—¡Esquiva y Puño Fuego otra vez! MEGADRAGONITE X: Dragón/Acero (Asesino) Armadura Paladín: sube la resistencia de Dragonite en 10 por cada golpe recibido. Salud: 107/182 Fuerza: 299 (40) Resistencia: 270 (35) Agilidad: 0/3 (90 de velocidad) (10) Movimientos: -Carga Dragón (70 Potencia, Dragón) (Usos: 4/4) -Puño Fuego (50 Potencia, Fuego) -Terremoto (60 Potencia, Tierra) (Usos: 4/4) -Afilagarras (Sube 10 fuerza propia, y además garantiza el éxito del próximo ataque) (Usos: 1/2)
—¡Detección! MEGALUCARIO: Lucha/Acero (Asesino) Adaptable: Aumenta los ataques de su mismo tipo en 20 puntos Salud: 30/140 Fuerza: 255 Resistencia: 140 Agilidad: 0/4 (120 de Velocidad) Movimientos: -Esfera Aural (80 Potencia, Lucha, ineludible) (Usos: 0/2) -Pulso Dragón (60 Potencia, Dragón) (Usos: 1/4) -Foco Resplandor (80 Potencia, Acero) (Usos: 0/4) -Detección (Evita un ataque sin gastar un punto de agilidad) (Usos: 0/2)
—¡Y Puño Fuego otra vez! MEGADRAGONITE X: Dragón/Acero (Asesino) Armadura Paladín: sube la resistencia de Dragonite en 10 por cada golpe recibido. Salud: 107/182 Fuerza: 299 (40) Resistencia: 270 (35) Agilidad: 0/3 (90 de velocidad) (10) Movimientos: -Carga Dragón (70 Potencia, Dragón) (Usos: 4/4) -Puño Fuego (50 Potencia, Fuego) -Terremoto (60 Potencia, Tierra) (Usos: 4/4) -Afilagarras (Sube 10 fuerza propia, y además garantiza el éxito del próximo ataque) (Usos: 1/2)
Sonreí, negando con la cabeza. —Esto todavía no se termina... Haciendo un último cambio de pokémon, liberé al cuarto luchador. Cresselia, al igual que había hecho Aggron, se entrometió en el camino de Dragonite, recibiendo el Puño Fuego que estaba destinado a acabar con Lucario. CRESSELIA: Psíquico (Resistente) Salud: 141/240 Fuerza: 145 Resistencia: 250 Agilidad: 2/2 (85 de Velocidad) Movimientos: -Psíquico (60 Potencia, Psíquico) (Usos: 4/4) -Recuperación (Restaura 1/2 de los PS Máximos) (Usos: 1/1) -Fuerza Lunar (60 Potencia, Hada) (Usos: 4/4) -Danza Lunar (Se debilita, y sana por completo, además de restaurar los usos de los movimientos del pokémon que salga a continuación)
—Dragonite, utiliza Terremoto. MEGADRAGONITE X: Dragón/Acero (Asesino) Armadura Paladín: sube la resistencia de Dragonite en 10 por cada golpe recibido. Salud: 107/182 Fuerza: 299 (40) Resistencia: 270 (35) Agilidad: 0/3 (90 de velocidad) (10) Movimientos: -Carga Dragón (70 Potencia, Dragón) (Usos: 4/4) -Puño Fuego (50 Potencia, Fuego) -Terremoto (60 Potencia, Tierra) (Usos: 3/4) -Afilagarras (Sube 10 fuerza propia, y además garantiza el éxito del próximo ataque) (Usos: 1/2)
—Cresselia, esquiva y restaura las energías de Lucario con tu Danza Lunar. La Guardiana de los Sueños, suavemente, expresó algo en su idioma. Con la danza, Lucario volvió a estar casi como al principio de la batalla. CRESSELIA: Psíquico (Resistente) Salud: 0/240 Fuerza: 145 Resistencia: 250 Agilidad: 1/2 (85 de Velocidad) Movimientos: -Psíquico (60 Potencia, Psíquico) (Usos: 4/4) -Recuperación (Restaura 1/2 de los PS Máximos) (Usos: 1/1) -Fuerza Lunar (60 Potencia, Hada) (Usos: 4/4) -Danza Lunar (Se debilita, y sana por completo, además de restaurar los usos de los movimientos del pokémon que salga a continuación) MEGALUCARIO: Lucha/Acero (Asesino) Adaptable: Aumenta los ataques de su mismo tipo en 20 puntos Salud: 140/140 Fuerza: 255 Resistencia: 140 Agilidad: 0/4 (120 de Velocidad) Movimientos: -Esfera Aural (80 Potencia, Lucha, ineludible) (Usos: 2/2) -Pulso Dragón (60 Potencia, Dragón) (Usos: 4/4) -Foco Resplandor (80 Potencia, Acero) (Usos: 4/4) -Detección (Evita un ataque sin gastar un punto de agilidad) (Usos: 2/2)
