Ciudad Acuarela

Mimi Honda

Después de recuperar fuerzas con un opíparo desayuno en la cafetería, regresé a la habitación que había compartido con Emily y me eché en la cama nada más quitarme los zapatos. No me dormí, sin embargo. Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para poder conciliar el sueño.

—¿Cómo estará Effy?— me pregunté en voz baja, mirando el techo.— Debí haberle preguntado a Hubert cuando tuve la oportunidad. Quiera o no reconocerlo me preocupa...

Ugh. Me volví hacia el lado derecho, recogiendo las piernas. ¡De verdad que yo no le había dicho nada! ¡Simplemente estaba molesta y le espeté cosas que eran perfectamente ciertas, su reacción había sido exagerada!

Y sin embargo no me lo podía quitar de la cabeza. Y no era lo único, por desgracia. De un modo u otro, siempre acababa por conseguir alejar a la gente cuando supuestamente eso era lo último que quería hacer. Si tanto aborrecía la soledad, ¿por qué me empeñaba a apartar a todo el mundo? ¿Era masoquismo? ¿O sencillamente no había muchos que pudiesen aguantar mi carácter orgulloso? ¿Por qué no podía ser sincera y afrontar mis sentimientos?

A veces ni yo misma lograba entenderme.

Como cuando Emily me había dicho que era importante para ella... y yo simplemente antepuse mi barrera como si fuera algo de lo que debía defenderme. ¿De qué quería protegerme exactamente? ¿Por qué no había podido decirle que ella también era importante para mí? Otras emociones, sin embargo, eran sencillas de mostrar. Naturales. Casi... mecánicas. La ira era una de ellas. Y el bastardo de Henry era un ejemplo... Le hubiera cruzado la cara de una patada si no estuviese ya dentro del coche patrulla.

Pero no se trataba de eso.

—Idiota—musité nostálgica, con la mirada fija en ninguna parte.

¿Dónde estaría él y que estaría haciendo ahora? Le echaba de menos. Echaba de menos sus estupideces y sus tonterías. Echaba de menos sus exacerbada arrogancia durante los combates y el corazón noble que a pesar de todo tenía. Daba igual lo mucho que tratara de ignorar ese hecho, daba igual lo mucho que tratase de olvidar que habíamos sido compañeros un tiempo.

¿Por qué no podía disculparme? ¿Por qué se negaba a escucharme?

''Si no eres capaz de ver lo que siento voy a llorar...''

Al igual que Emily, Alpha también era importante para mí... y no podía decírselo.

 

Hubert

Serperior y yo salimos del edificio que servía como Base de las Grutas Bebé, luego de haber dejado allí a Maractus y el resto de los pequeños. En la calle, mientras caminábamos, comencé a experimentar una extraña pero leve sensación de vacío; si bien estábamos rodeados por el sonido de la ciudad, compuesto de conversaciones, motores de vehículos y ecos de pasos, se sentía raro no percibir la alegría de las maracas. Se sentí todo como más silencioso. No me afectaba negativamente, pero sí era extraño. Supongo que me acostumbraría de nuevo.

De pronto, sentimos un ligero temblor. Al principio pensé que se había tratado de nuestra imaginación, pero entonces volvió a ocurrir, esta vez con algo más de intensidad.

—¿Un sismo? —pregunté, mirando a Serperior.

A nuestro alrededor, las personas se habían detenido, alarmadas por el fenómeno. Se miraban entre ellas, formulando la misma pregunta que yo y sin hallar respuestas claras. El único que no tenía la vista fija en su acompañante era, justamente, Serperior… Sus ojos rojizos se hallaban clavados en el cielo. Hice lo mismo y

El vórtice que llevaba a ese extraño mundo, el espejismo, había crecido. Se hallaba un poco camuflado entre las nubes, pero yo pude detectarlo porque conocía de antemano su existencia… De su interior parecían desprenderse destellos…

Entonces recordé las dos esferas de energía que se encontraban luchando al otro lado. La rosa y la oscura. Dos entes terriblemente poderosos. No podíamos permitir que siguieran con su enfrentamiento; de lo contrario, nuestra dimensión sufriría las consecuencias.

—Debemos irnos —le dije a mi inicial.

Él asintió, decidido, y se dejó ser ingresado al interior de su pokébola. Saqué a Pidgeotto nuevamente, quien emergió con la típica expresión de quien ve su sueño interrumpido; tenía las plumas despeinadas.

