Casilleros

La selección para los grupos parecía hecha hasta con intención, porque en caso contrario no me explicaba ese grupo ni el resto, porque en todos parecía que al menos uno de los diablos estaba colocado a posta por una mano invisible. Sonaba a delirio de fiebre, porque ni que esta gente tuviese todos los chismecitos apiñados en un archivo, pero había que lidiar con el asunto con humor.

Igual debía dar gracias, suponía, a que el grupo fuese de cuatro y estuviese Ko ahí metido, era nuestra única salvación para que yo no me la pasara intentando sacar de quicio a Dios y el diablo. Igual no lo hacía con la misma intención de Tolvaj o eso quería pensar, digamos que era solo para tener algo de que reírme y pasar el rato, porque de caso contrario era eso o convertirme en Sonnen versión remasterizada.

Total, que si la chica quería olvidar el incidente el día no era hoy, pero eso era lo de menos insistía. En el momento me había alterado, era innegable, pero ahora daba un poco lo mismo, porque de todas formas ambos se habían largado por donde vinieron en ese momento.

Despegué la vista del tablón cuando la noté aproximarse y crucé los brazos sobre el pecho, despreocupado. No me había comido el numerito de Shiori y el enano, aunque en su defecto a la otra sí le recomendaba no tocarlo mucho, era capaz de morder feo en ese estado. Como fuese, la respuesta de Bianchi fue tan rebuscada que me recordó a Allen y me desinflé los pulmones.

Además, ¿qué elección de palabras era esa?

Eso de tener algo dentro, bueno, podía entenderse de demasiadas formas.​

La estupidez hizo que la sonrisa socarrona de toda la vida me alcanzara el rostro y repasé a la chiquilla con la vista, sin ninguna clase de disimulo. Acabé por soltar una risa por la nariz.

—Pues habérselo dicho a Yume, no a mí —dije con la diversión impresa en el tono—. Igual nunca se sabe, quizás sí vengas con sorpresa~

 

Si tuviera siquiera una pizca de información de la vida de esta cría era posible que no cambiase nada, cualquiera de mis chacales lo sabía. Los datos que tuviese o no, el cariño que guardara a pesar de no decirlo nunca, a la larga no hacían demasiado contrapeso a mi personalidad más que en casos particulares.

El día de la azotea con Riamu y en el festival con Ko, por decir algo.

Si debía darle créditos por algo a la italiana esta tan bonita era por su aguante, eso comenzaba a verlo. Desde la gracia de la piscina hasta ahora, conmigo en el modo insufrible de siempre, al menos no daba el brazo a torcer y eso, quizás, era más entrenido que los que perdían la paciencia a los dos segundos. Era aburrido cuando los cilindros de gas estallaban tan rápido.

En algo tenía razón y es que yo era el que estaba asumiendo que la habían dejado como un paquete, aunque a ojos de Sasha no había sido demasiado diferente, y es que nada tenía que ver con que hubiesen llegado en sí. Era la forma en que nos había pasado el marrón, como si la cría fuese una pelota de fútbol, pero tampoco era que pudiese esperar la gran cosa del cachorrito de Akaisa, ¿o sí?

Que hablando del rey de Roma, su voz me alcanzó de puro milagro y me tragué la risa por ver la forma en que los acontecimientos estaban apilándose de la puta nada. La chica zanahoria aquí presente regresó la atención a mí y aflojé los brazos para hundir las manos en los bolsillos, esperando lo que sea que se veía quería decir y sin duda no decepcionó.

¿Que si creía que no cometía errores?

Bonita, había nacido en un barrio rojo. Yo era el error.​

Era mecha corta la cabrona, como buena hija de las brasas, pero estaba rodeado de flamas cortas e iba a tener que esforzarse demasiado para que entendiera cuándo debía apartar la mano. Lancé la vista al techo, fingiendo que me lo pensaba cuando soltó la pregunta de si tanto me había molestado la interrupción, y bajé la vista a ella apenas unos segundos después. La risa que solté fue casi una carcajada y me incliné apenas en su dirección al recuperar la compostura, invadiendo apenas su espacio, nada muy loco.

