Caverna Témpera

Aquella chica de cabellos morados, siempre acompañada de su Espeon, recorría la Caverna Témpera mirando cada una de sus paredes con rostro afligido...

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Bueno, quienes no la tuviesen y qusieran una, acudan aquí, roleen que se cruzan con la chica, y tendrán su MO Cascada.

 

Este lugar siempre me dió cosa. Los fantasmas se sienten a gusto en esta zona, y además se rumorea que esta zona ha tenido casos de delincuencia los últimos meses. No había vuelto a este lugar en más de un año, pero creo recordar que en ese entonces tuvo su movida con el tema de los asaltos.

Caminando junto a Scraggy, que parece hallarse a gusto, encuentro a una extraña chica, de cabello...¿morado? Me acerco a ella.

@GalladeLucario

 

—Oh. Tú debes de ser otro de los holders de la tercera generación —le dijo la joven a Drake. Su tono melancólico sonaba tan triste...—. Bien... ten, esto te será útil para proseguir en tu aventura. Es la MO Cascada... cógela, y ve allá a donde te lleve el destino.

 

La chica me miró, y luego de unas palabras, me entregó la MO Cascada. Le agradecí, y luego de pasearme por la zona, salí de alli.

 

Hubert

Llevaba mucho tiempo sin visitar la Caverna Témpera. Se veía tan oscura y siniestra como siempre, pero me traía buenos recuerdos por ser el sitio donde había conocido al travieso de Banette, cuando apenas eran unos pequeños. Por eso los liberé, así como a Chandelure, pues necesitábamos un poco de iluminación.

—¿Qué se siente volver a estar en casa, Banette? —les pregunté.

No me hizo caso, simplemente se fue a jugar con un grupo de Shuppet que lo recibieron con risas y la lengua afuera; se lo notaba feliz, al menos.

Serperior aprovechó el final del vuelo para salir también.

—Tenemos que buscar a Effy, no hay que perder un segundo —les recordé, empezando a caminar—. Creo que algo se ha roto dentro de ella y yo… Yo… Lo voy a reparar. No la quiero lejos —afirmé.

Sin más, caminamos un largo trecho. Banette no nos siguió, se quedó jugando con sus amigos fantasmas… Parecía sentirse más a gusto en su hogar, que con nosotros. Hice una mueca, pero no quise abandonar nuestra búsqueda.

Al rato, vimos una sombra a lo lejos. Al principio todos nos alarmamos, porque recordábamos cierto accidentado encuentro con unos maleantes que vivían aquí dentro… Nos acercamos con más cautela y, conforme lo hacíamos, notamos que la sombra adquiría la forma más definida de una chica, tal vez de mi edad.

—Ven, Chandelure.

Cuando la luminiscencia iluminó a la extraña persona, confirmé que se trataba de una chica. Tenía el cabello morado y una mirada triste que conmovía.

—Disculpa —llamé suavemente— ¿Estás perdida?

 

—Oh, Hube... digo, chico desconocido, no te preocupes, no ando perdida... pero creo que te vendrá muy bien esto. Es una MO, la MO cascada. Me alegro de haber coincidido con alguien aquí, pero ahora me gustaría estar sola...

 

Hubert

La chica habló con voz melancólica y acto seguido, me alcanzó la MO Cascada. La tomé, con el ceño fruncido; Chandelure se acercó con curiosidad a apreciar el disco, mientras que Serperior permaneció a mi lado, sereno como siempre; su mirada tranquila me ayudó a decidir confiar en la chica desconocida.

—Gracias, eres muy amable —dije mirándola, mientras guardaba el disco en mi morral. Su mención de que quería estar sola trajo a mi mente la amarga imagen de Effy gritando dolida, pero decidí que debía respetarla— Lamento haberte interrumpido —dije—. Pero antes de irme, ¿podría saber tu nombre?

 

—... no veo por qué no. Mi nombre es Melanie.

 

Hubert

—Melanie; bonito nombre —sonreí, girando sobre mis talones—. Gracias, una vez más, por la MO Cascada —empecé a alejarme de ella, seguido por mis pokémon, pero al cabo de unos pasos, la miré por sobre mi hombro—. Un placer conocerte, espero seguir viéndote por la región. Buena suerte.

Tras estas palabras, nos marchamos, buscando la salida de la Caverna Témpera.


