-- Es que... -- ¿Cómo podía decirlo sin volver a llorar? -- He recordado algo que me hace mucho daño -- expliqué con los ojos cerrados -- Pero es una historia muy larga y no quiero aburrirte demasiado... ni quitarte horas de sueño...
La separe un poco de mi y limpie el camino de sus lágrimas en sus mejillas con mis manos para sonreír le - Entonces... Cuando vuelvas a recordar eso, no dudes en decirme, me estaré contigo aunque sea de noche ¿vale? - al escucharle decir eso negué lentamente - No me aburriría ni me quitarías horas de sueño... Si quieres decirme bien y si no.... Ten por seguro que no tocare ese tema
Asentí con la cabeza levemente y tras sopesar la idea un rato agarré su mano y me lo llevé hacia la habitación otra vez. Estaba siendo egoísta, pero por serlo una vez tampoco iba a pasar la gran cosa ¿no? -- A ver, nunca lo he contado así que no sé muy bien por dónde empezar -- dije mientras el chico se sentaba y yo imitaba su gesto, cogiendo en brazos a Espeon, el cual me miraba preocupado. ¿Recuerdas que dije lo de la muerte de mi padre? Bien, pues él no fue el único familiar que murió en el accidente de avión. Ese día, mi padre tenía que ir Hoenn por asuntos desconocidos para mí, y él decidió que yo lo acompañara. Pero, justo la noche antes de irnos, enfermé mucho y para no desperdiciar el billete decidió llevarse a Fred. Fred era mi hermano mayor. Ambos teníamos una muy buena relación, hasta el punto de no separarnos nunca. Como has podido comprobar, cuando tenía pesadillas siempre acudía a él y dormíamos juntos. Bueno, pues ese día él murió junto a mi padre y, de alguna manera, me sentí muy culpable, hasta el punto de no poder dormir por culpa de las pesadillas que tenía. Esas pesadillas consistían en mi hermano culpándome de todo y todo tipo de cosas feas. Y, al no poder dormir, ni con pastillas, siempre andaba deprimida por casa. Hasta mi madre, que volvió a casarse, decidió olvidarse de mi, pues no tenía remedio. Ellos simplemente me llevaban a los sitios por obligación y yo tenía que mostrar mi faceta alegre, por que si no, luego mis padres me castigaban. La relación con mi hermana pequeña también se fue estropeando, hasta el punto de que Alice me despreciaba, pero la muy hipócrita, cuando salíamos, no paraba de ser la hermana pequeña perfecta. La cuestión es que, un mes antes de recibir a Tepig, me di un golpe muy fuerte al caerme de un columpio, haciéndome olvidar todo sobre mi hermano. Fue algo muy extraño, porque solo olvidé lo relacionado con él, pero mi madre nunca intentó hacerme recordar. Cuando, al mes siguiente, te conocí, sentí una extraña sensación de calidez, sin embargo no pude recordar nada. Hace un par de horas hice un dibujo. Pensé que había acabado dibujando tu cara, pero cuando lo miré detenidamente me di cuenta de que había pequeños detalles que no coincidían contigo. Entonces me acordé de todo. Sois realmente parecidos, en serio. Pero, en lugar de aliviarme por recordar, me asusté porque presentí que volvería a ocurrirme lo mismo que antes, y es lo que ha pasado, porque he vuelto a tener la misma pesadilla de siempre, y al estar adormilada y verte, pensé que era él, por eso me metí en la cama contigo. Estuve explicándolo todo manteniéndome lo más serena que pude y sin atreverme a mirar la expresión de Dante.
