Altaria, así, cayó debilitado. —Sí, he de reconocer que ha sido una gran batalla. Hace mucho que alguien no me da un desafío de verdad. Y tú no has logrado solo eso, sino que has logrado dejarme en mis últimos estertores, con solo dos pokémon en pie. >> ... la fuerza de los holders realmente no es solo un bulo, ¿eh? >> Está bien, acabemos. ¡Noivern, sal y usa Vendaval! MEGANOIVERN: Volador/Dragón Alas Vendaval: con máxima salud, aumenta la prioridad de sus movimientos de tipo volador +1 Salud: 190/190 Fuerza: 317 (120) Resistencia: 160 Agilidad: 2/5 (153 de Velocidad) Movimientos: -Protección (se protege sin gastar un punto de agilidad) (Usos: 0/2) -Vendaval (90 Potencia, Volador, ratio crítico 1 (Base 70, +20 STAB)) (Usos: -/-) -Afilagarras (+10 fuerza, el siguiente ataque será ineludible) (Usos: 3/3) -Cola férrea (50 Potencia, Acero)
Lucas Diamond El último vendaval sentenció el encuentro. Ya no había posibilidades. Todos los puntos invertidos y todo el esfuerzo que habíamos puesto en la batalla se desvanecieron con el último rayo de tormenta. —Pues nada, hemos terminado. ¡Ha sido un gusto, Arie! Espero que sigas entrenando, eres bueno, pero si en algún momento decide desafiarte Ian... Date por vencido. Actualmente probablemente sea el mejor entrenador de Galeia... >>¡Nos vemos!
Contenido oculto Kurone Amane Finalmente, Emboar tumbó la puerta y logró que Emily saliese de aquella casa. La chica, desorientada, corrió con su pokémon por las calles de Ciudad Acuarela. Había llamado a su amiga para que acudiese en su ayuda, pero ella... estaba demasiado agotada, cansada y abatida como para pensar con claridad. Las fuerzas le iban fallando, poco a poco... hasta que terminó cayendo desplomada en mitad de la urbanización, desmayada. E-Esperemos que... Mimi llegase pronto en su ayuda.
Contenido oculto No me llegó la alerta de esto, me muero xD Mimi Honda Isamu planeó sobre la urbanización más rica de Ciudad Acuarela, esa donde sucedió todo el caso de Lady Morgan, Mark y Henry. Había perdido la señal del teléfono hacía tiempo... y nadie me respondía al otro lado de la línea. No había avisado a nadie. Esa había sido mi intención... pero finalmente la ansiedad me ganó y salí volando sobre Isamu. Emily me necesitaba, no iba a perder el tiempo. Solo pude pensar lo peor. Si Justice había vuelto a atraparla... ¿cómo demonios iba a encontrarla? Esa casa... ¡ni siquiera recordaba con exactitud su ubicación! Estaba junto a la de Morgan... ¿cierto? ¡¿Era vecino de Lady Morgan?! De nuevo estaba histérica. El corazón me golpeaba contra las costillas con tanta fuerza que casi me resultaba doloroso. No quería siquiera concebir la idea de perder a Emily. No... ella... E-ella no merecía nada de esto. Pero no tuve que recordar la ubicación... porque la vi. En mitad de la calle. Mis ojos se abrieron sobremanera; fue como una puñalada directa al corazón. Estaba allí, agotada... desplomada sobre el suelo de la urbanización. —¡¡Emily!!—grité. Isamu aterrizó y yo corrí hasta el cuerpo desmayado en mitad de la calle. No había nadie cerca pero eso era lo de menos. La tomé entre mis brazos como pude, intentando incorporarla. ¿Qué hacía allí? ¿Por qué estaba desplomada en mitad de la calle? Asustada, con el corazón en la garganta y los ojos llorosos, rocé sus mejillas con mis dedos y busqué su pulso en el cuello. Estaba viva. —Gracias a Arceus...—murmuré. Creo que no me había sentido tan aliviada en mi vida—. Tranquila... estarás bien... >>Vamos a salir de aquí. Con ayuda de Raiden logré incorporarla sobre Isamu. Y nos fuimos lo más rápido que pudimos de allí. Solo estaba agotada... así que por un instante se me pasó por la cabeza llevarla a un centro pokémon y dejarla descansar... Pero finalmente decidí regresar a la prisión. Ahora que tenía a Emily necesitaba saber quien era ese bastardo malnacido de Justice.
