Caza Vampiros Encubiertas (SessxRin, InuxKag, SanxMir)

OMG, gracias a todas por la paciencia y por comentar y leer, y pasarse por esta mierdita U_u realmente aprecio mucho su apoyo y cariño con el fic

Beiya: Bienvenida a mi fic No te preocupes, todo el mundo está invitado a leer este fic Bienvenida de nuevo y gracias por leer :D

Bueno, ahora sí, la segunda parte, cortica, pero buehh xD

Capitulo XXIII​

Segunda parte.​

Recién nacido.​

Rin se removió inquieta y luego abrió bruscamente sus ojos, mientras se sentaba de una vez, tragando aire con demasía. Jadeó pesadamente y miró hacía el lado, encontrándose con una muy concentrada Kagome, con sus manos sobre la menor. Rin sintió como la garganta se le caía literalmente a pedazos por la sequedad y como todo le dolía hasta los tuétanos. Ni podía respirar bien.​

¾ ¿Estás bien? ¾preguntó Kagome mientras bajaba sus manos.​

¾Sí, algo así ¾mintió¾ agua, necesito agua ¾pidió mientras intentaba no bajar saliva.​

Kagome se paró de inmediato y salió de la minúscula habitación, sólo iluminada por una vela al lado de Rin. Al rato volvió con una jarra y un vaso. Antes de que ella sirviera, Rin le arrancó la jarra de las manos y comenzó a tomar de ahí. Ah, que deliciosa se sentía el agua, refrescando cada una de sus células, se sentía mejor. Al terminar le entregó el recipiente y se sentó más tranquila en la cama.​

¾Sí que tenías sed ¾observó Kagome¾ Ya vuelvo, no te muevas ¾una orden.​

Rin asintió pero no hizo caso. Se sentía inútil de esa manera. Se levantó con esfuerzo y salió de la habitación. Mientras dormía o lo que fuera que sea ese estado en el que estuvo, escuchó casi todo lo que había sucedido, ya que momentáneamente despertaba, pero no se daba cuenta ya que era por momentos. ​

Sentía culpa; todas las personas por las cuales sentía un cariño estuvieron en peligro, en una línea delgada a morir y por ella, por su vida, como si ella fuera algo importante.​

Jadeó un poco y se sostuvo en el marco de la puerta que da al patio trasero, todavía no estaba curada, aunque Kagome había hecho un excelente trabajo rescatándola de las garras de la muerte.​

Estaba de noche. Había luna llena y todo alrededor estaba bañado con una luz plateada y fría. Salió descalza, sus pies pisaban el pasto frío, lo cual agradecía por el placer que aquello le causaba. Respiró hondo y bajó la colina en la cual se encontraba la mansión, hasta llegar una línea de árboles que hacían de antesala al delgado y gélido riachuelo que pasaba por allí. Se recostó sobre el tronco de un árbol y alcanzó a escuchar algo. Curiosa, se acercó más y vio a Inuyasha, su cabello plateado parecía refulgir con más poder a la luz de la luna; tenía en sus manos una bolsa de sangre. Rin observó con más detenimiento, y vio que el suelo, habían cientos de bolsas vacías y regueros de sangre. Se acercó más y vio a Miroku al frente de Inuyasha, tomando con urgencia la sangre de la bolsa.​

Y lo entendió todo. Miroku estuvo a punto de morir… no, estuvo muerto por minutos u horas, que iba a saber ella, pero lo estuvo y eso que hace que el nudo en su garganta se haga más fuerte. Ella no es que le tuviera aprecio, ni lo conocía, sólo lo veía de lejos, pero fue a por ella, para salvarla y eso es algo que nunca terminará de agradecerle. ​

¾Yo… lo siento, Miroku ¾susurró mientras sentía como las lágrimas comenzaban a picarle.​

Los vampiros voltearon a mirar tan pronto escucharon la suave e infantil voz de Rin.​

¾Pequeña Rin ¾musitó el de ojos violáceos, que ahora tenia un extraño brillo negro¾, no te preocupes, todo salió bien.​

¾No…tú, moriste ¾las palabras se trababan en su garganta. Miroku sonrió.​

¾De todos modos estoy muerto.​

Inuyasha soltó una carcajada y el brillo en los ojos de Miroku se hizo pícaro.​

¾Sí, pero… ¡no es lo mismo! ¾replicó, la culpa no se había debilitado para nada.​

Miroku se puso serio y luego colocó sus manos frías sobre los hombros trigueños de la menor.​

¾Rin, no te estigmatices con lo que pasó, al final sólo fuiste una marioneta más de Naraku ¾su voz tranquila y pausada alivió un poco el dolor de la chica; luego besó su frente y sonrió un poco¾ vete a la Mansión, en estos momentos, estar afuera no es lo mejor para ti.​