—No —resolví con sencillez, casi en voz baja—. Pero revolver el fuego siempre me pareció de lo más entretenido, Bianchi. Puedes pensar que me aburro mucho, quién sabe.

Le regresé su espacio sin más, desvié los pasos para alejarme en dirección al pasillo y alcé la voz mientras caminaba sin verdadera prisa.

—Nos vemos para el proyecto, Flamita.

¿Quizás había elegido a la pobre desgraciada como quien elige cartas de una baraja solo para quitarme algo de la molestia que todo lo demás me provocaba? No lo descartaba, pero tampoco parecía tan importante.

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Por aquí cierro con el pendejo por ahora xD que mañana se cambia de periodo y dudo que dé tiempo a mucho más

 

En serio, qué aburrido era venir solo a la escuela. Me daba más sueño del necesario y el viaje en tren acababa volviéndose eterno, así no fuera tan largo como desde Chiyoda. ¿Lo peor? ¡No estaba en los planes! Qué iba a imaginar yo que Haru se levantaría a no sé qué hora y se prepararía para irse antes. ¿Qué había dicho? ¿Que tenía que encargarse de algo a la pasada? Venga, puras injusticias.

Al menos me había dejado el desayuno preparado, porque ya tenía bastante claro que de chico malo le servía la cara de perro nada más. Ah, y Dubois no estaba. Aunque tampoco habría hecho diferencia, si ese tío no veía la luz del sol a las siete de la mañana ni a cambio de un millón de dólares. Y eso, tratándose del francés, era mucho decir.

En fin, llegué a los casilleros y me cambié los zapatos bostezando. Los ojos me habían quedado cristalizados cuando volteé y noté que, al parecer, había algo a lo que prestarle atención en el tablón de anuncios. También identifiqué a Fiorella y Akkun, aunque el segundo ya se estaba yendo para cuando me acerqué. Le dediqué una sonrisa serena a la chica y, con las manos hundidas en los bolsillos, me estiré un poco en su dirección para revisar las listas. Ah, ahora entendía.

—¿Akkun te estaba molestando? —indagué en tono liviano, sin esperar una respuesta seria ni nada, y le señalé las escaleras con un movimiento de cabeza—. Bueno, ¿vamos subiendo? A ver cuándo nos ponemos de acuerdo para comenzar el proyecto.

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como Aaron apareció yo también quería (??

iwal no planeo seguir posteando cuz no voy a tener tiempo most likely, pero eso uwu

 

Ayer no habíamos logrado prácticamente nada. Era un poco difícil hablar con el chico nuevo y aunque no dudaba de mis habilidades sociales (y por mal que me pesara, de las de Joey tampoco), entre una cosa y otra... no conseguimos mucho. Hart había alegado no tener espíritu artístico y si de mí hablábamos, seguiríamos muriéndonos de hambre. Joey tenía su club de fotografía, cosa que no tardó en mencionar, y cuando Lyon preguntó por el miembro restante, recordé que Kenneth me había hecho un retrato improvisado durante el almuerzo que compartimos. Bueno, ahí teníamos dos hilachas de esperanza.

Otra vez, por mal que me pesara.

Al final, Joey acabó excusándose con no sé qué mierda y dijo que a la próxima podíamos quedar directamente en el club. La idea no me entusiasmaba demasiado, pero no tenía razones evidentes para rechazarla, así que me quedé en silencio. También dije que me encargaría de contactar a Kenneth, siendo que lo conocía.

A la mañana siguiente, entré a los casilleros y repasé el espacio con la vista, por si de casualidad daba con Thornton. No fue el caso. Me cambié los zapatos, cerré mi casilla con movimientos pausados y distinguí entonces el cabello albino, tanto de Suiren como de su hermana. Justo la chica se estaba retirando y pensé que podría hacer algo de tiempo, así que me acerqué al muchacho con una sonrisa animada.

