, ¡dime! —Galio sonaba terriblemente desesperado, sin duda—. Sé que tú estuviste mezclado en eso... ¿¡qué ha pasado ahí fuera, joder!?

Verdaderamente... desesperado.

>> Contarle todo lo que pasó
>> Decir solo que Raif ha muerto
>> Decir que Void mató a Raif personalmente

***


Finalmente, Roxy, la única con la libertad entre sus dedos, se reunió con Kalef tal y como acordaron, antes de emprender la marcha de vuelta a donde vino. Le dijo que tenía planes que quizá podían interesarle, y no tuvo más remedio que aceptar. En el proceso de todo lo sucedido, Jazz y el niño, Void, habían sido apresados... pero ella tenía lo que quería, ¿no? Lo que quería desde el principio: el orbe. El Ojo.

Ya lo había conseguido... misión cumplida. Eso era todo. Todo estaba bien, era como tenía que ser.

¿No?

—Hola, Roxy.

Kalef estaba ahí, sentado frente a ella en un improvisado trono en la base militar eleana que había convertido en su personal palacio temporal. Con corona de oro sobre la cabeza, el chico apoyó su mejilla en un puño, y la miró con una sonrisa complacida. Estaba viviendo su mejor momento, sin duda. Era el Rey que quiso ser desde el principio. Había ganado la guerra con su hermano, su archienemigo, y tenía a Fayar bajo su control.

Y varios rehenes que utilizar a su antojo para seguir manteniendo su posición y expandir sus horizontes, ¿verdad?

—... voy a ser breve, porque imagino que estarás deseando partir. Lo primero es darte, de nuevo, las gracias por el trabajo tan bien hecho que has desempeñado. Sin duda, has sido una pieza fundamental en esta última batalla, y lo llevas siendo desde que te cruzaste en mi camino al trono. Sin ti, no habría sido tan fácil, desde luego.

>> Por eso te he dado lo que buscabas y tanto anhelabas. Lamento el esfuerzo que te ha supuesto conseguirlo; más del previsto, supongo. Pero así han acontecido las cosas, ¿eh? Bueno, vayamos al grano: sé que ahora te marcharás, pero precisamente porque te marchas quiero aclarar algunas cosas. Verás, esa mujer que se "unió" a mi hermano, la morfomante, peleó con otro dragón gigantesco, ¿verdad? No solo érais Jazz, el niño y tú: en la confrontación estaban Tilkin y más gente, ¿a que sí? ¿Por casualidad conoces, pues, a la chica bégimo? ¿O a la que dicen que se la llevó transportándola en una burbuja de luz inmensa? Lo primero que necesito es saber qué sabes tú al respecto... porque puedes tener información que me interese, claro. Información que, por supuesto, pienso compensarte.

La miró, analítico, como siempre hacía. De arriba abajo, escaneada por completo. Y haciendo su "magia", Kalef lo volvió a hacer. Volvió a dar en el clavo de forma escalofriante.

—... porque imagino que si quieres volver al lugar del que provienes, necesitarás un barco, ¿no? Yo puedo dártelo, claro. Pero necesito tu colaboración primero. El Ojo ha sido el pago previo, pero ahora voy a necesitar un poquito más, ¿sí?

Qué listo era, el muy...


>> Contarle lo que sabe sobre Claire y los demás
>> Preguntar primero por Jazz y Void
>> Preguntar primero por Mark

Contenido oculto

Holi chicos, pues aquí estáis, un poco echos mierda como de costumbre, pero sobreviviendo :D (?)
Como veis, todos tenéis ahora conversaciones pendientes, pero os lo planteo así más que nada para ir encauzando los posts poco a poco y no hacer un macro-mega-tochopost. Realmente os doy opciones, pero a diferencia de lo que sucede normalmente, no son obligatorias; podéis decir otra cosa, y podéis preguntar en base a una opción pero sin decir expresamente lo que pone en esa opción. Os ofrezco las opciones porque pienso que son las que más van a ayudar a mover fácilmente la conversación, pero sois libres uwu

En fin... en resumen: a.

​

 

Aidan alzó las cejas, casi sorprendido de que Jazz se mostrase en cierta manera "colaborativo". Posiblemente esperaba el sarcasmo y un par de bromas ácidas, pero no esperaba que le diese cancha para preguntar lo que quisiese. Eso sí, antes de lanzar preguntas, el Titán no dudó en hacer referencia a su comentario previo.

—Mi funeral, ¿eh? Nah, quienes me conozcan saben que no me voy a morir. No así, hombre. ¡Cuando muera, será por algo gordo, de forma heroica! El gran Relámpago Eleano no la palma perdiendo una batalla contra un rey pordiosero; si muero, será para que mi muerte les dé la victoria a nuestros aliados, enfrentándome a un monstruo gigantesco o a una criatura poderosísima, o algo así, seguro. Así que de funeral nada. De todas formas, dame dos días, que estaré en Elérea de vuelta.

Vaya... sí que estaba confiado. Parecía tener muchas esperanzas de salir de allí... pero no dijo nada sobre cómo zafarse. Quizá ese exceso de confianza era solo su manera de lidiar con aquella situación.

—Y ahora sí, pajarito. Aprovechando tu amabilidad, no creas que no te haré preguntas... ¿cómo es que eres morfomante, huh? ¿Desde cuándo tienes esos poderes, desde siempre? ¿De dónde vienes exactamente? Antes te veía como un asesino a sueldo cualquiera, que seguramente nació en la esquina de un callejón o algo así, ¡pero saber que eres el grifo gigante de plumaje blanco me hace verte de otra manera! ¿Qué secretillos escondes, huh? No sé bien cómo funciona esa movida de la morfomancia, así que siéntete libre de contarme. Me gusta escuchar.

>> Tampoco es como si tuviese otra cosa que hacer, ¿eh?


***

Kalef esbozó una sonrisa pícara.

—Eres dura negociando, ¿huh? Me sorprende que te preocupen tanto esa gente, ¿eh? Te creía únicamente interesada en el orbe, no imaginaba que le cogerías aprecio a un asesino a sueldo del que ni siquiera sabíamos que era morfomante y a un niño enmascarado que vete a saber de dónde sale. En fin. Si tanto te importa, te lo diré: a Jazz lo tenemos encerrado a la espera de poder hacer ciertos experimentos en él. Quiero ver si tiene algo especial como morfomante... el poder que desplegó no me pareció del todo normal. Y no solo eso, me gustaría entender de dónde viene y qué información tiene. El papel de asesino silencioso ya se acabó, ahora quiero que lo suelte todo.

