Celos...

Cap. 6​

“Quiero ser suficiente, y así llenar tus pensamientos…”​

=Ruka Souen​

(PoV) Souen Ruka:
Suspiré, me vi reflejada en la ventana de cristal. El sueño comenzaba a vencerme, estaba amaneciendo y unos débiles rayos de sol asomaban en el horizonte lejano. Le di un último vistazo antes de cerrar las cortinas y acurrucarme en las obscuras sábanas de mi cama. Dedicándole mi último pensamiento a él, antes de entregarme por completo a los brazos de Morfeo. A él, el amor de mi ilimitada existencia. Y, sólo puede tener un nombre y es Kaname Kuran. Un vampiro entre los vampiros, un sangre pura. Y mi corazón palpita únicamente por y para él, lástima que no sea recíproco.

Bostecé, estirándome en mi cama, observé el reloj de la mesita de noche que marcaba las 4:30 pm. Me levanté y alisté para ir a clases. Luego bajé al salón principal, ya los demás estaban allí reunidos, sólo esperaban a Kaname, que estaba demorando un poco más de lo usual, me senté en uno de los muebles mientras esperaba su llegada, le daba toquecitos leves al mueble con impaciencia.

Me levanté inmediatamente al ver su figura imponente aparecer en lo alto de las escaleras, y a su lado Ichijou y Seiren, su amigo y su silenciosa centinela, siempre a su lado ambos.
Todos hicimos una reverencia a medida que bajaba las escaleras. Se notaba a leguas que estaba de muy malhumor, sus ojos titilaban entre el borgoña y el furioso carmesí, todos podían notar como su poder iracundo estaba contenido y se removían nerviosos y temerosos de lo que podría ocurrir, si llegaba a ser liberado.

Yo apreté los puños con fuerza, sólo podría haber una cosa que hiciera a Kaname molestarse de esa forma, sólo esa estúpida e insulsa humana podría causar esa reacción en él. Yuuki Cross. La insignificante humana, dueña de todas sus atenciones y amabilidades. ¡La odio!

—Escuchen atentamente—ordenó con la voz baja y contenida, con el oído vampírico no era necesario que alzara la voz, todos lo escuchaban perfectamente, y ya todas las miradas estaban sobre él—. Organizaré un baile, aquí en la Academia Cross, se llevará a cabo la semana que viene, pido su máxima colaboración respecto al tema—exigió, todos asintieron, murmurando por lo bajo, pero, sin atreverse a contradecirlo.

Dicho esto, caminó a la salida seguido por todos, me apresuré a alcanzarlo y caminar a su lado.

—Buen día, Kaname-sama—lo saludé con una amplia sonrisa.

—Buen día, Ruka—contestó secamente, pero, eso no me desanimó, ya estaba acostumbrada a su tosco temperamento como para que esa nimiedad me afectara.

—¿A qué se deberá el baile?—inquirí en un intento de hacerle platica.

—Ya lo sabrás a su debido tiempo, como todos los demás—me contestó, antes de que se abrieran las gruesas puertas de madera que mantenían sellado el dormitorio nocturno, dejando expuestas un mar de niñas eufóricas que gritaban e intentaban rebasar a los dos abominables delegados, uno peor que otro. Debería considerarse un insulto que ellos sean los guardianes de nuestro secreto.

Su expresión cambió completamente cuando se acercó a la delegada que forcejeaba con las demás chicas, intentando mantenerlas a raya. Su rostro se dulcificó y sus labios se curvaron en una sonrisa.

—Hola, Yuuki—la saludó con voz tierna.

—¡Ka…Kaname-senpai!—balbuceó, la presión de las chicas fue tan fuerte que la hizo caer, Kaname se apresuró a tomarla de la mano ayudarla a ponerse de pie.

—¿Estás bien?—le preguntó, retirando un mechón de cabello de su sonrojado rostro, la humana se limitó a asentir nerviosa.

—¡Quítale las manos de encima, Kuran!—exigió Kiryuu, y, aunque irrespetuosos y fuera de lugar no pude alegrarme más por su intervención.

Sentía la sangre hervirme mientras caminaba a clases, no sabía que me molestaba más, que fuera amable con ella, o que sé que nunca será así conmigo. Akatsuki me miraba de reojo mientras yo camina enfurruñada, ¡Dios!, ¡cuánto la odio! La odio por interferir entre nosotros, por estar en el medio como un estorbo, una distracción. La clase estaba tediosa, o era mi humor el que no ayudaba, no lo sé, sólo sé que apenas terminó prácticamente corrí a mi habitación, cerré la cortina y me refugié en la obscuridad de las sábanas.

