— Te podría dejar cerca... pero irías tú sola Emi — dije en un suspiro sabía que eso podría entristecerle un poco o simplemente no agradarle del todo — Te parece?...
-- Si, eso lo suponía -- dije seria -- Tu me acompañas, yo lucho, seguramente pierdo y luego nos volvemos a encontrar en algún lugar. No te voy a obligar a que me esperes sentado. Si quieres te vas a pasear o algo y luego te mando un mensaje cuando acabe -- propusé jugueteando con la taza en mis labios -- Pero eso sería mas tarde. También he quedado con Liza en ir a la guardería para intentar conseguir un Eevee -- expliqué.
Asentí levemente a lo que decía, ya me esperaba esa clase de respuesta, en algún momento tendría que hacer que Emily viajara con otra persona para que pudiera entrenar mejor y demás cosas — No tengo nada para que me envíes un mensaje yo te buscaré cuando vayamos allá — dije tomando la charola ya que ella ya habita terminado de desayunar — Bajaré esto... — dicho esto sali de la habitacion para dejar los platos a lavar
-Bueno... -dije antes de que desapareciera de mi vista. Me levante de la silla para coger ropa de la mochila y cambiarme. Cuando me vestí, guarde el vestido y me peine, recogiéndome el pelo en una coleta alta con un lazo negro, me senté en la cama suspirando. La simple idea de volver a separarnos por un tiempo indefinido me dolía mucho. Pero había que ser realista, sabia que no podía depender siempre de el y debía acostumbrarme a ello. Contenido oculto
Una vez que puse los platos en el lavavajillas regrese al cuarto y toque la puerta un par de veces para ver si podía pasar y al no recibir respuesta entre a la habitación y Emi tenía nueva ropa, ¿acaso era de moda usar ropa tan corta? — ¿A-A donde quieres ir Emi?
-No lo se-dije dejandome caer hacia atras en la cama-Es muy temprano aun. ¿Hay mas sitios tan bonitos como el Bosque al que me has llevado antes que yo no haya visto?-pregunte-¡O tambien! ¿Sabes donde hay Lapras? Me gustsria tener uno-dije dibujando figuras con el indice en el techo.
— Ukita tiene un lapras y ellos están en...la ruta 311 si no me equivoco, para eso tenemos que ir a lienzo, sacar a un pokemon con surf e ir ala 311 ya que es maritima
-Pues yo no tengo ningun pokemon de agua-dije leventandome hasta quedar sentada, con las manos apoyadas en mi regazo-A menos que tu tengas uno me puedo ir olvidando-baje un poco el tono de voz, mirando al suelo pensativa.
— Necesito enseñarle a uno de mis pokemon surf...— dije en un murmuro sacando a Starmie y a Floatzel, este ultimo miró con el ceño fruncido a Emily al no saber de quien se trataba en cambio Starmie comenzó a rodear a la entrenadora con curiosidad — ¿Quien quieres que lo aprenda Emi?
-¡Ay! ¡Por Arceus!-exclame mirando ambos pokemon, a los cuales sonrei-Dante, son tus pokemon, yo no puedo elegir algo como eso-le dije con el ceño levemente fruncido.
— Lamentablemente no los uso en batalla por eso.. quiero que decidas tú que ahora sabes mas que yo de esas cosas— dije acariciando un poco la cabeza de floatzel pero no duré mucho porque quité mi mano antes de que la mordiera, realmente estaba enojado por no haberlo sacado desde la pelea de bolas de nieve
-Yo nunca sabre mas que tu en este tema-dije antes de levantarme y agacharme para mirar curiosa a ambos pokemon-Yo creo que seria mejor a Floatzel-opine poniendome otra vez de pie.
