Catherine Whitman Una risa suave se le escapó de los labios cuando lo mencionó, negando con suavidad su cabeza al no sentir que era algo por lo cual ser relacionada por preocuparse, porque era normal hacerlo, ¿No? Interesarse lo suficiente en los demás para preocuparse por su bienestar y todo lo qué eso conllevaba. —Entendido, si dices que no fue nada, no lo fue, me quedo tranquila ya, muchas gracias. —Solo porque si y sin perder aquella sonrisa llevó la mano que estaba en contacto con la suya para poder conducirla a sus labios y darle un beso en el dorso de esta para luego simplemente entrelazar sus dedos y volviera a la posición que tenían antes. —¡De hechos sí! —Contestó con cierta energía aunque los nervios llegaron con la siguiente pregunta—, no, no para nada... Claro que lo recuerdo, pero no sabía si lo habías visto aquí en la escuela y...sin el traje y eso, y luego yo creí que era maquillaje pero resulta qué si eran tatuajes reales... además qué tan siquiera a mi no me dijo su nombre... Un sutil puchero de preocupación se apoderó de su rostro, inclusive apretó ligeramente el agarre en su mano. —No me olvidaría de eso...
Estuvimos a punto de internarnos en el pasillo cuando una tercera voz hizo acto de aparición, haciendo que ambos le prestásemos atención e interrumpiésemos la marcha. Para nuestra suerte, la persona no era ni más ni menos que una de las compañeras del trabajo, ¡parecía que íbamos a ahorrarnos un poco de trabajo! La chica se disculpó entonces y negué un par de veces con la cabeza, en un gesto suave. —No pasa nada, Meyer-san, tampoco nosotros nos pusimos en contacto así que no te disculpes. La aparición de la joven pareció darle un chute de energía a Jack, que salió... bueno, cojeando, hacia la posición de Shinomiya que casualmente también estaba en los casilleros y a una distancia no muy extensa. Lo recibí también con una sonrisa educada cuando se acercó, acompañando el gesto con una inclinación de cabeza, y miré a los otros dos cuando acabó por preguntar si teníamos alguna idea. >>De hecho, Atkinson-san estaba a punto de comentarme una propuesta que tenía —comenté, con el tono relajado de siempre, y centré mi atención en el nombrado para animarle a hablar—. ¿Quieres comentarla, ahora que estamos todos?
Había que admitir que quedar con Hikari un día de semana no había sido una idea digna de ninguna mente maestra. Ya bien sabía yo que el hijo de puta bebía como si fuese su último día en la tierra, pasaba que ni Dios tenía su resistencia y entre una cosa y otra había acabado con más alcohol encima del que me hubiese gustado un martes en la noche. No al nivel del sábado, que no estaba tan puto salido tampoco, pero la resaca me la cargaba de todas formas en versión ligera, tenía una sed de mierda y de vez en cuando la cabeza me arrojaba una punzada de dolor al fondo del cerebro. La conversación en sí... Dios, había sido una mierda en grandes rasgos pero digamos que me las había arreglado para enderezar las cosas. Tan siquiera para librar a Arata por haberse metido en el desastre, lo del otro idiota tendría que quedar para otro momento en que Hikari pudiera darse cuenta realmente de qué clase de perros tenía en sus filas. Quizás tocara montarnos un teatro con tal de sacar los trapos sucios y la idea no me agradaba especialmente. Aún así podía decirse que no estaba de mal humor por lo menos, es decir, seguía teniendo un montón de mierdas encima pero realmente no hubiese más que pudiese hacer por ellas. No era mago tampoco, la mayoría de las cosas se me escapaban entre las manos y ni siquiera tenía poder como algunos otros, solo dinero sucio, mis dicotomías y poco más. Al acercarme al portón principal de la academia reconocí la silueta oscura que se acercó a mí, estaba hecho una mierda y me limité a darle un trago enorme a una botella de agua que había traído de casa antes de decir nada. —Eres el ser humano más autodestructivo que he conocido en toda mi vida —solté de mala gana—. Y eso que debo lidiar conmigo mismo. —El mismo imbécil que se lió con Alisha me está sermoneando —dijo con el tono plano de casi siempre—. To be that skinny you sure have guts, butterfly. —Se ve que últimamente todos quieren echarme en cara las mismas mierdas que ellos andan haciendo, ¿verdad? Qué amables~ —Sujeté la botella por la parte de arriba y le solté un golpe en el brazo con algo más de fuerza de la que planeaba. Se encogió de hombros y siguió caminando a mi lado en lo que yo aprovechaba para beber algo más de agua y no tuvo que abrir la boca para que diera por sentado que ya tenía la información que correspondía. Podía haberle saltado un discurso digno de su propia madre sobre como era por él que tenía que andar haciendo de mediador, pero había perdido el impulso desde ayer así que se fuese a la mierda. Nos dirigimos a la fila de tercero y apenas abrir el casillero la albina me cayó encima, parecía que le habían metido pólvora en el culo por alguna razón y era raro porque en general era bastante tranquila. Me extendió un libro y un cuaderno frente al rostro. —Son mis apuntes y un resumen completo que puede servirles para el proyecto, por si me atraso con una cosa en el receso —dijo mientras con la mano libre zambullía una caja en su maletín—. ¿Hablaste con la otra chica del grupo o algo? Estos días no he estado muy pendiente de la escuela. Asentí con la cabeza, un par de metros más allá Sonnen estaba en su casillero y aún así seguía sus movimientos con la vista con la misma extrañeza que yo. >>Ah, perfecto. Gracias~ Antes de que pudiera decirle nada, la chica salió pitando hacía algún lugar de la academia y todavía acomodando cosas en el maletín. Al pasar junto a Meyer, que estaba con una muchacha de pelo azul, el gigantón y nuestro famoso príncipe francés, le dio un golpecito en el hombro, cosa de nada, y solo porque sí le puse algo de atención al intercambio del grupillo. Meyer se había limitado a regresarle el saludo a Shinomiya, esperando