Ciudad Aerosol

—¡No te dejes tocar por eso: Protección!

Y poco antes de que Empoleon pudiese tocarlo, Noivern aleteó fuertemente, haciendo aparecer un gran campo de fuerza al frente suyo.

NOIVERN: Volador/Dragón (Ágil)
Allanamiento: ataca ignorando sustitutos, pantalla luz/reflejo, velo sagrado y cambios de estadísticas del rival.
Salud: 190/190
Fuerza: 237 (70)
Resistencia: 160
Agilidad: 5/5 (153 de Velocidad) (30)
Movimientos:
-Protección (se protege sin gastar un punto de agilidad) (Usos: 1/2)
-Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador, ineludible) (Usos: 3/3)
-Pulso Dragón (60 Potencia, Dragón) (Usos: 4/4)
-Lanzallamas (90 Potencia, Fuego) (Usos: -/-)
Turbo: 100/100 (Paciencia)


SWAMPERT: Agua/Tierra (Balanceado)
Humedad: impide el uso de ataques relacionados con explosiones.
Salud: 120/200
Fuerza: 235 (20)
Resistencia: 200
Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad)
Movimientos:
-Terremoto (60 Potencia, Tierra) (Usos: 4/4)
-Puño Hielo (50 Potencia, Hielo)
-Piscis (Movimiento muy extraño que refleja la personalidad de su entrenador. Aumenta en 20 su Fuerza y Resistencia y recupera hasta 2 puntos de agilidad) (Usos: 0/1)
-Protección (se protege) (Usos: 2/2)
Turbo: 75/100 (Paciencia

 

—¡Emperador, use Acua Jet sobre ese Noivern!—ordené.


AGGRON: Acero/Roca (Resistente)
Robustez: un movimiento que lo aniquilaría teniendo todos sus PS, le hace resistir con 1 PS.
Casco Dentado: el que toque a este pokémon, perderá 1/10 de sus PS.
Salud: 145/145 (5)
Fuerza: 205 (35)
Resistencia: 310 (70)
Agilidad: 1/2 (60 de Velocidad) (10)
Movimientos:
-Terremoto (60 Potencia, Tierra) (Usos: 4/4)
-Protección (Evita un ataque sin tener que gastar agilidad) (Usos: 2/2)
-Puño Fuego (50 Potencia, Fuego)
-Trampa Rocas (Pone una capa de rocas; resta 20 PS a aquel pokémon que use un ataque de contacto o salga al campo. Se aplican las efectividades a roca en cuanto a los PS perdidos) (Usos: 0/1)
Turbo: 100/100 (Paciencia)


EMPOLEON: Agua/Acero (Balanceado)
Torrente: ataques de agua doblan su potencia cuando a este pokémon le queden menos de 1/3 de PS
Salud: 182/182 (14)
Fuerza: 220 (23)
Resistencia: 200 (11)
Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad)
Movimientos:
-Aqua Jet (30 Potencia, Agua; se necesitan 2 puntos de agilidad para esquivar) (Usos: 4/5)
-Protección (se protege) (Usos: 2/2)
-Rayo Hielo (60 potencia, Hielo) (Usos: 4/4)
-Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador; ineludible) (Usos: 1/3)
Turbo: 100/100 (Paciencia)

 

Steve Stone.

Noivern pudo resistir el golpe sin mayor problema, y se sacudió la cabeza para quitarse al gran pingüino de encima.

—¡Bien, Noivern: Vamos con Lanzallamas hacia Empoleon!