Hubert Una vez aterricé en la ciudad, tras haber volado desde la Prisión Boceto, me dirigí al sitio donde dejé en su momento, hace un tiempo ya, a los Pokémon que elegí para la exploración de las grutas subterráneas. Las perspectiva de volver a verlos me generaba emoción. Volver a escuchar la música de Maractus, acariciar el suave pelaje de Shinx, saludar a Turtwig y conocer mejor a Ralts. Pensar en esta última me resultó particularmente especial, teniendo en cuenta que hace unos instantes había visto aquel abrazo entre Gardevoir y Erwin… Me pregunté si Ralts se había vuelto más fuerte, si el mundo de allí abajo la transformó en alguien capaz de defenderse a sí misma. No había dado mucho tiempo para conocernos y eso me pesaba un poco. Lastimosamente, Maractus, Shinx, Ralts y Turtwig no se encontraban en la Base para cuando llegué al lugar, ya que estaban en medio de una exploración. Suspiré apesadumbrado, a pesar de que me habían dicho de que habían hecho bastantes exploraciones y volvieron ilesos de las mismas. A quienes sí encontré fueron a… —Hey —saludé a Sewaddle y Ferroseed—, ha pasado un tiempo. Al verme, las reacciones de ambos pokémon fueron muy dispares. Sewaddle alzó la cabeza con ojos adormilados, bostezó y se me trepó al hombro con una calma que, de no ser por la emoción del reencuentro, hubiera resultado agobiante. Ferroseed, por su parte, se comportó como si estuviera molesto conmigo: giró varias veces sobre sí mismo, diciendo cosas en su idioma que bien podría interpretarse como insultos. Sin embargo, sus ojillos brillaban casi en lágrimas. Estaba feliz de verme. Le sonreí. Una vez fuera, con ambos pokémon nuevamente conmigo, les dije: —Hay una exploración que me gustaría realizar —con un tono enigmático—. En realidad se trata de una lugar ya conocido para mí, pero, quién sabe, puede que esté muy distinto. Pero antes de eso tendremos que entrenar bastante. Estoy seguro de que tuvieron un desarrollo interesante allí abajo, por lo que no tardarán mucho en evolucionar, ¿verdad? —sonreí—. Pero antes vayamos al Centro Pokémon. Todos necesitamos un descanso. Así fue. Me fui con Sewa y Ferro a tomar un descanso en esta Ciudad.
Lucas Diamond Tras salir de la jungla, acudí volando a lomos de Latios a ciudad Acuarela, donde tendría lugar el torneo. Me encontraba entusiasmado por la posibilidad de ganar mi primera medalla, pero era consciente de que no sería nada fácil; el torneo acuarela, por lo que había escuchado, era uno de los más difíciles... Y mi primera batalla sería, nada más y nada menos, que contra Liza...
Alpha Xenodis. —Venga, déjame aquí, Nori. Acaricié a Flygon antes de regresarlo a su esférico. Colgué bien el bolso a mi hombro y me preparé para el torneo. Uff, la última vez de verdad había ido muy mal. Perdí en primera ronda... ¡Pero ahora tenía que pasarla! ¡El nuevo Alpha que le va a patear el culo a Ian no puede perder ante cualquiera! —¡Muy bien! ¡Vamos todos a la victoria! Me acaban de mirar raro. Pff, ustedes no reconocen la verdadera masculinidad.
Liza White Lo cierto es que después de estar tanto tiempo en Udan y en el frente, regresar a Galeia se sentía algo extraño. Como quien volvía a casa después de unas largas vacaciones. Cuando Togekiss me dejó en la ciudad, por un momento dudé de hacia dónde tenía que ir. Mira que yo me conocía Galeia ya como la palma de mi mano, pero estaba medio espesa aún y... bueno. Sí, seguro que era eso. —¿Debería preguntarle a alguien de por aquí? —le pregunté, obviando cómo rodaba los ojos ante mi poca preparación. "Deberías ser más precavida", me decía con la mirada—. Deja de mirarme así, ¡no estás solucionando nada! Y así seguimos un rato, discutiendo como quien se perdía en una nueva ciudad, hasta que sin darnos cuenta casi nos tropezamos con la sede. Y aunque recibí un alazo de su parte cuando le recriminé que había sido culpa suya por distraerme, no pude evitar soltar una risa genuina mientras ingresaba al lugar. Togekiss siempre sabía cómo animarme.
Alpha Xenodis. ¡Victoria! Había ganado a Adler satisfactoriamente. ¡Dios, qué emoción, tío! ¡Si hasta he lanzado hacia arriba mis brazos cuando gané! Y el pobre Rook tuvo que aguantarme unos segundos colgado a su cuello, satisfecho por su pequeño-gran aporte en la contienda. Tras saludar al público simplemente me retiré del lugar. Fue una rápida caminata hasta el centro pokémon, dejé a mi equipo descansando mientras pasé por un rápido bocadillo. ¡Y sin café! Me he permitido un buen refresco de cola acompañado con un sanguche, como diría el hermano Nikolah... Ahora que lo pienso, preguntaré si en Udan tienen para traerle uno. Todavía debe estar de pluto por el que perdió en Témpera. Terminé de comer... Bueno, más o menos. Cogí un par de bocatas para llevarme al cuarto, ¿bien? Adoro comer lo que pesco, ¡pero de verdad la comida del centro pokémon no tiene comparación!... Quizás soy un mal cocinero. ¡Pero no esperen demasiado de un tipo en medio de la nada con solo un bote de sal y fuego! ¡Hago mi máximo esfuerzo! ¡A veces hasta le pongo hierbas que pillamos por ahí o algunas bayas!... Me desvié. ¡Que cogí mis pokémon y nos venimos a la pieza, ¿va?! —¡Excelente trabajo los seis! ¡Todos se lucieron de la mejor manera!—Los liberé a todos. Pero si digo a todos, es a todos. ¡Incluso Darkrai salió!... Retiro lo dicho, ya se entró de nuevo. Al menos me miró unos segundos. Creo que le empiezo a agradar después de pelear con Ryu.—. Iremos a la final pronto. No se relajen demasiado porque tenemos que dar lo mejor.—Me di la vuelta y entré al baño del cuarto. De verdad apestaba, ¿eh? Creo que era hora de darme un baño. *** —Delicioso~. Cuando hundí mi cuerpo en el agua caliente solo pude sentir todos mis músculos sucumbir ante el cansancio. Cerré los ojos un breve segundo y solo pude esbozar una sonrisa. Empecé a moverme de manera alborotadora. Moví mi cabeza hacia los lados mientras mis manos empuñadas salían y entraban al agua provocando que se desbordase. Apreté con fuerza los ojos antes de abrirlos de golpe a la vez que alzaba violentamente los brazos en señal de victoria. —¡Pasamos!