a que el chico alto hablara. De cualquier forma, regresé la atención a mi casillero para hacer el cambio de zapatos, con las cosas que acababa de darme Vólkov bajo el brazo. Contenido oculto Altan queda por ahí al servicio de la comunidad btw (? Podía ser que al final el almuerzo de ayer hubiese desembocado en una mierda de lo más rara, pero en sí no era que por eso lo hubiese agradecido menos ni nada del estilo. La compañía era bien recibida cuando aparecía, además el gesto de Sasha de invitarme a almorzar con ellas no perdió calidez a pesar de lo que pasó en los intermedios, así que bueno, en general me quedaba contento. Como fuese, ya mi madre se había ido de casa así que quedaba de nuevo solo hasta quién sabe cuándo. Tocaba hacer la compra, la comida para mí, limpiar la casa y todo el resto de cosas, al menos agradecía no tener mascotas porque hubiese sido más trabajo, al menos podía decirse que las galletas y los brownies de Sasha habían sido un bonito añadido. Los dulces siempre venían bien. Cuando entré a la academia claro que nunca se me pasó por la cabeza que hace unos minutos Sasha hubiese estado dándole portazos a mi casillero con tal de que el inglés amigo de Alisha dejara el culo quieto un segundo. Eran de esas mierdas de las que me perdía y ya, eran un dicha o una desgracia vete a saber, porque quién sabe si habría sido capaz de reaccionar al ver que no la dejaba tranquila. Muchas veces me preguntaba dónde coño estaba mi punto de quiebre, ya no para desconectar como había hecho ayer con la sesión de confesiones de Sakuya, sino para hacer algo por fin en vez de huir como un maldito idiota. Porque eso era lo que hacía en resumidas cuentas, huir, huir y huir. El caso fue que esta vez al abrir el casillero había otra bolsita, ya el mensaje dejaba claro su procedencia y solté un suspiro algo pesado aunque la sonrisa no la pude disimular. Fue ligera, pero bastante más genuina de lo normal. Bueno, ya tenía postre para el receso, ¿no? Siempre podía darle las gracias a Sasha en algún momento del día y también hablar un poquito con ella, que honestamente pensaba que también merecía una disculpa. Contenido oculto lo que me costó este post en su totalidad no tiene nombre llevo todo el día aquí lmao alguien que me mate
Con el trabajo escolar a la vuelta de la esquina había ido quizás un poco menos tranquila de lo normal, no en sí por que tuvieran que hacer un trabajo, porque no lo consideraba tan difícil como la parte de toda la organización que se tenía que hacer, nunca sabías realmente como eran los compañeros con los que estarías trabajando y podía simplemente ser un desastre si alguien se aferraba a alguna idea y no cooperaba o surgían las discusiones que no llevaban a ningún lado. Y un trabajo rápido terminaba convirtiéndose en algo tedioso y lento incluso cuando todos hablaban el mismo idioma y venían de donde mismo, ¿qué tan catastrófico podía ser si mezclabas tantas culturas e idiomas? Se dirigió entonces hacia los casilleros de tercero para cambiarse los zapatos, esperando ver también las caras de las dos personas que ya conocía de vista en el salón y sonrió al ver que tan siquiera reconocía aquella cabellera rojiza imposible de confundir pese a no conocerlo. —Hey teammate~ —saludó de forma tranquila recargándose sobre unos casilleros cercanos a él —, ¿te apetece que te aborde a estas horas sobre el dichoso proyecto?
Que Sonnen de toda la gente tuviese los santos huevos de sacar a relucir la estupidez que me había marcado el sábado era para mearse, sin duda, incluso cuando ya había pasado ese tren me hacía algo de gracia. Ahora tenía la información, así que estaba claro que todos éramos la misma bola de imbéciles y aunque don soberbio aquí presente se las daba de rey del mundo resultaba que era otro escarabajo del montón. Que aún así fuese el único con la capacidad de reemplazar a Yako comenzaba a ser casi un chiste, pero qué iba a saber yo cuando ya Arata había quedado marcado por poner las manos en el fuego por este estirado. Tuve que dejar las cosas de Vólkov en el casillero para acomodarme bien los zapatos y de paso vi una de las chaquetas de bordados zambullida en el fondo, estuve por sacarla pero de repente se me antojó tener decencia un día de mi vida con el uniforme así que la dejé estar. Me acordé en ese momento de que solo había hablado con Eunbi para lo del proyecto, debía haber buscado a White en el receso de ayer, pero preferí comer, echarme otra siesta e ir a mi bola básicamente así que ahora tenía que ver de organizar eso. Y dale con la organización, pero bien que me clavaba unas cagadas que luego ni el diablo me iba a creer que me gustaba tener todo bien ordenadito por categorías. Estaba por tomar las cosas de la albina para cerrar la puerta del casillero cuando escuché que alguien se dirigía a mí, la había notado con el rabillo del ojo desde antes pero imaginé que iba a seguir directo o lo que fuese. Además si no las miraba directamente, bueno, nadie podía culparme por no distinguir a una rubia de la otra como no distinguía a medio Japón. Giré el rostro en dirección de la chica solo para darme cuenta que era en la que acababa de estar pensado. Ya no se moría este año, tremendo timing. Kinda creepy tho. —Heyo. —Le regresé el saludo en lo que estiraba la mano para alcanzar el libro y el cuaderno de la albina—. De hecho estaba pensando en que tenía que buscarte para organizarnos. Alcé ambas cosas apenas para que ella les echara un vistazo. —Vólkov acaba de darme sus apuntes y no sé qué, al parecer por si se atrasa con un cosa en el receso. —Aproveché para cerrar el casillero con la mano libre y apoyar el cuerpo en el metal después—. Con la otra chica, Eunbi, hablé el lunes. Solo faltabas tú pero entre una cosa y otra lo retrasé mucho, así que ahora tenemos tiempo contado. Sorry~ La ventaja es que la chica no parecía molesta ya de por sí, pero uno preparaba la cara de borrego a medio morir por si acaso de todas formas.
