Ciudad Libertad

Liza White

No fui consciente hasta ese momento de lo mucho que había extrañado charlar aunque fuera un rato con Lucas. Hacía bastante que no coincidíamos, a decir verdad. Y volverlo a hacer en esas condiciones...

Solté una risa nasal, observando el puesto de la lotería a lo lejos. Podía ser entretenido.

—Si dices ser tan frecuente te creo; seguro que a tus pokémon no les queda espacio donde ponerles más accesorios —bromeé, aunque no dudaba que ese pudiese ser el caso con alguno. Le quité la gorra y me la puse del revés, revolviéndole el cabello con cariño al pasar por su lado—. Parece que el "azar" se está poniendo en marcha de nuevo. ¿No te parece que esos supuestos clientes son muy sospechosos?

Y señalé con mi cabeza a dos entrenadores que parecían charlar con la encargada de la loteria, a la espera del siguiente anuncio. Me llevé una mano a la mejilla, para que solo él me leyese los labios.

>>Deberíamos pensar en una coartada para infiltrarnos. Me pido ser Nancy.

 

Lucas Diamond

De repente, Liza me quitó el gorro para colocárselo ella y revolverme el pelo. ¡E-eh, nadie tenía permiso para hacer eso! Me sonrojé ligeramente, sintiéndome expuesto, y traté de atusarme el pelo en cuanto termino de despeinarlo, para no llamar mucho la atención con mi ya de por sí alborotado pelo.

Acto seguido, Liza me hizo notar la sospechosos que eran unos visitantes.

—Ajá, veo por dónde vas... Hm, podría ser un buen modo de continuar con las pesquisas. Pero los encargados del puesto son muy listos, ¿sabes? Ya he probado de varias maneras, con gafas y bigote, con peluca rubia... ¡y siempre me reconocen! Pero esos tipos seguro que no, así que podríamos intentar sonsacarles algo.

Medité entonces sobre cómo podía disfrazarme, y solo se me ocurrió una idea. Ojo por ojo... Deshice la coleta que Liza llevaba y tomé su coletero, para hacerme un kiki en la cabeza.

—Mucho mejor, así seguro que no nos reconocen a ninguno.

Y así, nos acercamos a proceder con el interrogatorio, cuando los dos chicos salieron del puesto.

—Buenas tardes, caballeros, tenemos algunas preguntas para ustedes, si no les importuna.

 

Liza White

¿Pero... cuánto tiempo se había pasado Lucas en aquel puesto? ¡Lo había probado todo, decía!

Sin salir de mi estupor, me tocó por sorpresa notar mi cabello deslizarse sobre mis hombros ahora libre. Al volverme hacia Lucas, buscando una explicación, lo que me encontré fue... Bueno. Un disfraz muy creíble, sin lugar a dudas.

—Me dejas el listón demasiado alto, huh... —Lucas no se había puesto nombre, de modo que me tocó improvisar—. ...Namehere. Supongo que así estará bien. Creo.

Qué demonios estaba haciendo era algo que ni quería descubrir, ni parecía tener respuesta. Cuando la los pobres chicos nos vieron llegar supe que no había marcha atrás. Carraspeé, mostrando toda la naturalidad posible.

—Mhm mhm. Así es, la tenemos, un para nada sospechoso interrogatorio —¿Ya había dicho que Liza y mentir no podían estar en la misma oración? ¿Sí?—. Aquí mi socio Namehere y yo hemos comenzado a notar cierto... negocio extraño moviéndose en torno a la loteria.

>>¿Podríais contarnos vuestra experiencia con esta? Cualquier detalle podría sernos de utilidad.

Los segundos que se extendieron entre nosotros se sintieron eternos. Tragué saliva al notar que ambos intercambiaban miradas, expecantes... Y entonces uno de ellos habló, con una expresión de circunstancias.

—Os hemos visto en la tele, tíos, no cuela.

—Aunque ese kiki es convincente.

 

Lucas Diamond

Hum. Namehere... Era un nombre que sin duda me pegaba, pasaría desapercibido. Comenzamos con el interrogatorio, y fue Liza la que comenzó a hablar, tratando de llevarse a los chicos a su terreno.