Mimi Honda Me había tomado mi tiempo en surcar Galeia por el cielo sobre el lomo de mi Braviary. Él tampoco había indagado en mi estado, aunque pude ver preocupación en sus ojos. Era mucho más evidente que Raiden. Ciudad Acuarela fue mi último destino. Necesitaba un lugar en el que descansar y reponer fuerzas. Quizás tomar una ducha rápida me vendría bien... no sentía deseos de darme un baño. Pasar más tiempo del debido en la bañera, sola, solo me haría darle vueltas a la cabeza más de lo debido. Y no me encontraba en una situación en la que pensar de más fuese a serme beneficioso. La preocupación en el rostro de la enfermera al entrar en el Centro de Acuarela también fue evidente. Me miraba como quien mira a un asqueroso Caterpie tratar de volar antes de ser un Butterfree. Me entregó las llaves de la única habitación que le quedaba disponible y subí las escaleras. El pasillo estaba desierto pero sus luces permanecía encendidas. Y al cruzar por delante de una puerta en particular el silencio de la noche dio paso a un completo escándalo. Alguien parecía estar celebrando algo en aquella habitación. Mis ojos, oscurecidos, opacados, le dirigieron a aquella puerta en particular una mirada de soslayo. Qué irónico que alguien celebrase cuando yo me sentía muerta por dentro. Reconocía aquella voz. La había escuchado demasiadas veces y dudaba que fuese casualidad encontrarme con él allí. Al destino le gustaba reírse en mi cara siempre que tenía la oportunidad. Y estaba harta de eso. En un primer momento pensé simplemente pasar de largo y encerrarme en la habitación al fondo del pasillo. Ducharme, hacer la maleta y dormir siglos. No despertar tal vez. Pero de alguna forma mis pasos se detuvieron. ... Y solo llamé a la puerta.
Alpha Xenodis. Celebré tanto como pude en la bañera. Ya había sacado una cantidad notable de agua cuando noté que la puerta del cuarto estaba sonando. ¡Tío, que me estaba aventando el solo de guitarra eléctrica! —Voy, voy. En mi tono se notaba el aborrecimiento. ¡Al fin tenía un momento de paz y felicidad y alguien venía a joderme! Fruncí el ceño e inflé mis mejillas un breve segundo antes de levantarme de entre las aguas. Claramente no iba a salir como llegué al mundo... ¿Me crearon desnudo? Bueno, no es lo que importa ahora. Una toalla funcionará, fijo. Con la cintura cubierta, y tras poco menos de un minuto para quitar la humedad de mi torso, decidí salir del baño. Miré a mis compañeros un breve segundo, pero ni se habían dignado a revisar quien era. ¡Jo! Se supone que era trabajo en equipo. Suspiré.—Ni modo, ¿verdad? Están cansados—El resto no combatió... Pero no me daba el corazón para reprenderlos. Son mis pokémon, después de todo.—. Phy-Chan, si pudieras ayudarme con el agua que se cayó en el baño.—Entendió de inmediato. La absorbería a su cuerpo y de vuelta a la bañera. Era un bebé bastante listo, ¿eh? Cualquiera diría que soy su padre. >>Siento la demora. Cuando abrí la puerta me apañé de mi mano izquierda para levantar los mechones mojados de mis ojos y descubrir a quien estaba tras la puerta. Mimi. Era Mimi. Sonreí feliz de verla, estaba a punto de empezar a hablar hasta que mi cerebro, aunque lo más probable es que haya sido el instinto, me forzaron a parar. ¡Estaba prácticamente desnudo! Inmediatamente supe lo que podría pasar: ¡Degenerado!. Que todo el centro pokémon lo escuchase y que encima me lanzase a Raiden o Kichiro. ¿Pero qué debía hacer? ¿Saludar normal y hacer como si nada pasase? ¿Cerrarle la puerta ahora mismo? No, eso podría dañarle y no saldría muy bien parado si dañase su rostro, eso sería incluso peor. Tragué saliva. El tiempo se agotaba y ninguno de los dos había hablado en los breves segundos desde que corrí la madera. Piensa Alpha, piensa una sola vez en tu vida fuera de un combate... ¡No! ¡Estoy dentro de un combate! Un combate por mi propia supervivencia y por el bien del legado de los Xenodis. —H-Hola—Tartamudeé un segundo antes de hacer hacia los lados mi cabeza, sacudiéndola.—. Ehm...—Sentí el calor subiendo en un solo golpe a mis mejillas. Dios, era horrible intentando salir de estas situaciones. ¡Maldición, Arceus! ¡Estaba celebrando! ¡Que te hemos salvado, al menos dame un poco de buena suerte!—. Me estaba... Me estaba dando un baño. ¿Quieres entrar?—Inspiré hondo. Sí había salvado la situación. >>¡Al cuarto! ¡Al cuarto! Solo dame unos segundos para vestirme. Sí, situación más o menos salvada. Diez puntos para Alpha.