—Lo siento mucho, de verdad, Pidge —me disculpé, subiéndome con cuidado a su lomo—. Pero estamos en un grave peligro, debemos ir al vórtice de allá arriba.

Al alzar la vista, todo vestigio de sueño en los ojos de Pidgeotto desapareció. Me dirigió una mirada tenaz y asintió, más despierto que nunca. Así, se elevó en pos de alcanzar el vórtice del cielo.

 

La ciudad a la que Skarmory terminó llevándome se trató de Ciudad Acuarela. Fue un viaje innecesariamente largo; realmente, podríamos haber ido a Témpera, que estaba más cerca de la pradera, pero de todas formas no quería volver a mi hogar cada dos por tres, Joy iba a pensar que no tenía tantas ganas de seguir con mi viaje pokémon… y no había nada más que yo quisiera en el mundo.

Por otro lado, venir a Acuarela no era tan malo después de todo… podría comprobar que tal estaban Marill y los demás en las grutas bebé, y tal vez incluso averiguar algo más acerca de los concursos que se desarrollaban en la ciudad. Me interesaban infinitamente más las batallas que los concursos, claro, pero la ronda de batallas especial de los concursos sonaba bastante interesante y era algo que me gustaría probar al menos una vez.

Llegué al centro pokémon de Acuarela, donde un amable Chansey tomó las pokebolas que le ofrecía. Tras guardar a Dragonite en su esférico, entregué a los seis que tomaron parte en la batalla contra Chisp y se los entregué al tipo normal, que de inmediato se puso a sanarlos. Mientras esperaba, tomé asiento en un cómodo sillón del hall de espera y saqué mi Holomisor, pues había sonado durante la batalla indicando que había nuevos mensajes, pero en el momento obviamente no era capaz de leerlos. Uno era de la CSG, pidiendo ayuda sobre un caso nuevo, y el otro era de parte de Hubert, manifestando preocupación y pidiendo que lo llamara en cuanto leyera este mensaje…

Eliminé ambos mensajes sin dudarlo. El de la CSG, porque ya era viejo y acababa de llegarme un mensaje que anunciaba que el caso ya había sido cerrado. Y el de Hubert, porque no tenía ninguna intención de volver atrás en lo que había dicho. Este era mi viaje pokémon, y había sido un grave error el confundirlo con un viaje de diversión y amigos… por suerte logré darme cuenta de ese error ahora. No necesitaba ni amigos ni a nadie… mis pokémon y yo solos estaríamos bien.

Y sin mas, me acerqué a Chansey a ver si mis seis pokémon habían sido sanados ya.

 

Mimi Honda

Y... tal y como pensaba no logré dormir. Ni unos minutos siquiera. Pensando y pensando los segundos se hicieron minutos y mi momento de paz se convirtió en una constante de absoluto aburrimiento.

...

—¿Q-qué estoy haciendo?—me pregunté, irritada y con las mejillas enrojecidas—. Pensar en Alpha no me va a ayudar a nada...

Y tenía razón. Debía hacer algo. Definitivamente no podía quedarme de brazos cruzados y esperar a que las cosas se solucionasen solas. No había podido cumplir mi palabra, sí.. pero aún no era tarde. ¡Podía intentarlo de nuevo ahora que era más fuerte que antes! ¡Eso era lo que iba a hacer, y empezaría destronando a Mine!

Pero...

— Olvidaba que no puedo salir de esta ciudad sin la maldita MO vuelo...— me dije con resignación, molesta— Supongo que ya pensaré en algo. Qué remedio...
>> ¡Vámonos, Chie!

Leafeon, que había salido de su pokéball para hacerme compañía, descendió de la cama y me siguió hasta el mostrador de recepción del CP. Ahora que no tenía nada que hacer, aprovecharía para informarme sobre los concursos de la región. No me vendría nada mal conseguir nuevas cintas.

 

—¡Chan sey! —anunció el tipo normal, haciéndome entrega de las seis pokebolas en una bandejita.

Le agradecí al Chansey y procedí a guardar los esféricos donde residían Blastoise, Dragonite, Florges, Flareon, Gallade y Steelix en su lugar correspondiente.Ya había terminado con mi cometido allí, pero no veía a la enfermera Joy local por ninguna parte… quizás estaba en la sala de urgencias, con algún pokémon herido de gravedad. O quizás era su hora del almuerzo… la cual, a decir verdad, se me había pasado. Tal vez debería pasar por el café del centro pokémon antes de partir.