—Hey~ ¿Todo bien? ¿Tu mamá se mejoró ya? —Ya había hecho dos preguntas, pero aún así me balanceé ligeramente sobre mis talones y agregué con cierta curiosidad casi infantil, como si esperara recibir una respuesta afirmativa para quedarme contenta—: ¿Conseguiste los caramelos que te mencioné?

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holiz

 

Aguardé pacientemente a recibir sus ojos para acentuar apenas la sonrisa, la cual se ensanchó un poco más y me rasgó los ojos al saber que su mamá ya se encontraba bien.

—Me alegro mucho, cariño. —Asentí con vehemencia y los rizos rebotaron ligeramente—. ¡Síp! Ya para el domingo me sentía bastante bien, and I'm all better now~ ¡En buena hora! Era super molesto tener que usar esa mascarilla todo el día.

Al parecer sí había conseguido los caramelos para la garganta, lo cual me alegraba y lo reflejé en mi sonrisa. No agregué nada, sin embargo, y cuando me indicó su casillero lo seguí con pasos ligeros. Vete a saber de dónde había sacado tan buen ánimo siendo que últimamente todo parecía empeñado en joderme, pero así funcionaba mi cerebro.

Y hablando de Roma... El grupo de proyecto.

—No... parece el mejor grupo del mundo, la verdad —reconocí, soltando una risa breve, y apoyé el hombro en la línea de casilleros, a su lado—. Uno de los chicos no es muy comunicativo y el otro... bueno, me cae mal.

Lo solté sin mayor problema, aunque me encogí de hombros inmediatamente después para minimizar el asunto. Decir que "me caía mal" era un puto eufemismo, pero no tenía sentido entrar en detalles.

—Ah, pero al otro muchacho lo conozco y es majo, así que me aseguraré de arrastrarlo a todas las reuniones de ahora en más. —Lo dije con tanta convicción que me hizo soltar otra risa, más liviana que la anterior, y seguí sus movimientos un par de segundos antes de agregar—: ¿Tú ya te juntaste con tu grupo? ¿Qué tal~?

 

A decir verdad, me alegraba mucho que a Kashya y Anna les hubiese tocado juntas en el grupo del proyecto, y aun más por conocer a los otros dos integrantes del mismo; no solo eran estudiantes responsables, también Anna conocía a Dante de antemano y estaba segura que eso facilitaría mucho el trabajo entre todos. Me alegraba, sí, pero si tenía que ser completamente sincera, también me apenaba mucho ver que no había tenido la suerte de formar parte de ese grupo. Ah, ¡hubiese sido tan llevadero hacer el trabajo con ellos!

No me estaba quejando de los compañeros que me habían tocado a mí, ni mucho menos, aunque tenía que admitir que no tenía ni idea de quiénes eran ni cómo eran, así que me daba un poquito de miedo no saber qué tal nos coordinaríamos para el proyecto. ¡Pero más motivo tenía para ponerme manos a la obra! Había decidido dar un día de margen, para no ser muy intensa con el asunto, pero no pensaba arriesgarme a esperar mucho más.

—Veamos... ¿Ayala-san? ¿Crimson-san? —cuestioné, distinguiendo el par de cabeza correspondientes en sus respectivos casilleros y acercándome a ambos para poder hablarles—. ¡Buenos días! Soy Emily~ ¡Estamos juntos en el proyecto de este mes! Me preguntaba si os parecía bien empezar este receso a trabajar en ello... ¡y quizás hablar un poco de ello ahora, también!

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madarauchiha Kuno Vizard heyo uwu si alguno está disponible para rolear, podríamos empezar a tirar las listas para ir sumando puntitos uwu

 

Seguí sus movimientos por inercia, pese a no estar prestándole verdadera atención a lo que hacía; lo vi manipular aquel estuche y siquiera se me ocurrió preguntar al respecto, más allá de la curiosidad que pudiera o no haberme causado. Simplemente no era cómo me manejaba. Su duda, me pareció a mí, cargó una leve cuota de ironía que no me molestó en absoluto, recibí su mirada de reojo y me hice la ofendida apenas un segundo antes de volver a relajar el semblante.

