—Sencillo, ya lo averigüaremos —pasé a jugar el tutorial, ya que era primera vez que jugaba a aquel juego—
—Espera un segundo... Vayamos al sótano, finalmente, voy a jugar cierta máquina considerada leyenda urbana —sonreí un tanto malévolo—
Me levanté para ir al sótano, bajé y entré en aquella habitación oculta, donde ahí yacía nada más ni nada menos que... Polybius —Aquí vamos, no creo que sean tan malo como lo pintan —saqué una moneda, la introducí y me puse a jugar—
Polybius era conocido por supuestamente causar pesadillas y transtornos a quien se atreviera a jugar —Agh.... —la pantalla era demasiado colorida y la chirriante música volverían loco a cualquiera—
Asentí —Si, lo estoy.... —respondí y seguí jugando, era parecido a Space Invaders, solo que más psicodélico y con peor sonido—
Dejé de jugar para evitar dolores de cabeza —Fiú, es tan colorido que por un momento pensé que estaba drogado —sonreí tontamente mientras subía a la sala de estar—
Sonreí al estar con ella, por lo que pasé al garaje, por pedido de mi madre, para que reparara ciertas cosas de su auto
—Eso creo —suspiré para abrir la capota, y ver el problema— Jeeee, esto está bien conservado, a ver que encuentro...
—A ver... —intenté encender el auto, sin mucho éxito— Creo que es la batería, está descargada, y no tenemos como recargarla.. —saqué la batería luego de desconectarla y la dejé en el piso_
—Creo que ya sé como... —saqué a Mismagius— Usa Rayo contra esa cosa —le pedí, señalando la batería, y usó su ataque, recargando la misma— Jeje, muchas gracias —sonreí agradeciendo a la fantasma, y ésta hizo una reverencia a modo de "De nada" acompañada de una sonrisa— A montarla... Pasé del dicho al hecho, monté la batería de nuevo en el auto y la conecté, y finalmente encendió