Ciudad Aerosol

Tema en 'Rutas' iniciado por MrJake, 2 Enero 2014.

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    Nekita

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    Finalmente ambos estábamos en la mesa acompañados de la señora Stephanie quien ya había puesto muchas cosas sobre la mesa, creo que hace mucho tiempo que no veía tantos aperitivos en una mesa así porque sí. Tal vez se notó la falta de experiencia que tenía en tener meriendas o tal vez era porque miraba con cierta impresión todo esto pero ya se me había invitado a "echarle el diente a la comida".

    — O-Oh claro... gracias — dije con una leve sonrisa sin saber realmente que servirme así que primero procedí a servirme de tomar, en este caso mi elección había sido un té y poco a poco comencé a colocar unas cuantas galletas y un par de crèpes que no estaría mal probarlas de vez en cuando.
     
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    Steve Yops

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    Seguimos comiendo completamente en silencio. En realidad, yo ni idea del mundo... Yo me concentré en mis galletas y leche que no tuve ni idea que hicieron Dante, Mamá Stephanie o cualquier otra criatura viviente que hubiese estado cerca por unos quince minutos.
    Una vez que me quedé sin galletas, me tomé el vaso de leche al seco y lo dejé sobre la mesa, satisfecho.

    —¡Ahh! —exclamé—. ¡Qué buena forma para dar la entrada al reanudamiento del viaje! ¿Tú qué tal quedaste, Dante?
     
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    Nekita

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    Silencio.

    El silencio era todo lo que reinaba la mesa ahora, ninguno de nosotros decía algo o daba indicios de querer interrumpir esta extraña atmósfera que se había formado pero yo no me quejaba de nada, las crèpes estaban ricas y probablemente luego intentaría encontrar el lugar donde las vendieran porque... bueno, el comer aperitivos no debería tener una explicación, simplemente era por gusto.

    — Oh pues... jamás había probado una crèpes — sonreí y luego reí levemente — Así que solo puedo decir que estaba delicioso, gracias por haberme invitado, por cierto
     
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    Steve Yops

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    —¡De naaaada! ♪♫ —respondió mamá Stephanie en tono cantarín, recogiendo los platos de la mesa.

    Yo sonreí amigablemente y luego revisé mi Pokédex, para revisar un par de cosas...

    —Bien, voy a alistar mi mochila para comenzar el viaje. Tengo ganas de ver si la Torre Desafío está disponible; para ir retomando el training.

    >>Si no, me gustaría ir al Dojo Kárate de ciudad Óleo.
     
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    Nekita

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    — Creo que la Torre desafío esta ocupada — dije tranquilo mientras me volvía a colocar la correa de mi mochila en mi hombro izquierdo y así al tenerla puesta en diagonal terminara colocada en mi lado derecho — Si no me equivoco, ahora estan en combate Hubert y Emily... así que creo que visitarás primero el Dojo, ¿verdad?

    "¿Cómo sería pelear en un Dojo?, ¿esta vez serían los pokemon los que apoyarían a los entrenadores?" reprimí una risa en tan solo pensar eso, creo que era algo bastante absurdo pero, era algo bastante cómico de imaginar — Si quieres puedo acompañarte por allí
     
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    Me puse mi mochila sobre los hombros y escuché las palabras de Dante. Había planteado un buen punto, pero de acuerdo a mis preferencias... no me convencía del todo.

    —Hmm... —dije pensativo—. Pues si te soy sincero, tengo más ganas de ir a la Torre Desafío primero. Vayámonos con calma, seguro mientras vamos en camino se desocupa.
     
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    Nekita

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    Uff.. menos mal...tenía entendido que si no había nadie que te atendiera peleabas con tu oponente y en este caso podría ser yo, y todavía no tenía una disculpa programada por haber golpeado a un amigo por practicar en el dojo, así que eso me aliviaba un poco, por no decir "mucho".

    — Esta bien, supongo que es lo mejor por ahora — dije entre un par de risas — Alguna de las peleas ya debe de estar apunto de finalizar
     
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    Steve Yops

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    —¡Súper! —exclamé. Luego volteé en dirección a la cocina para hablarle a mi progenitora—. Bueno, mamá, ya nos vamos.

