Crucé ciudad Oleo volando con Altaria a gran velocidad hacia el sur. — ¿A dónde se fue Effy tan rápido? —pensé en voz alta dejando atrás la ciudad.
una vez llegado a la ciudad, fui directo al centro pokémon a curar a mi equipo. —gracias joy— agradecí a la enfermera y salí a recorrer la ciudad, la cual no parecía tener tanta gente como se decía que había normalmente.
—Que vacia la ciudad— mirando hacia todos lados, para luego subirme a mi bici. —bueno, mejor asi— me puse a pedalear a toda velocidad.
Tras un rato pedaleando, llegue al otro extremo de la ciudad. —eso fue corto— me dispuse a marcharme hacia la siguiente ruta.
Llegué a Ciudad Óleo, después de salir de Kalos. Me gustaba Kalos, pero estar tanto tiempo trabajando en la mansión para luego no recibir ni una simple caricia de la señorita, era bastante aburrido, así que pedí permiso para tomarme mis propias vacaciones. Galeia me parecía una región de lo más peculiar, pero me gustaba el como se presentaba. Totodile decidió ser mi pokémon acompañante, con lo que siempre estaría fuera de su pokébola. En parte estaba bien, ya que así haríamos mejores migas, pero por otro mal, ya que los totodiles eran pokémon muy hiperactivos. O eso tenía entendido... --Tengo hambre...-- dije llevando mi mano al estómago
Este chico no aguantaría ni una ronda sólo, y menos si no es en Kalos. Snow no fue mucho de salir de aventuras, y menos lejos de Kalos o Sinnoh, y mucho menos en un lugar donde no conoce a nadie. Espeon iba tras de mi, mirando a todos lados, y preguntandose por qué volvimos aquí. Me había tomado la libertad de ponerle un collar con cascabel. Al principio era para las risas, pero al final le quedaba bien. Excepto por la noches... --¡SNOW!--grité para llamarlo. Si estava por aquí, me tenía que oír sí o sí. Me sacudí el pelo, el cual lo llevaba totalmente diferente a como lo llevaba de costumbre. Fue levantado, y pintado con algunas mechas negras. Y todo por una fiesta de hace una semana. Odio a mi peluquero. Miré los colgantes que siempre poseía, el de Alpha y el de obviamente mi mejor amiga Liza. --En menudo lío me voy a meter como vean que no estoy en casa... Contenido oculto
Mi principal objetivo era comer al igual que Totodile, pero no conocía a la ciudad, así que nos tuvimos que conformar con Bayas Aricoc, luego escuche algo a la --Alguien me llamo? le pregunte a Totodile quien tampoco logro escuchar muy bien
--Maldito enano... En verdad de enano no tenía nada. Me sacaba un par de cabezas, aunque claro, todos me sacan más de 3. --Veamos... Continué buscando, mientras me subía la camisa negra nueva, que la verdad me tocaba bastante la moral, ya que no paraba de bajarse bastante, y estaba a centímetros de verseme todo. No pasó mucho cuabndo divisé al sujeto que busca. Me acerqué a él, y le agarré del hombro. --¡Ajá! ¡Aquí estabas!
--Oye, que no soy fea, al contrario...-- dije a modo de burla cuando vi su reacción Me sacudí el pelo para seguidamente llevarme las manos a la cintura. --¿Sabes en el lío en el que me pudo meter si se enteran de que te viniste aquí? -- le pregunté cambiando de postura --. A no ser de que pidieras permiso. Llevé mis manos a la cabeza, donde el pequeño pokémon estaba. Ya estaba acostumbrada a tener pokémon ahí cuadno me atacaban. Spark era violento cuando tenía hambre y no le hacía caso.
--Esto no es nada cuando tienes un Raichu que se las pasa mordiendo cuando tiene hambre. Espeon asintió, y cuando me saqué al pokémon fauces, lo miré sonriente. --Espero que sea como el Feraligatr que tengo en Kalos. Y respondiendo, tecnicamente no era a mi a quien deberías pedir permiso, y casi casi si que eres mi esclavito. Desde pequeños.
