Ciudad Aerosol

Mimi Honda

Las palabras de Emily eran tan sinceras y sonaban tan genuinas que no pude dudar de ellas. Incluso si debía verme patética, en un estado tan vulnerable. Mis sentimientos estaban hechos un lío y me sentía minúscula en comparación a ellos.

—Por supuesto, nunca voy a llenar el vacío que tu padre y Alpha te han creado, pero haré lo posible por intentarlo.

"No Emily, tú ya lo estás llenando"

Cuando se agachó para estar a mi altura y llevó su dedo a mi mejilla para enjuagar mis lágrimas, solo pude pensar en todo lo que Emily hacía por mí. Ella siempre estaba dando y yo recibiendo y nunca tenía ni un poco de ese agradecimiento y cariño genuino que tanto guardaba dentro de mí por mi maldito orgullo.

Pero el orgullo estaba de más a veces.

—D-debo de verme patética así ¿no es verdad?— murmuré con una risa sardónica mientras me enjuagaba el resto de las lágrimas. Las mejillas me ardían con fiereza—. Gracias... Emily. Quiero decir... gracias por todo. Por escucharme, por entenderme, por estar conmigo a pesar de que puedo ser un verdadero dolor de muelas cuando quiero serlo.

>>La verdad es que soy egoísta y celosa y demasiado orgullosa para mi propio bien—admití— Irritable, descarada y una mentirosa compulsiva en relación a mis sentimientos. No soy una compañía grata.

>>Soy incapaz de aceptar que hay cosas que no puedo controlar. Ni con dinero, ni con fama ni con prestigio. Y eso me hace terriblemente egoísta. A veces creo que he madurado. Pero otras veces siento que sigo siendo la misma niña tonta que llegó a Galeia creyendo que el mundo entero le pertenecía.

>>Pero... tú haces que ese sentimiento no me pese tanto. Y... ni siquiera puedo creer que me estés haciendo decir todas estas cosas vergonzosas.

Apoyé mis manos en sus mejillas y la miré a los ojos. Los ojos morados de Emily eran tan distintos a los de Alpha... pero ambos tenían esa chispa que tanto parecía adorar. Mi corazón dio un salto. ¿No eran ella y Alpha las dos personas más importantes en mi vida actualmente? Si iba a perder a Alpha... no me importaba mientras aún tuviese a Emily. Si ella estaba conmigo estaba segura de que podía superarlo. El rechazo, el dolor y la humillación dejarían de tener tanta importancia. Yo podía con eso. Podía desterrar a Alpha de mi vida, podía arrancarlo de mi corazón... e iba a hacerlo. Costase lo que costase.

Ahora solo debía tener clara mi lista de prioridades. Cuando amaneciese debía estar lista y tener la determinación suficiente para enfrentarlo.

>>Ahora vamos a la cama—susurré. Y mis mejillas ardieron un poco más—. Q-quiero decir ¿tú querías dormir conmigo, no es verdad? Y mañana tenemos un Torneo que ganar, así que más nos vale descansar lo suficiente.

Añadí un "pero ten muy claro que no pienso dejarme vencer" y me incliné para darle un beso en la frente. Esperaba que ese pequeño gesto demostrase una parte de todo lo que debía agredacerle.

Contenido oculto

Yo no digo nada, pero ese beso en la frente se puede convertir en besos en muchos otros sitios como esto siga así (?)

 

Lucas Diamond

Felicité a Liza por el asombroso combate, ¡hacía tiempo que no sentía tanta adrenalina! Su Garchomp nos dio verdaderos dolores de cabeza tanto a mi equipo como a mí. Si nos tuviésemos que enfrentar en el torneo... No quería ni pensar lo dura que podría ser aquella batalla. No obstante, tampoco me tranquilizaba pensar que me tocaba enfrentarme a Alpha... ¡Acababa de capturar un Darkrai, tenía mucho potencial! Pero no me amedrentaría.

Pasamos la noche en ciudad Témpera y al amanecer volamos a Aerosol. Esta vez tuve que volar a lomos de Latios, la nueva incorporación en mi equipo. Archeops... Bueno, habíamos entregado para el torneo de manera especial, y prefería que no volase mucho. Tenía mucho potencial que explotar

—Venga, Liza. ¡Ya hemos llegado! Estoy muy nervioso... ¡P-pero ganaremos, ¿a que sí?! ¡Quiero verte en la final a mi lado! —la animé, para después entrar en el recinto. El torneo acababa de empezar.