Bostecé de nuevo en cuanto alcanzamos los casilleros, frotándome un ojo con el nudillo del dedo índice. A veces me preguntaba cómo rayos sobrevivía a los días con la cantidad de cosas que me echaba encima y que me acababan quitando el sueño de una manera u otra, pero supongo que con el tiempo el cuerpo se acostumbraba a lo que le dabas. La cuestión es que me quedé hasta tarde preparando el regalo para Joey cómo le había prometido que haría, aunque ahora de repente me daba un poco de vergüenza y quizás acabase buscándolo solo después de clases para poder huir inmediatamente después o algo; además de que seguro que estaría ocupado en el receso y yo tenía que ocupar el mío con el proyecto. Que hablando del proyecto, también me quedé hasta tarde porque me sentí culpable de no haber buscado a mis compañeros hacia el momento y me puse a recopilar toda clase de información para estar preparada y no hacerles gastar más tiempo por mi irresponsabilidad. Pero, dentro de todo lo malo, lo cierto era que había podido comprobar que el plan de Anna había salido bien y eso me alivió lo suficiente como para que todo lo demás no tuviese tanta importancia. Guardé mis cosas en el casillero, me despedí de Kashya y me dirigí hacia la taquilla de Dante, moviendo el maletín de lado a lado mientras miraba alrededor para ver si lo pillaba con la mirada antes de que llegase y así poder llamar su atención o algo. Al menos agradecía tenerlo a él en el grupo, porque lo conocía, y eso me tranquilizaba un poco en cuanto a la posibilidad de que se hubiesen enfadado conmigo por andar desaparecida. Contenido oculto Nekita holi, ¿un Dante para llevar? uwu
Ya podía agregar a su lista que la última compañera que le faltaba por reconocer era aquella albina que había visto alejarse cuando ella llegó a los casilleros y bueno, si no recordaba mal, tampoco es que hubiera muchos albinas en su salón de clase así que podía casi asegurar que cuando estuvieran todos de vuelta en el aula, iba a poder grabarse como mínimo su rostro y así tener una imagen completa. —Entonces vengo en el momento perfecto para ahorrarte algo de búsqueda~ —Aunque realmente no hubiera tenido que hacer nada, nos íbamos a ver en el salón sí o sí, pero agregar algo de dramatismo nunca estaba mal para no hacer las cosas tan aburridas. Cuando mostró lo que traía entre sus manos lo observó con algo de curiosidad, si ya tenían fuente de información entonces no iban a tener que buscar nada extra, ¿no? Un muy buen aporte~ —Eso está perfecto entonces, podemos trabajar sobre algo que nos llame la atención de sus apuntes y hacernos la vida más fácil, en cuanto a lo otro no te preocupes, no es como si yo los hubiese buscado también o algo similar a eso porque aunque sea para mañana no es que sea mucho trabajo entre tantas personas, así que tenemos tiempo suficiente~ Sonrió de forma tranquila, si antes se había preocupado pero veía que ya había algo de organización no debía de haber problema. —Acabaremos a tiempo y seguro hasta nos sobra tiempo del receso. Cuando bajó del auto se dirigió a los casilleros de forma algo perezosa, si bien al regresar a casa ya era capaz de no estar encerrado en su cuarto, el silencio seguía reinando en esos momentos de convivencia... naturales que debían tener como lo era comer juntos porque él no podía decir alguna palabra y estaba seguro que su padre tampoco tenía interés alguno de hablar de cosas cuando tenía cosas más importantes que hacer y tratar. Así que tan solo le quedaba suponer que conforme pasaran los días, una parte terminaría cediendo y volverían a encarrilarse a lo mismo de siempre. Pero a veces la rutina era mejor que cualquier otra cosa. En su camino a los casilleros, reconocer a Emily hizo que su expresión cambiara de forma rápida, mostrando una sonrisa algo más tranquila aunque todo lo hablado con Catherine el día anterior sonara en su cabeza y aunque le hubiera dicho que no tenía nada que preocuparse, lo hacía un poco y era mejor aclararlo de una vez por todas. —Emily, buenos días~ —Saludó una vez que llegó a su lado, optando por no cambiarse los zapatos de forma inmediata —, ¿te molesta si te robo algo de tiempo?
Dante no tardó mucho en aparecer y lo recibí con una sonrisa emocionada, llevándome el maletín tras la espalda mientras me giraba para mirarlo mejor. Tuve intenciones de hablar primero, pero su voz acabó ganando a la mía así que acabé callándome para prestarle toda mi atención. Abrí un poco los ojos por la impresión y negué rápidamente con la cabeza cuando terminó de hablar. —¡Para nada! —exclamé rápidamente, acompañando las palabras con un gesto de mano—. De hecho te estaba esperando para hablar del proyecto... —no pude evitar bajar un poco el tono de voz al decir aquello, porque me daba un poquito de vergüenza el asunto—. ¡Pero tú primero! ¿Qué sucede?
Sonrió un poco más cuando parecía que ambos estaban hablando del mismo tema en cuestión, así ya no iba a tener que ver como introducía el tema sin sentir que estaba haciendo algo de presión sobre el tema —Que curioso, yo te estaba buscando por el mismo tema —confesó finalmente tratando de que no sonara como algo demasiado importante para que no creyera que iba a decir algo al respecto —. Ayer durante el receso Catherine estuvo conmigo para tratar de improvisar algo, le dije algunas propuestas que parecían interesantes dentro de lo que cabe en la materia que nos tocó y terminó sugiriendo algo de un fenómeno climático algo extraño, "la nieve rosa", no se si te suene. O quizás la palabra era curioso, a fin de cuentas, no veías la nieve de otros colores de forma natural. —Yo personalmente no me di cuenta cuando saliste del salón y al parecer Catherine no quería interrumpir tu almuerzo así que traté de ayudarla lo más posible en su idea pero, ambos acordamos en que si tu tenías algún tema más interesante podíamos realizar el tuyo con los tres juntos, como equipo...