Mimi Honda ¿Entrar? ¿Al cuarto de un Alpha semi-desnudo? Podría decir que este hecho me sorprendió. Quizás lo hizo... pero no hubo reacción alguna por mi parte. Ni siquiera tenía fuerzas para gritarle que era un asqueroso degenerado por abrirme la puerta en semejantes condiciones. ¿Tan mal estaba? ¿De verdad me encontraba tan en la mierda cómo para que ni siquiera algo tan grave me hiciese reaccionar? Alcé la mirada hasta lo dorados ojos de Alpha. Parecía feliz de alguna forma. Alarmado después. Quizás pensaba que iba a darle un golpe o gritarle o quién sabe qué cosa rondaría su cabeza. Yo no tenía las fuerzas necesarias ni siquiera para alzar la voz. Me sentía... frágil como el cristal. Lo suficiente para comprender que no quedaba intacta gran parte de mí. Solo entré en el cuarto sintiendo el corazón pesado en el pecho. Pero ya no me quedaban lágrimas y aunque tuviera, no iba a dejar escapar ninguna más. Me rehusaba sistemáticamente. La situación de por sí era lo bastante triste y patética como para que siguiera llorando por algo que jamás podría ser. Solo estaba rota. Era una muñeca vacía, eso era todo lo que era. Era como si mi corazón hubiese dejado de latir. En mi pecho solo sentía un enorme vacío incapaz de llenarse con nada. Creía ya saber como se sentía amar y no ser correspondida. Pero no tenía la más mínima idea de como de horrible podía ser. Me abracé a mí misma y me quedé allí, de pie, preguntándome por qué demonios había llamado a la puerta. ¿Estaba tan desesperada de contacto humano? Me sentía sola. Mi corazón estaba hecho pedazos y todo lo que podía pensar era en los ojos vidriosos de Emily, en sus palabras que se repetían como un bucle incesante que me hundía más en la miseria de mis sentimientos no correspondidos y en la decisión que había tomado por mí misma. Volver. Regresar a Sinnoh. Alpha no tenía la más mínima idea de que estaba hablando con alguien que iba a desaparecer en cuestión de horas. Al menos de la región. Y no sabía si regresaría, si me quedaría o si mi situación familiar siguiría siendo insostenible. No quería regresar. Pero tampoco quería quedarme. ¿Y a dónde demonios vas cuando sientes que no hay lugar al que ir? El frío de la noche se había apoderado de mí arrastrándose hasta mis huesos, anidando en mi pecho. Mis pensamientos, enredados sobre sí mismos, repitían una y otra vez en mi cabeza el hecho de que nadie me amaba. De que no era una prioridad para nadie. De que solo me había mentido a mí misma. Mis sentimientos, aquellos que sentía por primera vez con tanta intensidad jamás serían correspondidos. Porque la persona que amaba ya le había entregado su corazón a alguien más. —Mañana me voy—mis labios se movieron a penas para pronunciar esas palabras. En el mismo tono átono y monocorde. Le daba la espalda a Alpha en aquellos momentos, pero era todo en lo que podía pensar. Merecía saberlo. Él... merecía saberlo—. Voy a regresar a Sinnoh.
