Ciudad Aerosol

Mimi Honda

Galar.

Apenas sabía nada de esa región. Y ahora, estaba a punto de poner rumbo a una isla cercana. Todo lo que había dicho Irvine en el Laboratorio había hecho mella en mi cabeza. Desde la implicación de Macrocosmos hasta la energía Dinamax. Esa que empleó Chance en el combate contra Ian. Un Pokémon de dimensiones colosales... ¿cosas así eran posibles? ¿Por qué me lo cuestionaba siquiera?

Todo era posible al parecer.

Lucas parecía exaltado, entusiasmado. Pero yo solo podía pensar en lo mucho que quería hacer algo contra Chance. Pensar en que apenas había dormido esa noche después de mi discusión con Alpha y sacar mis propias conclusiones sobre lo que hallaríamos en Gérie. Mi yo del pasado hubiera estado pletórica por tener la oportunidad de lograr notoriedad solo combatiendo. Pero mi yo actual solo tenía una misión.

Salvar a Joel.

Miré a Lucas de soslayo cuando me preguntó.

—No realmente—le dije—. Pero estoy dispuesta a hacerlo si con eso logramos detener a ese bastardo. Pensé que te interesaría el tema de las batallas Lucas. ¿Ganar fama solo combatiendo?

Conocía a alguien que amaría eso.

>>En cualquier caso no estamos de vacaciones—proseguí y me coloqué las gafas de sol. No sería como en Udan, allí había preparado la maleta—. Vamos a patearle el culo a Chance. Eso es todo lo que me interesa.

 

Alpha Xenodis.

Fue una noche curiosamente sin problemas. El cansancio me dejó lo suficientemente derrotado como para que ni siquiera las pesadillas pudiesen despertarme. Pasé de largo hasta las... ¿Cinco de la mañana? Más o menos la misma hora en la que salía a entrenar a diario, pero hoy simplemente me dejé estar. No saqué fuerzas para levantarme y simplemente me quedé ahí, abrazado a Manaphy y durmiendo un par de horas extras.

Al menos hasta que el sonido de la puerta me despertó.

Decidí ignorarlo inicialmente; Ya me disculparía con Joy por lo de anoche, ahora mismo realmente me apetecía dormir un poco más. No obstante, cuando escuché que una voz me llamaba me vi obligado a levantarme. Supongo que realmente era para mí, ¿no?

—Estoy aquí.

Contesté con desgano mientras deslizaba hacia el interior la madera para revelar a mi visita: Emily. Y traía... ¿Servicio la habitación? No era lo que esperaba, pero si eso era para mí no planeaba quejarme.

—¿Puedo comer eso?—Pregunté inicialmente. Sacudí la cabeza instantes después.—. Lo siento, ¿qué necesitas? Sigo un poco dormido y pienso incluso peor que lo normal... Aunque sí quiero comer, ¿puedo?

Mis ojos se iluminaron en felicidad cuando obtuve un afirmativo. Emily entró en el cuarto y la bandeja quedó sobre la mesa no dudé en atacar. Los sándwiches me llamaban, lo mismo con los dulces que había traído. Si es que no me podía decidir por uno solo.

Y me quedaría así pues repentinamente toda mi atención fue robada por el ruido del holomisor que comenzó a transmitir un mensaje proveniente de Irvine en el que nos llamaba al laboratorio del profe.

—¡Sujétame esto! ¡Tardaré menos de cinco minutos!

Lancé la alianza de Lysson hacia Emily mientras me levantaba de la cama con celeridad para coger la mochila, retirar el libro de su interior y posteriormente dirigirme hasta el baño de la habitación.

***

Me tardé más o menos lo que anuncié entre ducharme y cambiarme. No me había dado tiempo a secar demasiado mi cabello, pero el viento se encargaría de ello.

—Vamos, volar en Shen nos hará recuperar tiempo.

Metí las cosas en la mochila, regresé al bebé a su honor ball y posteriormente procedimos a retirarnos del centro pokémon... Y también me llevé uno de los emparedados para el camino. ¡Necesitaba energías, ¿vale?! Era una misión después de todo.

>>¡A Lienzo! ¡Emily, sujétate!

Y montados sobre su cabeza, partimos a toda velocidad al laboratorio de Abeto.

 

Al llegar a Aerosol, pronto encontraron allí, en el aeropuerto, a Eileen. Acompañada de su Flygon, alzó la mano cuando les vio llegar, alegre y jovial, como de costumbre.