>> Respecto al chico, me parece peligroso, nada más. No creas que no sé distinguir la mirada de odio en alguien. Ese niño me quería tan muerto como a Raif, no soy precisamente estúpido; creo que has tenido ocasión de ver eso tú misma, ¿eh? Así que por el momento lo retendré. No solo me servirá para protegerme, sino que puede tener información sobre la chica bégimo. Información que también podrías darme tú, si la tienes... ¿verdad?

Ese tipo, estaba realmente obsesionado con los morfomantes, ¿eh? Desde que vio la transformación de Thorna comenzó a actuar así. Y estaba claro por qué era: Kalef los veía como una suerte de amenaza. Podía controlar la magia gracias a la tecnología magitek y sus inhibidores; podía controlar a los soldados y al pueblo con su labia y con su autoridad; y podía controlar hasta ciudades enteras con la fuerza. Pero, ¿a los morfomantes? No tenía forma alguna de predecirles, de entenderles, de controlarles. Por eso buscaba una de dos opciones: o borrarlos por completo de la escena, o aprender a controlarlos. Pero no se quedaría quiero sin una de esas dos opciones.

—Y eso es todo lo que puedo decirte. No tengo intenciones a priori de dañarles, al menos no a Jazz... siempre que me sea útil, claro. Pero en fin, no debería importarte mucho su integridad, ¿verdad que no? Tienes el orbe, después de todo. Creía que era eso lo que buscabas... ahora, dime, ¿me darás información, o acaso quieres preguntar algo más?

Lo dijo con cierto tono, como si supiese que Roxy preguntaría por algo más. Se creía más listo que nadie, eso seguro... y lo peor era que seguramente lo fuese.

 

Void

Justo al terminar la batalla las fuerzas me abandonaron del todo; caí de lado contra el suelo, y lo último que pude ver antes de que mi visión se volviese completamente oscura fue al bastardo del príncipe sobreviviente.

Cuando volví a ser consciente de mí mismo me encontré desorientado, atado de brazos y pies a una pared, colgado como un adorno; tiré de mis extremidades un par de veces, pero ya fuese porque aún me encontrase débil o porque lo que me retenía era muy resistente, no era capaz de soltarme. Lo que me golpeó como un rayo poco después fue la revelación de que no llevaba mi máscara puesta.

No pude evitar ponerme ansioso, incluso si no parecía haber nadie cerca mío en ese momento, ¿Dónde estaba, quién me la había quitado? Estaba claro que habían visto mi rostro al atarme a este sitio.

Encontré la máscara en el suelo tras unos segundos de desesperación; hecho que no consiguió calmar mi malestar, pero al menos lo disminuyó ligeramente. Aquella ansiedad, sin embargo, había puesto en marcha los mecanismos de mi cabeza, y ahora cientos de pensamientos pasaban por ella, probablemente porque la adrenalina había terminado por despertarme completamente.

Myura, ¿estaría bien? No había sabido nada de ella desde que Claire se la llevó con ella. Confiaba en que estuviese bien, tenía que estar bien. Pero no tenía manera de saberlo hasta que pudiese escapar de aquí. Rebusqué con la mirada por todos los sitios, buscando alguna forma de escapar, mientras la furia contra el culpable de mi encierro —y de todo hasta ahora— volvía a ser palpable. Ese maldito Kalef, si no me hubiese desmayado en ese momento habría acabado con él, y ahora me encontraba amarrado por culpa suya. Si no acababa con él pronto, él sería quién acabaría conmigo.

Y mientras eso pasaba, una voz familiar cortó mis pensamientos. Una que no esperaba oír nunca más, y que tenía un tono diferente al que recordaba.

Galio.

Encerrado en otra jaula en el suelo se encontraba el pirata, a quién no podía verle el rostro, lo que significaba que él no podría ver el mío al menos; no me apetecía que nadie más lo viese. En cualquier caso, el pirata sonaba roto, preguntando por su precioso Bismarck y si era verdad que su líder estaba muerto. Resoplé con sorna al escucharlo; todavía recordaba perfectamente todos los problemas que su banda nos había causado.

Tsk, qué molesto era Galio; no parecía que fuese a callarse hasta que le respondiese.

—Es lo más probable —respondí con sequedad—, le vi caer de más de diez metros de altura e impactar contra el suelo, además de que todos sus soldados fueron eliminados. Terminé en este estado antes de poder ver el desenlace, pero seguramente ese tal Raif esté muerto, no tenía manera de huir y el inmundo de su hermano se veía deseoso de matarlo —dije, arrastrando mis palabras al mencionar a Kalef.

 

Aidan suspiró, reflexivo, ante la primera frase de Jazz.

—O sea, que es algo que de pronto le sale a uno, ¿eh? Como cuando crecen los pelos ahí abajo: la primera vez que pasa es raro, incómodo, y muchas veces no quieres que nadie se entere... pero es parte de ti, y aunque puedes intentar arrancártelo, duele hacerlo —era... una metáfora curiosa, desde luego. Con una media sonrisa, el Rayo miró a Jazz—. Aunque qué te voy a contar yo de intentar arrancar nada, ¿eh? Seguro que te has pasado mucho tiempo conteniendo eso. No sabía que era siquiera posible, ser morfomante sin signos de ello, y sin tener transformaciones en tanto tiempo.

Luego Jazz hizo la otra pregunta, y Aidan se sonrojó casi por instinto, pero al momento volvió a sonreír.

—Buh, veo que a alguien le gusta hurgar en los pasatiempos de otro, ¿eh? Je, pues sí, me gusta escribir. Lo hago como una especie de desahogo, también. El mundo está demasiado lleno de mierda, y cuando uno escribe, puede cambiar eso, ¿no? Puedo escribir mundos donde las cosas salen bien, donde el héroe gana. Nada de complots de un Imperio para tumbar árboles milenarios, nada de guerras entre hermanos, nada de ángeles y demonios. Solo un héroe, alguien a quien rescatar, un villano, una pelea, y una victoria. Y fueron felices para siempre. Me gustan las cosas así de simples, así de fáciles. El mundo debería ser así. Simple y fácil.

Rio, de forma ciertamente amarga.

—Pero míranos. Claramente no lo es, ¿eh? —sus ojos analizaron a Jazz de arriba abajo, reflexivo—. Hey, coletitas, tomo el relevo de nuevo. Tengo más preguntas. Siempre he escuchado que lo de la morfomancia es hereditario, ¿sabes? Se habla poco del tema, pero por lo que sé, así funciona. Uno viene de padres o madres que o bien son morfomantes, o tienen magia, o algo similar. Entonces, ahí va la pregunta: ¿de dónde sales tú, eh? Si tu morfomancia es tan rara y distinta, sin signos visibles y tal, estoy seguro de que vienes de un sitio especial. De que tus poderes no son normales por algo, ¿no? En esta vida, por jodida que sea, todo suele tener una explicación muy clara... ¿cuál es tu explicación, entonces?