Le dediqué una sonrisa ligera al escuchar su comentario de que me había ahorrado la búsqueda y asentí con la cabeza incluso si ambos sabíamos que nos veríamos la cara en el salón. Por otra parte me alegraba que el grupo de trabajo no hubiese resultado ser una desgracia en todas las de la ley, las tres chicas parecían lo suficientemente centradas para no convertirlo en una pesadilla y benditos nosotros de habernos librado de Tolvaj u otros que seguramente acabaran por ser un incordio o un lastre directamente. Por otro lado, sí que Vólkov nos había salvado el culo incluso cuando era claro que estaba ocupada en algo más que en el proyecto como tal, porque con la medio resaca que tenía encima no creía que me diese mucho el cerebro para nada. De todas formas empezaba a hacerme una idea de la forma de ser de la chica, ya solo con verla haciendo todo alrededor de los demás sin detenerse un segundo en ella misma y aunque pareciera introvertida hasta decir basta, era posible que no se diera cuenta de lo activa que era realmente. Abrí el cuaderno de la chica para echarle un ojo y no me sorprendió en lo más mínimo lo increíblemente ordenado que estaba, además su letra era de lo más clarita. No, es que así hasta que daba gusto trabajar. Volví a cerrarlo cuando escuché que White hablaba de nuevo. —Supongo que tienes razón —respondí a lo de que era un trabajo relativamente corto, porque yo era el único intenso, pero es que vamos, si solo tenía una neurona y no la usaba para organizar lo que debía pues no iba a llegar a ninguna parte—. Seguro podemos hacerlo mientras almorzamos y tal, nada del otro mundo. Me encajé las cosas bajo el brazo otra vez aprovechando para volver a alcanzar la botella de agua y beberme lo que quedaba. —Cuando empiece el receso hablamos con Eunbi y ya ustedes me dicen dónde les gustaría ir para terminar esto o si nos quedamos en la clase, ¿qué tal?
¿Acababa de tranquilizar a Cathy? Vaya. Era curioso, digamos, haberle hecho bien a alguien sin pretenderlo en ningún momento, así como la idea de haberla preocupado con mi ida tan repentina de la fiesta. No se me había ocurrido en ningún momento, ¿verdad? Era lo de siempre, no analizaba el impacto de mis acciones en los demás. En Kohaku, a lo sumo, además de Hanabi y mamá. No mucho más. Y de haberlo considerado, ¿habría tenido la decencia de contactarla para ver cómo estaba? La verdad, no tenía idea. A duras penas sabía lo que me apetecería dentro de un par de horas. Seguí sus movimientos en silencio, tomando aire, y lo liberé lentamente al detallar cómo depositaba un beso en mi mano. Luego entrelazó sus dedos con los míos, fue suave y correspondí sin dudarlo. ¿Había creído que los tatuajes del chico eran falsos? Sonreí con ternura y, por qué no, algo de condescendencia, y el puchero que me concedió me instó a suavizar el semblante. Volví a repasar su cabello con la mano libre, llevé los dedos a su cuello y me incliné para dejarle otro beso en los labios. Ligero, también, de nada. Busqué sus ojos apenas separarme. —Descuida, igual te lo recuerdo las veces que hagan falta —susurré, irguiéndome luego para señalarle el pasillo con la cabeza—. ¿Vamos? Te acompaño a tu clase~ Contenido oculto perdón la tardanza y lo feo del post, bby, not in my best days adjsakda Luego de asegurarme de que Kou recibiera mi nota me desvié a la línea de segundo, para cambiarme los zapatos y tal. Llevaba encima una seriedad prácticamente absoluta, no de mala hostia ni nada, era más bien concentración. Era muy probable que no lograra engañar a nadie mucho tiempo con lo de fingir mantenerme al margen de la situación, pero el tiempo que lograra comprar me bastaba para, como mínimo, quitarme un par de dudas. Hablar con ciertas personas y tal. Kohaku me había ayudado bastante, seguramente contra su voluntad, ahora quedaba el Krait y, bueno, Shinomiya. Era extraño, un poco de repente me había dado cuenta que, si me daba la gana, tenía los contactos para escarbar hasta donde me saliera del culo. Y si me esforzaba un poquito más, quizá los peones también. Cuando me había dispuesto a salir de los casilleros me pareció reconocer la voz de Altan a mis espaldas, por un segundo pensé que eran delirios míos pero de todas formas lo comprobé. Venga, si no me habría pegado un radar o algo ya. Estaba conversando con Dunn y no mucho después de que se separaran decidí acercarme. Jez también andaba por ahí pero se fue antes de que pudiera interceptarla, saludarla o lo que fuera. ¿Y esa energía? Me detuve junto a Altan, relajando el semblante como si nada, y le dediqué una sonrisa suave. —Hola, Al. ¿Cómo va? ¿El alma te duele un poquito menos hoy? Contenido oculto Yáahl no tardará mucho dw, sólo quiere saber cómo se siente y tal
