Cien No me gusta mucho, pero bueno~CIEN. Cien veces se lo dijo, cien veces le advirtió, y fueron el mismo número de veces las que ella lo negó. Hace ya cien días que pasó y hace cien noches lo decidió. Un centenar de flores la cubrió y más de un centenar de lágrimas se derramó. Rojizo y oscuro recuerdo le abordó. Se acordó, entonces, que había dejado de insistir; que, por su amor, ella murió… ¡Por su maldito amor! Tantas veces le pidió que no hiciera lo que hizo, pero la otra insistía en que sólo en el momento en que ella muriera podría comenzar a vivir; ella siempre le dijo que ese mundo terrenal únicamente la ataba a la mortalidad, que ella era un espíritu enjaulado… A su cabeza voló ese pensamiento tan perfectamente adecuado a la situación. —Te acompañaré…