Pero justo cuando me di media vuelta y me dispuse a alejarme del mostrador, ya con todas las pokebolas guardadas, vi a nada más ni nada menos que Mimi Honda, quien también se dirigía hacia el mostrador y no me había visto tampoco. Pero ahora que me había volteado, sí me vio, y por un momento no supe que hacer… pero ese momento duró sólo un segundo. Recogí mi bolso del suelo, donde lo había apoyado momentáneamente, y me dirigí hacia las puertas del centro pokémon sin una palabra.

 

Mimi Honda

No había apenas nadie en la entrada, algo extraño para ser mediodía. La única persona en el mostrador era una chica de corto cabello rubio... Se hallaba de espaldas, interactuando con el Chansey enfermero y se me hacía terriblemente familiar. Era como si la conociese de algo, como si la hubiese visto antes. No podía asegurar nada mientras estaba de espaldas, así que fruncí el ceño y realicé un minucioso escrutinio.

... ¿Effy? ¡N-no, que tontería! ¿Qué iba a estar haciendo ella en Acuarela? ¡Sería demasiada casualidad encontrarnos en el mismo lugar!

Definitivamente no podía ser. Pero en ese momento, cuanto más convencida estaba de que era absolutamente imposible que los planetas se hubiesen alineado de tal manera, la joven se volvió. Y nuestros ojos sorprendentemente similares se cruzaron por un instante eterno.

...

Oh.

Yo sosteniendo el asa del bolso sobre mi hombro, ella sin tener idea de cómo reaccionar. Parecía... ¿contrariada? Su semblante se tornó sombrío; y en cuestión de segundos había recogido su bolso y se precipitaba rápidamente contra la puerta.

—¡Ah!

¿Qué estaba haciendo? Ya la había visto, era inútil huir.

—¡Effy!— exclamé, llamándola. Mi tono se oyó preocupado, aunque traté de imponer autoridad—. ¿A dónde vas tan deprisa? ¡Intentar huir ahora es demasiado desesperado!

 

Luego de mi fracaso en la Torre Desafío, me quedé pensativo.

—¿Cómo fue que perdimos?—pregunté a mi inicial, quien paseaba tranquilamente, vigilando que no pierda la cordura.

"Vennnnusaur..." comentó el tipo planta, tratando de devolverme los ánimos.

—¿Que fue por ese Dugtrio? No, qué cosas dices, fue una buena estrategia y nada más, necesitamos mejorar... ¿Qué propones tú?

"Venn... Vennnnusaur... Vennusaur"

—Oh vamos amigo, un poco de Frizz! no me hará mejor entrenador, bueno tal vez sí, pero necesitamos algo más que eso.— Di tremendo suspiro y saqué dos latas para llevar mejor el rato, me tomé una y la otra la regué sobre las raíces de Venusaur, últimamente habíamos tomado esa costumbre y sí que disfrutaba tener eso en el cuerpo—. Te vas a enfermar de tanto Frizz!

"¡Venusaur, Venusaur, Vennnn!"

—Hey, tranquilo florecita, yo sé que tomo más pero yo soy humano, ¿va? Ustedes los pokémon tienen sus dietas especiales y todo ese rollo, así que no me vengas con eso de "maldito adicto".

"Venn..."

—Tienes razón amigo— Otro gran suspiro—. Y Dante, seguro lo extrañas igual que yo, ¿verdad? Fue buena idea contratar a uno de esos Delibird para que le lleve el mensaje que estamos bien... Y que lo queremos mucho. Ojalá y le haya llegado ya.

"Sauurr"

—Eres todo un sensible.

Seguimos nuestro recorrido por la ciudad, después de Dante, ese pokémon de la flor en la espalda se había vuelto mi mejor amigo y hasta se podía decir que hablábamos el mismo idioma, ni humano ni pokémon, sino el de dos locos Frizz!

 

Estaba en el umbral de la puerta del centro pokémon cuando Mimi rompió el silencio con aquellas palabras. Creía que había caminado con calma hasta la salida, pero recién ahora caía en la cuenta que había metido un paso apurado para llegar hasta allí, inconscientemente caminando rápido para salir del lugar. ¿Por qué? ¿Desde cuándo me importaba tanto cruzarme con Mimi Honda?

—No estoy huyendo —dije antes de dárme la vuelta y ver a Mimi cara a cara. Iba acompañada de su Leafeon—. Vine a este lugar a curar a mis pokémon, y terminado eso, ya no tengo más asuntos aquí.

>> Debo seguir con mi viaje ahora; tengo pokémon que entrenar, entrenadores que vencer… será mejor que parta cuanto antes.

