Aichi Chiryu

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Ruinas- abismo - Pasadizo secreto
[Rengo; Natsu; Kenzaburo; Konoe; Misato]

Kuroki alejó a Rengo entregándoselo a Natsu, algo que molestó aun más a Rengo, pues se sabía inútil en esa situación; su concentración estaba al máximo, y su cabeza comenzaba a dolerle. Miró a Natsu en complicidad, confiaba plenamente en él, el sentimiento de volver a escapar pasó por su mente; pero en su situación no podrían huir a velocidad, sería inútil, estaban atrapados en esa situación.

—¡Maldición Kuroki! —gritó Rengo, pues de nuevo se lanzaba solo ante el peligro.

"Es un espíritu. No tiene por qué mentir"

Esas palabras eran ciertas, podía confirmarlo

"Al menos que alguien la esté controlando, como ocurrió con un enfrentamiento entre Takeda y Chikusa cuando el segundo murió en Nara"

Los ojos de Rengo se abrieron por completo al escuchar las palabras de Kenzaburo.

"Hana. ¿Por qué estás aquí?"

Rengo se alejó de Natsu —¡Es un genio señor Kenzaburo! —miró a Hana —Está aquí porque quiere matar a Kuroki... sus brazos tiemblan, porque no quiere hacerlo — sonrió algo burlón —¿Qué se siente que te controlen? —colocó sus mano sana en la cadera y comenzó a reírse, pero se detuvo en seco mientras la katana de Hana se levantó, Rengo observó a Natsu —¿Quién mas quiere matar a Kuroki? —hizo la pregunta pero la respuesta era obvia, se trataba de la misma persona que trató de matarlo antes —Debo ir detrás de Kuroki, o va a caer en la misma trampa; dos veces en un día — se llevó su mano a la frente, el dolor de cabeza empeoraba. Avanzó para seguir a Kuroki pero la katana de Hana tembló; Rengo estaba confiado en que no dañaría a nadie mas; pero se equivocó.

Hana hizo un corte profundo en el pecho de Rengo, quien la miró con profundo odio mientras daba un paso hacia atrás. El espectro miró a Kenzaburo —He venido a borrar mis errores; es momento de purificar las almas de aquellos que han elegido el camino equivocado.

Estas palabras provocaron aun mas molestia en Rengo quien cubría su herida. Las manos de Hana no temblaban mas.

—Ustedes pueden seguir avanzando, no utilizaré mi fuerza en su contra—mencionó Hanan, quien se giró para sonreírles a Kenzaburo y Misato —Díganle a Takeda que estoy muy orgullosa de él, que le agradezco su calor mientras mi vida se desvanecía ante sus ojos. Díganle que lo siento por haber sido tan débil, por no haber podido controlar el mal que juré destruir —Titubeó —díganle cuanto lo amo.

• Hana
• Rengo

• 
  Ataque= 13
  Defensa= 17
  PV= 100
  
• 
  Fuerza= 7
  Protección= 8
  PV= 68
  -5 defensa; brazo roto
  

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Ruinas- exterior
[Kuroki]

Kuroki avanzó entre las intrincadas paredes del abismo, subiendo lentamente por este; llegando a la superficie, donde volvía a encontrarse con aquella estatua de Inari. Allí estaba Kawa, en su mano estaba el cascabel.

Al ver a Kuroki, Kawa se distrajo; pero no se notaba molesta por ello.

—Te iba a dar una muerte junto a tus amigos; pero veo que quieres morir en soledad —mencionó Kawa desenfundando su katana; esta vez no estaba la otra mujer a su lado.

Contenido oculto

Gigavehl rapuma Insane Kuno Vizard Yugen

• Kawa
• Kuroki

• 
  Ataque= 6
  Defensa= 9
  PV= 80
  
• 
  Ataque= 13
  Protección= 2
  PV= 70
  

 

Kenzaburô

Los acontecimientos que sucedieron luego de la felicitación de Rengo fueron rápidos, tan rápidos que Kenzo no pudo hacer sino tensar su cuerpo nuevamente. El Harima fue herido de gravedad, con palabras extrañas que sonaban sin sentido para el ronin. Rengo había dicho algo de control, como si él mismo fuera controlado... ¿y lo sería? La verdad que el chico actuaba raro, pero Kenzo pensaba que era en parte por tener problemas mentales. Luego Hana dijo algo curioso, como si los allí presentes, a excepción de él y Misato, fueran algo que debían de ser extirpados como el yugo de la maldad.

