Caza Vampiros Encubiertas (SessxRin, InuxKag, SanxMir)

Re: Caza Vampiros Encubiertas (SessxRin, InuxKag, SanxMir)

Hola chicas :)!!
Se me cae la cara de la verguenza por haber tardado tanto, pero la pantalla del computador se habia dañado y ahi tenia todo. Espero me disculpen y no les aburra este capitulo. Intentare por todos los cielos no dejar abandonao este fic, pues me gusta y no lo quiero dejar incompleto.

Capitulo XX.​

La ex flor.

La orden de los cazadores era un lugar realmente amplio, con miles de pasillos secretos y paredes que no eran paredes.
Caminaba sin prisa, en realidad, quería despejar un poco su mente y enfriar su cabeza, así podía pensar con claridad lo que iban hacer y no dejarse llevar por sus emociones, pero era muy difícil, teniendo a su pequeña hermana secuestrada era algo imposible de olvidar.

Pero al menos algo iba bien. Su relación con Inuyasha cada vez era más profunda e imposible de romper, era algo natural, algo que la hacía sentir bien. Él la acompañaba y no la dejaba caer en la tristeza, y es algo que le agradece profundamente.

Pasó sus dedos por las paredes y sonrió mientras recordaba que Rin siempre hacía eso, observando las nubes y pasando sus manos por las paredes, sintiendo sus texturas.

¾Kagome ¾ llamó alguien a su espalda.
La susodicha volteó a mirar y se encontró con otra de sus dobles literalmente, aquella prima suya se parecía demasiado a ella.
¾Kikyo ¿me necesitas? ¾preguntó amablemente la de cabellos negros azulinos.
¾Si. ¿Sabes algo de Rin? ¾preguntó ella.
¾Sabemos que muy pronto la van a mostrar, ya que va a dar a luz y no la pueden esconder por la cantidad de energía espiritual que va a liberar ¾explicó con un poco de ansiedad¾ vamos a ir ese día a rescatarla.
¾Yo voy también, y llevaremos a los licántropos, ellos serán de mucha ayuda
¾Gracias ¾dijo Kagome.
Kikyo le sonrió y cuando se iba a retirar, se detuvo y su mirada oscura quedó fija en un ser de cabellos plateados que acababa de entrar al pasillo.
¾Kikyo ¾susurró Inuyasha.
¾Inuyasha, es bueno verte de nuevo ¾dijo sonriendo por sus ojos que brillaban.
¾ ¿Se conocen? ¾interrumpió Kagome.
Inuyasha no respondió, aun seguía observando absorto a Kikyo.
¾Más de lo que crees, Kagome ¾respondió Kikyo, mientras se retiraba del lugar.

Oh, pequeña ovejita, ¿en serio te crees capaz de escapar? Oh, oh, pero que ilusa eres, Rin.​

Arrastraba sus pies de forma lenta y tortuosa. Todo su cuerpo estaba adolorido, incluso le costaba respirar o pestañear, el dolor se había pegado a su ser como una delgada lamina invisible, que la torturaba todos los días, quitándole las ganas de vivir, alimentando el ansias del hibrido que traía en su cuerpo.

Más ella seguía viviendo, pues no se iba a rendir, no, ella es fuerte.

Empujó la puerta con esfuerzo y la habitación blanca, totalmente pálida, la cegó. Entró con cuidado, parándose en puntitas, no sin empeño. Miró de reojo la habitación; realmente era extraña. Toda la mansión, (o lo que fuera donde estuviera), era oscura y gélida, deprimente y tóxica; pero aquella estancia era blanca y luminosa, demasiado para ella.
Por fuera, la puerta era de roble, dura y gruesa, con dibujos impresos en ella, pero por dentro era blanca, plana y lisa, y si se ponía verlo con más detenimiento, tenía impreso flores rosadas, como una enredadera, que nacían en la puerta y se iban dispersando por las paredes. Pero era realmente leve, casi no las podía ver.

Ignoró su curiosidad y fijó su vista en su más grande interés, la razón por la cual decidió caminar más de lo debido.

Era una tina, blanca y parecía perderse entre el blanco de la habitación, pero era su reflejo en las baldosas la que le permitían observarla. Caminó hasta ella y el rojo vivo de su contenido le hiso apretar las manos de la impresión. La sangre llegaba casi hasta el borde, brillando con diferentes tonos de rojo, sangre de personas inocentes, de cuantas…

Sus cejas se juntaron un poco e ignoró de nuevo su tristeza. Metió sus manos en el líquido espeso y cálido, y sintió como algo duro quedaba en sus manos; si no estaba equivocada, era el cuello de Naraku.

Apretó sus manos e intentó con todas sus fuerzas intentar hacerle daño, pero no lograba nada, es más, creía que sus manos eran las que estaban sufriendo. La rabia comenzó a apagarse y sus ojos comenzaron a picarle, la tristeza y la desesperanza la estaban acosando de nuevo. Y cuando una solitaria lágrima cayó en la tina, él abrió sus vacíos ojos negros y desolados.

Naraku la cogió por el cuello y la empujó a la tina, poniéndose encima de ella, siendo solo cubierto por la sangre que se escurría de su cuerpo. La metió bien adentro y luego la sacó.
¾ ¿En serio crees que puedes matarme? ¾dijo cruel y luego la metió de nuevo; le apretó más el cuello y la oyó tomar aire con desesperación¾, ¿crees que tienes salvación? ¾masculló despectivo y con sorna, volviéndola a meter, ahogándola.