NOIVERN: Volador/Dragón (Ágil)
Allanamiento: ataca ignorando sustitutos, pantalla luz/reflejo, velo sagrado y cambios de estadísticas del rival.
Salud: 122/190
Fuerza: 237 (70)
Resistencia: 160
Agilidad: 5/5 (153 de Velocidad) (30)
Movimientos:
-Protección (se protege sin gastar un punto de agilidad) (Usos: 1/2)
-Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador, ineludible) (Usos: 3/3)
-Pulso Dragón (60 Potencia, Dragón) (Usos: 4/4)
-Lanzallamas (90 Potencia, Fuego) (Usos: -/-)
Turbo: 100/100 (Paciencia)


SWAMPERT: Agua/Tierra (Balanceado)
Humedad: impide el uso de ataques relacionados con explosiones.
Salud: 120/200
Fuerza: 235 (20)
Resistencia: 200
Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad)
Movimientos:
-Terremoto (60 Potencia, Tierra) (Usos: 4/4)
-Puño Hielo (50 Potencia, Hielo)
-Piscis (Movimiento muy extraño que refleja la personalidad de su entrenador. Aumenta en 20 su Fuerza y Resistencia y recupera hasta 2 puntos de agilidad) (Usos: 0/1)
-Protección (se protege) (Usos: 2/2)
Turbo: 100/100 (Paciencia)

 

Y después de saludar a los padres de Steve y comer algo mientras observaba tranquilamente la pelea que se estaba realizando hasta que de pronto un Delibird se colocó extrañamente frente a mí, con una carta entre sus patas, ladee levemente la cabeza intentando buscar a que persona quería entregarle eso hasta que sentí como con una de sus patas jalaba levemente mi jeans.

Algo confuso tomé la carta que me entregaba el pokemon y después de agradecerle este se marchó, alcé levemente mis hombros intentando pensar quien podría escribirme y solo podía pensar en dos personas realmente. Pero cuando comencé a leer una pequeña risa salió de mis labios.

— Chicos me despido, tengo que retirarme a otra parte, ¡mucha suerte en su batalla! — les sonreí y comencé a caminar para salir de la casa despidiendome de los padres de Steve en el proceso. Después llamé a Staraptor y terminé abandonando aerosol, la comida la podríamos comprar allá así que.. me iba tranquilo.

 

Por algún motivo extraño, el frío empezaba a atenuar, haciendo innecesario el abrigo tan grueso, un suéter estaba bien, así que tras cambiar la chamarra por un suéter, me sentía mas fresco

—Vaya que está mas fresco... Bueno, sigamos caminando...

Blastoise comenzó a seguirme de nuevo, a la caza de algún centro Pokémon donde pudiéramos hospedarnos, así que tras una buena caminata y pidiendo indicaciones a los locales, llegamos al centro

—... Una habitación por favor —le pedí a la enfermera, que en un momento me entregó la llave—

Tras guardar al acuático, fui a mi habitación asignada, y me dispuse a dejar mis cosas ahí y bajar a la cafetería, después de comer un almuerzo cargado y delicioso, seguí rondando la ciudad, con justo en frente una batalla, así que me quedé a ver

 

Contenido oculto

Well, en vista de que ya pasaron los cinco días completos, las reglas dicen que si no se responde en ese intervalo se considera como rendición. Sorry guys, pero no quiero quedarme estancado ^^U

Finalmente, una fuerte explosión se llevó a cabo y no pudimos ver nada por unos segundos. Cuando todo se disipó, Liza y Drake ya no estaban... ¡Hm! Curioso, quizá tenían alguna otra cosa que hacer.

—Emmm.. bueno, creo que ganamos por default, ¿no? —le dije a Lucas con una sonrisa nerviosa—. ¡Choca esos cinco!

 

—Uh... Se terminó muy pronto... Que mal, tal vez en otra ocasión... —me estire con flojera en la banca—

Por instinto buscaba la mochila, pero la había dejado en el centro Pokémon, así que metí una mano en mis bolsillos y saqué un pequeño chocolate, para quitarle el envoltorio y comerlo, una pequeña pero dulce merienda

 

—B-bueno, supongo que esto acabó... —dije dirigiéndole una mirada a Steve, dándome cuenta de que me esperaba con la palma abierta para que le chocase—. ¿Y qué vas a hacer ahora, Steve? Yo creo que iré a la torre desafío, a probar suerte. ¿Te vienes?

Una vez propuesta la idea, liberé a Archeops y monté. Sin esperar apenas unos segundos, Archeops partió a ciudad témpera.

