-- Hola Glaceon -- saludé a la evolución helada acariciando un poco su nariz con mi dedo índice. Cuando aparté la mano, mi propia evolución se acercó para olfatearlo curioso. -- ¿Te encuentras bien? ¿Por qué no vas a dormir? -- pregunté con un toque de preocupación en mi voz mientras la observaba.
Glaceon observó a Espeon con la misma curiosidad y se bajó de mi regazo para acercarse a ésta amistosamente, yo en cambio me froté los ojos un poco y luego miré a la chica con una sonrisa que indicaba que todo estaba bien. —No te preocupes, solo que estoy esperando a Mimi para acompañarla al Centro Pokémon, pero no tengo idea de si algún día acabarán ésto. —respondí apuntando con la cabeza hacia a ellos cuando los nombre, y luego me tumbé en el césped mientras admiraba las estrellas que iluminaban esta noche el firmamento. —Pero...mirándolo por el lado bueno, se está muy bien aquí.
Los pokémon se quedaron alrededor nuestra jugando y yo miré a Liza, aun con preocupación. Odiaba que la gente no durmiera, por el simple hecho de que yo tuve problemas con eso. Pero era mejor no recordarlo. Moví la cabeza rápidamente, desechando los pensamientos que se formaban en mi cabeza y me acerqué un poco más a la chica. -- Sí, la verdad es que es una noche muy bonita. Se está bastante a gusto -- miré al cielo. Seguía viéndose hermoso con aquellos puntos luminosos en la oscuridad. Hacía mucho que no disfrutaba una vista así. -- ¿Me permites...? -- murmuré mientras cogía su cabeza entre mis manos para levantarla y después apoyarla en mi regazo -- Espero que no te moleste~ -- sonreí levemente mientras empezaba a acariciar su cabeza con delicadeza -- Me apetecía hacerlo -- expliqué mientras subía otra vez mi mirada al cielo mientras pestañeaba seguidamente para así parar las lágrimas que se formaban en mis ojos.
Seguí con la mirada a las eeveevoluciones jugar cerca de donde nos encontrábamos y cerré los ojos por unos instantes, sintiendo la brisa nocturna sobre mi rostro. Pero, al notar movimiento en mi cabeza los abrí de nuevo y observé cómo Emily me había colocado sobre su regazo, y ahora me acariciaba la cabeza con delicadeza. Le sonreí y volví a cerrar los ojos lentamente, sintiendo que poco a poco me iba quedando dormida ya que las caricias me acrecentaban el sueño. ¡Pero eso no era lo que quería, debía mantenerme despierta! Volvía a abrirlos aunque esta vez me costaba mantenerlos abiertos, y me quedé mirando en silencio a la chica, quien observaba el cielo sobre nuestras cabezas. Noté cierto movimiento extraño en sus ojos al verla parpadear varias veces seguidas y levanté mis brazos en alto para tocarle las mejillas juguetonamente con un dedo en cada una, tratando de llamar su atención. ¿Le ocurriría algo? —¿Pasa algo, Emily? —pregunté con algo de curiosidad y preocupación, mirándola aún desde su regazo.
Observaba el cielo con la mirada perdida hasta que sentí toques en mi mejillas, que me hizo despertar. Sentí que ya tenía las lágrimas controladas así que, con una enorme sonrisa, bajé la mirada hasta la chica. -- No pasa nada, no te preocupes -- respondí suavemente bajando mis caricias por su rostro, hasta volver otra vez a su cabellera -- ¿Por qué no intentas dormir aunque sea un poco? Si pasa algo yo te despierto -- propuse.
Me alivió bastante ver que no le ocurría nada (o al menos esos parecía) y decidí creer en su palabra, para luego bajar mi mirada ahora hacia el suelo, acurrucándome un poco mientras acariciaba levemente las briznas de hierba que se encontraban a mi lado para mantenerme activa. Negué un poco con la cabeza sin dejar mi acción con la mirada algo perdida. —Nah, creo poder aguantar despierta por un rato más. Además, he pasado muy poco tiempo contigo como para ahora querer desperdiciarlo durmiendo. —comenté con una pequeña sonrisa en mi rostro, desviando mi mirada hacia ella y luego de nuevo a la hierba.