... Pero, claro, no funcionó. ¡Mierda, habíamos salido en la tele! La gente nos conocía, así no había forma de camuflarse. Así que no quedaba otra: tendríamos que admitir nuestro error, pedir disculpas, y dejarlos tranquilos.

—... Nou sé de quié me eshtá hablando usté, señourito. —¡Ja! Y una porra que me iba a rendir. Fingí un acento extranjero, para sonar aún más convincente.

>>Solo buscabamous algo de aiuda con estos dishosos sorteos, ¿sabe cómo podríemos ganar algou?

 

Lucas Diamond

Y así, ignorándonos completamente, los chavales siguieron caminando, sin prestarnos más atención. Tampoco la merecíamos, probablemente.

—¡Pero bueno! Qué maleducados —le dije a Liza, con molestia—. ¿Ves? Es por esto que aún no consigo descubrir nada. ¡Aunque no pienso rendirme! A menos que comience la siguiente ronda de la Liga, ¡p-pero eso es otro tema!

Pues nada, de vuelta al inicio. Tocaba buscar otro plan.

—... ¡Oye, y dame eso! —exclamé, cogiendo súbitamente mi gorro y colocándomelo de vuelta.

 

Liza White

Tampoco me sorprendí al ver que esos chicos nos reconocieron, raro sería no hacerlo. Contuve la gracia con su respuesta y simplemente permanecí a la espera de la resolución de Lucas, visiblemente divertida.

—Una lástima, sin duda —añadí, asintiendo cuando nos alejamos—. Este misterio no me dejará dormir por las noches.

El chico me arrebató así su gorra rápidamente, pudoroso quizás, y busqué sus ojos con prudencia.

>>¿No te gusta mostrar tu cabello, Lucas?

 

Lucas Diamond

—¿Verdad? ¡Malditos corruptos! Hum. Pero algún día los desenmascararé, aunque sea por pura insistencia —reconocí, pues a constante no me ganaba nadie. Entonces, Liza cambió de tema, pasando a hablar de mi pelo.

>>¿E-eh? ¡Claro que no! ¡Mira esto, es puro remolino! Indomable, como un Tauros. ¿Nunca has tenido esa sensación? —pregunté, observando su cabellera suelta. Pocas veces la había visto así, y a pesar de todo, su pelo seguía viéndose limpio y peinado—. Bueno, qué vas a tener. ¡Mírate, tienes un pelo precioso! ¡Qué envidia!

Unos tan bonito y otros tan feo. Qué injusto era el mundo capilar.

... ¡Seguro que era culpa de algún peluquero corrupto!

 

Mimi Honda

—¿Brindar por haber salvado el mundo sin morir otra vez?—se me escapó una risa por la nariz y choqué mi vaso con el suyo—. Deberían subirnos el sueldo también. Esto no está pagado.

No era como si un sueldo fuera a cambiar gran cosa. Salvar el mundo era un trabajo agotador pero sumamente gratificante. Sentirte una heroína era parte de su encanto.

En cualquier caso brindar por eso no había estado en mis planes. Mi idea había sido un poco más personal. Brindar por nosotras, por nuestra amistad, por el hecho de que seguíamos siendo amigas a pesar de todo. De modo que volví a alzar el vaso y con un escueto "por nosotras" tomé de él.

Zumo de bayas... probablemente una mezcla entre Frambu y Pinia. Conservaba cierto sabor cítrico.

>>Ese es el plan, sí—respondí cuando preguntó cuál sería mi próximo movimiento—. Recolectar recursos y preparar algunos platos para mi equipo. Pero la verdad es que me da una pereza...

Dejé caer la cabeza sobre su hombro y cerré momentáneamente los ojos.

Cuando sucedió todo el asunto con Emily, cuando creí haberme enamorado de ella y literalmente me obsesioné todo se había sentido raro entre nosotras. Incómodo. Por un lado era totalmente comprensible, pero por el otro... había extrañado momentos así.