La menor asintió y no lloró, aunque las lágrimas clamaban por salir. Respiró hondo y se fue, dejando a ambos primos solos. Cuando iba cruzando el campo abierto, alcanzó a mirar por el rabillo del ojo algo brillante, como plateado. Volteó a mirar al linaje de arboles que estaba al lado y el brillo se hizo más intenso. De pronto como un pálpito, lo supo, lo reconoció, como cuando encuentras algo perdido. Tragó hondo y levantó el delgado vestido que traía puesto, mientras comenzaba a correr.​

Atravesó con dificultad los arboles, esquivando ramas y charcos. Paró en seco cuando perdió el brillo, pero retomó su carrera cuando lo observó más lejos. Era como si intentara escapar de ella y a la vez, acercarse. Sonrió como tonta cuando lo observó más de cerca y sintió como aquella escena la había tenido antes… cuando su misión sólo era descuartizarlo. ​

¿Era su imaginación o su piel parecía fundirse con el plateado de su cabello?​

Sonrió de nuevo, como tonta. Era increíble pensar que él causaba todo eso en ella con su pura de presencia. Ridículo pero muy cierto.​

¿Qué tenía que decir? ¿Disculparse y rogar por su perdón? ¿O simplemente disfrutar de su placentera esencia? Frunció el ceño, aquello siempre le pasaba con él, no sabía que hacer, aunque la segunda opción era su preferida… pero no, tenía que arreglar las cosas o nunca podría descansar bien.​

Intentó hablar pero las palabras no salían de su garganta, es como si se hubiera devuelto a su niñez, cuando hasta ahora aprendía a decir “hermana”. Respiró hondo, no era una niña, tenía que enfrentar las cosas, así duelan como mil cuchillas atravesando su débil corazón.​

¾Siento muchísimo lo que hice, no debí de hacer eso, pero era, era…mi trabajo; entiendo que me odies ¾las lágrimas empezaban a juntarse con más fuerza¾. Yo no quiero morir sin tu perdón ¾concluyó, ya que las palabras ya no salían y ahora eran las lágrimas las que hablaban.​

¾No vas a morir, deja de decir tontadas ¾respondió fríamente, aunque sonaba molesto por la suposición de la chica.​

¾Pero…y-yo necesito saber si…​

¾Entra a la mansión y descansa, no pienses en bobadas ¾replicó interrumpiéndola, mientras le dirigía una mirada neutra. No había odio ni rencor, sólo… un enigma que sólo ellos dos podían entender.​

Rin se limpió rápidamente el agua salada recorriendo su rostro y luego sonrió con felicidad verdadera, una que había dejado de existir en su alma hace mucho tiempo. Inhaló hondo y luego se fue a la gran Mansión, sin despejar nunca su vista de aquel brillo plateado que iluminaba los bosques como una estrella fugaz.​

 

Miles y millones de gracias por seguir leyendo este fic, por tener tanta paciencia, porque aun no salgan corriendo xD
Aquí está el otro, esto ya se está acabando (por fin) le quedan como máximo tres capis, no menos, así que espero no tardarme mas en actualizar.

Capitulo XXIV

La pequeña cabaña de la anciana Kaede estaba más atestada de lo normal. El olor del té inundó cada pequeño rincón del lugar, enviando olas de placentera calidez a cada cuerpo; mas solo era superficial, porque la desesperación y la angustia de no saber que iba a pasar, colmaba cada alma existente.

Rin se encogió un poco en su asiento, mientras tomaba un poco de té; aun no se había recuperado totalmente, tanto físicamente como mental, fue un trauma muy duro el que vivió y el que muy probablemente lo tendría grabado por siempre en sus neuronas.

¾Necesitamos encontrar a la criatura, es de suma importancia ¾explicó Miroku al frente de la anciana.
¾Lo sabemos ¾respondió ella, mientras miraba de reojo a Sango y a Kikyou- pero es difícil.
¾No se queda en ningún lugar exacto, su rumbo cambia a cualquier momento, los rastros son impredecibles ¾dijo Sango, ya que antes con su familia había intentando seguir el rastro de olor del bebé, pero era imposible.

Miroku frunció el ceño. Estaba preocupado y mucho, si Naraku encontraba primero al niño, su pellejo y el de muchos estaban en peligro. Se quitó unos cuantos cabellos que se le pegaron en la frente y luego miró de reojo a Rin, la susodicha estaba inusualmente callada y casi escurrida en su asiento, no tenía fuerzas ni para respirar. De pronto el vampiro abrió los ojos sorprendido y su mente se iluminó; como no haberlo pensado antes.