***

El silencio se hizo cuando Void le dijo aquello a Galio. No podía verle del todo bien desde su posición, pero Void sabía que estaba ahí: y, sin embargo, no dijo nada.

Tardó un par de minutos siquiera en responder. Y su voz sonaba totalmente quebrada, totalmente rota, cuando habló. Void había conocido poco a ese tipo, pero, desde luego, no parecía el tipo de hombre que se tomaría las cosas de esa manera. No parecía el tipo de hombre que se sentiría abatido completamente por una derrota. No parecía... ser así de vulnerable.

Y con todo, cuando habló, dejó claro que lo era.

—... B-Bismarck ha... perdido. Raif ha muerto. ¿Raif ha muerto? ... no, joder, ¡no!

Gritó, pero no lo hizo con ira. Su voz sonaba totalmente desesperada. Se notaba en cada palabra que, en la larga estancia apresado que llevaba Galio, sus esperanzas habían ido reduciéndose más y más. Y tenía sentido: fue apresado primero por el Imperio, pero luego llegó la Resistencia, dándole a entender que lo tomaron todo. Escuchó los rumores de la llegada de Bismarck, y creyó que, quizá, se salvaría al fin y todos sus planes volverían a reanudarse, pero... pronto descubrió no solo que Raif, su jefe, había muerto, sino que con él, todo el grupo lo hzio. En el sentido literal y figurado.

Sus compañeros, sus amigos, sus camaradas... muertos. Su grupo, roto. Sus aspiraciones, reducidas a cenizas. Todo por lo que llevaba prácticamente toda la vida luchando se desintegró delante de sus narices.

—... nada tiene sentido ya, ¿verdad? —musitó. El hilo de voz sonó apagado, completamente apagado. Como un susurro entre la noche—. Todo está perdido. Todo se ha ido a la mierda.

Y esa fue la última vez que Void le escuchó hablar. Luego, se hizo el silencio. Y Void escuchó ruidos, indicación de que Galio andaba trasteando con los barrotes. Quizá golpeándolos con ira, quién sabe. No podía verlo. Tampoco oírlo. Y pronto, el silencio más absoluto llegó, y ni siquiera lo escuchó dar vueltas por su celda.


***

Kalef alzó una ceja ante aquellas palabras, y le dedicó a Roxy una mirada algo desconcertante. Sonreía, sí, pero su sonrisa parecía, en cierto modo, llena de ira.

—No necesito que finjas, Roxy. Ni yo te considero una amiga, o siquiera una soldado fiel, ni tú me consideras a mí un aliado. Solo y exclusivamente me apoyas porque te convenía, así como yo te he dado la mano porque me convenía a mí. No soy estúpido; conseguido tu propósito, nada te queda por conseguir de mí, ¿no? El barco, y nada más. Y no soy idiota, repito: ¿crees que no sé que podrías conseguir un barco o alguna otra forma de transporte de una u otra manera? Claro que sí. Si te ofrecen cualquier otra forma de marchar, no dudarías en clavarme un cuchillo en la espalda. Pero, a diferencia de Raif, yo soy más... ágil para esas cosas. Cuando tú me pones un cuchillo a la espalda, yo ya tengo tres apuntándote.

Al mirar de reojo, Roxy se percató de que a su alrededor había numerosos hombres, en cada puerta de aquella sala, todos portando armamento magitek. Kalef estaba sonriendo, sí, pero estaba siendo severo, directo y bastante dominante. Quería dejarle claro a Roxy que no era su amigo. Pero también, que no iba a dejarse engañar. Manipularle no sería fácil, si es que alguna vez fue una opción.

Kalef miró sus uñas con cierto desinterés, y luego dijo, sin alzar los ojos en su dirección:

—... pero bueno, lo que no puedo negar es que tu ayuda fue totalmente imprescindible, y nunca te lo he ocultado, ¿verdad que no? Por eso no te he encerrado y atado. Por eso te he dado el orbe. Por eso te ofrezco un barco. Solo no te columpies demasiado, ¿vale? Mi confianza no implica que baje la guardia.

Se aclaró la voz, y la miró, manos ahora a la espalda.

—Sobre Mark. Claro que está bien. Me he encargado de que reciba los cuidados necesarios, así que ahora estará en nuestra particular enfermería provisional. Me voy a reunir con él pronto, de hecho; quiero que sea el Capitán de mi guardia.

Kalef esbozó otra sonrisa, pero, esta vez, fue algo más genuina. Era curioso: de verdad se veía que a Kalef le importaba Mark. Hacia él sí mostraba un sentimiento genuinamente puro y sincero de amistad. Pero, al mismo tiempo, era imposible olvidar cómo no pareció importarle su vida unas horas antes, cuando Raif le amenazó con matarle. En el fondo, para Kalef era muy sencillo, y era una lógica muy clara: Mark le importaba mucho, y de verdad lo consideraba su amigo y se preocupaba por él. De no ser así, ni se plantearía nombrarlo capitán, pues claramente no era el mejor candidato para elllo. De no ser por eso, seguramente ni se habría molestado en darle ayuda médica y volcar sus esfuerzos en que se recuperase.

... pero por mucho que le importase, a Kalef le importaba más el éxito de su empresa, la conquista de Fayar. Kalef prefería perder a su único amigo antes que perder su Reino. Su forma de pensar era lógica, metódica, y muy, muy fría. Pero para él tenía sentido: era cuestión de prioridades... y preferir el Reino a la amistad no implicaba que no sintiese la segunda. Por muy desalmado que pudiese sonar a oídos de otros.

—... imagino que querrás verle, ¿no? Adelante. Ve —le dijo, para sorpresa de Roxy—. Conste que no te lo permito a ti; se lo permito a él. Porque Mark, posiblemente, esté deseando saber cómo estás. Así que vamos, puedes ir. Está por allí, por esa puerta.

>> Cuando terminéis, venid a verme. Ya seguiremos hablando los tres luego, ¿sí?

Dicho y hecho, Roxy salió del lugar escoltada por decenas de hombres (realmente Kalef se fiaba poco de ella, ¿eh?), y llegó donde Mark se encontraba. Su brazo protésico parecía haber sido pulido y restaurado. Su cuerpo, lleno de vendas y pomadas, parecía estar sanándose, y se encontraba descamisado y cubierto por aquellas por todas partes. Incluso tenía una suerte de tirita cubriéndole gran parte del rostro.

Cuando vio a Roxy, sus ojos se iluminaron, y esbozó una gran sonrisa. Una que, sin embargo, parecía cargada de tristeza. Por eso a la chica no le extrañó que cuando habló lo hizo con un tono algo melancólico y entristecido, si bien con un deje de alivio, posiblemente por ver a Roxy sana y salva.

—Hombre, Rox... qué alegría verte. Estás igual de guapa que siempre, ¿eh?

