Empece a buscar la cocina hasta que la encontre y me quede apoyado en la puerta. — ¿Tengo que preguntar?
--Si quieres... -- fue mi respuesta Me subí sobre la encimera, y empecé a rebuscar por las despensas de arriba. --¿Dónde están?
Yo seguí con lo mío. --¡Venga ya! -- exclamé al no encontrar lo que quería Cerré las despensas, y me senté sobre la encimare un tanto triste. --No hay...
--Corrección, buscaba -- le dije corrigiendo --Mis galletas favoritas... No hay... -- dije fingiendo un sollozo.
-- Se me antojaban ahora... -- le dije esta vez un poco más seria Bajé de donde estaba, y miré a Alpha. --Querías ir a la piscina ¿no?
Reí. --Creo que no me has entendido... Yo me voy al jardín. Si necesitas algo, ya sabes donde estoy. Decidí salir de donde estaba e irme a mi "zona relax". Piscina, sol, relajación,silencio... Yes...
Una vez salí al jardín, me acerqué al borde de la gran piscina y metí la mano... Estaba helada... --Genial... Los climatizadores no estaban en funcionamiento... Miré a todos lados hasta que encontré con la vista el botó que los activaba. Al parecer lo cambiaron de lado, ya que antes estaba más bien por la izquierda. --Ahora sólo queda espera-- me dije mientras rodeaba la piscina y me acercaba a una de mis hamacas
Mientras volaba por Lienzo algo me había llamado la atención, una especie de mansión se contemplaba desde las alturas, lo mas raro es que jamás lo había notado antes, le pedí a Staraptor que descendiera cerca de esta para investigar un poco, ¿desde cuando esto estaba aqui?. Al bajar le mostré su pokebola a Staraptor y por primera vez en micho tiempo decidió entrar por su cuenta, lo cual me dio un pequeño alivio. — Y esto... ¿de quién será?
Di un suspiro de felicidad. --Sol de mi alma...-- Dije poniéndome las gafas de sol El agua aún se estaba calentando por lo visto. Pero al pasar unos minutos, como que todos mis pokémon abandonaron sus balls, y salieron a explorar por ahí.
Caminaba al rededor de la mansión que se encontraba frente a mi, pero no encontraba indicios de quien podría ser, y volar dentro tampoco parecía una buena opción, desde lejos se notaba la seguridad que poseía esta mansión... alguien muy rico o importante debía estar dentro
Greninja decidió salir afuera a dar un paseo, pero empezó a botar hasta subirse a una parte de los tejados. Estuvo ahí un rato, hasta que vio a alguien. Decidió llamarlo con su típico sonido para hacerse notar.
Oí un ruido algo... peculiar, y en efecto era un greninja, desde dentro de la mansión, pero había algo en ese pokemon que se me hacía conocido, pero sin darle mucha importancia me decidí a gritar algo para ver quien respondía — ¡Hay alguien en casa! — grité, aunque era algo obvio, ese Greninja no podía ser salvaje, su entrenador debía estar cerca