"Bueno... podría haber sido peor" pensé respirando más tranquilo, Elisa no estaba molesta ni nada. Lo cual también hubiera sido raro, dada su notable devoción hacia los tipo fantasma. Flare reconoció el aroma de la entrenadora y fue junto a ella inmediatamente, moviendo la cola alegremente. —¿Dónde lo capturaste?—pregunté mirándola de reojo mientras seguía contemplando a aquel raro pokémon.
Deje de reír lentamente, de verdad había sido una imagen graciosa. Sentí pasitos y una respiración en mi pierna derecha, baje la mirada y me encontré a la pequeña Flare, me puse de cuclillas frente a la tipo fuego, ella movía la cola de un lado a otro, acaricie su cabeza y la cargue en brazos. Escuche la pregunta del entrenador, la cual ahora no tenía relación con mi supuesto "tipo", me levante rápidamente y alce la mirada para verlo mejor. —Yo no lo he capturado —dije recordando la carta en mi bolsa y como descubrí el nombre del pokémon cuando Chad lo menciono —, es mas, es la primera vez que lo veo.
Tras el breve paso por el centro pokémon, al volver a salir me puse a hablar con Hubert, poniéndonos al día. Sin embargo, nos vimos interrumpidos por la abrupta llegada de Chad, quien poco después fue alcanzado por un pokémon que su pokedex identificó como Phantump. Y como era tipo fantasma, eso sólo podía significar una cosa… Y en efecto, poco después hizo acto de aparición la entrenadora que se especializaba en los tipo fantasma, Elisa, quien llegó a la ciudad a bordo del Altaria de Chad. Saludé a la muchacha con la mano y me mantuve al margen mientras ella conversaba brevemente con Chad acerca del origen de su nuevo pokémon. —Elisa, tiempo sin verte, ¿dónde te habías metido? —me acerqué a saludarla apropiadamente tras un rato de dejarlos conversar. Y llegué a oír aquello que dijo Chad de aquello de que asignaba tipos a las personas, a lo cual no pude evitar una risa—. Vaya vaya, Chad, interesante… ¿qué tipo me darías a mí?
Tras explicarme Elisa que el Phantump que había recibido era un regalo de sus padres, estuvimos conversando por un rato más hasta que Effy se acercó preguntando con cierta curiosidad acerca del tipo que yo pensaba que era. La miré por unos segundos y luego sonreí teniendo la respuesta. —Eres un tipo agua—respondí sin pensarlo mucho. Generalmente los tipos me venían a la cabeza en el momento que conocía a la persona, no era algo que decidía después. El conocer a dicha persona lo único que hacía era comprobar que tenía razón en mi presentimiento. Effy era tipo agua por adaptarse a las situaciones tan rápido como el agua en el recipiente en el que se encuentra, fuerte como una gran ola. Entrenaba en esa isla rodeada de mar y playa como si el entorno le fuese familiar, además de tener un tipo agua como inicial.
Me giré en dirección a la voz que dijo mi nombre, me encontré con Effy, la cual caminaba hacia nosotros. Pregunto en donde me había metido y luego le lanzó a Chad una pregunta respecto a su supuesto tipo, yo me limite a reír bajo mientras continuaba con las caricias en la cabeza de Flare. —¿Donde me metí? — lleve una mano a mi mentón en gesto pensativo —, volví a la mansión abandonada y luego pase por el pantano y bosque, no fue de las mejores ideas — solté otra risa y volví con las caricias a la tipo fuego.
Tras descansar un rato, me levanté de mi asiento y recogí mis pokémon recién curados. La última batalla contra Effy había sido intensa y estos habían acabado heridos. Salí del centro pokémon y busqué a Liza, para continuar el viaje por Galeia, pero la muchacha no aparecía por ningún lado, ¿dónde se habría metido? Me recorrí todas las calles de la ciudad, desde la primera hasta la última. Fui hasta donde había tenido lugar el combate, para ver si se había quedado dormida (cosa que ya me pasó hace tiempo) pero allí tampoco estaba... ¿Dónde se habría metido ahora? Finalmente, cansado de tanto buscar, volví al centro; desistía. Allí, pedí una llave para una habitación, pero justo cuando iba a subir, vi como alguien paseaba por la sala de espera. Me llevé las manos a la cabeza. ¿Cómo había podido ser tan tonto para olvidarme buscar donde empecé? Aunque estaba ya cansado por culpa del ''paseito'', me acerqué a hablar con la entrenadora.