Suspiró, y su sonrisa poco a poco se fue borrando.

—Han sido unos... días jodidos, ¿eh? Espero que la pequeña ratilla esté bien, por cierto. Parece que de los tres he sido yo el que peor parte se ha llevado, ¿eh? Esos cabrones de Bismarck me trataron como la mierda. Pero no esperaba menos, a decir verdad... el hijo de puta de Raif es un cabrón.

>> O, bueno, supongo que la palabra correcta es "era". Me he... enterado de lo que ha pasado. Hemos ganado, ¿eh? La Resiste-... Kalef ha ganado.

Aquello lo dijo de forma extraña, apagada. Se interrumpió a sí mismo cuando iba a decir que la Resistencia ganó, y se corrigió. Había ganado Kalef, no el grupo, ¿eh? ¿Era eso lo que quiso decir?

—... he escuchado todo tipo de cosas sobre lo que ha pasado en mi ausencia, ¿sabes? Sobre los morfomantes, sobre lo que ha pasado con esta ciudad, sobre Kalef. Sobre sus ideas, sobre su reinado. Qué gracia que... me plantee tantas cosas ahora que lo veo gobernar, no sé. Estuvo dispuesto a vender mi vida, así que supongo que es por eso por lo que siento esto, ¿no? Una especie de... ¿decepción? Seguramente estoy molesto, nada más. Molesto con Kalef porque esperaba que me elegiría a mí... pero lo entiendo, ¿eh? Lo entiendo. Entiendo que su causa es más importante, sí. En aquel escenario, no podía permitir que Raif me usase como chantaje, y estoy de acuerdo en lo que decidió, pero... no sé, joder, no sé. Tengo la cabeza hecha un lío.

Con su mano útil, tamborileó ligeramente sobre la mesa de observaciones improvisada en la que estaba sentado, y suspiró.

—Bueno, ahora estoy bien, estoy en casa, ¿no? Y estoy con la Resistencia de nuevo. Y hemos ganado. Todo va... muy bien. Todo va como siempre había querido que fuese, ¿no?

¿Por qué se sentía que aquello parecía más un autoconvencimiento, como si intentase imponerse a sí mismo esas ideas, que como un pensamiento propio?

—Kalef quiere verme, ¿no? Los enfermeros que me han atendido me lo han dicho. También me han dicho que puedo sentirme como en casa, que soy libre de moverme por aquí. Todo un honor, desde luego —comentó, con cierta ironía—. Iré con Kalef, pero... la verdad es que antes me gustaría ir a otro sitio. ¿Me acompañarías, Rox? Quiero ir a ver a un viejo amigo...

 

Mark y Roxy, así, caminaron por un tiempo por la base militar eleana, ahora infestada de miembros de la Resistencia. Por el camino, Mark casi no habló: su mano hábil se escondía en su bolsillo, y caminaba con una leve cojera, posiblemente secuela por todas las heridas y tratos vejatorios recibidos. El pobre Mark... cuando lo conoció era un tipo desenfadado, demasiado orgulloso y creído quizá, pero con un claro buen corazón y muchísimo entusiasmo por seguir una causa que creía justa. Y como consecuencia de seguir con uñas y dientes aquella causa, perdió un brazo, sufrió todo tipo de golpes y torturas, quedó con una cojera, y su buen ánimo, en general, quedó roto. Cuando conseguía lo que se proponía, ahora... seguramente se preguntaría si mereció la pena.

Si era eso lo que quería. Si hizo bien.

—... sabes a quién voy a ver, ¿no? —alzó la voz de pronto, aún caminando por el pasillo, entre guardias armados. Todos conocían a Mark, claro: iba a ser nombrado Capitán por una razón, después de todo. Sería quizá un soldado algo mediocre y demasiado poco estratégico o inteligente, pero algo tenía, desde luego: y era un gran don para conquistar el corazón de la gente. Para conectar con los demás. Eso era algo que un buen líder necesitaba. Algo que, quizá, Kalef no tenía tan fácil—. A Galio. Ya sabes, el musculitos de Bismarck. Resulta estar vivo, y según me he enterado, lleva cautivo desde hace mucho, primero por los eleanos y ahora por la Resistencia.

>> Pese a todo... Galio era mi amigo, ¿sabes? Y por mucho que me apetezca continuamente coserle la cara a golpes, no dejo de pensar en él como un amigo. Vivimos mucho tiempo juntos en el barrio bajo de Ayra, y... ambos sufrimos juntos lo que supuso la invasión de Elérea. Pero... su familia se llevó la peor parte. El Imperio los mató a todos, delante suya, y... desde entonces, bueno. Ya viste cómo acabó. Queriendo no solo reconquistar Fayar, sino el mundo entero. Buscando lo que Bismarck buscaba: la venganza, y devolverle por dos el daño sufrido al Imperio. No... no comparto esa forma de verlo, pero lo entiendo. Y por eso quiero hablar con él, ahora que todo ha terminado. Creo que si le hago entrar en razón, quizá... se nos una. Porque le conozco, y sé que lo que siente es un profundo rencor en su interior, nada más. Pero si logro hablar con él... creo que podría saber cómo llegar a él, ¿sabes?

Casi parecía desesperado, en cierta forma. Desesperado por encontrar un apoyo, alguien que le ayudase en momentos difíciles. Alguien como Galio, que representaba su pasado y su lucha, de algún modo. Estaba buscándolo con todas sus fuerzas.

Por eso no esperó para nada la imagen que encontraron cuando entraron en la celda.

A un lado, en una jaula y bien atado y rodeado de nodos magitek, estaba Void, aunque Roxy no pudo ver mucho más allá de sus pies. Pero lo que destacaba allí, sin duda, era la jaula frente a esta. Entre barrotes, se encontraba Galio... en un estado que dejó a Mark completamente inmovilizado. Los ojos de Mark quedaron desencajados al ver la escena, y siguió con estos el leve balanceo.

El balanceo del cuerpo sin vida de Galio.

El hombre estaba colgado de la parte más alta de los barrotes, atado alrededor de su cuello una tela que parecía ser una suerte de sábana o camisa. Poco importaba: lo importante era que aquello no dejaba lugar a dudas: Galio se había quitado la vida ahí mismo. Se había... suicidado, hacía escasos minutos. Sus ojos aún estaban abiertos, el rostro humedecido por lágrimas.

—G-Galio... ¿p-por qué?

Mark cayó sobre sus rodillas, impactado.

—G-Gilipollas... —susurró—. No todo se había perdido, imbécil. ¡¿Por qué has tenido que hacer eso, por una mierda de causa que no iba a arreglar nada?!

Los gritos de Mark atrajeron a soldados, que pronto se encargaron de avisar a Kalef y retirar el cuerpo. Casi tuvieron que llevarse a Mark de allí a rastras, pues apenas se movía... y Roxy no pudo sino seguir al grueso de la gente, dejando allí a Void, solo, en la sala vacía...


