Sexta Detuve mis risas para poder escuchar a la tipa, manteniendo aún mi mentón en alto. Fruncí el ceño pues estaba hablando demasiado para mi gusto. Luego de escuchar toda su propuesta, me quedé pensando un par de segundos, la analicé de pies a cabeza. ¿Me habría convencido...? Nah. No se ve con tanta fuerza... No creo que podría combatir, atacar o trabajar junto a ella. ¡Já! Además, yo fui educada para hacer mis misiones sola, nunca supe trabajar en equipo, así que... —Qué tristeza, mujer... —mi mano se posó sobre su mejilla y la acarició apenas tocándola— Tu discurso no sirvió para nada... —sonreí ampliamente, de una manera escalofriante para cualquiera que me viera (vamos, lo había hecho antes con mis anteriores víctimas)— ¡Porque realmente llegó la hora de tu muerte! Velozmente lancé mi vara metálica sobre su rostro para poder comenzar con esta batalla... a su muerte. Contenido oculto Fuerza: 8 Defensa: 6 Agilidad: 7 Constitución: 7 Ataque normal x2 (Fuerza) 8 + 5 (Arma) + 5 (Movimiento) + 2 (habilidad Arma Improvisada) = 20 20-2= 18*2= 36 100-36= 64
Catedral de la Causalidad Murumuru se balanceó de un lado al otro, con las manos entrelazadas tras la espalda mientras observaba el treceavo diario sufrir su inminente desaparición. Con el último golpe, su luz se vio mermada por completo, y acabó por apagarse en aquel pedestal en el que se encontraban recogidos todos los diarios en juego. La niña se quedó allí un par de segundos más, con su mirada enfocada en los once diarios restantes. Tan brillantes. Tan rebosantes de vida y esperanza. Se preguntaba cuánto les faltaría para sufrir el mismo destino que Segundo y Treceavo. Abandonó finalmente el pedestal con pequeños saltitos, y se encaminó hacia el gran trono donde reposaba Deus Ex Machina. Este se encontraba atento, observando el cuerpo del albino tendido en el suelo sin vida. Pero su atención parecía cobrar más interés al enfocarse en su verdugo, en aquel joven que ya se había cobrado dos vidas. Octavo le estaba sorprendiendo gratamente. —Ese chico es un egoísta —bromeó la niña, llamando así la atención del dios del tiempo y el espacio—, no deja nada para los demás. —Tan solo se está aprovechando del tiempo, mientras aún no se hayan aprovisionado de los suficientes víveres. Es una estrategia inteligente a fin de cuentas. Murumuru se cruzó de brazos, asintiendo con solemnidad. Dirigió la mirada hacia la pantalla donde veían todo lo que ocurría en el área de juego, centrándose ahora en el encuentro que se estaba dando en el parque de atracciones. Sonrió, satisfecha. —Es probable que dentro de muy poco haya una tercera víctima, Deus querido. ¿No estás contento? ¡El juego marcha a la perfección! Sin embargo, no recibió respuesta del dios. Volvió a darse la vuelta, y se enfocó en los jugadores que aún quedaban vivos, mientras Murumuru se encogía de brazos e iba a por alguna bebida. Su atención se centró por unos minutos en Séptimo, a quien había escuchado decir su nombre en múltiples ocasiones, así como la gran mayoría de jugadores. A este paso, acabarían gastándole el nombre. Sin embargo, el que aquel chico hubiese tenido tan mala suerte abriendo una simple puerta, y su posterior reacción, logró sacarle una disimulada risa. —¿Uh? ¿De qué te ríes? —inquirió Murumuru, quien había regresado minutos atrás, y ahora se encontraba observándole con curiosidad. Deus negó con la cabeza, intentando regresar a su seriedad habitual sin demasiado éxito. —De nada. Volvamos a prestar atención al juego, anda. *** Diario eliminado: Diario del asesino. Hay una entrada disponible en él: En la entrada, tu propio yo te explica la función que has obtenido gracias al uso de tu diario. Al utilizarlo, habías logrado hallar armas para defenderte donde menos te esperabas, como si el propio diario te indicase su posición. A su vez, las armas que empuñabas se volvían más fuertes por alguna razón que desconocías al hacer uso de tu diario. Casi parecía servirte la mayor parte en bandeja para llevar a cabo cualquier tipo de asesinatos. Batería del diario: 65% - DEAD END -
