One-shot Celos. [Pokémon Rol Championship]

Solo un AU escolar de Mimi celosa. Go on.

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La veía. Allí, con el corto uniforme escolar de verano, ese mismo que ella portaba en la esquina de la clase. Sus ojos brillaban y sonreía entusiasmada mientras charlaba animadamente con un chico de cabello rojo y sonrisa despierta. El largo y liso cabello de ella se mecía con la suave brisa veraniega que entraba por la ventana.

Sinceramente la enervaba. Toda la situación en sí provocaba una ira inusitada en su interior. Verla sonreírle tan amable y brillante y despreocupada como era ella a un tipo cualquiera. Porque así era Emily: Popular, alegre y definitivamente no podía negarle nada a nadie. Una sonrisa o unas palabras amables. Así que se mordía el labio inferior e internamente deseaba que acabase de una vez aquella tortura.

La enervaba.

Mucho más de lo que estaba dispuesta a admitir. Decir que estaba celosa al verla en aquella situación era decir poco pues lo que ella sentía no eran meros celos. Era mucho más visceral que una simple rabieta infantil en busca de atención. Porque el corazón de Mimi se encogía dolorosamente y sus ojos ardían con lágrimas de rabia.

—Ya estoy Mimi, podemos irnos.

Mimi ni siquiera la miró. Cerró la cartera de una sola vez antes de echársela al hombro. Luchó por aparentar normalidad, por sonar desinteresada. Emily hacía esa clase de cosas a menudo así que no debería sorprenderla. Era amable y servicial y además era lo bastante atractiva y deseable para los hombres como para ser el centro de atención de la mayor parte de ellos.

—¿Quién era esta vez?— preguntó con fingido desinterés.

Los ojos de Emily se abrieron un poco de la sorpresa.

—¿Eh?

—Te he hecho una pregunta.

Emily era una chica popular, alegre y risueña que encandilaba a todos con su deslumbrante personalidad. Mimi, al contrario, no era nada de eso. Era arisca, descarada, gruñona y profundamente irritable. Claro que era popular a su modo siendo hija de un magnante de los negocios, pero poco más. Ella no poseía el carácter cálido y servicial de Emily. Quizás por eso en su tercer año de clases aún no había logrado más que una amistad.

Pero no le importaba. Emily era todo lo que podía desear en una amiga y más. Era todo lo que nunca había tenido. La única persona que se había acercado a ella y se había quedado a su lado por propia voluntad.

Recuperada del shock inicial Emily sonrió con las manos detrás de la espalda.

—Oh, un chico del club de astronomía. Se llama Ethan— respondió—. Me ha regalado una estrella. ¿No te parece adorable?

¿Adorable? Si Mimi tenía una sola palabra para describir a Ethan definitivamente esa no era 'adorable'. ''Ladrón despreciable'' tal vez era una descripción más apropiada.

—Encantador— dijo con una sonrisa fingida—. Que pena que las estrellas lleven como millones de años muertas.

Emily la miró con renovado interés. Quizás porque saltaba a la vista, quizás porque su tonta amiga no solía ser tan irritable con ella. El caso es que no se contuvo en mencionarlo. Se mordió la sonrisa en los labios.

—¿Estás celosa~?

Las mejillas de Mimi enrojecieron repentinamente coloreando de cereza hasta sus orejas. Su piel se tiñó de un brillante carmín. ¡Ugh! ¿Por qué era tan transparente para todo el mundo?

—¡N-no!— exclamó nerviosa—. ¿Celosa yo? ¿De ese imbécil? Qué cosa tan ridícula.

>>Regalar estrellas… menuda estupidez.

Refunfuñó. Trastabilló con las palabras y a punto estuvo de tropezarse al abandonar el aula. Emily contuvo una risita.

''Ah Mimi… Si tan solo supieras que quien me gusta eres tú…''

Tomó su cartera y con una sonrisa en los labios ella también abandonó el salón.

—¡Mimi espérame! ¡No corras tanto!

Mimi se detuvo en mitad del pasillo. Sonrió ahora que Emily no podía verla. Podía hablar con todos los chicos que quisiese... pero al final del día siempre regresaba a casa con ella. Giró sobre sus talones y cuando sus ojos se encontraron sintió el corazón apretarse en su pecho.

Pero no vaciló.

—¿Por qué no le dices a Ethan que te espere?

—Porque no quiero irme con él en el camino a casa. Quiero ir contigo… ¿no puedo?

El gesto de Mimi se suavizó. Pero sus mejillas estaban tan rojas como dos manzanas maduras. Debía verse ridícula; aquello la hacían tan feliz... Su corazón se agitaba, prácticamente saltando de su pecho. Sin embargo aquella alegría no se reflejo en su expresión. Apartó la mirada, orgullosa, y extendió la palma de su mano.

—Ah, qué remedio—suspiró—. Haz lo que quieras ya que insistes. A mi no me importa en lo absoluto.

Emily corrió hasta ella y tomó su mano. Mimi no hizo ademán alguno por tratar de apartarse. Solo afianzó sus dedos con los suyos, apretando el agarre, sujetando su mano como si temiera que fuera a desaparecer de su lado en cualquier momento. Su mirada, en aquel rostro tan rojo, seguía siendo esquiva.

Emily solo sonrió.

Quizás algún día le dijese que no tenía ninguna razón para sentir celos de nadie.

… Pero era tan linda cuando estaba celosa.