—Hana. —llamó con la voz seca, su corazón latía deprisa. —Es mi deber continuar, seguir con una misión que escapa a... sea lo que sea esto. —observó de reojo a Misato, como esperando la aprobación a las palabras que saldrían de su boca. —Prometí no desviarme, tampoco involucrarme en casos ajenos. Pero no puedo permitir que mates al chaval, es hermano de Takano, el segundo de tu propio hijo. Matarlo solo aumentaría el pesar en Takeda; ya que Takano quedaría reducido a un dolor tan profundo que no serviría para aconsejar a tu hijo. —la verdad es que no estaba seguro si Takano echaría de menos a Rengo, pero debía de convencer a Hana. —Desconozco la historia entre ambos y la verdad no me importa. Son obstáculos para lo que me compete de verdad. Pero no puedo dejar que lastimes al chico, no en mi presencia. Takeda no lo permitiría tampoco y soy una extensión de su voluntad ahora que él no se encuentra aquí.

Nunca desenfundó su katana, pero la mano la llevaba aferrada a la empuñadura. Dudó un poco de sus palabras, ¿Takeda impediría el combate? ¿O mataría a Rengo? Sacudió la cabeza, después de todo no sabía quién había sido el asesino, pero estaba claro que estaba entre ellos. Rengo o Natsu.

—Sé que impediste que los Taira consigan un poder que va más allá de mi comprensión, pero resulta irónico que ahora caigas en ese poder, como un soldado más para ellos. Eres la madre de Takeda, protectora de la espada Harima. Rompe tu vínculo con tu manipulador y ayúdanos a dar con él. ¿O acaso crees que te dejará descansar luego de matar a esta gente? —observó el trio pintoresco que conformaban el equipo de Rengo. —Todo lo contrario, luego serás invocada para torturar a tu propio hijo, en contra de tu voluntad.

Chasqueó los dientes.

—Es todo lo que tengo para decir. —el cambio de actitud al ver la sangre del Harima no cambió, demostrando lo neutral del ronin en esos momentos. Se dió cuenta que se contradecía internamente, por un lado no tendría problema de hacer justicia por mano propia y matar a Rengo o a Natsu, pero otra cosa era dejar ese espíritu libre.

 

Natsu Gotho

No había movido ni un músculo más, hasta que notó a Kuroki correr hacia el exterior por el cual habían llegado los dos miembros pertenecientes al clan Minamoto. El chiquillo había corrido sin parar a pensar en nada, como era normal en él, por lo mismo estaba hastiado de tener ahora que cargar con su presencia al ser tan jodidamente...

Ingenuo.

Sus pupilas sagaces se deslizaron en Rengo. Sabía que solo él sería el único que la mujer no dejaría pasar por razone obvias, y tenía la idea clara de quién sería la persona que movía los hilos del títere descompuesto. Miró de soslayo entonces a Konoe con su vestimenta de Miko.

Qué estupidez.

Volvió a observar a Kawa entre las pestañas con la mano apoyada en la espada del anciano. Una pierna rota no sería enmendada por ahora, necesitaba salir de ahí, solo esperaba que el trato que estaba imponiendo en su mente al moverse sobre el tablero diese de lleno a detener las movidas que estaban ejerciendo pese a ya haberlas frenado en una ocasión.

Fue entonces que al sacar la espada del anciano la utilizó como bastón de apoyo, girándose hacia el lugar de donde habían llegado Kenzaburo y Misato, frunciendo el ceño al molestar de igual forma la pierna rota, logrando llegar hasta el Shukusha para después moverse por fuera hacia las ruinas.

Mara podía ser tan inútil...

 

Ruinas- abismo - Pasadizo secreto
[Rengo; Natsu; Kenzaburo; Konoe; Misato]

Hana detuvo su siguiente ataque, escuchando las palabras de Kenzaburo mientras Rengo daba un paso hacia atrás, pues con el brazo roto no podía hacer demasiado.

—¿No matarlo? —preguntó mirando fijamente a Rengo, quien seguía deteniendo su herida en el pecho con el brazo que podía mover — Yo ya no estoy bajo ninguna manipulación, al parecer el joven Kuroki rompió ese vínculo; sigo aquí porque creo que matarlo ayudará a evitar una desgracia aun mayor — dio un paso mas hacia Rengo, este se mantuvo allí.

Natsu aprovechó ese instante para regresar por dónde Kenzaburo y Misato habían ingresado, así entrar al Shukusha.

