Chocolate. [Kagome]

Chocolate. [Kagome]

Bueno aquí de nuevo con otro Drabble, espero y sea de su agrado. Lo creé en un momento de hambre, creo que se notará. xD.

Chocolate ​

Drabble ​

Desesperada caminaba de un lado a otro. Movía sin cesar los dedos de la mano derecha sobre la barbilla. Se dirigía al teléfono, luego paraba frente a él, estiraba un poco el brazo con intensión de tomarlo, para luego retirar la mano y seguir caminando de un lado a otro por toda la casa.



¿Es qué acaso no se dio a entender bien?



Un sonido resonó por el cuarto en el que se encontraba, giró hacia un lado la cabeza y luego hacia el otro, nada. Estaba sola en la estancia y escuchaba el sonido insistente una y otra vez.



Oh. Se dio cuenta después de diez minutos qué era. Inclinó un poco la cabeza y su mirada la posó sobre su vientre ya abultado. Tenía hambre. Mucha hambre.



Toda la mañana comió dos botes de helado, cinco barras de cereal, un paquete de papas fritas y una caja completa de gomitas. ¿Cómo era posible que tuviera hambre?



- ¿Quieres chocolate? – Preguntó en la tarde InuYasha.



- No. – Respondió Kagome.



- ¿Quieres donas? – siguió insistente con las preguntas.



- No.



- ¿Quieres Helado?



- No, eso ya lo comí.



- ¿Quieres algún vegetal?



- ¡Eww!



- OK, ok, ¿Quieres…? Más fácil ¿Qué es lo que quieres?



- Chocolate – Lo dijo al mismo tiempo que la pregunta había sido formulada.



InuYasha puso cara de pocos amigos, pero luego se dirigió corriendo al vestíbulo agarró un saco, se inclinó frente a Kagome para plantarle un beso en la frente y luego se inclinó un poco más para dar otro beso a aquel vientre ya abultado.



- Pequeño, ahorita viene papá – susurró InuYasha.



Ya una hora había pasado desde que InuYasha se había ido. Kagome no paraba de caminar de lugar en lugar. Deteniéndose de vez en cuando frente al teléfono para luego negar con la cabeza y seguir caminando. ¿Dónde estaba su chocolate? Y lo más importante ¿Dónde estaba InuYasha?



Suspiró derrotada, y caminó de nuevo hacia la sala para sentarse con trabajos en uno de los tres sillones.



Por el ventanal de la sala unas luces pasaron, para luego perderse en la oscuridad, un motor se escuchó, después de unos cuantos segundos volvió a reinar el silencio. Movía sin cesar la mano en el vientre, tenía hambre y estaba nerviosa…



- Qué bonito – susurró Kagome.



La puerta de la entrada se abrió de golpe para dejar al descubierto una extraña figura.


- ¡Ahh! – gritó Kagome.



- Calma, calma… sólo soy yo – Dijo InuYasha acercándose a grandes pasos.



Entrecerró los ojos para verlo mejor, y luego le sonrió.



- ¿Traes mi chocolate? – Preguntó Kagome.



- Aquí está. –y levanto la mano en la que traía un enorme bolsa negra.



- Dame, dame. – estiró las dos manos y arrancó la bolsa de la mano de InuYasha.



- No lo comas todo. – Advirtió InuYasha.



Kagome abrió la bolsa, sacó una barra de chocolate y empezó a engullirla toda, no tenía la culpa de que cuando uno se está embarazada se tenga mucha hambre.


Y así siguió con la segunda.