La chica pareció reirse ante tu comentario, pero pronto te tranquilizó diciendo que por el momento, allí dentro estábais a salvo. Esta se dirigió a explorar lor recovecos de la casa, mientras que tus pasos te llevaron a la cocina. Allí, todo parecía haber sido víctima de una estampida. Los armarios (Suerte) se encontraban abiertos y con las puertas rotas y desencajadas, la nevera (Suerte) parecía completamente vacía y a simple vista no creías poder sacar mucho más de allí (Vista lince). Pero la suerte no parecía estar de tu parte, y nada encontraste por ese lado. Habrá que seguir probando. Y en la nevera, aunque a simple vista no lo pareciera, en uno de los huecos aún conservaba... ¿Una caja de leche? Uh, eso no podrá conservarse mucho tiempo. Habrá que usarlo en el momento adecuado. Por su parte, Tercera se abalanzó con gran fuerza hacia aquella persona que esperaba pacientemente en el exterior, con su tubería en alto lista para propinarle un buen golpe. Pero algo pareció fallar en un principio, porque aquel joven se apartó a un lado con más rapidez que tú, como si tu jugada hubiese fallado. Observaste con temor como aquella persona sacaba su navaja y estaba a punto de enterrarla en tu cuerpo cuando tu diario empezó a brillar. Y no sabías exactamente cómo, pero esto logró revertir la situación de alguna forma, porque el golpe del chico se había desviado lo suficiente como para que lograses asestar un buen golpe en su cabeza. Y esta vez, con la suficiente precisión como para acertar. Y ante tu sorpresa, ese chico desapareció. Y la navaja que portaba se tornó ahora en... Unos nunchakus. Curioso, ¿verdad? —¡Felicidades, acabas de vencer a la réplica de Octavo! —exclamó Murumuru, apareciendo de repente a tu lado. Recogió los Nunchakus del suelo y te los tendió, como quien ofrece un trofeo o medalla al ganador de un mérito—. Sakaki Kendo es su verdadero nombre, y por el momento está... Bueno, lo mejor será que le encuentres y le pares los pies, ¿no? >>¡A ver si se te da tan bien el combate contra un jugador de verdad! Y así como vino, desapareció. Y el silencio volvió a reinar en las inmediaciones del lugar. ¡+2 Acciones realizadas con éxito! ¡Una réplica ha sido eliminada con éxito! Tras dejar atrás el cuerpo inerte de Treceavo, te adentraste finalmente al almacén donde conservaban los medicamentos de la propia universidad. Se trata de un punto de recolección de objetos limitados, por lo que podrás tomar dos medicinas u objetos a tu elección. -Vendajes/curitas. -Medicina para la fiebre. -Veneno. -Antídoto. -Antiquemaduras. -Calmantes -Pastillas -Agua oxigenada ¡+1 Acción realizada con éxito! Esta vez sí que parecía haber algo allí. Al abrir el armario, encontraste multitud de frascos rotos y líquidos de dudosa procedencia derramados por doquier. Pero para tu sorpresa, dos frascos habían resultado ilesos. Uno de tonalidades oscuras, y otro que parecía ser transparente. El tiempo dirá para qué sirven ambas sustancias... ¡+1 Acción realizada con éxito!
Cuarto Empezaba a notarme hambriento pero para mi sorpresa la cocina estaba igual de vacía que el resto de la casa. No había nada, simplemente un armario y una nevera, que a simple vista parecía no contener nada. Quizás debía inspeccionarla un poquito mejor, y si encontraba algo podría compartirlo con la señora. Debía hacer uso de mi vista lince. —Jo, qué mala suerte... Por aquí también han pasado. ¿Quién habrá sido? ¿Tanta hambre tenía? —comenté mientras continuaba rebuscando entre los distintos estantes del frigorífico. Algo me decía que no aguantaría mucho tiempo en esta casa, así que debía darme prisa. Contenido oculto Vista linca: 2+... PD: Si me sale un uno me mato ya
Séptimo Fruncí levemente mi nariz al ver esa caja de leche en la nevera, realmente esperaba algo mejor a decir verdad pero... si en esta sala improvisada solo les importaba aclarar su café con la leche como para únicamente tener eso en su nevera, suponía que estaba bien y que tan siquiera, había podido encontrar algo. Giré levememente mi rostro para avisar del descubrimiento y noté, con más sorpresa de la debida como la pequeña scout se libraba con quizás, demasiada suerte, del ataque de esa copia que nos había estado acosando desde hace un rato. —Impresionante, ¿quién diría que si eras capaz de tener reflejos? —reí, dirigiendome hacia ella para guiarla (o mejor dicho arrastrar) dentro de la sala donde estábams para asegurarla, siendo de noche y en un lugar ajeno lo mejor sería asegurarnos de que la puerta no se abriera hasta que nosotros quisieramos.
