Antes de que Natu me dejara a altura de la superficie di un gran salto y corrí en busca del Centro Pokémon. Ciudad Barniz fue la primera opción que tomó Natu, ese pajarito tenía una mente abstracta. Al llegar, curé a mis pokémon... todos habían dado una gran batalla, sin embargo aún quedaba algo más. Mis sangre se heló, si no deteníamos a ese Ómicron el mundo sería un caos. Me apresuré al salir. --Bien, bien... creo que me alejé un poco.--Me había desubicado, pero sólo un poquito. Natu tendría que volar sin rumbo por las rutas anteriores para llegar a donde todo se estaba dando.
Llegué con rapidez y aterricé junto al centro pokémon para entrar lo más rápido que pude y dejar que curara mis pokémon la enfermera Joy. —Estoy que me caigo de cansancio y aún no hemos acabado. —suspiré y recogí las balls con una gran sonrisa tras agradecer a la enfermera por su ayuda y corrí de nuevo afuera para sacar a Sigiliph.
—Creo que estoy bien aquí, alguien tiene que mirar a Togepi después de todo —comenté, sentándome en el césped.
Antes de irme tomé unas 4, 5, tal vez 6... siendo sinceros fueron más de 10, para exagerar diré que unas 15... aunque sin darme cuenta pudieron ser unas 20 latas de Friz! Ningún humano había hecho esto, cualquiera hubiera muerto con tan sólo 10. Yo estaba acostumbrado, pero me había excedido. --Bien Ómicron, haré pedazos a tu cochina Entidad!--gritaba algo ebrio y con una sobre dosis de adrenalina. --Qué esperas Natu, vamos! Natu se puso sobre mi cabeza y emprendió vuelo hacia el lugar, o al menos eso intentaría.
Entonces fue cuando levanté la cabeza... ¿un Sigiliph? Que pokémon tan raro... y una entrenadora junto con él, no era algo que se veía todos los días. Y además, ese pokémon me gustaba mucho en lo personal, así qe liberé a Skarmory y decidí acercarme para preguntarle donde habitaba ese tipo de pokémon. —¡Oye, tú, entrenadora del Sigiliph! ¡Espera!
Ya montada en mi pokémon empezamos a volar pero oí como alguien me hablaba y descendimos un poco para ver a una chica con un skarmory. —Oye, perdóname pero tengo muchísima prisa, debo de acabar una batalla muy importante. —me disculpé algo cortada. No me gustaba dejar a la gente a medias. Ya emprendiendo el vuelo solo dije una cosa más. —Y no me llamo entrenadora del Sigiliph, ¡mi nombre es Liza! —sonreí y nos marchamos de allí más decididos que nunca a acabar lo que hemos empezado.
Sonreí, y me puse mis gafas de vuelo. --Preparado... Listo... Cuando acabé de decir listo, Charizard despegó rápidamente. --¡Vamos Yair!
Me frené en seco mientras veía a la chica... Liza... ¿Liza? —¡Liza! —exclamé, tan fuerte que estaba segura que la ciudad entera me había escuchado—. ¡Liza, eres tú! ¡Te he estado buscando, espera! ¡Skarmory, acelera! Togepi, que estaba sentada delante mío, no había estado prestando atención... pero ahora se había recobrado y hacía pequeños saltitos de felicidad, sin preocuparse por el miedo a caerse. Llamaba a su entrenadora una y otra vez en su idioma particular, no había duda alguna, debía ser ella. —¡Detente! —grité; fuimos más rápidos que su Sigiliph y le cortamos el paso por delante, obligándola a frenarse—. ¡Te he estado buscando! Eres la entrenadora de este Togepi, ¿cierto?
Asentí al verlo al lado. --Bien. Veamos como eres en cuanto a equilibrio e impresión. Me puse en pie sobre Charizard, teniendo cuidado y aguantando el equilibrio. --Un pequeño Lanzallamas Charizard. Charizard ,mme hizo caso, y lanzó un pequeño lanzallamas, y formó un aro de fuego en el aire. Me agarré a uno de los cuernos de Charizard. Este pasó por el aro, pero giró mientras cruzaba, por eso lo de agarrarme. --¡Tu turno!
--Vale primero equilibrio--Me puse de pie en el lomo de pidgeotto--!Ya no se me ocurre nada!--Le dije--
Llegue al lugar y de inmediato corri al c.p y recupere a mi equipo y sali a la calle— Eso fue intenso..— sonrei mientras sacaba a Flame
—¡Togepi te ha estado buscando! —le grité a Liza, mientras el pequeño pokémon hada prácticamente danzaba de la felicidad, sujeto entre mis brazos—. Sí, eres Liza, no hay duda alguna... ¿qué rayos sucedió en la Torre Plateada? ¿A dónde vas tan apresurada?
Suspiré con pesadez al ver que me paraba. —En serio, debo irme, me...—callé de momento al ver a mi pequeña Togepi en el lomo de su pokémon. Sentía que el mundo se me venía abajo de repente. —¿Qué...cómo puede ser...? Llevé mis manos a la pokeball que tenía asignada para la pokémon y al abrirla vi que estaba vacía...no podía ser...¿cuando había salido Togepi de la pokeball? Pedí a mi pokémon que bajara y enseguida obedeció. Bajé del pokémon y esperé a que la chica bajara también mientras estaba incrédula.
--¡Pues cae en picado! -- le dije sonriéndo Charizard empezó a caer en picada. Yo me giré para ver a Yair, y Charizard también giró el cuello. --¡Venga Yair! Cuando Charizard y yo nos giramos hacia delante, fue ver mi vida entera ante mis ojos. El suelo estaba muuy cerca. IUntenté recuperar el vuelo, pero Charizard y yo nos estrellamos en el suelo. Este y yo nos separamos, levantando polvo. --Gah... -- dije dolorida, he intentando sentarme, pero no pude -- Me pasa por no prestar atención.
— Estas hecho un crack— le sonrei al Charizard, este con arrogancia lanzo un gran y potente lanzallamas al cielo