—Hiya! —exclamó, sonriente—. Bueno, al menos sois puntuales, ¡eso ya es un avance! Espero que os adaptéis bien a Gérie... aunque primero tendremos que ir a Galar, claro. O Gérie del Sur, como se le llama técnicamente. Ya os habrán contado que nuestra región antes era parte de Galar, y una pequeña parte de Gérie quedó en su dominio cuando, tras la Guerra, Gérie se independizó. Básicamente los que eran amiguitos de los nobles de Galar de turno mantuvieron sus territorios y en fin, asuntos políticos aburridos. Así que... nuestro primer destino es Galar, técnicamente, ¡aunque sea parte de la isla! El profesor que colabora con la organización es oriundo de Galar y tal, y dado que toda la gestión del primer Campeonato es promovida por Galar. Así que allí tenemos el registro y todo lo demás. ¡Asuntos burocráticos, qué os voy a contar! Pero bueno, ¡venga, que ya es hora! ¡El avión va a salir! ¡Arriba todos, hombre, espabilad!

Así las cosas, pronto terminaron subiendo al avión, y se sorpendieron Lucas y Mimi al descubrir que Macrocosmos parecía ser la empresa que había financiado sus billetes, precisamente. Claro, no en vano eran los que promovían con su dinero y su energía todo aquel evento... y pudieron viajar en business, disfrutando de unas pantallas pequeñas delante de sus asientos, en las cuales podían proyectarse ciertos videos. Los asientos se distribuían de tres en tres plazas, e Eileen se sentó en el medio, con Mimi a un lado y Lucas a otro. Sonriente, encendió la pequeña pantalla frente a sí.

—Es una pena que Gérie pasase tan desapercibida, ¡tenemos unos paisajes y una cultura preciosos, y no es por presumir, pero es un hecho! Pero claaaaro, Galar se lleva todo el mérito internacional por eso de los gimnasios y tal, con su espectáculo, sus ligas y sus Dinamax. ¡Por eso apoyo todo esto, porque creo que puede ayudar a que Gérie se haga un poquito más conocida! —pulsó un botón de una suerte de video y lo dejó en pausa justo al inicio, para explicarles lo que estaban a punto de ver—. ¿Conocéis a los Ecos de Gérie? Bueno, qué pregunta, seguramente no, claro, si ni siquiera conocíais la región... en fin, los Ecos de Gérie son un grupo musical muy famoso en la región. Tocan música instrumental que mezcla tonos modernos con la música tradicional Gériense, ¿sabéis? Y su líder, Darren, es amigo mío. Os cuento todo esto porque... tienen un videoclip que muestra zonas de Gérie. ¡Mirad!

Y así, cuando puso el video, una imagen de un prado verde, hermoso y con aspecto natural, pudo apreciarse. Sobre él, un chico con aspecto delicado y que llevaba una gaita colgada al cuello sonreía a la cámara, con su pelo verdoso recogido con una cinta y una ropa que casi parecía tribal.

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Solo imaginad que es una gaita en lugar de la guitarrilla (?)

Tras él, varias personas con vestimentas parecidas, portando guitarras eléctricas y otra variedad de instrumentos modernos esperaban. El lugar era de aspecto tranquilo, y todo estaba en calma, hasta que... la música empezó a sonar. Y el tono de la canción era mucho más agresivo y enérgico de lo que parecía a simple vista. La gaita sonadaba a una velocidad impresionante y con mucha fuerza cuando aquel jovencito comenzó a soplar por ella con energía.

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—¡Mirad, mirad! Ese sitio en el que están son los Prados Reales, ¡preciosos! ¡Dale ahí a al gaita, Darren! El tío es increíble tocando, y si lo conocieseis en persona alucinaríais, ¡es la cosa más tranquila del planeta, y luego mirad, parece que le va a dar algo tocando!

La imagen de pronto saltó a unos acantilados, las olas rozando su superficie, y Darren en mitad de su grupo sobre estos.

—¡Y esos son los acantilados de Aldea Risco, al sureste de Gérie! Ah, perdonad, pero es que me encanta mi región. ¡Espero que a vosotros os guste! Claro, aterrizaremos en "Galar", pero en fin, detalles. ¡Gérie del Sur es Gérie se pongan como se pongan, ¿eh?!

Parecía decirlo como una suerte de broma, pero una cosa estaba clara: amaba a su región mucho, y, aunque fuese de forma irónica, no dejaba de respirarse en ella una cierta rivalidad con Galar. Y eso que era una persona bastante jovial y despreocupada en apariencia...