La sacó y observó como ella intentaba zafarse de su agarre inútilmente. Él torció el gesto en forma de asco y sonrío ladino.
¾Das pena Rin –susurró atrozmente, para luego pasar la punta de su lengua por su mejilla, lamiendo la sangre pegada a su piel. Frunció su nariz en asco y luego la soltó, saliéndose de la tina, caminando con tranquilidad, manchando el suelo con la sangre que se escurría de su cuerpo.

Ella puso sus brazos sobre la tina, intentando no ser ahogada por el líquido y tomó aire con anhelo exasperante. Su pecho subía y bajaba, y su corazón estaba a mil. Realmente había creído que la iba a matar, pero se equivocó, ese monstruo era más inhumano de lo que creía, prefería verla sufriendo a acabar con ella.

Su cuerpo se puso más pesado, sus fuerzas ya estaban acabándose y sus delgados brazos ya no lo soportaron, terminaron deslizándose suavemente y sintió como la sangre carmesí la cubría, ahogándola en una tristeza y desesperanza destructiva y escarlata.

Hay algunas cosas que es mejor no saber. Es mejor no abrir la caja de pandora, es más saludable.​

Kagome se revolvió incomoda en la silla y abrió el grueso libro con dudas. Era tonto y estúpido tener tanta curiosidad por algo insignificante, pero la duda la carcomía y no la dejaba en paz.

Sinceramente no sabía lo que buscaba, pero algo debía de encontrar. Sólo había textos sobre el pasado de su familia y de los vampiros, las matanzas, las guerras, los secuestros…pero no encontraba lo que necesitaba y ella quería encontrar algo relacionado con las relaciones entre vampiros y humanos.

Más no encontraba y eso que ya había buscado en casi todos los libros de la gigantesca biblioteca de su organización.

Siguió pasando hojas y una lamentación cursó su mente. Cuanto le gustaría tener a Miroku ahí en ese momento, pero después de la última vez que lo vio, desapareció de la organización con la excusa de que tenía un asunto que resolver, y ella creía firmemente que ese asunto se llamaba Sango.

No la volvió a ver y le preocupa, pero confía en Miroku y sabe que tal vez no le hará daño y claro, Sango tampoco es que se deje. Kagome no sabe lo que tienen y tampoco es que le interese mucho, ahora su mente sólo tiene espacio para Rin.

¾¿Qué haces Kagome?
La susodicha pegó un respingo y sintió como el susto le heló la sangre.
¾Shippo ¾reconoció con una mano en el pecho. El pequeño vampiro se subió a la mesa y miró con curiosidad el libro¾. Estoy buscando algo…relacionado con Kikyo e Inuyasha ¾admitió al final, no podía seguir fingiendo.
¾Oh, no vas a encontrar nada, esas cosas no se escriben ¾dijo y luego le cerró el libro y se sentó encima del volumen¾. Yo te puedo ayudar ¾dijo sonriendo.
¾ ¿Qué sabes Shippo? ¾preguntó en voz baja, poniendo sus manos debajo del mentón.
¾Todo ¾y luego mostró una ancha sonrisa¾ . Veras, hubo un tiempo en que Inuyasha se fue del castillo, su época rebelde y todo eso ¾rodó los ojos¾, entonces entre esas conoció a una hermosa joven llamada Kikyo, por supuesto era humana y fue la primera vez que Inuyasha sintió algo parecido al amor, pues los vampiros son muy fríos y casi nunca sienten ese sentimiento.
>>Duraron un tiempo visitándose a escondidas. Yo fui el único que me di cuenta de su romance prohibido ¾exageró las dos ultimas palabras de forma teatral¾ y parecía irles bien, pero después Inuyasha se dio cuenta de que era una cazadora y que sólo estaba con él sólo para investigar su clan; al idiota le dio mucha rabia y estuvo a punto de matarla, pero la quería mucho como para hacerlo ¾concluyó suspirando¾. En fin, eso es lo único que podrás encontrar, por más que busques y busques.

La chica estaba absorta, digiriendo cada palabra. La sorpresa la invadió y no sabía que pensar. Sus manos seguían en la misma posición, estaba tiesa.

¾Gracias Shippo ¾fue lo único que se atrevió a musitar.
El oji-esmeralda se dio cuenta de la reacción de la chica. Preocupado, pasó su mano por el mechón de cabello de Kagome y mostró una diminuta sonrisa.
¾No te preocupes Kagome, Inuyasha te quiere mucho; Kikyo fue su pasado ¾dijo con seguridad, para luego darle un beso en la frente y perderse entre la biblioteca.

La tierra se abre, las estrellas se caen, los barcos vuelan, el león es la presa y todo se pone de cabeza.​

Maldito Miroku.​

Maldito, maldito. No entendía su obsesión morbosa de hacerla pasar vergüenza, de obligarla a que utilizara esos jodidos vestidos que le daban una pena por lo horrorosamente cortos que eran. Y ella que pensaba que los corsés habían quedado en el pasado…

Se quitó de un jalón la moña y se aflojó un poco el corsé. Ah, que delicia era sentir de nuevo el aire en sus pulmones.