¾Hay una forma de encontrar al bebé, por supuesto que es un tanto mágica, pero puede funcionar ¾dijo mientras corría la silla y se hacía al frente de la menor¾ Rin, a pesar de que es un tanto doloroso, Hakudoshi es tu hijo así como Byakuya es el padre… ¾Afuera Sesshoumaru torció el gesto¾ y como sabes, no es un hijo normal; ustedes están conectados a él, tu sangre está en la de él, hay una relación irrompible, tú debes saber donde encontrarlo ¾sus ojos brillaron de la emoción, parecía haber encontrado la cura al cáncer.

La chica suspiró y colocó ambos codos en la mesa, mientras apoyaba su frente en sus manos, cerrando los ojos. Por ahora haría todo lo que le indicaran, por más estúpido o imposible que sonara, ya que lo único que quería era salir de tanto drama, descansar y olvidar todo.

Inspiró hondo y dejó que todo a su alrededor se anulara, y fue fácil, todo estaba muy quieto y en silencio, sólo el olor al té inundaba sus sentidos. Todo estaba oscuro, muy oscuro en su interior, no oía nada ni sentía nada, por un momento se sintió perdida y desesperada, aunque últimamente la perdición era muy usual en ella.

Una gotera, comenzó a escuchar en su mente. Una gota, otra; decidida se fue hasta el origen y fue como si abriera una bomba. Imágenes variadas comenzaron a surcar su cabeza, rápidamente, era como un recorrido de lo que había hecho Hakudoshi. Nada bueno sin duda, todas las escenas tenían cierto aire carmesí y de maldad. Quería salir ya de su mente, tenía miedo; hasta cuando lo encontró, o bueno, sabe que allá se va a dirigir. Es una cafetería, una ya conocida.
El rostro de Byakuya se mostró, junto con su sonrisilla, él ya iba, tenía que apurarse.

Rin abrió los ojos y fue como si sacara su cabeza del agua; una inexplicable necesidad de salvar la vida de su hijo se apoderó de su ser, eliminando cualquier otro pensamiento de su mente que no fuera ese, una histeria, una energía que se adueñó de su cuerpo y alma. Rápidamente intentó salir, luchando primero con su silla y luego con sus pies, cuando salió, no dijo nada, sólo salió corriendo colina abajo.

“¡Rin!” Gritaron varias voces al unísono, pero Inuyasha fue el primero en salir, el que más cerca estaba. Afuera Sesshoumaru miró como la chica salía corriendo por la colina, desde lejos parecía una miniatura. Varias veces se cayó, pero se levantaba de inmediato; algo le pasaba. Iba a ayudarla, pero luego paró cuando vio a su hermano cogerla por los hombros y trancarla. Ella intentó zafarse, pero él le gritó “¡para ya, maldita sea, ¿a donde vas?!”

La chica lo miró a los ojos y luego se tranquilizó un poco.
¾E-es Hakudoshi, sé donde está ¾dijo con fiereza.
¾ ¿Y por eso te volviste loca? ¾preguntó el hibrido frunciendo el ceño.
¾No lo sé, pero tengo que ir ¾respondió intentando separarse y mirando al frente.

El chico vio que no era ella, sino una energía mayor el que necesitaba llegar a Hakudoshi.
¾Sí me dices donde está, llegaras a él más rápido que con tus pequeños pies humanos ¾recomendó Inuyasha con un deje de suficiencia, aunque lo haría a la fuerza si fuera necesario.

La chica lo miró un poco desconfiada, pero tenía razón, el bruto de Inuyasha la tenía.
¾Está bien ¾murmuró y tomó la mano del Taisho, mientras esté la levantaba y la subía a su espalda, tal y como hacía con Kagome.
¾ ¿Qué sucede? ¾preguntó la susodicha cuando logró llegar abajo.
¾Rin encontró al mocoso, síguenos ¾respondió inmediatamente mientras tomaba impulso y seguía el camino que Rin comenzó a indicarle.

Sesshoumaru los siguió, aunque iba bien separado del grupo. Algo le decía que iba a pasar algo importante.

Era de madrugada y las calles de la ciudad estaban un poco solitarias. Habían espesas nubes negras llenas de agua y cierta brisa tosca y fresca azotaba los arboles por donde pasaban los vampiros. Las calles eran solo rozadas por los pies de Inuyasha, que se apuraba en llegar a su destino; desde cuadras antes comenzó a oler la sangre, ligeramente entremezclada con el aire. Inuyasha corrió más rápido, ya casi llegaban.

“Alto” murmuró Rin cuando vio la esquina de la cafetería. De repente la imagen de aquella vez cuando se lanzó a Byakuya (y por consiguiente causó todos los problemas) llegaron a su mente como un recuerdo doloroso y pasajero. Se bajó de la espalda del vampiro y entró cuidadosamente al lugar. Un jadeo salió de su boca al ver la horripilante escena.