 

—La verdad es que... ¡Definitivamente sí! —anuncié enérgicamente—. Necesito terminar saciar mis ganas de batalla.

Lancé un chiflido para que Noivern se acercara velozmente. Mi estilo entusiasta usual había vuelto, dado que mi torpeza y nerviosismo se desvanecieron ahora que Liza había desaparecido como un ninja. Me subí rápidamente al lomo de Noivern y le di la orden de volar a Ciudad Témpera.

—¡Nos vemos allá, Lucas! —grité mientras emprendía el vuelo—. ¡Tenemos que salir de esa torre con otra victoria!

 

Soledad otra vez, pero no era para tanto, sabia que debía seguir en movimiento para no quedar estancado
—Bueno, iré a Ciudad Tempera... Mucho que decía que quería ir a la Torre Desafío y a la larga mucho ruido y pocas nueces... Esta vez si...

Luego liberé a Aerodactyl y me lancé con el al vuelo, rumbo a Tempera

 

Durante el vuelo hacia Ciudad Acrílica, faltando bastante para llegar a destino, mi Holomisor emitió un sonido que indicaba la recepción de un nuevo mensaje. Teniendo especial cuidado de que mis movimientos no desestabilizaran el vuelo de Pidgeotto, retiré el aparato de mi bolsillo para leer dicha misiva; podría haberlo hecho en la ciudad, pero una suerte de corazonada me llevó a estar en medio de las nubes con el Holomisor frente a mis ojos.

Cuando di cuenta de que la información un que me hicieron llegar, una sonrisa se dibujó en mis labios. El gesto de quien se siente aliviado, pero también del que se da cuenta de que, por fin, la larga espera dio sus frutos.

Una nueva instrucción de mi parte se perdió en el viento, quedó atrapada en las blancas nubes. Pidgeotto se volteó para mirarme. Mi rostro seguro y confiado lo hizo a asentir y, acto seguido, desviar la dirección de su vuelo. Perdóname, Chad, pero me veía obligado a aprovechar la oportunidad.


Llevaba tiempo sin ver Aerosol. Para ser sincero, no me traía recuerdos muy gratos, pues esta ciudad fue el punto de partida hacia mi muerte. Aquí comenzó toda la trágica aventura que nos condujo a la Columna Lanza. Pero no llegué para amargarme por dentro... No...

Había otro recuerdo, uno que me despertaba curiosidad. Era la extraña tienda de aquel coleccionista. Vendía objetos bastante especiales a precios exhuberantes, pero yo estaba completamente seguro de que tanto el vendedor como los ciudadanos de Aerosol desconocían los verdaderos secretos de lo que allí se vendían. No había otro modo de explicar que todos aquellos objetos siguieran en la vidriera del local.

Serperior y yo nos encontrábamos de pie ante la misma, admirando lo que se exponía. Pero mis ojos estaban especialmente dedicados a uno de forma esférica, mientras algunas palabras renacían en mi mente: "Verlo es un capricho que siempre queremos saciar los que buscamos la verdad"

Finalmente, recordando esto, entré a la tienda acompañado por mi pokémon. Según el mensaje que había recibido en mi Holomisor, Maractus, Shinx y Ralts habían incrementado sus habilidades gracias a la exploraci�n que estaban haciendo bajo tierra y estaban a punto de continuar, sanos y salvos. Pero al mismo tiempo, unos cuántos puntos me fueron acreditados. De alguna manera, ello se derivaba de las acciones de mis pokemon.

Sea como fuere, me venían bien para lo que tenía planeado hacer desde hace mucho tiempo. Así, compré el Orbe Claro.

 

Serperior y yo nos retiramos de la tienda tras pagar el valor del objeto. El Orbe Claro nos fue entregado dentro de una gran maleta de forma cúbica, y estaba protegido en su interior por pequeñas colchonetas violetas. Ciertamente, era pesado; me costaba bastante dar más de diez pasos cargando el Orbe Claro en mi mano.