Cruzó la puerta sin saber exactamente a donde iba y cuando levantó la mirada, se arrepintió de haberlo hecho.

Había entrado a un mini patio repleto de vampiros.
Sus ojos azules, casi blancos la miraban con curiosidad, como si hubieran visto algo nuevo, algo interesante. La chica retrocedió unos pasos más y palmeó su pierna, intentando encontrar un cuchillo.

Era un estúpida.
Debió por primera vez hacerle caso a Miroku; él le había dicho que no pasará los límites que él le cruzó, pues aunque “es” de Miroku, la pueden matar si se les da la gana.
Intentó a abrir la puerta de espaldas, pero uno de los vampiros se la trancó en un abrir y cerrar de ojos.

El aire se le fue del cuerpo y sintió como el vampiro que le cerró la puerta, posó su mano sobre su cuello, apretando exactamente sobre su vena aorta. Cerró los ojos con fuerza y esperó que pasara lo que debía de pasar. Pero nada sintió, sólo escuchó el susurró del viento cortarse a su lado y luego cuando abrió los ojos, a Miroku con la cabeza del vampiro en su mano, solo, pues los demás habían desaparecido.

¾Miroku ¾jadeó de tranquilidad y alegría.
¾Sango ¾musitó él a su vez, botando la cabeza a algún rincón. Luego la abrazó y sintió como ella abría sus ojos de la sorpresa¾. Me alegra que estés bien, por favor, no vuelvas a hacerme esto ¾dijo aún teniéndola entre sus brazos.

Sango soltó el aire cuando Miroku se fue y pasó su mano por su pecho. ¿Fue un sueño o Miroku estaba preocupado por ella? Cerró sus ojos y se maldijo de nuevo. Pensó en defenderse, pero eran muchos.

Todo se estaba volviendo extraño, había sentido algo nuevo, como si algo hubiera saltado en su pecho, como si su corazón se hubiera expandido.

Y el sol comenzó a apagarse…​

:::::::.
Mil y mil gracias por sus comentarios, me alegran y me motivaron a seguir esta rara historia.

¿Serà que lo que dijo Shippo es la unica verdad? Mm se los dejare a su imaginacion.
Nos vemos en el proxi. capi. De nuevo, mil disculpas y mil gracias.

 

Re: Caza Vampiros Encubiertas (SessxRin, InuxKag, SanxMir)

Muchas gracias por sus hermosos comentarios, uds son las mejores lectoras que tengo! Muchas gracias por haber tenido tanta paciencia, ni yo hubiera aguantado tanto. ¡Muchas Gracias!

Aclaraciones: "Lo que esta entre las comillas" son lineas de la cancion "Coma" de Muse ;)

Capitulo XXI.​

Tomó aire y quedó sentada en la tina. Había quedado dormida y de milagro no se murió ahogada. Se quitó un poco de sangre de la cara y salió de la bañera; la sangre se escurría espesamente, mientras que le había quedado una delgada lamina rojiza sobre su cuerpo.
Le ardía la garganta y la boca la tenía seca como un desierto. Tenía muchísima sed.

Y eso era porque hace un tiempo no había probado aquel delicioso líquido, pues uno de los problemas de vivir rodeada de vampiros, es que no toman agua y a ellos no les importa si Rin tiene sed o no. Pero ahora creía que su garganta se le estaba cayendo pedazo por pedazo, por lo seca y rasposa que la tenía; el sólo mandar saliva le dolía hasta los tuétanos.

Caminó lentamente y escuchó el sonido del agua caer. Estaba lloviznando. Alegre y con el rostro iluminado, intentó dirigirse hacía alguna ventana o balcón, para así poder al menos probarla. Sólo un balcón estaba abierto, y desde allí entraba el rico olor a tierra mojada y la tenue y fresca luz blanquecina del día nubado. Como había pensado, sólo caían pocas gotas de agua, que se resbalan por las hojas secas y caían desperdiciadas a la tierra. Más era el paraíso para Rin.

Se recostó en el balcón y estiró la lengua, esperando al menos que una sola gota cayera en la punta de ésta, pero nada, no alcanzaban a llegar. Se inclinó más, pero su abultada barriga no la dejó. Comenzó a gemir de la desesperación, pero siguió intentando, no se iba a rendir. Entre esas alcanzó a mirar como una mano blanquecina se estiraba y mojaba con las gotas un trapo blanco. Luego se giró hacía a ella y le cogió el rostro e inclinándoselo para atrás, escurrió el trapo en su boca. Una, dos, tres gotas y luego se lo quitó. Cerró los ojos por un momento, disfrutando un poco, pero luego la resequedad se hizo presente y le tocó abrirlos, quería más.

Y lo vio mejor. Era Byakuya, con sus ojos azulinos fijos en el trapito que estaba mojando de nuevo, para luego fijar su mirada en ella y mojarle los labios partidos y secos.

¾ ¿Por qué haces esto? ¾preguntó Rin, mientras sentía la humedad en sus labios.
¾Muerta no le sirves a Naraku ¾respondió sin rodeos.

Molesta, se quitó la mano de Byakuya y se alejó de él, inclinándose sobre el balcón e intentando nuevamente alcanzar una gota de agua.

“No lo encontrarás en mí​

Simplemente porque no puedo​

Despertar y encontrarlo en mí​

Estoy en coma”​

​

Divertido, se hizo detrás de ella y paso su mano fría sobre la mejilla de Rin, rozándola suavemente. Ella se erizó y pegó un respingo, mientras se alejaba.