Décimo No reflexioné demasiado sobre qué tendrían en su interior aquellos frascos que habían sobrevivido al asalto; eran dos: uno con una sustancia transparente y otro con más bien un contenido turbio y oscuro. Las guardé por si acaso pues podrían funcionar en algún momento, si es que no me moría. —Y creo que se me olvida algo...—dije para mí, como siempre, y giré hacia la consigna donde el profesor guardaba todos los recursos para la clase. No tenía esperanzas de encontrar un revólver ahí o algo así, pero me pareció, y solo me pareció, que no debía dejar nada a la suerte.
Octavo ¡Excelente! Sí que habían medicamentos por aquí, eso me venía genial. No podía, sin embargo, llevarme todo lo que había allí, porque limitaría mi movimiento. Así que, tras pensarlo un momento tomé el Antídoto y me aprovisioné con más tiritas y vendajes. Por si acaso, en realidad. Con eso, más o menos tenía lo necesario para sobrevivir a la mayoría de los percances. La facultad de medicina, sin embargo, era más que sólo el almacén. Tal vez no encontrase nada tan útil como eso, pero bien podría encontrar algo más. No lo sabría hasta intentarlo. ... —Habrá que probar suerte con la sala de pruebas, supongo.
¡Tsk! Menudo error más grande el mío. Si tenía todas las evidencias delante mía: es una asesina en serie sin cerebro, ¡claro que no aceptaría la propuesta! Habría sido mucho más inteligente haber atacado antes, de haber sido así podría haber ganado; pero en estas circunstancias mis probabilidades de victoria son nulas. Una retirada a tiempo salvaría esta situación, aunque odie admitirlo. La fuerza bruta no es mi fuerte. —Grave error, ya te dije que hoy no me matarías. Te prometo que te arrepentirás de haber tomado esa decisión... La próxima vez que nos encontremos las cosas serán muy distintas. Lamentarás haberme tenido como enemiga. Nos vemos. Y guardándome el orgullo, escapé de la batalla. Contenido oculto: Comentario Uyyyy, qué resultado más ajustadito... Ya sabía yo que los dados me darían problemas en el momento más importante... Tengo mucha agilidad, ¿eso no ayudará? #RogandoPorSuVida
Tercera A pesar de lo que había sido mi mala suerte, conseguí hacer gala de unos buenos reflejos y esquivé el ataque de aquella réplica, asestando finalmente un golpe que lo derrumbó. Cogí sin dudar el arma que Murumuru me había extendido, sonriendo. Mucho mejor, sí señor. —Espero que sí~ —aunque, de todas formas, lo sabía, debía agradecerle todo al diario. Estaba siendo más útil de lo esperado, sí señor. Luego miré a Séptimo, una vez estuvimos en el interior de la sala de nuevo y seguros, sin ninguna réplica merodeando por el lugar. Me tiré a una de las sillas, suspirando. >>Gracias —sentí que aquello, por su forma de ser, realmente podría considerarse un cumplido—. ¿Y ahora...? ¿Podemos pasar la noche aquí? No debe ser seguro ir fuera y creo que estamos bien en esta sala, ¿no? [Post de descanso: 1]
Séptimo —¿Gracias por asegurar al puerta? De nada, Scout.—Sonreí, sarcástico sin entender del todo a que cosa me estaba agradeciendo realmente, pero si lo pensaba bien no era demasiado importante saber cual era la causa de su agradecimiento, a fin de cuentas... incluso mi compañía era algo que agradecer. Luego, al igual que ella me encaminé a uno de los asientos disponibles, un sillón lo suficientemente grande como para que pudiera recostarme por completo y pudiera clavar mi vista en tercera de forma más cómoda —No solo podemos, vamos a pasar la noche aquí —suspiré —, ya aseguré la única entrada hacia nosotros, nadie va a perturbar nuestro descanso. [1 Post de descanso]
Quinto Si es que acaso podía ser posible, el estado de la cocina era peor de lo que yo esperaba. Allí no quedaban ni migas para barrer, prácticamente todo había sido desmantelado a consciencia. —Vaya suerte la mía —murmuré, pateando el cesto de basura al otro extremo de la habitación. Ni siquiera podía caer tan bajo para revisarlo porque hasta en eso se habían encargado los ladrones. Así que regrese sobre mis pasos, confirmando que la puerta estaba bien asegurada antes de ir al baño. ¿El agua caliente seguiría funcionando? (2/4).