Por suerte, no supuso ningún desafío para Pidgeotto, quien logró cargarla sin mayores dificultades para volar. Su fuerza era impresionante, porque además podía cargarme a mí en su lomo sin perder el equilibrio.

—A la Torre de los Dragones —dije casi en una exclamación, señalando el cielo.

Pidgeotto asintió y partimos hacia nuestro destino. Quizá, a una velocidad menor a la habitual.

 

Ya estaba por salir el sol por el horizonte cuando Skarmory se encontraba sobrevolando la ciudad. Cautelosamente, el pokémon de acero voló a una velocidad impresionante sobre edificios y casas, pasando de largo de todos ellos. Evitando la zona del aeropuerto, fuimos a parar al lugar exacto a donde debíamos ir.

Skarmory clavó sus garras en el suelo y descendimos frente al centro pokémon.

—Llegamos a Ciudad Aerosol —declaré, bajando primera de un salto. Mimi también descendió poco después de mi—. Y antes de nada… aquí está el centro pokémon. Es momento de descansar.

>> No, no tienes que decir nada. Estás exhausta, puedo verlo fácilmente, y no me sorprende; hemos tenido fieros combates en el Frente Batalla, luego viajamos todo el camino hasta Isla Artistas, todo un día despiertas sin un momento de descanso… necesitamos dormir aunque sea por un rato, ¿no crees? No serviremos de nada si estamos que nos desmayamos del sueño, me parece, así que vamos… descansemos un poco en el centro pokémon y luego seguiremos adelante.

Contenido oculto

@Noir

 

Mimi Honda

Tras partir vuelo en Islas Artitas, Skarmory aterrizó en una ciudad que reconocí vagamente. Los edificios, el pequeño aeropuerto para vuelos de solo ida... Ciudad Aerosol se veía hermosa bajo los cálidos rayos del amanecer. Sin embargo, los recuerdos que tenía de este lugar habían antecedido a una de las peores experiencias de mi vida.

Cuando puse finalmente los pies en el suelo, lo único que hice fue reprimir un pequeño bostezo. ¿Por qué Effy me habría traído hasta aquí? ¿Por qué precisamente este lugar? No era como si pudiésemos encontrar a Meloetta aquí... después de todo, era sólo por eso por lo que la había seguido. Y cuanto más lo pensaba, más egoísta me resultaba haber dejado a Emily sola en la isla.

— Aquí está el centro pokémon— escuché decir a Effy, y pude comprobar que sí. Que efectivamente Skarmory había aterrizado frente a la puerta del centro—. Es momento de descansar.

¿Eh?

La miré, confusa y sorprendida. ¿Descansar? ¿Como que descansar? Bueno, evidentemente sí que estaba cansada. Más que eso. Estaba exhausta. ¡Pero no había dejado Islas Artistas para descansar! Mi ceño se frunció ligeramente, y separé los labios para hablar...

>> No, no tienes que decir nada— me cortó entonces, tan serena como siempre—. Estás exhausta, puedo verlo fácilmente, y no me sorprende; hemos tenido fieros combates en el Frente Batalla, luego viajamos todo el camino hasta Isla Artistas, todo un día despiertas sin un momento de descanso… necesitamos dormir aunque sea por un rato, ¿no crees?

¡Por fin! ¡Por fin hablaba como humana y reconocía que tener necesidades fisiológicas era perfectamente normal! Obvio que ella también debía estar agotada. Nos habíamos despertado temprano, habíamos tenido un viaje horrible donde yo había estado a punto de morir— estúpido Bisharp que ahora tenía en mi equipo por razones que aún no alcanzaba a comprender—, habíamos combatido en el Frente. ¡Yo no había podido descansar gran cosa en ese maldito banco! Y después de todo estaba Islas Artistas. Mi expresión se relajó entonces, y desfruncí el ceño.

—Está bien— acepté, cerrando los ojos un momento—. La verdad es que me muero de sueño. Y no me vendría nada mal un baño relajante... Comer alguna cosa tampoco sería mucho pedir.