¾No me toques monstruo ¾masculló despectiva.
Él soltó una pequeña carcajada en su oído.
¾Me apena que tengas esa horrorosa imagen de mí, Rin ¾susurró con remordimiento fingido¾, pero nadie te dijo que podías confiar en mi ¾concluyó mientras pasaba su mano por sus labios.

De nuevo se erizó y sintió como una ola de placer la envergaba. Su mano era helada, fría, le calmaba el fuego seco que la estaba consumiendo por dentro. Byakuya era consciente de aquel efecto sobre ella y le divertía en todo su esplendor.

¾Aléjate ¾suplicó Rin en un susurro.
Byakuya la giró y recorrió con la punta de su lengua los labios secos de Rin, mientras la sentía vulnerable y confundida. Oh como le encantaba sus emociones desesperados y tan deliciosamente humanos que parecían gritar la piel de Rin.

Paso su mano por su grande estomago y apretó fuertemente. Ella pegó un gemido de dolor y luego la frialdad de su lengua ya no estaba, pues fue un pequeño roce que le concedió, para luego separarse.
¾Eres tan ilusa, Rin ¾dijo suspirando levemente y luego la dejó sola y estática en el balcón.

“No lo encontrarás en mí​

Revelarás todas tus penas otra vez”​

​

Cayó sentada en el suelo, mientras sus ojos habían quedado casi fuera de sus orbitas, sorprendida y en shock. No podía creer lo ilusa que fue, lo tonta e ingenua que había sido, pues casi cae en las trampas ilusionarías y demasiado perfectas de Byakuya. Casi deseó haber tenido su lengua más tiempo, pues era tan fría… olvidó por un momento el monstruo malvado que era y se dejó cegar por la paz y alivio que le trajo sus ojos azulinos.

Se recostó en las barandas del balcón y dejó que las lágrimas salieran poco a poco. Ya estaba cansada de ser levantada y después caer a la horrorosa realidad, ya no puede soportar ver como manejan sus emociones como títeres, ya no aguanta tener más esperanzas.

<<Naraku tiene una pequeña oveja, una ilusa ovejita, que intenta creer y esperar, oh pero que tonta ovejita bonita, el lobo la tiene amarrada a su pata, y no la va a dejar escapar, oh oh pobre ovejita.>>​

La vacía y leve voz de Kanna resonaba en la oscuridad, casi flotando por los oscuros pasillos, torturando y matando a Rin, divirtiendo al vampiro de ojos negros.

Y los pétalos iban cayendo poco a poco, siendo arrancados por la muñeca de porcelana, que cantando sin emoción, cumplía su papel a la perfección.

No hay que dejarse engañar de las apariencias, ni subestimar al más débil, pues perderás tan pronto tengas este pensamiento.​

¾Vas a ir a rescatar a esa niña ¿me equivoco hijo? ¾preguntó Sakura.
¾No te importa –respondió frío y sin emoción en la voz.
¾ ¡Espera! ¾pidió su madre cuando lo vio partir. Sesshoumaru paró, pero no se giró¾. Tomate esta copa con tu querida madre, de pronto no te vuelvo a ver… ¾dijo con una tristeza fingida.

El de ojos ámbares la observó detenidamente por un momento. Era extraño lo que le estaba pidiendo e intuía que se traía algo entre manos, pero su madre sin rodeos cogió su mano y rodeó la copa con ella, imposibilitándolo pensar más.
La probó un poco y después la botó.

Cuando se iba a ir, sintió como sus fuerzas fallaban, como si sus piernas no tuvieran huesos, pues se sentía muy débil. Y luego sin darse cuenta, cayó en el suelo duro y frío.

Estaba consciente y podía observar todo, pero su cuerpo no le daba, es como si estuviera muerto.

¾Querido hijo mío, lamento haber tenido que llegar a estos extremos, pero debes dejar que las cosas sigan su curso ¾dijo su madre mirándolo fijamente desde arriba¾, no debes meterte todavía ¾concluyó para luego cogerlo y llevárselo.

El futuro es tan incierto, no esta escrito en piedra, sólo en arena, que cambia cuando el viento sopla.​

¿Estaba flotando? O ¿estaba caminado sobre el agua? Tal vez.

Sus pies caminaban sobre él, viendo como cada vez que daba un paso, miles de círculos aparecían, como cuando botaba las piedras en el lago junto a su hermana. La oscuridad que la rodeaba comenzó a desaparecer, todo comenzó a aclararse, ahora podía ver un poco mejor, y así podía observar como pequeñas hojas de Sakura flotaban a su alrededor, cayendo sobre el agua; era como si un viento las hubiera atraído a ella.

Caminó un poco más rápido y pudo mirar de donde provenía la luz. Era un enorme árbol, con hojas plateadas que parecían brillar, y con las hojas de sakura flotando a su alrededor. Era hermoso. Después al acercarse un poco más, vio como alguien estaba sentado en sus raíces; su cabello negro cubría su rostro, que estaba escondido entre sus piernas.

Kagome sintió la enorme necesidad de saber quien era, de abrazarlo y besarlo. El niño, como si hubiera oído los sentimientos de la azabache, levantó el rostro, mostrando su marfileño y adorable rostro.

