Ciudad Óleo

Erwin esbozó una sonrisa.

—Señorita McRoy... tenemos la prueba definitiva.

—JA. En tus sueños, policía de pacotilla. ¿Cuál esa prueba, eh?

—El cuchillo manchado con tu sangre y... la herida reciente que tienes en alguna parte de tu cuerpo.

—¿C-Cómo? No tengo ninguna herida de cuchillo.

—¿Ah, no? Entonces, muéstrenos, aquí y ahora, que su cuerpo está limpio de heridas.

—Ngh —estaba consternada. Los Misdreavus ponían caras de frustración.

—¿Qué sucede? ¿Acaso... tenemos razón?

—V-Vosotros...

—Ríndase, señorita McRoy —dijo Farrow—. Tenemos suficientes pruebas. Y es cuestión de tiempo que encontremos al niño y su declaración apunte a usted. Ha perdido. Quedará detenida por el asesinato de Xavier y de Nina, por el secuestro del pequeño "Ronnie" cuando era pequeño... y rece porque no haya repercusiones por lo que ha hecho pasar a su hijo... o, bueno, al hijo de Nina.

—N-No... no puedo aceptarlo.

—¿Sabe qué es lo mejor? —dijo Erwin, con una sonrisa—. Que si Nina no nos hubiese llamado por la desaparición de Ronnie, nada de esto habría sucedido así. Se habría salido con la suya. Es triste, ¿eh? La mujer a la que siempre ha odiado, de la que ha sentido celos... es la mujer que ha logrado derrotarla. Incluso después de muerta. Porque no solo eso: también gracias a que ella la apuñaló, ahora usted se pudrirá en la cárcel. Nina... ha vuelto a ganar.

Ellie quedó muda unos segundos.

—Ja... ja, ja, ja. Nina, ¿huh? Siempre Nina. "Nina, esto, Nina lo otro", ¡Frederick siempre hablando de Nina! —Comenzó a golpear las cabezas de los Misdreavus, una a una—. ¡¡Ella es la culpable de todo!! ¡¡Sus hijos vivieron!! ¡¡Sus hijos, hijos de una pobre, de una vulgar chacha!! ¡¡Y mi Ronnie murió!! ¡Él tenía más derecho a vivir, yo solo puse las cosas en su lugar! ¡Yo tengo un nombre, soy Ellie McRoy, ¿me oís? —comenzó a abofetear a los Misdreavus—. ¡Ellie McRoy! Todo estaba tan bien preparado, ¡mi vida era perfecta! Mi madre y Frederick criaron a Ronnie sin saber que no era Ronnie. ¡Aunque el imbécil de Xavier se opuso, ¿y qué?! ¡Podía deshacerme de él, fácilmente! ¡Y vivimos bien! ¡Fingimos la bancarrota para poder ser libres! Esas malditas inspecciones descubrirían a Ronnie en un momento u otro, y no podía permitirlo. ¡Todo, todo estaba pensado al milímetro! ¡Pero... Nina... Nina tuvo que regresar! ¡Ella, una pobre chacha! ¡NINA! ¡¡MALDITA NINA...!!

De pronto, los Misdreavus se alejaron, huyendo de sus golpes. La rodearon.

—E-Eh, chicos. Calmaos. Eh, ¡eh!

Los Misdreavus comenzaron a tirar de su pelo, a abofetearla, a darle cabezazos y a golpear su estómago.

—¡Eh! ¡Agh... quietos, insectos! ¡Soy Ellie McRoy! ¡T-Tengo un nombre...!

Y, al dar un golpe en el estómago, uno de los Misdreavus logró abrir la herida que se ocultaba tras sus ropas, y el blanco se tiñó de rojo.

—¡S-Soy... Ellie... Mc...R-Roy!

Y Ellie terminó cayendo de espaldas.


- - - - - - - - - - - -


—¿Habéis encontrado a Ronnie? —preguntaba Erwin, algún tiempo después.

—Sí, claro —respondió Farrow, que estaba sonriente y enérgico, como de costumbre—. ¡Estaba en un SÓTANO, oculto bajo el ALA ESTE! Había una TRAMPILLA bajo el armario de una habitación. ¡ESPURR siempre lo supo, apuntaba justo en la dirección en la que estaba el niño. Pero no podrá HABLAR de momento... está muy consternado.

Erwin sonrió.

—Es normal... me alegro de que todo se solucionase, aunque me apena pensar qué será ahora del niño. Por no hablar del... otro hijo de Nina. También desaparecido, sin dejar rastro.

Farrow agachó la cabeza. Su yo detectivesco pareció salir a la luz de nuevo.