Y dicho aquello, sin esperar respuesta... me giré sobre mis talones y, con la mano sobre los labios en pos de reprimir otro bostezo, ingresé al centro.

 

Luego de regresar a Skarmory a su pokebola, ingresé al centro pokémon después de Mimi. Recordé cuando el cansancio por poco me hizo desmayarme antes de aventurarme en el Núcleo Espejismo… no quería que eso me pasara otra vez, si me sobreesforzaba mucho no sería de utilidad ni a Mimi ni a nadie. Además, era demasiado temprano para que cualquier lugar que no fuese el centro pokémon estuviese abierto.

Afortunadamente, la enfermera Joy de Aerosol ya se encontraba despierta y presente detrás del mostrador. Su cálida sonrisa nos daba la bienvenida a pesar de que no podía haber pasado mucho tiempo desde que había amanecido; y tras un breve intercambio de palabras, recibimos de las manos de la enfermera dos llaves de habitaciones, una para cada una.

—Gracias —le agradecí a la mujer, girándome sobre mis talones para ahora mirar a Mimi—. Bueno, nos veremos más tarde, entonces… que descanses.

Encaramos hacia las habitaciones y allí nos dividimos. Nuestras habitaciones estaban una enfrente de la otra, y yo ingresé a la de la izquierda tras la breve despedida a la Honda. Y en cuanto llegué, me eché sobre la cama… y lo demás fue historia.

 

Mimi Honda

—Increíble... son las siete de la mañana. La gente se levanta a estas horas, no se acuesta.

La puerta se cerró a mi espalda. Dejé el bolso en el suelo, junto a la puerta, y me permití echarle un vistazo rápido a la habitación.

No había mucho que describir realmente. Aquel lugar no tenía nada que envidiarle al resto de habitaciones de CP de Galeia. Era un lugar prolijo, con un cama pequeña y recogida en medio de la habitación, un armario y un viejo televisor. Pero a mí sinceramente, no podía importarme menos la disposición del cuarto. Yo solo necesitaba descansar.

***

Cerré los ojos y suspiré complacida, en el momento preciso en que mi cuerpo hizo contacto con el agua caliente de la bañera. Cielos... un bálsamo revitalizante para mis músculos cansados y doloridos. Ya que me había lavado el cabello fuera y me lo había aclarado, podía aprovechar un poco el tiempo y relajarme allí... siempre que no me quedase dormida. Ahogarme mientras dormía no estaba precisamente entre mis planes.

Mientras me encontraba allí dentro, mi mente pensó irremediablemente en la razón por la que me encontraba en Ciudad Aerosol ahora. Meloetta. Y Effy y su idea de querer acompañarme a buscarla. No podía entenderlo. Sinceramente no lo entendía, ¿por qué Effy querría ayudarme a cumplir un deseo tan egoísta?

Dejando a Emily sola, incluso. Ver a Meloetta era algo que yo quería. Era algo que deseaba yo. Que había querido siempre. Tenía el absurdo pensamiento de que me traería recuerdos de mamá. Porque después de todo, había sido mamá quien me había hablado de ella en primer lugar.

¿Effy quería ayudarme a cumplirlo sólo porque era algo que yo quería? ¿Lo hacía por mí?

No sabía si había puesto mi deseo por delante del combate de Emily o si... conociéndola, lo había hecho porque aquella batalla en la isla no le era lo bastante estimulante. Effy necesitaba estar activa constantemente, de aquí para allá... siempre, siempre entrenando. Quizás hubiera aceptado cualquier cosa con tal de salir de allí. Quizás no tenía nada que ver con mi deseo. Si lo pensaba de esa forma... me hacía sentir estúpida.

— De verdad... no sé si molestarme o agradecerle...—musité entonces, con la vista fija en el techo del baño.

***

Lo primero que hice nada más salir fue tumbarme en la cama. Ni perdí el tiempo secándome el pelo. Había olvidado que si estabas que te caías del sueño, un baño caliente era lo último que necesitabas.