Su cabello negro caía en cascada sobre sus hombros, haciendo contraste con su piel pálida; y sus ojos dorados brillantes, le producían una enorme añoranza a Kagome, era como si ya supiera de quien era esos ojos. Ese niño era mitad de ella y….mitad de Inuyasha.

¿Cómo es posible?

Y tan pronto como aquel pensamiento apareció, todo desapareció como si hubiera sido tragado por un vórtice.


Kagome se levantó sudorosa y con una confusión que le hacia fruncir sus cejas. Todo estaba raro, aquellos sueños se estaban haciendo cada vez más intensos y más confusos, volviéndola loca.
Debía de ir donde la anciana Kaede, tal vez ella si podría ayudarla a aclarar sus dudas.

Se arregló y salió de la habitación. Salió de la orden y fue a una pequeña colina, rodeada por las flores silvestres y la luz del sol que iluminaba el lugar. Cada vez que se acercaba, el olor a té y a hierbas medicinales se hacia más intenso, sin duda alguna era el hogar de la anciana.

Tocó dos veces y escuchó un “entra Kagome”. Sorprendida hizo caso y la vio con sus manos arrugadas por el pasar de los años, regando algunas enredaderas que abrazaban su ventana.

¾Anciana Kaede, yo…necesito su ayuda ¾dijo mientras se sentaba en una de las sillas que rodeaban una pequeña mesita

La susodicha dejó su trabajo y sirvió dos tazas de té. Se sentó al frente de Kagome y le dio una de las tazas.
¾ ¿Qué necesitas Kagome? ¾preguntó amablemente la anciana canosa.
La aludida bajó un poco la mirada, pero después tomó fuerzas y la miró a sus ojos cafés.
¾ Verá, desde que fui al castillo de los Taisho, he tenido unos sueños muy extraños, sueños que dejaron de aparecer desde que estaba pequeña, sueños muy raros, inusuales, como cosas…que van a suceder ¾concluyó bajando la mirada.
La anciana, que durante el relato había estado atenta escuchando, sonrió con dulzura.
¾Kagome ¾la aludida levantó la mirada- la sangre que corre por tus venas es pura, es la sangre de Dios y por tanto no es terrenal; y eso conlleva ciertas habilidades ¾dijo mientras tomaba un sorbo de té¾. Midoriko, por ejemplo, tenía la habilidad de purificar demonios, eso la ayudó mucho cuando intentaba proteger a Rin y ti. Tu habilidad, por lo que me doy cuenta, son visiones; puedes ver fragmentos de futuro.
¾ ¿Visiones? ¾preguntó anonadada.
¾Si. Por ejemplo: cuando estabas pequeña, soñaste que un monstruo se iba a comer a Rin, y al otro día, un tronco se le cayó a tu hermana encima; gracias a Dios estuvo Koga y la salvó. Tus visiones son excéntricas, no dicen exactamente lo que va a suceder, lo tienes que descifrar.
¾ Visiones… ¡gracias anciana Kaede!
¾De nada corazón, yo siempre intentare ayudarte –finalizó parándose y recogiendo amabas tazas de té, una sin probar pues Kagome no tomó.



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Lamento que sea tna corto, pero necesitaba actualizar o entonces volvia a atrasarme ToT Espero les haya gustado.

Reviews?

 

Re: Caza Vampiros Encubiertas (SessxRin, InuxKag, SanxMir)

Gracias a ambas por comentar, me alientan a seguir el fic ;)
Pan-chan: No te voy a decir nada! x'D pero el hijo de Rin ya lo dije en los primeros capitulos ;) suerte recordando :P
maFFer: Ahaha seguire continuando hasta que la putica de mi musa renuncie :o

Nota: "Frases de una cancion" Exactamente la cancion se llama New Born de Muse ;)

Capitulo XXII​

New Born.

“Conéctalo al mundo
Conéctalo a ti misma”​

Caminaba, despacio, lento, sin afán, muriendo poco a poco, no había prisa, arrastraba sus pies en una danza deprimente, con su vestido rojo escurriéndose por el suelo frío y su corazón latiendo poco a poco. No había prisa, ya venía, pronto, lo sabe.

La vela en su mano intentaba apagarse, la quemaba y le aliviaba, la desconcertaba y la mantenía en la realidad. Estaba siendo observada, lo sabía, ella no se dejaba engañar del ambiente extrañamente solo, no, ella sabía que todos estaban disfrutando de su sufrimiento, que lo saboreaban como sangre en la boca.

Abrió la puerta y la luz de las velas colgantes la cegó un poco. Se arrastró de nuevo y la vela en su mano cayó, quemándole los pies. Ella ya no sentía, estaba acostumbrada al dolor, ya no lo diferenciaba.

Lo sintió, ahí en su cuello disfrutando, respirando. Es él, la lamió y ella ya no hacía nada, no había vida, ya se acabó; ahora es solo un recipiente de dolor y desesperación. Escuchó unas risillas y ella ya estaba más que quebrada. La acostaron encima de una piedra fría, lisa y dura, parecía mármol. Sólo veía velas colgantes y escuchaba risas, nada más. Pero los sentía en su piel, a su alrededor, todos estaban absorbiendo su vida poco a poco, la querían dejar vacía, sin una pizca de luz.

Y a Rin ya no le importaba.