—Si han podido usar mi espíritu es porque tienen algo mío — mencionó Hana ante las palabras de Kenzaburo, pues podrían seguir utilizándola, así como lo hicieron con Chikusa, fue por eso que Takeda se vio obligado a destruir el único objeto que le pertenecía a su amigo, su katana.

—No puede ser la caja de música, esa está en casa... —mencionó Rengo olvidando sus heridas, recordando como Kato la había usado en su contra en la playa, dejándosela a Mao frente a ella. ¿La habría tomado?

—Rengo...—mencionó Hana, haciendo que este diera un pequeño salto hacia atrás en defensa —... desiste de hablar con Mara, séllalo para siempre; no creas en sus mentiras.

—Mara fue mi único amigo cuando nadie estaba junto a mi, fue el único que me ayudó en el infierno que viví —dijo con naturalidad, no había rencor en su voz, simplemente hablaba con la verdad.

—¿Quién crees que me ha manipulado para atacar a Kuroki? —miró a Kenzaburo, sintió como su fuerza se debilitaba, el vínculo se estaba rompiendo—Fui obligada a apuntar hacia Kuroki siendo que él no fue mi asesino, querían usarme a mi para hacerlo y al oír tu voz pensaron que sería mejor utilizarte. Si hubieras atacado a Kuroki a mi lado, estoy segura que ya estaría muerto.

—No es cierto... la que me está manipulando eres tú —mencionó Rengo alejándose lentamente —Porque tú me quieres lejos de todo ser humano, esas fueron tus órdenes.

Hana lo miró extrañado, pero sintió como su fuerza se debilitaba —No sigas ese camino, ambos están siendo manipulados —dijo mientras su mirada se perdía entre las sombras, buscando a alguien que ya no estaba allí, así; el espíritu de Hana se disolvió en el aire, dejando sólo el olor de la humedad de aquella caverna y un silencio que fue roto casi al instante por un ligero llanto.

Misato aun estaba a un lado de Kenzaburo; mientras que Konoe permanecía detrás de Rengo.

Contenido oculto

rapuma

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Ruinas- exterior
[Kuroki]

Kawa observó el como Kuroki no utilizaba su katana, la hizo dudar mientras dejaba a un lado el cascabel; una manera de decir que estaba dispuesta a dialogar, sin la presión de Kyogi a su lado.

—Por bondad, esa es la razón por la que debes morir — mencionó tajante — Tu presencia afecta el camino destinado de Rengo; por eso debes morir. Estorbas en los planes —dijo con tristeza —Así como yo sobro cuando Rengo recupere su camino. Yo debo matarte; así poder despertar la ira de Rengo y que de ese modo, el tome su primera vida —dijo señalando su pecho —Ambos somos sacrificios para que él pueda cumplir lo que está destinado a hacer.

Señaló el cascabel —Detuve mi invocación; no debes preocuparte más por lo que suceda allá abajo —sonrió — Tu curiosidad, eres fácil de atrapar—sujetó su katana con fuerza —Ahora sólo preocúpate de lo que sucederá aquí mismo.

Contenido oculto

Gigavehl
Insane puedes narrar que entras a las ruinas. No lo hice yo porque se supone que apenas sube al shukusha.

• Kawa
• Kuroki

• 
  Ataque= 6
  Defensa= 9
  PV= 80
  
• 
  Ataque= 13
  Protección= 2
  PV= 70
  

 

Kenzaburo

Escuchó con atención el intercambio de palabras entre el espíritu de la madre de Takeda y de Rengo, mientras se preocupaba de que Misato se mantuviera en su retaguardia. El espadachín entendió que Kuroki había cumplido su propósito, distraer al invocador de Hana.

Cuando la mujer se desvaneció en el aire, Kenzaburo quedó aturdido por la información, sería algo muy útil para enviar como misiva. La caja musical debía de ser destruida para evitar que manipulen el alma de la madre del joven Minamoto. Se acercó con mucha prisa, a grandes zancadas hasta llegar donde Rengo, al cual tomó por ambos hombros y lo sacudió como quién sacude a un niño chico.

—¿Que diablos está pasando? —los dientes se anclaron en su boca como puas. —Quiero que me lo cuentes todo, Rengo. Necesito saber si puedo confiar en ti. —lo miró con esos ojos asesinos, pero marcando la atención en que no deseaba oír una mentira de su parte. —¿Por qué razón Hana y tú tienen esta disputa? Sé que cosa cuidaba la madre de Takeda, ahora dime, ¿cómo encajas en todo esto? Habla, maldito seas. Habla y dime porque no tengo que arrastrarte sin manos y sin pies hasta Kamakura nuevamente. —a pesar de la amenaza no pudo evitar una risa. Era una risa irónica, lo último que quería era arrastrar ahora a un niño paranormal consigo mismo. Pero si decidía que era lo mejor, lo haría.