—I know, right? Shocking.

A decir verdad, sí que había un par de personas que me caían genuinamente mal y era un sentimiento que reconocía sin problema, pero tampoco tenía sentido llevar el asunto más allá de las bromas ligeras siendo que nos estábamos manejando en ese ámbito. Luego siguió hablando y aguardé a su próxima pregunta. Giró levemente el torso y una sonrisa suave curvó mis labios, alzando apenas la barbilla. ¿Qué tan bien me caía? Eh, buena pregunta~

—Hmm. —Me hice la interesante por la pura gracia, despegué el hombro de los casilleros y comencé a rodearlo con pasos ligeros, pensativa—. ¿Del uno al diez, dices? ¡Oh! Ahora que lo pienso, ¿sí le diste mi nota a tu hermana?

Me había detenido de golpe cuando recordé aquello, quedándome justo frente a él. Al parecer, ninguno en su grupo era lo suficientemente artístico y aquello me arrancó una risa leve, también me encogí de hombros.

—Bueno, siempre queda la opción del informe aburrido escrito, supongo. Me alegra que sean agradables, tho. ¿Hay alguno de mi clase? —Suiren cerró su casillero y junté las manos a la espalda, balanceándome suavemente sobre los talones—. ¿Hmm? Ah, pues... ¿Algo así? Uno de mis compañeros es el presidente del club de fotografía, así que sí, muy probablemente nos colguemos de eso. Luego... bueno, no estuvo en la reunión de ayer, pero el chico majo es bueno dibujando. Mi esperanza radica en ellos, básicamente.

Acompañé aquello último de una risa liviana y de pura manía repasé mi cabello con la mano, echándole un vistazo al pasillo. Alcé las cejas de repente, como si hubiera notado algo, y volví a verlo para señalarle con el dedo.

—¡Eh! Nada de robar ideas —le advertí, con el ceño fruncido—. Mira que si no me enfado.

Y vete a saber por qué, de repente recordé el asunto que nos había quedado pendiente desde el otro día, en la enfermería. ¿Algo de... deberle algo, maybe?

 

Noté que su mirada se desviaba, aunque simplemente aguardé por su respuesta real. Suiren no era el muchacho más expresivo del universo, pero poco a poco comenzaba a entender ciertas cosas; por ejemplo, que lo primero que me respondió era una broma.

—¡Era nueve! —me quejé, cruzando los brazos bajo el pecho—. Un diez no deja espacio a mejoras.

Suspiré. En parte era broma y en parte habría preferido que no deformara mi calificación final, aunque sabía que era un asunto sin importancia real y renové la sonrisa.

—En todo caso, me alegra que lo sepa.

Luego hablamos sobre su grupo de proyecto y alcé las cejas, sabiendo inmediatamente a quién se refería. ¿Ellos dos juntos y sin mí? So unfair~

—Ah, sí, Maze. —Sonreí, asintiendo ligeramente—. Es un amigo mío.

No sabía quiénes otros conformaban el grupo ni cómo era Maze académicamente hablando, pero al menos que fuera fácil de tratar era un buen comienzo. I mean, no podía decir yo lo mismo.

Luego de bromear sobre nuestra idea patentada, su expresión se tiñó con cierta soberbia y entorné ligeramente los ojos, ladeando la cabeza con la misma sutileza.

—Todo es "más tarde" contigo, ¿verdad? —murmuré, bajando el tono un poco, y giré el cuerpo manteniendo la mirada en él hasta que me resultó imposible. Empecé a caminar, volviendo a buscarlo para corroborar que viniera conmigo—. Suena a que debería esforzarme un poquito más para conseguir ciertas respuestas, am I wrong~?

