—¿Cómo les va, chicos? —saludé a ambos con una afable sonrisa, mientras Maractus y Serperior saludaban a su manera: el uno bailando y el otro con una reverencia de príncipe. Cottonee no había despertado— ¿Puedo pasar?
(Ahora es que regresa mi conexión a internet D: ) —Ando genial... ¿Donde quedan mis modales? Pasa —me hice a un lado para que el muchacho pasara—
—Te lo agradezco —sonreí al muchacho, e ingresé a su casa seguido por mis pokémon tipo planta— He escuchado parte de la conversación de antes (me disculpo por eso), y si mis oídos no me engañaron, ¿estabas por recargar la batería de un coche? Creo que podría ayudarte con eso.
—Pues alguna solución ha de tener —le dije siguiéndolo hasta el lugar donde guardaban el vehículo—. Si esa batería se recarga con electricidad, tengo una Shinx bastante fuertecita que le dejará al máximo de su capacidad de carga, en apenas un respiro.
—Si, es eléctrica —saqué la batería— Mismagius la había recargado, pero mi madre cría Pokémon, sospecho que algún pequeño tipo Eléctrico debe estar haciendo de las suyas
—Coche de motor central, debe estar en el habitáculo —respondí, mientras abría la puerta a la caza de algún tipo Eléctrico—
—Ten cuidado, no queremos que salgan lastimados ninguno de los dos. Si te veo en un aprieto, mi nuevo amigo se encargará de ayudarte. Cuando terminar de pronunciar la última palabra, desde mis espaldas se asomó la enorme boca de Gible. Sintió la calidez de la casa de Rojo y lo venció la tentación de salir de su pokébola, dentro de la cual seguro se aburría al permanecer tanto tiempo sin salir al exterior. Miró con curiosidad el coche de la madre de Rojo, como sintiendo la tentación de probar la fuerza de su dentadura en el metal... —Ni se te ocurra —lo intimé. El pequeño tipo dragón bajó la cabeza, resignado. Cottone, sobre mi cabeza, se acomodó en mis cabellos para dormir más cómoda.
—Bingo... —un pequeño Pichu se escondía bajo un asiento, y tras sacarlo lo dejé en el piso, enseguida miré a Hubert— ¿Donde están los Gible?
—En una cueva oculta en algún punto del Ruta 306 —respondí—. La entrada está muy elevada sobre el nivel del suelo, por lo que vas a necesitar el movimiento Treparrocas de Blastoise para poder acceder. Una vez allí, te pido tengas cuidado, por las amigos de este pequeño son algo agresivos ¿No es verdad? —pregunté mirando sobre mi hombros, ya que el dragón había trepado hasta allí. Al recordar la anécdota de su captura, Gible dejó escapar una risa pícara.
—Espero que si capturo uno no me dé problemas con Haxorus... —suspiré y me dispuse a ir a la sala de estar, donde estaba mi madre— Solucionado No tan confiada con mis soluciones, mi madre dejó soltar una risa sarcástica —Adelante, alégrame el día —con la más famosa frase de Harry el sucio, me dijo, con la intención de fastidiarme—
—Es un placer conocerla, señora mamá de Rojo —saludé desde atrás de Rojo con el Pichu en brazos, mientras Gible se apartaba de mí para ir a bailar con Maractus, que tocaba las maracas más allá. Serperior miraba por la ventana, ajeno a todos nosotros.
—Oh, un amigo tuyo, ¿Eh, colorado? —sonrió— Un gusto igual, ¿Eres...? —preguntó— —Es Hubert, según recuerdo, empezó su viaje no hace mucho, y sí que se hizo fuerte en un dos por tree
—No sé si es tan así —repliqué con modestia—, pero sí debo reconocer que me siento satisfecho con el progreso que hice hasta ahora, aunque todavía me falta mucho para llegar al lugar que deseo.
—Debo reconocer que se nota que eres fuerte, si no, que se lo digan al Serperior que te acompaña.... ¿Es tu inicial? Supongo que si —dijo mi madre— —¿Seguirás entrenando? Genial, definitivamente me anotaré en el próximo torneo, a ver si puedo al menos superar la primera ronda... ¿Donde será? —me llevé una mano a la barbilla, pensativo—
—Hasta ahora hay dos ciudades con capacidad para organizar torneos, pero que todavía no lo han hecho: Acuarela y Aeresol... Supongo que serán los lugares que albergarán los próximos torneos de Galeia. >>Y hablando de entrenar, Rojo... ¿Aceptarías una batalla 3 vs 3? —pregunté, mirándolo fijamente— Sin Serperior...
—Hmmm, vale —me dispuse a salir al patio trasero, estaba acomodado especialmente para batallas— Sígueme
—¡Te sigo! —exclamé, entusiasmado por la batalla que se avecinaba. En la parte trasera del terreno, la familia de Rojo contaba con un patio amplio en el que, sin dudas, se podían tener batallas pokémon sin correr el riesgo de dañar la infraestructura de la casa. Una vez que nos ubicamos cada uno en nuestros respectivos campos, con Cottonee ya despierta y acompañando a Gible, Maractus y Serperior en un costado, tomé una pokébola y la lancé hacia el frente. La primera en pelear sería... GARDEVOIR: Psíquico/Hada (Balanceado) Rastro: copia el efecto de la habilidad del rival. Salud: 136/136 Fuerza: 215 (25) Resistencia: 205 (25) Agilidad: 3/3 (90 de Velocidad) (10) Movimientos: -Descarga mental (Lleva a 0 los usos de uno de los ataques del rival) (Usos: 1/1) -Psíquico (60 Potencia, Psíquico) (Usos: 4/4) -Hipnosis (Duerme) (Usos: 2/2) -Fuerza Lunar (60 Potencia, Hada) (Usos: 4/4)