Cerré la puerta de mi habitación con llave nada más salir, girando el llavero entre mis dedos, y miré a ambos lados del pasillo; estaba completamente desierto. Supongo que la mayoría de entrenadores no se dedicaban a quedarse a descansar en el centro por la tarde, aprovechaban aquellas horas para entrenar y no quedarse merodeando por allí sin hacer nada. Suspiré ligeramente, recargándome unos instantes en la pared bajo la atenta mirada de Glaceon, quien se encontraba sentada a mis pies. Su semblante denotaba entre curiosidad y preocupación. —¿Sabes, Glaceon? —la aludida dio un ligero brinquito al oír mi voz, y alzó la cabeza para poder verme. Me coloqué de cuclillas junto a ella y acaricié su suave pelaje, con la mirada puesta en ninguna parte. —Creo que ya es hora de ponernos en marcha de nuevo, ¿no crees? Quiero decir... —carraspeé un poco, rascándome la mejilla ahora mirándola a ella. —Llevamos ya un tiempo sin hacer nada en particular, y supongo que ya toca volver a entrenar para mejorar junto al resto. Tampoco quiero quedarme atrás. —¡Glaceon Gla! —exclamó dando un saltito y colocando sus patas delanteras en mi regazo, moviendo la cola con energía. Reí por lo bajo al ver su entusiasmo, eso era algo que nunca le faltaba. —Supongo que eso es un claro sí en tu lenguaje. —Glaceon rió, asintiendo repetidas veces ante mis palabras. Asentí de igual forma y me levanté mirando hacia las escaleras con una sonrisa. —Pues, ¿a qué esperamos? Salgamos ya de aquí, ¡es hora de volver a entrenar! Y ambas, con una gran entusiasmo presente, echamos a correr por las escaleras hacia la salida, dispuestas a pasar el día, la semana, o el tiempo que fuese junto al equipo para ser cada vez mejores. Pero antes de salir por la puerta a todo correr, Lucas apareció con aires de cansancio. Aún así en cuanto lo vi lo agarré del brazo y tiré de él ligeramente, señalando la salida con Glaceon dando vueltas a su alrededor con emoción. —Vamos Lucas, no es momento para volver a las habitaciones, ¡vamos a fuera a entrenar! —le insistí, estaba segura que él también iba a querer.
—Uff, entrenar ahora, con lo cansado que estoy...— dudé—. Bah, está bien, vayamos a entrenar, como siga mucho más tiempo en esta ciudad me voy a acabar relajando y necesito practicar mucho más— recapacité tras pensar su propuesta un par de segundos—. Y... ¿Dónde vamos? ¿Has pensado algún destino?— le pregunté mientras salíamos del centro pokémon
—Umh... —llevé un dedo a mi labio inferior, pensativa. Buena, pregunta, no había pensado en el destino. —Puees... emm... lLa verdad es que no... —¡Glaceon! —la pokémon tipo hielo captó nuestra atención con un folleto en su boca, y nada más cogerlo pude percatarme de lo que era. —¿Un folleto del dojo kárate? —cuestioné, pensándolo un momento. Glaceon estaba a gusto con aquella propuesta, pues cambiar las tornas y que ahora su entrenadora fuera la que combatiese le parecía interesante. —Está bien, ¡dojo kárate pues! ¿Te parece bien, Lucas? Será divertido. —le sonreí, colocando ambas manos tras mi cabeza. >>Oh, y se encuentra en Ciudad Acrílica.
Ante la indecisión de Liza, la pequeña glaceon trajo un folleto sobre algo llamado el dojo kárate, ¿qué sería? ¿Estaría muy lejos? ¿Me divertiría? Tan solo una de mis preguntas fue resuelta cuando oí como la entrenadora me dijo que estaba en Acrílica. Según la función mapa de mi poke-reloj se encontraba a un par de minutos, no más —¿Acrílica entonces? Está bien. Noctowl te necesito— lancé su pokeball— ¡A volar!
—Ya verás como te gustará. —reí por lo bajo, y una vez Glaceon y yo nos montamos en Togekiss echamos a volar. —Bien, ¡directas a Acrílica, Togekiss! En unos segundos, la pokémon desplegó las alas con delicadeza y dejamos la ciudad atrás.