Alpha Xenodis. Sí, sí. Situación absolutamente salvada. Cuando Mimi entró, bien silenciosa, al cuarto solo pude cerrar suavemente la puerta de ella. Me llevé la mano al pecho y pude suspirar mientras mi activo corazón solo se quería escapar de mi cuerpo. De verdad que había corrido con suerte, pero tenía la seguridad que no duraría demasiado: Debía vestirme lo antes posible sin ningún tipo de dudas. —Mañana me voy. Voy a regresar a Sinnoh. —¿Eh?—Fue lo único que pude atinar a decir. Giré mi cuerpo para encontrarme con su espalda. Su tono sonó seco, pero realmente no le di demasiada importancia. Supongo que estaba más preocupado por no morir en sus manos.—¿Regresar a Sinnoh? Bueno, supongo que necesitas un descanso, ¿no? De seguro quieres ver a tus padres después tanto tiempo. Pasé por su lado y me dirigí hasta la cama, dándole la espalda mientras me dedicaba a buscar entre las múltiples cosas que llevaba en mi mochila. Caña, balls, algunas pociones, las tarjetas... ¡Ropa! Sí, la mochila era más grande por dentro. Fijo entraba la bici ahí. —Creo que nunca hablamos de ellos... La verdad conozco pocas cosas de ti—Reí un poco. Sí, nuestros viajes eran más que nada yo haciéndole de guía... Vale, simplemente la llevaba a un lugar y me adelantaba lo suficiente como para que ella tuviese que aprender a ubicarse por ahí. ¡Pero es lo que yo tuve que pasar igual! ¡Así trabaja un verdadero entrenador!—. Pero seguro tu padre da mucho miedo. El de Des se veía súper serio en esas fotografías que tenían en la mansión. Entre mis trapos logré hacerme de unos bóxer y unos short deportivos negros. Supongo que eran suficiente para cubrir mis partes nobles, además eran lo único que solía usar para dormir. >>¿Cuándo planeas volver? Pregunté mientras volteaba hacia ella.
Mimi Honda Cuando Alpha mencionó a mis padres quise reír. ¿Padres? ¿En plural? ¿Tenía padre siquiera? Ya no estaba segura de nada. Su enorme estupidez tenía la increíble habilidad de dejarme muda. Pero al contrario de lo que solía suceder ni siquiera tenía ganas de discutir. Ni ganas ni fuerzas. Seguí con la vista fija en ninguna parte, abrazada a mí misma, luchando porque mi cuerpo lograra un poco del calor que tanto sentía perdido. Escuchaba a Alpha hablar sin escucharlo realmente porque era como si mi cabeza estuviese embotada y él hablase a través de un grueso vidrio. Lo sentía ir y venir por la habitación haciendo Arceus sabría que cosa. Me iba a ir. Iba a desaparecer en cuestión de horas y él solo podía asumir que iba a ser una visita de cortesía. ¿Una visita de cortesía? ¿A Sinnoh? No, ya no. Menuda estupidez el solo hecho de pensarlo. Alcé la mirada cuando hizo esa pregunta y me encontré frente a frente con sus ojos dorados. Su estúpida cara ajena a todo mi tormentoso mundo interno. Solté una risa áspera, amarga. —¿Volver?—repetí—. Ni siquiera sé si voy a hacerlo.
Alpha Xenodis. —¿Volver?. Ni siquiera sé si voy a hacerlo. Escuchar esas palabras me impactó. Abrí los ojos como platos y simplemente pude dejar escapar un "Wow" de mi boca. La noticia me cayó como un saco de plomo. ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿De verdad no sabía si volvería? Obviamente no entendía la lógica tras esa decisión. Encima se rió. Se rió sin ningún tipo de ganas. ¿La había escuchado reírse antes? La duda se quedará conmigo, supongo. —Entonces—Hablé como pude. Le miré a los ojos y los noté carentes de energía. No se veían para nada como los ojos agresivos e imponentes de un Luxray que siempre eran.—... ¿Te vienes a despedir de mí? ¿Nos volveremos a ver? Giré un poco la cabeza mientras preguntaba, curioso y a la vez un poco preocupado. Mi tono de voz lo reflejaba perfectamente: Como el de un niño que se despedía del amigo que hizo en algún lugar y nunca más vio. Pero era muchísimo más que eso. Mimi era Mimi. Es mi kohai, una compañera holder, mi amiga... Alguien a quien quiero mucho. Y la había extrañado. La extrañé el poco tiempo que ella rehuía de mí tras que se declarase. Pero todo se había solucionado en el edificio... O en el núcleo. No sé dónde pasó, ¡pero en Udan ya podíamos hablar bien! Volvíamos a tener la misma relación de antes... Pero ahora se va. —¿Qué-—No, no era lo importante. Bajé la mirada un segundo y simplemente la subí, decido. Empuñé mis manos con decisión y las levanté mientras me enfocaba en encontrar nuestras miradas.—. No sé lo que sea, pero si necesitas ayuda te la daré. No sé demasiadas cosas, pero soy lo suficientemente terco como para volverme más fuerte para ayudar.