 

Liza White

Sobrevolar Galeia durante la mañana a lomos de Togekiss se sentía bastante relajante. El aire fresco de la mañana golpeando mi rostro mientras el sol se asomaba frente a nosotros era, sin duda, una distracción perfecta de los nervios que me producían aquel torneo. Sujetándome fuerte cuando Togekiss me dio la señal, siguiendo de cerca a Lucas y su Latios (¡Lucas tenía a Latios, nunca había visto a ese legendario en vivo!), bajamos dirección hacia la sede del torneo indicado. Hoy acababa el plazo de inscripción, pero aún era bastante temprano como para unirse a tiempo.

—¡Ya estamos aquí! —exclamé, bajando de Togekiss con cuidado mientras agitaba la mano hacia Lucas. Ahora que volvía a estar en tierra firme y tenía las puertas de la sede tan cerca de mí, los nervios regresaron poco a poco con una sensación en mi estómago. Togekiss me envolvió entre sus alas con calidez, deseándome la mayor de las suertes con aquel aire maternal que la envolvía, y se lo devolví con gratitud—. Lo haremos lo mejor que podamos, te lo prometo. Mientras, descansa de este viaje, ¿sí?

Y tras despedirnos de la pokémon, quien se quedaría por los alrededores dado que estaba demasiado cansada como para llamarla en combate, me dirigí junto a Lucas hacia las puerta del lugar. Allí fue donde nos indicaron a qué sala debíamos acudir, y ambos nos separamos, sabiendo que efectivamente no seríamos contrincantes. Le sonreí, despidiéndome desde la distancia.

—¡Mucho ánimo, nos vemos más tarde! —y así, tras tomar una bocanada de aire, me adentré en la sala indicada.

 

Mimi Honda

Dormí toda la noche de una vez, sintiéndome segura entre los brazos de Emily. Ni aquellos pensamientos volvieron a asaltarme ni las pesadillas me atormentaron. Aunque supuse que aquello último tenía más que ver con que Darkrai había sido capturado que con la calma de la situación en sí... pero sinceramente no me importaba.

El actual entrenador de Drakrai... no me importaba en lo absoluto.

Amaneció pronto. O no, no lo sé. Cerré los ojos la noche anterior, agotada, física y psicológicamente exhausta y solo los abrí cuando Emily me despertó. La luz del sol ya se colaba por las ventanas.

Emily salió como una exhalación de la habitación para prepararse y yo me giré para comprobar la hora en el reloj. Las doce y veinte.

El Torneo.

Ese maldito torneo que deseaba ganar con todas mis fuerzas, donde Alpha participaría.

Con aquella idea en la cabeza fui a ducharme. El agua caliente de la ducha me ayudó a calmarme ante los nervios repentinos que me asaltaron. Un baño probablemente sería más útil, pero no tenía tiempo para disfrutar de uno ahora. No tenía tiempo para dejar que mi cuerpo prácticamente de diluyese en el agua caliente como un azucarillo en una taza de té.

No tenía tiempo para relajarme.

De modo que me di una ducha rápida, me vestí y tomando mi bolso con Dex y mi equipo abandoné la habitación del centro. El corazón me latía con fuerza en el pecho, pero no dejé que aquello me distrajese o ese nerviosismo se reflejase en mi expresión. Mi objetivo era ese después de todo.

***

Me encontré con Emily en la puerta del Centro y ambas nos dirigimos a la sede del torneo. Mi mente era un hervidero de pensamientos contradictorios.

>>¡Mucha suerte, Mimi~! ¿Nos vemos aquí cuando salgamos?

—Suerte— le dije cuando me abrazó y yo le devolví el abrazo, estrechándola con fuerza— Puedes con esto. Nos veremos aquí al salir.

Y entonces Emily desapareció en el interior de su sala con ilusión en sus ojos... pero también sentí su miedo. Cuando me abrazó sus manos temblaban y estaba segura de que no era solo por la emoción. Emily estaba tan nerviosa como yo.

Aquel era después de todo el primer torneo en el que participaría.

Apreté los puños y fruncí el ceño molesta conmigo misma, infundiémdome valor y coraje una vez me quedé sola.

"Tengo que ganar esta batalla. Tengo que demostrarle a Alpha que puedo superar esto."

Por la confianza que Emily había depositado en mí y por mí misma debía hacerlo. No podía permitirme fallar de nuevo.

 

Alpha Xenodis.

Nos detuvimos frente a la Sede del Torneo Aerosol a la espera de Elisa, a quien habíamos dejado un poco atrás por la diferencia de velocidades que poseían nuestros tipo Volador. Pero me sentía un poco responsable porque ella llegase a salvo, así que simplemente decidí quedarme a esperarle en el lugar.

—Mi oponente...—Busqué lentamente entre los emparejamientos.
>>¿A quién le importa? ¡Está aquí!