Lucario ahora se veía casi completamente restaurado… casi; a simple vista, se notaba que no era tan ágil como al comenzar la batalla. —¡Puño Fuego! MEGADRAGONITE X: Dragón/Acero (Asesino) Armadura Paladín: sube la resistencia de Dragonite en 10 por cada golpe recibido. Salud: 107/182 Fuerza: 299 (40) Resistencia: 270 (35) Agilidad: 0/3 (90 de velocidad) (10) Movimientos: -Carga Dragón (70 Potencia, Dragón) (Usos: 4/4) -Puño Fuego (50 Potencia, Fuego) -Terremoto (60 Potencia, Tierra) (Usos: 3/4) -Afilagarras (Sube 10 fuerza propia, y además garantiza el éxito del próximo ataque) (Usos: 1/2)
Contenido oculto Meh, esquivar o no esquivar iba a llevar al mismo resultado. Ñe :p Lucario estaba muy cansado, pero así y todo hizo lo posible para esquivar el Puño Fuego. El golpe acabó por alcanzar su cuerpo, que cayó de espaldas. Mi último peleador había caído, anunciando otra derrota más contra Effy... Suspiré... Algún día la superaría. No importaba que yo tuviera mil derrotas en nuestro largo historial de enfrentamiento: ganarle aunque sea una vez, me iba a dejar satisfecho... Pero tenía que poner mucho más esmero e inteligencia para lograrlo, cosa que me estaba faltando últimamente. No sabía muy bien qué había estado haciendo ella, pero era evidente que el entrenamiento les había sentado muy a sus pokémon. Dragonite por sobre todo: arrasó con comodidad a todos mis luchadores, salvo a Cresselia, que se sacrificó para tratar darnos algo más de ventaja. —Buen trabajo... y perdónenme —regresé a Lucario a su pokébola, con una sombra en los ojos... Mi eterna rival había subido varios escalones por encima de mí, en poco tiempo... Claro, no iba a permitir que ella advirtiera en mis ademanes lo que estaba sintiendo en esos momentos, por lo que levanté la mirada. Allí festejaba, satisfecha, otra victoria. Sonreí, y por primera vez hice algo que no había: aplaudí su desempeño. —Sólo tengo una cosa para decirte —afirmé con seguridad, parándome justo frente a ella—: eres increíble, Effy. Cada día me dejas más admirado —se lo decía con total sinceridad.
En ese entonces, cuando la batalla concluyó, fue cuando me di cuenta de que estábamos siendo observados. Los novatos que habían estado entrenando a nuestro alrededor en otros campos de arena había parado de hacerlo para dedicarse a observar nuestra batalla con entusiasmo y alentaron tanto a Lucario como a Dragonite hasta que la batalla llegó a su conclusión. Tras chocar los cinco, una vez derrotado Lucario, con mi Dragonite, el cual se encontraba a todas luces contento de habernos conseguido otra victoria, me volteé para ver a Hubert acercarse aplaudiendo a modo de felicitación, hasta que se paró bien cerca, justo enfrente mío. —Muchas gracias, Hubert… —respondí, pues realmente no se me ocurría que más replicar. No estaba acostumbrada a recibir tales cumplidos, y aparté la mirada para que él no notara mi confusión al no saber como reaccionar—. Ehm, deberíamos regresar al centro pokémon, espero Joy no nos diga nada por llevarlos a curar otra vez tan pronto…
Noté cómo apartaba la mirada y fui consciente de lo cerca que estábamos el uno del otro. Yo hice lo mismo, dirigiendo mi mirada hacia las puertas del Centro Pokémon. —Sí... —dije, rascándome la mejilla sólo por hacer algo— Aunque como hay Arenas para tener batallas, Joy ya debe estar esperándonos hace largo rato ya —me metí las manos en los bolsillos y me desperecé un poco, ya que esta batalla también me había puesto algo tenso. Empecé a encaminarme hacia el Centro.