 

Natsu Gotho

Sentía que estaba dando una vuelta tan estúpida, pero a su vez su instinto le había dictaminado que era la mejor opción a tomar, al menos por ahora. Salió del Shukusha y se encaminó hacia la superficie de las ruinas, justo donde antes de caer había cazado las ranas.

La vio entonces, la misma sacerdotisa de Tus, la manchada de sangre en el santuario, empuñando la espada hacia Kuroki. Chasqueó la lengua, la mocosa ya tenía una fijación por el mocoso.

—Kawa —le llamó con ambivalencia.

Ahora que lo pensaba... No habían cruzado palabra más allá que por Mara, su información era completamente superficial. Sin embargo tenía que alejarla de Kuroki, de nuevo. Parecía un maldito cuidador de niños de un clan al que ya no pertenecía. Si Takano le pagara por las vidas salvadas le quedaría debiendo...

Sereno volvió a hablar:

—Sabes que niños como él no duran con vida, deja de empeñarte en exterminarlo.

Entornó los ojos.

>>Vámonos.

 

Ruinas- abismo - Pasadizo secreto
[Rengo; Natsu; Kenzaburo; Konoe; Misato]

Kenzaburo avanzó hacia Rengo quien al verlo acercarse limpió sus lágrimas, pues ya tenía miedo del samuraí desde que este lo encaró, su actitud desafiante y llena de valor lo hacían temer, era un hombre bastante intimidante para él; fue por ello que en el momento que Kenzaburo lo sacudió este cerró los ojos, como si ya estuviera esperando el golpe; pero no fue así, sólo palabras fuertes e intimidantes.

—¿Sabes de shi? —preguntó al escuchar las palabras, lentamente abriendo los ojos, encontrándose con una mirada retadora, bajó sus cejas mostrando su miedo y desesperación; odiaba ser arrinconado a dar respuestas, no le gustaba hablar de su pasado, lo detestaba; pero tenía miedo de aquel hombre, su amenaza parecía real y el disfrutaba tener aun todas sus extremidades adheridas a su cuerpo —Bien, creo que tendré que contarte...

Rengo empujó un poco a Kenzaburo, alejándose de Misato y Konoe, pues ya era demasiado vergonzoso para él tener que responder ante Kenzaburo, no quería hacerlo frente a mas personas. Habló por mucho tiempo con Kenzaburo.

Rengo estaba temblando tras haber revelado lo que hizo ante el samurai, aun trataba de cubrirse los oídos, pero una mano incapacitada se lo impedía; se notaba que la fiebre comenzaba a empeorar.

—Señor Kenzaburo... — dijo mareado —... a usted lo sigue alguien todo el tiempo... es...— Rengo cayó desmayado.

Contenido oculto

rapuma gran uso de intimidación ante mi pobre personaje cobarde xD qué cruel.
Puedes raptarlo para que te termine de dar información o simplemente dejarlo allí desmayado xD

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Ruinas- exterior
[Kuroki]

Kawa atacó con fuerza pero Kuroki esquivó sin ninguna complicación, había aprendido de los errores de esa misma mañana.

—Lo mismo que te ancla a ti con Rengo —mencionó mostrando una cicatriz en su palma derecha —Sólo los demonios hacen esto, obligarnos a hacer algo, y si fallamos, seremos castigados; es sangre de demonio.

—¿Qué podemos hacer?— preguntó molesta —Absolutamente nada, porque somos marionetas de demonios sin alma.

Kawa levantó su katana nuevamente pero el escuchar su nombre la hizo detenerse; miró hacia Natsu —Natsu...— mencionó molesta —¿Irnos? Pero debo cumplir con esta misión.

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Gigavehl Insane

• Kawa
• Kuroki

• 
  Ataque= 6
  Defensa= 9
  PV= 80
  
• 
  Ataque= 13
  Protección= 2
  PV= 70
  

 

Natsu Gotho

Se mantuvo imperturbable pese a ver como Kuroki esquivaba a Kawa con facilidad. El niñito había memorizado algunos movimiento, al menos no estaría mal herido como aquella tarde en que le destrozó el kimono para frenar la hemorragia. Entornó entonces las pupilas.

