En serio, las orejas deberían picarme de lo que llevaban hablando de mí desde ayer. Nada que pudiera saber, claro, tampoco era un brujo ni nada, pero de haberlo considerado probablemente habría sentido una satisfacción estúpida, nacida del más puro y crudo ego. ¿Temer? ¿Para qué? No era como si pudieran tocarme. No sin desatar una puta guerra entre demonios, quiero decir. Estaba al tanto de mis privilegios, demasiado para el bien de los demás, y no reparaba en explotarlos como me diera la gana. Venía en el paquete, suponía, de haberle vendido el alma al diablo. O que la hubieran vendido por mí, vete a saber. ¿Había tenido opción en algún momento? No estaba seguro. Cuando iba llegando a la línea de tercero noté unas cuantas caras conocidas, pero nada que me interesara en lo más mínimo. Ri-chan andaba como una perra en celo por aquí, Pierce andaba echando humo por allá, sumados a unos cuantos idiotas que difícilmente escapaban a la marea de rostros. Lo que no me había esperado, claro, era que Hiradaira me rebasara de repente. Me quedé quieto un instante, la chica encontró mis ojos de soslayo y siguió su camino como si nada. Ese había sido un movimiento bastante ninja. Hundí la mano en el bolsillo del blazer, rozando la textura de un papel, y lo saqué un par de segundos después, reiniciando la caminata. El mensaje era breve y conciso. Y sonreí. Vaya, vaya. Tracé el camino hacia mi casillero en automático, si total ya me lo sabía de memoria. Lo que no esperaba, claro, era que hubiera un idiota literalmente encima de mi locker. Suspiré apenas, regresando el papelito a mi bolsillo, y lo vi de arriba abajo por la pura manía de escanear a las personas. Tenía pinta de haber sido sacado de una peli de peleas callejeras. —Disculpa —llamé su atención con voz suave, sin sonreír ni nada—. Estás en medio.
En sí a este tipo de cabronas poco o nada les interesaba que uno se diese cuenta del teatro en tanto consiguieran lo que querían, así como a nosotros los básicos de mierda nos daba lo mismo todo el numerito. Digamos que era una relación cooperativa de lo más bonita, servía para desentenderse, no pararse a pensar en muchas mierdas y solo seguir con la vida sin más. Era posible que incluso sin la vida que me había tocado, que me dejaba sin tiempo para interesarme en muchas cosas, siguiera siendo un idiota que evadía el compromiso como un campeón. Eso casi todos lo teníamos en común. —¿De verdad? Pero si no seré el combo ganador. —Modestia mis huevos, claro. Le sostuve la mirada, ensanchando apenas la sonrisa—. ¿Ya ves? Por eso me caes tan bien, Ri-chan~ La caricia me hizo vibrar el pecho con una risa bastante floja, la verdad es que la chiquilla era un poco mano suelta hasta en los días normales y mira, para mí mejor, nada que hacerle. De pura mañana la pegué un poco más a mí, antes de dar un par de pasos. —Te sigo entonces. Con la atención medio dispersa me había parecido notar la mala hostia de la pelirroja, pero normal cuando el otro estaba picando como un puto bicho, aunque de eso no podía reclamar cuando yo también era un insoportable y además no me importaba lo que medio mundo hiciera o dejara de hacer. Contenido oculto te lo puedes arrastrar juju Había tenidos unos cuantos días bastante agitados, ya no solo por el tema de Shawn y todo el desastre que había corrido a toda velocidad, sino porque en casa las cosas también se habían tensado un poco de la nada. En apariencia mi hermanastro quería hacer no sé qué cambio de carrera en la universidad, no se sentía a gusto, pero a mí padre no parecía hacerle particular gracia que tirara por la borda ya casi tres años de estudio. Las puyas iban y venían, juntarlos a los dos era como poner a un par de perros frente a frente que quizás nunca se mordían, pero no dejaban de gruñir un solo segundo. Mi madrastra intentaba intervenir, pero no lograba demasiado, los dos eran tercos que daba gusto y era posible que ninguno cediera nunca, así que Richard seguro acabaría por hacer el cambio sin volver a decírselo a papá. Todo el asunto había acabado por meterme una ansiedad inmensa incluso cuando no era conmigo, tuvo la fuerza suficiente para casi provocarme un ataque y, quisiera o no, preferí quedarme en casa dos días y me olvidé de escribirle a Shinomiya y Ethans para lo del proyecto como había dicho que haría. La cabeza no me daba para mucho, los conflictos en casa siempre me habían