Seguí a Hubert mientras que los curiosos que observaban nuestra batalla comenzaron a dispersarse… reingresamos al centro pokémon y nos recibió la enfermera, que con un suspiro comenzó a tratar nuevamente a nuestros compañeros. Mis pokémon no tomaron mucho tiempo pero los de Hubert tardaron su tiempo en recuperarse, en especial Cresselia que había dado toda su energía para restaurar a Lucario en su último movimiento. Una vez la Joy de Acrílica nos devolvió las pokebolas, le agradecimos y las retiramos rápidamente. Apenas lo hicimos, el Serperior de Hubert, ya completamente curado, se salió de su pokebola. —No aguanta ni un segundo más del necesario allí dentro, ¿eh? —comenté a la vez que me echaba mi bolso al hombro. De éste se asomó Tepig sonriendo; me había olvidado completamente que seguía allí el pequeño tipo fuego—. ¡Tepig! Conque allí estuviste todo este tiempo...
Y señoras y señores... ¡Llegué a ciudad Acrílica! No sé porque no me había dado por venir aquí antes, pero al menos llegué en el momento indicado. —¡Mira, Phanpy! Allá está la sede del torneo... ¡Aún hay inscripciones abiertas! —¡Phanpy, Phaan, Phy, Phan! No era para menos... ¡el entusiasmo que corría por mis venas era gigante! No pude evitar correr con todo vigor hacia el tablón de inscripciones.
—Creo que su tolerancia no supera el segundo, siquiera —respondí con una leve risa, mientras acariciaba el lomo erguido de mi principesco inicial—. Pero siempre me agradó esa pequeña cuota de rebeldía que tiene respecto de la pokébola: es un pokémon de modales bastante magnánimos, y sin embargo tiene una pizca de desobediencia que lo hace, para mí, un gran compañero. Mientras hablaba, crucé miradas con Serperior… Con él, cualquier disimulación era en vano, pues a mi inicial le bastaba con mirarme para darse cuenta de que me encontraba en una especie de conflicto interno, preocupado ante la imposibilidad de volverme fuerte a pasos agigantados como los demás, sobre todo la chica que tenía en estos momentos frente a mí. Su Dragonite y su Blastoise mostraron una mejoría impresionante, y su Florges también había hecho ver lo dura que era de derrotar; sentí en aquellos momentos una especie de distancia... Mi inicial captó enseguida el deseo que me embargaba: el de enfrentar a Effy en igualdad de condiciones, en equilibrio de fuerzas, en batallas emocionantes donde el ganador fuese impredecible... Hace mucho tiempo, desde que era un Snivy, se dio cuenta, sólo con mirarme, de que a Effy la consideraba de una manera más especial que a los demás: como la gran rival de mi aventura pokémon, más allá de Ian o de Alpha… Supo del gran deseo de vencerla, aunque fuera una vez sobre cien. ¿Qué me dijo Serperior cuando clavó sus ojos sobre los míos? No leí en su mirada un “lo lograrás” o un “tú puedes”. Simplemente, mi inicial expresó: “Paz contigo mismo”. Tras esos leves segundos donde transcurrieron muchas cosas dentro de mí, dejé escapar una sonrisa. Me alegraba mucho esa forma en que nos entendíamos: fugazmente, sin hablar. —Por cierto, Effy —dije de pronto—, ¿te gustan la historias de detectives? —puse un tono misterioso a mi voz— Te quiero invitar a hacer una investigación juntos, pero necesitaré que Skarmory vuelva a cargar conmigo…
—He leído algunos clásicos… —respondí a su pregunta, rememorando mis días en Témpera—. Joy es fanática de los libros de Sherlock Holmes, ¿los has leído? Ella insistía en que los leyera y com resultado me he leído varios… Sonreí al recordar aquellos días de verano que viví en Ciudad Témpera; eramos sólo Squirtle, Dratini, Flabebé y yo, echados en mi cama leyendo libros de Conan Doyle mientras esperábamos a que Joy se desocupara y tuviese tiempo para pasar con nosotros… ah, que nostalgia. Me repuse rápidamente, a la vez que acurrucaba a Tepig entre mis brazos, y le sonreí con dulzura. —Pero, ¿a qué viene eso? Sí, me gustan los misterios y los detectives pero… ¿qué tiene que ver ello con mi Skarmory?
