Ciudad Central Naosuke

Décimo

¡Bingo! O eso esperaba... Meh, solo unos guantes estaban a mi alcance. No tuve de que otra guardarlos conmigo. Era claro: ya no había nada útil por aquí.

—Uhm, el almacén... ¿cómo no se me ocurrió antes?—pregunté sin esperar una respuesta sustancial.

Caminé en sigilo hasta salir de la habitación y me dirigí hacia el almacén en el cual, hasta donde yo sabía, guardaban insumos y medicamentos para la universidad. ¡Qué más útil que medicamentos en un juego de matar a tu prójimo!

Al salir me di cuenta, como solo un aspirante a Dios puede hacerlo, que la oscuridad se había apoderado del ambiente por completo. La sucia madrugada duraría, a mí cálculo, unas 4 o 5 horas todavía; era imprescindible actuar con rapidez pero... ¿La puerta a estaba abierta? Supuse una vez que estuve lo suficientemente cerca a la puerta. ¿También habrían saqueado este lugar?

Era probable pero no era el caso...

Más bien, parecía que alguien había visitado el apartado antes que yo. O se trataba del chico de cabellos blancos o de nuestro buen samaritano el Octavo. Si bien esas dos teorías eran lógicas, no debía descartar a un tercero o, por qué no, alguna jugada de Murumuru.

Una vez dentro todo fue breve, pues tomé lo primero que vi: vendajes, curitas y una aguja con alguna sustancia que se veía muy nauseabunda y podía usarse como ... veneno. ¡Pero qué sorpresas guardaban en este almacén!

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Dado que saqué 6, Liza White , te evito el trabajo y posteo lo que elijo tomar ;)

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Octavo

La facultad de medicina, como podía ver, no estaba para nada falta de equipamiento. De hecho, lucía estar muy completa. Sin embargo, maquinaria como esa me era, en realidad, muy poco útil. De todos modos, examiné todo lo que pude, ¿Tal vez podía encontrar algo interesante entre tanto aparato?

...

No. Terminé apoyado en una mesa, un tanto agotado, cuando me di cuenta que era del tipo portable, pequeña y con ruedas, además de tener... ¡Cajones! Sí, tal vez hubiese allí algo útil.

—Mientras no haya ningún animal allí, todo estará bien —me dije, abriendo los cajones.

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Acierto 3+ Lo que salga (?)

 

Madrugada [4:00 Am]​

Tercera se detuvo en medio del pasillo, justo en la puerta que daba a la cocina en cuanto la llamaste. Iba a comentar algo, pero al verte probar suerte una vez más con los cajones de la encimera, decidió aguardar un momento.

Sonrió al ver que saliste victorioso esta vez, con un paquete de galletas y lo que parecían ser barritas energéticas perdidas en mitad del cajón.

—No hace falta que las compartas conmigo, son para ti~. Yo soy más grande y podré aguantar más tiempo —y tras decir aquello con un semblante tranquilo, como era usual en aquella joven, abandonó la estancia para continuar revisando las otras.

Sin embargo, cuando se marchó, notaste que tu pequeño cuaderno de dibujos empezaba a... ¿brillar? ¡Sí, estaba brillando!

¡+4 Acciones realizadas con éxito!

Al salir del hospital, una brisa repentina hizo remover tus cabellos. Era de noche, y por las horas que serían, no parecía haber ni un alma por las calles de la ciudad. Sin embargo, podías notar cierto rumor en la distancia. Quizás, si te quedabas un poco más allí, lograses averiguar de qué se trataba.

Por otro lado, las bajas temperaturas de la madrugada te dieron algo de frío. No era demasiado inteligente permanecer allí hasta el amanecer... ¿Qué tal si buscabas un refugio o lugar al que acudir mientras tanto?

El barrio de Ohayama, el bloque de viviendas y la estación de trenes de Shibuya parecían ser las elecciones más próximas por el momento.

Y en el cajón, a Octavo le soprendió encontrar lo que parecía ser un bisturí. Quizás no fuese la mejor arma, dadas las que ya tenía, pero quizás tuviese una función distinta al resto...

