Ciudad Aqualia

—Oh... así que crees que soy un fantasma... jejeje... quizá tienes razón, sí. Pero es más complicado que eso~. Con todo, quiero que le transmitas algo. Él... no me quiere escuchar. Y sé que va a seguir negando mi existencia y huyendo de mí hasta que no me plante allí. Pero... no puedo ir hasta él, así que tú me servirás para comunicarte en mi nombre. Jiji... lo que tienes que hacer es fácil.

Sacó entonces un objeto de su bolsillo, una especie de frasquito lleno de un líquido. Miró a Ian a través del líquido, y al verla Ian p-parecía que su ojo era gigantesco, por el reflejo de la sustancia.

—... dale esto a Nerio. Tú se lo envías sin decirle que yo te lo di, ¿sí? Invéntate algo, pero que no sepa que es mío. Y luego, ya sí, le dices que el mensaje que quería transmitirle es... que le estaré observando desde el otro lado, y que sabe que no podré regresar a donde pertenezco hasta que él no confiese la verdad. ¿Mm-hm? ¿A que me lo prometes? Jiji...

>> Tranquilo. No pretendo hacerle naaaada de daño a Nerio. Ni un rasguño. Al fin y al cabo, es mi cuchicú~. Así que nada, Ian Lockhart. Nos veremos en el más allá, ¿huh?

Y, así... comenzó a caminar, alejándose de él de forma lenta...

 

Ian Lockhart

Tsk, ¿Que le de el frasco sin decirle que es de ella? Qué problemático. Me vi tentado en desecharlo en cuanto se marchó, pero al final me lo guardé en el bolsillo de la chaqueta, farfullando en voz baja. Me dirigí al centro pokémon de la ciudad y, una vez que todo mi equipo volvió a estar bien de salud, me dirigí al comunicador y llamé a Nerio.

Primero le dije que había atrapado al Aipom y que se lo transferiría, después le conté sobre lo que había pasado en mi visita al spa y los sucesos extraños que le rodeaban, y por último...

—...Eh quedado con la tal Alice y nos hemos vuelto a enfrentar en un combate.

 

Vaya, cuánta información de golpe. Vamos poco a poco...

—Ah, guay, guay. Ese Aipom que me has mandado tiene pinta de estar bien mazao, sin duda. Seguro que evoluciona al Tribipom este, o como se llame, y con cinco manos será un batería estupendo. Además, el tío tiene un ritmazo estupendo y es todo un golfo, justo lo que busco en mi banda de rock punk, para qué te voy a mentir, vaya.

Luego oyó con calma la narración de los sucesos del spa, e Ian le contó que había algo raro ahí...

—Oh, menuda movida me cuentas, ¿no? —comentó, mientras se sacudía el oído y miraba, desinteresado, a una esquina—. En fin, casualidades de la vida que te encontrases con tipos así. Es lo que tiene, a veces los que somos punks terminamos en la mala vida. Pero no todos somos así, ¿eh?

... ¿cuándo le dijo Ian a Nerio que los tipos con los que peleó fuesen punks? Uhm... creo que está claro lo que pasa aquí. No había más que ver la cara de Nerio, intentando mirar para otro lado, sacudiendo su cabello. Je. Le quiso poner a prueba, y montó aquel teatrillo para hacerlo sin que creyese que se interesaba por entrenar a Ian, ¿eh? Desde luego, este Nerio era todo un caso.

Con todo, la conversación pronto giró en torno a Alice. Oír su nombre hizo que Nerio palideciese (aún más de lo que ya era).

—A-Ah, así que quedaste con la loca esa. ¿Y bien? —Ian le transmitió el mensaje, y sufrió entonces todo un esacalofrío—. Y-Ya veo... bah, tonterías de una tarada, qué quieres que te diga.

>> Hey, ¿algo más? Que he visto que has ganado una medalla, y tú sabes, molaría hablar de eso pronto. Así nos lo quitamos de encima.

... de hecho, había algo más. Pero... ¿qué haría Ian? ¿Era buena idea hacer lo que decía Alice? ¿O quizá era aún peor idea desbodecerla...?

>> Quedarse el frasquito y no decirle nada a Nerio
>> Mandarle el frasquito a Nerio con alguna excusa, como dijo Alice
>> Mandarle el frasquito a Nerio adviritiéndole de su verdadera procedencia

 

Ian Lockhart

Je, tal y como había pensado, al final lo del spa había sido una prueba de Nerio.