Eileen no paró de enseñarles canciones e imágenes de su amada Gérie, y pudieron apreciar paisajes ciertamente hermosos y diversos: un paisaje minero, costas hermosas, parajes verdes, ciudades con un aire muy diferente al de Galeia... y, finalmente, terminaron aterrizando. Aunque estaban, técnicamente, en Galar, no dejaba de ser una región nueva para ellos. Una región exótica y diferente...

Un lugar nuevo que explorar.

Seguiremos en un tema que crearé pronto :D

 

Liza White

Al parecer, quien nos recibió aquella vez no fue únicamente el profesor Abeto. Irvine, quien envió el mensaje a los holders, esperaba junto a él para darnos toda la información necesaria. No pude evitar sentirme aún algo... ¿incómoda, tal vez? Quiero decir, habíamos pasado por mucho, pero el combate que mantuvimos en la cúspide antes del desenlace aún perduraba de alguna forma en mi memoria. Me alegraba no encontrar rastro de lo que fue aquella mirada devastada cuando le saludé. A pesar de la situación ahora contaba con su querida hermana, y eso era suficiente.

Mantuvimos una charla mucho más larga de lo que esperé en un principio, pues mis dudas acerca de Joel tenían un trasfondo más extenso de lo que imaginaba. Por mucho que lo intentase no podía ocultar el temor que me causaba saber que había sido secuestrado por Chance, siendo usado como chantaje. Por suerte tenían un plan que seguir antes del día de las elecciones, y era ahí donde entrábamos nosotros: viajaríamos a la lejana región de Gérie para obtener información sobre el fenomeno Dinamax y la empresa que parecía colaborar con nuestro enemigo, Macrocosmos.

El trabajo era el trabajo, pero se viese como se viese era empezar una vez más de cero. Nueva región, nuevos pokémon, gimnasios... ¡Gimnasios! Como en Teselia. Aquello era de lo más emocionante, y apenas pude cerrar un ojo en el avión que me llevaría hacia el primer punto de partida, Nueva Ciudad Puntera.

Tenía tantas preguntas... ¿Los chicos ya estarían allí? ¿Qué clase de pokémon sería mi inicial? ¡No faltaba mucho para averiguarlo!

 

Ian Lockhart

Al final terminé volviendo de nuevo a Aerosol, pues había recibido el mensaje de Irvine y, cuando me dirigía al laboratorio de Abeto a recibir más información, vi a Liza salir de allí y montarse en su Togekiss. Le seguí, curioso, y le vi aterrizar en el aeropuerto de Aerosol. Llegar allí sin saber qué era lo que pasaba resultó complicar las cosas más de lo que pensaba, pero al final después de seguir a Liza y escuchar lo que hablaba con la gente del aeropuerto me había hecho una idea, aunque fuese vaga, de lo que había que hacer. Tal y cómo Irvine había dicho por su mensaje, teníamos que averiguar si Macrocosmos estaba apoyando a Chance sabiendo todo lo que planeaba, o si sólo estaban siendo utilizados. Y para ello debíamos viajar a una región llamada Gérie.

Me planteé si ir o no más de lo esperaba; desde que me separé de mi madre viajar en avión no era algo que me hiciese especial gracia, y sólo había hecho para volver a Galeia y marcharme de aquellos picos helados de una buena vez. Pero este era un caso importante, y sabía que tenía que acudir tarde o temprano. Así que, sin prácticamente ganas, me subí yo también al avión.

Quizá si me dormía todo el viaje no tendría que pensar en lo que me había pasado cuando niño.

Gérie, una región vecina de Galar, pero mucho más pequeña y poco conocida. Uh, sería interesante empezar de cero, aunque sinceramente, me daba demasiada pereza al mismo tiempo. De todos modos, esa era sólo la fachada: Con mostrarme como un entrenador medianamente competente bastaba, ¿No? No tenía porqué esforzarme en intentar ganar o lograr nada. Lo importante, al fin y al cabo, era el trabajo de infiltración y recolección de información.

Y eso quizá podía hacerlo.

...O quizá no, ya lo vería cuando llegase a Gérie, de todos modos.

 

Hubert Mattsson

Reshiram había aterrizado en los alrededores de Ciudad Aerosol por pedido mío, para no llamar mucho la atención. Ahora caminaba por las calles mirando, con tranquilidad, a las personas que se movían la ciudad atendiendo sus propios asuntos, ajenas tanto al futuro, desconociendo las cosas de las que recientemente me había enterado en el laboratorio del profesor Abeto. A mí lado iba Serperior, como siempre, pero no era el único que me acompañaba. A mí lado estaba Maractus, un poco más grande que de costumbre, pero igual de jovial y musical; y descansado sobre su cabeza, Rowlet.