 

Mimi Honda

Ugh.

Sus palabras eran calmas. Tal vez demasiado. Realmente... mostraba una actitud tan fría y tranquila que me sorprendió.

Mi expresión se relajó, pues por un breve momento no tuve idea de que decir. Esa actitud siempre me había molestado, pero ahora parecía aún más cerrada que antes...

Por supuesto, no era mi intención retenerla, pero había cosas que no alcanzaba a comprender. ¿Por qué tomar una decisión tan apresurada? ¿Realmente quería seguir sola? ¡Nadie quería estar solo!

— Cuando dijiste que no necesitabas a nadie en Isla Caballete... ¿hablabas en serio? —pregunté. Mis palabras no mostraban reproche, al menos no hasta que recordé quien era el más perjudicado en esta situación. Mi ceño se frunció—. ¿Qué pasa con Hubert? ¿No hablaste con él? ¿Te paraste siquiera a escuchar lo que tenía que decirte?

 

—Claro que hablaba en serio —respondí con tranquilidad; creo que era la primera vez que hablaba con tanta tranquilidad ante Mimi, hasta a mí me resultaba inusual—. Yo nunca voy atrás con lo que digo.

Antes de que llegara a decir algo más o que siquiera amagara a intentar marcharme de nuevo, Mimi siguió hablando. O mejor dicho, preguntando.

¿Qué pasa con Hubert? ¿No hablaste con él? ¿Te paraste siquiera a escuchar lo que tenía que decirte?

—¿Hubert? —repetí el nombre, confusa. Ladeé la cabeza examinando a Mimi, como si no comprendiera lo que ella decía—. ¿Por qué debería pararme a escuchar lo que el tenga para decirme? ¿O lo que tengas tú que decirme, en cualquier caso? Ya lo he dicho; no os necesito, ni a ti, ni a él, ni a ninguno de los demás…

>> Cometí un error, Mimi, y ese error fue el creer que esto se trataba de un viaje divertido entre amigos. Fui una tonta, al creer que alguien tan autoexigente, tan demandante y tan egoísta como yo pudiese… no, no es ese mi camino. Mi camino deberá ser en soledad, tal y como lo fue al principio de mi viaje. Y esa… esa es la pura verdad. Así que será mejor que siga con mi camino.

Terminé de hablar sin interrupciones por parte de la Honda. A medida que hablaba, había ocurrido exactamente lo contrario que lo que ocurría cuando Mimi y yo comversábamos por un período largo de tiempo. Cuanto más hablábamos, en general, más acalorada e intensa se volvía la conversación (o mejor dicho, discusión). Sin embargo, con cada palabra que pronunciaba esta vez, mi voz se volvía más gélida, fría, cortante… al punto de que de no haber estado pronunciando yo misma las palabras, no habría reconocido esa voz como mía.

 

Mimi Honda

Escuché a Effy sin dar crédito a lo que oía. ¿Qué demonios estaba diciendo? Estupideces sin sentido, era más que obvio que no quería estar sola. De hecho, era obvio que había comenzado todo esto por alejarse de esa soledad. Si creía que resguardarse de ese modo y huir iba a ayudarle en algo, estaba terriblemente equivocada.

Y sabía de que hablaba... Porque yo solía ser igual. Cuando las cosas no salían como quería, cuando todo se torcía, yo también me resguardaba en el orgullo, la frialdad y me auto-convencía de que aquello era lo mejor para mí... Pero siempre terminaba haciéndome aún más daño.

Ambas éramos muy similares a su manera. Ambas teníamos una pared de hielo alrededor que se reforzaba según que momentos y se derretía según otros... Pero nunca terminaba por desaparecer.

— ¿Es que no te importa?— pregunté, incrédula, sorprendida de un modo no grato—. ¿Qué rayos te pasa? ¡Hubert te—!

Un leve tirón me obligó a cerrar la boca. Se trataba de Chie. Sabiendo que había estado a punto de meter la pata había tirado de mi falda para mantenerme callada. Cuando la miré, extrañada, ella sólo se limitó a sacudir la cabeza.

Tsk!

—Ugh, como sea... —gruñí, poniendo los brazos en jarras y volviéndome para mirar a Effy de nuevo—. ¿Sabes? Haz lo que te de la gana, sigue sola si crees que no necesitas a nadie. Yo no voy a detenerte. No es como si me importara... O como si me hubiese importado nunca.

Me aparté el cabello con el dorso de la mano, reafirmándose en mis palabras.

