Dante — Sí, ella misma... ya me había comenzado a extrañar que no la conocieras — reí levemente y volví a acariciar un poco a Typhlosion para tratar de seguir tranquilo, no quería preocupar realmente a nadie o algo así, pero... solo esperaba que estuviera bien y si es que ella estaba ayudando a Mimi que ella también lo hiciera — Y... ¿tenías algo que hacer aquí en Acuarela?, no me gustaría quitarte tiempo o algo así...
Steve Stone. —Oh, bueno... En ese momento, Blaziken llegó con una bandeja de comida y el cambio. ¡Oh! Por eso este grandulón era mi inicial. No sé como se enteró, pero vaya que era conviniente. ¡Siempre nos entendíamos! —...¡no! De momento, no. Todo cubierto —sonreí, para luego acariciar a mi fiero inicial. En realidad, era fiero en combates, pero conmigo era lo más dócil del planeta, parecía que aún fuera un Torchic. Había venido para comer y ese trámite ya estaba hecho. La inscripción al concurso la haré más tarde, así que podía seguir relajado, hablando con el Poké-Hippie.
Una intensa luz me obligó a cerrar los ojos, no podía ver nada. Algo, alguna fuerza invisible nos estaba llevando hacia la salida, hacia nuestro mundo real. Volví la vista atrás, la oscuridad estaba desapareciendo al fin gracias a nuestro esfuerzo, Iota en cambio se quedaba allí. Quería remediar su error... pero necesitaba dirigirle unas últimas palabras a Ian. Pude verle allí abajo antes de que la luz se intensificase y no pudiese ver nada más, esperé que todo fuese bien. Un portal se abrió justo frente a mí, separándome del resto de mis amigos y deseando que todos regresasen a salvo, y crucé los brazos frente a mí, preparada para el aterrizaje. Era hora de volver a casa, la verdadera Galeia nos esperaba. *** Abrí uno de mis ojos con cuidado una vez la sacudida del aterrizaje hubo acabado. Me dolía todo el cuerpo, tenía raspones y cortes por todos lados y no era para menos, el lugar al que había ido a aterrizar no era... especialmente suave y cómodo a decir verdad. El césped de algún parque, junto a sus múltiples y molestas piedrecitas y ramas esparcidas por el suelo me dieron la bienvenida de vuelta al mundo real. La cabeza aún me daba vueltas, y el cansancio acumulado en mi cuerpo ahora me pasaba factura. Estaba viva... Habíamos vencido a los mismísimos legendarios de Kalos, arreglado el núcleo espejismo y salido ilesos... Estaba viva. Una suave risa escapó de mis labios, expulsando al fin así el cúmulo de emociones que tanto tiempo había estado guardando. Pude sentir unas lágrimas traviesas recorrer mis mejillas al poco tiempo, pero la alegría no cesó en ningún momento. No podía mentir, había tenido miedo. ¡Mucho miedo, a quién engañamos, habíamos estado a punto de morir por segunda vez! Pero aquí estábamos de nuevo, como si nada hubiese pasado, viendo al mundo disfrutar como si no hubiese corrido peligro en ningún momento. —Creía que no iba a volver a sentir esto... —murmuré, sintiendo una suave brisa refrescante recorrer mis facciones y despejándome del todo, despertándome por completo. Sequé mi rostro con el brazo y de un saltito traté de volver a ponerme en pie, a pesar de los pinchazos que sentía por todos lados. Recogí mi pobre gorra tirada en el suelo y miré a todos lados, tratando de ubicarme y buscar el centro pokémon por algún lado. Un cartel no muy cerca de mí realmente me sirvió de ayuda—. Oh, ¿ciudad Acuarela? No es un mal sitio para aterrizar, al menos sé dónde se encuentra mi primera parada. Mis pies lideraron la marcha por la calzada, aún siendo conscientes de que en cualquier momento mi cuerpo dejaría de reaccionar. No sabía cuánto llevábamos allí dentro, pero lo que sí sabía es que estaba exhausta, y como me sentase en algún lugar acabaría rendida en los brazos de morfeo. Me daba vergüenza incluso ir con estas pintas por la calle, por ello hacía un último esfuerzo para dirigirme lo más rápido que podía hacia mi próxima habitación del centro pokémon. Aún así, no podía evitar preguntarme donde se encontraban los demás, y de si se encontraría bien allá donde estuviesen. *** —Aquí tienes, tu habitación es la más próxima a las escaleras, puerta 105 —me sonrió entonces la amable enfermera, y yo no tardé en tomar las llaves del mostrador con alivio. —Muchas gracias, enfermera Joy. Mañana en la mañana las tendrá de vuelta, ¡hasta luego! —y tras devolverle el gesto, di media vuelta para encaminarme hacia el lugar indicado. Encima lo más cerca posible, ¿acaso podía ser mejor? Pero entonces, algo me hizo detener mis agotados pasos. O más bien, alguien. La cafetería se encontraba a tan solo unos pasos, y desde allí pude divisar la castaña cabellera de un entrenador que me sonaba muchísimo, junto a un Phanpy que se encontraba comiendo de una bolsa de patatas fritas. Justo en frente, reconocí a Dante. El corazón me dio un vuelco entonces, y ante todo pronóstico eché a correr hacia el lugar. ¡Eran Steve y Dante en persona, justo allí, en frente! Frené un poco ante las miradas de las personas del lugar y refunfuñé, ya no se podía armar algo de jaleo porque te lanzaban miradas asesinas de vuelta. Obviando esto me acerqué con sigilo y llevé mis manos hasta tapar los ojos de Steve, al que me había acercado por detrás, y le hice un gesto a Dante con un dedo en mis labios para que no me delatase, divertida. Le sonreí. —¿Quién soy~?