Pero la paz momentánea que parecían vivir los jugadores por el momento se vio interrumpida por el sonido de unos helicópteros merodear en las alturas. En vuestras respectivas habitaciones se coló por las ventanas la luz emitida por estos, y el sonido deun megáfono llegó a vuestros oídos con fuerza. Os habían encontrado.

—"Octavo" y "Décimo", sabemos que estáis ahí. Salid con las manos en alto, no tenéis posibilidad de escapar. El recinto del campus está completamente rodeado.

¿¡Qué!? ¿Pero a qué venía eso? ¿Rodeados? ¿La policia en vuestra búsqueda? Aún así, la voz de aquella niña que ya conocíais probó también el megáfono, y añadió:

—Siento si fui algo tramposa con el juego del escondite, chicos. Pero todo formará parte del espectáculo en breve —y rió. Una risotada que os hizo estremecer.

La cuestión ahora era, ¿trabajariais solos o en conjunto para salir de esta? Si trabajais solos, encerraos en vuestra respectiva habitación como medio de escondrijo, trancando las puertas (Constructor). Si en cambio decidís trabajar juntos, uno de vosotros deberá arriesgarse en salir para reunirse con el otro (Destreza).

El verdadero poder de la noche no había hecho más que comenzar.

¡+2 Acciones realizadas con éxito!

Te dirigiste entonces hacia la zona empresarial, sin embargo, a estas horas de la noche era obvio que todos aquellos edificios de corporaciones, fábricas e industrias se encontrasen cerradas a cal y canto. Lo peor de todo es que era de noche, de madrugada, y el frío y la oscuridad acabarían por consumirte si no logras encontrar refugio pronto.

Pero, de repente, escuchas una voz a tus espaldas. Alguien parece llamarte. Te giras, y encuentras allí a un joven de 16 años, de cabello azabache despeinado y mirada curiosa. El chico parece hacerte un gesto para que le sigas, y echa a correr hacia lo que parece ser una fábrica en ruinas.

¿Le seguirás? ¿O en cambio seguirás por tu cuenta? (Vista lince).

 

Sexta

Llegando a la zona a la que quería llegar, apenas podía ver, aunque de alguna forma me encontraba caminando sin un rumbo fijo, sólo mientras los edificios estuviesen al frente, con eso me bastaba; me encontraba bastante cabreada por lo que pasó con la tipa ésa. ¡Qué le pasa! ¿Por qué no habría de enfrentar su maldito destino en ese momento? ¡Yo quería al fin tener una muerte en serio!

—¡Oye, Deus! —grité toda furiosa al cielo, como si él estuviese allí— ¡Te aseguro que si me das a alguien en mis brazos, verás que valgo la pena como futura dio-!

Me interrumpió un ruido... Una voz, ¿qué? ¿Acaso Deus me estaba escuchando? Salté de felicidad. Me sorprendía bastante cómo podía cambiar de estados de ánimo, pero así era y me sentía tranquila así; fue así que salí viva de tantas peleas... Volteé a donde provenía tal voz y me di cuenta de que era un chico. Preparé mi vara de metal y comencé a seguirlo. Como dije, no me quedaría con estas ganas de matar a alguien.

 

Octavo

¿¡P-Pero qué?! ¿¡Un helicóptero?! Y Murumuru estaba en él. ¡La policía estaba en él! ¿¡Porqué la policía nos perseguía?!

...¿A-Acaso tenía que ver con Segundo y Treceavo? En todo caso, Murumuru estaba jugando sucio. ¡Esta era una batalla entre candidatos a Deus! ¡¡Ella no pintaba nada aquí!!

"Octavo" y "Décimo", sabemos que estáis ahí.

—...¿Decimo? —¿a caso hay alguien más aquí?—. Si es cierto que no estoy solo... entonces... no me queda de otra.

Salí, a gran velocidad, fuera del cuarto, buscando al tal décimo.

Por el momento, lo que mejor que podía hacer era buscar un aliado para salir de aquí. Él estaba en la misma situación que yo, así que dudaba que se negara.

 

Décimo

Ahí estaba yo y... ¿qué demonios sucedía?

Las tinieblas de la madrugada fueron reemplazadas por luces y mucho ruido. Una especie de instinto hizo que me ocultara de inmediato.Era la policía... ¿en serio?

—"Octavo" y "Décimo", sabemos que estáis ahí. Salid con las manos en alto, no tenéis posibilidad de escapar. El recinto del campus está completamente rodeado.