-- Awww -- dije mordiéndome el labio inferior -- Entonces, aprovechemos el momento. ¿De qué hablamos? -- pregunté sonriendo a pesar de que ella no podía verme debido a su posición.
—Mmm...no sé. —murmuré, girándome de nuevo y dejando las briznas a un lado para verla. —¿Qué tal...si nos hacemos preguntas? Una pregunta y la otra responde y viceversa, así pasamos el rato. Por ejemplo, ¿desde cuándo tienes a ese adorable Espeon? —propuse sonriente y señalé al pokémon psíquico que ahora se encontraba jugando junto a Glaceon.
La noche pesaba sobre nuestros hombros, nadie emitía palabras. Las miradas de Steve y Mimi se conectaban como enlazadas por un rayo eléctrico. Cruzada de brazos y con el ceño levemente fruncido, la joven aguardaba impaciente la respuesta del muchacho, cuyas palabras debieron desordenarse en su fuero interno producto del pánico. Spritzee levitaba sobre ellos; ella también podía percibir los sentimientos de ambos entrenadores, como quien detecta un aroma. Le llamé fugazmente con un gesto de mi mano, y el tipo hada acudió a mi lado. Rodeé su pelaje rosáceo con una mano y la acerqué a mi mejilla. —Será mejor que nos marchemos —susurré—. Sé que no quieres dejar de explorar, pero no pintamos nada aquí. Esto es entre Steve y Mimi. Aproveché la retirada de Liza para retroceder y, finalmente, dar la vuelta. *** Me detuve en un café a leer un libro, con las compañías de Serperior y Spritzee. Las luces, las figuras artísticas pintadas en las paredes, los ruidos, todo llamaba la atención del hada; sobre todo, las fragancias. Frunció la nariz cuando pusieron sobre mi mesa la taza de café. —Es fuerte su aroma, pero delicioso el sabor —le dije, bebiendo un poco. Pronto se acostumbró a la fragancia del café. Es más, le encantó. Serperior, como siempre, mostraba su actitud serena. A ellos les sirvieron unas deliciosas galletas hechas con sus bayas favoritas. La televisión transmitía la repetición de lo que parecía una batalla desarrollada en… ¿Un Volcán, tal vez? Me concentré un instante en la pantalla y me sorprendió ver a Flame atacando con un letal Golpe Aéreo a un Camerupt. La cámara no tardó en enfocar a un confiado Alpha. —Llamativo… —dije— ¿Dónde estará? No puede tratarse del Torneo Acrílica, porque ni Effy ni Ukita tienen un Camerupt. La televisión mostró entonces la imagen de una torre magistral, como respondiéndome… —“La Torre Desafío” —leí el zócalo que aparecía en la parte inferior del monitor— Vaya, es en Ciudad Témpera… ¿Qué dices, Serperior, te gustaría ir a ver qué esconde? Mi inicial mostró su acuerdo. Spritzee también, aunque no entendía de qué estábamos hablando. Le expliqué todo cuando, minutos después, despegaba con Pidgeotto, y con Serperior dentro de su pokébola, y Plusle durmiendo cómodo en el interior de mi morral.
Contenido oculto -- Me parece un buen plan -- asentí con la cabeza sonriendo y después apoyé el dedo índice sobre la comisura de mi labio mientras miraba a la pareja, pensativa -- Pues Dante me regaló un Eevee hace, creo que medio año, y evolucionó tras mucho esfuerzo, dedicación y cariñitos -- respondí -- Ahora me toca a mi... ¿Cómo has conseguido tantos Eevees para evolucionarlos? ¡Yo también quiero un Sylveon! -- dije con un cierto toque infantil en mi voz.