—¡Oh! ¡Me encanta Sherlock Holmes! —exclamé, gustoso de que hubiera tocado uno de mis temas preferidos—. Hasta ahora no se lo comenté a nadie, pero mi sueño es ser un gran detective… Aunque claro, mucho de ese oficio no se aprende cuando uno ha vivido tanto tiempo en los interiores de una biblioteca —dije, más para mí mismo, rememorando los tiernos días como bibliotecario en mi pueblo natal. Metí mi mano en el morral para después extraer del mismo un libro. Mostré la portada a Effy, donde se leía el título: Leyendas regionales. —Se trata del Espíritu Etéreo, otra de las leyendas de Galeia —dije a Effy, buscando en el índice del libro la página donde se hablaba al respecto. >>¡Aquí está! —dije al cabo de un instante. Me aclaré la garganta y comencé a leer—. “Se rumora que este pokémon era antes un humano muy rico y conocido, dueño de la gran Mansión de Galeia. Pero un día las llamas se llevaron su vivienda, su vida y la de muchos otros. Fue enterrado en el cementerio de Pueblo Brocha. Se dice que desde que murió, el Espectro está encargándose de que las almas de los difuntos dejen de estar apenadas. Forma de invocarlo: desconocida” Miré a Effy fugazmente para después comentar: —Estuve en Pueblo Brocha hace un tiempo —tragué saliva—. Vi que la zona donde estaba el cementerio ha sido convertida en un agujero. Tengo la teoría de que la Leyenda se encuentra esperando en ese lugar… Pero como dice el libro, se desconoce la manera de invocarla. >>Sin embargo, alguien me envió un extraño mensaje dando, entre otros detalles, la recomendación de investigar la Mansión Abandonada… ¿Qué dices, Effy, te gustaría acompañarme? ¿Esperar el comienzo del Torneo yendo a una nueva aventura? Esperé su respuesta, enseñando la sonrisa de quien está complacido por la perspectiva de un nuevo desafío.
—Leyenda de Galeia… como el Sol Escarlata, ¿verdad? —comenté, recordando aquella batalla que tuvimos junto con Ian, Alpha, Steve y Liza en el Volcán Barniz—. Bueno, supongo que podría ser interesante, admito que atrajo mi interés de inmediato… yo también estuve en Pueblo Brocha hace un tiempo, fuimos a inspeccionar el lugar junto con Alpha luego de que… bueno, digamos que alguien hizo enfadar a otro alguien, y éste no tuvo una reacción bonita. Suspiré al recordar a Destiny y Omicron y Entidad, y mi visita con Alpha a aquel pueblo… todo eso parecía hace un millón de años, pero cronológicamente no fue hace tanto realmente, menos de un par de meses. En fin, supuse que había que hacer tiempo hasta que comenzara el torneo, y como Hubert bien dijo, nada mejor que hacerlo teniendo una nueva aventura hasta entonces. —Claro, ¿qué estamos esperando? —decidí, liberando a Skarmory y montándome sobre éste. Tepig saltó dentro de mi bolso mientras me acomodaba, para que Hubert pudiese entrar cómodo también—. ¡En marcha se ha dicho!
—Sabía que podía contar contigo —dije con un gran sonrisa, tomando lugar sobre Skarmory—. Que se preparen los fantasmas de la Mansión: ¡un dúo poderoso está pronto a llegar! Tras estas palabras, levantamos vuelo, rumbo a la Mansión Abandonada.