—Em, no te fuerces a sonreír si no te sientes bien para hacerlo—mencioné entonces. No era un reproche, ni siquiera podía considerarse un consejo. Era... ese ademán de hermana mayor que salía en según que momentos e importaba poco y nada que ella fuera mayor que yo—. Guardarte todo lo que sientes para ti misma te acaba lastimando a la larga. Lo sé por experiencia.

Sin embargo nuestros mecanismos de defensa eran muy distintos. Emily imponía el optimismo, se mostraba sonriente y alegre y yo simplemente me cerraba. Me encerraba en mí misma.

Levanté las manos en señal de inocencia y me incorporé del sofá. Suspiré al hacerlo.

>>Bueno, ya está bien de hacer de hermana mayor. No voy a darte la charla, solo pasaba a ver como estabas. Si dices que estás bien, yo te creo.

O en realidad quería creerla.

Dejé el vaso vacío sobre la mesita.

>>Muchas cosas han cambiado pero hay varias que no—sentencié—. Sigues siendo importante para mí. Y sigo queriendo que seas feliz, Em. No creo que eso cambie nunca.

>>Anda, abre los regalos de tus fans. No pienses que por haber perdido no los mereces.

La conocía muy bien... eran muchos años. Y me había pasado bastante tiempo fijándome en cada mínimo detalle de su persona. A mi no me iba a engañar con un sonrisa.

Hecho lo propio me despedí de ella y abandoné el camerino.

De verdad esperaba que estuviera bien. Había llegado muy lejos y se había encontrado personas que la apoyarían incondicionalmente por el camino. Personas que estarían a su lado siempre, que celebrarían con ella sus victorias y la arroparían en sus derrotas.

Sus fans, su equipo, el resto de holders...

Y yo.

 

Liza White

Me sorprendió saber que en efecto a Lucas no le gustaba su cabello. Le resultaba indomable y la única forma que tenía de mantenerio estable era con la ayuda de su gorra.

Enredé un mechón castaño en mi dedo. Quién diría que tendríamos eso en común.

—¿Me creerías si te digo que yo pienso lo mismo del mio? —dije, y alcé la mirada para verle—. ¿Por qué crees que siempre uso una coleta? Es la forma más sencilla de retenerlo. Pero gracias por el cumplido.

Estaba pensando cortarlo, de hecho. Tanto para facilitarme el trabajo como para intentar reconciliarme con esa parte de mí misma. Para marcar un cambio; un antes y un después.

>>Tu cabello no es tan horrible como piensas. Solo tienes que tenerle paciencia —Solté el mechón y le dirigí una sonrisa jocosa—. Y si no... ¿Has pensado en raparlo? No me mires así, ¡es una solución!

 

Lucas Diamond

Liza me confesó entonces, en la conversación, que ella sentía lo mismo de su pelo. Que no le gustaba, y por ese motivo llevaba siempre la coleta. Decidí deshacer el kiki que me había hecho, y entregarle de vuelta el coletero, entonces.

Y luego, decidió atacarme de aquella manera tan vil.

—¡No pienso raparme el pelo, y ni se te ocurra acercarte con una maquinilla a más de veinte metros!

>>¿O acaso quieres que coja yo y corte tu problema de raíz? —pregunté, abriendo mis dedos índices y corazón, para hacer unas tijeras.

Tomé el gorro entonces, volviéndomelo a colocar y recuperando el orden natural de las cosas.

—P-pero bueno, gracias por el cumplido...

 

Liza White

Alcé las palmas de mis manos en señal de inocencia, soltando una risita ligera.

—Es broma, es broma~. ¡No te lo tomes a pecho, hombre! —Dejé caer los brazos sin más, y al observar mi alrededor una idea me cruzó la mente—. Ya sé, ¿qué tal un helado a modo de disculpa? Esa tienda de allí nos está haciendo ojitos, y aún seguimos de guardia, ¿no?

Le guiñé un ojo, refiriéndome a nuestro "plan" anterior. Era una buena forma para matar el tiempo. ¿Le quedaría mucho a los últimos combates?

 

Lucas Diamond

La conversación capilar tan interesante que estábamos teniendo acabó cuando se pronunciaron las palabras mágicas.