<<Naraku tiene una pequeña oveja, una ilusa ovejita, que intenta creer y esperar, oh pero que tonta ovejita bonita, el lobo la tiene amarrada a su pata, y no la va a dejar escapar, oh oh pobre ovejita.>>​

Y la seguía torturando, aun cuando ella ya no sentía.

“Rompe el silencio
Porque me estoy distanciando
De ti”​

Las cadenas sonaron y él abrió los ojos. Todo estaba borroso pero él podía escuchar todo claramente. Podía oler el hierro oxidado y la humedad a su alrededor, escuchar las cadenas rozar cuando él se movía y la gotas caer invisibles a su alrededor. No sabía porque lo había hecho, pero eso no se iba a quedar así.

El cabello le caía como cascada por sus hombros y rostro, húmedo y enredado. Aun no podía ver bien, pero las fuerzas estaban comenzado a llegar de nuevo a sus músculos. Su madre se las iba a pagar, nadie se metía con él sin pagárselas.

Sesshoumaru tronó las cadenas y soltó un rugido por lo bajo. Hace tiempo no se sentía tan débil e impotente, podía asegurar que nunca sintió esa sensación o si la tuvo, no la recuerda.

Pero sigue, el de hebras plateadas nunca se rinde, porque él es Sesshoumaru Taisho, siempre ha sido así. Y porque no la quiere muerta.

Escupió y tronó de nuevo. Su cabello se movió junto con él y se le pegó a su piel como una lamina fina y molesta. Jaló de nuevo y consiguió romper una. La humedad paso escurriéndose por su cuello y luego otro cabello se le pegó a su ojo ámbar. Nadie pasaba por encima de él, nadie.

Y la iba a salvar, aun cuando le tocará enfrentarse a todo el mundo, aun cuando una legión de vampiros intentara atraparlo y enterrarlo.

Porque nadie se burla de Sesshoumaru.​

Y lo presiente, como una pequeña brisa surcar su rostro.​

Como una ventisca seca y árida.​

Kagome miró hacía arriba y un nudo en la garganta apareció. Ya casi, pronto la vería. La susodicha miró de reojo a Inuyasha, que como Miroku y Sango, observaban fijos la montaña. Y un horroroso pensamiento apareció; tal vez, ya nunca más los vería a ellos.

En silencio, rápidos, subían la montaña con anhelo, con ganas de terminar esa lucha interminable ya. No había otro día u otra solución. Era matar o morir.
Y ellos rezaban por un salir vivos.

Pasaron sin inconvenientes por la cueva, era como si ya los estuviera esperando. Eso no bajo los ánimos pero si produjo que todos se concentraran más, no iban a pelear contra cualquier vampiro, era contra Naraku, un manipulador e inteligente vampiro. Aunque decir que iban a luchar contra él era incorrecto, era mejor decir que iban contra sus súbditos y aliados. Cientos de vampiros.

La cueva era engañosa. Había varios pasillos y caminos que se dividían. Guiándose por el olor llegaron a un balcón de madera muy frágil y viejo. Saltaron y cayeron en su interior. Era como una casa gigante abandonada, con techos altos y telarañas en cada esquina. La madera se estaba pudriendo a causa de la humedad y el frío hacia temblar levemente a Kagome.

Todo estaba muy silencioso hasta que los vieron.
En fila, como un ejercito de soldados listos para atacar. Todos levantaron las cabezas cuando oyeron el apretón que Inuyasha le hizo a su espada y con unas sonrisas lascivas, se lanzaron al ataque.

Las cabezas caían y el sonido de los huesos romperse quitó la calma de aquel desértico lugar. La sangre pintó la madera vieja y los gritos helaron la sangre de más de uno. Pero no se detenían, eran cientos contra cuatro. Y aunque ya debería de estar escrito el final de aquella lucha, ellos sabían que no podían subestimar, porque habían dos sangres puras en las filas de sus enemigos y eso era todo un desafío.
Kagome sintió como la sangre de alguien ajeno le chispeó el rostro y siguió matando, ignorando la molestia que le causaba hacerlo, mas para eso había sido entrenada.

La lucha comenzó a tornarse mas reñida. A pesar de que mataban y mataban, los vampiros salían por todas partes, como si nunca se acabaran. El sudor recorría la frente de las cazadoras e intentaban hacer lo mejor que podían, pero comenzaban a cansarse, todo era muy desalentador.

Hasta cuando oyeron el crujir de varios huesos partirse en la parte de arriba.

¾Sesshoumaru ¾musitó Inuyasha sorprendido, pero sin detenerse en su tarea.
El mayor lo ignoró y siguió matando.

No iba a detenerse, había llegado hasta allí y no se iba a devolver, había escapado de su superficial vida para seguir con unos ideales que le habían causado problemas, su corazón. Todo por ella.
Porque sólo él puede decidir si muere o no, porque es suya.

“Conéctalo al mundo
Conéctalo a ti misma
Extiéndelo como una contracción
El amor por lo que escondes
La amargura interior
Crece como el recién nacido”​

Dos horas y un gritó desgarrador que hizo eco en todo el lugar heló la sangre de mas de uno e hizo detener a todos momentáneamente. Un grito que hizo que Sesshoumaru cerrara levemente los ojos y que Kagome sollozara un poco.
Era un grito desgarrador, lleno de desesperación y dolor. Era el grito de una madre al dar a luz.