Después de haberme perdido un largo rato por la Ciudad regrese al Centro Pokemon, fuera de el me encontré a 4 entrenadores con los que tenía un tiempo de no ver, estaba la vanidosa que tenía ganas de matarme, mi ex compañero de torneo, el chico con el pollo de pelea y la chica fantasma. Me acerque un poco y les salude con la mano mientras me dirigía al Centro Pokemon, tenía tiempo sin verlos pero me encontraba bastante cansado, además de tener un hambre peor que la de un Snorlax, aunque no me sentía cómodo, una presencia faltaba en mi hombro, ya era mucho tiempo de que el pequeño se marchó a las grutas y me preguntaba si estaba bien. La verdad ese pequeño tipo eléctrico y yo compartimos tantas cosas, desde que llegamos a Galeia, pasar tanto tiempo sin el en mi hombro no era normal, simplemente la temporada que se fue con Hubert me entristeció un poco pero era por una buena causa, ahora se que también es por otra buena, pero la verdad le hechaba de menos.
Formulada y aceptada mi disculpa por haber estado distraído para con Effy , procedimos a ponernos al día sobre nuestras andanzas. Yo no había tenido demasiado para decir, puesto que los últimos me estuve dedicando a pleno para el Torneo Óleo, y casi no me había movido de la ciudad que lleva el mismo nombre. Y como había deducido, ella, tan aventurera, no había dejado de moverse por los diversos rincones de Galeia. De entre sus anécdotas, la que más llamó mi atención fue la de su encuentro con un entrenador desconocido, en las inmediaciones de la Ruta 301 y contra el que había perdido una batalla. Bueno, supongo que esta decidió ser flexible con el novato; todavía recuerdo cuando a mí me hizo debutar en las batallas a lo grande haciéndome pelear contra su Dragonite, que por aquel entonces era un bello Dragonair. Así estuvimos, charlando largo y tendido, hasta que se acercó hasta nosotros Lucas. Como en un parpadeo, Effy lo retó a una batalla y yo tuve que apartarme a un costado del campo de batalla acompañado por Maractus, Serperior y Vaporeon. Fue una excelente oportunidad para ser testigo de las habilidades de Lucas; era excelente y se notaba que armaba muy bien sus estrategias. Si bien el encuentro terminó con su rendición, para mí se retiró con la frente en alto. Nos dirigimos al Centro Pokémon y allí procedieron a curar a los suyos, mientras que yo repartí alimento entre los míos, al tiempo que los sacaba para que estiraran las extremidades. Durante el transcurso de la atención de enfermera Joy, volví a mantener más charlas con Effy. Me gustaba sentirla así de cercana. Cuando salimos hacia el limpio aire del exterior, nos cruzamos con Chad y Elisa . En ese momento hacían un pequeño juego de asignar tipos elementales a las personas. Mientras los saludaba silenciosamente, la mano levantada, el entrenador de Fósforo le dijo a Effy que era del tipo Agua, porque se adapta a cualquier sitio, como un líquido vertido en recipientes de distinta forma y tamaño. Era una visión bastante acertada. —Y yo… ¿Qué tipo elemental representaría? —pregunté sonriendo, con mucha curiosidad.
Después de un sueño bastante reparador y de que mi equipo y yo nos alimentáramos salimos con energías renovadas del centro Pokemon, ahí seguían los chicos charlando, me acerque a ellos y logre escuchar sobre que Chad asignaba tipos elementales a los entrenadores, me coloque a un lado de Hubert para escuchar la plática mientras saludaba a los chicos. —Hola chicos! Tanto tiempo sin verlos en especial a ustedes cuatro, bueno... A dos casi los atropellan mis Pokemon verdad...— exclame apenado mientras llevaba una de mis manos detrás de mi cabeza. En seguida cambie el tema por el mismo del que todos charlaban. —Genial Chad! Y que tipo sería yo? También tengo la curiosidad...— comente con algo de emoción mientras Hubert y yo esperábamos la respuesta del chico. @Bruno EVF @Hey Miguel @EliLover @Nami Roronoa
Saludé a Brendan cuando éste se acercó al grupo, preguntando por su tipo al igual que Hubert. Al parecer todos tenían curiosidad acerca del asunto. Miré a ambos chicos y repasé mentalmente sus pokémon y rasgos de personalidad. —Hubert... eres tipo planta—dije señalándolo con el dedo índice. El entrenador se caracterizaba por conservar la calma en todo momento, pero ser a la vez un entrenador de cuidado, urdiendo estrategias elaboradas. Tal como los tipo planta, con sus movimientos especialmente estratégicos (envenenamiento, parálisis, adormecer, etc.)—Brendan, tú eres un tipo dragón, viejo—respondí señalándolo ahora a él. Ésta sin embargo era una explicación más sencilla, su equipo estaba conformado por 6 o 7 tipo dragón. El entrenador estaba tanto tiempo rodeado de dragones que podría decirse que olía a uno. Decidí guardarme ése comentario, pues no era de suma importancia. —Bien, cambiando de tema—dije alejando ése último pensamiento de mi mente—. Hubert, ¿ya tienes equipo para las grutas? Estaba pensando en mandar a Flare como primer entrenamiento para ella, pero no tengo con quién enviarla, ¿qué dices?—pregunté con entusiasmo. Flare, que se encontraba con Elisa, muy a gusto con sus caricias, nos miraba de lejos.
