Shukusha [Misato; Kenzaburo; Natsu; Rengo; Konoe] Rengo observó a Natsu ignorando al resto, sus palabras lograron que Rengo suavizara el agarre al kimono ensangrentado. —¿Esta vivo? ¿Entonces por qué no ha regresado con ellos? —mencionó al mirar a Kenzaburo y Misato —¿Por qué no está con nosotros? ¿Está solo?— su mente estaba completamente vacía, nada resonaba, nada respondía. Aun con los ojos humedecidos sostuvo la mirada de Natsu —Ahora entiendo la frustración que sienten los demás cuando no les digo la verdad — odiaba no tener la información completa, odiaba tener que hacer las preguntas. Pero no odiaba a Natsu, no podría hacerlo, sabía que podía confiar en él. "Si el chaval está vivo es que entonces decidió su destino. Cada quién es esclavo de sus decisiones. Pero le haré saber qué cosa pienso de sus acciones. Iré a los establos un momento, ¿vienes conmigo, señorita Misato" Kenzaburo y Misato eran personas fuertes; en la mirada de Misato había preocupación y tristeza; mientras que en la de Kenzaburo había decisión; ambos adultos, así como Natsu e incluso la joven Konoe. Y allí estaba él, un niño; que no sabía como actuar, que estaba allí sin entender nada. Sin saber que hacer. "Era más fácil cuando estaba solo" pensaba mientras sentía su pecho comprimirse, era genuina preocupación por la vida de alguien mas. Observó a Natsu nuevamente, pues empezó a acomodar las ideas de su cabeza, la sangre en su ropa, la sangre en el kimono de Kuroki, todo encajaba; le sonrió levemente al entender lo que seguramente había hecho; pero borró al instante la sonrisa al tratar de entender su secretismo, recordando su interacción junto a Konoe en el entrenamiento. También Mara. No sólo le ocultaron información, también le habían mentido. Miró hacia sus manos. "¿Tan débil soy?" Se preguntó, mientras trataba de entender el por qué no lo incluyeron de ese movimiento "Es por mi inmadurez ¿Verdad?" Rengo observó a Natsu y Konoe —Debo encontrarlo; iré con ellos —mencionó refiriéndose a Misato y Kenzaburo —Debo... debo hacer lo que es correcto. Avanzó siguiendo a Kenzaburo; no había estado tan cerca de aquel hombre, y su aura le causaba escalofríos —En el tejado... — mencionó para después taparse los oídos. Contenido oculto rapuma Yugen Gigavehl Insane Kuno Vizard
Kuroki Fusatada En algún momento, tal era mi nivel de cansancio que terminé por quedarme dormido un instante... Tanto me había quedado ensimismado en ese pensamiento que volví a soñar esa maldita pesadilla... —R-Rengo... Yo...—. Balbuceé, mientras una lágrima se me escapaba pero nuevamente todo se cortó como había pasado en Kamakura, abriendo de golpe mis ojos, visiblemente aturdido y parpadeando confuso, me costó recuperarme del breve shock mientras me sujetaba la frente con la mano donde estaba mi cicatriz. —Bien... Kuroki, ya descansaste... ¿Y ahora qué? ¿Ya sabes qué decir?—me dije como si fuese una segunda voz para en teoría motivarme. Me quité la mano para mirar el cielo de nuevo y suspiré visiblemente agotado. Tenía que moverme, tenía que hacer algo... Gimiendo de dolor por las heridas encima, me levanté del suelo para quedarme ahí sentado, jadeando, miré alrededor para buscar a Kyogi pero parecía no estar por ninguna parte, cosa que sin dudas agradecí... Me levanté como buenamente pude mientras veía la hora, seguí mirando a los alrededores para cerciorarme que no hubiese nadie y parecía ser así. Me cuestioné muy severamente si debía permanecer oculto hasta el día siguiente, estaba en una tesitura tan grave que ya ni sabía cómo reaccionar. Aún así, solo suspiré. Tenía que ser fuerte... —Sabes que estoy asumiendo los riesgos, simplemente no me veo ya como un Minamoto, solo... Espero de verdad me des otra oportunidad—. Dije al aire, hacia Mara nuevamente, para después saltar desde el tejado hasta el suelo y sin problemas volví a rodarme en el suelo para amortiguar la caída. Miré alrededor y estaba por avanzar cuando a lo lejos pude ver a figuras familiares... Ahí estaban ellos. Solamente suspiré, aún estaba a un sitio para que no me viesen y escapara, pero solamente cerre los ojos para caminar y exponerme ante ellos, con todos los vendajes encima. Después abrí con lentitud los ojos, ahora con mirada decidida... Esperándolos. No soy un cobarde, que hagan lo que tengan que hacer... Contenido oculto: Edit No sé si me precipité pero no sé si mas al rato me pase jsjs así que de una vez lo dejo (?
Misato Aoyama Aún aguardaba por la respuesta del niño raro pero note de soslayo el palpable disgusto en el rostro de Kenzaburo, estuvo cerca de tomar el mango de su espada; negué para indicar que desistiera, aún no era momento de confrontarlos y menos por algún roce menor. Pero se había calmado... respiré en paz nuevamente. Cruce mis brazos y lleve una mano a mi mejilla despues; debíamos lidiar con alguna trama imprudente trazada por Rengo y Natsu complicando más nuestra tarea. Kenzaburo dio su opinión sobre la decisión de Kuroki para luego ofrecerme acompañarle acompañarle hasta los establos, cosa que acepte de buena manera. —Ire con usted señor—le invite a caminar a un punto algo lejano del chico, la Miko y Natsu— no estoy muy cómoda con Re ahora, Kuroki... Hace unas noches en Kamakura Hideyoshi mostraba un interés en el y Natsu, sospechando de algún plan oculto...creo que tenia razon—susurre en voz muy baja— me preocupa que siendo tan joven decida jugar con fuerzas ocultas, mi hermana una vez casi lo paga muy caro...no es un tema para cualquiera—mi mirada se tornaba entre preocupada y ofuscada por las locuras que debía presenciar—Me molesta un poco decirlo pero...incluso Takano pensaría en un correctivo disciplinario con justa razón. Segui mi camino hasta la salida del Shukusha, pero el chico azabache empezó a reaccionar, parecía desorientado, confundida e incluso reducido a un insignificante niño ignorante. —¿Lo correcto?—inquiri confusa ante las actuaciones del joven, luego mencionó algo del tejado cubriendo sus oídos ¿Que tramaba? —Kenzo-san—observe al Ronin esperando alguna respuesta a las palabras del hermano menor de Takano...vaya con Rengo, aún sentía repelús por alguna posible maldición que nos impusiera. Por dicho temor sujete el Lalago con mucha más fuerza que antes...había que esperar... Le seguimos...no sabía si nos llevaba a una trampa, por si acaso me prepare para empuñar mi katana, pero muy a lo lejos divise una figura conocida era el... —¡Kuroki!—grite algo eufórica pero aún preocupada y molesta ¿Que tendria para decir?