    Justo en ese momento, Mamá Stephanie estaba saliendo de la cocina, y al escucharme, prosiguió a darme un cálido abrazo de despedida, muy contenta por mí.

    —Cuidate mucho, Steve —me dijo, una vez me soltó—. Te deseo mucha suerte en tu viaje, cualquier cosa me dices por el Holomisor o vienes cuando gustes. ¡Arraza con todo!, ¿sí?

    Yo, con una gran sonrisa, enseñando todos los dientes como niño pequeño, asentí de manera enérgica.

    —Tú también te cuidas, Dante. ¡Recuerda que eres bienvenido a venir cuando quieras!

    Finalmente, los tres fuimos hacia la entrada de la casa. Al salir al jardín, acaricié a los hermanos Herdier para despedirme, y éstos me respondieron con par de lamidas mientras movían su cola alegremente.
    Luego, miré al cielo y lancé dos pokébolas al aire; saliendo Noivern y Togekiss. Esta vez decidí subirme en la maternal Togekiss, la cuál me recibió contenta en su lomo. Volteé a ver a Dante y le dije:

    —¿Te molesta si cambiamos? Quiero ver cómo te va con el murciélago hiperactivo, ¡de seguro logras calmarlos con tus superpoderes de pacificidad!
    —¡Veveveve vernnn! —exclamó Noivern, aleteando rápidamente en circulos.

    Mamá Stephanie se cruzó de brazos con una sonrisa irónica. En otro momento me hubiera regañado, pero sabía que mis intenciones en sí no eran malas... eso y que también andaba curiosa para ver si hacía lo mismo que hizo con los Herdiers guardianes.
     
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    Nekita

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    Y nuestro destino estaba decidido: iríamos de vuelta a Témpera pero para mi suerte podía contar nuevamente con uno de los pokemon de Steve para llevarme y no tener que ir a pie, pero al parecer iría en su hiperactivo pokemon, no me molestaba en lo absoluto pero de cierta forma sentía que era una clase de prueba, como si contara con poderes sobrenaturales para calmar a los pokemon del mundo y esperaba pasar esa prueba a sus ojos.

    — Claro señora Stephanie — reí levemente al despedirme de ella y luego me acerqué a Noivern que seguía en el cielo, no podía ser mas difícil que calmar al Charizard de la princesita. Llamé su atención silbando y utilicé una de las golosinas que tenía para mis pokemon y la dejé justo frente a mi para que supiera que no la obtendría hasta que bajara.

    No pasó mucho tiempo antes de que bajara y cuando comenzó a comer acaricié su lomo antes de subir, lo único que pedía era no caer desde el cielo — Bueno Steve, ¿nos vamos?
     
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    —¡Aplausos, aplausos! —dijimos mamá y yo, anonadados.

    En efecto, Dante calmó al hiperactivo Noivern... qué cosa más digna de admirar. Y en eso, me llegó una notificación a la Pokédex... ¡La Torre Desafío estaba disponible ahora! No había tiempo que perder, había que volar lo más rápido que pudieramos porque esos puestos tenían más éxito que venta de pan caliente.

    —¡La Torre Desafío se desocupó!, ¡vamos! —Y al dar mi orden, Togekiss emprendió el veloz vuelo con gracia, riendo sin parar.

    La historia de Noivern no fue tan... "elegante". El murciélago se llenó de adrenalina y despegó más rápido que un avión con la última tecnología, pudiendo Dante sostenerse con algo de dificultad... algo así como casi colgándose de él.

    —¿¡Vas bien Dante!? —grité en el aire. Sin embargo, no escuché respuesta. El aire pegaba tan fuerte con mi cara que prácticamente era un bloqueo acústico. Sin embargo, quedé tranquilo. Si le hubiera pasado algo, hubieramos escuchado un grito o algo parecido.

    Mamá Stephanie, por su parte, nos quedó observando desde la casa, en compañía de los Herdiers, enternecida.

    Buena suerte, mi pequeño, te deseo lo mejor... —dijo en sus pensamientos, llevándose la mano al pecho.
     
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    Nekita

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    ¡Se había calmado! ¡Se había...! Oh no... una vez que Steve dio la orden pude sentir como el pokemon nuevamente se llenaba de energía y despegaba de una manera que entendía porque algunas personas tenían miedo de volar pero por suerte divina pude sostenerme difícilmente de él, en definitiva... esto era peor de cuando el Charizard de Destiny me había tomado por sorpresa cuando me elevó por los aires.