Contenido oculto im lost and scared someone help me please i beg you dices :c *le reza a octavo* Doceavo~ En el camino fui hablando con el pequeño Victor de cosas triviales para aligerar un poco el ambiente. Seguía algo aturdido por lo que me había contado y aún me costaba algo asimilarlo, pero no me gustaría verlo tan aterrado como antes. Mi preocupación creció cuando vi que aquel camino finalizaba sin salida. ¡Rayos! Ahora debíamos volver por donde vinimos y pensar hacia dónde dirigirnos. Realmente no sabía qué hacer ahora y eso me tenía un poco frustrado. Estaba prácticamente oscuro y poco se veía alrededor. Daba miedo, lo admitía. Pero debía ser fuerte y valiente por el pequeño que debía proteger. Victor apretó mi mano con suavidad, y cuando lo miré me estaba sonriendo. El pequeño era positivo, no se veía como el niño que antes se escondía asustado y desconfiado. Y eso me alegraba. Me contagiaba. “No te preocupes, la salida está justo al lado, así que no será difícil irnos de aquí.” Comenzó a tirar de mí, hasta parecía emocionado. Algo curioso, pero que me hacía sentir relajado. No había de qué preocuparse por ahora, ¿verdad? Sólo había que seguir intentándolo, con cuidado. “¡Vamos, vamos, hermanito! ¡Junto a ti ya no me dará miedo explorar la ciudad!” —Así me gusta, Victor, ¡esa actitud es buena!—Acaricié la cabecita del pequeñajo y me agaché, pinchándole las mejillas. Me reincorporé y volví a cogerle de la mano, siendo yo esta vez quien tiraba de él, manteniéndole lo más cerca posible de mí—. Ya sé dónde iremos. ¡Vamos a mi casa! Con el destino decidido nos pusimos en marcha, con algo de miedo, hacia ella. Sólo debía salir de este lugar para orientarme entre la oscuridad.
Novena —Uy, la suerte no sonríe esta vez —pensé, viendo que no encontraba nada en el estante que tenía al frente— Habían mas, así que empecé a revisar el resto con cuidado, pero procurando ser sigilosa o silenciosa Este tipo de situaciones en lo normal eran frustrantes, pero hacía mi mejor esfuerzo para no molestarme y hacer un desastre —Calma y sigue buscando... Era lo mejor que podía hacer, esperaba que la suerte volviera a sonreírme como lo vino haciendo desde el pueblo
Tercera —Gracias por decirme lo de los reflejos, tonto —dije, entre leves risas, antes de negar con la cabeza. Miré alrededor. Si lo necesitábamos, al día siguiente podríamos intentar hacer algo de café, estaría bien para aprovechar la leche que Séptimo había encontrado y no tener que tirarla si se ponía mala. Pero eso sería al día siguiente porque... oh, demonios, que cansada me encontraba ya. Bostecé, sintiendo como si mi cuerpo estuviese dándome la razón a mi afirmación. >>Entonces... buenas noches, Séptimo~ —le deseé, antes de dejar mi cabeza apoyada sobre mis brazos, en la mesa, y caer rendida. Contenido oculto Acción, dormir, 6/6 en los dados, trust me (?