--Esto...tienes algo para comer, me olvide tomar las provisiones y estamos aguantando con bayas. Dije con un poco de vergüenza
--No, no traje nada de comida. Pero sé donde puedes comprarla. ¿Trajiste dinero o quieres que te preste? -- le pregunté sacando ya mi cartera de mi bolsillo trasero
Me reí ante su comentario. Obvio que no era una chiquilla. Yo creo, y sólo creo, CREO que era un chico. Decidí seguirle, pero en medio del camino decidí preguntarle. --¿Qué quieres comer exactamente?
--A mi me gusta de todo. Pero algo salado... Ahora no se me ocurre qué. Tú decides, yo pago. Mientras caminabamos, miré ambos colgantes que tenía. Todos con un recuerdo exacto. Pero ahora que me acuerdo... merde... --si quieres, cuando acabes de comer, te puedo llevar a algún sitio. Padera arte, Tempera, Lienzo...
Cuando me giré a mirarle, me quedé asombrada. --Pero... ¿Cómo? ¿EH? Me pasé la mano por el pelo, y cogí la ball de Noivern para liberarlo. --Sube… cuando vi a Espeon subirse, le dí un golpecito al dragón, y este enseguida salió volando. Rumbo a Pradera Arte
Aterricé en Ciudad Óleo tras mucho, mucho volar por los cielos… creímos que nunca llegaríamos a la ciudad tras ver nada más que cielo, nubes y agua, pero eventualmente Skarmory llegó a aterrizar en la metrópolis que sería la sede del nuevo torneo de la región Galeia. Regresé al ave de acero a su pokebola y salió de la suya Teddiursa… el pokémon oso había adoptado una tendencia a escaparse de su pokebola en cuanto tenía ocasión, lo cual por lo general no era molestia para nada… excepto cuando se le ocurría salir corriendo a explorar. Y ésta era una de esas veces. —¡Quieto ahí, Teddiursa! ¡Espérame! —exclamé, persiguiendo al oso por la ciudad. Él sencillamente rió y siguió corriendo. Lo seguí hasta un edificio, al cual el pokémon entró sin dudarlo y yo lo seguí sin fijarme ni que era aquel lugar. Finalmente lo atrapé con ambas manos, en el medio del hall principal de aquel edificio, y le di una mirada severa que sirvió para que efectivamente el pokémon comprendiera que eso no fue para nada divertido. Liberé a Teddiursa de mi agarre, ubicándose el pokémon junto a mí en esta ocasión pero sin dejar de observarlo todo a su alrededor con inmensa curiosidad, cuando sentí una mirada que clavada en mí… una señora de unos cincuenta y tantos se encontraba detrás de un mostrador, mirándonos como esperando que nos acercáramos a hablarle. Le pregunté donde me encontraba y me llevé una sorpresa; ¡la sede del torneo! Menuda suerte la mía… había llegado a tiempo perfectamente para inscribirme.
Aerodactyl aterrizó en ciudad Óleo, me baje de el de un salto y lo regrese a su pokeball. Typhlosion salió de su pokeball y empezó a caminar conmigo por la ciudad. Al principió no encontraba nada....¿¡Por qué rayos habré tirado el papel?! Poco a poco me iba enfadando pero de repente Typhlosion se detenió y yo sin darme cuenta de eso seguí caminando. Typhlosion al ver que yo no me paraba, empezó a correr hacía mi y me dio un leve golpe en con la cabeza cuando me voltee a ver que le pasaba y este señaló a un gran edificio, al ver el edificio sonreí para después mirar a Typhlosion. —Ese es mi Typhlosion —Le dije sonriendo mientras le acariciaba la espalda. Corrí junto a Typhlosion y entre en la sede, una vez adentro me acerque a la recepcionista y me inscribir en el torneo. Una vez vez inscrita me senté en unos de los bancos de la sede del torneo para pensar alguna estrategia.
—¡Ya hemos llegado! — exclamé alegre cuando aterrizamos en Óleo tras un largo pero entretenido viaje — Acompáñame a la sede y ya de paso, me dices alguna estrategia —le pedí a Liza cuando acabó de bajarse y la agarré de las manos para encaminarnos hacia el lugar deseado.