—Oh, ¿fue un regalo de Dante? —murmuré mientras recordaba si alguna vez el tuvo un eevee también. —Pues se nota que lo has criado muy bien, se le ve que te tiene mucho cariño. Luego de escuchar lo último que dijo solté una pequeña risa, si no recordaba mal los había conseguido de la misma manera que Dante y los demás Holders. —Pues los conseguí gracias a la GTS de Galeia, donde se ofrecían varios Eevees a cambio de un determinado tipo de pokémon. Y yo pues tuve la suerte de conseguir dos de ellos. —le expliqué mientras recordaba todo aquello. —Y te puedo decir cómo puedes conseguir otro Eevee, si quieres. —finalicé guiñándole un ojo, divertida.
-- ¡Oh sí! ¡Eso sería muy guay! -- dije emocionada dando palmaditas y sonriendo como una niña pequeña. Cuando paré la miré con la cabeza ladeada -- Te toca~
—Puedes conseguir un Eevee dejando a tu Espeon con un pokémon de su mismo grupo huevo, como Golduck, o un Ditto por ejemplo en la guardería pokémon, y al recogerlo en un par de días tendrás un huevo de él. —le sonreí mientras me levantaba un poco y me sentaba frente a ella, cruzando las piernas para mayor comodidad. —Si quieres mañana te acompaño allí. Bien, ahora me tocaba a mí preguntar. Hmmm... —Nunca me respondiste esto y bueno...tengo un poco de curiosidad, ¿por qué desapareciste tanto tiempo? —pregunté mientras la miraba algo curiosa.
-- Te lo agradecería mucho aunque no sé si tengo algún pokémon de su mismo grupo -- dije y después le devolví la mirada, todo lo seria que pude -- Bueno... yo... -- respiré hondo un par de veces mirando al suelo y después volví a fijar mi vista en ella mientras jugaba con la hierba inconscientemente -- Era el aniversario de la muerte de mi padre y sentí la necesidad de volver con mi familia. Pensé en irme esa noche para llegar a casa de día y llamaros para avisar pero mi madre al verme llegar, pues me comió un poco la cabeza. Nunca estuvo de acuerdo con mi salida, a pesar de saber que eso era lo mejor para mí, así que insistió en que no os llamara, que sería mejor que os olvidarais de mi y yo quedarme en casa. Pero por culpa de volver a ese sitio, volví a entrar en depresión... ¡pero eso es otra historia! -- sonreí para quitarle importancia y me froté los ojos rápidamente, esperando que no se diera cuenta de mis lágrimas -- ¿Cómo te lo tomaste?
Había estado atenta a sus palabras desde el principio, comprendiendo todo finalmente y la verdad es que no la culpaba por ello, ella no tuvo la culpa de nada. Noté como sus ojos se tornaban cristalinos de repente y cómo trató de ocultármelo limpiándose con rapidez unas cuantas lágrimas, sonriendo en el proceso. Ahora me sentí un poco mal por hacerla recordar todo eso. Desvié mi mirada hacia el cielo durante unos instantes y suspiré. —¿Que cómo me lo he tomado? —volví a mirarla, ésta vez con el ceño fruncido y señalándola recriminatoriamente. —¡Me parece horrible lo que hiciste, señorita! Pudiste haberte escapado de casa perfectamente y encarado a tu madre, o mandado una carta con tu Pidove, ¡pero no hiciste nada de nada! Eso significa que te dio igual separarte de nosotros. Me decepcionas mucho, Emily...—finalicé cruzándome de brazos sin desviar mi mirada de ella, totalmente enfadada. Pasaron unos instantes donde reinó el silencio entre nosotras, y Emi parecía muy sorprendida por lo dicho por mí. Una vez acabé mi cuenta atrás mentalmente, esbocé una sonrisa bromista a la vez que le sacaba la lengua, demostrando así que todo lo que dije fue un farol. —¡Estoy de broma, Emily! Por supuesto que me lo he tomado bien, si yo hubiera sido tú hubiera hecho lo mismo, así que no te preocupes. Lo importante es que ya estás aquí con nostros de nuevo.—finalicé sonriéndole con simpatía para corroborar que lo que decía era verdad, y solté una leve risa al recordar su cara de sorpresa que puso antes. —Y perdona si te asusté, solo quería que picaras, jeje. —Ah, y sobre lo de la guardería, yo te puedo prestar mi Ditto para eso.