    Estoy seguro de que en algún momento del trayecto Steve gritó algo pero sus palabras se habían perdido en el aire y en mi concentración de no caer del pokemon pero poco a poco lograba adaptarme un poco y sostenerme mejor y no creer que iba a morir en un momento como este. Con suerte llegaría en una pieza a Témpera
     
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    Rojo FireRed

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    Aerosol, finalmente, tras horas de viaje que no pude contar por estar dormido en el avión, el mismo había aterrizado, el sacudón de las ruedas tocando tierra a alta velocidad me despertó de golpe, y eso no fué de mi agrado
    —Carambas... —pronuncié somnoliento, y algo molesto—
    Tras espabilar del todo y salir del avión al parar, liberé a Aerodactyl para largarme a otra ciudad
     
  13. Threadmarks: Evento: El regreso del extranjero (Ethan)
     
    MrJake

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    Esto que escribiré ahora es un evento. De vez en cuando escribiré relatos de este tipo en rutas determinadas. No se trata de que vayáis allí e intentéis interactuar con los personajes no jugables que aparecerán. Simplemente, serán momentos en los que podréis leer lo que escriba para descubrir más sobre la historia de Galeia, más concretamente sobre sus personajes principales, todos esos PNJs que habéis ido conociendo: su pasado, su historia, que, muchas veces, determinarán el trasfondo o el por qué de muchos sucesos. No me enrollo más, este será el primer evento que veais

    El regreso del extranjero.

    Bajó del avión. Galeia, otra vez; la había echado de menos. El tiempo que pasó con su madre se le hizo, hasta cierto punto, tedioso y cansado. Y eso que echaba de menos Teselia, su región natal: hacía 3 años que no regresaba a su región, pues desde que, con doce años, se divorciaron sus padres, él regresó a la región de papá, Galeia, y allí vivió por tres años. Estuvo expectante al momento en que iniciase el nuevo Gran Campeonato, pues deseaba poder participar en él, como uno más de esos entrenadores a los que tanto admiraba; deseaba convertirse en uno de esos grandes Campeones pokémon, como lo fue el gran Mirto en su región natal, en Teselia.

    —Vamos, chicos, salid —dijo, mientras liberaba a sus pokémon. Pensó que sería buena idea que todos sus amigos saliesen de sus balls, después de tan agotador viaje en que habían estado encerrados en esas horribles cárceles redondeadas.

    Así, un gran Garchomp variocolor estiró sus brazos y profirió un enorme bostezo. Galvantula frotó sus patas delanteras en un esfuerzo por entrar en calor, mostrando que realmente estaba pasando frío dentro de su ball. El gran Bouffalant zapateó en el suelo, y, juguetón, su Togetic, el más pequeño de sus pokémon, se posó con delicadeza sobre su cabeza, lo cual le hizo reír. Por otra parte, siempre sereno y elegante, su compañero más fiel y primer pokémon, Serperior, se colocó recto junto a él, mirando al frente. Habían vuelto a Galeia, y ello implicaba más batallas y una vida más emocionante.

    Y comenzaron a caminar.

    —Después de todo —le comentó a Serperior—, no ha estado tan mal el tiempo en Teselia, ¿eh?

    El pokémon serpenteado rodó sus ojos. Verdaderamente, casi todo lo que allí vivieron le pareció aburrido, pero no quería hacer creer a su entrenador que no estuvo a gusto. Porque estaría bien donde él estuviese bien.
    La cuestión es que él no estaba demasiado contento, tampoco; solo trataba de autoconvencerse de que el empeño de su madre era... una forma de olvidar y dejar atrás a papá, al cual nunca fue capaz de olvidar, por mucho que dijese ella. Sí, su fijación por conseguir descubrir los secretos de la evolución, por desvelar todos los tipos de pokémon existentes, esa obsesión que ella tenía era un modo de despejar su mente.