Era Rin.​

Sango resbaló por una tabla levantada y sintió como una vampira se acostó en encima de su cuerpo, le lamió el cuello y arrugó el morro, olía su rara sangre de licántropo…y cuando iba a atravesar el cuerpo de la morena, su cabeza pelirroja voló por los aires. Miroku había llegado a tiempo, salvándola…
Pero no le alcanzó para cuidarse la espalda.

Las balas ruidosas y eficaces atravesaron el cuerpo del vampiro, que cayó arrodillado en el suelo, y no alcanzó a sentir como la sangre se le escurría por entre sus huecos, porque el vampiro lo cogió por el cuello y lo lanzó del segundo piso, cayendo sobre el suelo con un sonido sordo, levantando polvo y crujiendo tablas.

¾ ¡Miroku! ¾ gritó Inuyasha asustado y con miedo.

Todos quedaron por un momento quietos, mas Sesshoumaru siguió con su trabajo sin detenerse. Inuyasha intentó acercarse pero no podía, aun así sus ojos no se despejaban del sangriento y malherido cuerpo de Miroku, era como si se hubieran quedado pegados a él como un imán.
Una dolorosa atracción.

Sango se levantó y con la cabeza gacha apretó fuertemente sus nudillos. Botó las espadas y sacó dos armas de fuego de su cintura, levantó la cabeza y comenzó a disparar a todo lo que se encontrara. Las lágrimas saladas recorrían sus mejillas cuando saltó al primer piso, haciéndose encima de Miroku, sintiendo como el agua salada de sus ojos lo mojaban.

¾ ¡Vamos Miroku despierta! ¡Miroku! ¡vamos no me dejes! ¡Miroku! ¾gritaba la chica mientras le pegaba en el pecho fuertemente e intentaba con sus manos temblorosas trancarle las heridas.
¾Sango… ¾susurró el de hebras plateadas.
¾ ¡No! ¡aléjate Inuyasha! ¾gritó mientras seguía en un intento vano por revivir a Miroku.

El vampiro sintió como algo en su interior se rompió. Miroku estaba casi muerto y no lo había podido evitar. Miroku estaba ahí indefenso mientras que él…
Sacudió la cabeza y mostro sus colmillos. ¡Nadie más iba a tocar a sus seres queridos!

Su espada atravesó cada cuerpo con más vehemencia y rabia, descargando esa furia de ver como estaba perdiendo a su mejor amigo. Kagome lo miró y sintió lastima, entendía perfectamente lo que sentía Inuyasha, pero sabía que así no iba a ayudar a Miroku. Kagome Intentó acercarse a Sango y consolarla, pero ésta se había agachado sobre el cuerpo del vampiro malherido y no dejaba que nadie se le acercara, gruñendo como un animal. Una mujer que se había dejado dominar por sus instintos de loba.

De pronto algo se rompió y los vampiros comenzaron a alejarse un poco, moviendo sus cabezas de un lado a otro, como si algo les asqueara. Inuyasha sonrió y musitó un “¡ahora si malditas ratas se van a morir de una vez!”
Los lobos saltaron y arrasaron docenas de vampiros de una sola pasada. Sesshoumaru sólo los miró de reojo, menos trabajo para él. Kikyo posó su mano sobre el hombro de Kagome y le sonrió, empezando su tarea.

Un enorme licántropo se acercó con cuidado a Sango y rozó su hocico sobre su cabeza. Ella le gruñó e intentó lastimarlo, pero su brazo no alcanzó, estaba también herida. Cayó encima de Miroku y lloró, lloró como nunca lo había hecho y como tal vez, nunca más lo haría.

Hakkaku y Ginta con sus bocas cogieron el cuerpo de Miroku y el de Sango y los sacaron de aquel lugar peligroso. Había una diminuta y débil esperanza, pero esperanza al fin y al cabo.

Otro grito desgarrador, esta vez, cargado de furia y desolación.

“Conéctalo al mundo
Conéctalo a ti misma”​

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Que tal? Ooc?​

 

Muchisisimas gracias a todas por el apoyo y la paciencia con este fic. Realmente lo quiero terminar, por eso aunque tardo un montón de tiempo en actualizar, lo hago, no quiero dejar botado este fic ​

Gracias, mil gracias de nuevo, me alegran mucho sus opiniones, me ponen muy fangirl *----------------*​

Mil disculpas por la tardanza y...aqui el capi:​

Capitulo XXIII​

Primera parte.​

Recién nacido.​

¾Vayan chicos, nosotros nos encargamos de esto ¾informó Kikyou a Inuyasha y a Kagome, pues Sesshoumaru se había adelantado un poco.​

Inuyasha asintió con la cabeza y siguió el rastro de su hermano mayor.​

¾Gracias Kikyou ¾dijo Kagome a su prima con una sonrisa, para después seguir su camino.​

Ya casi, pronto, lo sentían. Esa atracción a ella, la podían casi saborear y a la misma vez, no la podían ni tocar. Pronto, ya casi.​

Salieron del pasillo y saltaron ágilmente sobre unas sillas. Todo estaba oscuro, más los vampiros olían perfectamente el olor a humo y a lágrimas. Y las antorchas se encendieron, con una suave y oscura frase “Bienvenidos”​