— Bueno... — regresé a Starmie a su pokebola y deje a Floatzel — Él sabe Aqua Jet, Colmillo hielo, aqua cola y triturar...¿por cual sugieres? —
-¿Tu que piensas?-pregunte doblandome por la cintura para volver a mirar al pokemon-Creo que podrias olvidar Triturar-dije
Mimi Honda Amaneció pronto. Demasiado pronto, tal vez. Me removí molesta entre las sábanas, tratando de mantener el calor y fruncí el ceño ligeramente incómoda cuando un rayo de sol me dio en el rostro, acompañado de el trinar de algún pokémon tipo pájaro. Maldito pokémon pájaro... ¿quién se creía que era para despertarme de un sueño reparador? Traté de volver a dormirme, pero Moo se removió en sueños, con tan mala suerte que su mano dio contra mi nariz. Ugh... Gruñí algo, molesta, y finalmente me incorporé sobre la cama frotándome el ojo derecho con pesadez, aún debatiéndome entre el sueño y la vigilia. Parpadeé un par de veces, y le eché un vistazo rápido a mi alrededor. Sí, desde luego no había sido un sueño. Desde luego, aquella no era mi cama, ni mi habitación, ni mi casa. ¡Aquello no era absolutamente nada mío! Aquello era real. Tan real que una súbita sensación de nostalgia me sacudió por dentro, sin avisar. Sacudí la cabeza, tratando de despejar mis ideas, y tomé el peine de la mesita para empezar a peinarme frente al espejo de la habitación, como solía hacer cada mañana al levantarme. Pero nada más ver mi imagen reflejada en el cristal... ¡Horror! El grito se escuchó en todo el centro. Moo se despertó de pronto, profiriendo un chillido aterrado por tan brusco despertar. Y yo me quedé delante del espejo, dudando de sí la imagen que me devolvía era o no real, al borde de la histeria y farfullando incoherencias como si estuviese loca. ¿Qué... qué le había pasado a mi hermoso cabello? Fueron segundos. El terror y la sorpresa se convirtió en rabia, en un rabia profunda y sin precedentes. Y, me volví hacia mi compañera de habitación, prácticamente saltándole encima. —¡Liza!—le espeté—. ¡¿Has hecho tú esto?! Y sin esperar una respuesta, le mostré uno de los mechones de mi cabello, un único mechón de mi cabello que tenía un tono opaco, más oscuro que el resto.
Los rayos de sol comenzaron a penetrar de entre las cortinas de la habitación cuando ya iba siendo buena hora para despertarse. Me moví ligeramente al sentirlos sobre mis ojos, alumbrando demasiado y calentando a la vez mi rostro, y para evitarlos y poder seguir durmiendo me metí dentro de las sábanas completamente y me acurruqué, dispuesta a seguir durmiendo plácidamente como lo había hecho hasta entonces. Pero eso hubiera sido demasiado bueno para ser cierto. Un grito chocó contra mis oídos, haciéndome fruncir el ceño por tan molesta acción y luego otro chillido por parte de quien parecía ser Osawhott lo secundó. ¿Pero qué pasaba, ahora el despertador de hoy en día eran puros gritos de a saber por qué? Ugh...la cosa que más me molestaba eran que me despertaran de esa manera. Asomé mi cabeza de entre las sábanas con una expresión entre molesta y somnolienta, pero de repente alguien se me tiró encima. Lo que me faltaba. —¡Yo no he hecho nada, lo prometo! ¡Y tampoco tendría motivos para hacerte...! ¿eso? —exclamé asustada por su acción y tratando de excusarme de lo que fuera que hablaba hasta que vi cual era el motivo de tanto jaleo. Suspiré y apoyé mi cabeza en la cama, enterrándola un poco boca abajo con gesto derrotado.—No, definitivamente yo no le he hecho nada a tu pelo. Y ahora...¿puedes quitarte de encima, por favor? Definitivamente aquella mañana iba a ser bien larga, y la verdad envidiaba un poco a Raichu; el salto de Mimi a mi cama lo había caído al suelo pero seguía durmiendo tan tranquilo, sin enterarse de nada.