Kenzaburo Avanzó con paso firme, seguido de Misato y a unos cuantos pasos atrás el hermano menor de Takeda, el pequeño Rengo les seguía con rapidez. El ronin disminuyó un poco su andar para que pudiera alcanzarlos sin llamar demasiado la atención. Gruñó por lo bajo al verse implicado en algo que había dicho que debían evitar a toda costa. Siempre mirando al frente, se dirigió hacia su compañera. —Podré hablar con el encargado de los establos para ver si hay algún animal faltante. De esa forma podremos saber si aún sigue en la ciudad. —explicó su idea mientras avanzaban por las calles. Ladeó la cabeza hacia Misato mientras oía sus palabras. Enarcó una ceja al terminar Misato de hablar; ¿Takeda estaría al tanto de esto? —¿Hablas de una secta o algo así? —replicó sin creer demasiado en el ocultismo. —Aunque ahora quién sabe, hasta hace poco tampoco creía en los dragones, tampoco creía en algún momento estar arriesgando mi vida por el beneficio de muchas. —dijo con decisión mientras miraba de reojo a Rengo. —Pero si es una secta, no tienen muchas luces. —y entonces el hermano menor de Takano se tapó los oídos, como un niño asustado. —¿Lo ves? —y mientras alzaba la vista para ver en los tejados, tal como Rengo le había dicho, pudo ver la figura de Kuroki, con vendajes sucios. El ronin se acercó con calma y le miró las heridas tratadas. —Si así quedaste tú, espero que el otro haya terminado mucho peor. ¿Qué ha pasado?
Natsu Gotho Las lágrimas acumuladas en los ojos de Rengo produjeron una sensación extraña en sus costillas, una de esas que llegó a sentir cuando apenas y era consciente de su día a día en la frialdad de aquel oscuro y recóndito lugar al cual nunca llamó hogar; sin embargo, su rostro no mostró debilidad, manteniéndose ambivalente ante la extrañeza de aquella conversación que irrumpía la parte más superficial de su mundo interno. Fue entonces que sus pupilas se deslizaron ante la mirada en Kenzaburo al verlo dejarse llevar por lo que denominaban emociones. ¿Enojo? ¿Desagrado? Vaya perdida de tiempo... Sereno lo vio retractarse, escuchando la mujer que lo acompañaba hablar, fijándose en su vocabulario no verbal al notar lo pre-indipuesta que estaba con la presencia de Rengo al acercárseles, dejando de sentir su tacto sobre su kimono. No entendía por qué... pero el cómo Misato transmitía aquel repelús hacia el chico terminó poniéndolo un poco de mal humor. ¿Asco o temor? En cuanto se perdieron los tres por la puerta caminó hacia la entrada. No sabría si Konoe le seguiría o permanecería en el Shukusha, ninguna opción le conflictuaba a menos que decidiese meterse en su camino. Mantuvo entonces los pasos calmos en el sentido contrario al que habían partido el resto, dirigiéndose a la ruinas sin entender el por qué su cabeza repetía una y otra vez los ojos humedecidos del chico, como una pergamino rayado en el cerebro. >>Fastidioso.
Afueras de Chiryu [Misato; Kenzaburo; Natsu; Rengo; Konoe] Rengo siguió a Kenzaburo y Misato con miedo palpable; sentía sus miradas pesadas sobre él, y entendía las razones; pero no le gustaba caminar junto a ellos; sentía un gran respeto a aquellos que mostraban determinación, así como ese par. Así que entrecruzó sus manos frente a su cuerpo, simplemente para no moverlas de manera que pareciera un ataque o algo que pudiera disgustarlos aun mas. Bajó la mirada y caminó alerta a que Kenzaburo le daba el tiempo para seguirlos. La primera en ver a Kuroki fue Misato, quien lo llamó con una voz fuerte, como la de una madre molesta; después Kenzaburo lo miró esperando respuesta por su condición. Rengo fue el último en llegar pues mantuvo la distancia constante entre los samurai del clan Minamoto, levantó la vista y observó el pésimo estado de su amigo. Alejó sus manos de sus oídos y avanzó hasta Kuroki. Desamarró su haori negro quedándose simplemente con su kimono del mismo color, y lo colocó en los hombros de Kuroki, quien no tenía nada encima, actuando de la misma manera que Natsu hacía con las personas que trataba. Lo hizo con Takano, lo hizo con él —Empezará a hacer frío muy pronto —mencionó para después mirarlo —¿Quién te ha hecho esto? Dime su nombre y lo eliminaré, habla; y tomaré su vida sin dudarlo. Aquel niño asustado había cambiado por completo su actitud al ver lo herido que se encontraba Kuroki. Contenido oculto rapuma Kuno Vizard Gigavehl Ruinas [Natsu] Natsu llegó a aquellas ruinas del templo. Se podía distinguir un pequeño pantano que se formó por la destrucción del suelo, haciendo brotar el agua debajo; cruzando el puente destruido estaba el templo en construcción de pagoda que estaba hundido y abandonado; se podía distinguir que al pie de aquel templo había un sitio para la oración, un pequeño cementerio rodeado de estatuas de zorros. El clima húmedo de Chiryu había llenado de moho cada rincón olvidado; aun así, en el puente hay varias ofrendas, así como en cada estatua de zorro. Al llegar a aquel templo destruido, se podían escuchar las ranas croar en la orilla del pantano. Y en el templo se podía distinguir un altar a Inari. Contenido oculto Insane Puedes entrar al templo ambos si deseas. Si es así debes tirar un dado de 50 caras 1-14= Caerás durísimo por una madera podrida, te romperás una pierna en el proceso. 15-30= Sientes crujir la madera pero logras brincar antes de caer al vacío 31-50= Llegas al altar de Inari