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Debería haber posteado en el pasillo pero ando desde el móvil y me daba perecita unu Te la arrastras si quieres

 

Contenido oculto: belu les da la bienvenida a uNA NUEVA TRAMA

I've lost the plot again, tell your friends to sharpen their teeth
There's a few quid to be made
And my soul's a sorry state, so come on down, you, empty lovers

.

They'll sell your bones for another roll
Well, sharpen your teeth, tell yourself that it's just business

.

Worms come out of the woodwork
Leeches crawl from out of the dirt
Rats come out of the holes they call home
I fall apart
and the snakes start to sing

La lluvia nunca me había molestado lo suficiente, y como era yo, claro que le había dado vueltas al asunto un par de veces al cabo de mi vida. No se ataba a sucesos extraordinarios ni a estar hasta el cuello de agua. Podía discurrir sobre la simpleza de ver a los chicos practicando maniobras en el Kashiwagi, de estar volviendo a casa o echar un vistazo por la ventana del aula. En un manto eterno de estrellas, en el brillo despiadado del sol o en un colchón adorable de nubes blancas, daba igual, podía pensar en la lluvia y cómo no me molestaba. Imaginarla, incluso, acariciando mi rostro. Oír su repiqueteo constante, monótono. Había un confort diferente en la ausencia de estímulos, o más bien, en el entumecimiento de los mismos.

Era la calma inmediata de ignorar el temblor.

Los días grises me ponían melancólico, no había de otra. Los ánimos se me empañaban y así no lo demostrara, así le hubiera dado un beso a mamá como si nada y hubiera conversado con Hayato hasta la estación de trenes, lo sentía en el cuerpo. En los huesos y el corazón. Se suponía que fuera un día emocionante, pero era difícil verlo así cuando los nervios intentaban ganar la batalla.

Y casi siempre lo hacían.

Esta puta escuela quedaba en el culo del mundo y me cuestioné varias decisiones de vida en el tramo desde que me bajé del tren y llegué al portón principal. Me dejé llevar junto a la corriente de estudiantes por el patio frontal, tragué saliva y contuve el impulso de pretender acomodarme el nudo de la corbata por no sé ya cuántas veces. La voz de Kou palpitó contra mis oídos, lo hizo junto a la sensación fría que sus palabras me pegaron al pecho. Las luces pálidas de su coche, la imagen de su perfil recortada entre la oscuridad y el halo sucio de las farolas. ¿Cómo le había llamado?

Demostración de buena fe.

¿Así le llamaban a los presagios del calibre hoy día?​

Shinjuku quedó hecho un desastre y, contrario a lo que pueda parecer, la idea no me emociona.​

Tomé mucho aire, me quedé genuinamente congelado por un instante cuando di con la figura de Anna, y la culpa reptó por mis piernas. La culpa, irónicamente, me ayudó a moverme. Estaba en su casillero y volteó hacia mí un poco de repente. Parecía haber visto un fantasma.

Irónico, también, pero no del todo falso.

No cuando se está gestando un... inconveniente más grande que todos nosotros.​

—¿Qué...? —balbuceó, sacándome radiografía de arriba abajo, hasta que observar el uniforme veinte veces pareció convencerla de lo que veía—. No, no, espera. No, a ver. ¿Qué coño?

Su reacción me arrancó una risa, fue inevitable, y me encogí de hombros.

—¿Sorpresa~?

Dudo que el Krait quiera hacerme caso, así que lo siento, Wan-chan. Tendré que arrastrarte de vuelta al infierno.​

Abrió y cerró la boca varias veces, aún descolocada, hasta que se estampó una mano en la cara y soltó una risa incrédula, meneando la cabeza. Cerró su casillero de un portazo, me dio un puñetazo en el brazo y, cuando amenazó con largarme otro, y luego otro, comencé a retroceder, riendo.

—¿Qué clase de kink tienes tú con no decirme las cosas, imbécil? —me regañó hasta haberme empujado prácticamente de regreso a la puerta. Suspiró, colocó los brazos en taza y me clavó la mirada encima—. A ver si corriges ese hábito.

