Obstinada como soy, me senté en el suelo y lo ví alejarse sin decir una palabra. Noté que Togepi estaba decepcionada también, así que liberé a Wartorle, Pidove y Psyduck para que jugaran con ella. Los cuatro pokémon se pusieron a jugar al costado de la arena mientras yo miraba el cielo y admiraba tranquilamente la forma de las nubes.
Me alejaba de effy y togepi para caminar un poco.. --Sera malo dejarlas solas mientras camino?--pense--
Me puse a mirar mis pokebolas... ahora tenía un equipo más amplio de pokémon, pero la mayoría de ellos apenas si se conocían entre sí. Con ese pensamiento en mente, lancé todas las pokebolas en el aire y liberé a todo mi equipo pokémon. Dratini bostezó, Flabébé estiró sus pétalos de flor, Wooper saltó alegremente, Gallade blandió sus potentes brazos, Skarmory batió sus alas como si fuese a despegar, Arcanine lanzó un aullido de felicidad al encontrarse liberado de su pokebola, y Onix se irguió más alto que todos ellos. Wartorle, Pidove y Psyduck dejaron de jugar con Togepi para acercarse a averiguar que sucedía. —Decidí que todos debían conocerse, somos un equipo después de todo —declaré, mirando a todos uno por uno—. Y además porque, ¡es hora de comer! Saqué un poco de la comida pokémon que compré en el último pueblo y repartí un poco para cada uno, Togepi incluída.
—¿Está rico, Togepi? —le pregunté al pokémon hada, observándolo masticar su comida mientras yo misma atacaba un sandwich de jamón y queso, el último que me quedaba. Hice una nota mental de comprar más comida, regular y pokémon, antes de dejar la ciudad.
Togepi la miró y asintió sonriente mientras degustaba la comida y miraba a todos los pokémon algo tímida.
—Yair... —lo miré en cuanto apareció de la nada frente a mí—. He notado que siempre huyes o tratas de huir frente a un combate... ¿hay algo que quieras decirme?
--Pues no...Ya que normalmente entreno con mis pokes para hacernos mas fuertes o alcancen su evolucion pero hay veces que en el combate pierdo bueno la mayoria....pero nunca me rindo siempre doy todo en las batallas pero si no combato mucho es por eso...--le respondi con una sonrisa--
—Entonces, básicamente, tienes miedo de perder en combate... —resumí tras oír lo que él decía—. Supongo que tiene sentido de cierta forma, y en cierto modo me siento de forma similar... yo detesto perder, pero por suerte encontré la solución para no tener nunca más ese miedo a perder en combate... es algo muy recomendable, de hecho...
—No perder nunca —respondí con determinación—. Entrenar y practicar para así, como tú bien dices, nuestros pokémon se vuelvan más fuertes. Si temes perder, pues mejora para asegurarte de que no pierdas. Tal vez alguna que otra vez pierdas en combate, pero eso no hace más que fortalecerte... nosotros dos aún somos novatos, estamos destinados a perder algunas batallas, es la única forma en que mejoramos después de todo... y vamos, ¿no quieres volverte más fuerte al fin y al cabo?
Arqueé una ceja, insatisfecha con su respuesta. —¿Eso es todo lo que vas a decir? ¿Un simple sí? —me crucé de brazos y lo miré amenazadoramente, esperando que eso le diese la determinación que tanto necesitaba él.
Suspiré; al menos sonó un poco más convencido, supuse que era lo máximo que iba a conseguir, pero quizás sería suficiente. Acepté su invitación gustosa. —De hecho, mis pokémon y yo estábamos por entrenar también —le comenté, señalando el equipo pokémon a mi espalda—. Así que claro, entrenemos... ¿qué sugieres?
--pues siempre entrenamos rompiendo rocas...creo que seria mejor intentar hacer otra cosa pero que?--le dije--
—Romper rocas... Yair, dije que somos novatos, pero no salimos ayer de la academia —reí, recordando como nos conocimos a través de romper esas dichosas rocas en Ciudad Témpera—. Ahora, un combate de entremiento es lo único modo de entrenamiento que tenemos, ya estamos en otro nivel amigo mío...