Después del incidente del Pikachu gigante y del reencuentro con Emily y Mimi, me dediqué a hacer unas averiguaciones antes de centrarme en encontrar una respuesta sobre lo del Pokémon eléctrico. Para empezar, retiré a todos los Pokémon que había dejado en las Grutas Bebé y grande fue mi sorpresa cuando vi Ralts y Shinx evolucionadas a su última fase, mientras que Maractus presentaba un tamaño muy superior al del resto de los de su especie. Los responsables del lugar no supieron darme una explicación; Maractus intentó explicarme con dibujos que hacía en la tierra, pero no era muy bueno relatando. Dejé las preguntas para después, pues lo que hice a los pocos días fue dirigirme a Udan mediante el teletransportador, tras enterarme de que ahora podía llevarme a mi Rowlet sin correr riesgos. El Pokémon volador se mostraba tan tranquilito como siempre, excesivamente tranquilo, pero se alegró mucho cuando, tras un buen tiempo recorriendo la playa, nos encontramos. Al poco tiempo me dirigí lo del profesor Abeto a preguntarle sobre el incidente de Témpera. Allí me enteré sobre la energía Dinamax y el papel que Chance y una gran corporación cumplían en medio de la problemática, pues planeaban controlarla para fines que desconocíamos, pero que no podían ser buenos. Me contó que algunos de mis amigos habían pasado por allí antes, y que habían viajado a Gérie para ayudarlos a detener el peligroso futuro que se nos avecinaba.

Pregunté qué tenía que hacer para acompañarlos y aquí me encontraba ahora, con la mochila cargada con ropa y utensilios necesarios, rumbo al aeropuerto de Aerosol. El objetivo principal era participar en el campeonato que allí iba a celebrarse.

—No me cabe duda de que los demás lo están haciendo bien —le decía a Serperior mientras nos acercábamos al edificio del aeropuerto—. Sé que estamos en medio de una misión para impedir un mal mayor, pero… No puedo evitar sentirme competitivo con todo esto —reí, rascándome la mejilla un poco apenado, como si estuviera diciendo algo fuera de lugar—. Quizás nos enfrentemos por el título con alguno, si hacemos las cosas bien. Sin perder de vista nuestro objetivo principal, claro.

Serperior asintió con su solemnidad, Maractus aprobó lo dicho con unos enérgicos levantamientos de pulgares y Rowlet… pues Rowlet dormía sobre su cabezas.

Una vez dentro del lugar, los regresé a todos a sus pokébolas. Hice el Check-in en el sitio correspondiente, y todo lo demás se resumió en subirme al próximo avión con dirección a Nueva Puntera, en Galar.

Despegué hacia otra nueva gran aventura.

 

Nikolah Cruz

— Puedes llamarme como quieras.— dije, con una sonrisa.— Todos me dicen Niko igual.

Mientras El sacaba a Altaria de su pokéball y le indicaba a donde deseábamos ir, yo liberé a Dewho de la suya. El Noivern me miró curioso, en especial cuando le dije que se estuviera quieto, mientras me desataba a Talía de la espalda. La acosté sobre el lomo del pokémon, y me dispuse a utilizar las sábanas para mantenerla bien firme allí. Parecía que Dewho estaba llevando una mochila. Le palmeé el rostro al wyvern.

— Muy bien, Altaria y Elisa nos guiarán hacia Ciudad Aerosol, así que vas a seguirlas. Presta atención, pues no queremos que te nos confundas con una nube.— bromeé. Dewho levantó una ceja como toda respuesta.— Sí, tienes razón, yo sería el que se pierde. Bueno, por eso tú eres el que navega.

En cuanto las chicas alzaron vuelo, yo me palmeé el hombro. Dewho se elevó en los aires, me tomó con las garras por los brazos, y alzamos vuelo, directo hacia Ciudad Aerosol. El viento me pegaba en el rostro, y lancé un grito emocionado mientras veía como todo se iba achicando a medida que tomábamos altura. Una nueva etapa de mi viaje iba a comenzar, y estaba emocionado.

****

Aterrizamos como si de un avión se tratase. Es decir, carreteando. Tuve que correr los últimos metros para aminorar la velocidad y no estamparme el rostro contra el suelo. Por suerte, el paquete que era Talía no se había aflojado en ningún momento en el viaje. Le sonreí a El, mientras desataba a mi hermanita y me la volvía a colgar a mis espaldas.