Sonreí ampliamente al leer solo tres letras. Dos vocales y una consonante. "Ian".

—Espero me toque contigo en algún momento.

 

Alpha Xenodis.

—Lo siento, te volví a fallar.

Reí un poco, visualizando a Ian con una sonrisa burlona y quizás mirándome desde la distancia de un monte. Así, bien desde arriba como si fuera un emperador y yo un simple esclavo. Vaya, vaya. Creo que no tengo tiempo que perder.

—Swellow, usemos vuelo.

Y desaparecimos en el cielo.

 

Hubert Mattsson

Reshiram sobrevoló rápidamente Ciudad Aerosol y aterrizó frente a las puertas del Centro Pokémon, llamando la atención de varios transeúntes que pasaban cerca del lugar. Lo devolví a su pokébola y, tras terminar la curación de los pokémon que lucharon en la Escalera Batalla, me dirigí al trote hacia la sede del Torneo, bajo la luz del sol que bañaba las calles con un cálido resplandor. El brazo derecho seguía molestándome mucho, tanto que me veía forzado a hacer un poco presión con la otra mano para amortiguar la sensación.

Finalmente, traspasé las puertas del Torneo…

 

Elisa Daroch.

Seguí a Alpha lo más rápido que mi Altaria podía, acariciando su cabeza con cuidado, indicándole que no importaba quedarse un poco atrás, de todos modos llegaríamos a donde sea que Alpha estuviese.

Anque parece que nos demoramos más de los previsto, porque cuando vimos su silueta este estaba subiendo nuevamente a su pokémon, emprendiendo el vuelo lejos del edificio del torneo. Aterrizamos donde Alpha había estado hace un par de segundo, mirando la estructura frente nuestro, regrese a Altaria y cuando Drifloon estuvo segura en mi cabeza di el paso necesario para entrar al torneo.

 

Liza White

—¡Togekiss, ya estoy fuera!

Como supuse, la pokémon hada permaneció esperando nuestro regreso en las proximidades de la sede. Con gran gracilidad batió sus alas desde el tejado en el que se había acurrucado, y planeó hasta quedar frente a mí. Había aprovechado para dirigirme hacia el Centro Pokémon, que quedaba bastante cerca, por lo que mi equipo estaba de nuevo lleno de energía por completo.

—Iremos un rato a ciudad Témpera, hasta que la última batalla termine —aclaré, mirando hacia la sede con curiosidad. ¿Estaría reñida la cosa? Togekiss asintió con interés, y tras dejarme subir a su lomo, emprendió el vuelo con entusiasmo—. ¡En marcha!

 

Hubert Mattsson

No tuve éxito en encontrar a Mimi. Desde la acera de la sede del Torneo miraba hacia diferentes direcciones, pero todo cuanto veía eran rostros desconocidos bajo la calidez del día. Torcí un poco los labios, ciertamente preocupado. Es decir, no me extrañaba que Mimi se tomara a mal una derrota, pero la intensidad de su mirada me había dejado bastante inquieto. Estaba seguro de que había algo más de fondo, pero no iba a ser yo quien se lo preguntara, por temor a que se molestara aún más.

Supuse que de momento debería dejar de pensar en eso: acabábamos de pasar a las semifinales del Torneo y era importante tener la mente centrada en el siguiente combate. Ya había visto a mis posibles rivales: Liza, Lucas (inesperado que Alpha cayera), Drake, Julia (cuya presencia me sorprendió) y el ganador del encuentro entre Ian y Elisa. No sería fácil, sobre todo porque no tenía información actualizada sobre sus equipos…

Liberé a Reshiram:

—Iremos a Témpera —le dije una vez arriba de su inmenso lomo—. Seguiremos entrenando en la Torre Desafío, creo que tenemos tiempo para, por lo menos, un combate.

El dragón asintió, con su mirada serena y profunda mirando al cielo, hacia donde partió llevándome a mi destino.

 

Lucas Diamond

Y finalmente, la ciudad Aerosol. Allí donde todos los entrenadores se encontraban congregados por el torneo. ¿Qué me depararía el futuro en este torneo? Sea lo que fuera, ya estaba contento de haber pasado la primera ronda contra nada más y nada menos que Alpha. Sin embargo, pensaba luchar duro por conseguir un tercer puesto al menos; pensaba luchar duro por clasificarme a la final, y demostrar en este primer torneo que mis viajes por Galeia habían sido fructíferos.

—¡Allá vamos, a por la siguiente batalla!

 

Liza White

Llegamos a ciudad Aerosol poco después del aviso del torneo, esperando no tardar demasiado para iniciar el siguiente combate. Aún no sabía contra quién me tocaría, pero sí pude ver al llegar a la sede que los que pasaron a la siguiente fueron Lucas, Ian, Hubert, Drake y una tal Julia. ¡Al menos era bueno saberlo!