Y el pequeño grupo de tres de pronto se transformó en uno de cinco, Hubert y Brendan habían aparecido, ambos con la misma pregunta respecto a su tipo, al parecer el juego de Chad se hizo popular en menos de diez minutos de platica, una pequeña risa salió de mis labios, ahora imaginaba al entrenador de Flare en una carpa con una capa y un letrero afuera que ponía "El adivinar de tipos. ¿Qué clase de pokémon serias?" Cuando Chad menciono algo llamado grutas me invadió la curiosidad, debido a que no sabia que era eso, así que por reflejo levante una mano, era una costumbre, ya que siempre que tenía dudas en el jardín pedía permiso para hablar, no como mis compañeros de clase que tan solo gritaban. Cuando logre captar la atención de todos baje la mano y preparé mi pregunta. —¿Qué son las grutas? —no me sonaban y nada por el estilo, además de que el ultimo tiempo había estado atrapada en un pantano y posteriormente en un bosque, así que no tenía toda la culpa. Y aprovechando que preguntaba cosas mire a mis compañeros jugando con el cabello de Chad y entre si, fruncí levemente el ceño —, ¿y por qué mis pokémon fantasma insisten en estar con Chad?
Escuche a la chica fantasma mencionar lo de las Grutas Bebe y una sonrisa se dibujo en mi rostro al tener la esperanza de que mi pequeño compañero regresara pronto. —Veras, las Grutas Bebe son una especie de rutas subterráneas por las que los pokemon de pequeño tamaño denominados pokemon bebe pueden surcar libremente y aventurarse en un mundo hasta ahora desconocido para nosotros los humanos, eh escuchado que hay un sin fin de lugares diferentes pero la verdad desconozco un poco sobre ello, lo único que se es que debe de ser asombroso aventurarse de esa manera, pero bueno chicos debo de dejarlos, me encantaría quedarme pero prefiero preparas las galletas preferidas de Plusle y para ello necesito de ciertas vayas que se encuentran en la primer ruta y Chad... Creo que haré el ejemplo claro del porque soy el tipo Dragón, adelante chicos! Arriba Arriba y en Alto!— exclame y lance múltiples pokebolas al cielo, de ellas salieron diversas criaturas con forma de reptil. La primera salio perdiéndose entre las nubes con su color celeste y sus esponjosas alas, el segundo salio sombrío y oscuro como la noche justo al lado del esponjoso, otro mas de un color azul salio también al cielo con una piel que cortaría al contacto al igual que sus garras y el ultimo de ellos salio disparado y solo se podía ver una silueta verde andar de aquí para aya, bajaron todos frente al centro pokemon, trepe en Flygon y me despedí de mis compañeros. —Nos vemos en un rato!— exclame despegando con todos los dragones.
Chad me definió como alguien del tipo planta. Debo reconocer que me aquello me agradó sobremanera, dado que los pokémon de este tipo eran los que más me gustaban. Deduje que me veía de esta manera por ser alguien cuya calma podría compararse a la de las plantas, que se dejan mecer pacíficamente por el viento, y a las que le gusta echar raíces en todo tipo de tierras (mis tierras son los libros, los conocimientos nuevos). Brendan, al que saludé con una inclinación de cabeza, era de tipo dragón de acuerdo con Chad. Iba a decirle algo al entrenador de Plusle, pero, tan repentinamente como había llegado, se fue de la ciudad. Sí que era inquieto: era como la tercera vez en el día que aparecía y se iba rápidamente. Lástima, me hubiera gustado agradecerle por la información que aportó sobre las grutas bebé, de las cuales sabía de su existencia, pero no los detalles de cómo eran. Al parecer, Brendan también se dedicaba a investigar los misterios del mundo… —La verdad es que no tenía un equipo bien definido —le dije a Chad, retomando nuestra conversación mientras me llevaba la mano al mentón para pensar— Casi todos mis pokémon están grandes, salvo por Turtwig y Shinx. Diría que armarían un excelente equipo con Flare. Aunque también que encantaría que los bebés de Elisa nos acompañaran —dije, mirando a Drifloon y a su entrenadora .