Steve Stone. Justo cuando terminé de hablar, todo se volvió oscuro. ¡H-hey!, ¿quién apagó la luz?, ¿se hizo de noche tan rápido?, ¿acaso estoy durmiendo y está Darkrai en mis pesadillas? ¡Ahh!, ¡ayudaaaa! (...) Todo eso lo pensé en un mili-segundo. Sin embargo, al escuchar la voz, mi efímero susto desapareció por completo, y mi sensación cambió a una completa y agradable sorpresa. Necesitaba confirmarlo. Lentamente subí mi mano hasta colocarlas sobre las suyas. Tan suaves, tan cálidas... era ella. ¡Y vamos! Esa voz tan dulce, tierna y tranquila... es de una sola persona que yo conozco. No pude evitar sonreír. Ya no habían motivos para estar preocupado. Si iban apareciendo de a poco, significa que están todos bien... Y ella está bien. Solté aire con una emoción inmensa, y saqué suavemente sus manos de mis ojos para poder verla. Me puse de pie, y luego me volteé. Sí... ¡era ella! ¡Es Liza!, ¡está aquí mismo! Sana y salva... —¡¡Liza!! —exclamé feliz. prosiguiendo a abrazarla fuertemente. La rodeé con mis brazos por completo. No podía contenerme para nada. La emoción era tan intensa y todo fue tan sorpresivo que... necesitaba manifestarme. Suspiré, y acaricié su cabello con una de mis manos. Me sentía genial, en serio que su aparición le dio un giro de 180 grados a mi día. Luego de medio minuto, la fui soltando lentamente. Lo sé... el abrazo fue un poco largo, pero no me culpen. No la veía hace mucho rato y en serio que estaba preocupado por ella. Es lindo verla de nuevo. —Me alegra que estés bien... estuve preocupado por ti. ¿Por qué estuviste tanto tiempo fuera del mapa? No te pasó nada, ¿verdad?
Dante Antes de que Steve pudiera decir algo, una silueta bastante familiar apareció por el centro y al parecer esa silueta también me había visualizado de vuelta porque de inmediato comenzó a correr hacia nosotros pero entre la impresion... la sorpresa y el alivio no me pude mover, solo pude observar con una sonrisa de tranquilidad y emoción cuando por fin estuvo frente a nosotros, claro.. no sin antes "jugar" con Steve un poco para que intentara a divinar si era ella. Y claro, sin mucho esfuerzo Steve adivinó quien era y rápidamente la abrazó, mi turno tendría que esperar entonces. Así que después del momento de ambos me acerqué a ella cuando se separaron y la abracé yo de igual forma cuando ya me había colocado a su altura — Me alegra que hayas vuelto... — murmuré aún abrazandola y poco a poco la fui soltando al igual que Steve, ya podía estar tranquilo con ella aquí presente. >> Y ahora... al igual que Steve, necesito que respondas esas preguntas, porque si estas bien, ¿no?, no pasó nada grave donde quiera que estuvieses ahora, ¿verdad?
A la vista de aquel par de entrenadores se sumó una figura femenina, que me resultó familiar al segundo de verla —Es Liza, vamos Blastoise, mas rápido... —si no podía avanzar a mi paso, tendría que ver como improvisar— Y es así como terminé montándome a sus hombros, por lo menos ni él se quejaría de que era muy rápido ni yo de que él era lentísimo, no lo culpaba, era una tortuga después de todo, así que al acercarnos a la vista de los tres alcé una mano y empecé a agitarla a ver si había alguien que lograra verme —¡Hola! Algo de contacto social no era malo, después de pasar eones hablando con un Pokémon y no con un humano, eso en pocas palabras era extraño
Sentí las manos de Steve colocarse sobre las mías con delicadeza en algún punto del juego. Aguardó un instante, quizás tratando de aprovechar el contacto para adivinar de quién se trataba, y las separó de sus ojos lentamente. Miré a Dante, quien me devolvió su típica mirada tranquila pero que, al conocerlo tanto a estas alturas, sabía que se alegraba de verme tanto como yo a él. Steve se levantó entonces y yo llevé mis manos tras la espalda, entrelazándolas mientras deseaba ver su reacción, y no pude si no sonreírle con alegría al hacer contacto visual con él al fin, tratando de aparentar molestia por el juego fallido. —¡Oye, que conste aue eso es trampa! Tenías que decir primero mi nombre y después girart... Pero las palabras desaparecieron de mis labios al sentir sus brazos rodearme por completo, apegándome hacia él. Sorprendida, tardé unos segundos en procesar su tierno gesto, llevando entonces mis brazos hasta devolverle el abrazo con cariño. Escondí mi rostro con ese matiz rojizo que siempre lograba sacarme con sus reacciones, apoyando