¿Lo harías por Shinjuku? ¿Por mí~?​

—Ya, ya. —Conseguí dejar de reír, solté el aire de golpe y hundí las manos en los bolsillos. No las iba a seguir necesitando para protegerme, ¿verdad?—. Lo siento, An-chan. Fue un poco repentino.

—¡Repentino mis huevos! ¡Nos vimos hace dos días!

—Uhm... ¿Muy repentino?

¿Lo harías por ella?
​

Bufó, exasperada, y tuve la sensación de que por un instante pensó en algo; algo que absorbió su atención casi por completo. No pregunté, sin embargo, y ella regresó a mí en cuestión de segundos. Sonrió por fin, lo hizo viéndome a los ojos y quise aferrarme a ese pequeño fragmento de paz. Pero las cosas nunca fueron ni serían así de sencillas. Lo supe cuando la expresión de Anna se endureció y su mirada viajó más allá de mí. Cuando una mano me presionó el hombro.

—Wan-chan. —La voz de Kou siempre era extremadamente dulce y nunca iba a lograr encontrarle sentido—. Me alegra mucho verte aquí.

Necesito que las serpientes canten de vuelta.
​

Anna se mantuvo en silencio, regresó sus ojos a mí y yo le sonreí, como si pretendiera transmitirle cierta tranquilidad. No sirvió de mucho. Suspiró, meneó la cabeza y se fue, dejándome a solas con Kou. El muchacho me pasó un brazo por los hombros y me guió hacia los casilleros de tercero, donde me lo quité de encima. No fue brusco, no lo fue en absoluto, y quizá debería haberlo sido. Pero me era imposible.

No tenía idea cómo odiar o resentir a Kou.

Y él lo sabía.

—Bueno, bienvenido al Sakura —murmuró, cambiándose los zapatos—. Estás en la 3-2, arriba te muestro cuál es. Lo ideal habría sido la 3-3 pero me resultó imposible. Mucha gente ya.

Una sonrisa diferente, ligeramente burlona, danzó en mis labios cuando Kou volvió a mirarme.

—Vamos, hombre, ¿tan temprano y ya hablando de negocios? Dime 'buenos días', aunque sea.

Pestañeó con calma, me rodeó y golpeó los nudillos sobre una puerta. La etiqueta rezaba mi nombre. Apoyó la espalda sobre los casilleros y siguió brevemente con la mirada a una pelirroja que nos rebasó para ir a su locker antes de responderme.

—Buenos días, Wan-chan —concedió, sedoso a cagar, y algo indescifrable atravesó sus ojos—. ¿Emocionado por acabar el año aquí?

No tenía idea del pantano donde me estaba arrastrando.

No tenía idea que, otra vez, me estaba puto usando.
​

—¿Emocionado por pseudo trabajar para un lobo? No —repliqué, algo ácido, y golpeteé el suelo con los zapatos para calzarlos bien—. Pero puedo vivir con eso si la paga es buena.

—Oh, lo será. —La sonrisa le descubrió la dentadura al completo y me indicó las escaleras con un movimiento de cabeza—. Tú sólo espera y verás.

Su mirada se cruzó por un instante con la de la pelirroja, ambos se saludaron con un asentimiento breve y yo le dediqué una sonrisa casual apenas reparó en mí. Eché un vistazo alrededor, al edificio y los demás estudiantes, y el paso hacia el primer peldaño se sintió... extraño. Me pregunté, otra vez, por qué no me molestaba la lluvia.

Y, otra vez, fue una suerte de presagio.

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pEDAZO DE TOCHO, MADRE SANTA DE DIOS lord forgive me, tenía que settear el próximo mess

y hablando de messes, Sasha y Annita quedan en sus respectivos casilleros disponibles a la comunidah *c va vibeando bmth*

 

La reunión con Clevert había acabado siendo relativamente productiva, aunque tenía que admitir que me apenaba bastante que Lynn no se hubiese pasado por la misma. Podía entenderlo, por supuesto, al fin y al cabo les había avisado apenas aquella mañana y quizás la chica tenía otros planes para el receso, pero eso no impedía que me diese pena igualmente.

