Sonreí regresando a mi pokémon a su ball por última vez. — Fue una gran pelea..lastima tenga que acabar aquí ¡Espada Santa! AEGISLASH: Fantasma/Acero Forma Espada Cambio Táctico: Cambia de Forma según el movimiento usado Salud: 120/120 Fuerza: 300 Resistencia: 100 Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad) Movimientos: -Danza Espada (Sube en 20 fuerza propia) (Usos: 5/5) -Sombra Vil (30 Potencia, Fantasma; para esquivarlo, se necesitan 2 puntos de agilidad) (Usos: 5/5) -Escudo real (Protege; pero además baja 20 la fuerza del atacante si usa un ataque físico) (Usos: 2/2) -Espadasanta (60 Potencia, Lucha) (Usos: 4/4)
Lapras, tras recibir el ataque de Aegilash, bajó la cabeza hasta dejarla descansar sobre el húmedo suelo de la Caverna... —Han dado una gran pelea, amigos míos —mientras regresaba al tipo agua a su pokébola, mis palabras fueron dirigidas a todos los que batallaron; esperaba que le debilidad no les hubiera impedido escucharme, pues se notaba mucho orgullo en mi voz. Miré a Alpha. —Estoy de acuerdo: ha sido una batalla fascinante. Tus pokémon, como siempre, muy poderosos.
— Debilitaste a 3...que pedazo de entrenador te estas haciendo. Pero no pienso perder ante nadie.— Comente saliendo del lugar
—Adiós... —alcancé a despedirme de Alpha antes de perderlo de vista. Acto seguido, me dirigí a Chad— ¿Te gustó la batalla? (@Hey Miguel)
— ¡Me encantó! — Exclamé. La pelea ha sido realmente asombrosa, Fosvorito estaba tan impresionado como yo. — Ustedes son entrenadores de otro nivel. La pelea fue todo un espectaculo. — Dije mientras pensaba si podria llegar a su nivel algun dia, o mejor aun, superarlos. Algo se me cruzó por la mente, dudé un poco pero luego decidí decirlo. — Hubert, cuando me haga un entrenador más fuerte, prométeme que tendremos una pelea. Fósvoro contra Serperior. — Le dije tendiendole una mano, con una mirada decidida.
Estreché la mano de Chad. —Es un trato —respondí con tranquilidad—. Espero que el momento llegue muy pronto... Ahora, si me disculpas, saldré a entrenar: ya mismo comenzaré con los preparativos para cuando te hagas fuerte —y agregué:—. Si quieres capturar pokémon, encontrarás unos cuántos bastante fuertes por aquí cerca, en la Pradera Arte y en la Torre Dorada. Solté su mano y salí hasta la entrada de la caverna, donde Pidgeotto esperaba. Serperior ingresó a su pokébola. Volamos lejos...
— Hasta entonces. —lo despedí. — ¡Buena suerte, Hubert! —exclamé al verlo correr hacia la salida. Pradera Arte y Torre Dorada, ¿Eh? Entonces ahi me dirigia. El inesperado, pero a la vez predecible escape de Duskull podria haber sido una coincidencia, o tal vez el destino, el cual hizo que en mi corta estadía en Ciudad Témpera, conociera a Alpha y a Hubert, y pelease contra el equipo Gamma.
Reanudé mi búsqueda de pokémon en la caverna, unos cuantos más y volvería a Témpera a descansar. Caminé más allá de la oscura caverna unos cuantos metros guiandome de la pared para no perderme.
Derrepente tropecé con un Psyduck dormido. No parecía haber notado mi presencia, solo se limitaba a roncar. Saqué una ball y lo metí en ella, no presentó problemas. Es mucho más fácil capturar a un pokémon cuando éste esta dormido.
Todavía no encontraba el pokémon que buscaba, y ya estaba un poco cansado, así que me dispuse a volver.
Me topé con un geodude en mi camino de regreso, no me interesaba, así que simplemente lo pasé de largo.
Un sableye se cruzó en nuestro camino, así que saqué a mi recién capturado Mawile. — Bien Mawile, sé que puedes hacerlo. —él pokémon me miró extrañado, ya que no nos conociamos de mucho. — Usa Cabezahierro. — Le ordené, a lo que éste se negó y le dió oportunidad al sableye para correr. — ¿¡Pero qué... —corrí tras sableye para que no se me escapase. — ¡Fosvorito, usa ascuas! —el pokémon obedeció y saltó de mi cabeza, escupiendo bolas de fuego. El sableye se desmayó y lo capturé.
Mawile vino caminando desde atrás y observó a Fosvorito, éste caminó hacia mi y se miraron fijamente un rato. — Bien... Mawile, vuelve. — Le dije metiendolo en su pokebola. Tengo que ganarme su confianza de alguna manera.
Casi al salir de la caverna, me topé con un Roggenrola, lo enfrenté con Fosvorito, quién al tener más experiencia, le ganó al pokémon salvaje. Lo metí en una pokebola y salí de la caverna, camino a Ciudad Témpera.
Los 3 entraron a la caverna, y a chikita no le importaba que hubiera fantasmas ahi....lo que le importaba era proteger a su entrnadora— ¡Bay!—exclamo queriendo decir que apuraran el paso. (@Dark-chan)
Chikta vio al frente y salieron los 3 de la caverna hasta llegar a ciudad tempera...donde se encontraba su entrenadora.
Vi que ya llegábamos al final de la caverna y salimos de allí los 3--"¿para que querra ir hasta aqui?"--pense mientras seguia caminando
Mis pokémon y yo entramos a la Caverna. En esta instancia del camino tuve que sacar a Chandelure: sus llamas me permitirían ver las páginas y no resignar el interesante cuento sobre el que se posaban mis ojos, la historia de un pandillero que, con la emotiva ayuda de sus peores enemigos, rescataba a su Luxray de las garras de una mafia que se había instalado hace pocos días en su pueblo. Hablando de rufianes, los maleantes de la Caverna aparecieron de repente. No los advertí: seguí caminando, mientras Serperior estrujaba a uno de ellos al punto de dejarlo inconsciente, mientras que Shinx le ponía los pelos de punta al segundo, gracias a un ataque eléctrico. Llegamos al extremo opuesto de la Caverna. Meditite emergió de su esférico y, con ayuda de Golpe Roca, hizo una abertura que nos permitió salir de la Caverna.