Luego de inscribirme exitosamente en el torneo, decidí dirigirme al centro Pokémon, alquilé una habitación, y fui directo hacia ella. Abrí las cortinas, para poder ver a la ciudad desde una perspectiva espectacular, me quité los zapatos, y me acosté en la cama bastante relajado. Phanpy, por su parte, se subió a la cama y se acostó un poco más abajo de mis pies —¡Ahh! Algo interesante se viene pronto... —dije refiriéndome al torneo. De repente, mi Holomisor comenzó a sonar... Era un mensaje de voz, de parte de un emisor no registrado. Sintiendo un poco de incertidumbre, lo pensé por un momento... pero decidí contestar la llamada. Sin embargo, no apareció nadie en el holograma... Definitivamente el emisor era anónimo en todos sus aspectos. Me puse a escuchar atentamente el mensaje, el cual era el siguiente: Contenido oculto: Mensaje de voz en el Holomisor Tenemos serios problemas... Hemos estado siguiéndole la pista a esos dos maleantes, y hemos descubierto que se esconden aquí, en Galeia. Por desgracia, me encuentro solo, y sé de buena mano que ellos no lo están: ¡Por alguna razón, los jefes de las otras organizaciones de las regiones están aliados, y todo están en Galeia! He contactado con algunos aliados poderosos... pero tardarán en llegar, y temo que todos esos maleantes puedan estar tramando algo muy malo, y que cuando ellos lleguen, sea demasiado tarde. Además, mi compañero no ha venido conmigo... Llegarán dos aliados de fuera, que, conmigo, suman tres. Ellos son seis, y probablemente tengan a un aliado entre los Gamma... consideremos que sean siete. ¡Necesitamos refuerzos! ¡Steve! Tú eres la única persona de esta región que conozco, y sé que debes de haberte hecho un gran entrenador pokémon. ¡Por favor, préstanos tu ayuda y la de tus amigos! Quedé helado al escuchar esa voz... Estaba aquí; después de tanto, llegó a Galeia... Pero, ¿en qué momento? No obstante, no trae buenas noticias al parecer. Pero me enorgullecía el hecho de que me pidiera ayuda. Me tenía fe, y eso provoca una gran felicidad interior. —Bueno, de todos modos uno nunca sabe —susurré—. En una de muchas, puede que esos aliados no lleguen, así que mejor me contactaré a dos amigos más por si las moscas. Entonces, le re-envié el mensaje de voz a Ukita , Liza , Hubert , Effy y a Destiny junto a un breve mensaje mío al final que decía: "Si has recibido este mensaje, es porque yo te he elegido como uno de mis cuatro aliados. Sí, llevaré a cuatro en vez de dos, porque uno nunca sabe que puede pasar... ¡Espero poder contar contigo! Nos vemos en la Pradera Arte lo más pronto posible... ¡Vayan preparados!". Ahora que la primera fase del proceso estaba hecha, me puse los zapatos, y junto a Phanpy, salimos de la habitación. Le devolví la llave a la Enfermera Joy, pero le dejé claro que volvería pronto. Al salir a la ciudad, Phanpy se subió a mi cabeza; saqué a Noivern de su Pokébola, me subí a su lomo, y partimos a toda velocidad a la Pradera Arte.
@Nami Roronoa Effy y yo aterrizamos y tocamos el suelo de Ciudad Acrílica al mismo tiempo, por lo que si esto se hubiese tratado de otra de nuestras carreras por los cielos, ésta habría culminado con un terminante empate. Le di las gracias a Pidgeotto, quien se retiró a descansar en el interior de su pokébola. Serperior y Maractus aprovecharon la ocasión para salir de las suyas, el segundo moviendo las "caderas" al ritmo de sus maracas. —Bien, ya estamos aquí —dije a Effy, revisando información en mi holomisor—. Pero parece ser que somos los primeros en llegar. Supongo que los demás deben estar entrenando a lo largo y ancho de Galeia antes de venir aquí. Y nosotros no seremos menos... ¿no te parece? —una vez más, un brillo desafiante refulgía en mis ojos, acompañado por una sonrisa de igual índole.
—Claro, claro, pero primero lo primero… ¿o no tienes curiosidad de ver quién es tu compañero en el torneo? —comenté mientras descendía de Skarmory. Caminé junto al muchacho y mi ave de acero, al igual que ambos tipo hierba, hasta que llegamos a la sede del torneo, donde nos enteramos que mi compañero sería Ukita… juzgando por su reciente desempeño en la Pradera Arte, realmente era bueno tenerlo de mi lado, ya me pondría al día con él cuando llegue a la ciudad. Hubert, por otro lado, había terminado emparejado con Brendan… que dupla más curiosa, ya deseaba verlos en acción pronto. Salimos de la sede y nos dirigimos a un área amplia como para que nuestra batalla tomara lugar. Sonreí; no podíamos ser menos, era hora del entrenamiento. —Pues vamos entonces… tú me desafiaste, que comience la fiesta —sonreí, una mano preparada en mi cinturón de pokebolas, mientras Skarmory se dedicaba a tomar asiento junto al Maractus y Serperior de Hubert para observar la batalla.