Parecía que ya directamente cualquier cabrón disfrutaba de cagarme el buen humor, de verdad, es que parecía hasta que lo hacían a posta. El golpe de Arata me lo tenía merecido, eso lo sabía, más bien se había tardado, el resto del asunto aunque necesario hubiera preferido ignorarlo al menos un día más. Nos quitábamos a un salido de encima para que apareciera otro de la nada, era como si los hijos de puta se reprodujeran como conejos a una velocidad ridícula o que salieran desde debajo de las piedras como gusanos. En sí no tenía nada más de información, solo que el cabrón existía y ya, la bomba de datos… El que sostenía de repente un montón de hilos negros como el puto vantablack, era Dunn y no lo sabía. Era una suerte de presa o un muro de contención. Cuando se destapara la mierda, si es que se destapaba, ni idea de si debería agradecerle o cagarme en sus muertos por haber mantenido el hocico cerrado a cal y canto como le mandaron a hacer. A veces tener información solo servía para picar olas y joder todo, era un arma de doble filo después de todo, así que evitar soltar algunas cosas podía ser medianamente inteligente. En fin, cuando acababa de fumarme el segundo cigarro vi a la mariposita aparecer y aproveché para entrar a la academia por fin. Claro que echarle en cara una mierda que yo también había hecho no era una jugada inteligente, pero las oportunidades había que tomarlas y ya. Además, como sabía que realmente este crío no se me iba a ir encima de no ser que le ofendiera, no sé, a su madre y aún si lo hacía bastaba una hostia para mandarlo a negro pues lo piqué un poco. Jez lo interceptó como una puta tromba, le dio unas cosas y se perdió dentro de la academia luego de darle un toque a Meyer en el hombro, que para variar estaba con un grupo de gente que incluía al famoso lobito en cuestión… El jodido niño pijo que había visto hace días ya. El que apestaba. No, si había que verme nada más, parecía un puto sabueso y todo. De todas formas nada que hacerle, lo dejé correr sin más e hice el cambio de zapatos en cámara lenta, seguía sintiéndome como un viejo si debía ser honesto y me jodía un poco. Igual tenía que pasar ya una cagada de dimensiones colosales para quitarme del todo la tranquilidad que me había quedado en el cuerpo luego del almuerzo con Anna, los cupones y todo lo demás. Ni la regañina de mi madre fue capaz de sacármela de encima, así que las desgracias que nos llovían iban a tener que esforzarse un poco más. Muy imbécil había que estar para que se me quitara la chispa de alegría que me había colado en el cuerpo al decirme que también me adoraba. Encima la tonta había preguntado que si el almuerzo estaba rico, si lo había traído para mí cómo no iba a estarlo. Como invocada por mis pensamientos, que solo seguían dejando claro que estaba colado como un imbécil, me di cuenta que aparecida de quién sabe dónde Anna se detuvo a mi lado y me sonrió. Le regresé el gesto, total no sabía hacer otra cosa, y asentí con la cabeza. —Estoy bien, bueno, tú me entiendes mejor y eso. —Eché parte del peso contra el casillero ya cerrado—. ¿Y tú? ¿Mejor luego de que casi te provoco un colapso por estrés? Me acordé de algo de repente, alcancé a escarbar en uno de los espacios de la mochila para al final sacar una caja pequeña y estirar la mano hacia ella, instándola a tomarla. No era nada del otro mundo realmente, seis daifuku de fresa y ya, pero había sentido el impulso de la nada así que le había pedido al que me traía en el coche que se detuviera para poder comprarlos. Debía insistir, estaba hecho un idiota. Contenido oculto la manera en que me toretticé no es normal sorry por el tocho alv
Luego de recibir su sonrisa me permití unos segundos para recorrerlo con la vista, como si tuviera rayos X en los ojos y pudiera sacarle radiografía para comprobar su estado físico, pero bueno. Tendría que conformarme con lo que me decía, que deshonesto no me resultó. Vete a saber si sabía ya leerlo o no, en general siempre había sido de las estúpidas que lo obvio les pasa por adelante y ellas siguen a lo suyo. En definitiva, sólo me quedaba confiar. Era perfectamente consciente de que Kou seguía ahí, molestándome como una avispa con su mera presencia, y a una parte de mí no le gustaba del todo la idea de que me viera hablando con Al. Qué sé yo, como si él sí tuviera rayos X en los ojos y pudiera leerme los pensamientos. Medio brujo siempre había sido el cabrón, y quizá fueran ideas mías pero por un segundo sentí su atención puesta en nosotros. Fue apenas un instante, pero en fin. Nada que hacerle. Pensaría que era la perra de otro y ya. Solté el aire por la nariz en una especie de risa floja al recibir la respuesta de Al y me encogí de hombros. Había colado las manos en los bolsillos del blazer y di un giro completo sobre uno de mis talones, lento y estable. —Como nueva~ Me quedé esperando cuando Al se puso a escarbar entre sus cosas, con las cejas ligeramente alzadas de pura curiosidad. No había pensado ni por un segundo que fuera algo para mí, y alterné la mirada entre la cajita y sus ojos al extenderla. No tardé nada en aceptarla, obvio, era una señorita muy simple, y mi rostro se iluminó por completo al levantar la tapa. —¡Daifukus! —celebré, con la emoción repentina de una cría, y tardé la modesta suma de cero segundos en llevarme uno a la boca. Estaban buenísimos, suavecitos y con una fresa adentro. O media fresa, qué sé yo. Miré a Al, pasando el daifuku, y recogí otro para acercarlo a su boca. ¿Que si me iba a montar el numerito en medio de los casilleros? Pero por supuesto. Visto estaba ya en la sonrisa divertida que tenía pegada al rostro, mezcla de emoción y picardía. Ni convaleciente iba a tenerle piedad, ¿verdad? —Están buenísimos, anda, prueba uno~ Bueno, mejor que se fuera acostumbrando.