¿De qué se trataba todo esto? Nada fue claro hasta que, desde los megáfonos, la voz de Murumuru emergió en compañía de esas risas macabras.

—Maldita sea— "Octavo" también habían dicho. No solo me encontraba rodeado por la policía sino también cerca de un asesino en potencia. En aquel encuentro con el otro jugador, en efecto Octavo había salido vencedor. Debía pensar y actuar rápido, muy rápido, como solo un aspirante a dios puede serlo.

Ajusté mis lentes y corrí hasta la puerta, con intención de bloquearla. Si lograba mantenerme oculto, las autoridades tendrían que empezar una búsqueda más rigurosa, lo cual le daría tiempo suficiente para... ¿¡Eh!? Antes de poder forzar la puerta, está fue casi abatida a golpes por alguien desde el otro lado. No tuve más remedio que abrirla y hacerme para atrás, y esperar lo peor con arma en mano, también.

Pero no fue así.

Frente a mí, agitado muy probablemente por haber escapado de su escondrijo para llegar hasta aquí, estaba Octavo. De cerca lucía más delgado y unas cuantas vendas que cubrían su cuerpo evidenciaban el encuentro anterior. El instinto actuó nuevamente en mí, por lo que lo empujé hacia un lado y cerré la puerta, de modo que solo quedamos él y yo en la habitación, prófugos de la ley.

—Imbécil, ¿qué diablos te sucede?, ¿cómo se te ocurre?— Pero me contuve y esperé un par de segundos. Nada de violencia. Respiré y brindé la sonrisa más cálida que pude en un momento como ese.

>>Octavo, lamento eso amigo mío... En circunstancias como estas es ideal hacer gala de nuestra razón, ¿no lo crees así?

 

Primera

Corro todo lo rápido que puedo sin mirar atrás, esperando que aquella despreciable mujer no me estuviera siguiendo. Cuando llevo corriendo un buen rato me detengo, en algún momento dejó de perseguirme, o quizás no lo hizo desde el principio. Estoy exhausta, me duelen las piernas y acabo de notar el escozor de la herida que me causó la Sexta. Me dejo caer en el suelo y golpeo mi puño contra la tierra. Qué humillación, ¿cómo me he podido rebajar de esta manera? Todo ha sido culpa mía, suponer que todos compartíamos la misma perspectiva sobre este juego había estado a punto de llevarme a la tumba. Acababa de aprender una valiosa lección: sobreestimar a un oponente es tan peligroso como subestimarlo. Pero no volvería a pasar, juro que me vengaré de esa estúpida. Sexta... no pienso abandonar este mundo hasta que te lleve por delante, tenlo por seguro.

Como no conseguiré nada pensando en lo mismo, cierro por un momento los ojos y medito sobre mi situación. Desde que ha empezado todo esto mi situación solo ha ido de mal en peor: primero he empezado a oscuras, por suerte no fue peligroso pero fue un comienzo difícil; luego me encontré con Sofía, a la cuál quería dar un buen uso si no fuese porque me arrebataron mi valiosa herramienta; después la réplica de la niña trató de asesinarme con esa trampa tan inútil y por último la Sexta hizo su aparición en escena, dejando bien claras sus intenciones. Durante todo este tiempo no he hecho más que escapar de una trampa tras otra, quedando a merced de todos los peligros que me venían. A este ritmo no aguantaré en este juego mucho más, debo empezar a tomar la iniciativa si quiero tener alguna oportunidad, por el momento todo está en mi contra. Y eso sin olvidar el "peligro" que mencionó Sofía, aunque ya me estoy haciendo una idea de lo que puede tratarse gracias a la mención de las réplicas que hizo Murumuru. Si al menos tuviese herramientas... pero solo tengo una cuerda y este cuchillo de caza. Bueno, esto es muchísimo mejor que nada, en realidad me pueden ser muy útiles.