—... sobre eso... hay algo más.

—¿Algo más...? —Erwin inclinó la cabeza hacia un lado.

Farrow suspiró, mostrando los documentos que trajo cuando apareció en la escena y no llegó nunca a mostrar.

—Encontré esto entre las pertenencias de Nina, en su casa del extranjero, en... Sinnoh. Es una carta anónima, escrita a máquina.

Erwin enarcó las cejas, y la leyó en voz alta.

—"Sé quién es el padre de tu hijo. Es Frederick. En el Hotel McRoy encontrarás al niño que has perdido". Wow... ¿quién escribiría... esto?

Farrow negó con la cabeza.

—Ni idea. Pero ahí no acaba la cosa. Creo que la primera carta que recibieron los McRoy, donde se les ponía en sobreaviso de la visita de Nina... no la escribió Nina. Probablemente ambas cartas las escribió la misma persona.

Erwin tragó saliva, sumamente extrañado.

—Es casi como si... este encuentro hubiese sido preparado por alguien. ¿Crees que el otro hijo de Nina estará secuestrado por el remitente?

Farrow se encogió de hombros.

—No lo sé, pero espero averiguarlo algún día.

Se creó un silencio en la atmósfera. Hasta que finalmente, Erwin suspiró.

—Bueno... al menos hemos acabado con los oscuros secretos de los McRoy una vez por todas —miró a Mimi con una sonrisa—, y, de paso, hemos limpiado el nombre de los Honda. No sabría cómo expresarlo, chicos, así que supongo que lo menos que puedo hacer es decir... gracias. Sin vosotros, quién sabe si habríamos podido solucionar el caso.

—¡Estaremos ENCANTADOS de volver a contar con vosotros! —dijo Farrow—. ¡La CSG NO es lo mismo sin vosotros, pequeños DETECTIVES!

Y Erwin sonrió, divertido ante las palabras de Farrow.

Y con eso, el show terrorífico llegaba a su fin.

Caso cerrado.

 

Lucas Diamond

El caso había terminado. Nuestro trabajo aquí había concluido y ahora... Bueno, ahora ya no había mucho más que hacer por Galeia.

Era hora de regresar a Udan. Habíamos dejado allí a nuestros pokémon y debían estar aún esperándonos.

Fui a encontrarme con Liza, y juntos retomamos nuestro viaje. Nos metimos por el portal y regresamos a la Colina Kilima.

¿Cómo estarán Decidueye, Litwick y Scrafty?

 

Mimi Honda

Y acabó. Aquel caso de pesadilla, la red de mentiras que Ellie había tejido a su alrededor terminó por fin. Ahora Ellie se pudriría en la cárcel. ¿Cómo había podido planear todo aquello de forma tan fría? Matar a Nina y aprovechar su estado amnésico para robar a su hijo... Sacar de en medio a Xavier, su marido, sólo por negarse a colaborar... Era horrible. Era una persona horrible. Detestable y despreciable. Merecía ser encarcelada de por vida.

Cuando Erwin me sonrió yo le devolví la sonrisa. Una pequeña, pero sonrisa al fin y al cabo.

Me sorprendía la forma tan serena con la que me había manejado en este caso. A pesar de que Ellie había sido culpable, a pesar de que había querido manchar el nombre de mi familia, yo no había perdido el control de mis impulsos... sin dudas debía atribuírselo al cansancio. Por otro lado, desde que había visto el cuerpo de Nina en el monitor y la brutalidad del crimen, supe que el culpable debía odiarla, despreciarla y detestarla con toda la fuerza de su alma... y así había sido.

Sin embargo yo no tenía mayor mérito en todo esto. De modo que, tras devolverle la sonrisa a Erwin, yo también agradecí a mis compañeros su colaboración y ayuda. Sin ellos habría sido imposible llegar al fondo de todo este asunto... demostrar mi inocencia y cerrar el caso. Les estaba a todos muy agradecida por ello. Me sentía exhausta, echa polvo física y anímicamente.

Lo único que quería ahora era relajarme, desestresarme y tratar de vivir con el hecho de haber sido partícipe de algo tan macabro. ¿Los casos de la CSG aumentaban acaso su nivel de salvajismo a medida que iban apareciendo?

Y Nina... no podía evitar sentirme culpable ahora que todo había acabado. Si me paraba a pensarlo fríamente... Si yo solo... si tan solo hubiese detenido a Nina cuando abandonó la habitación en ese entonces, después de hablarme de sus hijos... ella tal vez seguiría viva. Me sentí tan mal cuando vi todo el sufrimiento plasmado en su expresión, todo el dolor que guardaba dentro por pensar que realmente uno de sus hijos había muerto que... simplemente la dejé ir. Y eso era algo que me atormentaría toda la vida.