mi cabeza en su hombro. —Yo también me alegro de verte, Steve... —le susurré al oído, sintiendo una de sus manos acariciar mi cabello. El ardor en mis mejillas se acrecentó, y me pregunté si Steve notaría lo nerviosa que me encontraba en ese instante en verdad. Sus brazos fueron alejándose poco a poco poniendo fin al abrazo, y yo no tuve más remedio que hacer lo mismo. Mantuve una sonrisa aparentemente tranquila tan solo como fachada, mientras trataba de escuchar sus palabras. "Me alegra que estés bien... estuve preocupado por ti. ¿Por qué estuviste tanto tiempo fuera del mapa? No te pasó nada, ¿verdad?" No pude evitar reconfortarme un poco al escucharle hablar. ¿De verdad se había preocupado tanto por mí? Antes de siquiera poder responderle desvié la vista al sentir a Dante acercarse también. Me lancé a sus brazos de la misma forma sin aguardar un solo instante. "Me alegra que hayas vuelto" Le oí murmurar en medio del abrazo, y al separarme le revolví el cabello con cariño. —Tranquilo Dante, no creerías que te ibas a librar de mí tan fácilmente, ¿verdad? —reí sacándole la lengua, bromista. "Y ahora... al igual que Steve, necesito que respondas esas preguntas, porque si estas bien, ¿no?, no pasó nada grave donde quiera que estuvieses ahora, ¿verdad?" Desvié la vista hacia otro lado rascándome la mejilla como quien se hace la desentendida, tratando de buscar las mejores palabras para hacerles saber todo lo ocurrido sin llegar a preocuparles demasiado. Pero creo que eso era bastante difícil de hacer, por no decir imposible. —O-oh pues... ¿queréis saber la versión para que os quedéis tranquilos o... queréis saber la verdad? —pregunté, avisándoles de antemano y alternando la vista de uno a otro. Pero las miradas que me devolvieron fueron suficientes para hacerme entender que hablaban completamente en serio, y dejé a un lado las bromas para contarles toda la verdad—. Os lo contaré todo entonces, pero dejadme que me siente con vosotros, porfa, siento que de un momento a otro voy a llegar a mi límite. Me duele todo. Con una pequeña risa cansada me hicieron hueco para tomar una de las sillas y sentarme con ellos, no saben lo que mi cuerpo agradeció poder sentarse al menos por unos instantes. ¿Cuánto tiempo llevaba de pie sin descansar? Ya ni siquiera lo recordaba. Apoyé los codos en la mesa y recargué la cabeza por unos instantes para ver por la ventana, comenzando así el largo relato que les tenía preparado. —¿Recuerdan quién era Iota, la científica loca del equipo Gamma? Pues bien... todo tiene que ver con ella. Digamos que... todos estuvieron en peligro sin llegar a darse cuenta. Contenido oculto Seguiré en otro post porque entonces este se va a hacer demasiado largo, sorry >-< xD
Dante Reí ligeramente cuando escuché lo que me dijo, pero sin dejar de darle importancia a lo que ya le había preguntado Steve porque al parecer no quería explicar mucho o simplemente quería decir las cosas de la manera menos preocupante posible para nosotros, pero dudaba que eso fuera posible realmente ya que sin alguna explicación ya estábamos preocupados por todo. Así que una vez que nos sentamos de nuevo para que Liza pudiera estar más cómoda al contarnos todo y a lo lejos, antes de que Liza comenzara a hablar noté como Rojo había aparecido en escena y me limité a saludarlo con un pequeño saludo, si se quería acercar pues... que se acercara, no importaba mucho, y ya después volví a prestarle atención a Liza. "¿Recuerdan quién era Iota, la científica loca del equipo Gamma? Pues bien... todo tiene que ver con ella. Digamos que... todos estuvieron en peligro sin llegar a darse cuenta." — ¿Nadie supo que estaba en peligro? — pregunté algo confuso — ¿Qué estaban haciendo realmente con Iota?
Tierra firme. Un vuelo ya rutinario, las dos ciudades eran de las más frecuentadas por mí, Archeops se sabía el recorrido de memoria. —Baja aquí, Archeops. La base está muy cerquita, seguiré a pie... —El pájaro obedeció tranquilo. Lo regresé a su ball, y busqué el lugar. Fueron cinco minutos de paseo, los cuales agradecí, el tiempo era estupendo. Allí en la sede, me dieron los puntos obtenidos durante la exploración y me informaron de que los pokémon habían vuelto a partir. Menudos eran, no paraban quietos. ¿Pero qué se podía hacer? Mientras estuviesen a salvo... Contenido oculto "Mientras estuviesen a salvo" -> El arma omega casi les hace fosfatina (???)