Me asomé por una esquina de los casilleros tratando de no ser vista por alguna razón, dejando que mi largo cabello rubio me delatase por completo igual, observando de forma muy intensa la puerta por la que muchos alumnos habían pasado ya, algunos de ellos mirándome de forma rara, pero no a quien yo buscaba. Arrugué el ceño mientras sacaba mi teléfono y me di la vuelta caminando hacia cualquier lugar cercano, comenzando a dar vueltas mientras hacía algo de tiempo. Haru no respondía a ninguno de mis mensajes, y no era algo a lo que no estuviese acostumbrada, pero eso no evitaba que me sintiese algo frustrada. ¡Y molesta! Cómo se atrevía a no dejarme visitar a Kiro. ¡Era injusto, ese gato técnicamente era de ambos, tenía derecho de verlo! Pero por más que se lo hubiese pedido se negaba a dejarme ir a su apartamento, e incluso trató de despistarme del tema llevándome por la ciudad e invitándome a un helado. ¡Cosa que logró, lo admito! Pero eso no iba a evitar que organizara algún plan para seguirlo sin que se diese cuenta y tomarlo desprevenido en la puerta de su casa. Seguro así no se negaba. Aunque era tan ingenua que no me planteaba en ningún momento que mi gran plan iba a servir más bien poco con él. Pero tan metida estaba en mis pensamientos que acabé distrayéndome del todo de la realidad, tropezando con mi propio pie. Logré mantener el equilibrio como una gran campeona, hasta que se me resbaló el teléfono de las manos e hice maniobras para cogerlo, cayendo estrepitosamente al suelo. Solté un quejido de dolor por el golpe, pero rápidamente me incorporé para saber el estado de mi móvil, aliviándome al instante al no ver ni un rasguño. Sabía perfectamente que podía permitirme arreglar cualquier problema que tuviese o incluso comprarme uno nuevo, pero ese era muy especial para mí. Sentí voces hablándome, preguntándome si estaba bien o si me había hecho daño, y un ligero sonrojo asomó a mi rostro cuando me di cuenta de las miradas que me observaban sentada en el suelo. Odiaba llamar la atención, y mucho más si era siendo tan torpe como aquella caída tan tonta. Me levanté con la cabeza agachada de la vergüenza, y sentí un pinchazo en mi rodilla derecha. Dolía solo un poquito, creí que era normal después de semejante golpe, pero me di cuenta que más que eso era un rasponazo. Una herida superficial y ya. —Rayos… Con un suspiro abrí de nuevo mi chat con Haru, todavía no tenía noticias de él, me dejaba algo intranquila pero confiaba en él. No quería preocuparle, pero tenía que avisarle por si llegaba mientras yo no estaba en los casilleros. Haruuuu me hice pupitaaaaa ¡Me caí y pasé mucha vergüenza! Iré a la enfermería a limpiarme la herida como buena chica Espero que vengas a recogerme cual príncipe y me cargues Sonreí ante el pensamiento de obligarlo a pasar vergüenza conmigo, llamar la atención si era con él tampoco era taaaan mala idea, podría pasarlo bien a su costa por un ratito. Aunque a lo mejor eso hacía que le llegase a dar un patatús, y eso sí que no molaba. Diablos, ya no éramos niños pequeños, no debía hacerle esas cosas. Recuerda Aya, debes de cuidarlo y apoyarlo. Es broma, pero sí quiero que me mimes ¿Vendrás? —Más te vale hacerlo, idiota… ¿cómo voy a comerme yo sola este bento? Contenido oculto Gigi Blanche hola I love you, no te etiqueto para que postees ni nada, todo lo contrario, quiero que sepas que it's ok bc sé que andas con tus cosas y espero este post no te haga sentir presionada que no es lo que quiero, así que no pienses en otro post ni te cargues de cosas si no es lo que quieres vale? <3 yo igual ando super busy con la mudanza así que aprovecho para hacer que Aya y Daichi se conozcan (??? Anyway sorry por la biblia espero se me haya entendido I love u lotssss
En sí el dolor de las magulladuras y ese tipo de cosas se estaba comenzando a desvanecer de forma gradual, así que si ya lo ignoraba antes ahora más, lo mismo con los músculos que tenía resentidos en general. Lo que me jodía era la puta costilla y un poco los nudillos de la mano, que me sorprendía no habérmelos cagado yo mismo con como me había ceñido con el cabrón antes de que apareciera su cuadrilla. Así que no había mentira alguna en lo que le había dicho a Anna, aunque entendía que quisiera sacarme radiografía aún así, como para asegurarse. Todo lo que hice fue ampliar apenas un poco más la sonrisa, como para decirle que se estuviese tranquila. Tampoco me gustaba especialmente la idea de que el niño pijo por excelencia estuviese presente, porque ya bien visto estaba lo que pasaba cuando a estos hijos de puta se les volaba la cabeza y querían mandar mensajitos con terceros, en vez de hacerlo directamente con la gente que concernía. De hecho me picaron las manos de repente, por no sé, aflojarme yo solo los cables e írmele encima así sin razón real, fue una mierda rarísima y me forcé a contenerla. Todo lo que hice fue sacudir la mano derecha como si me hubiese caminado encima un bicho y seguir en mis asuntos. Anna dio un giro en su espacio para responderme y se me aflojó una risa baja, cosa de nada. —Me alegro, An. Sentí su mirada encima mientras buscaba la caja con los dulces y cuando se la extendí, al verla intercambiar la vista entre la caja y yo entendí que no esperaba que fuese nada para ella, pero allí estaba y claramente no tardó en aceptarla. Se ilusionó como una cría y la sonrisa se me amplió al verla llevarse uno a la boca al segundo cero, era una tontería pero verla así de contenta por algo que le había traído era agradable. De hecho casi me contagió la alegría y acabé por olvidarme del resto de mierdas un segundo. Aún así alcé las cejas cuando se hizo con otro de los dulces para acercármelo, que a ver, ya sabía que Anna le encantaba montarse el espectáculo así de la putísima nada, pero eran las ocho de la mañana, seguía medicado y, de nuevo, no me había montado esos teatros en la escuela en mi puta vida. Ahora pasaba que no podía importarme menos, de por sí el otro día la había llevado en la espalda por todo el puto edificio hasta la enfermería y hasta Sasha se había comido el show, ¿qué más daba? Con la calidez que la tonta me transmitía. Terminé por aceptar el aparente orden natural de las cosas, así que me incliné apenas lo suficiente para abrir la boca y hacerme con el daifuku. La verdad era que sí estaban buenos. —Están ricos —confirmé luego de pasarlo—. Y eso que ni puse atención dónde los compré~ Pura mierda, cuando se me ocurrió no me había detenido de casualidad en la tienda cercana al Hibiya.
