Ciudad Acuarela

Y después de entregar la última golosina, tomé asiento frente a Steve riendo levemente al escuchar el apodo que me había dado su madre, la señora Stephanie. Un curioso apodo en realidad, ¿por qué en algún momento ella habría pensado que mi nombre era ese?

— Estoy perfectamente — dije recalgandome en el respaldo de mi asiento — Y por aquí todo ha estado muy tranquilo... ¿tú que cuentas, Steve? — pregunté después de haber observado como los pokemon de mi amigo cambiaban curiosamente de humor

 

—Sinceramente: nada —respondí avergonzado—. Estuve este tiempo esperando a que anunciaran una fecha para el concurso y no pasó nada, así que me la pasé viendo películas inspiradas en "los grandes coordinadores de ayer y hoy".

 

— Sí... supongo que solo queda que esperes un poco más — dije en un leve suspiro, durante todo el tiempo que estuve aquí no se había anunciado nada sobre eso — Supongo que estas ansioso por que inicien, ¿no es así?

 

Estaba tomando mi chocolate caliente, cuando escuché unas palabras que me retumbaron en todo el oído e hicieron que me olvidara del mundo exterior por un momento.

"(...) supongo que solo queda que esperes un poco más"

El párpado de mi ojo tembló de manera demende, ¿esperar? ¡Oh, pero por el amor de Arceus! Esa palabra me tenía con fatiga, esperar significa rutina, rutina significa monotonía, monotonía significa aburrimiento... ¡No, no, no!

Entonces pestañeé brevemente y salí de mi caos mental. Ahí estaba el hippie, tranquilo como siempre, haciéndome una nueva pregunta. Yo suspiré para relajarme, y proseguí a responderle con tranquilidad.

—La verdad es que sí, ese anuncio estaba un poco engañoso. Es como esa vez que pusieron cerca de mi casa un letrero que decía: "Pronto, algo que cambiará tu vida". Parece que iba a ser un centro comercial, y luego pasaron los años... y quedó el cartel ahí, creo que lo cancelaron.

Contenido oculto

Lo del centro comercial es una historia real x'D

 

Y de pronto Steve comenzó a tener una clase de...¿tic? en su ojo, no estaba acostumbrado a ver esa clase de cosas y no me imaginaba que pasaba por su cabeza en esos momentos, así que solo quedaba pensar que lo que haya dicho no lo hubiera molestado y esperar a que solo respondiera y comprobar si él estaba bien o no. Para mi suerte, Steve se recuperó un segundo antes de responder a mi segunda pregunta, ¿que habría pasado?

— Hay cosas que... como decirlo...— llevé una de mis manos a mi nuca intentando colocar mis ideas en orden — Todavía no es necesario que aparezcan en la vida de uno... imagina que hubieran construido ese centro comercial, tal vez tu madre no te hubiera llevado hasta Tempera cuando querías dejar de ser entrenador y tal vez yo no hubiera podido hablarte para convencerte de lo contrario...

>> Tal vez suene muy fantasioso pero es curioso pensar eso de esta forma

 

—¡Oh! —dije, asintiendo con convicción—. De hecho, tienes razón. ¡Buena esa, Dante!

Proseguí a chocar las manos con el chico para luego dar mi último bocado del desayuno. Luego fui a dejar la bandeja, devolví a gran parte de los pokémon a sus pokébolas, a excepción del glotón Phanpy y Skorupi, al cual ya le había sacado el rollo: Era un bromista pesado.

Y eso se podía confirmar justo ahora, puesto que apenas me di vuelta, vi como Skorupi le ofreció a Phanpy un Pokélito que tenía en sus pinzas, Phanpy lo recibió y el escorpión aprovechó de pincharle la trompa.

—¡Phy, Phanpy! —se quejó el elefantito, llorando.
—¡Koru, korupi! —se rió el bromista escorpión.
—¡Skorupi....! —le regañé, para luego acariciar al elefantito para calmarlo.

Le dirigí una sonrisa con algo de vergüenza a Dante, él siempre era uno de los que más presenciaba las escenitas de mis pokémon.

 

Reí levemente ante la respuesta de Steve, después de que nos chocaramos las manos él ya había logrado terminar su desayuno y yo aproveché para pararme con él y tomar uno de los muffin de chocolate que había allí para dirigirnos a la mesa nuevamente donde logré contemplar una muy curiosa escena, el pequeño escorpión contra el pequeño elefantito, quien había terminado siendo la víctima de una "ligera" broma.

A todo esto por poco había pasado por alto la ligera sonrisa de Steve ante el comportamiento de sus pokemon, a mí realmente no me molestaba ver sus travesuras o que Phanpy se metiera entre mis cosas para lograr sacar comida, en realidad, me era muy divertido ver eso ya que a diferencia de mis pokemon, los suyos parecían coexistir muy a su modo, pero lo hacían.

— Ten, dale esto a Phanpy — dije sin borrar mi sonrisa ofreciendole nuevamente una golosina que ya sabía muy bien que le gustaban — ¿Siempre hace bromas el pequeño Skorupi?

 

—Sieeeeeempre, siempre... —afirmé apretando los labios.

