Emily Hodges Finalmente, las charcas volvieron a aparecer delante de nuestros ojos y con la respiración algo pesada, nos acercamos a la posición de Liza, acompañada por mi equipo y el suyo propio. —Uf... s-siento haberte hecho esperar... —intenté recuperar el aliento apoyando las manos sobre las rodillas. Tras estar unos segundos así, consiguiendo finalmente acompasar mi respiración, volví a esbozar una sonrisa hacia la chica—. ¡Ahora sí, podemos ir a Vijijini! ¡Vamos allá!
Liza White Pensándolo bien, podría haber aprovechado cuando Emily fue a preguntar sobre su Growlithe para pedir los trabajos, y ahora no tendría que atravesar tantas veces estas charcas, vaya. Supongo que el estar distraída acaba pasando factura. Pero bueno, todo sea por conseguir nuestro propósito y que la enana esté contenta. Y yo también, para qué mentir. —Venga, no me miréis así. ¡Ya estamos aquí! Mentira, aún quedaba un trecho. Pero yo eché a correr igual, porque Kiba había comenzado a avanzar sospechosamente hacia mí. ¡Wah!
Liza White Dejé en el suelo la cesta en cuanto llegamos a un buen lugar para pescar, dejando a la pequeña Hana a su cuidado (y a Kiba de guardaespaldas, puesto que parecía estar acostumbrándose a ello), nos situamos alrededor de una de las charcas de los alrededores, dispuestos a iniciar la pesca. Expectantes, los pokémon que conformaban mi equipo observaron en silencio el movimiento del anzuelo sobre el agua, a la espera de que picase algo. Bostecé, somnolienta. Pescar siempre me daba sueño.
Liza White ¡Oh, salió un Wishiwashi pequeñín! Era un pez al menos, que era lo que pedían. Mientras no tuviese tan mala suerte como la otra vez, creo que todo iría bien. —Veamos... Otro Wishiwashi, porfa. O un Magikarp mismo, andaa.
Liza White ¡Dicho y hecho! La caña volvió a moverse, y de ella salió esta vez un Magikarp. Era tan extraño tener algo de suerte de vez en cuando, que me sentía emocionada. Volví a lanzar la caña con todas las ganas, a la espera de la nueva captura.
Liza White ¡Wow, otro pez más! ¿Yo, teniendo suerte? ¡Que se pare el mundo! —Vaya, parece que hoy es nuestro día de suerte —canturreé mientras recogía los tres peces, dirigiéndole la mirada al resto de presentes, alegre—. Venga, ¿alguno quiere probar? Difícilmente iban a hacerlo, Liza. Anda que tú también...
Liza White Esta vez fue un Wooper Udan quien nos recibió con simpatía. Sabía que aquello no era lo que buscaban con el trabajo, así que tras saludarle con la mano dejé que se marchase tan tranquilo como apareció. La caña estaba a punto de romperse, solo uno más...
Liza White Creo que los pokémon de las charcas me tienen miedo o algo. Desde que habíamos venido aquí un par de veces a pescar, los pokémon transeúntes me miraban mal, y los de las charcas ni siquiera se atrevían a asomarse. Hice una leve mueca de tristeza, aún con Hana entre mis brazos, y desvié la mirada con algo de incomodidad. Jo, ya sé que había venido varias veces y no precisamente con buenas intenciones pero... Yo no era la única, ¿no? —Creo que lo mejor sería alejarse de esta zona por un buen rato, ¿no creéis? —murmuré para mi equipo, recibiendo un rápido asentimiento grupal, y así hicimos.
Lucas Diamond Atravesamos la ciudad Kikabila con velocidad, deseosos de llegar a Mkuu cuanto antes. Aduve todo el rato junto a Lucario, para hacer que se familiarizase con el equipo y que se sintiera cómodo; no quería que volviera a ocurrir lo mismo que con Seviper... Le enseñé las vastas charcas cuando pasamos por allí, pues supuse que nunca las habría visto, al estar siempre en la jungla. Su cara de asombro ante el nuevo paisaje me confirmó que había acertado en llevarlo de viaje con nosotros.
Lucas Diamond Finalmente, con la gran recompensa obtenida del trabajo, nos dirigimos de vuelta a la jungla para enfrentarnos a Msita de nuevo. Esta vez, con Lucario, probablemente tuviéramos más posibilidades. En nuestro paso por las charcas resbalé con un charco y me caí al suelo. Sí, así de random. Estas cosas nos pasan a todos, ¿vale? No me juzguéis.