Al fin un momento en que ni yo ni Blastoise nos quejábamos del uno del otro —Bueno grandote, acércate —sonreí gentilmente pidiéndole al inicial de Kanto que se acercara al grupo de entrenadores— Obedientemente, el grandullón se acercó tímidamente, aunque estábamos con ellos de una vez, parecía que estaban conversando algo importante así que decidí quedarme callado para no faltar el respeto, o tal vez ponerme al tanto
Steve Stone. —¡Oh por Dios! —exclamé, angustiado—. ¿La loca que vivía obsesionada con los espejismos? Liza, por favor dime que no te tocó ni un pelo... No lo tiene permitido, ¿eh? A continuación, Rojo hizo acto de presencia luego de que Dante lo viera a lo lejos. ¡Vaya! No lo veía hace un buen rato, lo saludé silenciosamente con una seña, puesto que la conversación seguía su curso. Lo saludaré como es debido después de que termine esto, aunque debo admitirlo... no quiero que termine muy pronto. Es Liza, y no la había visto hace mucho tiempo, en serio que quiero pasar rato con ella. Tomé aire hondamente. Quizá andaba más cursi de lo usual, pero no me avergüenzo de eso. La vi después de mucho y es lo que en realidad me importa. La miré fijamente a los ojos para continuarla escuchando.
Si no hubiese sido porque estábamos tratando con un tema relativamente serio, me hubiera echado a reír en aquel mismo instante. ¿Y tú querías contarles la historia al completo sin llegar a preocuparlos? Buen trabajo, Liza, sin duda tienes el don de la palabra. —Sí, la misma Iota que viste y calza, al parecer. Puedes estar tranquilo, Steve, ella no me hizo nada. Estoy aquí después de todo, sana y salva, ¿no es así? —acentué, con una pequeña pero sincera sonrisa, tratando de calmar un poco el ambiente que yo misma había provocado. Rojo había aparecido instantes después y tomó asiento junto a nosotros, le saludé y volví de nuevo a la historia—. Nadie sabía que supuestamente estábamos en peligro hasta que la mismísima Iota nos lo hizo saber, Dante. Y digo supuestamente porque... bueno, ya lo entederás, creo que es mejor empezar desde el principio para entenderlo bien todo. >>Sabemos que Iota, la científica loca del equipo Gamma, estaba obsesionada con los espejismos. Allá donde aparecían allí estaba ella, pero nunca nos llegamos a imaginar qué estaría maquinando con todo esto. Fue entonces cuando Ian recibió un mensaje de la mujer, pidiéndole ayuda. Había logrado descontrolar los espejismos de tal manera que se escapaba de su control, y necesitaba toda la ayuda posible para solucionar esto. Toda la ayuda posible y cinco pokémon pertenecientes a la región de Kalos, claro, los llamados pokémon espejismo. Y sonará extraño, ¿para qué necesitaba nuestros pokémon? Según ella, para cerrar el portal por el que el mundo espejismo estaba siendo descontrolado. Y allí fuimos, tal y como Iota nos lo había pedido, sin sospechar sobre sus verdaderas intenciones ocultas. Por un momento me detuve, recordando entonces el inicio de todo. Aún me acordaba de cómo me encontré a Ian tirado en medio de ciudad Acrílica, y cómo me puse a molestarlo picándolo con un palito. Lo usual, vamos. Era divertido pensar en que aquel simple encontronazo con el chico pudiese haberme llevado a una emocionante y a la vez aterradora aventura como lo había sido esta. Enfoqué entonces la mirada en los ojos de Steve, hallando otro recuerdo en el que él sí que estaba presente. —¿Recuerdas aquella aventura tan genial que tuvimos Ukita tú y yo hace tanto, los tres portadores de los perros legendarios? Me acordé de vosotros cuando tuve que volver a subir de nuevo el Sendero Arcoíris, pero esta vez a pie, y con pokémon enfurecidos custodiando la entrada a la ahora Torre Espejismo, donde todo se encontraba distorsionado e irreconocible. La subida al sendero fue mucho más difícil que la última vez, y fue entonces cuando descubrí que Chad, Hubert y Effy nos acompañaban igualmente en esta aventura. Al llegar a lo más alto supimos que allí se encontraban Tornadus y Thundurus, los pokémon legendarios de mi región. ¡Y tuve la oportunidad de enfrentarme a Thundurus y todo, era enorme e intimidante y y...! —llegados a este punto era tal mi emoción que me desvié totalmente del asunto, y llevé una de mis manos a la cabeza con una risilla nerviosa, disculpándome por ello. Continué—. Chad y Effy acabaron capturándolos, y una vez llegamos a lo más alto de la torre, allí nos esperaba Iota y su portal. Depositamos nuestros pokémon tal y como nos pidió, pero entonces... la verdadera personalidad de Iota salió a relucir. Nos había engañado por completo, y utilizó a nuestros pokémon para poder entrar al mundo espejismo. No estábamos en peligro en realidad, nosotros mismos al haber caído en sus redes, habíamos acabado por estropearlo todo. La historia era larga de contar, y