***

Ya habíamos perdido de vista a Melanie, pero seguíamos sin encontrar la salida de la Caverna. Pasaron largos minutos hasta que nos hallamos con una gran abertura entre las rocas, pero la decepción fue grande cuando nos dimos cuenta de que había regresado al punto de partida: a los lejos se veían los edificios de Ciudad Témpera. Me revolví los cabellos, un poco ansioso. Al final, terminé tomando mi Holomisor y envié el siguiente mensaje a Effy:

—Effy... Yo... Te he buscado por toda la región... Me tienes preocupado. Llámame cuanto antes... ¿Sí? Te lo suplico.

El mensaje fue enviado, y justo en ese momento advertí que había uno sin leer en mi Buzón de Entrada. Al abrirlo, tanto Chandelure como Serperior y yo nos alarmamos, pues el mensaje tenía un volumen demasiado alto. Se trataba del detective Farrow, quien nos pedía ayuda urgente en Acuarela. Se trataba de un asunto muy grave del que no podía mantenerme al margen...

—Regresen —le dije a mis pokémon, haciéndolos entrar a sus esféricos.

Acto seguido, saqué a Pidgeotto. Llamé a Banette, pero no hubo respuesta. Al parecer, prefería quedarse en el que había sido su hogar. Y yo no iba a impedírselo; se encargaría de cuidar a los Shuppet que habitaban la Caverna...

Con más desazón que nunca, partí hacia Ciudad Acuarela.

 

Apenas llegamos a la entrada de la caverna, empezó a llover a cántaros. Golbat suspiró y se metió por cuenta propia a la pokeball, mientras yo inspeccionaba alrededor y entraba a la cueva.

Saque a Cyndaquil de la pokeball. Aún era muy pequeño, y tuve que cargarlo en brazos cuando sintió el frio suelo y se echó a llorar. Lo acuné sintiendome extrañamente conmovido, y lo posicioné en mis brazos para que pudiera prender fuego en su melena sin herirme.

Busqué por los alrededores, tratando de notar si había algún pokémon cerca.

 

En Shuppet nos miró desde la distancia. Me pareció por un momento que se veia interesado en Cyndaquil, quizás mejor dicho en el temor que el pequeño parecía mostrar ante la oscuridad. Por suerte, Cyndaquil trató de superar dicho miedo aumentando la potencia de su llama, y Shuppet se lo pensó mejor y se marchó.

 

O...no. Shuppet se mantenía en la distancia, observando. Quizás esperando su momento para acercarse al tímido Cyndaquil. No tardé en preguntarme si era el mismo Shuppet que había liberado semanas antes. Esperaba que no, esos pokémon eran expertos guardando rencor. Apoyé mi espalda en una pared de la caverna, sin alejar la vista de Shuppet hasta que volvió a alejarse.

 

Un Misdreavus apareció de repente. Su collar parecía brillar entre la oscuridad del lugar, y pude observar como parecía darle una regañina al Shuppet y ordenarle irse. Shuppet puso los ojos en blanco, pero se fué, atravesando una pared. Misdreavus ni siquiera nos miró antes de irse también. Afuera, el sonido de la lluvía distraía, y se escuchó el primer rayo.

 

Varios Pokémon pasaron por nuestro lado mientras la tormenta seguía. Algunos pasaron a saludar, otros ni siquiera nos miraron. Cada uno de ellos debía tener sus ocupaciones, ¿cierto? No solo los humanos se construían vidas a lo largo de los años, era ridículo pensar que los pokémon solo estaban allí con el sueño de ser capturados.

Revisé a Cyndaquil: se había dormido.

 

Un par de Mawile pasaron alrededor. Solo saludaron, perdieron el interés y se fueron. Seguí buscando entre la oscuridad, cierto pokémon que me resultaba interesante. ¿Donde andaría?

La tormenta afuera no parecía querer amainar. Iba a terminar bastante mojado al querer ir a un hotel.

 

Y entonces lo ví: habia estado a mi lado todo este tiempo, siempre cambiando de lugar cuando miraba a otra parte. Sus enormes ojos-gemas me miraron con curiosidad, y luego a Cyndaquil. Al parecer decidió que no eramos piedras, porque perdió el interés y agarró una roca cercana, olfateandola antes de comersela.

Le dí las buenas noches a Cyndaquil antes de meterlo en su pokeball, y luego lancé una ball para atrapar al pokémon fantasma.

