Andaba por la ciudad, así que decidí parar por un momento y entablar amistad con Kirlia y jugar con los demás Pokémon, ya que pasaba mas tiempo con Sylveon y Blastoise que con el resto de mi equipo, pero decidí enfocarme con el recién capturado, ya que apenas pasaba tiempo con él, me senté en el pasto y llamé a Kirlia —Hola, Kirlia, saludé al pequeño y éste sonrió—
--Vale, esto es aburrido--Dije y quilava salio de su pokeball--Hola amiguito--Le dije y este sonrio alegremente--
—Bien Kirlia, yo soy Rojo, soy tu entrenador —le sonreí al pequeño— Y quiero ser tu amigo, ¿Me lo permites? Kirlia asintió feliz, ya que tenía a un amigo en quien confiar
Habia recordado algo el cual nunca.lo queria recordar, saque a pidgeotto y me monte en el, para hacer ese truco de nuevo....queria fallar... --Vale pidgeotto vamos!--Le ordene y este se subio a lo mas alto del cielo esperando la orden de su entrenador y quilava solo se fue a por rojo lo mas rapido que pudo--
Quilava vio a rojo pero este no sabia lo que haria su entrenador --Porque...no quiero saber nada de nadie....ni recordar nada...solo quiero volver al principio de todo--Dije triste, queria tratar de tener amnesia o olvidar todo--
—¡Que no haya estado contigo por unos días no significa que te haya dejado de amar! Piensa en ella... —le grité—
Bajé la mirada, mientras me preocupaba más, era tan terco el chico que nada le haría cambiar de opinión —¿Dispuesto a dejar todo, incluso a quienes quieres, y te quieren a ti, atrás? —dije, soltando una pequeña lágrima—
—Antes de que me olvides, ha sido un honor haberte conocido, fuiste un gran amigo para mí, me has apoyado en los malos momentos que he vivido, sentí que eras un amigo verdad, por lo que te estaré agradecido, adios... —le dije, para luego pensar algo—