    Sacó de su bolsillo sus dos pokédex. La pokédex de Teselia y la de Galeia. La segunda tenía tantas entradas... que verdaderamente suspiraba solo de pensar en la decepción que su madre se llevaría si regresaba otra vez a Teselia y seguía teniéndola tan vacía como la última vez. Ella anhelaba que la completase; ya no necesitaba que rellenase la dex de Teselia, pues su ayudante y otros chicos que una vez, hace algunos años, recibieron de sus manos otra dex, se encargaron por él de completarla. Pero, al fin y al cabo, la única persona en quien ella podía confiar para tal empresa en una región extranjera era él. Y por eso deseaba que la pokédex de Galeia, donde se decía que se habían reportado casi todas las especies de pokémon que existen, estuviese completa cuanto antes. Y a Ethan eso de ir buscando distintos pokémon, de ir llenando entradas... era algo que no le gustaba. Él, simplemente, quería combatir.

    A veces, deseaba destrozar ese cachibache del demonio. Le echaba la culpa de que su relación con su madre se limitase, más bien, a una relación entre profesora y ayudante. Ni un "¿Qué tal todo?", "¿Cuántas medallas has conseguido?" o "¿Es ya tu equipo fuerte?". Nada. Cuando lo vio, después de tres años, su madre no se interesó por su vida; solo por su pokédex. Supuso, probablemente de manera desacertada, que quizás era lo normal; era el precio que debía pagar por tener como madre a una de las profesoras pokémon más prestigiosas del mundo.

    —Ni siquiera me preguntó qué fue lo que hice cuando marché al Pantano —murmuró, mientras observaba la única ball que aún guardaba a un pokémon, la más reciente incorporación al equipo, un pokémon que había capturado estando en Teselia. Un pokémon muy especial; él fue lo único interesante de verdad que probablemente le sucedió a Ethan estando en Teselia. Y ahora, un terrible remordimiento le abordaba: ¿hizo bien capturándolo? Se veía solo y abandonado, pero, ¿y si tenía una familia? ¿Y si las leyendas eran ciertas... y ellos venían a buscarlo?

    En todo caso, zarandeó la cabeza con fuerza. Estaba de nuevo en Galeia; era hora de volver a casa, saludar a papá, y retomar en breve su aventura. Miró al frente con decisión: él era Ethan Encina, y daría lo mejor de sí para que su nombre fuese recordado.
     
    Última edición: 12 Abril 2015
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    Steve Yops

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    El hada maternal aterrizó justo frente a casa. Le agradecí por el aventón acariciándole la cabeza, y luego los tres pequeñines se bajaron de su lomo. Pasé por la reja de entrada, y los hermanos Herdiers saludaron a todos con felicidad.

    —¡Cómo han estado, par de traviesos! —los saludé alegremente—. ¡Mamá, ya llegué!
    —¡Stevito, entra! —gritó a lo lejos—. Estoy en la cocina.

    Yo volteé a ver a todos lados. ¿Y los hermanos casi-novios? Se me perdieron de vista... ¿llegamos antes que ellos o qué pasó?

     
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    Fabian

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    Había oído de los dolores de cabeza al volar, pero esto había demasiado lejos, y muy literal.
    Pude sentir mi cabeza cuando por fin el volador me dejó caer, sin preocupaciones y feliz de la vida, hacia el suelo de la ciudad Aerosol, donde se encontraba la casa de Ste.

    —¡Auuuuch!, ¡auch!, ¡auch!—me quejé, sobando mi cabeza. No me había dado tiempo de reacción, el murciélago simplemente mordió mi cabeza y emprendió su alegre vuelo. Estar suspendido de la cabeza a una gran altura y con un movimiento veloz, no se lo deseaba ni a mi peor enemigo.
    Frente a mí estaba la casa de Steve, donde alguna vez me perdí en misteriosas condiciones. Ahí estaban los Herdiers guardianes, justo como los recordaba. Se acercaron o olfatearme, en lo que Dante se recuperaba del pesado vuelo.

    —¡Ustedes!—saludé—Todavía deben recordarme, ¿no?

    Los pokémon guardianes reconocieron mi aroma a Frizz de inmediato, saludando amigablemente. Por otro lado, la casa de Steve no había cambiando en nada, salvo el nuevo jardín, de lujo... Tendría que admirarlo cuando todos se distrajesen.