ellos lo sabían bien. Pero al volver a mirarlos, supe que querían acabar por saber qué ocurrió, quizás incluso, averiguar qué fue de Iota. Iota... A pesar de todo, me entristecía cómo había acabado todo, cómo había acabado ella... Agité mi cabeza para evitar desconcentrarme de nuevo, y volví a prestarles atención. —Yo acabé por enfrentar a Iota con mi equipo, intentamos pararle los pies cuanto antes entre todos, mientras que Hubert y Effy se enfrentaron a sus ayudantes. Conseguimos vencerles, pero escaparon hacia el mundo Espejismo. Pronto todos nos vimos inmersos en aquel extraño mundo formado por todas y cada una de las partes de Galeias unidas como uno solo. El volcán Barniz fusionado con el lago Helado, la pradera Arte llena de cuevas y al fondo todo cubierto de casas, todo parecía cambiar mientras te movías, mostrándote los lugares donde hayas estado. Encima de nosotros había miles de vórtices que te llevaban a cualquier lugar de Galeia incluso, era impresionante. >>Al final del todo, los legendarios Xerneas y Yvetal nos esperaban junto a una deforme masa de oscuridad. Tuvimos que enfrentarnos a ellos, mientras Ian trataba de detener a Iota con otra batalla, pero unas extrañas células hicieron acto de presencia. A pesar de haber derrotado a los legendarios, las células se formaron de tal forma que crearon al mismísimo Zygarde, y este a su vez absorbió a ambos pokémon hasta volverse prácticamente invencible. También se llevó consigo a Iota. A estas alturas, sentí que todo estaba perdido, no conseguíamos causarle demasiado daño y nuestros pokémon no aguantaban más. Cada vez la oscuridad iba inundando más y más zonas, y pronto acabaría por repetir el mismo proceso en el mundo real... Me asustaba mucho pensar que nos lo jugábamos todo en esta batalla, pero gracias a Arceus... conseguimos darle la vuelta a la situación. >>¡Vencimos a la oscuridad, a Zygarde, y Chad y Effy capturaron a los legendarios! Sí, esos dos estaban que se salían, qué se le iba a hacer. El núcleo espejismo fue destruido e Iota liberada, pero algo... algo extraño sucedió entonces. —Iota pronunció el nombre de Tau, así llamó a aquella masa de oscuridad que formaba el núcleo, antes de que este desapareciese por completo. Nos sorprendimos al ver que Iota no volvió a ser la que era. Iota... está muerta, al menos su cuerpo lo está. Ella se ha quedado allí, en el mundo espejismo, se ha quedado para pagar por todo lo que había hecho, para enmendar su error y así devolver al mundo espejismo a su forma natural, para evitar la catástrofe que ella sola había logrado causar. Iota nos regresó a Galeia y así fue como acabé en el parque de las afueras del centro Pokémon, magullada y agotada. Y... ¡fin! Tomé una gran bocanada de aire y apoyé mi cabeza en la mesa, sin fuerzas prácticamente. Aún a pesar de todo, sonreí, observando por la ventana el hermoso atardecer en ciudad Acuarela. La sensación de haber salvado al mundo hacía unas horas atrás no tenía precio. —Y pensar que hace un rato podíamos haber desaparecido todos, podría haberos perdido... No sabéis el alivio que me ha dado veros a todos de nuevo...
Dante Y después de nuestras nuevas preguntas Liza comenzó a contarnos toda la historia desde el origen de todo, pero de cierta forma no me sorprendía que Ian fuera el que los hubiera llevado a todo el tema de los espejismos con Iota, aunque también me resultaba curioso como Iota se debió de haber mantenido para que ninguno se diera cuenta que estaban cayendo directamente en su trampa, ¿tan desesperada la debieron haber visto? ¿tan buena era actuando esa científica?, al parecer... sí. No quería imaginar como todos ellos habían reaccionado al darse cuenta de las verdaderas intenciones. Otra de las cosas que me habían llamado la atención de todo su relato era que ese mundo podría llevarlos a cualquier parte de Galeia y de hecho, como había dicho Liza debía ser impresionante ver eso con tus propios ojos, además de que mi imaginación no era tanta como para imaginarme los lugares de Galeia completamente fusionados y demás como ella lo había explicado. Pero todo eso quedaba de lado ante el misterio de Tau y que... al parecer Iota físicamente ya no existía y ahora se encontraba fusionada con el mundo espejismo para ayudarle a ser lo que era antes — Así que... Tau... fue corrompido e Iota lo remplazó para enmendar sus errores y que todo volviera a la naturalidad.. — murmuré algo confuso — Ustedes si que saben como meterse en situaciones complicadas... pero lo más importante es que ustedes están sanos y salvos. >> Por darte un ejemplo... no creo que ni Steve o yo estuviéramos bien sin ti por estos lugares, así que... me alivia bastante verte aquí como ya te he dicho antes, y espero que te quedes un poco más antes de volver a desaparecer de nuevo.