Mimi Honda Aparté la mirada. —Siempre has sido ese iluso idiota que intenta ayudar a todos—murmuré en voz baja—. Inconsciente, testarudo... con un corazón inversamente proporcional al tamaño del cerebro. Sin dudas hice bien en pensar que ambos sois iguales. ¿Había venido a despedirme? ¿Nos volveríamos a ver? No lo sabía. Mis pasos solo me llevaron hasta esa puerta sin ser consciente de ello. Y solo llamé al percatarme de que se trataba de él. No había venido con ninguna idea en mente. No una idea consciente al menos. Quizás no quería estar sola. Quizás sentía que al menos él debía saberlo. Me mordí el labio inferior. Por un momento sopesé la idea de contárselo todo. Hablarle de cómo me sentía, de lo que había pasado... aunque no cambiase nada en lo absoluto. Quizás aliviase un poco el peso en mi pecho. Él parecía preocupado y era extraño, atípico incluso... porque su cerebro estaba tan vacío que difícilmente lograba prestar atención a algo más que no fuese entrenar. Pero ahora estaba allí, genuinamente preocupado por mí, dispuesto a dar todo de sí por ayudarme. Y yo, a pesar de lo mucho que me rehusaba siempre, necesitaba como nunca esa ayuda. Como un naúfrago buscando salvavidas en mitad de una tormenta en alta mar. El hecho de que yo no supiera nadar solo hacía más aterrador ese símil. Así me sentía por dentro. Si no me quedaba siquiera dignidad, no perdía nada por sincerarme. —Tú preferiste a Destiny—le dije volviendo a mirarle a los ojos. No estaba segura si mi expresión trasmitía algo. Mi voz debía estar tan vacía como mi mirada—. Ella preferió a Dante. Dime, ¿quién me prefiere a mí? Ni siquiera mi propio padre lo hace. Ignoré el hecho de que Alpha ni siquiera debía saber de qué estaba hablando. Pero no me importaba. No iba a explicárselo. Solo necesitaba sacármelo de dentro. Arrancármelo del pecho y arrojarlo lo más lejos posible de mí para que mis heridas pudieran sanar cuanto antes. >>Siento que hubiera sido mejor si Arceus nunca me hubiera devuelto a la vida después de todo lo ocurrido en la columna Lanza—continué—. Todos los horrores que presencié, todo lo que sufrí... nada de eso hubiera pasado. Quizás nunca debí salir de Sinnoh ansiando una vida distinta. No me ha dado más que problemas. Y ahora solo... me siento vacía. >>Puede que haya algo bueno esperándome en algún lugar. Puede que aún merezca la pena seguir intentándolo. Pero ahora mismo no logro ver nada. Jamás hubiese pensado que entraría en la habitación de Alpha por mi propio pie. Que aceptaría el ofrecimiento de un Alpha semi-desnudo. Pero siendo sincera me sentía tan horrible, estaba tan jodida... que me daba igual mi estúpido orgullo plastificado. Eso y todas mis restricciones podían irse a la mierda. Era como esa niñita abandonada dejada de lado que buscaba a alguien que la quisiera. Que pudiera darle el cariño que ella necesitaba. Siempre había sido esa niña solitaria y abandonada. Los hechos en Galeia solo habían atenuado aquella sensación, ofreciéndome la falsa ilusión de qué no estaba tan sola como me sentía. Pero si no era una prioridad para nadie... si nadie podía elegirme a mí por encima de algo como papá... ¿qué tenía? ¿Mi falso orgullo? ¿Mi estúpido mal carácter? ¿Esas barreras inútiles que tenía para evitar salir dañada que solo me hacían recibir aún más daño que si no las tuviese en primer lugar? Estaba demasiado harta de todo. —Si quieres ayudarme... ¿significa eso que soy importante para ti? Cuestioné. No era una pregunta que esperaba respuesta. Solo era una pregunta... francamente patética y desesperada que la Mimi-no-jodida jamás se hubiese dignado a hacer. Mi voz sonó tan frágil, tan rota que sentí lástima de mí misma. Pero daba igual. Ya no me importaba en lo más mínimo. Caminé hasta acortar las distancias entre nosotros, invadiendo de forma descarada su espacio vital. —No sé si esto es o no una despedida o si volveremos a vernos, todo lo que sé es que me voy mañana—sentencié. Y apoyé mi mano extendida sobre su torso desnudo, en el centro de su pecho. Ojalá supiese qué demonios estaba haciendo—. Por eso... quédate conmigo esta noche.
Alpha Xenodis. La escuché atento. Puse el ciento uno por ciento de mi concentración en ella con tal de no perderme en nada y poder averiguar qué era lo que ocurría con ella. Sin embargo, todo quedó más y más indescifrable. ¿Que yo preferí a Destiny? ¿Que alguien prefirió a Dante...? ¿Desde cuándo me habían hecho elegir? ¿Y quién había preferido a Dante? No le culpo, ¡pero de verdad no entiendo! Y siguió. Su padre tampoco la prefería, pero no pude hacer más que ignorar ese hecho cuando habló de la columna lanza. Iba a quejarme de inmediato. ¿Hubiera sido mejor que no volviese? ¿Acaso cree que para mí hubiese sido una gracia perderla ahí? No solo hubiese perdido a una persona que empezaba a ser importante para mí, sino que había sido mi culpa que ella fuese. Aquello fue totalmente mi culpa por invitarla a ello pese a ser una novata. Apreté los dientes y clavé mi colmillo sobre mi labio inferior con fuerza. Cerré mis ojos un breve segundo en el que inspiré fuerte, listo para disparar. —Si quieres ayudarme... ¿significa eso que soy importante para ti? Perdí toda la confianza contra ello. ¿No era obvia la respuesta? ¡Claro que era importante para mí! ¿Qué clase de pregunta era esa? —Claro que eres importante. Tú- Su rostro se agrandó de manera instantánea. Sentí como su mano fría se expandía sobre mi pecho y asentaba un lugar ahí. Me puso nervioso de inmediato. Era la primera vez en la que estábamos tan cerca y no me quería asesinar. Me agradaba esto, ¡pero no lo esperaba para nada! ¿¡Pasar la noche con ella!? ¿¡Conmigo!? Se me aceleró de inmediato el corazón. Mi interpretación de esas palabras no me había dado buena espina. —Y-Yo... C-Claro—Asentí entre los nervios, mirando hacia Flame con intenciones de ser ayudado. ¡Bastardo, esto no es gracioso! Quise gritarle, pero la situación no lo permitía.—. Solo... ¡Dame un poco de tiempo para terminar mi baño! ¡No lavo bien mi cabello desde que fui a Udan! S-Seré rápido, ¡lo prometo! Arceus bendito del núcleo del mundo dame la suerte ahora mismo. O Shen, ven aquí y sálvame. Necesitamos todo nuestro poder ante una amenaza de éste nivel. Encima mi rostro estaba en llamas. ¡Llamad a los bomberos!