— Bueno, ya estamos aquí. Ahora, ¿dónde corno queda la pista de aviones?

 

Elisa Daroch.

Como siempre, aterrizamos a las afueras del centro Pokémon, Altaria había sido cuidadosa en el aterrizaje y se ganó unas caricias cuando baje de ella a esperar a Niko, el cual llego poco después, siendo cargado desde los brazos por su pokémon, lo cual me causo una mezcla extraña entre preocupación y curiosidad, eso se veía peligroso, quise decir algo, comentar mi intriga, pero ver al chico sano y salvo junto a Talía me quitaron las palabras de la boca, creo que llega un momento en la vida de cualquier persona en el cual aprender a no cuestionar los comportamientos del rubio, mientras nadie salga herido, podía vivir simplemente sacudiendo la cabeza con una sonrisa cada que él haga algo que me confundiera y preocupara al mismo tiempo.

Cuando pregunto sobre donde estaban los aviones no pude evitar sonreír un poco, sacando mi pokénav para poder revisar el mapa de la ciudad, sonreí al confirmar que no estábamos realmente lejos del aeropuerto.

—Parece están bastante cerca —comenté volteado el aparato para Niko pueda ver por sí mismo el camino —. Si tenemos suerte quizá encontremos vuelos disponibles de inmediato para Gérie —sonreí, guardando mi pokénav para luego regresar a Altaria a su pokéball, ocasionando que Drifloon vuele hasta mi cabeza, acomodándose para la caminata que nos esperaba al aeropuerto.

Por suerte algo que la mayoría de las ciudades tenían en común era el poner centro pokémon cerca de los puntos de interés, por lo que no había sido una larga caminata hasta encontrar el aeropuerto.

Cuando entramos al edificio de inmediato me acerque al mostrador donde sabía podríamos comprar los boletos de avión a Gérie. La ligera sonrisa que tenía cambio a una de emoción al notar como habría un vuelo en una hora, al cual al parecer podríamos comprar pasajes de último minuto.

—Mira —llamé la atención de Niko mientras rebuscaba en mi bolsa una billetera de color rosa que contenía documentos de importancia —, podremos tomar el siguiente vuelo y en un abrir y cerrar de ojos estaremos con los otros, ¿no es emocionante?

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En mi cabeza Elisa tendría un Pokénav porque ella es de Hoenn, así que tiene sentido que tenga uno y sé que existe el Multinav que salió en oras, pero me vale kk, suena más bonito pokénav xdxdxdxd

Además, como que según yo, es como los celulares y hay muchos modelos, así que algunos tendrían el pokénav y otros él , no sé, pokégear xdxdxd

P.D: soy de un país tercermundista y no sé cómo funcionan los aeropuertos, aiua (? ;-;

P.D2: la verdad es que es por la hora, así que bueno, que flojera la realidad, pokémon es un mundo con animales gigantes que se matan entre ellos, así que me tomo libertades con el aeropuerto.

No estoy dispuesta a darle un final decente a este post, lo siento, pero prometo que los siguientes si serán bueno, perdón.

 

Hubert Mattsson

En medio del hall del aeropuerto, miraba los movimientos de las personas. A diferencia de la última vez, no llevaba una mochila conmigo, pues mi abrigo llegaba hasta por encima de las rodillas y en él podía guardar todas mis pokébolas con orden y armonía. A decir verdad, seguía sin sentir pleno entusiasmo por volver a partir. En mi bolsillo llevaba un boleto de avión. Serperior ya no estaba conmigo, pues el vuelo partiría en cuestión de minutos y no podía llevarlo conmigo.

A esta altura del partido, debía de asumir que los demás ya se habían cargado de la organización criminal de turno, había pasado un buen tiempo desde su partida y en Galeia no escuché rumores de ningún tipo. Aunque debía recordar que había permanecido desconectado del mundo, con el rostro hundidos en mis libros y las ojos perdidos en el rostro durmiente de Effy. Casi se sentía como abandonar la biblioteca otra vez.

Me di una palmada en la cabeza, molesto. Estaba siendo demasiado pesimista, eso no era propio de mí. Por un lado era entendible sentirme así, ir por las calles con esta actitud, pero eso no iba a cambiar nada. Effy no iba a despertar, nadie sabía cuándo lo haría. Pero yo debía seguir con mi vida, eso no era malo, no tengo motivos para sentir culpa. Suspiré.

De verdad esperaba encontrar a mis viejos amigos. En un momento así, nada iba a alegrarme más el corazón.

Al cabo de unos minutos de reflexión, partí en el avión.