Phanpy recibió feliz el dulce, y antes de que Skorupi se lo pudiera quitar, él le pegó con su trompa para desquitarse. Sin embargo, yo no me había dado cuenta de eso...

—¿Vamos? —le pregunté a Dante, tomando mi mochila para irme del edificio monótono.

 

Cuando me levanté, ya había terminado mi muffin, así que sin mucho problema me acerqué a Steve y le di un leve golpe en la frente, solo para que se relajara un poco y dejara de darle tantas vueltas al comportamiento de los dos pokemon bebe que él poseía... todo esto sin perder la sonrisa divertida en mi rostro.

— Déjalos ser — dije entre un par de risas — Relájate un poco, a fin de cuentas son como unos pequeños niños que seguirán jugando a pesar de los regaños — sonreí ligeramente y coloqué en una bolsa diversos aperitivos por si a Emi se le ofrecían y después de eso volví a acercarme a él

>> Vamos~

 

Tomé aire y solté una corta risa. Salimos al fin a la gran ciudad, y volteé a mirar a todos lados, con la ilusión de ver algún cartel de concurso, pero sólo encontré uno que decía "Muy pronto".
Suspiré descepcionado y volteé a preguntarle al Hippie:

—¿Y tú qué has hecho en este último tiempo?

 

Finalmente habíamos salido del centro pokemon y ahora comenzábamos a estar caminando tranquilamente por las calles y de pronto escuché su pregunta.

— Pues he estado con Emily caminando por aquí y por allá, y pues solo hemos ido un rato a Lienzo antes de volver aquí, fuera de eso no he hecho mucho...

 

—Pero de seguro has hecho más que yo —afirmé, riendome.

Y fue ahora recién que se me ocurrió hacer una pregunta, había estado haciendo nada en tanto tiempo que no sabia del mundo, y quizá Dante podría informarme...

—¡Oye!, ¿has sabido algo de Liza?, ¿y los otros?

 

¡Oye!, ¿has sabido algo de Liza?, ¿y los otros?

Miré a Steve levemente como si estuviera analizando su pregunta y luego de recordar como su madre lo había "molestado" un poco con Liza, solo reí levemente sin poder evitarlo y cuando la bolsa de aperitivos estuvo situada en mi mochila, coloqué mis manos sobre mi nuca — Pues... Liza estuvo aquí un rato pero creo que se ha ido nuevamente, supongo que a hacerle un favor a alguien, nunca se esta quieta, siempre encuentra algo que hacer — sonreí levemente y luego proseguí

— Los otros no se donde estén, pero al igual que Liza... supongo que tardaran un rato en volver

 

Caí en un sueño tan profundo que ni siquiera soñé. Se podría decir que me encontraba perdida en el espacio. Tal vez incluso rodeada de estrellas, pero me sentía perdida. Por un segundo pensé que, tal vez, me había equivocado al venir aquí pero... ¡No! ¿Qué te has dicho siempre a ti misma, Noah? Piensa luego, ¡Actúa! Y yo siempre había querido viajar y descubrir mundo, encontrar nuevos pokemons y conocer mucha gente ¿De dónde habían salido esos estúpidos pensamientos?

Desperté con una sonrisa y con más seguridad en mi misma de la que había tenido en mucho tiempo. Me puse boca arriba en la cama y me estiré dejando mis brazos y piernas extendidos como si fuera una estrella de mar. Al moverme Totodile se apresuró a acomodarse sobre mí de nuevo y Togepi se quedó apoyado en mi hombro. Larvitar, sin embargo, se despertó con mi movimiento y me observó fijamente.

— Hola, bienvenido al mundo real de nuevo — saludé con una sonrisa.

El pokemon simplemente me observó en silencio y bostezó. A veces resultaba realmente desmoralizador.

Escuché la llamada en la puerta y la voz de Emy al otro lado.

— ¡Pasa! — exclamé mientras me incorporaba y cogía a Totodile y a Togepi en brazos para que ninguno se cayera.

 

— Hola — saludé con una sonrisa aún un poco adormilada — Sí, he estado muy cómoda. Ni siquiera me he dado cuenta de cuando me he quedado dormida — me dí un suave golpecito en la cabeza.

Observé como un bonito Emboar entraba a la habitación y lo miraba todo con aire curioso. Cuando se acercó a la cama alargué la mano y le di un suave toquecito en la nariz. Era gracioso como los diferentes pokemons reaccionaban a ese toque. Unos estornudaban, otros se rascaban la nariz, otros soplaban y algunos incluso se asustaban un poco. Eran realmente adorables.

 

Estaba atendiendo a las palabras de Emy cuando de repente una gran masa de pokemons inundó la habitación dejándome algo anonadada por unos instantes.

....

Cuando finalmente la chica consiguió que sus pokemons volvieran a sus respectivas pokeballs observé un adorable Espeon en sus brazos. Me encantaban las evoluciones de Eevee, eran perfectas. Cuando habló de nuevo sentí que mis ojos se humedecieron por un momento.

— ¿De verdad? — pregunté esperanzada — Es decir, ¿Realmente quieres acompañarme? — tal vez soné un poco demasiado esperanzada.