Me tomó de la mano para sacarme del baño y guiarme de nuevo a la habitación, donde me sentó en la cama para explicarme todo con su Espeon en brazos. Era una historia que ni siquiera mi mente podría haberlo imaginado, sabía que tenía una hermana porque lo había comentado cuando volvió y tenía un indicio de otro hermano por lo que había dicho cuando se vino conmigo hace rato. Ella se había animado a contarme todo el aspecto que había sufrido hasta ahora, sin su hermano, sin su padre con una madre que al parecer no había hecho bien su trabajo al tratarla de esa manera, una hermana con la que, realmente nunca tuvo una buena relación por una u otra razón. También le hecho de que su madre se olvidara de su hijo y no se haya ni molestado en recordarle a ella lo que alguna vez tuvo. Y por último, una pequeña casualidad del destino de que yo, fuera parecido a su hermano, y que ella temía de que volviera a pasar por las pesadillas que ella tenía, en ese preciso momento agradecí que ella estuviera en casa cuando yo desaparecí, le hubiera...le hubiera afectado mucho. Tenía suficiente con Liza que se preocupaba por mis desapariciones, como para imaginarme a Emily igual de preocupada que ella. Había confiando en mi para contarme eso, al contrario de mi que nunca le contaría mi historia que todos los días sentía que en algún momento Ukita o Liza (únicas personas que conocían lo que había detrás de mi) lo revelaran y allí, todo acabaría, todo terminaría, posibles reclamos sobre el porque jamás lo mencioné o el porque había mentido de esa forma con personas de mi confianza. Pero mientras menos supieran mejor. — Tú hermano.. Fred nunca te culparía por algo así — tomé algo de aire antes te continuar — Un hermano mayor siempre, siempre procurará que su hermanita este a salvo, no importa que, créeme que él estaría tranquilo de que tu no hubieras pasado eso — eso posiblemente fuera cierto, cualquier hermano haría eso. — Por cierto... a mi no me molestó en lo absoluto que hubieras hecho eso por tu pesadilla — rodee sus hombros con uno de mis brazos para abrazarla — Si te pudiste calmar haciendo eso, no hay nada que encuentre para molestarme, si puedo hacer eso por ti, lo haré... ¿esta bien? — Ahora...como se lo he mencionado a alguien tiempo atrás, no podré cubrir el hueco que ha dejado tu hermano, pero puedo tratar de estar contigo y no te sientas así y si puedo hacer cosas que hacía tu hermano para mantenerte tranquila, lo haré
"Pero no quiero tratarte como mi hermano porque tú..." moví la cabeza rápidamente, alejando esos pensamientos de mi cabeza y correspondí al abrazo. -- Gracias -- dije en un medio susurro -- Creo... creo que ahora que lo he contado, ya no volveré a pasarlo tan mal -- sonreí mientras me separaba un poco -- ¿Y sabes qué es lo mejor? Gracias a vosotros fue que pude enfrentarme a mi familia. Unos días antes de volver, discutí mucho con mi madre, pero le hice abrir los ojos. Realmente estaba harta de ese ambiente en mi casa, así que, tras enfadarme lo dije todo y, aunque fue una pelea horrible, puedo asegurar que todo acabó bien. De igual manera, si no lo hubieran aceptado, me hubiera escapado de casa -- reí un poco, para relajar la historia.
Suspiré aliviado al escuchar todo eso, tan siquiera todo había acabado bien con ella y su familia, aunque no me alegraba mucho el tema de la discusión pero, todo habia acabado bien y probablemente no volvería a pasar. — Si tu dices que acabó bien.. me quedo tranquilo — le sonreí — La familia debe de estar unida así que si me quedo mas tranquilo
-- Es que, realmente, todos se sentían culpables en parte pero la pagaron conmigo por ser la más débil -- dije sonriendo cansadamente -- ¡Pero bueno! Una vez zanjado este tema creo que deberíamos volver a dormir, sigue siendo muy tarde -- dije mirando el reloj de reojo y bostecé tras admirar la hora.
— Tú no eres débil Emily — dije con una sonrisa en mi rostro hasta que nuevamente comentó el tema de dormir, así que, me dejé caer en la cama llevándola conmigo debido a que yo, la seguía abrazando — Entonces durmamos.
-- S-sí -- tartamudeé debido a la cercanía -- Oyasumi~ -- le deseé antes de cerrar los ojos e ir quedándome poco a poco dormida.
Luego de esa incómoda situación, me pasé por el centro Pokémon y tomé la llave de mi habitación. No obstante, no fue sino pasarme por los pasillos de los dormitorios para escuchar esa vocecita de niñita consentida y caprichosa de nuevo. Para evitar malos ratos, hice lo posible para caminar rápido y salir de ahí, pero me detuve en seco al escuchar una frase terriblemente despectiva: —Ya estuvo... —susurré. Admito que mi reacción no fue la mejor, pero la actitud de esta chica se pasaba de la cuenta. Digo, no precisamente tenía muy buenos recuerdos de esa niña: "¡Sirviente! Traéme una bebida dietética a temperatura ambiente" "¡Exclavo! Dije temperatura ambiente, esto está a 15°C, ¿qué rayos pasa por tu cabeza? ¿¡Acaso cuentas con el dinero suficiente para pagarme una atención en una lujosa clínica!? (...) ¡No me interesa si la temperatura ambiente en 15°C, lo importante es que no me gustó esta cosa y estás despedido...! ¡Qué cosa más ridícula! Y sobretodo insoportable. Yo ni siquiera era empleado suyo, pero noo, tenía que aguantarme sus caprichitos porque la gente me decía que tratara bien a la princesita. Pero ya no más... uno debe respetar al otro, pero también poner límites cuando se sobrepasan con uno, y éste era el caso. Sin embargo no hubo necesidad de palabras. La diva de hielo, Froslass, que iba al lado mío, le lanzó una potente ráfaga de aire frío que hizo que quedara congelada por un momento, para luego reír maliciosa y sutilmente. Contenido oculto —Quien lo diría... así se ve más "aguantable" —dije ríendo con algo de sarcasmo—. Pero bueno, mejor descongelemosla... creo que con esto los nervios ya se le enfríaron aunque sea un poco. Blaziken, que si bien no era muy partidiario de las bromas pesadas, se sintió también indirecamente ofendido con las palabras de la tal Mimi, así que lanzó una suave ráfaga de llamas para que se descongelara (aunque logró darle un pequeño chamuscaso no letal). —Creo que ahora si estás a "tempetatura ambiente", señorita princesa... Me di media vuelta para irme a mi habitación, aunque admito que me sentí un poco —sólo un poco— mal por ella, así que saqué un tiquete de mi mochila, y se lo lancé a la distancia. —De lo poco que te conozco, sé que para ti es un martirio dormir con el "pueblo", así que te dejo este cupón que me envió la liga pokémon esta mañana; vale por dos noches en el Hotel Ricachilton con todo incluído. Tú debes conocerlo, es muy famoso en la región de Kalos, y ya instalaron varias sedes aquí. Y sin decir más, Blaziken y yo nos fuimos rumbo a nuestra habitación. Froslass, por su parte, miró a Mimi de arriba a abajo de manera muy despectiva, y se volteó diciendo un "¡Hmph!", para luego irse también.