Kuroki Fusatada Me quedé esperando hasta que la primera en hablar fue Misato, llamándome como si fuera a darme el sermón de mi vida... Pero con lo que acababa de pasar no podía equipararse... ya no. Más fruncí levemente el ceño al escucharla, casi como un tic extraño, aún así, lo dejé pasar, para acto seguido escuchar a Kenzaburo, hablando con cierta tranquilidad que me inquietaba un poco. Poco después siguió Rengo, quién me ofreció su haori de color negro, para sin preguntas, ponérmelo con cuidado, casi como si me estuviese velando, como si de verdad estuviera muerto. Bueno... Realmente admitir que estaba muerto y de pronto que todo cambiase ciertamente era... incómodo, extraño. Miré un momento el haori... Que bien me quedaba. Aún así le acepté el gesto con calma, para después mirar a Misato y a Kenzaburo, aún con ese gesto serio pero no agresivo, simplemente, esperando lo que fuese. Rengo habló y sus palabras me bastaron para sentir una severa punzada como si fuese un sermón grave... No expresé nada mas, parpadeé y bajé un poco la mirada, reflexivo. ¿Tendría que decirle que fueron Kawa y Kyogi las que me hicieron esto? Agh... Tanta falta me hace la información, en cierta medida. Volví a mirar a los tres, terminando en Rengo para darle un gran abrazo, achuchandolo suavemente. —Estoy bien, Rengo. Por favor... Calma, ¿no te lo dije? Nada ni nadie me matará tan fácilmente—. Dije, con cierta voz baja pero con intención que los otros dos presentes escucharan también. Miré a estos y tomé un gran suspiro, realmente pesado. —Casi...—. Dije al fin ante el comentario de Kenzaburo. >>Tuvo suerte—. Añadí para mirar a Misato, si estaban ahí es que era obvio que ya habían dicho lo suficiente. —Antes que nada y si me permiten, no podré decirles todo... porque sería involucrarlos en un caso muy severo en el que, se manejan fuerzas que ni ustedes podrán entender. Si hablo mucho, podría involucrarlos en la misma tesitura en la que estuve expuesto y no estoy dispuesto a arriesgar a más Minamoto en esto. No sé que les ha dicho Misato. Pero desde siempre me vi envuelto en estos temas que hace años eran simples historias para asustarme, para darle sentido a la vida, ahora ya veo que no es así y son temas que deben tomarse en serio, tan en serio como que alguien pueda llegar en cualquier momento a matarte por cuentas pendientes—. Dije, pero en el fondo mentí. En realidad no tenía la menor idea si en verdad mi vida estaba parcialmente involucrada a todo esto. >>Siento el horrible susto que debí haberles hecho pasar—. Añadí, al menos eso último era verdad. —Así que no es ninguna sorpresa que me vea involucrado en esto, y como les dije, tampoco quiero hablar más porque ya me han hecho ver lo peligroso que puede ser esta gente. Me conocen más a mí que yo a ellos, y definitivamente. No quiero involucrar al clan en un asunto tan serio como este. Ruego me disculpen por tomar una actitud tan impertinente, pero si las cosas seguirán así. Debo asumir una decisión muy difícil para conmigo y con el clan. No sin antes al menos dejarle un mensaje a Takano—. Añadí para mirar a Rengo. >>Nunca me dijeron sus nombres y honestamente diría que podrían ser cualquiera, solo sé que era una niña albina la que me atacaba y una mujer que no he visto en mi vida—. Dije, la verdad es que todo eso era verdad, no las conocía ni sabía de donde demonios habían salido. Miré una vez más a la pareja y hablé: —Me emboscaron en el Santuario, tuvimos un duelo a muerte, pero conseguí empatar el encuentro. Me dejaron ir, y esas mujeres se retiraron, yo tampoco comprendo las razones. Caminé como pude y verídicamente me había dado por muerto, aunque Natsu se apareció y con su actitud que se carga me atendió, después, admito que temeroso por todo, terminé por venir aquí, reflexionando lo que debería hacer y ustedes me han ahorrado el trabajo viniendo a este lugar. Si quieren los detalles, ruego cmprendan que no se los quiero decir porque sería involucrarlos en algo muy inestable y peligroso. Los tendrán en la mira, sabrán de ustedes sin que puedan darse cuenta y no quiero que nadie más pase este susto. Solo quiero decir que me dejen ir... Y yo oficialmente renunciaré a los Minamoto—. Dije, mas la voz nunca me tembló ni nada, estaba seguro de mis palabras. No quería involucrarlos en esto...
Kenzaburô Oyó las palabras de Kuroki y asintió levemente con la cabeza; cada uno era dueño de su destino, después de todo la vida se basaba en una serie de opciones para cada quién y sólo uno era el responsable de esas opciones una vez elegidas. —No soy nadie para interferir en tu camino, chico. Odio los secretos y lamento que todo terminara de este modo. —miró a Misato, ahora eran dos para continuar. —Hubiera sido mejor que nos acompañara alguien más o que al menos sepamos de tus decisiones, esto nos deja en desventaja. —pero no dijo más ya que Rengo estaba a su lado. Kenzo no podía reprimirlo, él mismo había sido dueño total de sus elecciones y caminos a tomar, aunque ahora parecía ser alguien que olvidaba actuar como un lobo solitario aunque desde el principio se había mostrado hostil con los Minamoto. Y alguien que, al menos de apariencia, siempre había demostrado devoción como Kuroki, ahora tomaba su propio camino, dejando detrás de sí al clan. La vida daba muchísimas vueltas, y el ronin presentía que aún faltaban más. Se removió inquieto, para él ya estaba todo claro. —Si la mujer te dejó vivir es que aún no terminó contigo. Mi consejo: vete de Chiryu, el ejército Taira está por llegar. Dudo de que no estén alertados por este pequeño encuentro. —miró a Rengo. —Tú. —lo señaló con un dedo. —Tu hermano me dijo que quizá podrías ayudarme con algo, aunque no confío en tu equipo. Y no sé si pueda confiar en ti. —lo miró con intensidad, intentando descrifrar sus emociones. Todo esto le estaba fastidiando. —Señorita Misato; ahora que Kuroki se encuentra entre nosotros, será mejor que descansemos y comamos algo. Aún nos espera un viaje. —miró nuevamente a Kuroki. —Ya pagué tu habitación de esta noche, puedes sentirte libre de descansar allí. Seguro no tendrás frío a diferencia de los tejados. Miró a todos por turnos y suspiró en silencio. ¿Podría contarle el plan a Rengo? ¿Lo echaría a perder todo? No podía jugar esa carta, aunque ahora quedaban dos... —Señorita Misato, ¿me acompaña a los establos antes de la cena? Aún me falta entregar algo. —y miró nuevamente a Kuroki. Ni Kenzo ni nadie podía interferir en alguien que haya decidido su propio camino. Cada uno se merecía la muerte que buscaba o la lucha por la que decidía batallar.
Natsu Gotho El sonar de las ranas lo hizo avanzar un poco más hasta asesinarlas, visualizando el templo que parecía estar destruido luego de guárdarlas en el kimono, respirando con calma al ver ahora las estatuas cubiertas de putrefacción. Dos templos en una misma prefectura... De nuevo se encontraba con aquellos sitios que le causaban escepticismo.