—¿¡Helado!? ¡Quiero helado, quiero helado! ¡Me pido el de pistacho! —respondí, entusiasmado. Agarré del brazo a Liza y comencé a correr en dirección a la heladería, arrastrándola conmigo.

>>¡Buenas, póngame un helado de tres bolas en tarrina! —pedí, acercándome a observar todos los sabores que tenían. Esa visión me satisfacía gratamente, todos los problemas se esfumaban, como por arte de magia. Lo que no cure un helado no lo cura nada.

Salvo si no te gusta el helado, claro.

—¿Cuál es tu sabor de helado favorito? —le pregunté a Liza, curioso. El sabor de helado favorito era una pieza clave para analizar la personalidad de la gente, según mi experiencia personal.

 

Lucas Diamond

Nos tomamos los helados con calma (bueno, Liza, porque yo lo devoré en cuestión de segundos), charlando apaciblemente para despejarnos tanto de la Liga como de la operación que estábamos llevando a cabo. Y fue en mitad de la conversación, a raíz de un comentario precisamente sobre los combates que habíamos tenido, que caí en la cuenta.

—¡Ahí va, pero si Ian y Colin deben estar a punto de acabar ya su combate! Se me había olvidado por completo. Me va a dar tanta pena que alguno de los dos quede descalificado tan pronto... Pero no puede ser de otra forma, supongo.

>>Hagamos apuestas, ¿quién crees que ganará? ¡Yo apuesto por Colin, confío en él!

 

Liza White

—Me gusta el helado de fresa con sirope de chocolate —le respondí a Lucas con una sonrisa ligera, y pagué mi parte del helado.

Nos sentamos juntos a pasar el tiempo mientras los combates terminaban, charlando sobre temas banales que nos entretuvieron mientras tanto. Lucas y yo parecíamos unos crios con ese postre, solo que el chico parecía exteriorizarlo más.

Observé la pantalla de fondo, donde transmitían el combate de Ian y Colin, y me encogí de hombros.

>>Entonces yo apostaré por Ian. La batalla está muy igualada... Me pregunto quién se alzará con la victoria —Le miré entonces con cierto interés—. ¿Haremos apuesta de por medio?

 

Lucas Diamond

—¿Fresa con sirope de chocolate? ¡Eso significa que eres una persona muy dulce! O al menos eso me dicta la experiencia —comenté. Era toda una ciencia lo de los sabores de helado, ¿eh?

Mientras Ian y Colin terminaban su combate, nosotros nos terminábamos los helados. Qué irónico era a veces el mundo. Unos allí divirtiéndose combatiendo y nosotros aquí, llorando porque se nos había acabado el dulce.

Y haciendo apuestas, claro. Aunque ninguno de los dos éramos muy dados a estas cosas de las apuestas y los juegos de azar, fuente de ludopatías, pensamos que una pequeña averiguación sobre el desarrollo de la liga no nos haría ningún daño.

—Bueno, en ese caso, ¡ya veremos quién gana! Y nunca mejor dicho —bromeé.

>>Y bien, Liza, ¿has pensado ya cómo vas a afrontar la segunda ronda de la Liga? Yo he hecho algunos cambios en mi equipo y me he provisto de varios objetos que me pueden ayudar.

 

Liza White

—¿Oh? H-huh... —Ladeé el rostro, tomada por sorpresa. La ciencia del helado, ¿eh?—. Gracias~. ¿Qué diría el tuyo de ti entonces, señor experto?

El tiempo pasó mientras disfrutábamos del helado, la batalla siguiendo su curso. No debía quedarle demasiado, ¿ganaría mi apuesta?

>>Lo mismo conmigo. Tengo ya una idea de lo que quiero llevar... Me pregunto cuáles serán los emparejamientos estas vez —Me eché atrás en el respaldo del banco, y recordé entonces algo. No le miré cuando volví a alzar la voz—. ¿Te imaginas enfrentarte a mí? ¿O a Mimi? Parece que ambos tenéis muchos fans... Sería interesante verlo.