Ahora tocaba tocar el tema de... eso. Sinceramente no me importaba mucho mentirle o no a Nerio, aunque era más seguro para mi posición como patrocinado decirle la verdad. Por otro lado, estaba el riesgo de que la loca me maldijese pero, ¿Cómo sabría si le hice caso o no? Nerio podría desechar el frasco incluso aunque yo no le contase nada.

El factor decisivo, de todos modos, resultó ser la curiosidad. Quería saber qué era lo que estaba pasando, y con suerte, el frasco no le haría ningún daño. O eso esperaba.

—Oh sí, me encontré esto por allí mientras hacía los recados, es un frasco con una sustancia extraña muy curiosa. Me preguntaba si conocías a alguien que pudiese analizarla, te la enviaré por si acaso —le dije, hablando con tono desinteresado, y mirando hacia otro lado.

 

Nerio enarcó una ceja mientras el producto era enviado.

—¿Un... frasco? Hm. Bueno. Yo qué sé, tío, veré si puedo echarle un ojo o algo. Supongo que "de nada".

>> En fin, que llevas ya cuatro medallas, tío. Así me gusta. Tú sigue ahí, si yo confío en ti y todo eso. Pírate ahora a Pueblo Progreso, que está al oeste, ¿sí? Vaya, ahí es donde está yendo todo quisqui, así que asumo que es lo mejor. Tampoco es que yo esté prestando mucha atención a esto del torneo, pero hey, digo yo que tendré que cumplir un poco, ¿no?

Y, tras eso, colgó. Uhm... e-esperemos que aquel frasco de Alice no le dé problemas a Nerio, ¿huh?

Actualizado el club de fans y tus encargos.

 

Ian Lockhart

Pueblo Progreso, eh. Sonaba bien, me dirigiría allí en cuanto me encargase de un par de pesquisas que tenía que hacer. Cómo fuese, me preguntaba qué sería aquel frasco tan raro, ojalá Nerio me informase pronto.

Liberé a Arcanine y me subí a su lomo; una vez que me había colocado firme y sabía que no me caería le di unas palmaditas en el costado y el pokémon comenzó a correr con todas sus fuerzas hacia nuestro siguiente destino.

 

Lucas Diamond

Gible consiguió algo de oro picando en aquellas minas, ¡era estupendo, sí! Necesitaríamos ahora otros objetos, como por ejemplo almejas. ¿Y quién tiene las mejores almejas? ¡Antonio!

Digo. Bueno, en ciudad Aqualia se podían pescar, así que a ver si había suerte.

Punto de recolección (pesca) (dos tiradas)
1- Pez común
2- Pez común
3- Pulpo
4- Calamar
5- Almeja
6- Piedra brillante
7- Piedra brillante
8- Pez marino
9- Pez marino
10- Centollo

 

Mimi Honda

Tras enseñarle Golpe Cuerpo a Yuudai abandonamos finalmente Clasiópolis. Necesitábamos algo de pesca, tal vez unos calamares...

Ryuutaro se encargaría de eso.

1- Pez común
2- Pez común
3- Pulpo
4- Calamar
5- Almeja
6- Piedra brillante
7- Piedra brillante
8- Pez marino
9- Pez marino
10- Centollo

 

Liza White

Descendí del lomo de Staraptor con cuidado, cerca del puerto de la ciudad. Archer y su nuevo amigo Lochie salieron de sus pokéballs, dispuestos a dar un paseo por el agua en busca de algún que otro pez que atrapar. Mientras tanto Amber y yo nos quedamos a ver cómo jugaban, y más de una vez tuve que pedirle a la Luxray que se abstuviese de meterse en el agua.

Ya habíamos... tenido algún que otro problemilla con su electricidad en el pasado.

Contenido oculto

1- Pez común
2- Pez común
3- Pulpo
4- Calamar
5- Almeja
6- Piedra brillante
7- Piedra brillante
8- Pez marino
9- Pez marino
10- Centollo

-300 arlines

 

Mimi Honda

Y nada más cayó Corvisquire, Feebas se rodeó de una brillante luz cegadora y empezó a cambiar. En mitad de aquella luz, de la mutación, su cuerpo se alargó considerablemente y no solo cambió su tamaño, su aspecto también lo hizo. La evolución de Feebas a Milotic era una de las más drásticas entre los Pokémon y yo había tenido la suerte de verla incluso si era con una forma regional.