***


Poco después, Roxy se vio a sí misma rodeada de soldados, todos congregados alrededor de Kalef, en su sala del trono. Se encontraba hablando con Mark, en una especie de audiencia en la que se resolverían los asuntos pendientes, y donde, probablemente, Kalef nombraría a Mark su Capitán. Ella, y el resto de soldados, parecían estar más como audiencia que otra cosa. Pero Roxy no pudo evitar notar entre los miembros de la Resistencia ciertas caras largas. Claro... era muy probable que muchos de esos soldados viniesen del mismo sitio que Mark. Y que, por extensión, también conociesen a Galio. No debían estar muy contentos con su pérdida, por mucho que fuesen técnicamente enemigos.

Kalef, sin embargo, no reaccionó con demasiada empatía.

—Ah, ¿se ha suicidado? —dijo, al contárselo Mark, delante de todos. Los ojos del futuro capitán estaban apagados, mirando a un punto fijo en el suelo—. Bien. Supongo que eso nos quita un problema de encima. Habría sido más costoso y complicado decidir qué hacer con él y tener que matarlo nosotros mismos... ¿no te parece?

Esas palabras hicieron que Mark alzase la cabeza lentamente, y sus ojos pasaron del vacío a la más pura sorpresa e indignación. No tardó en interrumpir lo siguiente que Kalef estuvo a punto de decir, y expresó con vehemencia:

—¿Así hablas de Galio, Kalef? Era parte del enemigo, sí... pero te recuerdo que lo que buscaba, tanto él como el resto de Bismarck, era algo muy parecido: superar el yugo de Elérea. Además, Galio era mi amigo, era amigo de muchos de los aquí presentes. Podría haber llegado a ser nuestro aliado si lo convencíamos. ¿Y tú pensabas matarlo igualmente?

—... —los ojos amarillos de Kalef no se fruncieron, ni expresaron nada más allá de la mera indiferencia. Silencioso, serio, los clavó en Mark durante unos segundos. Y, luego, colocó una mano en su hombro de forma amistosa, esbozando una sonrisa tranquila—. La verdad, sí. Mark, entiendo lo que dices, era tu amigo. Pero era. Se convirtió en nuestro enemigo, y hasta donde sé, estuvo a punto de matarte en una ocasión, en Laahr, ¿no es así? Si se ha sucidado es porque no soportó perder, no soportó quedar sin nada para lo que luchar. Y alguien así no cambiaría de opinión fácilmente. Además de que alguien así no merece estar en nuestras filas. Es demasiado débil... a saber cuándo se volvía en nuestra contra. No. Muerto está bien. Siento tu pérdida, compañero, pero tengo que ser práctico.

—Práctico...

Repitió aquellas palabras, con un susurro... y luego calló. Y dejó que Kalef siguiese hablando. Con toda naturalidad y tranquilidad, completamente indiferente a la muerte de Galio, a los sentimientos de Mark, o al malestar general entre la mayoría de sus hombres.

—Bueno, vayamos a lo realmente importante. Como bien sabréis, hemos ganado la última batalla contra Bismarck y, con ello, hemos terminado de conquistar toda Fayar. Ahora, soy el Rey absoluto de la misma... y como tal, tengo que empezar a hacer ciertas estructuraciones y a ir estableciendo un orden claro y una forma de gobierno estable. Y para ello, como primer paso, quiero configurar mi ejército de forma oficial. Por eso... Mark, te nombraré a ti Capitán del mismo.

—¿Ca-Capitán?

Kalef asintió, sonriente y emocionado.

—Exacto. Sé que no eres la persona con más experiencia militar, pero sí has sido siempre mi mano derecha. Por eso, tengo altas expectativas en ti. Eres alguien fiel y leal, en quien se puede confiar. Alguien que lo daría todo por ayudar a su pueblo. Alguien que tiene el cariño y el respeto de todos los demás integrantes de mi ejército. No tengo duda de que serás un buen líder... y me aseguraré de dejar a tu lado a hombres que suplan las áreas en las que lo necesites.

Aquellas palabras helaron a Mark. Por su mente, decenas de pensamientos pasaron: "alguien que lo daría todo para ayudar a su pueblo". "Alguien que tiene el cariño y el respeto de todos". "Un buen líder".

Y por eso, cuando Kalef alzó su mano hábil en señal de celebración, él casi ni reaccionó. Quedó helado, con el brazo flojo, estático.

—¡Saludad, pues, al nuevo líder del ejército!

Un aplauso se sucedió, si bien algo apático y forzado. Y al terminar, Kalef quedó frente a Mark, puso ambas manos en sus hombros, y le miró de cerca.

—¿Y bien, Mark? ¿Estás preparado para ayudarme a liberar a Fayar de todas las amenazas que puedan surgir?

—... sí —terminó diciendo, alzando lentamente la mirada—. Estoy preparado.

Y sucedió. Los ojos amarillos vibraron, y Kalef contuvo el aliento, casi ahogado. Al mirar hacia abajo, notó la sangre brotando de su estómago. Mark, cuchillo en mano, le había apuñalado ahí mismo. Y las lágrimas resbalaban de sus ojos.

La conmoción se sucedió, y al ver aquello, varios hombres sacaron rápidamente sus armas. Sin embargo, se vieron abruptamente detenidos. Detenidos por las armas de otros de los soldados de la Resistencia, que les apuntaron, impidiendo que nadie saltase contra Mark.

Había gente que le era más fiel a él. Mucha más gente.

—M-Mark... t-traidor... ¿cómo has podido...?

Con un hilillo de voz, Kalef apretó con fuerza la camisa de Mark, intentando apartarlo, pero este no se detuvo. Extrajo el cuchillo, y dio otra puñalada, ocultando su mirada mientras lo hacía. Luego otra, y otra, y otra. Cuando llevó más de cinco, Kalef acabó cayendo al suelo, y Mark soltó el cuchillo de golpe.

Desde arriba, Mark le miró. Los ojos de Kalef brillaban con su último soplo de vida. La corona, cayendo de su cabeza, rodó por el suelo.

—... lo siento, Kalef. L-Lo siento de verdad. Pero no puedo permitir que esto siga, yo... no me sentiría tranquilo conmigo mismo si lo permito. Tú lo has dicho. Fayar se merece a alguien que lo dé todo por su pueblo, alguien que se haga respetar y que respete a los demás, alguien leal, fiel. Y tú... tú no eres nada de eso. El poder te ha vuelto... loco por completo, Kalef. O no sé si siempre fuiste así, quizá. Pero esto que estás construyendo, esa corona que te has puesto a la cabeza... no representan a Fayar. No son la Fayar con la que ni yo ni ninguno de mis compañeros soñamos, no es la Fayar por la que luchamos. Es tu Fayar. No la nuestra.