Aquella historia simplemente me dejó muy interesado... ¡Vaya! El mundo espejismo... Normalmente solo se hablaba de él en libros u otras recopilaciones, pero ver a quienes lo han visto en persona ya era otro nivel del que lamentablemente no iría a pasar El hecho de que Liza estuviera a punto de morir también me asombró, en estas misiones las apuestas se llevan a grandes alturas, y los riesgos son grandes, y eso lo entendía, ya lo había vivido en carne propia durante el suceso con el Arceus oscuro, no llegué a subir el Monte Corona en totalidad, simplemente tenía la mente en blanco de lo que sucedió después que Blastoise y Gallade fueran derrotados, aunque no dejaba de pensar en eso aún, pero forzar la memoria solo me traería mas confusión. Volvieron a aparecer los legendarios, esta vez siendo Xerneas, Yveltal y Zygarde, los míticos de Kalos esta vez, habiendo sido ya capturados, lo que me dejó mirando a la nada, debería ser mas aventurero, pero sabiendo mi suerte... ¡No no no! Debo ser positivo, pero... A mi nivel actual simplemente no estoy a la altura de desafiar a alguien, así que me quedé en silencio viendo a los otros tres entrenadores, a punto de estallar en un manojo de nervios y negatividad, me contenía, pues no quería arruinar el momento, debería quejarme menos, pero es mas fácil decirlo que hacerlo
Steve Stone Sonreí enternecido al escuchar como Liza relató nuestra travesía en el Sendero Arcoiris junto a Ukita. ¡Qué recuerdos aquellos! Los extrañaba mucho, a decir verdad. Aún era algo novato en ese momento de mi viaje, ¡y pasaban tantas cosas! Extraño un poco eso. Aspiro que el futuro vuelva a ser así: lleno de eventos. Continué escuchando la historia y... ¡wow, wow, wow!, ¿osea que Effy y Chad (...no sé muy bien quién es él, pero igual) no solo atraparon a Thunduros y Tornadus sino también a Xerneas e Yveltal? ¡Oh, vamos! Dejen un poco para el resto, ¿eh? Uno acá apenas logra evolucionar poco a poco su equipo. ...ya, sí. Lo admito. Sentí un poco de envidia. Pero es que... ¡encontrarse dos veces con un par de legendarios y capturarlos los dos mismitos! Eh... bueno. Bien por ellos. Merecidos lo tendrán. Baja las revoluciones, Steve. Trata de bajarle a los niveles de competitividad. Seguí escuchando a Liza, y cuando ésta terminó de hablar, quedé helado. O sea que sí... sí estuvo en peligro. Su vida se vio amenazada en un momento, y yo... yo ni siquiera estaba enterado y quién sabe si podía hacer algo para evitar que estuviera parada en esa situación. Suspiré pesadamente. La vida a veces pasa muy rápido... y no siempre te da segundas oportunidades. Y la verdad es que esta la vi como una segunda oportunidad. Liza acaba de aparecerse frente a nosotros... frente a mi, diciendo que salió ilesa de todo. Nadie sabe que puede pasar el día de mañana, creo que tengo que dejar de pensar tanto las cosas. Si la vida te da limones, tienes que preparar tu limonada antes de que éstos se dañen. Avancé un par de pequeños pasos para acercarme a Liza. Tomé lentamente sus manos, y las observé por un momento, con un semblante melancólico. Masajeé sus palmas con mis pulgares, sintiéndome realmente agradecido en mi interior por que pudiese estar aquí, con nosotros... sana y salva. Entonces, levanté la cabeza para mirarla a los ojos. Ahí estaba ella, quieta y en silencio, al igual que los entrenadores que nos acompañaban. Dejando una de sus manos libres mientras que la otra la mantenía sujeta, levanté mi mano derecha y la pasé por sus cabellos lentamente, y una pequeña sonrisa apareció en mi rostro. Su cabello... tan suave, tan brillante... y vaya que olía bien. Todo lo que tenía que ver con ella era tan perfecto. No desearía que fuese de otra forma. Finalmente, me fui inclinando lentamente hacia adelante, y al estar a tan sólo centímetros frente a ella, cerré mis ojos y comencé a separar lentamente mis labios, para unirlos con los de ella. Y así, estuvimos unidos físicamente por un par de segundos, que para mí fueron los mejores segundos de toda mi vida. —Me alegra en serio que hayas llegado ilesa luego de todo eso... —dije, al finalizar el beso. Luego procesando un poco lo que acabo de hacer, por mero impulso, continué—. D-disculpa eso, es sólo que... sentí que necesitaba hacerte saber esto de alguna forma, porque me aterra la idea de que no pueda hacerlo en otro momento.
—Vaya... —debo de admitir que lo que acabo de ver me pareció sorprendente— A fin de cuentas me enteraba que Steve le tenía sentimientos a Liza y eso me parecía tierno, demasiado, mucho, kawaii. Me reí un poco por como la ternura me había hecho sacar de aquel torbellino que tenía para mi mismo de sentimientos negativos y todo lo demás. Por otro lado, me hacia recordar mucho a mi mismo hace ya un tiempo atrás, cuando conocí a Mizuki y bueno, ya sabemos lo que pasó... Hasta le agradezco a Liza a sol de hoy por la gran ayuda que me prestó con ella, no iba a negar que la echara de menos. Blastoise miraba confundido todo esto, no parecía entender, por lo que me miró buscando una explicación —Eso se llama amor, mi querido amigo cañonero —me reí un poco viéndole razonar y pensar, a lo que asintió con una bonachona sonrisa— Me alegro que lo entiendas El inicial acuático asintió sonriendo torpemente, mirando a ambos entrenadores, teníamos en frente a una pareja ya casi formada