Liza White Emily me explicó sus planes, y sin embargo a ella no le importaba acompañarme primero debido a que mi destino se encontraba más cerca. Sin embargo al llevar las manos a mis bolsillos, me di cuenta de que no contaba con ninguna joya conmigo, y así difícilmente podría hacer algo. Debido a esto decidí no interrumpir el camino de mi amiga de esta forma, y le aconsejé que se dirigiese hacia su siguiente combate mientras yo volvía a entrenar. De esta forma ninguna de las dos se quedaría sin hacer nada, y la próxima vez que nos encontrásemos continuaríamos el viaje juntas, ¡y más fuertes aún! Tras la despedida, mi equipo y yo nos dirigimos una vez más hacia Kikabila, con la intención de empezar de nuevo con los trabajos. ¡Solo así conseguiríamos mejorar más rápido!
Liza White ¡Wow, cuantísimo tiempo, eh! Ya no recordaba cuándo fue la última vez que pisé este sitio... ¿Hace unas horas, quizás? Sí, muchísimo tiempo. Dado que mis pokémon ya se habían acostumbrado a aquella especie de rutina, decidieron ir a caminar un rato por su rumbo, decidiendo encontrarnos en aquel lugar más tarde. Sabían que no me movería un ápice, con lo concentrada que estaba pescando, así que... ¿qué podía salir mal? —Venga, pececitos, venid con mamá —exclamé, arremangando mis mangas imaginarias porque en verdad llevaba manga corta, pero qué más daba. ¡Así parecía más intimidante! [1/5]
Liza White Un... Un Bruxish. Oye, ¿esto cumplía con las expectativas del tipo del mercado?Es un pez, yo que sé. Feo, pero es un pez. Quizás si se lo vendía un poco con alguna mentirijilla, que era especial y sagrado y uhm... ¿Y si lo pinto para que parezca shiny? ...Madre mía, lo que hace la escasez de joyas. [2/5]
Liza White Un Wooper, vaya... Dejé que se marchase porque vaya, ya sabía que llevarlo no servía de nada. Por ahora la cosa no pintaba bien, y algo me decía que iba a estar un buen rato rondando por aquí. Pero bueeeno, tampoco sabía cuánto iban a tardar mis pokémon en volver, así que... —Puedo estar aquí todo el día, pececillos. Pero Liza no perderá esta batalla, ¿me oís? —exclamé, tirando una vez más de la caña con ímpetu. Sería gracioso que ahora saliese una lata o algo, la verdad. [3/5]
Liza White —¡Que no quiero Bruxish, quiero Magikarps! MA-GI-KARP. ¿¡Dónde os habéis escondido ahora, eh!? Madre mía, que alguien le quite la caña a esta chica, que se le está yendo la pinza de una forma importante. [4/5]
Liza White Y al salir el siguiente pokémon, las esperanzas empezaron a menguar drásticamente. Había empezado demasiado confiada, me parece a mí. Aún así, me coloqué de cuclillas una vez más, dispuesta a usar la caña hasta que ya no pudiese dar más de sí, y esperé. A saber qué pasaría ahora. [5/5]
Liza White Bueno, había ido bastante bien la cosa. Sin embargo, mientras regresábamos nuestros pasos a través de la charca, le di vueltas a lo que haría ahora. Snorunt me vendría bien para la batalla contra Akili, pero para evolucionarle tardaría un ratillo y... me volvería a quedar pobre. Pero en fin, la vida del entrenador en Udan es así, y no me quedaba más que aprender de ello. Lo peor de todo es que ya me estaba quedando sin ideas para el relleno, y aún me queda muucho por delante. Verás tú.
Lucas Diamond ¡Las Charcas Mabwawa, qué bien! Eso significaba que íbamos por el buen camino, ¿no? Al menos aquellos lagos me sonaban, o eso creía. Mi objetivo debía ser ciudad Vijijini, donde Katapum nos esperaba. Supuestamente, él debía darme algún tipo de objeto para poder acceder a nuevas zonas... ¿qué pokémon encontraríamos allí? ¡Agh, no podía esperar más para verlo! ¿Por qué la isla tendría que ser tan grande y los sitios estar tan lejos?
Emily Hodges Respiré hondamente al entrar en la Charcas. Algo cansada por la rapidez que había tomado para atravesar todo velozmente. Una vez ahí, sin embargo, me permití ralentizar el paso para poder recuperar el aliento. Mis pokémon, que no parecieron tener problema en seguirme el paso, ciertamente iban delante de mí. No podía estar preocupada, ellos conocían mejor esa isla que yo. Y eso me aliviaba porque...
Liza White —¿Sabes, Marshadow? —le mencioné de un momento a otro al pasar por las charcas donde habíamos pescado multitud de veces—. Aquí solemos hacer uno de los trabajos de la ciudad que hay a continuación para pasar el rato y... bueno, por otros fines. Pero tenemos intenciones de venir ahora, ¿quieres probar con nosotros? —y sonreí, paciente, sin esperar ninguna respuesta de su parte como las otras veces. Avanzamos hacia nuestro destino, con la curiosidad y el interés de aquel curioso pokémon creciendo lentamente.