Mimi Honda Alpha no tardó en marcharse de vuelta al baño. Parecía al borde de un colapso de nervios. Yo me quedé allí, sentándome posteriormente sobre la única cama que ocupaba el cuarto. No era una habitación para ser compartida. Era una cama pequeña, recogida. Tampoco lo era en Aerosol. Y sin embargo, Emily y yo... ¿Qué hacía torturándome con eso? ¿por qué era tan masoquista? Un profundo suspiro me estremeció el pecho mientras me dejaba caer hacia atrás. Mi cuerpo botó ligeramente sobre el colchón mullido. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué demonios iba a hacer? Había perdido completamente el norte. ¿Qué implicaba exactamente la frase "pasar la noche juntos"? ¿Pretendía que significase algo más? No... quería dormir sola. Esa era la explicación más simple. Siempre había detestado estar sola. Y sin embargo, irónicamente, lo había estado casi toda mi vida. Ni todos los bienes materiales que me compró papá lograron llenar jamás el hueco que dejó mi madre. El hueco que dejaba la partida de mi padre cada vez que prefería su trabajo a estar conmigo. El vacío que me generaba vivir en una casa enorme rodeada de sirvientes. Esa sensación de control no era desagradable... pero sí horriblemente solitaria. Siempre lo fue. Por eso crecí con tantas carencias emocionales. Pensé que nunca encontraría alguien que cambiase esa detestable realidad. Y cuando finalmente lo hice, cuando tuve a mi lado a alguien que llenaba ese vacío, yo lo estropeaba con mis estúpidos sentimientos. Todo era perfecto como estaba... y ahora nada volvería a ser igual entre nosotras. Yo no podía verla solo como una amiga. Ella no podía verme como algo más. ... Cerré los ojos. —Soy tan estúpida. ¿Por qué lo había echado a perder todo? ¿No podía simplemente quedarme cómo estaba? ¿Era tan complicado el solo hecho de seguir siendo solo amigas? Me llevé las piernas al pecho, girándome sobre la cama. Debería cambiarme de ropa. Y darme una ducha antes, también. Me ayudaría a relajarme y despejar mis ideas. Quizás se lo dijese a Alpha cuando saliese del baño.
Alpha Xenodis. Cerré lentamente la puerta tras de mí y empecé a respirar con pesadez. Apoyé mi espalda sobre aquél trozo de madera y cerré mis ojos para ordenar mis pensamientos. Considerando todo, tenía un máximo de diez minutos para resolver la situación, bañarme, secarme y vestirme. Primero lo más fácil, ¿no? Ehm... Bañarme, sí. Sería lo más adecuado y que menos tiempo gastaría. —¡Phy~! Abrí los ojos y al encontrarme la silueta de gota en medio de la bañera solo pude soltar un pequeño suspiro de alivio. Había sido hace menos de un par de minutos, pero olvidé completamente el hecho de haberle pedido ayudarme con el agua. —¿Me acompañas en el baño, bebé? Pareció feliz con la propuesta e inmediatamente saltó encima de mis brazos cuando me introduje en el agua. Acaricié su fluida cabeza breves segundos mientras mis ojos se perdían en simple blanco del techo. ¿Cuál era el plan ahora? Ella... Ella dijo que quería pasar la noche conmigo, ¿no? ¡Eso era demasiado! Digo, no éramos pareja como para llegar a tal punto. Claro que no tendría problemas en dormir con ella, pero pasar la noche era mucho. No éramos novios, ¿verdad? E-Encima ella antes solía decir que solo era un plebeyo y que soy idiota y muchísimos insultos que me harían pensar lo imposible y ridículo de la situación... Había puesto muy bien la línea entre nosotros. —¿Crees que estoy pensando en cosas que no son? —Mana-Mana~. —Sí... La sabiduría de un bebé es inmensa, muchas gracias. Se rió cuando froté mi frente y nariz contra su rostro, pero obviamente no había entendido lo que querría decirme. Solo tendría su apoyo moral hasta que fuese capaz de desarrollar esos poderes de súper amistad que mencionó el profesor tras haberlo observado. Entonces... Es Alpha contra Mimi. Un uno contra uno en el que absolutamente cualquier tipo de movimiento que usase me podría dirigir a la derrota. ¿Desde cuándo todo se había vuelto tan complicado? Terminé con mi higiene en un par de minutos. Había avanzado casi nada antes de que tocasen, pero debido a la limitación de tiempo apresuré el paso. El