 

Una disculpa enorme por haberme tardado tanto; no tengo excusas, o sí, bueno, los estudios y la falta de ganas. Por fin pude terminar este capitulo, o bueno, mini-capitulo, (perdón de nuevo por lo corto, es una grosería -.-)y de una vez me alegra decir que a esto ya sólo le falta un último capitulo y el pequeñito epílogo si estoy de buenas con la musa. MUCHAS GRACIAS por tenerme tanta paciencia, y por gustarle este fan-refanfic x'D Gracias. ¡Ahora a leer!

Capitulo XXV

El más grande se come al más chico.

Pedazos de cuerpos, regados sobre las mesas como simples juguetes desgarrados con fuerza, inertes y sin vida, pintando el lugar con un brillante y vivaz rojo. Algunos temblaban levemente sobre el suelo o sobre el taburete, pero ni un suspiro lograban soltar, tan solo estaban resistiendo inútilmente las últimas gotas de vida que se les escurría entre sus cuellos y brazos con mucha rapidez.

Kagome cerró los ojos y Rin se sintió como aquella pesadilla se había vuelto realidad ante sus ojos cafés. Se abrazó impresionada y entristecida, mientras intentaba alejarse la imagen de la sangre escurriéndose entre las ventanas como simple lluvia roja.

Inuyasha corrió con su pie un cuerpo del suelo y respiró el dulce olor a sangre fresca.

¾Este monstruito sí que sabe de placeres ¾comentó quitando un cuerpo de una mesa, mientras lo olía y luego lo botaba.
¾ ¡Inuyasha! No digas eso, esto es muy cruel ¾respondió Kagome mirándolo entre frustrada y asustada.

Él la miró y el brillo en sus ojos pareció cambiar a un aura más cálida. No le dijo nada, pero ella entendió que simplemente estaba en su naturaleza, podría resistirse, pero siempre quedaban los deseos inconscientes.

¾Hacer semejante… espectáculo es imprudente y tonto, no me sorprende sabiendo que es sólo un niño, pero pensé que teniendo tan curioso cruce genético, iba a ser un poco más inteligente ¾interrumpió Miroku sereno, mirando la cafetería en una especie de tranquilidad y curiosidad.

Sesshoumaru estaba impasible, indiferente, frío. Estaba de acuerdo con Miroku, esto había sido demasiado tonto, demasiado bruto. No podía negar que los de su especie disfrutaban del dolor, de la sangre escurriéndose entre sus dedos, era más deleitoso experimentándolo con cada sentido, así el placer era mucho más voraz, mucho más sobrenatural; sin embargo, él sabía que no había que dejarse manipular del cuerpo, de los instintos, ellos debían ser los que manejaban, los que decidían, no sus deseos carnales, como habría ocurrido ahí.

Pero en algo se equivocaba Miroku: eso no era obra de un vampiro en descontrol, era producto de una mente calculadora, macabra y bien puesta, fría y arrogante, con el pensamiento de que era el poder más grande que había nacido en estos tiempos. Una muestra de gloria.

Demasiado fanfarrón, pensó Inuyasha, no había dudas de que también llevaba la sangre de Naraku en sus venas.

¾Hakudoshi, querido, ven aquí bebé ¾la melodiosa y suave voz de Rin interrumpió el pensamiento de todos.

Rin estaba agachada y tenía sus brazos extendidos hacía un pequeño niño que aparentaba ya unos cinco años. Tenía la mirada tan negra como la primera vez que lo vio y su boca estaba totalmente recta. La miraba entre frialdad y diversión, una mezcla que se perdía entre el abismo de sus ojos.
Y que obviamente su madre no percibía.

¾Vamos pequeñito, ven con mamá, nadie te hará daño ¾continuó ella sonriéndole, incitándole.

Sesshoumaru e Inuyasha fruncieron el ceño a la misma vez, Rin estaba loca; ella era la que tenía que tener cuidado.

De repente el pequeño sonrío perversamente.

¾Vaya, vaya, ni siquiera mi madre, la humana con sangre “pura” pudo resistirse a mí ¾ladeó la cabeza y su gesto se volvió de nuevo duro¾, es una decepción, pensé que podrías ser un poco más… reacia a mi conexión ¾dio un salto y se situó al frente de ella, luego rozó su mano ensangrentada con la mejilla trigueña de Rin y ésta tembló salvajemente por el contacto frío¾; pero no importa, lograste darme mucha diversión cuando temblabas de dolor en mi concepción ¾concluyó sonriendo.

Inuyasha lo fulminó con la mirada y Kagome sintió como se le aguaron los ojos del dolor y de la rabia. Más Rin no parecía escuchar sus palabras con mucha atención, sólo lo miraba con un anhelo y devoción muy propias de un creyente; tal parece aquel pequeño vampiro la tenía en sus manos.

De pronto, tan veloz que ni los vampiros lograron detectar, un crujido se escuchó, seguido del sonido de la carne al romperse. Rin jadeó cuando la sangre de Hakudoshi la bañó totalmente.