Misato Aoyama Estaba frente a nosotros y no tuvo complejos en acercarse, me cruce de brazos para escuchar sus declaraciones; Rengo se mostró preocupado y le ofreció tomar represalia contra las atacantes, el chico había sumergido a Kuroki en una sentencia de muerte constante. ¿Desde siempre estuvo involucrado en temas sobrenaturales? Pues solo que tuviese una maldición desde su infancia que lo evidenciara sus palabras serian más creíbles, estaba arrojándose a los lobos y tuvo su primera advertencia...todo era tan frustrante. —¿Dejar el clan...? Nuevamente un vacío volvía a mi, una de las pocas personas que tuve el agrado de conocer ahora partiría en un peligroso viaje...siendo tan joven, ya de por si era duro saber que debía enfrentar una vida de guerrero a su edad ¿Y de una vez queria desafiar al mundo espiritual? Deseaba saber más pero solo desvíe la mirada, decepcionada, frustrada y temerosa; cuando conocí a Satou me presenté como una madre o hermana para Kuro, alguien que velaba por el...como lo hice con los jóvenes que cuide con afecto en diferentes aldeas...ahora no podía hacer nada para detenerlo... —Asi que eso decides ¿No?— musite con seriedad—esta bien creo que tomaré las palabras de Kenzo y dejaré que busques tu senda...—lo mire—solo diré que la naturaleza de los espíritus es innumerable e impredecible, el mundo puede ser pequeño y si por antojo de alguna de esas deidades fuera, manipularian sus piezas de formas muy curiosas ¿No lo crees?—añadi en una frase criptica, haciendo énfasis en "manipular" pues por algo tenía el conocimiento sobre "Mara" y su inteligencia a la hora de manipular a seres humanos, La chica albina y su acompañante...cabía la gran posibilidad que lleven al clan Minamoto a un gran peligro, incluso sin necesidad de Kuroki, algo ya destinado seguramente. Kenzaburo considero en llevar a Rengo con nosotros como lo planeo Takano, si no hubiese escuchado las palabras de aquella mujer no estuviese tan incómoda a la hora de hablar de Rengo, sentía arriesgado llevarlo con nosotros...podría darme algo de información pero la misión estaría en riesgo, tal vez debía conformarme con la información adquirida para reafirmarla a Takeda su momento. —Eso haré señor Kenzo lo acompañaré...solo quiero tomar un baño y descansar para marcharnos lo más rápido posible—masculle con cierta molestia y soberbia ¿Quien diría que tendría que ver algo así de nuevo?
Kuroki Fusatada "Odio los secretos y lamento que todo terminara de este modo" Mi corazón solamente se comprimía, le estaba guardando mucha información y mentiras pero todo fuese por el bien de ambos y del clan. Yo también lamentaba que terminara de esta manera. Si tan solo Misato no hubiese visto eso... mi plan personal seguiría en pie. No sabía que decir, solo me mantuve cabizbajo, tampoco quería hablar de más, no quería estropear el extraño rápido convencimiento que le hice pasar a Kenzaburo. Me dolía dejarlos en un punto tan crítico, en especial con algo como el Dragón. Si estaban decepcionados de mí no me sorprendía realmente... Pero... en el fondo... No dejaba de ser fiel a los Minamoto, tenía al hermano menor de Takano conmigo, después de todo. Luego habló un momento con Rengo, la verdad no creo que Natsu le importe ir a Tsu, no después de lo que vi. Rengo sería de ayuda pero... Ni siquiera sé del todo porqué huyeron de Kamakura. Y a Konoe, no la conozco en lo absoluto. Miré a Kenzaburo cuando se dirigió a mí, y sin pensarlo saque 15 monedas que me parecía era el costo de mi habitación, dándoselos, si es que los aceptaba. —No quiero que se sienta obligado a pagar algo que ahora mismo la persona acaba de renunciar a los Minamoto. Si quiere el doble de esto se lo puedo dar. Aún así, muchas gracias, señor Kenzaburo—. Dije, verídicamente agradecido, aunque apenado por estar en esta tesitura tan incómoda para todos. Luego miré y escuché a Misato, se notaba la frustración, el enojo y hasta la decepción en su mirada, no necesitaban decirme las cosas para sentirme apaleado ahora mismo. Lo merecía, sin dudas. Aunque era a Misato la que me dolía en especial, le tomé un gran aprecio cuando decidió detenerse a escuchar mi historia en Nara... Y ahora esto. Recordé pronto el viaje que tuvimos como el Equipo Fantasma, como juntos descubrimos el secreto del Ninjutsu y desde entonces nuestra versatilidad creció exponencialmente. Solo pude quedarme triste pero sin delatar algo más, de verdad sentía muchísimo esto. Volví a mirarla cuando habló, su seriedad era algo que nunca antes había expresado conmigo. Ya, creo que ahora entiendo a qué se refería Rengo con enseñarle a alguien del clan Minamoto. Definitivamente no creo que a ella le gustara involucrarse en esto. —Sé que es un viaje muy, pero que muy peligroso. Por eso prefiero confrontarlo yo mismo—. Dije, firme aún. Y poco después suspiré, para mirar a Rengo. Si tenía algo más que decir lo esperaría. —Aún así muchas gracias por la habitación, la tomaré—. Dije como último, era claro que no diría nadamas. Ni me movería de ahí sin Rengo.
