--Bien... tu lo pediste...-- dije dandome media vuelta mientras delicadamente mi pie barria sus piernas tirandolo al suelo.
Comi la mia y me despedi de Rojo. --Debo irme amigo, nuevas aventuras me esperan, alcanzame cuando quieras y tengamos una batalla, por ahora este es un hasta luego, nos vemos!-- decia mientras corria y me alejaba del parque.
-Vale, adiós. -me despedí de Bruno, mientras me quedé solo en el parque, analizando mis motivos por los cuales llegué a Ciudad Barniz...
Después de dar gracias por las hamburguesas me quejé nuevamente--Este Bruno, siempre va de un lugar a otro como yo... ¡Algún día nos enfrentaremos!--le grité riendo en como se iba de prisa.--Bueno Rojo... ¿No quisieras atrapar un pokémon?--Le animé al novato de la región.--Creéme que con sólo dos pokémon no avanzarás mucho, y lo digo por experiencia propia!
--Puedes estar seguro de ello!-- le grite volando sobre mi Flygon dirigiendome a una salida de la Ciudad.
Eso no respondía en lo absoluto a mi pregunta, pero era cierto que los aromas de Venasaur eran geniales--Lo sé... los amo--dije riendo, ya que al parecer a Rojo no le hacian gracia.
--Jeje ve, vamos a atrapar un pokémon.--Jalé al muchacho llamado Rojo hasta las afueras de ciudad Barniz, llegamos hasta el volcán, detrás de mí fue Venasaur.
Desperté una hora más tarde tirada en el césped y con una manta encima de mi, tapándome completamente, y me levanté rápidamente, medio adormilada. --¿Eh? ¿P-pero dónde está todo el mundo..? --me pregunté en voz alta y miré a mi alrededor. --Creo que dormí demasiado. --reí y me levanté del suelo estirándome por completo. Miré la manta. ¿De quién sería? Debía de ser o de Rojo, Ukita o Bruno, ya que ellos estaban conmigo antes de que me durmiera. La guardé en la mochila mientras, hasta que encuentre a su propietario, y encontré a Silveon caminando hacia mi. --¿Y tú que haces aquí? Me duermo un rato y todos están a su bola. --guardé a Silveon en su pokeball y me fui de allí caminando.