Después de hacer un resumen mental de todo lo acontecido, era hora de pensar en el futuro y qué mejor forma de ver el futuro que consultando el presente. Abro el periódico para ver cuáles son "las últimas noticias" y, de paso, grabarme en la mente los rostros de todos y cada uno de los poseedores de diarios reconocibles hasta ahora. No pude evitar centrar mi atención en el despectivo rostro de la Sexta. Un poco más abajo de su imagen, vi cierto titular que me dejó atónita: DEAD END. Se refería a mí, el futuro ya había escrito mi muerte, pero para mi alivio, en cuanto vi esas palabras se volatilizaron como si nada y entonces Deus me habló. Miro hacia el cielo y sonrío.

—¿Así que os he llamado la atención? ¿Y qué, estáis disfrutando con las vistas? —me reincorporo y miro al frente reanudando la marcha—. Pues aún no habéis visto nada, el show tan solo acaba de comenzar.

No puedo dejar que su imagen de la Primera sea la de una chica cobarde, les mostraré de lo que soy capaz. No pienso regresar sobre mis pasos, esta vez iré hacia delante con firmeza, es hora de construir mi futuro. Ha llegado la hora de visitar el barrio de Ohayama.

 

Séptimo​

¿Por qué no podían dejar dormir tranquilamente?

Lentamente y sin ocultar un gruñido de frustración me levanté de mi improvisada cama, mirando hacia la puerta donde esa pequeña (o)diosa aguardaba fuera de nuestro "lugar seguro" hasta que pasara la noche, ¿por qué demonios estaba tocando? O mejor aún... ¿por qué demonios pensaría que debíamos estar haciendo algo raro? ¿¡quién haría algo raro con scout en esta situación?!

—Estás completamente invitada a pasar, pero esa puerta no se abrirá hasta que salga el sol —suspiré, frotando el puente de mi nariz con cierta molestia, ni el sueño podía respetar esa pequeña niña —, así que... como dice Scout, entra con nosotros de la forma no-respetuosa, es lo mínimo que puedo esperar ahora que me despertaste...

 

[QUOTE="Liza White, post: 929029, member: 19845"




Al salir del hospital, una brisa repentina hizo remover tus cabellos. Era de noche, y por las horas que serían, no parecía haber ni un alma por las calles de la ciudad. Sin embargo, podías notar cierto rumor en la distancia. Quizás, si te quedabas un poco más allí, lograses averiguar de qué se trataba.

Por otro lado, las bajas temperaturas de la madrugada te dieron algo de frío. No era demasiado inteligente permanecer allí hasta el amanecer... ¿Qué tal si buscabas un refugio o lugar al que acudir mientras tanto?

El barrio de Ohayama, el bloque de viviendas y la estación de trenes de Shibuya parecían ser las elecciones más próximas por el momento.


[/QUOTE]

Novena

Empecé a pensar en mi próximo destino, estaba haciendo frío ya, por lo que buscar donde refugiarse era algo ya imperativo, no era una buena idea quedarse

Si mis ideas eran acertadas, el bloque de viviendas sería un refugio ideal para pasar la madrugada

—¿Por que no?

Luego de llegar a términos con mis pensamientos, me dispuse a caminar con paso levemente apurado al bloque de departamentos esperando encontrar refugio, y en caso de extrema suerte, alguna vivienda desocupada

 

Madrugada [6:00 Am]​

Seguiste a aquel chico sin dudarlo dos veces. Este había comenzado a aligerar la marcha cuando notaba que le seguías, pero no dejó de caminar en ningún momento, guiándote a quién sabe donde. Durante un rato no hiciste más que dar vueltas entre diferentes edificios, en medio de la oscuridad, y aquellos murmullos seguían latentes en la distancia. Sin embargo, notabas el cielo ligeramente más aclarado que antes. Quizás sí que llevabas un tiempo caminando, pues había comenzado a despuntarse el alba.

Entonces, cuando quisiste darte cuenta, caiste en la cuenta de que habías perdido de vista al chico. Ahora te encontrabas en las afueras de la zona de empresas, donde parecían hallarse las fábricas que ya no tenían ningún uso. Pero, ¿por qué te habría llevado...?

—¡Eh, allí hay una! ¡Chicos, aquí!

—¿Has encontrado a uno de nuestros objetivos? —el hombre que hablaba te señaló en la distancia—. ¡Sí, es ella! ¡Ya la tenemos, corred!

¿¡Qué!? Un grupo de personas bastante numeroso y armados han comenzado a correr hacia ti, enfurecidos por alguna razón que no comprendías. ¿Pero, y el chico? ¿Qué harás ahora?