>> Y tú mismo lo has dicho. Tengo que ser práctico.

Tras eso, Mark caminó hasta arroparse por sus compañeros. Algunos soldados corrieron a socorrer a Kalef, cuando ya era demasiado tarde para salvarle, pero... la mayoría se acercó a Mark, le rodeó, le animaron y le agradecieron. Pero él, sin embargo, no dijo nada más. Solo centró su mirada en el vacío, y la fue moviendo, poco a poco, hasta que... sus ojos acabaron clavados en Roxy. Y, pese a las lágrimas, esbozó una sonrisa. Una sonrisa que, de algún modo, desprendía una profunda sensación de alivio.

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Well, dejo hueco para que postees si quieres, y lo mismo con Gigi y Juanjo, y luego seguimos, que ya terminamos esta parte de story uwu

 

Void

Jamás lo admitiría, pero por un momento Galio me dió pena. Le odiaba, sí, pero no se acercaba al nivel de lo que sentía por Kalef, y escucharlo tan roto y desesperado me recordó a lo que sentí cuando atacaron a Myura.

Estuve igual que él, destrozado y sollozando. Hice un esfuerzo consciente por recordarme que era Galio, y ningún tipo de consuelo o palabras de apoyo salieron de mi boca, tampoco le dí demasiada de mi compasión, pero no pude evitar tener un poco aún así. El proyectarme en su aparente dolor y compararlo con el que había sufrido hasta hace poco.

Sólo pude ver en silencio cómo desaparecía de mi campo de visión, con los ruidos metálicos de los barrotes como el único sonido que llenaba la habitación, hasta que poco después incluso eso desapareció.

No volví a hablar con Galio después de eso. Y no esperaba que aquella iba a ser la última vez que lo hiciese.

No supe cuánto pasó desde entonces, cuánto intenté zafarme del agarre que me aprisionaba al muro, inútilmente, hasta que llegaron visitas.

En cuanto escuché el primer sonido me retorcí instintivamente cuál gusano, tratando de ocultar mi rostro de alguna manera, agitándome y moviéndome de un lado al otro.

No podía ver sus rostros sin embargo, tal y como con Galio, y esperaba que al igual que él, ellos no pudiesen ver mi rostro. De hecho, no parecían prestarme atención. Habían venido a hablar con el pirata, aunque el alivio se desquebrajó cuando escuché aquellos nuevos gritos de una voz que no conocía.

Le gritaba a Galio; le gritaba de tal manera y con aquellas palabras, como si...

Se volvió claro cuando pude ver, aunque con dificultad y sólo a partes, cómo se llevaban el cuerpo del pirata, inerte.

¿S-Se había suicidado...?

Aquello fue un verdadero shock. No porque albergase algún sentimiento por el pirata, sino porque rompió por completo la imagen que tenía de él. Incluso cuando lo había visto roto y había escuchado todos sus llantos y sollozos, su voz quebrada y vacía, jamás me esperé que decidiese quitarse la vida.

En mi mente, algo así era imposible para ese pirata bravucón, idiota y orgulloso. Su muerte, por algún motivo, me había dejado un enorme sentimiento de vacío, cuyo origen era incapaz de explicar.

 

Mark tardó unos segundos en reaccionar, rodeado por todos los soldados, por Roxy, con las manos ensangrentadas, el cuchillo en la mano... era, quizá, demasiado para él. Por eso, cuando Roxy le habló, en un inicio ni siquiera contestó, ni siquiera se movió. Estaba paralizado, seguramente por el miedo. Había hecho algo que, si bien muchos considerarían como lo correcto, para él no dejaba de ser una traición, en cierto modo, a su amigo. Porque Kalef era su amigo.

Con todo, cuando reaccionó, esbozó una sonrisa débil y dijo:

—¿... corona? Nah... que le jodan a la mierda de corona esa —dijo, mirándola de reojo, en el suelo. La sangre de Kalef se empezaba a extender, alcanzándola poco a poco y tiñendo el dorado con el rojo cobrizo de la sustancia. Mark apartó pronto la mirada—. No sé... qué va a pasar ahora con nosotros. Con Fayar y todo eso. La verdad, ni idea. Pero... nos las apañaremos, supongo. Siempre lo he hecho, ¿no? He sabido ganarme la vida y sacarme las castañas del fuego yo solo siempre. Así que ahora sabré hacerlo también. Sobre todo porque tengo a gente que me apoya; ahora ni siquiera tendré que hacerlo yo solo.

Desvió los ojos oscuros, pasando por las pupilas de Roxy. Y su gesto lentamente se fue arqueando hasta formar una sonrisa.

—Tus putos ojos, ¿huh? Todo lo que hemos vivido, y sigo sin poder saber qué mierdas piensas, qué hay detrás de ellos. Pero... siguen siendo igual de hermosos que el primer día.

Quedó así, mirándola por un tiempo, obnubilado con su presencia, o quizá simplemente aún agitado por las emociones que estaba viviendo a raíz de su repentina rebelión. Y tal vez por la mirada incisiva de Mark, tal vez por la agitación de todo lo sucedido, tal vez por sentirse, de algún modo, feliz por el chaval... Roxy empezó a sentir un leve mareo, y una voz rebotando en su cabeza.


Tu objetivo es solo uno, no lo olvides: conseguir el Ojo de Shinryu de Fayar. Cuando lo hagas, tráelo de vuelta, a Garladia, a Ragnarok, ¿sí? Nada más importa. Nada más.


La voz que retumbó en su cabeza era femenina. Las palabras eran algo arrastradas, pronunciadas con lentitud, pero, a la vez, su voz era alta y severa, firme. Roxy no le ponía rostro a aquella voz en su mente, pero sí nombre. O, al menos, título. Y es que recordó quién se las dijo, sí...

"La Soberana".

Volver a Garladia, a Ragnarok. Volver y llevar el Ojo. Ese era su objetivo, sí. Lo tenía claro. Lo sabía. Pero, con todo, al surgir esos pensamientos en su cabeza, Mark alzó la voz, y eso la hizo salir de esa especie de trance.

—Así que... ya tienes lo que quieres, me parece, ¿no? Ahora volverás a casa, sea donde sea eso, y listo. Y después... ¿qué, huh? ¿Qué harás después?

Y aquella pregunta era una para la que Roxy nunca podría encontrar respuesta. En su mente no se contempló nunca lo que pasaría después. Se decía a sí misma a veces que ya surgiría otra misión, que no tenía por qué pensar en eso y que únicamente se debía centrar en su objetivo actual. Usualmente, no pensaba en el futuro más lejano, y si lo hacía, era como si su mente borrase todos aquellos pensamientos en un instante y la volviese a centrar en lo que tenía delante. Pero aquella vez las palabras de Mark... de alguna manera horadaron esa pequeña coraza.