¿Misión?

¿Quién se la había encomendado?

¿O estaría mintiendo?

—No es una pregunta —atajó en un instante sin dar pie a continuar la conversación—. Sígueme —siseó.

Recordando las palabras de la mujer que en ese momento estaba ausente, la mocosa no debería ser altanera con él por la existencia de Shi. El recordar aquella espada le provocaba un cosquilleo en las palmas de las manos, sin embargo no era tan idiota como para quedarse ahí con Kenzaburo bajo ellos.

>>Muévete Kawa, no tenemos todo el día.

Comenzó a caminar entonces, buscando a Mara nuevamente en su cabeza.

 

Kenzaburo

Mientras escuchaba el pasado del hermano menor de Takano, el espadachín se mantuvo en un completo mutismo; la información era interesante, demasiado. De vez en cuando, según qué parte de la historia oía, Kenzo le miraba entre curioso, admirado e incluso asombrado. Y la perspectiva de que tanto Rengo como Takeda se conectaban en un punto, hizo que la mirada del ronin se suavizara tan solo un poco. Rengo, a pesar de parecer ser un adolescente con problemas mentales, era alguien muy importante para el clan Minamoto.

Y cuando estuvo a punto de preguntarle sobre esa persona que le seguía, el chaval cayó desmayado al duro suelo de la cueva, desfalleciendo a dejar todas sus energías. Kenzo se agachó y le tomó la temperatura de la frente. No era un genio de la medicina pero tampoco había que ser muy avispado para identificar la fiebre. Le miró la herida en el pecho y rebuscó entre su kimono algo que pudiera usar de paño para la sangre, ya seca de la herida. Arrancó ambas mangas de su traje y los usó como vendas improvisando, apretando con fuerza y haciendo nudos duros por la espalda de Rengo, afianzando bien. Lo tomó entre brazos y lo dejó por encima de su hombro derecho. Se giró hacia la mujer silenciosa, Konoe.

—Por la dirección donde vinimos hay una escalera. Sube y vete de aquí. —miró a su acompañante. —Señorita Misato, andando.

Y sin esperar más, cargando a Rengo de un hombro, lideró la expedición más profundo, viendo realmente qué cosa le esperaría en los confines del pasaje subterráneo. Mientras caminaba, sujetando de las piernas a Rengo, ordenaba sus pensamientos para redactar otra carta que llegara a manos de Takano, Takeda y si era posible, hasta de Jiin. Era importante que todo el mundo esté al tanto de la delicada situación que tenía tejiéndose en la penumbra que proyectaba la guerra. Era otro estilo de guerra, pero era una mucha más avanzada y en territorio paranormal.

 

Ruinas- abismo - Pasadizo secreto
[Rengo; Kenzaburo; Konoe; Misato]

Konoe seguía allí, paralizada por lo sucedido; pero Kenzaburo y Kuroki habían remediado el embrollo en el que todos se habían metido por mera coincidencia; podía seguir las instrucciones de Kenzaburo o hacer algo mas.

Rengo permanecía desmayado, su mente y cuerpo reaccionaban al unísono ante situaciones de alto estrés, algo que le sucedía en el santuario en Kamakura, algo que ya no quería que le sucediera más; pero estaba marcado en su pasado, su cobardía era algo con lo que tendría que aprender a lidiar.

Kenzaburo avanzó guiando a Misato y sosteniendo a Rengo como un saco sobre su hombro, era un niño; ligero, sin demasiado peso encima por armas o armaduras.

Así siguieron su camino; dirigiéndose hacia Tsu, por el camino que le había marcado Ayame.

Contenido oculto

rapuma Kuno Vizard tiraré la lista de movimiento para ver quien lanza el dado de movimiento; si sale Rengo yo tiraré el dado, si sale Kuno; tiraré el dado pues anda ocupado en estos momentos; y si sale rapuma; puedes crear un nuevo post para tirar el dado, o tirarlo en tu post anterior.

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El rol del equipo de Kenzaburo continúa en Tsu​

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Ruinas- exterior
[Kuroki]

Kawa escuchó a Natsu y le hirvió la sangre; odiaba que tuviera tal poder sobre ella, pues ella se consideraba mas fuerte —Es molesto obedecerte, no debí haberte impuesto la misión, no sólo perdiste a shi; también te crees lo suficientemente fuerte como para darme órdenes, creo que incluso ese niño— dijo señalando a Kuroki —podría derrotarte en un combate —se cruzó de brazos. Iba a seguir quejándose de su situación actual pero las palabras de Kuroki la hicieron abrir por completo los ojos; se giró hacia él, su expresión era delicada, incrédula.