Huir hacia otra zona (Huida), correr hacia la fábrica abandonada que tienes frente a ti (Destreza), enfrentarte a los linchas (Suerte).

Octavo llegó, gracias a su destreza, al encuentro de Décimo, logrando evitar ser capturado por la muchedumbre que se encontraba fuera. Permanecieron durante un cuarto de hora allí, aguardando por un plan mejor. La ausencia del sonido del helicóptero les alertó de un momento a otro.

¿Se habrían rendido? No, imposible. Si no, no se hubieran tomado tantas molestias. Permanecieron un poco más en silencio hasta que el sonido de las verjas al derribarse les hizo saber que el peligro era inminente: la muchedumbre furiosa había entrado al campus.

Desesperados, no quedaba otra que aguardar por un plan de huida eficaz (Ingenio), hacer uso de la vista para ver qué tienes a tu alcance (Vista Lince), o asegurar la puerta para ganar tiempo (Constructor).

Cada uno puede escoger individualmente.

¡+1 Acción realizada con éxito!

Murumuru infló sus mejillas, molesta, y se cruzó de brazos con aire digno.

—Hum, que no se fíen de mí es muy feo por vuestra parte, chicos. Eso... solo me hace sospechar más de vosotros —y, de un momento a otro, la niña apareció de la nada ante ambos, como si nada en el exterior estuviese ocurriendo—. ¡Bu! ¿Qué, no os alegráis de que venga de visita? ¿Y esas caras tan largas?

>¿Sabéis qué? No importa. Iré a ver qué tenéis guardado de comida, tengo hambre.

Sin embargo, su repentina visita no parecía limitarse solo a eso. Se giró hacia vosotros antes de ponerse a urgar en vuestras mochilas, y cruzó los dedos tras su espalda, inocente.

—No me digáis que no váis a aprovechar ahora que estoy por aquí para hacerme preguntas. Imagino que el mundo sigue igual que antes para vosotros, ¿no es así? —y sonrió, expectante. Aguardando por alguna respuesta de vosotros.

>>¡Oh! Pero solo una cada uno, eh. Tampoco queremos abusar del sistema.

> A: ¿Qué está pasando en el exterior con los habitantes de Naosuke?
> B: ¿Por qué todo ha sido arrasado?
> C: ¿En qué consiste este manual de evacuación?
>D: ¿Qué son las réplicas?

El cielo comenzaba a aclararse para cuando comenzaste a caminar hacia el barrio de Ohayama, si bien seguía siendo de madrugada y el peligro era inminente. Permanecer un poco más en la calle podría darte varios encontronazos no deseados, por lo que era mejor seguir en movimiento hasta encontrar el lugar indicado donde proseguir.

Recordaste que este barrio se caracterizaba por sus numerosos comercios. Calle abajo se extendían todas aquellas tiendas cotidianas, cerradas a cal y canto no sabías si por la hora que era, o si se trataba de la situación extraña que se estaba llevando a cabo. Podrías tratar de encontrar un objeto contundente para abrirte paso en ellas y sacar provisiones, pero el peligro seguía latente (Arma Improvisada).

Quizás, si prefieres ir a lo seguro, la mejor opción es encaminarse cuanto antes al centro comercial más famoso del barrio. Tendrías que echar a correr (Destreza), pues podías notar cierto rumor en la distancia, pero era probable que otros jugadores ya hubiesen estado allí, dejándote las cosas más fáciles.

También puedes abandonar la zona en cualquier momento.

Tus pasos te llevan entonces hacia el bloque de viviendas, por ahora sin encontronazos con los habitantes de la ciudad. Se trataban de varios recintos con numerosos edificios y sus respectivos apartamentos en su interior, mas te preguntabas si estos estaban siendo usados en aquel entonces.

Si la suerte estaba de tu parte, la puerta estará abierta (Suerte). Si no... Solo quedan las escaleras de energencia.

 

Cuarto

Oh... ¡C-comida! ¡Sí, al fin comida! Qué bien, ahora podría comer un poquito para que se me pasase el hambre, o guardarlo para luego. La señora me dijo que ella era mayor y podría aguantar sin comer un poco más, que podía quedarme con toda la comida, y eso... me conmovió. Pronto empezaron a empañarse mis ojos y las lágrimas corrieron por mi rostro, emocionado como estaba por el gesto de la chica.