Y sintió un pinchazo profundo en su cabeza. En su mente.

—... bueno —terminó diciendo el hombre, al notar que Roxy estaba extraña, y alzó el hombro del brazo de madera para poner este sobre el hombro de la chica—, ven conmigo, Roxy. Quiero hacer algo antes de que te vayas. Ahora que Kalef está... ahora que somos libres.

***

Aidan no pudo evitar arrugar el ceño, con algo de decepción entremezclada con sorpresa y admiración. Un cóctel de emociones, que terminaron acumulándose en ese movimiento de cejas.

—Huh, ¿quince putos años sin transformarte? Madre mía, yo pensaba que algo así era imposible. He leído un par de veces que a la mayoría de morfomantes les cuesta dominar sus poderes al principio, y a veces las transformaciones suceden "solas", sin poder evitarlo. Y también he leído que, aunque se controle, si uno pasa mucho tiempo sin transformarse, acaba sintiendo dolores fuertes en todo su cuerpo cuando este le "pida" liberarse. Imagino que tiene que ser como tener un retortijón, pero cien veces peor. Ugh, qué horrible.

Luego alzó los ojos, sonriendo ligeramente por su especie de "broma", y siguió diciendo:

—... debió ser jodido, pues, pasar tanto tiempo conteniendo eso, ¿eh? Debe ser jodida la situación entera, para qué mentir. No creo que a nadie le guste eso de transformarse en criaturas raras, la verdad. Sobre todo no cuando los demás os miran con miedo y con extrañeza. Sin embargo, a riesgo de que no sirva para una mierda, lo voy a decir igual: yo pienso que es una pasada. Que bien utilizado, es un pedazo de poder. Y que le jodan a quienes piensen que eres raro o algo, ¿sabes? Todos somos raros. ¡Yo escribo cuentecitos, qué quieres que te diga! Cada uno tenemos lo nuestro. La diferencia es que lo "especial" que tenemos muchos es una tontería... y sin embargo, lo "especial" que tienes tú te da mil posibilidades. Como, no sé, volar. Puedes volar, cosa que ya quisieran muchos, yo incluido. Puedes defender a quienes te importan con tu transformación, también, ¡he oído que les diste una buena a los de Bismarck con tu pajarito gigantesco! ... vale, eso sonó algo raro, ¡pero se entiende el punto!

Suspiró después de eso, agachando la mirada.

—Sobre ser Titán... bueno, sí, he visto muchas cosas jodidas. Aunque hasta hace relativamente poco el trabajo era tranquilo, la verdad. Patrullar la ciudad, exterminar un par de monstruos, y comerme unas buenas rosas de Yggdrassil como recompensa que me daba a mí mismo. Una vida tranquila, aunque mi responsabilidad fuese muy grande. Supongo que siendo militar, mientras el Imperio estuviese en paz, yo estaría en paz. Pero... bueno, sabrás la que se ha liado, claro. Y desde entonces he ido en picado. Si te contase todo lo que he vivido en los últimos meses, ¡esta es la segunda vez que estoy en una celda! Y también te digo, me libré de una, así que me libraré de dos. Eso seguro.

Decía eso, pero tan atado como estaban ambos... ¿cuál era exactamente el plan? Podían seguir allí días, quizá semanas, meses. Quién sabe qué harían con ellos, especialmente con Jazz. A Aidan seguramente lo querrían utilizar como moneda de cambio con el Imperio, y, ¿a él? A él le harían cualquier cosa, a saber. Experimentos de todo tipo, seguramente, porque ese Kalef estaba loco... y su locura se volcaba sobre los morfomantes. Sobre gente como él.

Y fue entonces cuando los rostros de ambos hombres se giraron hacia la puerta de la sala. Porque escucharon un ruido, alguien abriendo la puerta. Y ambos, seguramente, pensaban que la Resistencia vendría a llevárselos para quién sabe qué. Pero no.

La Resistencia vino. Pero no para eso.

—Hombre, soldaditos —dijo, socarrón, Aidan. Y Jazz no tardó en identificar al que comandaba aquella cuadrilla, pese a que Aidan no tuviese ni idea de quién era él. Aquel tipo era... Mark. Luego, los ojos de Aidan se centraron en la chica que venía con el grupo: Roxy. A ella si la conocía—. Ah, y ella ahora está con la Resistencia. Genial. Pensaba que eras amiga del coletitas emplumado aquí presente.

Mark le miró, pero luego dirigió la mirada a Jazz, se agachó, e introdujo una llave en la puerta de su jaula, liberándolo. Incluso le ofreció una mano para ayudarle a salir de allí. La mirada oscura de Mark se clavó en él mientras salía, y al rato de mantener contacto visual, la terminó agachando. Pronunció las palabras en tono algo bajo.

—Y es su amiga. Por eso hago esto —puso su mano en el hombro de Jazz y le miró con genuina preocupación, y también... con algo de remordimientos. Como si él se sintiese culpable de su situación—. Jazz, Kalef ya no es una amenaza. Ya... ya no está. Así que eres libre. Lo único que te voy a pedir es que no hagas daño a Sahgwa, al ejército de la Resistencia o a Fayar, ¿sí? El culpable de tu situación ya... ha pagado.

Luego se giró y andó hasta quedar frente a Aidan.

—Ahora es cuando me liberas a mí, ¿no?

Y Mark suspiró. Casi ni podía mirarle a los ojos.

—Mira, eres un Titán de Elérea, ¿sabes? El Imperio que jodió la vida de mi familia, de la de mi amigo Galio y tantos otros fayenses. Y créeme, una parte de mí disfrutaría torturándote hasta que pidas clemencia. Pero otra parte de mí... me dice que no te puedo culpar de lo que ha hecho tu Imperio. Igual que Fayar no es lo que Kalef ha hecho en su nombre, Elérea quizá no es lo que el Emperador ha hecho en su nombre, ¿huh?

>> Así que haremos algo, Rayito.

—Relampaguito, en realidad —corrigió Aidan.

—... no me hagas pensarme dos veces esto —susurró para sí mismo, para luego volver a alzar la voz—. Voy a liberarte, y haré que un puñado de soldados te escolten hasta el portón del sur. Con medidas de seguridad, claro: sigo sin fiarme del todo por mucho que no quiera retenerte aquí. Irás a Elérea e informarás al Emperador del deseo de Fayar de cesar hostilidades. Solo queremos nuestra independencia. Si tu Emperador quiere escuchar... Fayar estará dispuesta a negociar.

Mark hablaba todo el tiempo de que "Fayar" haría esto o aquello. Como si quisiese evitar decir que él, como representante, sería el que lo hacía. Pero era perfectamente consciente de que, en aquel momento, no existía otra persona que pudiese desempeñar ese cargo. Solo él.