 

El baño terminó, y con él mi descanso. Ese pitido que indicaba que había recibido un mensaje me hizo ponerme alerta al comprobar que se trataba de un aviso que hablaba sobre ciertas "leyendas". Por algún motivo, me pareció muy tentador. Según este, se trataba de la "trituradora chispeante", un ser capaz de aniquilar a cualquiera. El miedo que me produjo era considerable, pero mis ganas por afrontar el reto de capturar semejante pokémon aún más.

Además... ¿dónde decía que se encontraba? ¿En la caverna témpera? ¡Eso estaba justo al lado! No podía desaprovechar la oportunidad. Esta sería esa forma de entrenar que yo mismo buscaba, algo de acción que no se basara solo en combatir, sino también en poder ayudar.

Al entrar, la oscuridad me sobresaltó. No recordaba este lugar tan en penumbras, aunque es cierto que la última vez que pasé por aquí el Thyplosion de Mizuki funcionaba de linterna.

Mizuki... ¿cómo andaría?

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@GalladeLucario

Tengo miedo, but llevo queriendo participar en una leyenda desde hace más de un año, literal. So... Sorry, but I'll try (?

 

La pokédex de Lucas vibró entonces. Y la voz robótica sonó de nuevo.

—Te acabo de ver entrar en la Caverna Témpera. ¿Vas a tratar de enfrentar a la Trituradora? Si es así, camina hasta el punto que te indicaré por esta vía, y colócate frente a una de las paredes rocosas. Cuando la golpees, debe sonar ligeramente a hueco; esa es la pared en la que debes colocarte. Abriré entonces el acceso al Laberinto del Castigo, donde aguarda la Trituradora. Pero sólo la abriré por unos segundos... no puedo arriesgarme a que la trituradora se escape estando en estado salvaje. Una vez entres, cerraré la puerta hasta que llegue el próximo, si es que viene alguien más. Así que no entres si no estás seguro, pues no podrás salir en un tiempo.

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Just rolea que recibes la ubicación exacta, caminas hasta ella y encuentras la pared, cuando estés preparado, claro

 

Una vibración procedente de mi mochila me hizo verificar la pokédex, que comenzó a "hablar" (si se le puede decir así). ¿Quién era esa persona y cómo me había visto? ¿Debería preocuparme?

Dudé por unos segundos de la seguridad de aquellas palabras, pero no tenía miedo. Mi equipo era fuerte, podríamos con lo que fuera que nos deparara esta misión. Además, no estaría solo... ¿verdad? Vendrían a ayudarme... ¿verdad?

La pared se encontraba algo más hacia adelante. Avancé por el pasillo hasta llegar al lugar e hice lo indicado.

Efectivamente, aquella pared sonaba completamente hueca.

 

Chad Redflame

Yveltal aterrizó en la entrada de la Caverna Témpera y bajé de su lomo acompañado por Fósforo, mi Blaziken. El mensaje que recibí (al igual que el resto de holders, seguramente) decía que la Trituradora se encontraba en Témpera, por lo que el viaje fue rápido desde Pradera Arte.

Nos adentramos en la oscuridad de la caverna hasta que la luz del exterior se fue atenuando hasta desaparecer completamente a nuestras espaldas.

—Fósforo, un poco de iluminación no nos vendría nada mal —dije y el inicial de Hoenn entendió a lo que me refería. Sus manos se cerraron formando puños que rápidamente encendieron, iluminando con llamas provenientes de sus muñecas.

Con el camino un poco más claro, seguimos adentrándonos a la caverna hasta que distinguí una persona a lo lejos.

—Oye, ¿quién...? —empecé achicando los ojos para "ver mejor"—. ¿Lucas?

Efectivamente. Cuando las llamas de Fósforo lo iluminaron por completo, pude ver claramente que se trataba del entrenador. Me acerqué a él con Fósforo a mi lado y sonriendo lo saludé:

—¿Vienes a enfrentarte a la Trituradora también? ¡eso es genial, mientras más estemos, mejor!

Seguí hablándole sin percatarme de que Ylveltal se aproximaba en las sombras en silencio como si fuese una bestia en acecho. Su silueta iba apareciendo a medida que se acercaba al fuego de mi Blaziken, haciéndolo lucir aún más terrorífico. Un aire frío recorrió la caverna cuando el pokémon legendario dio una exhalación.