—J-jo, señora... —y entre lágrimas, corrí a abrazarla. Apreté mi rostro contra ella hasta que noté su mano acariciándome—. Señora... muchas gracias por cuidarme. Es usted una buena persona. Si consigo ganar el juego, prometo que la ayudaré a hm... ¿q-qué cosas hacen los mayores? —pregunté confuso, mientras me separaba de ella—. Bueno, la ayudaré a lo que necesite, ¿vale? —finalicé más enérgico, secándome las lágrimas.

>>P-por cierto, ¿dónde está el baño? N-necesito hacer hm... p-pipí...

 

Octavo

Sonreí; allí estaba décimo. Aunque se mostró hostil al principio, pronto cambió su discurso por uno más amable. Eso significaba que, por el momento, no estaba dispuesto a pelear. Yo tampoco.

—Claro que lo creo, mi buen amigo Décimo —respondí a su sonrisa con otra—. Pero encerrarme en algún lugar recóndito de la universidad hasta que la muchedumbre se vaya no me parece una buena opción. Tal vez si fuese una muchedumbre normal, pero con Murumuru a la cabeza... no hay manera de que ningún escondrijo nos dure para siempre.

>>Todas nuestras oportunidades se basan en huir entonces, y pienso que será más fácil hacerlo si cooperamos. Después de todo, dos cabezas piensan mejor que una.

O al menos, eso esperaba. Por eso había ido allí, para armar un plan de escape.

Contenido oculto

Ingenio 2 + 6= 8

 

Sexta

Ya estaba amaneciendo. ¿Cuánto ya habré caminado persiguiendo a este tipo? Ya me estaba cansando de estar caminando y caminando. Eh... Segundos después me di cuenta que lo había perdido de vista.

Tsk.

Llamó mi atención esa voz y rápidamente la busqué con la poca luz que percibían mis ojos. Entrecerré los ojos para poder enfocar mejor y ver su rostro.

¡Eh, que son varios! En ese mismo momento no podía contar cuántos o iba a ser asesinada fácilmente. Decidí correr a la fábrica que se encontraba frente a mí. ¿Qué querían de mí? ¿Ya tan famosa soy? Já. Que me permitan contarlos e idearía un plan para poderlos asesinar a todos.

Gracias, Deus.

Contenido oculto

Ggg
Destreza 3+1 = 4

 

Décimo

—Por favor, llámame Bastian, Bastian Cortázar— De esa forma me presenté ante Octavo.

>>Todas nuestras oportunidades se basan en huir entonces, y pienso que será más fácil hacerlo si cooperamos. Después de todo, dos cabezas piensan mejor que una.

En alguna otra circunstancia no me hubiera importado ser asesinado por la policía, pero ahora la ligera línea entre caos y cosmos estaba en juego. Debía pensar cómo solo un aspirante a dios debía pensar. Por su puesto que sí. Ajusté mis lentes para afirmar con la cabeza.

—Y te creo esta vez—respondí. Tras esto procuré bloquear la puerta para ganar algo de tiempo. Dado que nuestros cazadores pondrían toda su empresa en dar con nosotros, escapar no sería tarea fácil.

 

Novena

Intentaría entrar, esperaba que no hubiera nadie adentro

Me acerqué lentamente a la entrada, por ahora no había nadie en las inmediaciones ni en los pasillos, por lo que podría pasar un rato aquí de ser necesario y si tenía la suficiente suerte

—A ver... A ver... Espero no haya nadie adentro

Y me acerqué a intentar abrir la puerta

 

Séptimo
​

Una tenue sonrisa apareció en mi rostro al notar cómo Murumuru ya había parecido frente a nosotros con ese gesto tan infantil que resultaba ser bastante odioso para mi persona, menos mal que jamás tuve un hermano. —¿Sospechar de nosotros? Somos almas totalmente puras incapaces de hacer algo malo, Murumuru... no sospeches de nosotros nunca. —Me permití reir un poco ante mis propias palabras y antes de que siquiera se atreviera a meterse con nuestras mochilas (y además, aprovechando el hecho de que parecía querer que le preguntaramos cosas), la tomé entre mis brazos y la senté en una de mis piernas.