>>Pero si realmente vas a hacerlo, escucha a Hubert primero. Tiene algo que decirte, y aunque no creo que cambie nada dada la situación y tu total y absoluta falta de empatía... Es algo que deberías saber.

 

—Hacer lo que se me de la gana… es exactamente lo que voy a hacer —reafirmé sin un ápice de duda.

Otra vez con lo de Hubert, no paraba de insistir con ello… ¿qué rayos importaba a esta altura lo que tuviera que decirme él? No llegaba a comprender que era esa insistencia que tenía la joven Honda de que hablara con él; de hecho, ni siquiera estaba al tanto de que ellos fueran amigos o algo por el estilo. No lo comprendía, pero al fin y al cabo, había decidido que tampoco me importaba.

Iba a marcharme, pero me frené en seco. Mimi me había hecho perder precioso tiempo de entrenamiento con esta charla absurda; a lo mejor aún podía sacar provecho de ello.

—Te desafio a un combate, Mimi —solté abruptamente, sin titubear—. Dos pokémon, aquí mismo, afuera del centro pokémon. A no ser que tengas miedo…

 

Mimi Honda

No pude evitar reír, francamente divertida, cuando pronunció sus últimas palabras. ¿Ah?

—¿Miedo? ¿De ti?— pregunté, con un tono de clara burla. Me llevé los dedos a los labios—. Debes estar bromeando, Mimiko Honda no le teme a nada.

Solté, olvídandome por un momento del tema de la conversación. ¿Quería combatir? ¡Por Arceus, que extraño tratándose de Effy! Definitivamente jamás lo hubiese esperado.

Torcí una media sonrisa. Quizás podría sacar algo bueno de todo esto.

>> Muy bien, aceptaré tu desafío porque no tengo nada mejor que hacer— dije, orgullosa—. No obstante, si yo gano, hablarás con Hubert y te pensarás mejor todo esto... Y si no... Pues también lo harás, sólo que podrás tomarte todo el tiempo que quieras disfrutando tu viaje de ermitaña solitaria.

 

Y miré hacia el sol, un poco de calor, sudaba lentamente, pateaba una lata de Frizz! Creo que me siento un poco cansado, no hay de otra, le dije a Dante hey búscame aquí en Témpera, o Pintura o Acuarela, lo que sea. Gorrita, mi cabello está un poco húmedo, creo que es un día caluroso, más de lo normal.

—Vamos, no era una carta tan larga...

Dante, viejo, te escribo para que sepas que nos encontramos de maravilla. Participé en una misión con unos tipos de la policía o algo así, de locos. Ya te contaré sobre eso, al final sí nos sirvieron las tardes de películas.
Por otro lado, probé mi suerte en la Torre Batalla, oh sí que me aplastaron, pero volveré tenlo por seguro.
En fin, no sé dónde estés pero sería bueno que vengas, ven a buscarme en Acuarela, no me moveré, ¡pero apresúrate!

Saludos, Ukita, tu hermano, que te quiere.

PD: Me traes algo de comer.

—Vennusaurr....

—A mí me parece sencilla pero completa, ojalá ya venga.

—Vennnusaur... Venn

—Cuida tus palabras, amigo.

Contenido oculto

*Cuando Mimi acepta el reto de Effy sin más*

 

Simplemente asentí con la cabeza, sin pensar demasiado en lo que había propuesto Mimi, sucediera lo que sucediera. Salimos al exterior y nos encontramos en un campo despejado, sin más que tierra y césped, libre de ojos curiosos. El escenario perfecto.

—Te demostraré… te demostraré que no necesito a nadie más, que estoy bien sola… —musité, pero más para mí que para algún oyente—. ¡Golduck, yo te elijo!


GOLDUCK: Agua (Potente)
Aclimatación: Anula los efectos del clima.
Salud: 177/177 (17)
Fuerza: 251 (74)
Resistencia: 182 (24)
Agilidad: 3/3 (90 de Velocidad) (5)
Movmientos:
-Cabezazo Zen (50 Potencia, Psíquico)
-Aqua Jet (30 Potencia, Agua, necesarios dos puntos de agilidad para esquivarlo) (Usos: 5/5)
-Tundra (Congela al oponente) (Usos: 2/2)
-Afilagarras (Sube 10 fuerza propia, y además garantiza el éxito del próximo ataque) (Usos: 2/2)

 

Después de un trayecto de un par de minutos, habíamos llegado a Acuarela pero no habíamos aterrizado hasta que logramos visualizar a Ukita. Staraptor solo para darse el gusto de sorprenderlo aterrizó justo detrás de él y movió sus alas para hacerlo moverse un par de pasos con una pequeña ráfaga de aire y yo bajé tranquilamente de él — Hola de nuevo — lo saludé con una sonrisa, caminando un par de pasos para acariciar al pokemon tipo planta en forma de saludo.