Al día siguiente, bajé a desayunar, ya el reloj marcaba las 12:00 pm y corrí con la suerte de que Kaname estaba allí, con una copa en sus manos y removía la pastilla de sangre sintética con uno de sus dedos largos y estilizados. Levantó sus preciosos ojos borgoñas hacia mí, al parecer estaba de buen humor.

—Buen día, Ruka—me saludó tranquilamente.

—Buen día, Kaname-sama—le contesté con una amplia sonrisa.

Después de unos minutos de silencio se tomó hasta la última gota de su copa y la dejó en la mesa.

—Necesito que me reúnas a todos en la sala, tengo algo que decirles—me ordenó.
—Está bien, ¿puedo saber de qué trata?

—Te enterarás en unos minutos.—Y dándose la vuelta salió de la cocina.

Yo agarré una copa, vertí una pastilla y la removí. Me apresuré a tomármela de un solo trago, y corrí a cumplir su orden. Ya todo dispuesto, fui por Kaname a la biblioteca dónde estaba leyendo, en el camino se me cruzó Akatsuki.

—¿Qué quieres?—le pregunté ásperamente.

—Eres tú quien se cruza en mi camino, ¿no debería yo preguntar eso?—inquirió con su habitual despreocupación y voz gruesa.

—Voy a buscar a Kaname-sama, quiere una reunión en la sala—le contesté.

—Voy contigo—se ofreció.

—No—decliné su oferta bruscamente.

—¿Por qué?—inquirió, sus ojos centellaron como caramelo derretido.
Me paré en seco y lo encaré.

—¡Porque quiero estar a solas con él!—repliqué molesta.

—Ojalá fuera recíproco—me espetó antes de darse media vuelta y desaparecer de mi vista. Intenté no darle importancia a sus palabras ni a su reacción, y continué mi camino. Al llegar a la biblioteca toqué en las amplias puertas de caoba, escuché su voz adentro y entré.
—Ya todo está dispuesto, Kaname-sama—le informé.

Él asintió clavando sus penetrantes ojos en mí, sentía como me derretía bajo su hipnotizante mirada, él era el único que logra disparar mis sentimientos así. Mi corazón palpitaba a mil sólo por él y para él.

—Gracias. Ahora vamos.—Caminó a mi lado, me sentía desfallecer con tan solo estar a su lado, no necesitaba que hablara, solamente lo necesitaba allí. Y, aunque sus ojos en ningún momento se volvieron hacia mí no pude estar más feliz. Llegamos al salón, y todos se levantaron e hicieron una reverencia a su llegada.

—Han sido reunidos aquí porque deseo comunicarles algo.—Habló, y sus ojos cual vino tinto y profundos, vagaron por la estancia—. He decidido que, pronto tomaré una amante y daré el próximo baile sólo para cortejarla. Así que, quiero su más cordial bienvenida, y un respetuoso trato con la señorita Cross. Y, advierto que no toleraré ninguna imprudencia en su contra. El que la ofenda, sufrirá las consecuencias—amenazó con un destello peligroso en los ojos.
Mis labios temblaban, y sentí las lágrimas acumularse en mis ojos. Así que al final, ¿la elige nuevamente a ella?, ¿sin tomar en cuenta mis sentimientos, ni todo lo que he hecho por él?, ¡desde mi infancia mi vida le ha pertenecido a él! He dedicado hasta la última gota de mi tiempo a él. Y no sólo me ignora por completo, sino que anuncia a una insulsa humana como su amante legal, una estúpida humana que lo menosprecia por un maldito cazador, ¿y aún así la quiere? ¡Maldita sea! ¿Cómo llenará sus pensamientos una chiquilla que en estos momentos quizás esté llenando los de otro?

—Cuidado con lo que piensas, Ruka—me advirtió Kaname en voz baja.

—No pienso nada que no sea verdad—le espeté antes de darme media vuelta y abandonar la estancia dando un sonoro portazo.

Si Kaname cree que esto acabará aquí, está muy equivocado, el juego apenas comienza y yo haré le primer movimiento. Y aunque sé que no podré ganar, al menos complicaré las cosas. De alguna forma me vengaré, juro que lo haré. No soy tan ingenua como para pensar que con ello me ganaré su favor, pero al menos lo privaré del de ella.