Sea como fuere, al menos establecimos ciertas bases para el trabajo entre nosotros dos e íbamos a poder poner al día a la muchacha la próxima vez que nos encontrásemos, así que volví a clase bastante satisfecha con los resultados. El resto del día se sucedió con extrema normalidad y, antes de poder darme cuenta de ello, ya estaba metida en la cama leyendo un poco antes de irme a dormir hasta el día siguiente.

El miércoles llegó con algo de lluvia. Nada muy excesivo, pero fue suficiente para refrescar un poco el ambiente y obligarme a llevarme la chaqueta del uniforme para el camino. Cuando llegué a la academia, Anna ya se encontraba en su casillero y yo no tenía ni idea de con quién se había topado apenas unos segundos antes, lo que hizo que me acercase a su posición con la emoción que siempre sentía al poder pasar algo de tiempo con ella.

—Anni-chan~ —canturreé, una vez acortada la mayor parte de distancia entre nosotras, y me estiré para abrazarla antes de poder mirarla con una sonrisa deslumbrante—. ¡Buenos días! ¿Qué tal todo~?



Si la intención de Kou había sido sacarme de onda con su movida, lo cierto es que lo logró de manera excepcional. En un principio no me costó nada acoplarme a sus movimientos, claro, y a pesar del ligero puchero de decepción que hice al recibir su respuesta sobre mis posibles dotes de actuación, mi rostro mantuvo la suavidad en todo momento. Quise replicarle al respecto, pero al final desistí de la idea y me mantuve escuchándolo con la atención puesta completamente en él, notando cómo poco a poco mi cuerpo se iba aflojando entre sus brazos y dejaba que me acercase más contra el suyo propio.

No me sorprendí del todo cuando sacó a colación aquel restaurante tan interesante y posteriormente me invitó a ir aquel fin de semana, pero sí que logró desconcertarme al mencionar que me serviría de regalo de cumpleaños. Pestañeé un par de veces, claramente confusa, y no fue hasta después de recibir su beso y sentir que me soltaba que finalmente reaccioné de alguna manera. Poco importó, por otro lado, porque para entonces ya se estaba dirigiendo hacia la salida del salón y no tenía mucho sentido perseguirlo por ello.

Estaba convencida de que en ningún momento le había mencionado mi cumpleaños, así que tenía que haberlo averiguado de alguna otra manera, pero lo cierto es que aunque lo hubiese hecho, que hubiese recordado aquel detalle ya significaba muchísimo para mí. La tontería me plasmó una sonrisa estúpida en los labios, y la idea de tener una cita especial con Kou aquel sábado por mi cumple me plantó un sentimiento de expectación que se mantuvo en el centro de mi pecho hasta bien entrada la noche... y parte de la mañana siguiente también.

Ni siquiera la lluvia ni las nubes lograron empañar mi ánimo, y tan contenta estaba que hasta se me ocurrió ser un extra de buena estudiante y persona, por lo que me puse a buscar entre los casilleros de tercero el correspondiente al tal Cayden para informarle de lo que habíamos decidido el día anterior y preguntarle si el papel que le había adjudicado le parecía bien o prefería cualquier otra cosa.

Me paré delante del mismo cuando lo encontré y paseé la mirada por el pasillo mientras esperaba, observando a los alumnos con una ligera sonrisa distraída.

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Yáahl heyo, tengo a riri practically bound a hacer reuniones cuando está en la escuela, pero quería postear con ella bc of reasons, so había pensado en aprovechar para hacer una reunión también ya de paso y poner a cayden al día con el proyecto uwu si no puedes por lo que sea, pues me aviento a chipe-chan y aprovecho el bug sin problema (???)