 

Las pantallas de las calles de Libertad volvieron a brillar, una vez acabados todos los combates de la primera ronda. La voz en off de Eileen se escuchó sobre la imagen, en la que se mostraba la lista de participantes y el orden en el que habían quedado. Se detuvo la imagen en la fotografía de Mimi, e Eileen dijo:

—¡Qué batallas más emocionantes hemos tenido! Ya han sido eliminados ocho de los dieciséis competidores, ¡e incluso tenemos un ránking provisional con los mejores de los mejores! De momento, la clasificada en el puesto 1 de 16 es Mimi Honda. ¿Verdad que ha sido impresionante verla usar estratégicamente a su equipo para ganar a sus oponentes? ¡Llevar a Gardevoir a su encuentro contra Destiny fue una decisión muy buena que le dio la victoria!

Imágenes del combate se sucedieron entonces, y, conforme seguía hablando de más participantes, su foto y escenas del combate iban apareciendo.

—El segundo puesto es de Liza White. ¡Un uso muy inteligente de las pantallas, combinado con la letalidad de su Urshifu, le dio una merecidísima victoria!

>> ¡El tercer lugar es para Lucas! ¡No tenemos palabras para describir cómo combatió en su primer enfrentamiento, y sin duda, demostró que podía ganar incluso a viejos conocidos al derrotar a Ian en el segundo! ¡Alucinante y mercedísima victoria!

>> En cuarto lugar, ¡el gran Namehere! ¡Qué frenética batalla tuvo!

De pronto, se mostraron a los cuatro en pantalla, dividida esta en cuatro secciones.

—Estos cuatro fueron quienes ganaron dos combates seguidos. ¡Sin duda merecedores de todos los elogios! Pero sabemos que tenemos a ocho contendientes que pasaron de ronda, ¿verdad? ¡Descubramos a los otros cuatro!

>> Colin es el que ha descalificado al contendiente Ian Lockhart recientemente, ¡y es el número cinco de la clasificación! Menuda bestia es ese Rillaboom suyo, ¡así como su Aegislash y el resto de su equipo!

>> En el puesto seis tenemos a Arryn. Y vaya si apunta maneras. ¡La cantidad de estrategias que es capaz de desplegar es impresionante!

>> El puesto siete es para Céline. ¡La entrenadora de tipo psíquico nos ha sorprendido a todos llevando un equipo donde solo la mitad compartían ese tipo, pero se ve que sus oponentes también se vieron sorprendidos por este hecho!

>> Por último de entre los clasificados, el octavo puesto ha sido para... ¡Ragan! Una frenética batalla la que tuvo contra Destiny, sin duda, pero al final triunfó el que es uno de los patrocinados de Roy. ¡El campeón tiene representación aquí, desde luego!

Salieron entonces en pantalla los ocho mencionados, y Eileen habló con emoción.

—¡Y estos son los ochos ganadores hasta la fecha! ¡Qué buena segunda ronda se viene! Eso sí, espectadores: no debemos olvidar a los ocho eliminados, que, pese a eso, tienen sus puestos también y estos ya son definitivos. ¡Al acabar la Liga, recibirán su premio según su posición! Veamos el orden...

>> ¡El puesto nueve es de Ian Lockhart!
>> ¡El puesto diez es de Sian!
>> ¡El puesto once es de ____!
>> ¡El puesto doce es de Destiny!
>> ¡El puesto trece es de Emily Hodges!
>> ¡El puesto catorce es de ____!
>> ¡El puesto quince es de ____!
>> ¡Y el puesto dieciséis es de ____!


Tomó aire, y en seguida volvió a hablar. La ciudad entera estaba atenta, se veía en las calles, en los centros comerciales, en todas partes.

—¡¡Bien, chicos y chicas!! ¡Que los contendientes se preparen! La Liga cerrará sus puertas hoy... ¡tendréis hasta mañana para descansar, prepararos y hacer lo que queráis! ¡Aprovechad bien el tiempo! La segunda ronda vendrá con sorpresas...

Contenido oculto

Bueno, Eileen dice que es un día, pero en el mundo real os voy a dar 48 horas. Ese tiempo lo tenéis para hacer lo que queráis por Gérie, pero aseguraos de estar listos para entonces, porque cuando el contador acabe no tendréis acceso ni a Artesanía ni a nada.

Lucas Diamond @Liza White Yugen Lelouch Amane