—¿Ya llegamos? ¡Por fin! —exclamé saltando de inmediato del lomo de Togekiss y solté un leve bostezo sintiendo varias de mis articulaciones entumecidas. Devolví a la pokémon volador/hada a su pokéball y Glaceon se bajó de igual forma para dirigirnos las tres hacia la sede del torneo. Sí que hacía tiempo que no pasaba por aquí. —¿Qué pokémon tienes pensado usar? ¿Emboar y Espeon? —le pregunté mientras caminábamos por las calles algo rápidas por si no llegáramos a tiempo, con la tipo hielo dirigiendo el grupo como guía oficial.
— Pues no lo he pensado la verdad, ha sido todo muy repentino — admití con una sonrisilla nerviosa — Pero supongo que son la mejor opción porque los tengo bastante potenciados... — dije luego, con la barbilla apoyando en un puño, pensativa.
—Por eso mismo, son las mejores opciones para tu equipo. Y según el rival que te toque también podrías usar a otros; Weavile con su alta velocidad tampoco está mal. Aunque bueno, con un ataque ineludible lo pasaría mal... Quizás con protección... —divagué más para mí misma que para Emily. Entonces la miré y reí ligeramente. —Eso ya según tú. Te recomiendo potenciar a alguno con el centro V.I.P por si se da el caso. Volví a mirar hacia delante y noté que la alta edificación donde se hallaba la sede ya se podía ver desde aquí, no quedaba mucho.
— Sí, tenía intención de conseguir unos cuantos puntos más en la Torre por eso — expliqué viendo el enorme edificio que correspondía a la sede — Pero va a ser que me las voy a apañar con lo que tengo... ¡wow! Es mi primer torneo desde hace mucho tiempo ¿sabes? Estoy muy nerviosa — admití recordando vagamente el combate que había tenido con Ukita y que perdí por culpa del azar.
Glaceon se nos adelantó echando a correr una vez estuvimos frente al edificio y entró justo cuando una persona salía de ésta, aprovechando que abría la puerta para entrar. Suspiré y aceleré un poco el paso junto con Emily para no dejarla mucho rato sola. A saber qué puede liarla allí dentro por su enorme curiosidad. —Es normal, yo también me pongo nerviosa en estas ocasiones. —reí ligeramente, y abrí la puerta para finalmente entrar. —Tú tranquila que lo haréis muy bien. Una vez nos abrimos paso pude comprobar que Glaceon se encontraba sobre el mostrador, sonriéndonos tranquilamente como si nada pasase, y me adelanté para cogerla y pedirle disculpas a la recepcionista por si hubiera hecho algo. Miré hacia atrás y le hice un ademán a la chica para que se adelantase a apuntarse al torneo cuanto antes.
Sonreí enormemente al ver la escena formada en el mostrador. Podía parecer extraño, pero repentinamente me sentí mucho más aliviada. — Siempre pensé que todos los pokémon de hielo en general eran bastante fríos — dije hacia la chica mientras apuntaba mi nombre — Pero este Glaceon no tiene pinta de ser así — le sonreí finalmente a ambos cuando acabé mi inscripción. Y por cierto, gracias por los ánimos. Me han ayudado mucho~
—Solo es fría con los extraños, pero cuando está conmigo o personas que ella considera que son de fiar pues muestra su verdadera forma de ser. —le expliqué acariciándola cariñosamente, a lo que la pokémon agitó su cabeza y se sacudió para poder bajarse de nuevo y volver a ser libre. —No todos los pokémon hielo tienen por qué ser así. >>Y me alegra oír eso. —sonreí una vez acabó de inscribirse, entrelazando mis manos tras la espalda. —Ya tengo ganas de que comience.
— Síp, lo he podido comprobar — dije mirando al pokémon y después volví a centrarme en la chica — Pues imagínate yo — secundé con una risa — En fin, tengo que ir al Centro Pokémon, ¿me acompañas? — pregunté justo en el momento que Espeon salió a hacernos compañía. Siempre que le pokémon tardaba en salir porque le daba pereza o cualquier cosa se me hacía muy raro. Generalmente era el único pokémon que me acompañaba casi siempre.
Aterrizamos frente al edificio de inscripciones para el torneo y bajé de Altaria acompañado de Fósforo a mi derecha y Flare, mi fennekin en mis brazos. Cuando llegamos a la mesa de inscripción vimos que no muchas personas se habían anotado al torneo, tras poner mi nombre en la lista, fui hasta un banco cercano y me acomodé en el asiento. —Veamos que sorpresas nos trae el torneo—dije acariciando a Flare, que no entendía muy bien a qué me refería.