—Lamento decirte que a Scout no le gustaría que te comas nuestra comida, tan solo mirala, parece una bestia furiosa que mataría por comida, aunque... si duplicaras la comida para que todos alcanzaramos lo mismo, no vendría mal —¿Se notaría mucho que recién estaba despertando de mi gran sueño? Probablemente. —Así que ahora, con mi condición puesta sobre la comida, lo importante... ¿qué esta pasando en el exterior? (A)

Contenido oculto

No lo culpen, se acaba de despertar la pobre criatura y desvaría un poco (?

 

Me paseo por las calles desérticas en busca de algún lugar donde poder aprovisionarme en condiciones. Todos son objetivos fáciles, pero existía un motivo crucial por el cuál la idea de asaltar las tiendas pequeñas podría no ser tan buena idea: si hay gente merodeando en las proximidades y nos están buscando lo último que quiero es romper un escaparate y que salte las alarmas. Es como gritar a los cuatro vientos "¡Hola, estoy aquí! ¿Podéis venir a matarme? Gracias.". No, lo mejor sería dirigirse al centro comercial, en un lugar como ése es mucho más fácil eludir a tus perseguidores en caso de que ocurriese lo peor. Si quiero asegurarme de no sufrir ningún percance antes de alcanzar mis objetivos es mejor que me mueva con Destreza, ojalá por fin la suerte me sonría.

Contenido oculto: Tirada

Destreza 0 + Tirada 3 = 3

 

- Inicio día 2 -​

La joven te sonríe, revolviendo tu cabello enternecida por tu inocencia. Se acuclilla a tu lado para quedar a tu altura, y te señala el final del pasillo, justo donde el baño se encontraba.

—Allí lo encontrarás, no tiene pérdida. Te espero por aquí, ¿sí?

Ves marchar a la joven de nuevo, esta vez hacia el ático, pero no parece importante. Parecía estar ocupada, así que era mejor dejarla tranquila. Mientras tanto, te dirigiste hacia el baño, abriendo la puerta y encontrándolo todo revuelto, cosa que ya no te extrañaba en absoluto. Podías encontrar un mueblecito con cristal, donde se encontraban varios cajones para guardar las pertenencias del hogar (Suerte). No parecía haber nada más que cajones en aquel mueble, pero, ese cristal... ¿Uhm? (Vista Lince).

Corres con todas tus fuerzas hacia la fábrica abandonada, con la turba persiguiéndote de cerca. Sin embargo, te encuentras con su fachada cerrada a cal y canto, como era de esperarse. La compuerta de metal te separaba del interior, por tan poco...

Pero de repente, alguien te tomó de la muñeca, tirando de ti hacia las traseras de la fábrica. ¡Era el chico de antes! Con su ayuda, te indicó donde se encontraba un ventanuco abierto, que os permitiría entrar a su interior. Pero estaba algo alto...

—Tendremos que trabajar en equipo para subir, chica. ¿Qué me dices? —sonríe, esperando tu respuesta—. Yo te ayudaré a subir, y tú me ayudas después.

Si quieres subir a sus hombros siguiendo el plan (Acierto), si pasas y quieres ir por tu cuenta, subiendote a sus hombros sin ayudarle (Suerte).

¡+1 Acción realizada con éxito!

Décimo reaccionó rápido, corriendo hacia la puerta hasta trancarla con una de las sillas de la habitación, justo debajo del pomo. Probablemente hiciese falta quedarse allí a empujar para que no abran la puerta, pero por el momento, no parece que hayan entrado aún en la universidad de Química. Había tiempo suficiente para el plan que Octavo tenía en mente.

La sala en la que se encontraban seguía manteniendo numerosos químicos aún no usados, cosa que llamó su atención. Entre los estantes, pudieron ver varios carteles con diferentes fórmulas y reacciones de diferentes sustancias, todas obteniendo resultados de los más variados. Dos de ellos parecieron destacar del resto: efecto explosivo, y cloroformo. Las indicaciones decían que se trataban de un frasco oscuros y otro transparente, anteriormente preparados por el profesor para una muestra en clase de forma segura, pero sin especificar cual era cual.

