Ciudad Óleo

Jolteon usó Trueno una vez más, se veía en él toda su fuerza y esfuerzo.

—¡Metagross cuidado con eso!

El tipo acero logró eludir el potente movimiento y esperó mi orden: Él y yo sabíamos lo que seguía a continuación.

—¡Es hora de nuestra técnica secreta, Puño Meteo ahora!

MEGAMETAGROSS: Acero/Psíquico (Potente)
Garra dura: Ataques de contacto directo aumentan su potencia en 30.
Salud: 128/160
Fuerza: 360 (90)
Resistencia: 250
Agilidad: 0/2 (70 de Velocidad)
Movimientos:
-Golpe Aéreo (70 Potencia, Volador; ineludible) (Usos: 0/3)
-Cabezazo Zen (95 Potencia, Psíquico (Base 50, STAB +15))
-Puño Meteo (110 Potencia, Dragón, sube además en 10 la fuerza propia) (Usos: 1/2)
-Puño Bala (70 Potencia, Acero, se esquiva con dos puntos de agilidad (Base 30, STAB +10)) (Usos: 0/5)

 

La garra de Metagross impactó en el perro. ¡Menudo porrazo! Jolteon salió volando un par de metros hasta las puertas del centro pokémon (cerca del cual habíamos combatido). ¡Pobre Jolteon!

—¡J-jolteon! —Corrí hasta donde se encontraba y lo cogí en brazos para llevarlo de nuevo con Joy. Un descanso le vendría muy bien—. Eh, Ukita, acompáñame —le propuse al chico.

Una vez dejé a mi equipo con Joy, abrí mi mochila. Rebusqué en ellas por un tiempo, hasta encontrar lo que buscaba.

—Bien, Ukita... Mira, aquí está —saqué de ella las piedras rojas. Eran dos, y muy brillantes—. Te prometí una piedra si demostrabas que te la merecías, y... Bueno. Al principio me pareció poco precavido debido a la forma con la que me asaltaste para combatir... Pero has demostrado ser un buen entrenador. No creo que vayas a hacer un mal uso de ella.

>>¿Y bien, la quieres? —extendí mi brazo con la piedra que podría hacer evolucionar a Flareon. Era curioso, porque no le había visto uno al chico. Pero si preguntaba por ella, por algo sería...

 

El golpe muy efectivo. Derrotamos finalmente a Jolteon, con sudor y lágrimas de por medio, pero lo logramos.
Aparentemente el Puño fue muy violento, por lo cual tuvimos que ir en seguida al centro Pokemon.

Regresé a viejo Metagross a su pokeball, no sin antes darle un fuerte abrazo y unas merecidas gracias, de verdad había estado de lujo, eso de la megaevolución le sentaba tan bien como a Electivire o Venusaur (¿Snorlax también?)

Seguí al muchacho, creo que me había dicho que su nombre era Lucas, aún así no me arriesgué a llamarlo por un nombre erróneo, no es que yo hiciese eso a menudo, Alf e Iván eran testigos.
El servicio fue de inmediato y en un abrir y cerrar de ojos nuestros equipos estaban en forma.

—Bien, Ukita... Mira, aquí está

El muchacho del Jolteon sacó una piedra brillante de su mochila y me la ofreció. ¡Yo hasta me había olvidado de eso!

—Bueno, no fueron las formas correctas. La verdad todo fue un teatro, ¡sólo quería una excusa para librar un buen combate! — Reí y le agradecí cordialmente. —Y me ha funcionado, hace tiempo no tenía una batalla tan buena, ¡te pasaste, Lucas!-- Tras ver el color de la piedra me quedé quieto un instante. --Hey, ¿no tendrás una como la de Jolteon a cambio?

 

Ukita cogió la piedra y enseguida explicó su conducta. Al parecer solo era por una batalla. ¡Vaya, si era tan simple como haberlo pedido! En fin, lo hecho, hecho estaba. Podría haberme guardado la piedra en ese caso, pero... Bah, casi que lo prefería así. ¿Para qué quería yo llevar todas esas eonitas conmigo? No, era mejor compartirlas con gente que se las mereciese. Así Galeia estaría más protegida...

Para mi sorpresa, una vez aceptada la Eonita roja, el chico me preguntó por la amarilla. Le había gustado al verlo combatir, supongo. Es normal, por otro lado; ni siquiera conocía la forma mega de Flareon, pero ya sí la de Jolteon.

—Hum, ¿una eonita amarilla? Trato hecho, aquí está. Espero que hagas un buen uso de ella, ¿eh?

La voz de Joy interrumpió la conversación. ¡Ya estaba recuperados todos, genial! Me acerqué al mostrador a recoger las balls y... ¿qué hacer ahora? Quizá la batalla había sido una prueba de que llevaba tiempo sin entrenar. ¿Debería pasarme por la torre desafío?

