Caminé por un buen rato hasta que los alcancé, Yair y Mitsuki se encontraban en plena batalla… Golduck y yo nos paramos junto a ellos, cruzados de brazos los dos. —Gracias por dejarnos atrás en ese desierto, eh —escupí mientras me acercaba con leve enojo, una vez concluída la batalla.
--vale--Le dije mientras la veia alejarse para despues ver a gardevoir--Vaya que lo has hecho bien--Le dije sonriendo y este sonrio al final si estaba feliz y veo a effy--Pues tu que te quedaste pensando y no nos seguiste--
Misdreavus sacó la Piedra Noche de la mochila y la usó por su cuenta, cuando veo una luz blanca brillante salió de ella una Mismagius —¡Hola, Mismagius! —saludé a la tipo fantasma con una sonrisa y ésta correspondió—
--Oye gardevoir ya no estas enojada o si?--Le pregunte pero esta habia dicho que no con su cabeza--me alegra y veo a rojo con un mismagius-- Que genial jaja--
—Aún así, vaya forma de abandonarme… —comenté en respuesta a Yair, pues estaba convencida que si yo hubiese sido Mizuki o Mitsuki, o incluso si fuese Rojo no me habrían dejado atrás sin más. Pero resolví no darle más importancia, y me volteé hacia Rojo que venía corriendo junto con un Mismagius. —Supongo que es tu pokémon y evolucionó a un Mismagius ahora —deduje, pues éste era el único pokémon que Rojo no había usado en batalla contra mí y por lo tanto no sabía que lo poseía.
—Por supuesto, pero cuando ella esté lista —respondí, mirando la pokebola donde mi propio Misdreavus se encontraba—. Aún le falta entrenamiento a esta Misdreavus… pero el que está cerca de su evolución es este otro. ¡Sal, pequeño compañero! Lancé una pokebola al aire, se abrió y emergió una gigantesca luz blanca. De ella se materializó Onix, el cual se alzó por sobre todos y lanzó su rugido característico al ser liberado.
llegue donde ellos y saque a lax—¡Lax, adivina que!—le dije al pokemon el cual me miraba curioso—para que quites esa cara....te tengo un regalo, ven—empece a caminar con lax.
—No tan pequeño compañero, ¿Steelix, verdad? —Mismagius se acercó a la Gardevoir de Yair y la saludó—
Guié a lax a una cafetería ahí—¿tienes hambre, no?—el asiente—jaja ¿cuando no?—pedí algo de comer para mi y para lax, para cuando me dieran la comida pagara y salí con lax—¿ya no estas triste?—el niega—me alegro, mira voy a entrenar mas y lograremos que evoluciones ¿si?—el sonríe.
—Todavía es un Onix, pero quizás algún día… —comenté risueña, intercambiando una mirada con mi pokémon. Golduck saludó a Onix animadamente; no lo veía desde que había vuelto a integrarse a mi equipo, y Onix lo reconoció al instante y le devolvió el saludo con una sonrisa—. Fue el primer pokémon que capturé, y hemos estado entrenando desde ese entonces...
El quilava de yair se me lanzo por lo que lo acaricie—Jojo, eres en verdad hermoso—le dije a quilava sonriendo.