Tras nuestro descenso de vuelta a ciudad Acuarela, dejé que Togekiss reposara un poco en su respectiva pokéball luego del viaje hecho, quedándome acompañada tan solo por Glaceon. ¿La razón por la que escogí esta ciudad y no otra? Supongo que para comprobar si los pokémon bebés ya habían abandonado las grutas, o por saber algo de los concursos. Al parecer iban a tardar su tiempo. Luego de cerciorarme de ambas incógnitas y ya que estábamos ahí, optamos por dar un paseo por tal increíble ciudad. Seguramente habríamos dejado alguna parte sin ver aún. Con esa idea en la cabeza y con un helado de fresa como acompañamiento, comenzamos a rondar por las activas calles de la ciudad. No pasó ni un cuarto de hora cuando, en medio de tan tranquila caminata, hallamos tirado en un banco de la calle a un muchacho que aún desde lejos me resultó ligeramente familiar. Glaceon me miró confundida, y no tardamos en acercarnos discretamente a ver de quién se trataba. No pude evitar sorprenderme al ver que se trataba de alguien de quien no sabía nada desde hacía bastante tiempo: Ian. Pero... Parecía como si no se hubiese movido de ahí desde hacía un buen rato. Incluso se le veía pálido y depresivo... Llegamos por detrás del banco, por seguridad, y tomé un palo del suelo para comprobar mis sospechas, siempre manteniendo distancia. —Ey... Ian, ¿estás bien? ...Silencio. Nos quedamos observando alguna reacción de su parte, y me escondí con gran rapidez tras el banco al notar algo moverse. Falsa alarma, solo fue una mosca. Ian seguía exactamente igual que antes. Poco a poco volví a sacar la cabeza de detrás del banco y, preocupada por el estado del chico, volví a picarle. ¿Es... Estaría... Estaría muerto...? —Oye... Vamos, espabila... —A cada palabra que decía le iba picando más seguido, tratando de despertarle o reanimarle, ya no sabía qué tenía, hasta que sin querer, quizás por estar al borde del banco, logré que se cayera al suelo. Sin perder un segundo ambas volvimos a escondernos de nuevo, mientras mi corazón parecía salírseme del pecho en cualquier momento. ¿Me lo había cargado? ¡Yo no hice nada, s-solo le piqué! ¿Cuántos años de cárcel me tocarían por esto? ¡Era inocente! Pasaron unos minutos... Y al parecer no pasó nada. Decidí salir y colocarme de cuclillas a su lado, por suerte noté que se movía. ¡Menos mal! No lo había rematado ni nada... —¿Ian? —lo volví a llamar, mientras Glaceon se situaba a una distancia prudencial del desconocido. —¿Estás vivo?
Luego de que Chad me respondiera a mí, el resto naturalmente también quiso saber su tipo. A Hubert lo definió como un tipo hierba… bastante acertado, diría yo. Por otro lado, a Brendan (¿en qué momento había llegado? El chico tenía la costumbre de aparecer de la nada) lo había definido como un tipo dragón… suponía que era porque tenía varios pokémon tipo dragón, como Hydreigon y Flygon. La charla luego se desvió hacia las grutas bebé, pues Elisa al parecer no sabía en que consistían. Brendan se ocupó de proveer una explicación, lo cual fue una sorpresa para mí; el que supiera tanto al respecto tenía que significar que ya había pasado por las grutas. Eso explicaba, sin duda, la ausencia de Plusle en el hombro del entrenador. Y apenas terminó, el muchacho se fue… ehm, ¿a dónde? No llegué a escuchar, habló tan rápido y de corrido que costaba seguir el hilo de lo que decía, había llegado a oír que iba a una ruta, pero no a cual en específico. En cualquier caso, Brendan se marchó de la ciudad tras una rápida despedida y nos dejó ahí a Chad, Elisa, Hubert y a mí. Los tres primeros se encontraban discutiendo estrategias y pokémon que podían entrar a las grutas, al parecer habían decidido formar equipo. —Mis pokémon están en las grutas también… hemos formado equipo con Ian y hemos enviado a tres de nuestros pokémon allí a explorar —comenté a los demás—. Por cierto, hablando de Ian… ¿dónde estará? Debería estar en algún lugar de esta ciudad, pero le perdí el rastro…