—Oye, Ukita. Creo que voy a seguir con mi entrenamiento, esta vez en la torre desafío. Allí siempre hay buenos rivales a mi nivel. ¿Por qué no te vienes? Hay dos cupos disponibles siempre, así que podremos entrar los dos.

 

—Oh, me parece una buena idea, la última vez ahí no me fue tan bien, pero creo que es momento de un segundo intento— Acepté y en seguida salimos del Centro Pokemon, no recordaba muy bien para dónde quedaba el lugar, lo que decidí esperar que el mismo Lucas guiara.

 

Óleo, Ciudad Óleo, dos palabras que adoraba, pues regresaba a casa luego de un largo tiempo

—Déjame en el Centro, Aerodactyl —susurré al volador prehistórico—

Aerodactyl, obedientemente aterrizó en la entrada del centro, donde al bajar, tomé mi mochila y me dediqué a caminar a casa.

Extrañaba el lugar, la nostalgia empezó a apoderarse de mi poco a poco

 

El hotel estaba verdaderamente destartalado. Era grande, sí, pero parecía completamente destrozado, como si muchos años hubiesen pesado sobre aquellas paredes, las hubiesen agrietado, hubiesen decolorado sus paredes y estropeado las luces del gran letrero.

"Hoel McRy", decía. Faltaban una "t" y una "o", y la "y" estaba a medias.

Al entrar, el recibidor se abrió, inmenso y con una barra para la recepción desértica a la derecha. El suelo era de madera y algunos tablones estaban levantados.

Emily comenzó a notar una extraña sensación allí, pero... entonces vio un rostro familiar, y se sintió tranquila de nuevo.

—¡Ey! Hola.



Era Erwin. El chico rubio, sonriente, se encaminó hasta ella.

—Encantado de verte de nuevo, te conozco de los otros casos. Oye, ¿nadie más ha venido?

Erwin miraba en todas direcciones, como buscando a los demás.

 

Lucas Diamond

Aparecimos en ciudad Óleo, justo donde había tenido lugar el caso. ¿Acaso leían la mente esos portales? Vi a Emily dirigirse en una dirección hasta el hotel McRoy, así que la seguí. El sitio estaba completamente destartalado, no había rastro de actividad, y probablemente no la hubiera había desde hacía mucho.

—Hola... Eh, esto... He venido por el caso de la, ¡eh, n-no! No quería decir... Esto...

>>¿Q-quienes sois? —pregunté sin tratar de delatar para qué había venido; supuse que debía ser secreto y no recordaba al muchacho del primer caso.

 

—Hey, hola —saludó Erwin, tranquilo y formal, como siempre—. Soy Erwin, detective ayudante de Zack Farrow. El detective Farrow no está presente ahora mismo, pero no tardará en llegar.

>> ¿Va a venir más gente? Tengo preparada la información preliminar para vosotros, pero... creo que será mejor esperar a que venga el resto.

 

Liza White

Me entristeció tener que dejar a mi equipo atrás, esperando por nosotros en la colina Kilima hasta que regresasemos. Aún habiendo dejado lo suficiente para que estuviesen a gusto allí, no podía ignorar la inseguridad que tenía ante tantos pokémon que habitaban por Udan. Pero confiaba en que Umiko y Kiba cuidarían bien de los más pequeños, estaban en buenas manos.

Cuando llegué a Óleo, Lucas ya había comenzado a caminar hacia el que suponía era el hotel del caso. Yo, algo despistada observando la ciudad a la que hacía tiempo que no visitaba, me tardé un poco más en seguirle el paso. La sensación de viajar entre Udan y Galeia era extraña, pero se sentía bien volver a casa, al menos por un tiempo.

—¿Uhm? Oh, sí, el hotel —murmuré para mis adentros, enfocando mi atención en su fachada bastante vieja y desgastada.

Vaya... Este lugar no destacaba por dar buenas vibras, desde luego. Asomé mi cabeza hacia su interior, no muy segura de que este fuese el lugar correcto, hasta que vi a Lucas junto a Emily y otro hombre, que suponía nos informaría sobre el caso. Caminé hacia ellos, sonriente.

—¡Presente! —saludé, alzando la mano al escuchar la pregunta del honbre—. Creo que toda ayuda es necesaria ahora mismo, ¿no es así? En ese caso, yo también vengo a ayudar.

 

Erwin sonrió amablemente para recibir a Liza. Pero su semblante no tardó en volverse muy serio.

—Bueno, hablemos del tema, entonces. Es un asunto bastante delicado.