— Buenas noches — murmuré antes de cerrar los ojos nuevamente e intentar dormir para pasar la noche, despues de lo que había dicho y yo escuchado necesitábamos descansar ambos
Cuando volví a abrir los ojos comprobé que finalmente se había hecho de día. Me bajé de la cama lentamente, sin hacer ruido para no despertar a Dante y me estiré en toda mi extensión. -- ¡Buenos días Espeon! -- saludé al pequeño pokémon que se estaba estirando a mi lado. Me agaché para acariciarlo y miré la hora en el reloj que había colgado al lado de la puerta. Las 11:00 -¿Vamos a hacer el desayuno?-pregunté al rosáceo pokémon el cual asintió haciendo su típico ruido. Lo cogí en brazos y bajé hasta dar con el mostrador de la enfermera Joy. Ambas fuimos a la cafetería dónde pedí un poco de bollería con un cola-cao para Dante y unas tostadas de tomate con chocolate caliente para mí. Volví arriba con cuidado de que no se me cayese la bandeja y con Espeon a mi lado, curioso. Había dejado la puerta abierta así que entré y dejé el desayuno en la mesa para después acercarme a la cara de Dante y mirarlo de cerca. -- Que carita más mona tiene así dormidito -- susurré y tuve una idea. Fui hacia mi mochila y saqué mi propia cámara. No tenía intención de hacer muchas fotos pero aquella era una situación especial. Volví a acercarme al chico y tomé carias fotos de él. Una vez estuve satisfecha, guardé la cámara y desperté al chico, zarandeándolo mientras lo llamaba canturreando.
Abrí los ojos lentamente cuando sentí como empezaban a llamarme y moverme, no tenía un mal despertar pero... jamás me habían levantado de esa forma, y sí no podía ser otra mas que Emily, que estaba frente a mi al parecer contenta — Buenos días...— murmuré levantándome lentamente y miraba a mi alrededor: ella nuevamente había traído su desayuno. Me levanté de la cama y aun lado suyo me estiré un poco en medio de un bostezo — Deberías desayunar o se te enfriará tu comida — revolví su cabello con una sonrisa para después agacharme y empezar a buscar el cambio de ropa en mi mochila
-- ¡No! ¡Yo desayuno contigo! -- dije inflando los mofletes infantilmente para después mirarlo sonriendo -- Te espero~ -- avisé antes de darme la vuelta y sentarme en la silla que se encontraba más a la derecha -- Así que no tardes mucho
Suspiré al escuchar eso — Insisto en que empieces con tu desayuno — dije antes de entrar al baño, cerrar la puerta y desvestirme para abrir el agua fría y comenzar a ducharme, si el agua fría no me despertaba completamente estaría adormilado durante un largo periodo de tiempo
Me mordí el labio inferior al escuchar el agua cayendo en la habitación de al lado. Me tapé la cara avergonzada mientras movía bruscamente la cabeza, alejando los pensamientos que se formaban en mi mente. Cuando me tranquilicé cogí un pan tostado y empecé a mordisquearlo, aun levemente sonrojada.
Lentamente fui cerrando el agua hasta que solo cayeron un par de gotas de agua, tomé una toalla cercana y fui secándome el cuerpo hasta estar seco y colocarme mi ropa y salir del baño con la toalla sobre mis hombros — Menos mal que ya empezaste a desayunar...— dije tomando la toalla e iniciando a secarme el cabello rápidamente
-- Es que tenía mucha hambre -- dije mirando como se secaba el pelo mientras empezaba a comerme la otra tostada -- ¿Hubieras preferido café? -- pregunté -- No sabía si te gustaba así que preferí optar por lo seguro
— Por eso mismo te dije que iniciaras desde antes de darme una ducha — le recordé tomando el cola-cao de la charola y sentarme en la cama recargándome en la pared — Tranquila, estoy bien con esto Emi — le sonreí antes de dar el primer sorbo a mi bebida
-- He visto en las noticias que han abierto la Torre Desafío -- dije girándome en la silla mientras empezaba a tomar el chocolate -- ¿Qué te parece si vamos a ver? -- pregunté estirando un poco mis piernas.