Así que, agotada y sin energías, me dejé caer de frente y hundí el rostro en la almohada. Y allí me quedé. No supe cuando me dormí o como, probablemente caí en brazos de Cresselia en el momento justo que mis ojos se cerraron.

Agradecía poder descansar al fin en una cama, después de tanto, tanto tiempo.

 

—Muchas gracias, hasta luego —me despedí, saliendo del local y cerrando la puerta detrás de mi.

Un sol radiante brillaba con intensidad sobre Ciudad Aerosol, y una refrescante brisa veraniega lograba que el clima no resultara insoportable. No había ni una nube en el cielo que anunciara que el tiempo fuese a cambiar; era una tarde ideal. Y digo tarde porque la mañana había venido y pasado ya; estaba más cansada de lo que creía, y me terminé durmiendo toda la mañana, más de lo que tenía planeado. Y ni hablar de Mimi, que aún no despertaba… pero que va, no le podía recriminar nada; tras la batalla que le había ganado a Leaffy, tenía más que merecido un buen descanso.

Aproveché el tiempo que mi compañera de viaje concentraba en recuperar fuerza para recorrer la ciudad. Visité los lugares que debía visitar, investigué lo que había venido a investigar… debía admitir que había sido más sencillo de lo que esperaba, la información sobre pokémon legendarios era relativamente sencilla de conseguir, aunque encontrarlos, claro, era un asunto mucho más difícil de llevar a cabo.

En cuanto regresé al centro pokémon, descubrí que Mimi aún seguía en su habitación, presumiblemente todavía durmiendo. Decidí escribir una rápida nota y deslizarla por debajo de la puerta, diciendo lo siguiente:

"Mimi;
A dos cuadras del centro pokémon, hacia la derecha, hay un pequeño café. Te estaré esperando allí cuando despiertes; he conseguido algo de información sobre lo que estamos buscando.
Effy."

Tras caminar unas cortas dos cuadras, acompañada ahora por Flareon y Vaporeon, localicé el café que le había mencionado a la Honda en la nota. Me senté en una de las mesas de afuera y no tardó en acercarse una camarera, a quien le pedí un agua mientras esperaba a Mimi, además de un poco de comida pokémon para el dúo que se había acurrucado a mis pies.

 

Mimi despertó cuando el sol estaba ya muy alto. Abrió los ojos con pesadez, sintiendo los claros rayos de la tarde en el rostro. ¿Qué hora se suponía que era? Gruñó algo, molesta por el brusco despertar. Apenas entraba luz por la ventana cuando se fue a dormir, y ahora la habitación lucía completamente iluminada. Sin atreverse aún a levantarse, debatiéndose aun entre la vigilia y el sueño, estiró el brazo y tanteó sobre la mesita que había junto a su cama, en busca del reloj despertador que había allí.

17:37.

Sus ojos se abrieron de la impresión.

—¡¿He dormido diez horas?!— cuestionó, casi asustada. ¿Cuando había dormido tanto desde el inicio de su viaje por Galeia? ¡Había olvidado como se sentía eso!—. ¿Por qué Effy no me despertó? ¿Qué estará haciendo? Oh, por el amor de...

La verdad es que se sentía mucho más descansada ahora. Dejó de nuevo el reloj en la mesita, incopororándose posteriormente después. Las cortinas que cubrían las ventanas entreabiertas se mecieron suavemente con la brisa de la tarde. Mimi, por su parte, se colocó de nuevo sus zapatos, y se acercó al espejo para peinar su larga melena rubia. No lo había hecho después del baño porque el agua caliente la dejó sin energías... pero definitivamente no iba a salir de esa habitación con el cabello hecho un auténtico desastre. Y en esas se encontraba, colocándose un lazo para sujetar su cabello en dos coletas, que escuchó un sonido susurrante... como si algo se deslizase bajo la puerta.