>> Este hotel, como todos podéis ver, está en bastante mal estado. Hace varios años, la familia McRoy fue una familia muy pudiente de la ciudad y de toda Galeia en general, pero varios fracasos económicos fueron sucediéndose, hasta que acabaron arruinados. El hotel fue lo único que les quedaba, y dejaron de utilizarlo para recibir huéspedes, de manera que, ahora, este enorme sitio ha servido únicamente como residencia para los McRoy.

>> En este hotel vive la anciana Leandra McRoy (actual cabeza de familia), su hija, Ellie McRoy, y el nieto de la señoraRonald, o también llamado cariñosamente por su familia como "Ronnie". Con ellos sigue conviviendo un tal Frederik, quien antaño fue mayordomo de la familia y, actualmente, es la pareja de Ellie McRoy... y, además, hay alguien más, una amiga de la familia que trabajó antaño como secretaria y se encontraba de visita; Nina, es su nombre. Ésta última fue la que denunció la desaparición del niño a la CSG, de hecho.

Erwin tomó aire a modo de pausa. Tenía los ojos entrecerrados, y los brazos cruzados.

—El padre del niño se llamaba Xavier. Al parecer, la magia del matrimonio se perdió tiempo después de que el chiquillo naciera, y, en cuanto la familia McRoy comenzó a decaer, perdiendo su fortuna, él desapareció y los abandonó. Desconozco más detalles al respecto de esta historia, pero sin duda, es lamentable que un hombre se comporte de esa forma.

>> En todo caso... dejadme deciros que hay un pequeño problema. Ronnie no parecía salir mucho del hotel, así que si solo éstos fuesen los que andaban por el mismo en el momento de la desaparición, no debería ser difícil averiguar qué ha sucedido. Sin embargo, al parecer, recientemente los miembros de la familia McRoy han estado usando el hotel a modo de, esto... "casa del terror". Es una forma de ganarse la vida. Es por eso que no es extraño que hayan podido entrar aquí múltiples personas, aunque según la señora Leandra, casi todos suelen ser niños y adolescentes. En cualquier caso, si se tratase de un secuestro, la cosa podría complicarse mucho.

>> No tenemos un hilo claro del que tirar, así que lo primero es recabar más información. Os sugiero que busquéis en la planta de arriba a la familia; podréis encontrar allí a todos, a Leandra, Ellie, Nina y Frederik. Estaría bien aclarar todo lo posible sobre la desaparición de Ronnie antes de empezar a investigar.

>> ¿Puedo contar con vosotros para esto?

 

Lucas Diamond

Emily me presentó al muchacho: Erwin se llamaba. Al parecer él nos introduciría al caso y nos informaría; así lo hizo y pronto sabíamos todos los (pocos) detalles de los que disponía aquel personaje. Así que un secuestro... y encima había estado entrando gente al hotel. ¡Vaya, pues parecía súper fácil de resolver! Total, solo había una infinidad de posibles sospechosos, ¿verdad?

—¿Una casa del terror? Pues sí que da el pego, sí... Eso complica mucho las cosas, a decir verdad. Creo que deberíamos conseguir más información acerca del día en el que ocurrió todo esto; a fin de cuentas aún sabemos muy poco —opiné.

Me mantuve pensativo un rato. ¿Con quién debería hablar primero? Quizás...

—Yo creo que buscaré a Nina. Muchas gracias por la información, Erwin. ¡Nos vemos en un rato!

Subí entonces hacia el piso de arriba para buscar a quien había denunciado el caso.

—Buenos días. ¿Eres Nina, verdad? Me gustaría recabar algo más de información acerca del día del secuestro, ¿puedes contarme todo lo que sepas?

 

Liza White

Y para cuando quise darme cuenta, me había quedado atrás. Tanto Lucas como Emily salieron en seguida a recoger toda la información posible, y yo me quedé breves segundos recapitulando toda la información que Erwin nos acababa de dar.

—De acuerdo, yo me dedicaré a hablar con Leandra, intentaré conseguir toda la informacion que sea posible —decidí entonces, despidiéndome por el momento del ayudante para dirigirme al piso correspondiente.

Por suerte, no tarde más de unos minutos en encontrar a la mujer que actualmente dirigía la familia, y me acerqué a ella con educación, preguntando acerca de toda la información que pudiera darnos sobre el caso. Cualquier detalle por mínimo que fuera, podría ayudarnos en algún momento a atar cabos.

 

Nina era una mujer bastante guapa. Aparentaba tener unos treinta años, y era delgada, de castaño cabello ondulado recogido en un pulcro moño y con grandes ojos verdes, expresivos.
Miró al chico con sorpresa.

—¿Tú investigas el caso...? No esperaba... quiero decir, pensaba que vendrían personas más... bueno, no te preocupes —definitivamente estaba sorprendida de ver a un chico tan joven como Lucas allí.