Afueras de Chiryu [Misato; Kenzaburo; Natsu; Rengo] Rengo escuchó primero las palabras de Kuroki, al parecer estaba renunciando a todo por lo que había sucedido en el santuario, describió a sus atacantes y esto hizo que Rengo frunciera el ceño, algo que no solía hacer, el enojo no estaba entre sus sentimientos más comunes; pero las características de una de esas personas la podía imaginar en su mente, haciendo una suposición de quien podría ser. Tú Esa palabra de Kenzaburo sacó de su ensimismamiento a Rengo, quien al ver que este lo señalaba alejó el rostro por inercia. Tu hermano me dijo que quizá podrías ayudarme con algo, aunque no confío en tu equipo. Y no sé si pueda confiar en ti Era inteligente no confiar en él. Iba a contestar cuando Misato fue la siguiente en hablar; cada palabra fue una bofetada. Kuroki era alguien importante para el clan Minamoto, y sólo había bastado su presencia para desquebrajar aquello. —Kuroki —mencionó con fuerza —El señor Kenzaburo tiene razón, nadie debería confiar en mi —sus palabras eran serias —Estás alejando a personas buenas de ti, personas que buscan tu seguridad y a su vez te dan el camino de la elección; confían en ti, y tú les estás fallando —Jamás había hablado con tanta seriedad; pero todo era evidente en su mente, una que siempre permanecía alejada de los pensamientos tan complejos, por eso huía, por eso ocultaba su verdad. Este era el precio por su honestidad, ver a su amigo al borde de la muerte; separándose de aquellos que buscan un bien común —Estás abandonando tu misión, ¿Por qué? ¿Por no abandonarme a mi? —colocó sus manos en su cadera — ¿En verdad creen que soy tan débil que necesito ayuda?— aquella pregunta era real, lo sentía desde que viajaba con Natsu, su inmadurez lo hacía débil, porque era imprudente, y lo era porque él se permitía serlo, no podía hacerlo mas, no ahora que alguien casi muere por su culpa, debía asumir su responsabilidad por inmiscuir a alguien mas en su vida, simplemente por no querer sentirse incómodo ante la insistencia de Kuroki. Si era débil; bastante. Pero no mas. Rengo rio mientras negaba —Yo estoy solo Kuroki; no necesito a nadie —sonrió —No te necesito. El pecho le dolía, sentía como su respiración estaba siendo restringida por su propio organismo —¿Temes al pacto de sangre? —preguntó mientras masajeaba su mandíbula, pues sabía que estaba hablando de mas frente a los desconocidos —Te libero de esa carga —volvió a soltar una risa —Lo había hecho para que dejaras de indagar en mis cosas, y aun así lo sigues haciendo —levantó el seguro de su katana apara mostrar un poco del filo de su arma, así poder cortar su mano izquierda, limpiándola enseguida con el kimono ensangrentado que le pertenecía a Kuroki; para después dejarlo caer al suelo — ¿De qué otro modo puedo decirte que no te quiero cerca de mis asuntos? Sabía que lo que hacía no era suficiente; pero esperaba que bastara. Pues sabía que si Kuroki lo seguía, posiblemente sería el peor error, el cual podría costarle la vida nuevamente. —Tienes una misión que cumplir; si mi hermano te la ha encomendado no querrás fallarle — dio media vuelta mientras se tallaba un oído con fuerza. —Maldita sea...—dijo mientras comenzaba a alejarse. Contenido oculto rapuma Kuno Vizard Gigavehl Giga, tu puedes elegir lo que quieras hacer, si seguir a Rengo o volver con Kenzo y Misato. rapu y Kuno, los moveré a los establos en el siguiente post, así pueden narrar el proceso de antes o simplemente no hacerlo y esperar a mi post. Ruinas- abismo [Natsu] Natsu dio un brinco para inspeccionar el altar; pero las maderas estaban flojas y se destruyeron ante su peso; haciendo que Natsu cayera a un abismo; el golpe fue tan grande que una de sus piernas. Un cascabel parecía resonar a la distancia, algo extraño; el clima en aquel abismo. El sitio tenía algunas de las viejas estructuras del templo que alguna vez estuvo en tierra firme; la luz del sol aun se filtraba por la abertura en el techo de aquellas paredes enormes que parecían conectar con una cueva. Contenido oculto Insane has perdido -30 pv; puedes curarte; pero tu pierna se mantendrá rota por un día entero. (no es realista pero pues no voy a traer Natsu así un mes)
Kuroki Fusatada Miré los gestos de Rengo, me sorprendía verlo tan molesto. No era común mostrarse así, pero comprendía su estado emocional, solamente me sentía como un inútil ahora mismo. Cuando le escuché hablar poco después me sorprendí, su seriedad y hasta firmeza era abrumadora. Jamás se había expresado así, sus palabras eran mucho más eficaces que las que inclusive Kenzaburo y Misato me dijeron. Sentía sus frases como golpes, escucharlo decir que les estaba fallando, los estaba decepcionando... Que estaba alejando a las verdaderas buenas influencias de mi. Que me estaba quedando solo... Escuchar su pregunta de que si era débil solo me hizo quedarme en silencio, no, no era eso. Cualquiera creería que por su actitud es débil pero... su vida... La vida que tuvo... "No te necesito" Y sentí que me atravesaron por la mitad en esas simples palabras. Solo pude quedarme a mirarlo en silencio, serio, pero no era una seriedad de muerte ni de lejos... era, simplemente para escucharlo. El pacto... Me asustaba verme incapaz de eludirlo y pagar las consecuencias, ese era mi terror, como este momento. No me dejó ni replicar cuando me hizo otro corte en donde estaba hecho el pacto y me limpió la sangre con mi kimono destrozado, dejándolo caer, miré la prenda en silencio, mientras escuchaba sus palabras finales. Era... muy rudo. Tanto que hasta a mi me sorprendía. "Maldita sea..." ¿Fue Mara? ¿Le "gritó" acaso? Vi ahora mi mano mientras me la masajeaba en silencio, severo silencio mientras ahora miraba a algún punto del suelo sin más. Pensando... "Todo será más fácil con tu muerte" "Estoy más cerca de él de lo que crees" Esas simples frases, sentía que me anclaban de forma irreversible a Rengo. Si renunciaba, era como haberse deshecho de mí. ¿Porqué? ¿Qué clase de peso tengo? ¿Solo por saber cosas? ¿Desde cuando era así? No... Algo más sucedía... Pero, ¿valía la pena? Seguí masajeando torpemente mi mano mientras me quedaba pensando. Estaba en una toma de decisión tan importante que... uno u otro camino era muy peligroso. No me sentía a salvo con los Minamoto... ¿Eso no era mucho decir? Saber quién mató a Hana, sería un caos total, podría ser ese mi final y tampoco estaba dispuesto a que las cosas se tragisversaran, si, ahora sin el pacto podía hablar pero. La promesa era muy en serio. Seguí con mirada seria, masajeandome, cerrando los ojos mientras suspiraba muy pesadamente pero en gran silencio. Hasta ese momento me di cuenta que poseía el haori negro de Rengo, y mi ahora arrumbado kimono estaba en el suelo, enfrente mío. Estar con Rengo ahora le sería una carga importante... Pero, su vida. Su historia... Gruñí por lo bajo, tal vez si no hubiese escuchado todo lo que dijo Kyogi si habría vuelto con los Minamoto a riesgos de ser interrogado. Pero esto... Todo será más fácil con mi muerte... No, esto era un punto sin retorno. —Lo siento mucho... Ofrezco mis más sinceras disculpas a Takano y a Satou, mi padre. Si todos en el clan estarán decepcionados de mis acciones, asumiré que así sea, si no volveré a ser bienvenido, que así sea también... No merezco portar el apellido de Takeda. Fue lindo mientras duró. Al menos, me enorgullezco haber ayudado a la victoria contra Kato. Gracias por todo—. Dije al aire, estaba tanto dirigido a Kenzaburo como todo aquél que estuviese dispuesto a escucharlo, para suspirar de nuevo y sin hacer más, dejé de masajear mi mano y aún así, comencé a avanzar hacia Rengo, quien seguramente iba hacia el Shukusha. Ojalá... Este de verdad no sea un adiós, me habría gustado despedirme de forma más formal. Pero es lamentable y deprimente que haya tenido que ser de esta manera, si alguna vez volvíamos a coincidir, solo espero solo sea un encuentro incómodo de miradas y punto. Porque si escalaba a más, definitivamente iba a haber problemas. ¿Esta era tu prueba Mara? Pues aquí tienes tu resultado. Estoy dispuesto a recorrer este camino de oscuridad...