Animada, me dirigí junto a Togekiss hacia mi sala de combate correspondiente, esperando ver de quién se trataría esta vez.

 

Hubert Mattsson

Aterrizamos una plaza cerca a la sede del Torneo, porque al ser un espacio más abierto la llegada de Reshiram no generaría tanto revuelo. El gran dragón posó sus garras en el suave césped, dejando sus alas abiertas con dignidad. Le sonreí una última vez antes de regresarlo a su pokébola. Al mismo tiempo, Serperior salió de su respectivo esférico para colocarse a mi lado, como siempre hacía desde que era un pequeño Snivy.

—Bien, ya es hora —le dije.

Mi inicial asintió hizo un ademán solemne y sereno, tan característico de él para afirmar una idea. Así, ambos nos dirigimos con calma hacia la sede del Torneo. Pese a que, muy en lo profundo de mí, me sentía un poco nervioso.

 

Liza White

Solté una bocanada de aire al sentir la luz del exterior sobre mis ojos, escuchando de nuevo el murmullo de la ciudad. El silencio de las salas de combate aumentaba mis nervios, pero una vez salí fuera, volví a sentirme más tranquila.

Me dirigí hacia el centro pokémon más cercano para sanar las heridas de mis dos combatientes, y una vez todos recuperaron sus fuerzas Togekiss salió de su pokéball, lista para un nuevo viaje.

—¿Lista? ¡Volvamos a la Torre de los Dragones!

 

Liza White

Semifinales. Lo cierto es que después de llegar tan lejos, la palabra imponía. No había estado al tanto del resto de combates, pero supe que los clasificados fuimos Hubert, Ian y yo. Y tenía que enfrentarme a ambos en combates distintos. ¿Cuánto tiempo hacía que no les veía? Y, ¿cuánto tiempo hacía que no combatía con ninguno de los dos? Los nervios estaban a flor de piel.

Me gustaría poder contar con mi equipo al completo, pero las reglas eran esas, después de todo. Togekiss escuchaba mi reflexión mientras sobrevolábamos una vez más ciudad Aerosol, y descendió de nuevo cerca de la sede.

—Bueno, a ver qué tal nos va —suspiré, dedicándole una última sonrisa antes de dirigirme hacia la puerta del lugar.

Togekiss ondeó su ala con entusiasmo.

 

Elisa Daroch.

Salimos de la cede del torneo, al final no había logrado mucho, el miedo paralizante que me causo ese pokémon gigante seguía causándome escalofríos, era completamente necesario mejorar eso, no podía dejar que ocurra de nuevo.

Drifloon intentó reconfortarme, le mostré una sonrisa y acaricie su cabeza, feliz por su compañía.

—Tranquila, yo sé que podremos mejorar para el siguiente torneo —comenté para luego buscar una pokébola en mi bolso —, creo que es momento de visitar la torre desafío para practicar un poco, aunque, primero podemos explorar por algunos nuevos compañeros.

Pensé en voz ala mientras liberaba a Altaria y acariciaba su cabeza con cariño.

—Si, creo que haré eso —afirmé antes de subirme a Altaria e indicarle nuestro próximo destino, con la curiosidad de explorar nuevos lugares picando en mi piel.

 

Ian Lockhart

Salamence había volado a la velocidad de un Ala Delta con el fin de poder llegar a tiempo a la nueva ronda y que no fuésemos descalificados por ausencia. Aunque sabía los riesgos que estaba corriendo cuando me fui de improviso tratando de ir a la Calle Victoria, lo cierto era que no deseaba en lo absoluto terminar mi participación en el torneo por desaparecer antes de un combate.

Deseaba probar mis habilidades contra mis dos contrincantes, además de desear en secreto el premio en puntos que otorgaba la victoria. Y la medalla Aerosol, por supuesto. No era ni por asomo tan importante como la Témpera pero aún así era un requisito para mi objetivo.

Y el primer paso para cumplir dicho objetivo era vencer a Liza.

 

Liza White

Eché a correr tras dejar la sede hacia algún lugar lejos de la mirada de los transeúntes que transitaban las calles de Aerosol a aquellas horas de la mañana. Había curado a todos mis pokémon, me había tomado un tentempié de paso para aprovechar mi estadía en Galeia y me sentía preparada para regresar a Udan. Mis pokémon regresaron con el profesor, y tras agradecerle infinitamente su ayuda volví a abrir uno de los portales hacia la isla.

—Bien, Udan... ¡Allá vamos!

Y en un visto y no visto, volví a desaparecer de allí.