>> Verás, yo no sé mucho. Pasaba por aquí de casualidad, y decidí visitar a la familia. Cuando entré y vi todo tan... en tan mal estado, yo... —parecía afectada, desde luego—. Antes era su asistenta y la secretaria de la familia, ¿sabes? Dejé mi trabajo bastante tiempo atrás por motivos personales, pero mantengo una buena relación con la familia. Me han ayudado mucho, después de todo. Pero al llegar, el niño no estaba. Creo que vine justo cuando debió desaparecer. Al principio su madre y su abuela creían que estaba jugando con algunos niños de los que visitan el lugar con motivo de la casa del terror, por el hotel. El pobre, al parecer, no tiene mucha compañía habitualmente y no tiene muchos amigos. Nunca ha salido del hotel, porque... parece tenerle miedo a salir.

>> La cuestión es que, cuando buscamos al niño, no lo encontramos por ninguna parte. Ellie entró en pánico, y Leandra insistía en que ya volvería. Pero yo no pude quedarme de brazos cruzados, así que... decidí llamar a la CSG. Y hasta hoy.

Sonrió con amargura.

—Su pobre pokémon, su Espurr... quedó consternado. Pasa las horas enteras sin moverse, quieto en un rincón, pegado a la pared, sentado... él era el único amigo que Ronnie tenía.

Espurr añadido a las pruebas.

Ellie McRoy era una mujer menuda, algo encorvada y de unos cuarenta años. Su cabello estaba algo grasiento y rozaba sus hombros. No obstante, llevaba un vestido azul con un aspecto despampanante, aunque se veía algo viejo: debía ser una prenda que conservaba de su época rica.

—Hola... ¿eres tú una de las que investiga el caso?

La mujer parecía completamente desanimada.

—No hace más de dos días que mi pobre Ronnie desapareció, pero... él era tan... vulnerable. ¿Creéis que pudo ser secuestrado?

Calló un segundo.

—Mi Ronnie padecía de Agorafobia. Se trata... de un trastorno que produce un miedo irracional a la gente, dicho a grandes rasgos. Pero él, simplemente, tenía miedo de los desconocidos. Se relacionaba bastante con un par de amigos suyos, o algo así, unos niños que entraban al hotel para disfrutar del servicio de casa del terror, ¿sabes? Pero nunca salió del hotel, porque era incapaz. La gente del exterior... le provocaba ansiedad, miedo. Angustia. Mi pequeño, solo con seis añitos...

Declaración de Ellie McRoy añadida a las pruebas.

La anciana Leandra tenía un bastón bien largo con el que apuntó a Liza nada más verla entrar. Su cabello canoso cubría parte de su rostro, tratando de ocultar las arrugas, pero era un esfuerzo inútil. Una gran papada se mecía cuando hablaba.

—¡Largo de aquí, niña! ¡Hemos cerrado!

Pero, cuando escuchó que colaboraba con la CSG, se calmó, pese a que la incredulidad pintaba su rostro.

—Hmpf. ¿Una niña como tú, detective? Absurdo. ¿Y qué quieres? ¿Que te hable de mi nieto?

>> Son unas exageradas, todas. Ronnie se habría escapado, ¡los niños deben salir a la calle! Esas cosas raras de fobias no son más que estupideces. El chiquillo estaría harto de estar encerrado y saldría corriendo, seguro. Cuando yo era joven, mi padre jamás me dejaba salir si no era acompañada. Pero era porque yo debía ser una señorita, una señorita llena de joyas y de palabrería, con la cabeza vacía. ¡Mira para qué sirven las joyas y el dinero, para que todo se vaya a la mierda un día! Suficiente tengo con aguantar a todos esos críos que vienen todo el día a la idea absurda de mi hija de montar una casa del terror, que ahora tengo que aguantar que se interrogue, ¡en mi propia casa!

Caminó torpemente hacia la mesilla de noche, para coger algo que había sobre ésta.

—Ronnie estará por ahí, y es absurdo investigar algo tan tonto. Ya volverá. Así que, toma, si quieres seguir por aquí, vete a la casa del terror y paga tu cuota, pero largo de mis dependencias, niña. Largo, largo, largo, esta es zona privada, ¡largo!

La anciana le entregó un folleto a Liza...

Añadido el folleto de la casa del terror a las pruebas.

 

La mujer meditó en silencio un momento.

—Creo que se llamaban Paul y George. Pero no estoy del todo segura... ellos tres siempre estaban a solas, yo no he tenido mucho contacto directo con ellos. Y mi Ronnie era tan callado y reservado que...

La voz se le entrecortó e hizo un esfuerzo por tragarse las lágrimas.

No lo consiguió.