Afueras de Chiryu [Misato; Kenzaburo; Natsu; Rengo; Kuroki] Rengo avanzaba a velocidad, ya estaba lejos para cuando Kuroki se disculpaba una vez mas con Kenzaburo y Misato; el seguía con paso firme hacia su nuevo objetivo, seguro de que lo que había hecho era lo correcto, alejar a Kuroki de él era lo mejor para aquel que se proclamó su amigo. Empezó a escuchar los pasos detrás de él, al girar no podía creer que Kuroki lo estuviera siguiendo. Contuvo su innata emoción de sonreír, pues debía estar enojado, muy molesto por su descuido, uno que casi le costó la vida. Kuroki se colocó a su lado mientras Rengo seguía avanzando, no iba hacia el shukusha, al parecer se dirigía a las viejas ruinas del templo, al lugar dónde Kuroki debió haberse dirigido en lugar del santuario. —Te lo dije en Kamakura —su seriedad comenzaba a tornarse algo preocupante —Proteger es el fin de mi existencia; si no defiendo a aquellos que me han ayudado ¿De qué sirve estar vivo? —observó a Kuroki —Hoy me di cuenta que he fallado, traté de enmendarlo alejándote, y aun así regresaste. De ahora en adelante, la carga de tu vida no me corresponde, tu has tomado esta decisión. Ruinas [Kuroki; Rengo] —Fue Kawa. ¿Cierto?—mencionó con un rencor en su mirada, la cual estaba enfocada hacia las ruinas. Caminó por el puente destruido y llegó hacia el templo en ruinas —Es inevitable que ella y yo peleemos; antes temía, pues no deseaba matarla, así como tampoco quería matar a Natsu.... —Rengo se hincó frente a un hueco en la madera —...pero si ella estaba dispuesta a matarte; yo no dudaré en el momento que deba hacer lo mismo. La mataré; pero antes... —se asomó por aquel hueco. —¡NATSU!— Gritó en el interior del abismo —¡Buscaré la manera de bajar! ¡No bajaré de la manera que tú, aprecio mis piernas demasiado!— mencionó para después revisar alrededor, buscaba a Konoe y no la encontró —¿Se cayó Konoe contigo?— La voz de Rengo era la misma dirigiéndose a Natsu, jovial e incluso divertida. Contenido oculto Gigavehl Insane Ruinas- abismo [Natsu] La voz de Rengo resonaba entre las paredes del abismo. No se escuchaba demasiado preocupado, al parecer ya había sido informado de la situación.
Kuroki Fusatada Rengo no reaccionó exactamente como esperaba, me mantenía ciertamente tenso, pero verlo igual de serio la verdad es que ya hasta me preocupaba bastante. Solo pude bajar la mirada, mientras caminaba a su lado, escucharlo igual de serio es que ya hasta me resultaba incómodo. —Rengo... yo...—y volví a cortarme, no sabía qué decir, por poco y sentía que se me quería escapar una lágrima, pues sus palabras finales me hirieron bastante. >>Tu vida fue injusta... yo te dije que quería ser ese amigo que nunca tuviste, quería en verdad ser un soporte para ti. Quiero serlo. Porque no fue justo, si, recuerdo tus palabras en tu habitación. Pero recuerda tu las mías en la Clínica... no dije todo eso solo para sorprender.—fue lo único que pude decir, antes de volver a avanzar a su lado. —No has fallado, creeme. Siento si yo te he fallado a ti. Pero respeto tu conclusión, así como las consecuencias—. Añadí y volví a avanzar, se notaba ya mi tristeza de nuevo, quería estallar en llanto después del susto y de todo lo que acababa de hacer pero, tampoco era el momento. Luego escuché el nombre, haciendome enmudecer... ¿La conoce? ¿Entonces todo lo que ella dijo..? ¿Porqué? —Si... fue ella—me sinceré. Maldita sea, no quería dar ni esos detalles por esto pero con Kenzaburo y Misato presentes cuando me preguntaron es que era inevitable. >>Pero no creo que debas buscarla, estoy seguro que volvería. Vamos, Rengo. Sea lo que sea que te diga Mara no creo que la debamos buscar, si, casi me mata. Pero estoy seguro que volverá—. Dije, tratando de impedir que nuevamente sus impulsos hablaran por él. Luego me sorprendí que le hablara a Natsu. ¿Pero y él qué hacía aquí? Maravilloso, pierna rota, humor del asco por todo esto y yo aquí. La jodida combinación perfecta para hablar. —Rengo, de verdad siento el susto. Me siento culpable, responsable de mis acciones. Solo... Necesito descansar. Saquemos a Natsu de ahí y vámonos. O no sé si planeen algo, yo... argh. Estoy hablando demasiado, lo siento—. Dije al recordar las palabras de Natsu antes de abandonarme y volteé alrededor, menudo panorama más extraño. Genial, menudo día de mierda. No conseguí mi dinero, mis intenciones fueron comprometidas, me quedé sin clan, técnicamente dejé atrás mi esencia y ahora estoy por encaminarme a este rumbo al que me he unido mucho más pronto de lo normal. Encima con Rengo severamente molesto conmigo, ya me imagino a Natsu viendome de vuelta. Solo quería que el día acabara, que encima la jodida tarde ya había durado demasiado.