pequeño legendario también había sido limpiado por mí, sí. Realmente se veía feliz por ello cuando salimos del agua y quitamos el tapón. De seguido cogí la toalla y me tomé el tiempo de secarme tanto como pudiese, sobretodo el cabello que seguramente tendría que recortar en algún momento. Coloqué mis dos prendas sobre mi cuerpo y con eso sería todo... Si no tuviese que pensar en qué hacer ahí afuera. ... ¡No tengo idea de qué hacer en una situación así! Me llevé las manos a la cabeza y desordené mi cabello ante la frustración. Ninguna idea realmente aparecía porque simplemente no poseía mayor experiencia en estas cosas que lo ocurrido con Destiny. No estaba para nada acostumbrado a que otras personas me pidieran esas cosas. ¡Y de Mimi era de quien menos lo esperaba! ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? ¿¡Qué hacer!?... ¡El último plan! Abrí la ventana y miré hacia abajo. Ningún árbol estaba tan cerca y la caída desde el segundo piso me rompería varios huesos incluso a mí... Encima descubriría que me intenté fugar. —¡S-Siento la demora! M-Manaphy quiso jugar.—Se asomó sobre mi hombro desnudo y simplemente saludó a la rubia con toda la felicidad equivalente a mi miedo ahora mismo. Hay destinos que son peores que la muerte. Hoy pude comprenderlo antes de que realmente ocurriese.
Mimi Honda La sensación de pesadez en mi cabeza era tal que cuando Alpha finalmente salió del baño juraría que me había quedado dormida algunos minutos. Mi mente solo cayó en la inconsciencia. Alcé la cabeza al escuchar abrirse la puerta y entonces fue él quien habló. —¿Manaphy?—murmuré. ¿Un legendario de mi región? ¿Alpha tenía al príncipe de los mares de Sinnoh? ¿Era acaso una señal? Ojalá fuese una situación distinta para que pudiese gritarle a Alpha que había tardado—ni siquiera sabía cuanto tiempo se había llevado en el maldito baño— y después interrumpirme a mí misma al ver a Manaphy. Y tomarlo y estrujarlo entre mis brazos. Preguntar con aspereza por qué lo tenía él y no yo. Y luego aceptar la idea de que Alpha lo cuidaría mejor. Me incorporé de la cama hasta que quedé sentada en el borde. —Yo también voy a ducharme—le dije simplemente. Nada más salió de mis labios. Me levanté y caminé por su lado, cerrando posteriormente la puerta del baño. *** El agua caliente sobre mi cuerpo desnudo disipó el ruido blanco en mi cabeza. Destensó mis músculos y alivió parte de mi estrés. Tuve tiempo para pensar en todo. En Sinnoh, en el avión que salía por la mañana, en Emily... en el propio Alpha. Ni siquiera había abierto la jodida boca para decirle realmente lo qué había pasado. Y ahora estaba allí, sin saber qué demonios iba a pasar, esperando algo que no sabía qué. Buscando algo que no sabía qué demonios era. Tomé un pijama suave, cálido, de esos que me hacían sentir arropada. Y poco después salí del baño. Generalmente solía tardar en mi aseo diario quizás unos cuarenta minutos... ese día no había tardado ni siquiera la mitad. Aborrecía la sola idea de quedarme en soledad con mis pensamientos. Me había soltado el cabello en Udan y no había vuelto a recogerlo. Esa mata dorada que caía en suaves ondas sobre mis hombros y espalda. Me pregunté si quizás debería cortarlo. Pero tenía la impresión de que eso me asemejaría demasiado a Effy. Ojalá ella estuviese allí. Quizás entendiese mejor que yo si no estaba cometiendo el mayor error de mi vida decidiendo irme. Salí del baño poco después de terminar de secarme. Enchufé mi secador y me acicalé el cabello frente al espejo hasta que estuvo seco y las hebras doradas se sintieron cálidas sobre mis mejillas. Cuando la puerta se cerró a mi espalda solo alcé la vista para mirar a Alpha, que seguía allí, temblando como una hoja, con una sonrisa forzada y nerviosa plasmada en la cara. Todo en su actitud demostraba lo realmente incómodo que le ponía la situación. Parecía desear solo saltar por la ventana. Agaché la mirada hasta que la sombra de mi flequillo cubrió mis ojos. —¿En serio?—inquirí—. ¿Por qué aceptas hacer algo que no quieres hacer? Si tanto te incomoda la sola idea de dormir conmigo puedo irme a mi cuarto. No quiero ser una molestia.