Séptimo "Gracias por decirme lo de los reflejos, tonto" Suspiré, rodando mis ojos levemente con una suave sonrisa en mis labios —No te acostumbres mucho a esas clase de palabras por mi parte, quizás solo sean en ocasiones especiales. —Estiré mis brazos levemente antes de colocarlos debajo de mi cabeza para estar ligeramente más cómodo. —Soy Sean, Scout —dije antes de que ella pudiera dormirse, que no tardó demasiado a decir verdad porque a los cuantos segundos observé con curiosidad cómo ella se quedaba dormida como si nada apoyada sobre la mesa, me levanté con cuidado y me acerqué a ella con una leve mueca de disgusto, levantando uno de los mechones de sus cabellos para observarla —. ¿Cómo es que puedes dormir tan tranquila sin siquiera conocerme? —murmuré, reincorporandome de mi lugar para volver al sillón y recostarme. "...Me tienes demasiada confianza, tercera." Pero todo valdría la pena al final... pero el segundo paso, para desgracia mía y diversión de Deus, sería acostumbrarme a ella, el primero por su puesto, era dormir.
Quinto No podía decir que el baño se encontrara mejor que el resto de la casa, pero al menos los asaltantes habían tenido la amabilidad de no volcar aquello que clasificaron como innecesario. Así pude encontrar un trozo de jabón y el tarro de shampoo que se había estado usando. No fue la mejor ducha de mi vida, pero sí me ayudó para relajar los músculos y quitarme la mugre del día. No me había dado cuenta hasta entonces en las condiciones en que había dejado mi ropa y agradecía el que pudiera haber regresado a casa. No gastaría tiempo haciendo la cola, tomaría un nuevo atuendo y listo. Saliendo del baño, agarré la bolsa de aperitivos y la lata de refrescos. Tampoco podía considerarlos como una buena cena, mas era todo lo que tenía. Por ahora, claro. —¿Qué debería hacer mañana? Dudo que las demás casas se libraran del saqueo y para ir a buscar las sobras... —Sólo por gusto, comprimí el paquete vacío y dejé que el molesto sonido del envoltorio llenara la habitación. Había algo dentro de tanto silencio que me inquietaba. >>También debería cambiar de guarida. Sólo por si acaso. —Le eché un vistazo a la puerta antes de levantarme y estirarme—. Bien, eso ya lo veré después de dormir. (3/4)
Sexta En frente de mí, luego de asestarle un buen golpe, escuché a la tipa decir algo de que me arrepentiría, la adrenalina no me dejó ponerle toda mi atención. Woah, ¿qué? —¡Oye! —reaccioné rápidamente al sentir que se estaba alejando. Si un salto hacia ella, abalanzando mi vara pero fallé, cayendo al suelo y llenándome de polvo y tierra. Solté una especie de rugido. —¡Estúpida bastarda! ¡Cobarde de mierda! ¡Lamentarás haber huido como vil rata! —maldije tan fuerte como pude asegurándome de que me haya escuchado. Me puse de pie y me sacudí la mugre que se me pegó. Maldita cobarde. Al menos sé que me tuvo miedo, ¡já! Suspiré y luego de un rato, pensé que sería buen momento para salir de este lugar para buscar otras personas y poder asesinarlas... Claro que no me voy a quedar así... A lo lejos vi unos altos de edificios... ¡La zona empresarial! Seguro encuentro algo interesante ahí.
Madrugada [2:00 Am] Por desgracia, la cocina estaba totalmente desértica. Quien sea que estuvo allí con anterioridad no había escatimado en detalles durante el robo, desde luego. Pero no había que darse por vencido. Seguro que aún quedaba algo en aquella casa abandonada. Por el momento, el silencio reinaba en el lugar... La consigna, sin embargo, no parecía haber sido maltratada. Aún conservaba las probetas, pipetas, recipientes e incluso los guantes de goma empleados en cada clase. Quizás, esos guantes pudiesen ser de ayuda en más de una ocasión... ¡+1 Acción realizada con éxito! La sala de pruebas contaba con toda la maquinaria posible para realizar chequeos médicos a sus pacientes. Contaba con una pequeña mesa portable con ruedas donde se guardaban, en sus cajones, los instrumentos necesarios para llevar a cabo los muestreos pertinentes. Aparte de esa mesita, no parecía haber nada más de interés. ¿Será buena idea abrirla? (Acierto). ¡+1 Acción realizada con éxito! ¡Lo conseguiste, has dejado a aquella