Y la vieron.​

Desnuda y adolorida, acostada sobre una lisa mesa de mármol, agarrándose fuertemente de ella y arqueando su espalda; el dolor era insoportable e indescriptible, iba más allá de lo que podía soportar. Hubo un momento en que cayó inconsciente y aun así su cuerpo se movía, parecía estar poseído. Sus ojos en blanco y la sangre saliendo de parte íntima.​

Gritó y hasta Sesshoumaru tuvo que cerrar los ojos por lo desgarrador y monstruoso que fue, realmente estaba sufriendo, era un calvario que parecía no tener fin. ¿Por qué no se movían y se la llevaban? No podían, simplemente no podían hacerlo porque sus pies estaban estáticos sobre el suelo, tenían la imagen de la chica grabada en sus neuronas, helándolos.​

Además de que una manada de vampiros los observaba desde la oscuridad, listos para cualquier movimiento de los vampiros y cazadores. Ellos iban a seguir con el plan: dejar que Rin tenga al monstruo y luego llevársela, con él, pues no debían por nada del mundo, dejar que el hibrido cayera en manos de Naraku. Sería la perdición total.​

De pronto, después de un coro de gritos, lágrimas y jadeos, Rin gritó por ultima vez; fue seco y ahogado, uno que se llevaba todas sus fuerzas, y que la dejaba totalmente inútil y débil ante su alrededor. Estaba seca, exprimida, ya no tenía nada.​

Su cuerpo se manchó en sangre y luego sintió como algo cálido comenzó a tocarla, a subir por entre sus piernas, hasta llegar hasta su pecho. ​

Sus ojos negros como el carbón miraron a su madre, acercándose a ella y reconociéndola. Rin no sabía que hacer, estaba perdida, ida, hipnotizada por aquel ser tan increíblemente hermoso y a la vez tan aterrador.​

“Hakudoshi”​

Murmuraron a la vez Rin y Kanna. La primera sorprendida y entrecortada.​

El bebe sonrió y se recostó sobre su pecho, alimentándose de los débiles latidos de su madre. Ella sufrió, ella estaba muriendo por él. Ella estaba dando su vida por él, ella era parte de él.​

Hakudoshi sonrió de nuevo, ella era de él, sus destinos estaban unidos, nunca podrían separarse.​

//Destruye la apatía​

Demuéstrame que es real//​

De la oscuridad, una risa estalló. Naraku reía extasiado y divertido, por fin su nieto había visto la luz y estaba preparado para apagarla. Aquel niño asesinó a su madre, pues no le quedaba mucho tiempo de vida. Era un monstruo, desde que fue concebido hasta cuando destruye al mundo; él es un demonio, podrido y sin salvación. Era curioso como algo tan desastroso pudiera ser tan hermoso, supone que lo único que heredó de su madre, fue la hermosura sobrenatural, que cubría su esencia infernal.​

Es real, Hakudoshi está vivo.​

¾ ¡Agg! ¡No soporto más esto! ¡al diablo con todos ustedes ratas de alcantarilla! ¡púdranse! ¾Inuyasha gritó fuertemente; la rabia había colmado su paciencia, ya no podía esperar más.​

Llevado por el enojo y la desesperación, comenzó a asesinar a todo lo que se encontrara; muchas cabezas comenzaron a rodar por el filo de su espada, muchas de un solo golpe. Sus garras se mancharon en sangre y ésta se escurría por todo el lugar, volviendo más desolado y putrefacto la escena tan desgarradora y triste.​

Luchar contra un puro era una perdida de tiempo. Las filas de Naraku sabían eso de antemano, pero sus órdenes eran morir, intentando distraer al Taisho menor. Sesshoumaru parecía no esforzarse, su cuerpo en el mismo lugar destruía sin piedad a todos los de su especie, como si fueran sólo cucarachas.​

Kagome rápidamente cogió a Rin en sus brazos, no era muy difícil, pesaba como si fuera una pluma, de milagro no se murió de hambre; tragó hondo con tan sólo la idea cruzó su mente, su hermana era muy valiente, de eso ya nunca más podría dudar, ella soportó todo ese infierno con la cabeza en alto, ella era…era Rin.​

La azabache no se había dado cuenta, pero el bebe esta aferrado a su hermana, como si fuera otra extremidad de ella; lo vio y su belleza la cegó, mientras un torbellino de preguntas la acosaban en su interior. No podría odiarlo, por más que intentara no podía, por la misma razón que Rin no pudo; no tenía la culpa.​

Naraku era el culpable, él era el monstruo, él debía morir.​

Debía aprovechar esa oportunidad en la que había tanta confusión y llevarse al niño, ese era el plan. Pero tan pronto como lo pensó, Naraku volteó a mirar, taladrándola. De pronto Byakuya apareció al frente de la cazadora, con la intención de llevarse al bebe.​

Una guerra de miradas comenzó, Kagome mirando al vampiro y este mirándola a ella, como vigilando cual daría el primer paso.​

El niño presenciando aquella deplorable situación, saltó y se hizo en una ventana, sonriendo ladinamente.​

La criatura no era ignorante, sabía que lo querían y eso no lo iba a permitir. ​

Naraku observó aterrado como el niño traspasó la ventana y se perdió de su vista. Aprovechando la distracción, Kagome se fue con su hermana, pues sabía que Naraku no iba a tener compasión de ella.​

Y más que ahora el bebe se le había escapado.​

//Estamos desperdiciando nuestra última oportunidad​

Para escapar//​