Natsu Gotho El crujir de la madera no le dio tiempo para alejarse al echarse hacia atrás y tropezar en igualdad de medida, frunciendo el ceño en demasía al sentirse caer sin poder disminuir el golpe que terminó recibiendo al final del abismo, terminando con una sonrisa cínica al no poder mover una de las piernas como debería. Vaya mierda. Sanó las raspaduras superficiales y entablilló con ramas y retazos del Kimono al rasgarlo. No era como si pudiese crear una férula ahí en ese sitio, pero al menos eso ayudaría a reducir la movilidad. Se levantó apoyándose de la espada del anciano, visualizando el sitio al no dejar de escuchar el sonar de un cascabel. ¿El viento? Comenzó a caminar hacia el resonar agudo al sentirse extrañado, fue entonces que al cabo de unos pasos la voz de Rengo llegó de lleno, chasqueando la lengua al sentirse ridículo ahí abajo. —¡Esa mujer tonta no está acá! —siseó en respuesta sin saber de la presencia de Kuroki—. No esperaré todo el día aquí metido —atajó más para sí mismo que para el chico, continuando su andar por aquel lugar, deslizando sus filosas pupilas por los rastros del templo que en algún momento existió en el exterior del abismo, sintiendo el aire frío en la nuca recorrerlo. ¿Por qué siempre llegaba a ese tipo de sitios? Conectado con santuarios... templos...
Kenzaburo Caminaba con prisa con dirección a los establos, moviendo las monedas que Kuroki le había devuelto. Las sopesó con la mano izquierda mientras miraba a Misato; la mujer mostraba clara preocupación, indignación quizá en su rostro. Habló con voz firme mientras se acercaban a los establos. —El chaval aún es joven, señorita Misato. Me gustaría creer que su camino tiene un camino libre, pero los placeres violentos terminan en muertes violentas. Lo sé por experiencia propia. —guardó las monedas en el interior de su kimono y miró al frente. —No importa lo que has hecho, importa en lo que te convertirás. Espero que el niño lo entienda antes de que sea demasiado tarde para él. —se masajeó la sien. —Mientras más pronto lleguemos a destino más pronto dejaremos todo este drama atrás. No soy partidario de esto. —sonrió con burla, era obvio que para el ronin todo este encuentro le resultaba insufrible; él era alguien práctico y cada vez se sorprendía más en el parecido que tenía con Kato. —Una vez aquí dentro seguiremos con el plan, ¿de acuerdo, señorita Misato?
Establos [Misato; Kenzaburo] Misato se reunió con Kenzaburo en los establos; ambos avanzaron con cautela mientras un hombre cepillaba a un hermoso caballo negro; los observó y sonrió —¿Vienen por sus montas?— preguntó sonriendo —Se ven aun cansadas, yo recomendaría que los dejaran descansar un poco —Acarició al caballo con cariño —Los caballos enferman muy fácilmente si son forzados a recorrer largas distancias, incluso si comen mucho para después correr, a veces si sus patas permanecen mojadas suelen infectarse y causarles un dolor intenso, retrasando su paso. Hizo una leve reverencia al notar las katanas en ambos —¿Pero quien soy yo como para darle consejos a un par de samuráis? Disculpen Contenido oculto rapuma Kuno Vizard perdón! edité el post por lo que seguramente no les llegarán las etiquetas:( Ruinas [Kuroki; Rengo] Rengo miró a Kuroki, nuevamente era una mirada intensa, no casual y divertida como solía ser —Tuve una vida injusta, si. Pero no me detengo a pensar en ello Kuroki, tu tampoco debes hacerlo. No hablé de ello contigo para que me tuvieras lástima, no debes recordarme lo solo que estuve, o lo cruel que ha sido el mundo conmigo. Me importa que hago ahora. "¡Esa mujer tonta no está acá!" Escuchó la voz de Natsu y pensó en Konoe. "No esperaré todo el día aquí metido" —¡Lo sé! tendré que preguntarle a un experto como bajar — mencionó mirando hacia el altar de Inari frente a ellos. Volvió la vista a Kuroki —Mara no busca que me enfrente a Kawa, él quiere protegerme; así como también lo hace Natsu... —Rengo actuaba como si no entendiera las cosas; pero era más listo de lo que mostraba —...así como también lo intentas tú, incluso Konoe me ha cuidado. Así como Yuzuki siempre lo hizo —sujetó su cabello y lo pasó entre sus dedos, recordando el cómo Yuzuki le enseñó a peinarse, su cinta roja era un recuerdo de ella —Claro que te he fallado, le he fallado a todos; es tiempo de crecer, así dejaré de preocuparlos. "Rengo, de verdad siento el susto. Me siento culpable, responsable de mis acciones. Solo... Necesito descansar. Saquemos a Natsu de ahí y vámonos. O no sé si planeen algo, yo... argh. Estoy hablando demasiado, lo siento" Rengo colocó su mano en el hombro de Kuroki y lo apretó, para luego indicarle con el índice frente a su boca que se callara. Rengo cerró los ojos y así permaneció un largo instante. Abrió los ojos y soltó el hombro de Kuroki —El señor monje me ha dicho como bajar; pero no será sencillo, será mejor que me dejes intentarlo a mi primero, si fallo; ve al shukusha por Konoe, pues necesitaremos ayuda. Rengo avanzó mirando hacia el altar señalando los tablones rotos, como si estuviera preguntándole a alguien algo, después afirmó y se hincó frente a uno para después arrancarlo. Alli pudo ver un camino de piedras colocadas manualmente, esa escalinata no era del todo segura pero era lo más sencillo para bajar hacia el abismo por el que Natsu había caído. —Templos... Santuarios... siempre tienen que ir a ellos ¿cierto? Podíamos habernos quedado en el shukusha bebiendo té con la linda Konoe; pero no, los templos... siempre los malditos sitios sagrados... parecen moscas persiguiendo... ya saben... excremento — mencionó molesto mientras se sujetaba de las paredes para comenzar a bajar en el abismo —No soy blasfemo, es cierto señor monje, no me regañe. Contenido oculto 1-14= Caerás durísimo, te romperás una pierna en el proceso. 15-30= Resbalas un poco en las piedras pero logras mantener el equilibrio para volver a intentarlo (volver a tirar un dado de 50 caras) 31-50= Bajas al abismo con seguridad Gigavehl Yugen Insane Ruinas- abismo [Natsu] Escuchó a Rengo quejarse mientras comenzaba a bajar. Primero resbaló un poco pero logró agarrarse; para después resbalar y caer del mismo modo que Natsu. —No señor monje, esto no me pasó por blasfemo... Au—se quejó del dolor—Fue por estúpido, que es distinto.