tensado al punto de lo enfermizo. De cualquiera manera ya el miércoles no me quedó más que ir a la escuela, la noche del martes le había escrito a Jez si quería ir conmigo y accedió, así que pasé por su casa antes de partir a la estación. Jez era asombrosamente atenta, hizo un par de preguntas sutiles y contestó con la suavidad de siempre luego de mi medio confesión de pecados. Me alivió un poco, la verdad. Cuando estábamos por entrar noté que la albina se detenía en la silueta oscura de Sonnen, el chico tenía pinta de que una camioneta de repartición le había pasado por encima y parecía que acababa de terminarse un cigarro. Jez no le había visto la cara, ayer a la tarde me había dicho que se había ido antes a casa antes del receso porque su primo más pequeño al parecer se había enfermado de un infección de oído espantosa y no pudo quedarse sabiendo que el chiquillo se estaba revolcando en sus lágrimas, deseando arrancarse la oreja. —Al, nunca te habían dejado así —dijo con un hilo de voz—. Me dijiste que te habías metido en una pelea, nada más. —Y eso fue lo que pasó —respondió con tono bastante plano—. ¿Recuerdas el trato que había hecho con mi padre? Sí, bueno, a tomar por culo con eso porque ya me transfirió de por sí y lo siento por ti, Jezzie, porque sé que nunca te gustó que hiciera estas mierdas. Jez suspiró con pesadez, se encogió de hombros y estiró la mano para dedicarle una caricia ligera en el brazo. Si se sentía molesta en realidad, que era muy probable, lo encerró en cuestión de un instante para evitar cualquier cosa. —¿Hablaste con Anna ya? —Él asintió con la cabeza, sorprendentemente dócil solo con la mención de la chica—. Está bien, recuerda el proyecto, cariño. Lo dejó estar así que seguimos el camino hasta el interior de la academia y apenas entrar a la línea de casilleros pareció que a Jez alguien le metió un chispazo en el cerebro, se activó de repente, caminó hasta Wickham y el otro muchacho moreno con el que estaba hablando para colarse en medio con una iniciativa que no le había visto en la vida. —Buenos días —dijo para ambos en tono liviano, antes de echarle a encima a Joey toda la intensidad del ámbar tibio de su mirada—. Cuando tengas un momento quiero hablar contigo, cielo, puede ser en el receso prometo no quitarte mucho tiempo. Y ya, ¡te dejo tranquilo! Reinició la marcha como si nada para dirigirse a su casillero, la seguí e hice mi cambio de zapatos antes de recorrer el espacio con la mirada. Me pareció detectar a Shinomiya, pero también vi el cabello de Alethea por ahí y me acerqué a pesar de que estaba hablando con otro muchacho. —Hola —saludé y me enfoqué en la muchacha después—. Perdona, entre una cosa y otra al final no hablé contigo ni con Shinomiya para lo del proyecto. Contenido oculto qué pedazo de tocho perdón Gigi Blanche te etiqueto just bc a Jez le metieron un chute de energía *huye rodando*
Entre perderme en información sobre lavado de activos la voz de un varón me llegó, como si ya no tuviese bastante con el escándalo del resto de estudiantes merodeando en los casilleros, a lo que al prestarle la mínima atención auditiva capté de lleno que estaba en medio de lo que sería su locker. Despegué la mirada del móvil para dar con sus ojos, y aunque no gruñí ni nada parecido ya mi cara asemejaba que lo estaba haciendo; le miré el uniforme perfectamente acomodado, el rostro perfecto y la compostura adecuada. De seguro sería uno de los riquillos que debían abundar en esa mierda de instituto. Me quedé ahí por unos minutos más, casi como si lo ignorara hasta que decidí correrme, buscando en el bolsillos los audífonos que me dispuse a desenredar. Entre una cosa y la otra noté a dos tipos entrar, en realidad me fijé más en el que tenía toda la cara tatuada al acercarse por atrás al otro desconocido, susurrando algo que no escuché y tampoco me importaba saber, volviendo a lo mío. Esperaba al menos que este día de mierda se pasara rápido. Esa mañana me había cagado de la risa al escuchar a mi padre al otro lado del teléfono al quejarse por la transacción millonaria que realizó, como sino supiese yo la puta política corrupta que se montaba en el gobierno Serbio. Una discusión más, una discusión menos, con lo mucho que me divertía en ver a la gente ardiendo... aunque prefería y fuese encima o bajo mi cuerpo, pero por esta vez me servía la cólera de mi viejo para amanecer como