Al acabar de contar aquella historia de tamaña magnitud, al ver sus rostros sorprendidos, curiosos, tratando de hacerse una idea del mundo que les había acabado de mostrar con mi relato, me sentí por un instante como toda una buena narradora. Sí, sabía que bromear con una experiencia cercana a la muerte no era algo habitual, pero no sentía la necesidad de darle más importancia a algo que nunca había llegado a ocurrir. Ahora estaba en Galeia de nuevo junto a mis amigos, y ya nada podría quitarme esa alegría del cuerpo. Todo había acabado, ya no había por qué preocuparse. Dante me sacó de mi ensimismamiento con sus palabras acerca del relato, y no pude evitar sonreír. Sentí la necesidad de ir a molestarle a modo de juego (algún día le regalaría una gorra solo para poder quitársela después y cumplir mi venganza), pero esa acción nunca llegó a cumplirse. Algo hizo que desviase mi atención por completo hacia otro lado. O mejor dicho, alguien. Pude apreciar la figura de Steve ahora situada frente a mí, acariciando las palmas de mis manos sin despegar la vista de ellas, con mucha delicadeza y suavidad. Ladeé la cabeza ante su acción sin llegar a entender el porqué, reprimiendo las cosquillas que me daba el solo hecho de pasar sus dedos por mis manos de esa forma. Él no me miraba, y aquello me confundió aún más. Mantenía su vista posada sobre mis manos con un semblante que, desde mi posición, me fue difícil definir. Por un instante me preocupé, y sentí la necesidad de que me mirase a los ojos para comprobar si de verdad todo estaba bien. ¿Acaso... había dicho algo malo sin darme cuenta? ¿L-le había ofendido de alguna forma? Traté de articular alguna palabra, la que fuese, pero nada salió de mis labios en aquel mismo instante. Me quedé paralizada en el sitio, sin saber cómo reaccionar al sentir a Steve acariciar mi rizada cabellera, manteniendo la mirada en sus ojos, guardando un silencio absoluto. El corazón comenzó a golpetearme fuerte contra mi pecho mientras que a su vez, poniéndose de acuerdo, un notable y molesto rubor abarcó mis mejillas por completo. No me hice a un lado en ningún momento cuando el chico comenzó a acercarse hacia mí, con una sonrisa en sus labios, pero tampoco fui capaz de reaccionar lo suficiente. Traté de articular unas palabras cuando tuve el rostro del chico a escasos centímetros del mío, casi en un susurro inexistente. —S-Steve, ¿qu- Pero, como si de una respuesta se tratase, Steve silenció mis palabras con un pequeño beso en los labios. *** Mantuve la mirada en mis rodillas, las mejillas ardiéndome con furor. No fui capaz de levantar la cabeza, simplemente me quedé allí, jugueteando con mis dedos de manera nerviosa, sin saber qué decir o hacer al respecto. La timidez se acentuó aún más sabiendo que Rojo y Dante, y por qué no toda la cafetería en general, podrían estar mirándonos en aquel mismo instante. Podía notar su respiración algo agitada; él también estaba nervioso. Quizás, por ese motivo, no solté su mano en ningún momento. "D-disculpa eso, es sólo que... sentí que necesitaba hacerte saber esto de alguna forma, porque me aterra la idea de que no pueda hacerlo en otro momento." En ese momento, el corazón me latía con tanta fuerza que yo misma podía escucharlo retumbar en mi interior. Sus palabras hicieron que alzara la cabeza, encontrándome con el chico justo donde estaba antes. Le miré, sorprendida, y fue entonces cuando acabé por darme cuenta de todo. Si en algún instante había tenido dudas sobre lo que sentía por Steve, todas fueron disipadas con aquel beso. Me había abierto los ojos de alguna manera, pero lo agradecía internamente. Ahora podía decir, sin miedo al error, que había acabado enamorándome de Steve Stone. Y me llenaba de alegría saber que se trataba de algo recíproco. —Chicos, si no os importa, iré a cambiarme un momento y a darme una ducha, para despejarme un poco. ¿Vamos a cenar después de eso? ¡Así podremos cumplir la promesa de la pizza todos juntos, Dante! —exclamé, con una sonrisa de evidente felicidad plasmada en mis labios, obviando el evidente desconcierto de Steve. Di la vuelta para encaminarme hacia las habitaciones pero no llegué a alejarme lo suficiente. Toqué el hombro del chico al estar tras su espalda, llamando su atención, deseando que se diese la vuelta para poder verlo de nuevo. Y así lo hizo, casi al instante. Agarré el cuello de su camisa con suavidad y lo atraje hacia mí, sin dejarle tiempo para reaccionar. Me incliné un poco de puntillas frente a él, y acerqué mis labios hacia los suyos por segunda vez, dándole un corto beso como respuesta a todas sus preguntas. Al separarnos a los pocos segundos le regalé una sonrisa mucho más tranquila y segura que antes, conservando aún ese rastro carmesí en mis mejillas. Siempre había pensado que una imagen valía más que mil palabras, ahora podía aplicarlo perfectamente. —Espero que al menos esto te sirva de respuesta por ahora. Luego hablamos, ¿vale? Este sitio está demasiado concurrido —le susurré, en un tono confidencial donde tan solo él me llegase a escuchar, con un deje de diversión en mi voz. Agité mi mano para despedirme y me retiré hacia las habitaciones, dejando a los tres chicos reunidos en la cafetería.