    "¡Ya estamos aquí"
     
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    Steve Yops

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    —¡Bienvenidos sean, Brothers! —exclamé, sonriente—. En este momento mamá Stephanie está terminando de hacer los bocadillos. Mi papá debe llegar en un par de horas, y los otros ya están en camino, aunque Mimi dijo que se demoraría un poco porque anda en una selva o algo así... y la verdad, la compadezco. Espero que no ande con un ataque de pánico por andar a la intemperie.

    >>Eeen fin, yo ayudaré a poner la mesa y ordenar algunas cosas. Ustedes siéntanse como en casa y hagan lo que quieran. ¡Ah! Por cierto Ukita, mamá Stehanie me dijo que te dijera que observaras las hortencias, camelias o algo así... dijo que esas te gustarían mucho. ¡Y relájate! Yo ya sé tu gusto por las flores y no te voy a juzgar por eso, amigo. ¡No hay de qué avergonzarse! —afirmé con una una amistosa sonrisa.

    Asentí para despedirme y entré a la casa para ayudar a ordenar todo.
     
    Última edición: 24 Diciembre 2015
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    Fabian

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    Oh demonios, ya lo sabían, esa señora Stephanie no se guardaba nada para ella. Se le había escapado el comentario en frente de Steve, en algún momento.
    No supe como reaccionar, si todos aquí ya lo sabían... Tal vez actuar con naturalidad sería lo mejor. ¡Pero no!

    —Eh, ehm...— No se me ocurrió cómo responder a la invitación por parte de Ste. —Oh vamos ¿a quién le importan las flores? ¡A mí no!

    Eso tendría que funcionar, aunque la curiosidad y el interés por verlo era enorme, tendría que pensar en algo, ¡pero ahora! Todo sería peor cuando llegase el resto.—Creo que he bebido muchas Frizz! amigo Steve, ¡déjame usar tu baño!

    Y sin saber dónde se encontraba el baño, salí corriendo hacia el jardín principal de la casa.
     
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    Steve Yops

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    ¡Nooooooo! —gritó mamá Stephanie, saliendo disparada como un rayo al jardín—. ¡Ni se te ocurra orinarte en mis plantas!, ¡las vas a matar!

    Pestañeé. Repetidas veces. ¿Por qué Ukita pensó que el baño estaba en el jardin?, ¿acaso en su casa usaban una letrina o algo parecido? No creo que lo haya usado como excusa para ver las flores... digo, ya le dije que puede estar relajado por eso. Lo que me preocupaba era la reacción de mamá Stephanie, estoy seguro que lo tirará de las orejas.
     
    Última edición: 24 Diciembre 2015
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    Fabian

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    —¡Que no voy a orinar en sus flores señora, solo quería verlas!

    La madre de Steve me siguió, disparada como una bala, hacia el jardín. No fue mi intención dar a entender que usaría el jardín como baño. —Se me hace raro que Dante lo sepa, es todo.—le dije, cabizbajo, la señora Stephanie seguro me entendería.

    Luego habérselo explicado bien a la señora, esta accedió a dejarme cuidando el jardín, pues me prestó una regadera y unas cuantas semillas, ¡qué amable!
    Me quedé admirando las flores, la señora sí que hacía un buen trabajo, habían crecido hermosas y coloridas. Rogaba por que Dante ni nadie me viese en estos momentos.
     
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    Steve Yops

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    Y finalmente, mamá Stephanie entró mucho más calmada. Parece que se habían aclarado las cosas.

    —Entonces... ¿no quería hacer pis? —le pregunté.
    —No, pero dijo que le daba vergüenza que Dante lo viera —explicó mamá Stephanie—. Aunque creo que es mejor que lo vea, así sabrá que flores le puede regalar para su aniversario.
    —...mamá, creo que no están saliendo —susurré.
    —¡Oh! Bueno, lo estarán en un par de semanas —aseguró ella, despreocupada—. Así como tú con la tal Crezpa...
    —¡No se llama Crezpa! —exclamé—. Bueno es crespa de cabello... pero su nombre es Liza.
    —"¡Su nombre es Liza!" —me imitó con una voz ñoña. Parece que tenía como resistencia por Liza. ¡Cielos! Y eso que aún no he admitido nada al 100% y ya anda así.

    Suspiré. Dante andaba medio adormilado por el viaje que de seguro no escuchó nada. Me asomé por la ventana, Ukita estaba sumido en su mundo floral, así que dudo que haya escuchado algo también.

    Vayan llegando, people (?)
     
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