Realmente no me sorprendió el hecho de que me estuviese buscando por el mismo motivo que yo, siendo que estábamos a un día de la entrega y sabiendo que a Dante le importaban mínimamente sus estudios como para querer entregar un trabajo bien hecho y en horario. Escuché su explicación con toda la atención del mundo, ladeando la cabeza cuando nombró el fenómeno que la otra chica parecía haber propuesto, y negué ligeramente con la misma cuando terminó de hablar, mostrándole una sonrisa suave después. —La nieve rosa... tiene que ver con un alga, ¿cierto? ¡Me parece un buen tema! Tampoco era cómo si pudiese aparecerme después de no haberme puesto en contacto con ellos y cambiar lo que ya hubiesen trabajado, ¿qué clase de persona haría eso? Bueno, ahora que había salido de mi zona de confort seguramente podría nombrar un par de personas que podrían hacer eso, ¡pero el punto era que a mí ni de lejos se me ocurriría! >>¿Habéis buscado información de eso? Podéis darme lo que tengáis y yo me encargo de darle el toque final, ¡ya habéis hecho mucho sin mí de todas formas! Sería injusto de otra manera. ¿Qué te parece?
Contenido oculto Obviamente no noté el movimiento de Altan y mucho menos lo asocié a nada que tuviera que ver con Shinomiya. Me mantenía ignorante de muchísimas mierdas y en lo que a mí concernía, la presencia de Kou en el Sakura sólo significaba un problema personal para el jodido pasado que intentaba dejar atrás. No tenía idea de la mierda de Kohaku y la forma en que ese único conflicto había disparado muchísimos hilos en todas direcciones, más de los que podía contar y de los que definitivamente me gustaría que hubiera. Yo estaba ahí, enredada en la telaraña, y ni siquiera lo sabía. De hecho, que lo supiera Dunn y no yo era para mearme de risa o partirle la cara a alguien. Quizá las dos. Pero la ignorancia a veces era felicidad, de modo que ahí íbamos. Altan alzó las cejas al adivinar mis intenciones, sabía que su cerebrito de niño genio me seguiría el ritmo sin problema aún adormecido, y por el rostro me corrió una satisfacción estúpida al verlo separar los labios y hacerse con el daifuku. Quizá debería haberme contenido un poco, con la forma en que ladeé apenas la cabeza y entorné la mirada, pero ¿cuándo había tenido autocontrol? Regresé el brazo a mi espacio y cerré la cajita de los daifuku suavemente mientras Altan comía el pastelillo. Regresé a sus ojos al notar que lo pasaba y asentí, emocionada, cuando confirmó mi opinión. A lo otro solté una risa floja y me guardé la caja en la mochila, trayéndola al frente un par de segundos. —Sí, sí, claro. —Acomodé mis cosas, me acerqué a él y afirmé ambas manos a las solapas de su blazer para ponerme de puntillas y también instarlo a agacharse un poco, puto armario empotrado—. Sólo para la próxima, mis favoritos son los de durazno~ Hablé cerca de su oído por la pura gracia de seguir molestándolo, le planté un beso ligero en la mejilla y me hice con su mano para arrastrarlo hacia las escaleras, a paso liviano. Iba prácticamente de saltito en saltito, murmurando una canción que tenía en la cabeza. —Let's fall in love for the night and forget in the morning, play me a song that you like, you can bet I'll know every line. —Lo miré por sobre el hombro, la sonrisa se me coló en la voz y eché la cabeza hacia atrás un momento antes de volver la vista al frente—. I'm the girl that your girl hoped that you would avoid, don't waste your eyes on jealous girls, fuck that noise~ ¿Había cambiado la letra? Y sí, no tenía sentido de otra manera. Me valí de su mano para girar sobre mi eje, detenerme frente a él y echarle algo de mi peso encima, manteniendo el suspenso hasta soltar la última frase de la estrofa. Sonreí ampliamente, tanto que se me achinaron los ojos. —I know better than to call you mine. Lo miré un segundo, fue el preludio de la última tontería que haría, y di un saltito para alcanzar a plantarle un beso en los labios. Me separé entonces, riéndome, y a una distancia prudencial extendí mi mano hacia él. —Ya, juro que no molesto más. ¿Vamos, cariño?
Bueno, al fin estábamos todos reunidos. No sabía por qué, pero sentía que era todo un logro. Asentí cuando Alethea le indicó a Kou que era yo el que traía las ideas raras, con una sonrisa. Vaya, Atkinson-san. Sonaba muy raro. Como super formal. Más formal que si me llamaran solamente por el apellido. Usualmente, solo algunos adultos me llamaban por el apellido, por lo que alguien de mi edad lo hiciera sonaba... raro. — Por favor, puedes decirme Jack nomás —comenté, sonriendo suavemente, y luego posé mi mirada en cada uno.— Bueno, ahora a lo que me compete, que si no, los tengo aquí con la intriga y haciéndoles perder tiempo. Todos saben del proyecto y yala yala. No sé cuanto habrán avanzado anteriormente, si es que han avanzado algo siquiera, pero lo que me proponía era simplemente que nos reunamos todos después de clase, en la casa de alguno, para poder terminarlo todos juntos. La biblioteca fue lo primero que se me ocurrió, pero conociéndome, no sería una muy buena idea. >> Además... —agregué, con un poco de vergüenza tiñendo mis mejillas.— No tengo idea de como escribir en japonés. "Kanji", creo que se llamaban, ¿no? Y bueno, estaría bueno que alguno me ayudara con eso. De paso aprendo un poco, y nos amigamos un poco más. ¿Qué les parece? Contemplé a todos los miembros de mi grupo. De todos, yo parecía el único que se despertaba todos los días enchufado a 220. De hecho, Kou parecía que tenía muchas ganas de meter un tenedor en un enchufe a 220, la verdad. Era temprano, sí, y suponía que apareciera de pronto un desconocido y soltara todo lo que yo solía soltar era demasiado. Al menos había tenido la buena decencia de no mandarme a la mierda, y acercarse. Considerándolo bien, parecía que mi mejor aliada para la idea era Alethea. Le dediqué una sonrisa algo esperanzadora, para tener más adeptos. De verdad que necesitaba ayuda. Además, trabajar en grupo siempre me ayudó a concentrarme, con lo culo inquieto que era.
