—¿Qué fue ese ruido? —pregunté en voz alta. Se oyó como un pokémon pero... ¿que sufría de dolor? Decidí guardar la pokebola de Onix y acercarme junto con mis dos pokémon de agua a ver de que se trataba todo.
Al acercarse a la roca, una pequeña pokémon se asomó y apareció delante de los allí presentes. Una togepi que tenía varios rasguños y heridas por su cuerpo, ya que se había caído del lado de su entrenadora cuando volaban y fue a parar allí. Miró con miedo a la chica y volvió a esconderse tras la roca.
El origen de aquel sonido resultó ser aquel tímido Togepi... estaba débil, podía notarlo, pero me contuve de capturarlo; parecía seriamente malherido, debería llevarlo a un centro o algo. No tenía ningún objeto con el cual poder curarlo, ni una poción ni nada, pero revisando mi bolso encontré un poco de comida pokémon de Flabébé, que era tipo hada como Togepi... quizás eso le restauraría un poco sus energías. —Toma, creo que esto te gustará —le ofrecí, tendiéndole a la pequeña criatura la comida con cautela.
Togepi miró la comida con desconfianza, pero se acercó débilmente y probó un poco. No se fiaba de la desconocida ni de sus pokémon, tenía miedo, y era normal; solo era un bebé, pero aún así se comió toda la comida, mejorando un poco su estado.
Me puse en cuclillas junto al Togepi, internamente contenta de que aceptara la comida. No esperaba que confiase en mí de inmediato, pero por más que no era mi problema simplemente no podía dejarlo abandonado allí... es decir, acababa de enfrentar a un gigantesco Onix, ¿y si hubiese sido Togepi quién tenía que enfrentarlo? El pobre no sobreviviría mucho tiempo en esa caverna, tenía que llevarlo al Centro más cercano. —Mi nombre es Effy —me presenté, pues, ¿cómo podía esperar que confiara en mí si no sabía ni mi nombre?—. Y ellos son mis compañeros, Wartortle y Wooper. Mis dos pokémon afirmaron ésto último repitiendo sus nombres en voz alta. —Nosotros estamos hartos de esta maldita caverna y sólo queremos salir de aquí... ¿quieres venir con nosotros? —le ofrecí con una sonrisa que esperaba fuese convincente.
—¡Chuki prii! —exclamó el pokémon asintiendo ante su propuesta. Togepi sabía que estaba demasiado débil para seguir aguantando allí, así que decidió quedarse con la chica. Comenzó a caminar, mostrandole la salida por la que ella había entrado, agitando sus patitas para llamar la atención de Affy y que la siguiera.
—¡Espera pequeño! —exclamé, siguiéndolo—. Hay muchos pokémon salvajes por aquí, no quiero que te vayas solito y te terminen dejando inconsciente por ahí... Contenido oculto Aún me faltan tres posts para poder salir, si no calculé mal XD
(Si, lo sé, no pretendía salir aún xD) Togepi se paró y esperó a que llegaran los demás sin dejar de mirar a lo lejos una pequeña luz, se podía observar a lo lejos la salida ya. El pokémon, cuando vio que Effy ya estaba a su lado, le señaló con el dedo el lugar donde procedía la luz, indicándole la salida.
Para no hacer ruido y caer en otro incidente como el encuentro con Onix (a pesar de que eso terminó en capturar un aliado más), decidí regresar tanto a Wartortle como a Wooper a sus respectivas pokebolas, y me apresuré para alcanzar al bebé pokémon. —¿Puede ser... acaso me está guiando? —me pregunté, alcanzando finalmente al pequeño Togepi.
Togepi siguió caminando a su lado aguantando con sus pocas fuerzas y se mantuvo en silencio por precaución. Tan solo faltaban unos metros para llegar a la salida.
Sonreí; el pequeño pokémon estaba débil, sí, pero de todas formas hacía uso de toda la fuerza que le quedaba para demostrarme que no necesitaba mi ayuda. Era bastante impresionante para ser un bebé pokémon... empezaba a pensar que no se trataba de un pokémon salvaje, quizás se había extraviado... —No hay Togepis salvajes en esta caverna... tienes un entrenador, ¿verdad? —le pregunté mientras andabamos en dirección a la salida.
Togepi asintió ante su pregunta con una pequeña expresión de tristeza y al llegar a la salida echó a correr fuera.
—¡Espera! —pero Togepi se adelantó y corrió hacia fuera de la caverna. Miré a mi izquierda, donde había un montón de rocas desquebrajadas que bloqueaban el paso. Si no me equivocaba, por esta salida que encontró Togepi saldríamos a la Ruta 304, y desde allí podríamos ir a un Centro Pokémon... ahora no sólo necesitaba llegar ahí para curar a Dratini y a Togepi, también tenía una nueva misión; encontrar al entrenador de este pequeño Togepi. Me apresuré en salir de la caverna; ya había pasado demasiado tiempo allí dentro, y extrañaba el calor de los rayos de sol sobre mi piel.
(@Nami Roronoa, @LucarioErmitaño, ya no hace falta hacer los post pedidos, solo posteen una vez y podemos salir) Togepi se adentró de nuevo en la cueva y guió a los entrenadores por un atajo que encontró en ese instante, y por el que llegarían en un minuto)
Seguí a Togepi también, pero no estaba segura hacia donde se dirigía... ¿acaso era el otro camino que había visto en mi anterior visita? ¿El que estaba tapado por un montón de rocas? ¿Cómo ibamos a cruzar por allí? ¿O regresaríamos a Ciudad Témpera acaso? Decidí ignorar todas aquellas dudas en mi cabeza y avanzar sin más.
La pokémon hada llegó a una zona donde un montón de rocas resquebrajadas obstruían el paso, o eso parecía desde lejos. Se acercó y quitó las piedras. Parecía que su entrenadora y más personas ya habían pasado por allí y roto las rocas, el camino estaba libre. Esperó a que Affy y Yair llegaran y se adentró a la pradera arte tranquilamente.
—El camino está más o menos despejado... —comenté por lo bajo, sorprendida—. Quizás la tal Liza pasó por aquí después de todo... bien, ¡vamos! Y tras esta exclamación, seguí a Togepi y a Yair fuera de la caverna.
Charizard bajó al suelo, y camino hastá el interior de la caverna. Yo seguía sobre su lomo, pero esta vez tuve que agarrarme más fuerte e inclinarme. --Pasemos rápido...