—¿Hum?— se giró ligeramente, extrañada. Fue en ese momento que sus inquisitiva mirada dio con un pequeño papelito escrito. Se trataba de una nota, y quién quiera que fuese el emisor la había deslizado bajo la puerta, pensando quizás que ella aun seguía dormida. Terminado de arreglar su cabello con aquel look tan infantil que de algún modo parecía definir su personalidad, Honda recogió la nota del suelo, curiosa e intrigada a partes iguales. ¿Quién podía mandarle una nota ahora? ¿No que eso estaba pasado de moda ya?

"Mimi;
A dos cuadras del centro pokémon, hacia la derecha, hay un pequeño café. Te estaré esperando allí cuando despiertes; he conseguido algo de información sobre lo que estamos buscando.
Effy."

Su expresión se iluminó, su pulso se aceleró en sus venas. Así que se trataba de Effy... ¡Y tenía buenas noticias! Como una tromba, Mimi se precipitó contra la puerta y la abrió, llamando a la entrenadora a viva voz y pidiendo que la esperase. Pero se vio obligada a suspirar con resignación.

Effy ya se había ido.

***

Quizás tardó un poco en llegar al café. Quizás podría decir que la gente importante se hacía esperar... Pero en realidad... ¡definitivamente no era como que se hubiese perdido y hubiera tenido que preguntar a los transeúntes de Aerosol por el café más cercano! Claro que no, ¿qué tontería era esa? ¡Mimiko Honda no podía perderse!

—Ya... ya estoy aquí...— jadeó ligeramente, tomando asiento en una de las sillas de la mesa. Era un café pequeño, no había gran cosa que hacer allí. Tosió para aclarar su garganta, solemnemente... y miró a Effy por encima de sus gafas de sol de Prada. Había que proteger sus ojos de la luz agresiva, por supuesto que no las llevaba porque le conferían cierto aire de misterio—. Y bien, ¿qué has descubierto? No te dejes detalle.

 

La camarera acababa de regresar con mi agua y los platos de comida pokémon para Vaporeon y Flareon cuando Mimi hizo acto de presencia. Lucía mucho más descansada ahora, incluso aunque llevara puesta gafas de sol podía notar que una buena sesión de sueño había servido para reavivar sus energías. Lo que era bueno, porque íbamos a necesitar de aquellas energías para esta búsqueda.

Ya… ya estoy aquí... Y bien, ¿qué has descubierto? No te dejes detalle.

Decidí hacer como que no me daba cuenta de que llegaba jadeante y agitada (seguramente se había perdido de camino allí, pues había muchísimos cafés por la ciudad y no había sido muy específica que digamos en mi nota), y la observé sentarse. La camarera trajo dos menús por si decidíamos comer algo y se retiró. Serví un poco de agua en mi vaso y me dediqué a darle un buen sorbo antes de comenzar.

—No decidí aterrizar en Ciudad Aerosol por mera coincidencia —revelé, dejando el vaso con tranquilidad sobre la mesa—. Había algo de interés para mi en esta ciudad. Para nosotras, mejor dicho. Mi primera parada este día, luego de que despertara, fue la casa de Steve Stone, para encontrarme allí con su madre Stephanie.

>> Hay un lugar muy curioso en esta ciudad, pero era incapaz de localizarlo por mi cuenta. Por eso recurrí a Stephanie, que es residente de esta ciudad, y por fortuna ella sí sabía del lugar que le hablaba. Eso sí, me ha hecho prometerle que le diríamos a Steve que debe llamar a casa más seguido, al parecer no sabe nada de él hace rato, así que recuérdame que le digamos eso si lo cruzamos.

>> En cualquier caso, gracias a las indicaciones de Stephanie, encontré el lugar que buscaba. Una tienda de productos exóticos, la única y más exótica tienda de toda Galeia que comercia con todo tipo de objetos raros e inigualables. No sólo es un pequeño bazar amado por los coleccionistas, sino que es una gran fuente de información acerca de todo tipo de rumores y susurros que se corren por la región acerca de pokémon legendarios.

Me tomé una pausa antes de seguir para tomar agua. Había decidido guardarme el dato de cómo me había enterado de la existencia de esa tienda, que fue a través de Alpha, quien allí había adquirido la información y el objeto necesario para ir en busca del legendario Rayquaza. Sabía que el sólo oír su nombre aún causaba dolor en Mimi, y no había necesidad de hacerle pasar más dolor a la Honda.