Esperaba que realmente sus comentarios hubieran servido para que Cayden como mínimo se quitara la sensación que tenían un tiempo muy corto para hacer el trabajo en cuestión al ver que había más personas allí que podían absorber pequeñas cargas de responsabilidades que hacían que todo fluyera de manera muy rápida, más cuando todos estaban dispuestos. —Claro que la tengo —comentó bromeando —, no será la gran cosa de tarea pero tenemos un equipo y aparentemente uno interesado en el proyecto, lo haremos bien~ —Estaba poniendo demasiada confianza en personas que no conocía pero tenía tan solo un detalle de ellas que la hacía creer que pudiera decir eso de esa forma —. Para mi sería mejor quedarnos en el salón pero ya veremos que dicen las demás para no aprovechar bien el tiempo del receso, pero es una buena idea, con eso...tenemos todo cubierto, ¿no? Ya no queda nada pendiente. Si era así, podía ponerse en marcha. Abrió sus ojos un poco sorprendido cuando en efecto sabía del tema, ¿sería él entonces el único que jamás le había sonado nada de eso? Quizás realmente no le parecía tan interesante el tema del clima como para estar informado de esas cosas —Contigo ayer las cosas habrían fluido mejor entonces... creo que la mitad del tiempo se fue en ella explicándome sobre todo el tema antes de decidir que pudiera ser lo mejor para escribir.—Confesó apenado, pero a decir verdad había sido bastante amable explicándole todo lo que ella había escuchado ella en los medios o visto en sus redes como cosas curiosas. —Oh, claro... no completamos el número de palabras porque creo que hubo algunas distracciones —Conversaciones que siguió con facilidad sin darse cuenta que se desviaban del trabajo en cuestión estando realmente cerca de terminar y luego que Catherine aprovechara que tomó el control de la hoja de su libreta para comenzar a hacer garabatos —, creo que injusto fue no haberte buscado inclusive aunque implicara causarte algo de molestia por tener ya planes, en serio disculpa, no he prestado demasiada atención a todo en general, pero estoy seguro que realmente el trabajo será mucho mejor ahora que pasará por tus manos. —Sonrió algo más animado, seguro de sus palabras, Emily le parecía una buena estudiante y estaba seguro que cualquier cosa que les hubiese faltado podría complementarlo y como ella dijo darle el toque final que seguro hacía todo mejor. Buscó entonces en su maletín aquella hoja suelta y se lo entregó —Ignora las decoraciones si distraen mucho...
Era de las pocas veces en que me permitía solo desconectar, que si había mierdas con las que lidiar y demás pues que esperaran, que quedaran para después a alguna otra hora del día o de la semana. Ya muchos desastres habíamos tenido encima como para seguir apilando a conciencia, así que todo se podía archivar para volver a ello cuando fuese necesario. La satisfacción que le pasó a Anna por la cara al verme seguirle el numerito casi me hace soltar la risa, es que la cabrona ni lo disimuló, ladeó la cabeza y entornó la mirada así nada más. Me limité a negar suavemente con la cabeza, incrédulo, mientras me bajaba el dulce y pues qué más iba hacer que dejarla estar. Claro que cuando me di cuenta la tenía encima prácticamente, me sujetó de las solapas del blazer y al hacerme agacharme me habló casi en el oído, lanzándome algo de estática por el cuerpo. —Anotado —respondí a lo de que sus favoritos eran los de durazno. La tonta me había dejado un beso en la mejilla y pronto me sujetó la mano para arrastrarme consigo, iba casi como una cría dando saltitos y se me formó una sonrisa de lo más estúpida en los labios al escucharla comenzar a cantar. De nuevo, su alegría se proyectaba a mí y el fuego prestado repiqueteaba allí, en lo profundo del océano, iluminando el fondo, las rocas y las algas oscuras. Básicamente me usó de ancla para girar sobre su eje antes de írseme encima otra vez y sonrió tan amplio que terminó por conseguir arrancarme una risa cristalina, casi infantil, que se me quedó pegada en toda la cara cuando soltó la última línea, así que cuando dio el salto para dejarme el beso en los labios en resumidas cuentas se comió toda la sonrisa. Se separó y estiró la mano hacia mí, así que caminé hasta alcanzarla, tomar su mano y entrelazar los dedos con los suyos pues porque quise en resumidas cuentas. La detuve un instante, solo para sujetarle el rostro con la mano libre y estamparle otro beso. —Ya, listo. Ahora sí podemos seguir —murmuré en lo que le regresaba su espacio y comenzaba a caminar todavía sin soltarle la mano. La otra soltó que claro que tenía razón así nada más, consiguió sacarme una risa floja y seguí prestándole atención en el resto de cosas. Era básicamente lo que acababa de pensar, que tan siquiera el grupo no era una desgracia, así que podíamos hacer el bendito trabajo en unos minutos y luego desentendernos como campeones de él para seguir con nuestras cosas. Claro que White parecía estarle poniendo demasiada confianza a un grupo de desconocidos y a mí que no era ningún genio. Aunque al final la escuela se basaba en organizar así que colaba. —Creo que no, eso sería todo —confirmé ajustándome la mochila en el hombro y le dediqué otra sonrisa—. Nos vemos arriba. Me despedí con un movimiento de mano antes de comenzar a caminar a dirección a una de las expendedoras de abajo, me compré una lata de soda y mientras la abría caí en cuenta que no le había visto las narices a Ko en los casilleros. Puntos para mi paranoia, que no pudo solo pensar que estaba atrasado o habría llegado antes o cualquier cosa, porque pasé directo a que debía haber faltado y vete a saber tú por qué. Solté el aire con algo de fuerza, bebí otro par de tragos y me dispuse a subir, que la verdad era que ya no tenía mayor cosa que hacer. Claro que no sabía que en el salón la puta loca de Tolvaj me estaba subastando como si fuese una res.