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El día del “grandioso” baile llegó, estaba en mi habitación dándole los últimos retoques a mi atuendo. Hoy realmente me había esmerado en mi apariencia y los resultados eran devastadores, lo sé. Escuché que tocaban la puerta.

—Adelante—concedí, la figura de Akatsuki Kain apareció tras la puerta, engalanado en un elegante traje negro de tres piezas, con una ajustada corbata naranja que combinaba con su rebelde cabello y sus resaltantes ojos—. ¿Qué quieres?—inquirí al ver que no decía nada. Él sacudió la cabeza como saliendo del sopor.

—Apresúrate, ya va a comenzar y recuerda que somos los anfitriones ésta vez.

—Voy—contesté tranquilamente volviendo a fijar mi mirada en el espejo.

—¿No estarás tramando algo, o sí?—inquirió perspicaz.

—Por supuesto que no—negué rotundamente haciéndome la ofendida.

—Eso espero, porque no creo que el presidente Kuran se lo tome muy a la ligera si le haces algo a Yuuki Cross—advirtió antes de cerrar la puerta y desaparecer nuevamente tras ella.
Hmph, eso no es algo que me tenga que decir, sé que no reaccionará para nada bien, pero, es un riesgo que estoy dispuesta a correr. Al menos por ésta vez estoy preparada para las consecuencias que sé que me esperan. No importa lo que pueda pasarme, estoy decidida a arruinarles la bella velada.

Ya lista, bajé al salón principal dónde comenzaban a reunirse los estudiantes muy bien arreglados. Jugué mi papel de anfitriona perfectamente y sin falla. Ya avanzada la noche, estaba recostada de la pared en un rincón alejado con una copa de sangre sintética en las manos. Yuuki Cross había venido en calidad de delegada y guardiana, pero Kaname, la obligó a tomar asiento junto a él, colmándola de atenciones y sonrisas. Cosa que nadie más se puede permitir. Al sonar la campana de la medianoche todos se reunieron en torno a nuestro líder para realizar el brindis principal, mi plan caminaba a la perfección la copa de su “amada” era la única diferente en lugar de sangre tenía champagne, así que no fue difícil llevar a cabo mi propósito. Kaname se puso de pie y alzó su copa.

—Brindo por ésta maravillosa noche, por ésta fantástica compañía, por el honor de tenerla a mi lado, y brindo, por lo que nos depara el futuro prometedor.—Sus ojos se mantenían clavados en los de ella, dándole a entender que todo iba dedicado a ella, necesité todo miautocontrol para no destrozar la copa que sostenía en mis manos. ¡Lo odio! Lo odio por no amarme con locura de esa forma enfermiza como yo lo amo a él—. ¡Salud!

—¡Salud!—se escuchó un coro uniforme, todos se llevaron la copa a los labios y tomar un sorbo, para luego aplaudir.

No pude evitar sonreír mientras me llevaba la copa a los labios. A mi lado recostado de la pared Akatsuki, me observaba de reojo con sospecha, me hice la desentendida, no me importa lo que piense. Todos volvieron a sus asientos y, cuando la pequeña delegada lo iba a hacer se desvaneció en los brazos de Kaname que la sostuvieron antes de que se estrellara contra el suelo. Listo. El plan se llevó a cabo a la perfección.

—¡Yuuki! ¡Yuuki!—la movía Kaname tratando de hacerla reaccionar, era la viva imagen de la preocupación. Sé que le estoy haciendo daño con esto, pero, quiero que sienta todo el dolor que siento yo.

Había previsto una reacción grande de su parte, pero nunca tan grande como la que vino. El halo de poder a su alrededor se volvió completamente negra y como el viento que desprende un tornado, todos se sostuvieron de algo y los que no, salieron despedidos. Su furia era palpante, podía oler sus ansias de sangre en el aire y, por primera vez desde que ideé este loco plan, tuve miedo, verdadero miedo…

Celos…de aquella por la cual vive, y la que tiene su corazón sus manos.

Espero les haya gustado este capítulo, y disculpen de verdad la demora, pero, no fue fácil escribirlo, puesto que mis sentimientos hacia el personaje de Ruka no son los mejores que digamos, a parte de que quería darle un matiz diferente, no sólo la martil que llora, sino que hiciera algo al respecto, y surgió esto, ya el capítulo que viene, que es el de Akatsuki Kain está en proceso, ya lo comencé a escribir, espero terminarlo pronto... :D