Divisé una figura celeste de nubosas alas aterrizando frente al edificio que servía como sede del Torneo Óleo, montada por un entrenador que vestía una chaqueta roja que podría reconocer incluso desde el horizonte: se trataba de Chad llegando a la ciudad junto con su Altaria. Le vi entrar seguido por Fósforo y... ¿Un Fennekin? —Dejame frente a la puerta, Pidgeotto —pedí a mi pokémon volador. Éste exclamó su característica afirmación y, en un parpadeo, me dejó frente a la entrada del edificio. La vista no me había engañado. Era el inicial de tipo fuego de Kalos el que acompañaba a mi amigo, un pokémon que en su máxima etapa evolutiva podía aprender un movimiento que ningún otro pokémon conocía: la lúgubre Llama Embrujada. Entré tras regresar a mi tipo volador a su pokébola. —¡Hey, Chad! —saludé pasando frente a él en dirección a la mesa de inscripciones, que no se hallaba muy lejos— Así que también te anotas, ¿eh? ¡Que gane el mejor! Dichas estas palabras, aporté mis datos a la recepcionista, dándome por inscripto. Acto seguido, me acerqué con paso calmado hacia Chad.
Escuché que alguien me llamaba y levanté la cabeza para ver a Hubert dirigiendose a la mesa de inscripciones del torneo para anotar su nombre. —¡Sí, será mi primer torneo!—le respondí energicamente con una sonrisa entusiasta. El entrenador se acercó tras inscribirse en la lista de participantes y Flare lo miró curiosa olisqueandolo desde lejos. —Oh, cierto—dije tomando a Flare desde debajo de sus brazos y encarandola a Hubert—. Hubert, ella es Flare; Flare, él es Hubert.
Chad alzó a Fennekin en sus brazos cuando terminé de acercarme a ellos y dispuso la debida presentación entre nosotros. —Es un gran placer conocerte, Flare —saludé a la tipo fuego con mucha gratitud, pues adoraba ver pokémon de mi región en Galeia, donde eran poco comunes. Acerqué mi mano con cierta cautela, ya que desconocía el carácter de la nueva amiga de Chad. Sin embargo, Fennekin aceptó mi suave caricia en su cabeza, en sus orejas y en su hocico. Tuve que apartar la mano cuando recorrí la última zona, pues el tacto en la nariz le provocó un pequeño estornudo que hizo brillar el pelaje rojo de sus orejas, que a su vez elevó la temperatura hasta distorsionar un poco el aire. Por suerte, ni yo ni Chad salimos lastimados. —Lo siento —me disculpé. Entonces miré al entrenador— ¿Qué tal les ha ido con el entrenamiento en Islas Artistas? ¿Pudieron hacer mucho, o fueron sorprendidos por el anuncio de que se abría el Torneo de esta ciudad?
—Bueno...—dije rascandome la mejilla con un dedo—. Estabamos en medio de una pelea y tuvimos que interrumpirla para venir aquí a inscribirnos, así que el entrenamiento se suspendió indefinidamente—respondí finalmente a lo que Fósforo asintió de brazos cruzados. —¿Qué hay de tí? ¿por dónde estabas?—le pregunté haciendo espacio para que tomara asiento.
—Con que ha sucedido lo segundo —comenté con una sonrisa después de escuchar su explicación. Y su pregunta la respondí tomando asiento al lado de él—. Yo también tuve que dejar las Islas, aunque por un motivo deferente: los organizadores del Torneo Acrílica me habían contactado por Holomisor para solicitar que terminase la batalla por el Tercer Puesto contra Steve y Liza… Ya que la estuvimos postergando por varios meses —me rasqué la nuca, avergonzado por aquella irresponsabilidad— ¡Pero mira esto! —exclamé. Extraje del bolsillo de mi pantalón la medalla de bronce y la acerqué al entrenador para que pudiera leer el texto grabado en el metal, que me declaraba ganador del tercer puesto del Torneo Acrílica. No pude reprimir la sonrisa. —Es mi segundo Bronce desde que estoy en Galeia —dije—. El anterior lo había conseguido en el Torneo Témpera, aunque presiento que ya te lo había contado antes. En ese momento, dos intensas luces rojas escaparon de mi cinturón. Serperior y Maractus se materializaron en los interiores de la sede del Torneo, gustosos de volver a sentir el aire fresco del exterior. Quien más expresó este placer fue el pokémon del desierto, con la música estridente de sus maracas. Pero el ritmo tropical interpretado por Maractus no duró mucho tiempo, ya que el pokémon detectó la presencia de Fennekin. Se acercó a mirarla de cerca, con una sonrisa en el rostro y bailando levemente, produciendo su característico sonido. Serperior, no sin antes saludar a Fósforo con una reverencia, observó a la pokémon desde su posición, con una perceptible curiosidad brillando en su mirada tranquila.
