Observé cómo la enfermera Joy le daba a "Liza" sus pokéballs y se llevaba las mías. ¿Acaso esta chica me había mentido con respecto a su "pérdida de memoria"? --Oye, ¿no que tu memoria fallaba?--le dije poniendo mis manos en mis caderas. Ella sólo me observó confundida--. Joy te acaba de dar tus pokéballs y te llamó Liza. Creo que, según lo que me dijiste, no recordabas tu nombre. ¿Era una mentira?, ¿solo querías parecer interesante? Definitivamente me estaba enfureciendo.
--¡Fenomenal!, yo estaba pensando en evolucionar a uno de mis Eevee... pero aún no me decido por cual especie evolucionarlo. Luego dirigí la mirada a mi lado y observé como la pequeña pelea entre Combusken y Spark continuaba... --Ya Combusken fue suficiente, ven.
--No lo sé, hay tantas opciones... tengo que pensarlo bien. Hice una pausa. A lo lejos vi una montaña que me llamó mucho la atención. --Oye, ¿qué es eso de allá?
Quedé mirando un momento al monte que tenía por nombre "Volcán Barniz". --La verdad sí. Tengo un extraño presentimiento... Luego volteé a mirar a Combusken y lo acaricié. --Además, ahí podemos encontrar a algún pokémon nuevo que capturar, ¿no?
Asentí sonriente. --No es mala idea...-- Silbé fuerte, para que mis pokémon se acercaran.--Iré contigo ¿Te importa si te acompaño?-- Cuando dige eso, entré a Spark, Charmeleon y Froaxy a sus balls, y Riolu se puso a mi lado
Estaba tan enfurecida que empujé a Liza y me encaminé al exterior del centro Pokémon. Por dios, qué idiota. ¿Cómo pude creerle? Miré hacia un costado y vi a la enfermera Joy encaminándose hacia donde yo estaba. —Pauline, aquí están tus pokémon. Debo decir que tu Treecko es extremadamente quisquilloso y...—no alcanzó a terminar la frase y tomé a mis amados pokémon. Antes de irme le dirigí una sonrisa y levanté el pulgar en señal de agradecimiento. Salí apresuradamente, refunfuñando y pensando que lo mejor sería entrenar a Treecko para despejarme. Llegué a un pequeño claro con algunos árboles. —¡Vamos, Treecko, sal!—grité. Y allí apareció Treecko, el travieso. Apenas salió de su pokéball se lanzó hacia mi cabeza—. ¡No, Treecko, no seas tonto! ¡Basta! Traté de quitarlo de mi cabeza, pero sus patitas se aferraban fuertemente a mí. Corrí, me sacudí, rodé por el suelo. Hice lo posible por quitarlo pero él no se iba. —¡Ayuda! ¡Que alguien alcanze una de mis pokéballs! ¡Ayuda, por favor!—grité.
Sonreí. --¡Claro, sería una buena idea! Sin embargo, un resplandor proveniente de uno de los pokémon de Destiny llamó mucho mi atención. --¡Destiny, mira a tu Riolu!
Riolu empezó a inquietarse --¿Ocurre algo Riolu?-- En eso, mi pokémon empezó a brillar, y a crecer hasta que derrepente... Cuando la luz se disipó, a mi lado apareció un potente Lucario. ¡Sí! ¡Todo el entrenamiento sirvió de algo! --¡Sí!-- Grité eufórica y abracé al pokémon. ¡Sabía que entrenarlo funcionaría.
Increíble. Había sido testigo de la tan esperada evolución de Riolu. --¡Wow, impresionante! --exclamé mirando de cerca a Lucario--. ¡Felicitaciones, Destiny!
(No le dijiste tu nombre en el Rol a Destiny ¿verdad? ._. No, creo que no XD) Parecía que estaba a punto de romper al pobre pokémon, pero lo solté cuando que vi que era suficiente. --¡Bien! ¡Ahora si estamos listos para todo! -- Dije levantando la mano, y el Lucario chocó su pata con mi mano. --¡Vale! ¡En marcha!-- Le dije a... --Creo que no sé tu nombre.-- Dije con una risa nerviosa.
(Síp, si lo hice xD Antes de que empezara la batalla en el Bosque del lago me presenté ante todos jeje) --... Steve --respondí luego de reírme un rato--. No te preocupes, a mi también me ha pasado --añadí recordando lo ocurrido con Dennis y Carol.
(Hagamos como que no lo oyó XD) --En fin Steve, tú y yo nos vamos a llevar muuuuy bien.-- Le dije sonriendo Miré en dirección al volcán, y decidí volver a hablar. --¡No nos retrasemos! ¡Al volcán!--
(Pero si respondiste y todo aquella vez xD) --¡De acuerdo, vamos! Y así, junto a Combusken y Lucario, partimos rumbo al Volcán Barniz... o eso creíamos.
Llegué detrás de entre unos árboles, jadeando, y vi que Pauline y treecko estaban en una mini lucha, por lo que decidí intervenir y ayudarla. Ya que supuestamente sería la última vez que la viera tenía que ayudarla. --Listo, treecko fuera de tu cara.--dije rápidamente y dejé al pokémon entre mis brazos, para que no se escapara mientras le explicaba todo este mal entendido a la chica. --¿Se puede saber que mosca te ha picado? Sabes, si te hubieras quedado unos minutos más, la enfermera Joy nos hubiera explicado que ella ya me conocía de antes de golpearme y además tenía los datos de mi nombre y de mis pokemon en su ordenador. --le expliqué y suspiré. --Me lo explicó todo después de que me empujaras y salieras corriendo de esa manera. Y yo no me inventé nada, ¿¡tengo amnesia, sabes!? ¿Sabes lo duro que es despertarte una mañana y no recordar nada? ¿Ni siquiera a tu familia?-- una pequeña lágrima salió de mi rostro apagado. --Perdóname por haberte hecho perder el tiempo conmigo, creo que lo mejor sería irme a mi casa...sea donde sea que este. Dicho esto, dejé al pokémon en el suelo y di media vuelta para ir a donde me llevara mi subconsciente...
Cuando llegué a ciudad Barniz me sentí completamente aliviado. Al fin, todo volvía a la normalidad. Estiré los brazos para descansar, y tomé rumbo al centro pokémon.
Llegué a Ciudad Barninz, y corrí junto a Lucario hasta alcanzar a Steve. --¡Oye tio! ¡Afloja un poco!-- reí cuando lo alcancé --. Vas más rápido que un Rapidash
Apenas escuché a Destiny, me eché a reír por unos segundos, y luego de esperarla a ella y a su Lucario; llegué al centro pokémon y deje mi equipo en manos del centro pokémon. Luego de que me indicó que todo estaba listo, le di las gracias y volteé la mirada hacia mi compañera. --Tu turno, Destiny --le dije sonriendo.