Kuroki Fusatada Escuchar a Rengo y volver a ver su mirada definitivamente me intimidó, haciendome mirar a otro lado, sin ánimos ya de replicar. Luego me miró y se aproximó cuando ya había dicho lo último, extrañandome, nuevamente me sujetaron del hombro aunque apretó mientras me quejaba por lo bajo y guardaba silencio como quería. ¿Qué demonios pasa con esto de los hombros? Me soltó, mientras me decía qué hacer, escuchar que dijera "intentaba" protegerlo ciertamente fue el colmo, nuevamente escucharlo decir que nos falló, escucharlo decir que dejaramos de preocuparnos... si bien comenzaba a madurar, tampoco me gustaba ver eso. No de esta manera. Me quedé cabizbajo mientras asentía ante lo que me dijo, y vi como parecía hablar con alguien, claro. Debe ser con el Monje de... Uhm, ahora que lo pienso debería ser el de la leyenda. Suspiré mientras daba la espalda a Rengo, escuchando su queja, otra punzada, ya era demasiado por hoy, solo quería dormir y olvidarme de todo. Y casi como si mis ganas de dejarlos y el cierto desespero por sentir que al final merecía un poco de comprensión, pude escuchar cómo algo crujía y un costalazo caía a secas. Escuchando la última queja de Rengo. Esto es el puto colmo... Solamente me sujeté y me tallé el rostro con clara ira y tensión, no sabría si decir que fue otro de sus impulsos, pues. ¿De verdad no había manera de sacarlo sin necesidad de arriesgarse a romperse más piernas? Me quejé por lo bajo mientras veía una pequeña piedra y la recogí solo para mirar a otro punto al azar y arrojarlo con rabia, pude escuchar y ver como se pulverizaba por la reverenda fuerza en que lo arrojé a lo lejos y después tratando de calmarme, dando unos suspiros en silencio comencé a correr hacia el Shukusha. Pude notar como la noche podía caer, mi rabia y frustración por todo era tal que ni me pude dar cuenta en qué estado estaba Konoe, hasta ese momento me di cuenta que tenía el haori sin amarrar y maldecí para después colocármelo adecuadamente y logré ubicar a Konoe. —Por favor, no quiero que se asuste, necesito su ayuda de forma urgente. Tenemos que sacar de un agujero a Natsu y a Rengo, digamos que el primero ha cometido la estupidez de ir por su cuenta por sepa dios porqué y ahora por querer ayudarlo Rengo acabó igual... Solo sígame por favor. Ya le explicaré qué me pasó también—. Dije mientras, a pesar de que mi mal humor, cosa muy rara en mi se notaba, el trato hacia Konoe era evidente, era sutil y suave. Pues ella qué culpa tenía, fue la única con raciocinio de no querer indagar. La terminé llevando conmigo casi que a la fuerza para volver rápidamente hacia las ruinas y, como era de esperarse, no pasó nadamas. Esta vez mi suspiró de molestia fue bastante notable, pues aquí era donde se venía lo más molesto. —Rengo, ya traje a Konoe... ¿Y ahora qué?—. Dije colocándome cerca del hoyo en donde estaban. Hablando lo suficientemente fuerte para que me escuchara. Solamente ladeé constantemente la cabeza mientras señalaba hacia el hoyo como esperando a que algo sucediera. Ya me veía venir un gruñido o una queja, algo, de parte de Natsu escuchando mi voz ahí presente. Contenido oculto Siento lo precipitado de esto Yugen pero necesitamos sacar a Natsu y ahora a Rengo de ahí (?)
Konoe Suzumiya Shukusha ¿Fusatada estaba herido? ¿Era la sangre del kimono de Gotho sangre de él y no de las ranas? Dioses... ¿pero qué estaba sucediendo? Repentinamente todo parecía haber tomado un rumbo sumamente catastrófico y prefería no pensar en que tenía algo que ver con las palabras de Rengo y su advertencia de que se mantuviesen lejos de Natsu y él. Aún con todo había permanecido en el Shukusha con las manos entrelazadas y los ojos cerrado pidiendo a sus dioses por la seguridad de Kuroki. No poseía conocimientos médicos como tal, pero era hábil ayudando y cuidando de otros. Lo había hecho con el propio Rengo y lo haría con cualquiera que lo necesitase. Tan solo deseaba que Fusatada no estuviese muy herido. Que lo encontrasen pronto para que no sufriera un destino peor. "Lo suplico. Por favor. Por favor, Kami-sama. Solo es un niño". Había permanecido todo el tiempo allí, sumida en sus plegarias, cuando una voz masculina la devolvió a la realidad. Una voz firme, pero indefectiblemente joven. No la había escuchado demasiado pero logró reconocerla de forma inmediata. Porque era, de hecho, la voz de la persona por la que rezaba. Kuroki. Abrió los ojos y la sorpresa se dibujó en su semblante precedida por un inconmensurable alivio. Estaba vivo. Estaba salvo. Sus facciones se suavizaron y se incorporó rápidamente del suelo, por impulso. —Fusatada-s—no pudo continuar. El joven estaba claramente tenso, molesto y aquello, sumado a sus palabras, tuvo efecto. Lentamente sus palabras fueron borrando el alivio en su expresión, palideciendo su rostro, tensando sus labios y sus pupilas se contrajeron del pánico, vibrantes y diminutas como piedras de amatista—. Por... por todos los dioses Futasada-san. Cómo... ¿cómo ha podido suceder algo así? ¿Rengo y Natsu se había caído al fondo de un agujero? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué cruel designio de los Dioses era ese? Las palabras de Rengo volvieron a hacer eco en su cabeza pero las apartó tan pronto como aparecieron. >>Te sigo—le dijo al joven llevándose un mechón oscuro tras la oreja. Y caminó hasta la puerta—. Deprisa por favor. Le sorprendió ver cuál era el lugar del accidente. De hecho permaneció estática durante unos segundos frente a la estructura derruída y olvidada por el tiempo. Percibió la inconmensurable soledad y desolación. El moho que había corroído las maderas y se aposentaba sobre las estatuas de zorro hasta casi corroer la piedra. Inari. Eran las ruinas de un templo. Conmocionada por el descubrimiento se cubrió los labios con la palma de la mano. ¿Qué había sucedido en ese lugar? Nunca había visto nada semejante. La imagen de un templo en tales condiciones se le clavó con fuerza en el fondo de sus retinas. No tuvo demasiado tiempo para permanecer quieta, en cualquier caso. La voz de Kuroki la arrancó súbitamente de sus pensamientos y corrió hasta en borde del hueco. Tal parecía que el precario puente de madera había cedido cuando trataban de cruzarlo. Recordó las palabras de Gotho, todo lo que mencionó sobre que eran demonios. Y la frase, intrusiva, apareció sin permiso en su cabeza. "Ningún demonio es bienvenido a un templo". —¡Rengo-san! ¡Gotho-san!—exclamó con toda la fuerza que le permitieron sus pulmones—. ¡Por favor, respondan si pueden oírme!