Silencio. Me quedé un momento en silencio. Ahora que todo había terminado me sentía un poco mareada... habían pasado demasiadas cosas en demasiado poco tiempo. Y yo apenas había podido dormir la noche anterior por todo lo que pasó con Kappa.

Y así abandoné el hotel, agradeciendo enormemente volver a sentir la luz del sol sobre la piel. La brisa fresca, el mundanal ruido... cualquier cosa era mejor que el olor a rancio y el crujir del suelo del hotel de los McRoy.

Fue entonces cuando Emily se acercó a hablarme.

[...]

Acabamos en un pequeño y solitario parque no lejos del hotel, pues como yo misma le dije, no quería estar cerca de este. De hecho no quería volver a saber nada más de él. Además, era un lugar tranquilo donde poder hablar sin sobresaltos.

Escuché atentamente todo lo que tenía para decirme, comprendiendo el por qué de su molestia. Emily se había molestado porque yo me había entrometido en sus asuntos, ¿pero acaso Dante no hizo lo mismo cuando ocurrió todo lo de Alpha en Témpera? Yo... comprendía que estuviese molesta y comprendía que realmente lo que ocurriese entre ellos no era asunto mío. ¡De verdad que lo comprendía! Pero en aquel momento ni siquiera me preocupé por eso.

Suspiré.

—Emily... yo no tengo nada que perdonarte— le dije a la entrenadora entonces— Es decir, no estaba molesta contigo, simplemente me sentía incómoda porque no quería que tú estuvieses molesta conmigo. Yo... no le grité a Dante porque quisiera fastidiarte.

Tomé asiento en un banco y le hice un gesto a Emily para que se sentara a mi lado. Cuando ella lo hizo, yo seguí hablando.

>>Pero después de todo lo que sé que sufriste con la ruptura, ver a Dante aparecer con aquella chica simplemente me puso enferma—continué, apretando los puños con cierta rabia—. ¡Aún si no era verdad! Tú siempre sonríes y haces como que las cosas están bien cuando no lo están, anteponiendo la felicidad de los demás a tu propia felicidad... y eso no es justo. ¡Aún cuando sé lo mucho que sufres, lo mucho que te duele simplemente lo dejas estar! Por eso le grité. Por eso le dije aquellas cosas. Le eché en cara todas aquellas cosas y le mentí porque no quería eso. Entiendo que no querías que Dante pensase que estabas mal, pero... ¿acaso no lo estabas? Si tú no ibas a decirle nada, ¿cómo esperabas que yo me quedase callada?

La verdad era que Emily había hecho tanto por mi que no podía evitar sentirme en deuda con ella. Logró hacer que me sintiera menos sola. Me hizo sentir apreciada y necesaria y junto a Alpha fue una de las primeras persona en mi vida a las que pude considerar una "amistad de verdad", mucho antes de pensar en Effy como tal. Todas sus predecesoras habían sido falsas amistades y malas influencias. Emily era brillante. Brillaba con luz propia haciendo felices a todos y eso era maravilloso. Que pudiese mantener a los demás con ella sin depender del dinero o las influencias. Que pudiera sonreír como lo hacía. Alguien que realmente brillaba por lo que era y no por lo que tenía o por lo que aparentaba ser era más precioso y especial que un diamante.

A mí... me gustaba que Emily fuese una persona alegre y animada porque más veces de las que pensaría deseadas me contagiaba esa misma simpatía a mí. Me hacía feliz... o en su defecto, me hacia una persona un poco menos borde. Quizás era un pensamiento un poco tonto, pero yo quería protegerla. Quería proteger la felicidad de Emily. Sentía que si no podía ser recíproca en nuestras amistad con muestras exageradas de cariño por mi carácter, al menos debía hacerlo de alguna forma.

Me mordí ligeramente el labio inferior. Quería decirle todo eso, quería ser sincera, pero sencillamente las palabras no salieron de mi garganta. No pude decírselo, estaba demasiado cansada para hablar más. De modo que fui directamente al grano.

—No está en mi carácter mantenerme al margen cuando alguien sufre, Emily. Mira lo que acaba de pasar. Me vi envuelta en todo este caso por querer ayudar a un niño que solo vi un par de veces mal contadas...

>>Pero puedo... puedo dejar de meterme en tus cosas con Dante, comprendo que no estuvo bien hacerlo. Lo último que quería era molestarte. Eso... ¿es suficiente? ¿Todo vuelve a estar bien entre nosotras?