(Ni siquiera se lo que escribo...estoy deprimido lo siento) No pude evitar pensar en lo que dijo rojo asi que le ordene a pidgeotto que parara, este obedecio y se detuvo --Porque hago esto...--Dije mientras agachaba la cabeza--
--Vale...--Le dije y me baje de pidgeotto ya que este estaba en el suelo--No puedo creer lo que queria hacer--
Miré a Yair —¿Estabas consciente de que lo que ibas a hacer era un acto de egoísmo extremo? —no me molesté, ya que no quería ofenderlo—
—Tranquilo Yair, te voy a ayudar en lo que necesites, nunca te daría la espalda... —le ofrecí una naranja—
Ya que rechazó la naranja, se la dí al pequeño Kirlia, quién empezó a comerla ya que sentía hambre —Los problemas son de gratis, resolverlos cuesta... Pero no dejes que los problemas te tiren al suelo, así como haría yo, si me tiran mil veces, mil veces me levanto
—¿Qué te motivó a que casi cometieras semejante acto? Siéntete libre de hablar, que te puedo ayudar...
—Bueno, ya está, pero me gustaría recordarte algo, Mitsuki nunca te abandonó, así que no deberías abandonarla, ella te ama, tal y como eres... —le tendí la mano a Yair— Aquí me tienes, has estado conmigo tanto en las buenas como en las malas, así que lo que podría hacer es estar contigo, te agradezco que me apoyaras, y ahora te apoyaré, por que eso es lo que hacen los verdaderos amigos
—Tienes el espíritu de tu Lucario, ambos no se dan por vencidos, no me extraña que se lleven tan bien —asentí con determinación—
—¡Animo, que los problemas no te doblegen, enfréntalos sin miedo! —alenté al chico, estaba notando un cambio en él—
--Si, eso lo se--Le dije mientras veia a quilava--Calmado pequeño estoy bien--Le dije y este me miro raro--
—Estoy orgulloso de ti, amigo... —le dije, era capaz de superar todas las barreras que le impusiera la vida, cuando se acercó Kirlia, luego de comer su naranja—