Y quizá simplemente no quería asumirlo.

—De todas formas —siguió diciendo, algo sombrío—, creo que van a necesitar tu ayuda allí arriba. Cuando los de Bismarck me tuvieron apresado, escuché que parecían tener maquinado una especie de trampa para Elérea... yo no me fiaría del estado en el que el Imperio pueda encontrarse. Te necesitarán, seguramente. Para que protejas a los ciudadanos, que... no tienen culpa de nada. ¿Sí?

Por primera vez en mucho tiempo, mientras quitaban parte de las esposas y ataduras de Aidan, este no supo qué decir, no supo qué comentario hacer o qué apunte realizar. Quedó en blanco un rato, y no fue hasta que Mark hizo un gesto para indicarle que abandonase el lugar siguiendo a sus soldados cuando reaccionó, y dijo algo:

—... ¿puedo despedirme de mi compañero de celda?

—¿Huh? —miró Mark, extrañado, a Jazz, y luego se encogió de hombros—. Como quieras, no veo por qué no.

Así, Aidan se lanzó, para sorpresa de Jazz, a sus brazos, y le dio un fuerte abrazo. Pero pronto se dio cuenta el asesino de que no fue un abrazo sentimental. No, mientras le estrujaba, el Relámpago se aseguró de decirle algo al oído, de manera que solo Jazz pudo escucharle.

—Sé que no somos precisamente amigos, pero eres un asesino a sueldo, ¿no? Entonces haz algo por mí. Esa niña a la que sigues, esa Profeta... mátala. Cuando no te sea útil, mátala: el mundo entero te lo agradecerá. Yo te lo agradeceré. Y te sabré recompensar.

Y se separó, dándole un golpecito con ambas manos en ambos hombros, sonriente.

—Bueno, fue muy romántico este tiempo contigo, bombón —bromeó, guiñando un ojo—, pero aparentemente tengo que irme de viaje. ¡Nos veremos pronto!

Y se marchó... ¿de qué iba todo eso? ¿Que matase a Claire...? Aidan no parecía el tipo de persona que pediría algo así sin más, ni siquiera pese a que estuvo encerrado por culpa de ella. Sin duda, había un motivo de peso para pedir eso. Y sobre todo, para haberse dado cuenta de que el diálogo era absurdo. Que el Relámpago desistiese de intentarlo por la vía diplomática...

Verdaderamente debía pensar que era la última opción disponible, ¿eh?


***

Void quedó solo después de la escena con Galio, sin nadie en la sala, sin escuchar un solo ruido. Galio acabó con su vida justo delante de él, y ni siquiera se enteró. No lo supo hasta que no escuchó la voz del otro hombre y hasta que no lo vio siendo arrastrado fuera.

¿Tanto le afectó aquello? Al saber que Raif murió, después de tanto tiempo de cautiverio... saber que la Resistencia ganó y que todo Bismarck se derrumbó, él también lo hizo. Quedó destrozado, y fue incapaz de recomponerse. Perdió todo por cuanto vivía, aparentemente. Galio se mostraba como un tipo duro, pero en el fondo era tremendamente vulnerable. Aferrado a una esperanza y a una aspiración que, una vez hecha completamente pedazos, le dejó completamente vacío.

Vacío. Vacío. Siempre el vacío.

Y entonces, Void escuchó ruido, y pudo ver los pies de varias personas acercándose. Abrieron la celda en la que se encontraba, y un hombre de piel tostada se acercó a él. Al otro lado, pudo ver a Roxy, a Jazz, y a toda una serie de soldados. ¿Qué pasaba? Él no tenía ni idea, claro, pero... allí estaba, expuesto. Frente a aquel hombre y todos los demás. Seguramente, como por instinto, miró desesperado a su máscara o hizo algún gesto que reveló su incomodidad. Y Mark, el que se acercó a él, le miró el rostro, observando lo que siempre escondía bajo la máscara. Por suerte para él, únicamente Mark se acercó a él, y todos los que aguardaban fuera, gracias a que el hombre estaba delante, no pudieron verle.

Y quizá le sorprendió ver cómo Mark, con una pierna, alzó su máscara y la cogió con la mano. Con sorprendente cuidado y delicadeza, se la recolocó sobre el rostro, y le asintió con lentitud. Ese hombre... notó que estaba tenso al quedar así de expuesto, e intervino. ¿Quién era?

Pronto lo sabría.

—... Void, ¿verdad? He oído que has ayudado mucho en la confrontación con Raif. Por esa parte, te agradezco, muchacho... me llamo Mark. Eras... amigo de la chica bégimo, ¿no es así? Tranquilo. No voy a hacerle daño ni a ella ni a ti, y... Kalef tampoco le hará daño. Ya me... encargué de eso.

Void no pudo evitar ver las pequeñas salpicaduras de sangre en su camisa. ¿Él había matado a-?

Como fuese, Mark pronto empezó a quitarle a Void las ataduras, y le ayudó a bajar de donde estaba, hasta que pudo por fin caminar con normalidad. Roxy y Jazz estaban ahí, y... Mark suspiró al mirar a los tres.

—Sea lo que sea lo que tuvieseis planeado hacer en adelante, entiendo que si habéis acabado envueltos en todo esto es porque tenéis una especie de objetivo común, ¿no? Bien, pues... adelante. Sois libres de iros.

Bueno, no exactamente un objetivo común... todos ellos tenían objetivos, de hecho, radicalmente distintos. Void quería encontrar respuestas y hallar Ragnarok, allá donde estuviese, y para eso quería cruzar el mar. Jazz quería llegar a Elérea, y dada la situación tanto del Reino como del Imperio, su única apuesta segura era contentar a Claire para que le llevase ahí, aunque eso supusiese ir a Garladia primero; y Roxy quería reportar los resultados de su misión para zanjarla de una vez, para lo cual, de nuevo, tenía que ir a Garladia.

Todos tenían objetivos distintos. Pero se entrecruzaban en un mismo punto.

—¡M-Mark! —de pronto, un soldado de la Resistencia irrumpió en el lugar, alterado. Toda la atención de la sala se centró en él—. E-El Dragón... ¡el dragón gigante está sobre la base! ¿¡Qué hacemos!?

Mark miró a Roxy, a Void y a Jazz. Y no necesitó más. Negó con la cabeza y, con sonrisa calmada, dijo:

—Tranquilo. No abráis fuego. Solo han venido a recoger a alguien, ¿verdad?

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Yyyy este es el último post a medias que hago, al siguiente ya os dejo libres. Por ende... si podéis responder alguna entre post y post, ya con esto cerramos uwu Es que es demasiado y me acaba quedando larguísimo (?)