— Felicidades por ayudar con el caso, pequeño detective — reí levemente y luego recordé lo de la comida — Lamentarás que no traiga comida conmigo pero entenderás que volar con comida.. sobre Staraptor volando a la velocidad con la que lo hace, no es algo.. muy bueno, pero podemos comprar cosas aquí para comer~

@Fabian

 

Mimi Honda

Y así, salimos del Centro Pokémon.

Effy no se pensó demasiado mis condiciones, fue más bien como si ni siquiera me hubiese oído.

Tsk. Mejor para mí, supongo.

—Eso es muy patético, Effy— respondí con pasmosa calma desde el otro lado del campo, cuando la escuché hablar en ese tono tan bajo—. ¡No es a mí a quien tienes que demostrar nada! De hecho ni siquiera es esa la cuestión.
>> ¡Chie, tu turno!

De un salto, Leafeon se posicionó con una mirada serena frente al Golduck rival.

Me estaba tomando todo aquello muy poco en serio. Sí, porque definitivamente era divertido ver como su tozudez carecía de total sentido. Como trataba de auto-convencerse de que era aquello lo que quería cuando era obvio que no.

Era una persona observadora, para mí era sencillo ver esos pequeños detalles que pasarían inadvertidos para cualquiera. No, la cuestión no era demostrar nada... La cuestión era si realmente estar sola era lo que deseaba hacer.


LEAFEON: Planta (Resistente)
Clorofila: Gana un punto extra de agilidad cuando hay sol.
Salud: 130/130
Fuerza: 170
Resistencia: 195
Agilidad: 3/3 (95 de Velocidad)
Movimientos:
-Danza Espada (Aumenta en 20 la fuerza propia) (Usos: 5/5)
-Energibola (60 Potencia, Planta) (Usos: 4/4)
-Detección (evita un ataque sin gastar un punto de agilidad) (Usos: 2/2)
-Rapidez (40 Potencia, Normal; ineludible) (Usos: 3/3)

 

—A ver si esto también te parece patético, Mimi… ¡Golduck! ¡Aqua Jet!


GOLDUCK: Agua (Potente)
Aclimatación: Anula los efectos del clima.
Salud: 177/177 (17)
Fuerza: 251 (74)
Resistencia: 182 (24)
Agilidad: 3/3 (90 de Velocidad) (5)
Movmientos:
-Cabezazo Zen (50 Potencia, Psíquico)
-Aqua Jet (30 Potencia, Agua, necesarios dos puntos de agilidad para esquivarlo) (Usos: 4/5)
-Tundra (Congela al oponente) (Usos: 2/2)
-Afilagarras (Sube 10 fuerza propia, y además garantiza el éxito del próximo ataque) (Usos: 2/2)

 

Dante había estado practicando sus entradas, tan épicas como las mías.
Staraptor aterrizó detrás de mí, aleteando. Mi hermano lucía bien, me saludó y felicitó, pero no me había traído la comida, genial.

—Ohhh está bien viejo, pero sea lo que sea que pidas, ¡que sea un porción doble!—dije, mientras exageradamente me sobaba el estómago, de verdad me moría de hambre—. Vamos por algo de comer por favor.

>>¿Tú que has hecho por ahora?

 

Mimi Honda

Incluso teniendo en cuenta la resistencia del tipo planta al agua, la fuerza de Golduck hizo de aqua Jet una ataque devastador.

— No has desaprovechado la Tarjeta VIP, ¿verdad?— le espeté a Effy, ligeramente molesta—. ¡Chie, resiste y contraataca con Energibola!


LEAFEON: Planta (Resistente)
Clorofila: Gana un punto extra de agilidad cuando hay sol.
Salud: 59/130
Fuerza: 170
Resistencia: 195
Agilidad: 3/3 (95 de Velocidad)
Movimientos:
-Danza Espada (Aumenta en 20 la fuerza propia) (Usos: 5/5)
-Energibola (60 Potencia, Planta) (Usos: 3/4)
-Detección (evita un ataque sin gastar un punto de agilidad) (Usos: 2/2)
-Rapidez (40 Potencia, Normal; ineludible) (Usos: 3/3)