La expresión de sorpresa no se borró de mi rostro por un buen rato, ni siquiera cuando dijo que era broma. -- C-claro -- respondí y después moví rápidamente la cabeza con los ojos cerrados, para serenarme -- Aunque creo recordar una clase en la que hablamos de eso y me parece que puedo usar a Luxio o a Weavile -- dije sonriendo levemente, con temor. No estaba convencida si realmente se lo había tomado bien o solo ocultaba su enfado.
Mimi Honda Los minutos pasaba lentamente a mi alrededor, demasiado lentamente, como si Dialga hubiese dejado de hacer su trabajo y el tiempo se hubiese detenido. Incluso Hubert—que tenía pinta de ser un chico bastante calmado—parecía haber perdido la paciencia y se había marchado presuroso de escena en cuando vio la más mínima oportunidad. Apreté los puños. ¡A ese paso se nos echaría la mañana encima! ¡Y yo necesitaba ocho horas de sueño (si no más) para estar radiante cada día! ¿Qué demonios le pasaba a ese chico? ¿Steve o cómo quiera que se llamase? A mi pesar, yo seguía allí, de brazos cruzados, con los ojos cerrados y una expresión de calma inusual, pero por dentro, la sangre me burbujeaba y mi paciencia había comenzado a colmarse. Y llegó un momento, en que, sin más... la burbuja estalló. —¡Ugh, maldita sea!—le grité, señalándolo con un amenazador dedo índice—. ¡No tengo tiempo para esto! ¡Como no me des una explicación ahora mismo me tendrás miedo y con razón!
Mi rostro divertido desapareció al ver que mi pequeña broma había resultado ser de mal gusto, pues parecía que Emily dudaba de si lo que dije en verdad fue de mentira. La miré totalmente apenada, y sin dudar volví a disculparme, ésta vez en serio. —Emily, p-perdón, en verdad que solo bromeaba. Sabes que yo no me tomaría a mal tu desaparición, ten por seguro que lo último que dije lo dije totalmente en serio. —me expliqué, y luego me di un golpecito en la cabeza como "castigo" por tonta. —No pensé que te sentaría mal...
-- No, no -- dije tras suspirar -- No te preocupes por eso -- sonreí dulcemente -- Ha sido mi culpa por no saber distinguir una broma -- reí suavemente y después miré sorprendida a Mimi, ante su repentino ataque de histeria -- Creo que deberíamos llevárnosla a descansar -- murmuré a Liza sin apartar mi mirada de la rubia.
—Está bien, vamos...—murmuré de igual manera levantándome del suelo a la vez que soltaba un suspiro, y me quité un par de briznas de hierba pegadas a mi ropa con desgano. Cuando hacía sentir mal a alguien por algo que yo misma había hecho me sentía realmente mal, pero en fin, ya se me pasaría dentro de un rato. Decidí acercarme a Mimi aún estando ella alterada como estaba, y me coloqué a su lado, mirando primero a Steve y luego de nuevo a la rubia. —Oye Mimi, ¿qué te parece si Emily y yo te acompañamos al Centro Pokémon y así descansamos todas de una vez? De seguro éste día ha sido bastante largo para tí también, y lo mejor será descansar. —propuse soltando un pequeño bostezo mientras me tapaba la boca y esperé su respuesta trarando de no haber interrumpido algo muy grave.