Soberbia, Seina se irguió frente a mí como la indiscutible Sirena de Venus. Era elegante, exhuberante, con la piel tintada de un violeta profundo, ese que la definía como tipo veneno. Era incluso más hermosa que la propia Sirena de Venus. Me moría de ganas de que Alpha la viese.

Ahora sí.

Ahora estábamos listos para enfrentar a Maeve.

Abandoné la ruta nada más la evolución finalizó en dirección a Ciudad Aqualia. Liza no me había dicho donde esperarla así que nada más tocar tierra la llamé para avisarle de que estaba ya allí.

 

Liza White

No tardamos demasiado en aterrizar en Aqualia, siendo los primeros en llegar, y le saqué la lengua a Emily cuando la vi llegar poco después, habiendo pisado ya tierra firme.

—Uno a uno —notifiqué, extendiendo un dedo de cada mano en el aire para contabilizar los puntos. Era francamente divertido crear competiciones de la nada—. Queda pendiente hacer el desempate, señorita Hodges.

Saqué el videomisor mientras caminábamos por las calles de Aqualia. Mimi había llegado ya pero con todo había terminado olvidando darle indicaciones. Lo cierto es que tenía ganas de regresar a uno de mis lugares favoritos de la ciudad, la Pastelería Aqualia, allí donde Ginger logró alcanzar su evolución por medio de sus famosos confites. Aquella tarde la habíamos celebrado entre dulces y postres y sentía que debía compartir su ubicación con mis amigas, porque no tenía desperdicio.

—Mimi, escucha, ¿recuerdas más o menos la calle donde se ubicaba la cafetería de la otra vez? —le hice un gesto a Emily con la mano para que me siguiese, doblando la esquina hasta alcanzar a ver al fondo una fachada de tonalidades rosadas. En el escaparate se mostraban los dulces más vendidos de la época y pude jurar que mi mirada se iluminó en ese instante—. En la calle paralela hay una pastelería bastante famosa. Es una mancha rosa en mitad de las casas, no tiene pérdida.

>>Ah, y he traído a alguien conmigo.

Le sonreí a la chica en un gesto cómplice y finalmente abrí la puerta del establecimiento, notando el olor a bizcocho recién horneado y la música de fondo alegrando el ambiente. No tardamos en tomar asiento, aprovechando que no era una hora demasiado concurrida. Sin duda, era uno de los mejores sitios donde conversar en compañía de alguien.

 

Mimi Honda

La campana sobre la puerta sonó cuando ingresé dentro del establecimiento. A mi nariz llegó el olor de los pasteles recién hechos, el dulce aroma que solían tener esta clase de sitios.

Pastelería Aqualia.

No parecía un lugar muy concurrido por otra parte. Un Milcery flotó frente a mí y logré ver a un Alcremie dándome la bienvenida. Era un lugar de color rosa cargado de todo tipo de dulces y postres. Hagane, mi Flabébé ingresó conmigo siempre dando vueltas a mi alrededor.

Y allí junto a la ventana localicé la cabellera castaña y recogida de Liza y mis ojos se cruzaron con los orbes violetas de Emily. Habían venido ambas... perfecto.

—Señoras—saludé antes de colgar el bolso sobre la silla y tomar asiento con las piernas cruzadas—. A lo que nos ocupa. ¿Qué demonios le pasa a Balor?

 

Mimi Honda

—Hey Em—respondí al saludo de Emily y me fijé en el curioso Pokémon con cara de odiado por la vida que tenía en su regazo. El aura que desprendía esa criatura era brutal... casi como si fuera un Pokémon legendario—. Ah, ¿tienen éclairs?

Pregunté con cierta emoción que no pude esconder tomando la carta de postres. Estaba segura de que me brillaron los ojos.

—¡Ah, sí tienen!—exclamé y me volví hacia el Milcery que se acercó a tomar nuestro pedido—. Que sean dos éclairs y un té verde.

>>¡Mi~!

 

Liza White

Emily y yo aguardamos apenas unos minutos a que Honda llegase a la pastelería, pero para ese entonces ambas nos habíamos decidido por... bueno, quizás más dulces de los que la persona que nos atendió esperaba. Me disculpé con una sonrisilla nerviosa y me volví hacia la puerta cuando la campanilla tintineó, anunciando la llegada de la persona que faltaba.