Mimi Honda Antes las excusas de Liza, suspiré y me armé de paciencia —No sé de dónde la saqué, porque en situaciones así tenía cualquier cosa menos eso—, en cualquier caso hice un esfuerzo titánico por mantener la calma. Un poco, al menos. —¡No me vengas con excusas!—le espeté, cruzándome dignamente de brazos y sin hacer el más mínimo ademán de dejar mi posición—. ¡Nadie más ha pasado la noche en la misma habitación que yo! ¿Insinúas que alguien entró mientras dormía y me chamuscó el pelo? ¡Eso no tiene sentido! Contenido oculto Mientras Mimi vociferaba, Moo descubrió un papelito sobre la mesita, plateado y que relucía bajo los brillantes rayos del sol de la mañana. ¿Qué era aquella cosa? Lo tomó en sus manos y lo observó con cierta curiosidad, olisqueándolo y notando que las letras estaban en relieve, aunque él, en su fuero interno, era incapaz de entender aquella serie de galimatías. Pero, fuera como fuese, parecía importante, y, como él no podía leerlo, optó por llamar a su entrenadora. —¡Oshawott! —¡Ahora no, Moo!—le gritó ella, molesta. Oshawott rodó los ojos, cansado y se acercó corriendo para mostrarle a su entrenadora el nuevo descubrimiento que había hecho. Tenía la impresión de que tal vez aquello distrajese a Mimi de Liza y la dejase por fin libre. Y pareció surtir efecto, porque su entrenadora alzó un ceja, curiosa. Por un momento, el mechón de cabello quemado y Liza dejaron de existir. Aquel extraño papelito plateado había captado toda su atención. —¿Hmm?—murmuró, tomándolo en sus manos (aún sobre Liza, porque no parecía estar incómoda allí, para desgracia de la joven) y lo observó atentamente, con genuina curiosidad. Parecía un cupón... Hotel Ricachilton, se leía en las letras en relieve. ¿Hotel Ricachilton? ¿Qué demonios? Su expresión cambió de golpe, y apretó el papel en su mano—. ¿Y supongo que tampoco tendrás nada que ver con esto, verdad?—preguntó entonces, está vez a Liza. Por extraño que parezca, parecía aún más molesta que antes.
Amanecía. Tuvimos que entrecerrar los ojos cuando el disco solar, con su magnífica corona de fuego, asomó su rostro en el horizonte espantando el oscuro color de los cielos. Bandadas de pokémon voladores nos acompañaron en nuestro descenso hasta la acera del Centro Pokémon y, como había sucedido en anteriores ocasiones, Plusle los saludó con la mano. Casi todos respondieron al saludo, pero se dispersaron en cuanto los edificios de la ciudad estuvieron demasiado cerca. Posamos los pies en el cemento casi al mismo tiempo que Pidgeotto. —Descansa —le sonreí antes de hacerlo regresar al interior de su pokébola. Plusle seguía algo adormilado, pues se desperezó con un largo bostezo. Se acercó para tirar de la botamanga de mi pantalón, reclamando que lo llevara en brazos. Negué con la cabeza amablemente. —Debes mantener tu cuerpo en actividad, no queremos que vuelvas con tu entrenador hecho un flojo —dije entre leves risas. Pero a pesar de la firmeza de mis palabras, cedí ante las súplicas del tipo eléctrico y sus ojitos brillosos. Por lo que la enfermera Joy me vio entrar al Centro Pokémon con Plusle relajado sobre mi hombro, con sus ojos cerrados y una pequeña sonrisa. Dejé cuatro pokébolas sobre el mostrador. Esperé, libro en mano, apoyado sobre el mostrador.
Una de mas terminaba dormido por ahí, y me descubrí siendo víctima de una jugarreta... Me rayaron la cara con un rotulador -Malditos Jigglypuff.... -me molesté demasiado- Pero antes de salirme de mis casillas y espetar cosas indebidas me dí mi tiempo para calmarme
— Si te estoy preguntando es porque no tengo ni idea — suspiré y note como Floatzel inflaba sus flotadores como para tratar de impresionar a la chica que lo miraba con atención — Aunque tal vez Aqua Cola...