—¿Te libero? ¿Eso... es... posible?— miró hacia Natsu, la misma mirada, incrédula —Te obedeceré; pero debo escuchar primero a este niño, esta información me interesa —bajó la mirada, pues sabía que debía obedecerlo —...por favor.

Contenido oculto

Gigavehl Insane

 

Natsu Gotho

Se imperturbable pese a las palabras de la mocosa, hasta que pareció rogar por escuchar a Kuroki, sintiéndose contrariado al no entender el por qué el deseo por entablar conversación con un niñito que pensaba más en explicar cada paso que daba que por tomar decisiones acertadas. La boca tan floja no lo mantendría mucho tiempo vivo. Detuvo entonces su andar

—Que sea rápido —murmuró dándole el permiso para que escuchara lo que parecía ansiar, sin embargo, no le daría mucho tiempo para ello.

Si Mara no era quien la había puesto en aquella posición... ¿Quién sería el responsable de ello? Miró de soslayo la noche que comenzaba a teñir el cielo ensangrentado por el atardecer, ignorante a la ausencia de Rengo en dicha prefectura. Contabilizó entonces el tiempo en su cabeza hasta que consideró ser lo suficiente paciente como para volver a hablar.

>>Kawa, andando.

 

Ruinas- exterior
[Kuroki]

Kawa afirmó ante las palabras de Natsu, para después acercarse a Kuroki y escucharlo; miró su mano y su mirada se entristeció —Dudo que rompan mi sello; estaré condenada toda mi vida — miró a Kuroki —Tal vez Rengo no sea tan malo como pensaba; aun así no puedo simpatizar con él; es sólo por su existencia que la mía ha sido un infierno—miró el cascabel en sus manos —El cascabel fue la conexión; pero no es el elemento que me une con Hana —se acercó a el para susúrrale, de ese modo sólo él escuchara, después se alejó de Kuroki para avanzar a un lado de Natsu.

—Vámonos —mencionó Kawa siguiendo la dirección que Natsu le indicaba.

Contenido oculto

Gigavehl Insane

 

Natsu Gotho
Santuario

En medio del camino sintió el sereno sobre su piel. Y aunque su pierna no estaba sana comenzaba a sentir menos dolor al caminar, dejando a Kuroki atrás, esperando que fuese tras Rengo y Konoe para quedarse con ellos, al menos por ahora. Fue entonces que al llegar al santuario miró de soslayo a Kawa, reflexionando sobre el hecho de que las únicas palabras intercambiadas iban referente a Shi, la espada que le había sido arrebatada.

—¿Quién te ordenó asesinarlo? —preguntó sin emoción alguna en su voz.

Si no había sido Mara, ¿quizá la mujer que estaba con ella anteriormente en el santuario?

El pensamiento sobre Kioto surcó su mente. Cada vez estaba más lento en adquirir experiencia en combata, retrasando la fortaleza que llevaba tanto tiempo buscando. Permaneció ahora recostado en la madera de dicho lugar, con la mirada entornada hacia el cielo.

—¿A dónde irás luego de dejar este lugar? —preguntó en un murmuro.

Si daba aquel paso, sabía que retroceder no sería ninguna opción, pero tampoco es como si tuviese a alguien esperándolo del otro lado. Rengo no era diferente a él, exceptuando por la existencia del molesto Takano y la tonta de Yuzuki, que de igual forma no parecían, al menos ante sus ojos, preocuparse lo suficiente por alguien tan idiota como Rengo.

>>Llévame a entrenar —casi ordenó—. Necesito fortalecerme.

 

Santuario
[Natsu; Kawa]

Kawa escuchó las palabras de Kuroki, pero no dijo nada, sólo miró al suelo y avanzó junto a Natsu; quien la guio hacia el santuario.

Escuchó la primera pregunta y respondió sin mirarlo —Kyogi— dijo sin explicarle quien era de quien hablaba.

—Después de Chiryu nosotras regresaremos a Tsu, no sé por qué, Kyogi es la que ha hecho la estrategia —mencionó, por unos instantes de detuvo pero consiguió el valor para preguntar —¿Cómo conociste a Rengo?

Después Natsu habló de entrenar —Podemos entrenar aquí; pero con tu pierna rota sinceramente dudo que puedas dar un poco de pelea — en su voz no había burla. Con Natsu trataba de ser lo menos emocional posible.