jugadora atrás! Fue entonces cuando te percataste de un mensaje en tu diario que definitivamente, antes no estaba allí. Te pusiste tensa al leer en él las palabras: DEAD END. Sin embargo, cuando viste que aquella joven ya no te perseguía, el mensaje desapareció misteriosamente. Quizás... Has logrado cambiar tu destino sin darte cuenta. Deus te observa atentamente. —Tus posibilidades de sobrevivir eran ínfimas, y aún así has logrado sobrepasar a tu destino. Otro jugador intentó tener tu misma suerte, pero acabó siendo eliminado —escuchabas su voz en tu mente, como una suerte de telequinesis. Guardó silencio un momento, y entonces, agregó—. Si continuas recta, podrás dirigirte hacia el parque acuático, el barrio de Ohayama o, si decides volver sobre tus pasos, al barrio empresarial. >>Solo ten en mente esto: la noche puede llegar a ser vuestra peor enemiga. Y su voz desapareció de tu cabeza. Podías escuchar murmullos en la lejanía... ¡+1 Acción realizada con éxito! Tu orientación en medio de la oscuridad no parecía tan mala, y la seguridad que te brindaba el pequeño niño que agarraba tu mano con fuerza parecía ser suficiente para brindarte ánimo. Podías escuchar murmullos en la distancia, cosa que no ibas a pasar desapercibido, pero lo primordial era poder llegar a casa. Y en efecto, a las pocas cuadras, comenzaste a identificar las calles por las que transitabas. Estabas muy cerca, y cuando quisiste darte cuenta, diste con ello. ¡Con tu hogar, estabas en casa! Victor te miró, curioso. Le sorprendió que detuvieses tus pasos. —¿Esta es tu casa, hermanito? ¿Y... tienes las llaves para entrar? Porque si no... —ladeó la cabeza, pensativo. No, no se le ocurría ningún plan B. ¿Tenías las llaves contigo? (Acierto). ¡Oh, pero tu diario ha comenzado a brillar! ¡+4 Acciones realizadas con éxito! No, definitivamente los armarios estaban todos cerrados. Sin embargo, el kit de emergencias que tenías a tu lado quizás tuviese algo. Y al intentar abrirlo... ¡Bingo, lo conseguiste! Tiritas, vendajes, agua oxigenada... Esta vez sí que habías tenido suerte. ¡+1 Acción realizada con éxito! En medio de su descanso, alguien parecía llamar a la puerta. Eran golpecitos no muy fuertes, pero insistentes. Al cabo de unos minutos, incluso aquellos con un sueño pesado acabarían por despertarse con el ruido. ¿Quién sería a estas horas de la madrugada? Pero espera... ¿A quién se le ocurría llamar educadamente a su escondrijo? —¿Holaa? ¿Hay alguien? Claro que hay alguien, ¡solo me estáis haciendo bullying! —aquella voz... ¿¡Murumuru!?—. No estaréis haciendo nada raro ahí dentro, ¿no? ¡Que soy solo una niña! Contenido oculto A partir de ahora iré contando las horas importantes, para poder situaros mejor :3 A cada post, contaré unas dos horas, para no pasar con brusquedad de la noche al día (?)
Cuarto Ugh, por más que buscaba y buscaba, allí no había nada... Y seguía teniendo hambre. ¡Jooo! ¿Por qué el Dios se portaba tan mal conmigo? ¿Estaría enfadado? Le quedaba poco tiempo, podría al menos ir haciendo los preparativos para su sustitución y no empeñarse en hacerme el juego más difícil. ¿Qué tenía de gracioso verme pasarlo mal? —¡S-señora! Y-yo... he buscado algo de comida para que pudiéramos compartir, p-pero no he encontrado nada... l-lo siento, no tengo manera de agradecerle su ayuda —me disculpé cabizbajo, con los ojos algo llorosos. ¿Qué más quedaba? ¿Morir de hambre, asaltar otra casa? Sí que era difícil independizarse. Seguro que si Manu estuviera aquí me daría algo de comida... Mi última esperanza apareció entonces. Un armario parecía cobijar algo, me acerqué a ver, esperando que la suerte me acompañase esta vez.
Novena —Agua oxigenada, tiritas, vendas... ¡Excelente! —tomé el contenido del kit para guardarlo en mi morral, y disponerme a salir de la sala de emergencias— Había conseguido cosas muy útiles aquí en el hospital, así que ya satisfecha con lo encontrado, salí del mismo, no tentaría a la suerte buscando mas cosas aquí, capaz y podrían pillarme —A ver, ¿A donde debería dirigirme? Ya es de madrugada, no debe haber mucho abierto Me puse a pensar y a divagar, pensando en las posibilidades disponibles al horario actual