—Bueno, ya estamos todas —resolví, dejando la carta sobre la mesa mientras la chica pedía, sin poder contener la satisfacción de ver que había escogido un buen sitio. Una pequeña Milcery nos atendió y casi como si hubiese sido invocada Ginger salió de su ball, obligándome a hacerme a un lado a duras penas. La Alcremie me dirigió una mirada de reproche, claramente molesta por no haber sido invitada—. Perdón, perdón... Puedes tomar parte de mis dulces en compensación si quieres, ¿bien?

Aquello fue suficiente para que colocase sus patitas sobre la mesa, feliz, intercambiando miradas entre las chicas y sus pokémon con genuina curiosidad. Suspiré, derrotada. Adiós a mis ahorros en dulces.

Como fuese, Mimi fue directa al grano y no tardó en preguntar por Balor. Noté la mirada de Emily puesta en mí y me enderecé sin demasiada energía, porque lo cierto es que aquel tema me generaba sentimientos encontrados.

—Antes de nada, no pretendo convencer a nadie de mi opinión, ¿vale? Puede parecer un loco ahora mismo y comprendo que estéis preocupadas, pero puede y solo puede que... ¿Confíe en él? ¿Algo así? —dejé caer con cierta cautela, porque debía verme como una jodida demente ahora mismo. ¿Quién en su sano juicio creería a alguien que había dado una sentencia de muerte como esa a una chiquilla? Entrelacé los dedos sobre la mesa y solté un suspiro contenido, intercambiando miradas entre ambas con una seriedad inusual—. Durante mi viaje me he encontrado con Balor más veces de las que me gustaría admitir, pero en la última de ellas se le notaba terriblemente preocupado. Angustiado por algo. Nos ha pedido nuestra ayuda, que le enfrentemos a él y los suyos de una vez por todas en Atracadero. Y yo quiero ayudarle.

Apoyé la mejilla en la palma de mi mano, dirigiendo mi atención al otro lado del cristal.

>>Si os dijese que entre Balor y Adara hay algo más que una amistad... ¿Cómo os quedaríais?

 

Mimi Honda

Enarqué una ceja cuando Liza empezó a hablar. ¿Confiar en Balor? Eso sonaba tan descabellado que casi me hizo gracia. Sin embargo, si había hablado con él tal cantidad de veces debía conocerlo mucho mejor que yo. O que Emily.

—Si eso es así—solté en un suspiro contenido, casi con pesadez—. ¿Entonces Balor está amenazando de muerte a su... cuñada? ¿Qué sentido tiene eso? ¿Por qué querría secuestrar a la hermana de su novia?

>>Es ridículo, además de imbécil. Está claro que quiere que lo cojan y lo detengan. Y si no, es un pésimo secuestrador. Menudo villano de pacotilla.

 

Liza White

—Es precisamente eso, Mimi —la miré de perfil, tamborileando los dedos de mi mano libre sobre la mesa—. ¿No te parece demasiado ridículo de su parte? Créeme, Balor no es tan imbécil, el idiota sabe bien lo que hace. Entonces, si en un hipotético caso el secuestro fuese una farsa, ¿por qué escoger precisamente a Cait como cebo? Podría haber dos razones.

Dejé un silencio antes de responder, alzando los dedos de mis manos mientras hablaba.

>>Para interferir en el torneo y joder a Macrocosmos, y/o para atraer a Adara.

Recordé entonces mi visita en el Lago de la calma. Aquella vez que, sin quererlo ni beberlo, escuché a Balor hablar con Cait, probablemente planeando sus propios movimientos. Estaba claro que ambos estaban metidos en ello, juntos a pesar de las posibles consecuencias. Ambos querían traer de vuelta a Adara a como diera lugar, y solo haciéndole creer al mundo que suponía una amenaza lograría movilizar a los peones hacia la base.

Escuché a Emily entonces, visiblemente aliviada. ¿De verdad me creía? Si lo que decía era cierto solo reforzaba la teoría de que Balor no iba en serio. Que estaba haciendo todo aquello como el idiota enamorado que era.

—Eso es cierto, Em, ¿pudiste hablar con Shai cuando fuiste al gimnasio de Atracadero? —cuestioné, centrando mi atención en ella—. Balor me advirtió que nos esperaría en su guarida junto a los suyos pero... no tengo idea de dónde podría encontrarse ahora.

Contenido oculto

Perfect timing gabs uwu