Décimo cayó entonces en la cuenta; esos frascos... justamente se trataba de ello. Empleando cualquiera de los dos, saldrían de allí, sí. Pero mientras en un caso saldrían heridos, en otro lo harían ilesos.

Entonces, Décimo, Octavo... ¿Cual de las dos mezclas habrá que probar a abrir? ¿El frasco oscuro, o en cambio, el frasco transparente? Una vez abierto el frasco, la acción será inminente.

Comienzan a oírse voces en la entrada...

¡+2 Acciones realizadas con éxito!

No... No tenías las llaves allí contigo. Confusa, te encaminaste hacia las escaleras de emergencia, logrando así adentrarte en el edificio y, al menos, evadir la oscuridad exterior. Al adentrarte por una de las puertas de emergencia, llegaste a uno de los pasillos de alguna de las plantas, pero claro, no tenías llaves...

¿Y si probabas a buscar algún objeto contundente para abrirla a la fuerza? (Acierto) ¿O uno pequeño con el que forzar la cerradura? (Suerte).

Murumuru pataleó un poco cuando Séptimo la tomó entre bazos, agitando sus manos justo cuando estaba a punto de tomar algo de comida de entre sus pertenencias, y estuvo a punto de morderle la mano para que la soltase. No era como si no pudiese materializarse ella sola, claro, pero le agradaría morderle la mano solo por molestarlo otro poco. Sus reacciones siempre le resultaban graciosas. Sin embargo, estaba de buen humor, por lo que se quedó sentada tan tranquila, comiendo lo que parecía ser una bolsa de aperitivos...

¿¡Eh, de dónde había sacado eso!?

—Tenéis que tener mejor vista para la próxima. Esta bolsa estaba en uno de los cajones, abandonada la pobre, así que yo le di amor —con uno de sus dedos bajó su párpado inferior, sacándoos la lengua con burla. Luego se dirigió hacia Séptimo, conteniendo la risa ante sus palabras—. Buen intento, pero curiosamente el día que enseñaban a duplicar la comida no fui a clase. Síp, curioso cuanto menos.

"Así que ahora, con mi condición puesta sobre la comida, lo importante... ¿qué esta pasando en el exterior? (A)"

La niña guardó silencio entonces.

—Los habitantes de Naosuke son parte de la primera fase del juego de la supervivencia. A todos ellos se les ha hecho creer que vosotros sois los culpables de la catástrofe que han sufrido, y por la que han arrasado toda la ciudad. Pero, es curioso... ¿Cómo es que vosotros no tenéis idea de dicha catástrofe?

"A mí me gustaría preguntar con este manual de evacuación que he encontrado, Murumuru, ¿en qué consiste? [C]"

—Ah, sí, eso... Los altos cargos de la ciudad están preparados ante una segunda catástrofe que se avecina dentro de muy poco. Ese manual explica en dónde se encuentra el refugio al que acudirán en un momento dado, pero al parecer... Todos ellos han desaparecido sin dejar rastro. Ahora, podría jurar que sois los únicos que sabéis de esto. Probablemente el resto de jugadores supervivientes sean avisados en su momento, pero mientras tanto, vosotros partís con ventaja.

>>¡Listo, ya respondí las dos preguntas! Y si os preguntáis el por qué, digamos que... Simplemente quería limpiar mis pecados haciendo una buena obra... Nah, mentira.

Y con un chasquido, Murumuru se marchó, dejando a ambos solos de nuevo.

Pero, por primera vez, tus fuerzas parecieron flaquear, y no fuiste capaz de echar a correr todo lo rápido que hubieras deseado. Uno de tus tacones se rompió, impidiendo que pudieses avanzar mucho más. Lo peor es que alguien te vio en la distancia.

—Mira que decíais que ya era tarde y seguiríamos buscando mañana... ¡Allí hay una!

—¿Has encontrado otra? ¡Vamos, venid!

Y en poco tiempo, tenías una turba furiosa aproximándose hacia ti. Había que actuar rápido. Puedes continuar corriendo hacia el supermercado y arriesgarte (Destreza), buscar un escondite entre las casas, sin avanzar (Ocultar), o tomar un objeto contundente y abrirte paso a una tienda u hogar para tomarlo como refugio (Arma improvisada).