—Y, por fortuna, la tienda resultó ser útil. Han habido rumores de Meloetta por todo Galeia, pero uno… uno de los rumores me hizo detenerme y escuchar dos veces. Que el legendario Meloetta, el pokémon musical, ama la música. Eso era algo que ya sabíamos, pero… ¿sabías que más que eso, ama que otros escuchen su música? Por eso se rumorea que Meloetta se aparece en un lugar donde se reúnen muchísimos pokémon a oírla cantar su dulce melodía, al son del viento…

>> Piensa, Mimi, ¿no lo recuerdas? Cuando nos separamos camino a la sede del gran campeonato… ¿no recuerdas el viento que soplaba en aquel lugar? ¿No recuerdas como la brisa, si te ponías a escuchar con detenimiento, sonaba como la más hermosa de las melodías?

 

Mimi Honda

Me llevé las gafas de sol a la cabeza cuando Effy empezó a hablar. La escuché con detenimiento e interés, prestando toda mi atención a sus palabras. Así que venir a Aerosol no había sido algo aleatorio... La verdad es que me preguntaba por qué este lugar, teniendo en cuenta que no era esta ciudad la más cercana a las islas. Si hubiera sido una mera parada para descansar, desde luego que podríamos haber aterrizado en cualquier otro sitio. La casa de Steve Stone... recordaba que estaba aquí. Había pasado por su casa para recogerle la última vez que estuve en Aerosol.

>> Hay un lugar muy curioso en esta ciudad, pero era incapaz de localizarlo por mi cuenta— continuó Effy, dejando su vaso sobre la mesa del café—. Por eso recurrí a Stephanie, que es residente de esta ciudad, y por fortuna ella sí sabía del lugar que le hablaba. Eso sí, me ha hecho prometerle que le diríamos a Steve que debe llamar a casa más seguido, al parecer no sabe nada de él hace rato, así que recuérdame que le digamos eso si lo cruzamos.

Suspiré con exasperación. Agité la mano, como restándole importancia a eso último.

—Sí, sí... como sea— dije, desinteresada—. Continúa.

Y Effy continuó. Habló de una extraña tienda de productos exóticos de todo tipo, principalmente relacionados con pokémon legendarios. Mis ojos se iluminaron. Interesada, me incliné sobre la silla, apoyando mis manos sobre la mesa para escucharla con más atención. Cuando Effy mencionó por fin a Meloetta, juraría que mi corazón dio un salto en mi pecho. Un lugar donde los pokémon se reúnen a escuchar su música... El viento, la melodía... La sede del Gran Campeonato. Si había un lugar así, definitivamente debía ser...

—¡La ruta 314!— exclamé entonces, eufórica—. ¡Recuerdo como el viento sonaba, arrastrado una voz suave y melodiosa por todo el bosque! ¡Vamos! ¿A qué estamos esperando? ¡No puede creer que la haya tenido tan cerca todo este tiempo y ni me haya dado cuenta! ¡Eres increíble, Effy!

La felicité de forma totalmente repentina e inconsciente, porque era justo lo que sentí... Que Effy me ayudase a buscar a Meloetta, de forma alturista y desinteresada significaba mucho para mí. ¡La forma en la que logró reunir información en tan poco tiempo era fantástica! Cuando quise darme cuenta de lo que acababa de decir, sentí mis mejillas enrojecer de forma automática. ¿Q-qué acababa de...? ¡Ugh, demonios! Pensarlo estaba bien, pero decirlo en voz alta era algo completamente distinto. ¡Decírselo a Effy era algo completamente distinto!

Aparté la mirada, avergonzada.

>> N-no te quedes ahí sentada— titubeé con un tono algo más autoritario, echándome el bolso al hombro— ¡Vamos, deprisa! ¡En el tiempo que tenemos esta charla puede haberla atrapado algún entrenador!