Tras abandonar la sede, mi primera parada fue, naturalmente, el centro pokémon... recuperé la salud de Steelix y Gallade (no habían sufrido nada de daño, pero era mejor mantenerlos en óptima forma para la próxima batalla). A continuación, dejé atrás el centro pokémon y me dirigí a entrenar en un parque cercano... liberé a Flareon y Arcanine, pues decidí que era hora de darle un poco de entrenamiento intenso a mis tipo fuego. Teddiursa, que dsfrutaba de su libertad momentánea, jugaba por los alrededores; liberé a Blissey para que le tuviera un ojo encima y procurara que el pokémon oso no se alejara mucho mientras me ocupaba del entrenamiento. —Muy bien, es hora de practicar un poco de velocidad, primero que nada... ¡Arcanine, Velocidad Extrema! ¡Flareon, Ataque Rápido!
Togekiss aterrizó en la ciudad y lo primero que hice tras regresarla fue dirigirme corriendo hacia la sede del torneo; mientras corría rogaba que me dejaran inscribirme y que no hubiera problemas. Cuando llegué frente a un edificio que al parecer era la sede, empecé a caminar al interior y me dirigí a una señora que estaba detrás de un mostrador la cual dirigió su atención hacia mi para ver que quería. Cuando me pare frente a ella, junte mis manos e hice una mirada suplicante y ella solo arqueo una ceja un tanto confundida. —¿Tendré tiempo siquiera para inscribirme...por favor?—Le pregunté y ella al principio lo dudo pero tras haber hablando por teléfono que se encontraba sobre el mostrador me miro y pregunto por mi nombre—Mitsuki...¡Gracias, en serio! Le sonreí a la señora y salí de la sede del torneo un poco más relajada. Me senté en una banca y puse mis manos detrás de mi nuca a esperar, no se, un combate mientras.
—¡Eso es, Arcanine! ¡Llamarada! Arcanine dirigió sus poderosas llamas hacia Flareon; sin embargo, la tipo fuego esquivó el ataque, creyendo que seguíamos practicando la velocidad y no los ataques, que era lo que actualmente estábamos haciendo. Las llamas se dirigían hacia una joven que estaba descansando pacíficamente en una banca... —¡Cuidado! —exclamé, pero era demasiado tarde... o así parecía. Flareon se interpuso entre la muchacha y las llamas, llegando allí rápidamente usando un ataque rápido y absorbiéndolas todas con su habilidad especial—. Perdón por casi quemarte, no fue nuestra intenc... oh, Mitsuki, ¡eras tú! ¿Has venido por el torneo también? Contenido oculto @Taylor Scherbatsky
¡Cuidado! Deje de ver el cielo y abrí mis ojos de par en par cuando vi que un llamarada se dirigía hacia mí con velocidad; me mordí el labio inferior y cuando iba a reaccionar e intentar al menos agacharme para no recibir el ataque en el rostro un Flareon salto hacia mi y recibió el ataque antes que yo lo hiciera. Mis hombros aun estaban un poco tensos pero me encontraba más tranquila cuando el ataque no me dio. Le iba a agradecer al Flareon pero me volvieron a hablar otra vez. Levante la mirada del pokemon y vi que era Effy, al parecer ese llamarada era de uno de sus pokemon (El Arcanine parecía el más obvio, pero bueno). —Esta bien...—Le dije sonriendo antes de agradecerle al Flareon y ponerme de pie—Pues sí, tuve suerte de poder siquiera inscribirme.
—Claro, tampoco tenemos mucho que hacer por aquí. —suspiré algo aburrida, pero al ver como comenzaban a alejarse hacia la puerta les seguí sin perder más tiempo junto con Glaceon. Finalmente abandonamos el establecimiento rumbo hacia el Centro Pokémon.
—Me alegra que no te haya dañado, Arcanine puede ponerse un poco intenso en los entrenamientos a veces —comenté, rascándome detrás de la nuca, como si me avergonzara un poco aquel hecho—. Pues me alegro que hayas podido inscribirte... nosotros ya nos anotamos, y ahora estábamos practicando un poco para el torneo. Flareon, por su parte, saltó a la banca y se sentó allí para descansar un poco, mientras que Arcanine hizo lo mismo pero sobre el césped. Teddiursa detuvo sus juegos al ver a aquella joven que ahora hablaba con su entrenadora, recordando haberla visto en Isla Artistas, y se acercó rápidamente. Blissey siguió al tipo normal sin perder su clásica sonrisa de bondad.