Dante La situación que se había presentado había resultado algo incómoda, tal vez solo porque sentía que era algo que no debía de haber visto para dejarles su espacio y demás, pero había sido algo inesperado para todos a fin de cuentas, este día me había enterado de muchas cosas con referencias al amor y realmente no sabía como sentirme al respecto. Así que lo máximo que había podido hacer era sonreír con incomodidad y la sorpresa presente hasta que Liza dio un cambio de tema totalmente radical para hablar sobre la pizza que le había prometido desde tiempos que no me apetecía recordar ahora, y aunque era extraño que quisiera comer eso a estas horas, nunca se le decía que no a una pizza. — Así que... — carraspee levemente una vez que Liza se fue — ¿Desde cuando te gusta Liza? — pregunté con una pequeña sonrisa curiosa, recargandome en el respaldo de mi asiento esperando su respuesta
Miraba algo incomodado el suelo, al igual que Blastoise, así que para evitar sentirme mal por él lo regresé a su Poké Ball —Regresa, cálmate un poco y no te duermas por favor... —me reí un poco para tratar de despejar mi mente de la incomodidad— Normalmente ese tipo de situaciones era algo mas privado, y que necesitaban su espacio, aunque no me lo esperaba, podría esperar acontecimientos extraños, pero no ese tipo de situaciones amorosas. Cambiando de tema, Liza habló de pizza... Pizza... Pizza —Por favor piensa con la mente y no con el estómago... —me regañaba a mi mismo, ¿Que persona sobre la faz de la tierra negaría semejante platillo? Nadie supongo— Esperaba que Blastoise ni Hawlucha escucharan lo de la comida, capaz que saldrían de sus Balls y se comerían todo lo que tuvieran al frente, debería dar el ejemplo a mis luchadores y no ser glotón... Nah, a quien engaño, comer es uno de los grandes placeres de la vida
Steve Stone. Phanpy quedó con la boca completamente abierta. La papita cayó al suelo, pero él ni de eso se percató. El beso le cayó de sorpresa hasta para él. Liza, por su parte, dijo lo siguiente: "Chicos, si no os importa, iré a cambiarme un momento y a darme una ducha, para despejarme un poco. ¿Vamos a cenar después de eso? ¡Así podremos cumplir la promesa de la pizza todos juntos, Dante!" Oh, no. No, no, no. No puede ser... metí la pata. Liza dijo eso para no comportarse muy ruda, pero fue como en esa película, donde el chico le dice "Te amo" y ella le respondo "Ehh... ¡voy a tomar un taxi!". Tragué saliva con gran nerviosismo. Metí la pata, y encima en público. Moví los ojos de un lado a otro y percibí como todos me estaban mirando. El beso terminó siendo el centro de atención, y ahora el rechazo pasivo que había sufrido también. Respirando agitamente, sentí como una gota fría de sudor se deslizó por mi mejilla. Oficialmente estaba petrificado. Creo que lo que corresponde ahora es pedirle disculpas antes de que se vaya y... Y mi mente quedó en blanco de nuevo. Liza me tocó el hombro mientras pasaba detrás mío, y pillándome algo desprevenido, me atrajo hacia ella rápidamente y ahora fue ella quién me dio un beso. Un muy dulce beso, a decir verdad. "Espero que al menos esto te sirva de respuesta por ahora. Luego hablamos, ¿vale? Este sitio está demasiado concurrido" Sentí como una especie de fogonazo en el pecho al escuchar esas palabras, y sin tener como evitarlo, sonreí casi de manera instantánea. Suspiré, muy feliz debo decir, y asentí ante su propuesta. Mi sonrisa se fue engrandeciendo lentamente, a medida de que iba procesando todo, y sentí como una especie de cosquilleo en el estómago, muy agradable si soy sincero. Entonces... también le gustaba a ella. Era recíproco. Todo este tiempo, la chica que me gustó, resultó también sentir esa misma atracción por mí. Acababa de confirmarlo, y no fueron necesarias las palabras... sólo gestos. Muy lindos gestos. Suspiré, anonadado. Creo que esta ha sido la mejor sensación que he sentido en toda mi vida, desde que capturé a Raikou. Me sentía pleno. Quería pegar un salto y alzar mi mano en señal de celebración. ¡Le gusto a Liza White, señoras y señores! —Ella... ella es... Ella es fantástica —susurré, fascinado. Volteé a ver a Dante y a Rojo. Ellos habían estado junto a nosotros y también fueron espectadores del beso. Espero que no se hayan sentido muy incómodos, en serio que esa no era la idea. Me disculparé un poquito después eso sí. Ando demasiado emocionado ahora y solamente podía pensar en lo que acababa de ocurrir, en serio que fue perfecto todo. No pensé que hoy iba a ser el día, pero fue sin duda, una sorpresa realmente increíble. No la cambiaría por nada del mundo. —Chicos, ya vuelvo. Voy a cambiarme para la noche de pizzas. ¡Nos vemos en un par de minutos! No alcancé a responder la pregunta de Dante. Es como si el mundo entero a mi alrededor hubiese desaparecido. Yo estaba transportado a otro lugar, me sentía como en las nubes, y eso en serio que se sentía genial. Subí corriendo por las escaleras. Debía darme una ducha y ponerme ropa pintosa para lucir. Tenía que verme guapo para ella. Estaba tan en las nubes, que me había olvidado que Phanpy estaba robando comida ajena. Éste, por su parte, me siguió con la mirada y luego, recogió la papita que se le había caído al suelo como si nada hubiese pasado. El elefantito sabía que estaría bien con Dante mientras esperaba, al fin y al cabo, él fue su entrenador anterior.