debía. Zold se encargó a la final de calmarlo para luego mostrarme la agencia por la que traerían a los caninos, y algo de satisfacción si me causaba volver a tenerlos con nosotros. —¿Entonces qué? —murmuré mientras caminábamos hacia los casilleros—. ¿La casa o el apartamento? —La casa. Además, queda cerca de la de Génesis que ya le encontré apartamento. Asentí ligeramente a lo que noté al principito en la hilera de casilleros, pasando tras él de aposta con una sonrisa ligeramente torcida para murmurarle al caber que tenía mi voz grabada en su cerebro, sin dejar de caminar pese a notar que había un tipejo ahí al cual no tardé en ignorar al tener mi atención fija en lo que habíamos acordado la mañana anterior. Su nombre. Algo a cambio. —Hoy reclamaré la recompensa, Shinomiya. Mi gemelo ni siquiera se inmutó al notar la movida que acababa de hacer, ya estaba acostumbrado a todas las calenturas que podía echarme encima a la hora qué fuese con quién fuese. Entre que llegamos a nuestros casilleros noté por el rabillo del ojo la figura de la barbie, notando el movimiento rápido que hizo. Pero bueno muñeca, ¿qué acababas de guardar? Saqué el móvil mientras mi hermano hacía el cambio de zapatos, dejándole un mensaje a Cathy. Buenos días señorita~Bloqueé la pantalla del celular y jugué con él entre mis manos mientras preguntaba. —¿La barbie está en tu clase? Zoldryck deslizó la mirada por la desconocida, que en realidad no estaba lejos de nosotros. —La recordaría. Claro hermano, con esas curvas quién no. —Vamos a saludar entonces. Contenido oculto ¿Zeldtirandolosperrosamásdeunpersonajeenlamañana?quéva
Quizás la clave habría sido ser algo menos perezoso e ir con algo más de velocidad en el ritmo que tenía para cambiarse los zapatos incluso aunque supiera que tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo al no haber prisa alguna, así habría evitado ver aquellos rostros que ya tenía bien ubicados y que en realidad, prefería evitar por diferentes motivos, uno definitivamente con más peso que el otro pero, le traía más paz simplemente mantenerse lejos. Y no era como si pudiera poner a Sasha en la misma balanza que Joey, porque ni siquiera era el caso. Con ella el sentir que le debía algo por la responsabilidad que creía que tenía con todo lo que había pasado que lo hacía sentir incómodo al no saber como arreglarlo o pretender que no pasó, siendo la evasión la única herramienta que le quedaba para que en cierta forma ¿ambos pudieran vivir como si nada hubiera pasado como si fueran perfectos desconocidos? No lo sabía con exactitud, pero era su plan de acción y trataba de seguirlo aunque fuera simplemente responder a su saludo con un leve asentimiento de cabeza luego de cerrar su casillero y por alguna razón, solo quedarse allí parado viendo de reojo toda esa interacción de reojo como si no supiera que cuando terminara de joder lo que fuera que Sasha tenía allí, iba a redirigir su atención a quien estuviera cerca y allí se mantuvo hasta que eventualmente ella pudo irse. Suspiró luego de chasquear ligeramente su lengua al escucharlo. Joey estaba en otra balanza, una asquerosamente familiar que le causaba desconfianza en extremo y le irritaba. —Si es demasiado temprano, no hagas los espectáculos en primer lugar —Ese era el primer punto a tratar luego de empezar a caminar hacia el pasillo para poder seguir su rutina de ir hacia su salón de clases —, y supongo que me trata mejor que a ti, digo, ya estas jodiendo gente desde temprano, así que supongo que debes robarle los buenos días a alguien más. —...Por cierto, realmente deberías dejarla en paz, a alguien debe alegrarle verte para que puedas ir a molestarle con todo el gusto del mundo.
Después de un rato me digné a finalmente hacer el cambio de zapatos y cerré el casillero con cuidado, girándome al rato para dejar la espalda apoyada sobre el mismo. Mis ojos se dirigieron por pura inercia hacia donde seguía Joey, viendo como la blanquita se acercaba para decirle algo antes de irse. En realidad me había montado todo un rollo en mi cabeza antes de venir, para felicitarle el cumpleaños de buena mañana con algo de espectáculo incluido como bien nos gustaba, pero a último segundo deseché la idea porque, no sé, ¿no estaba pecando un poco de ser una jodida intensa? Le iba a obligar a ir a cenar por ahí, a pesar de saber que la fiesta había sido por su cumpleaños, ¿y por qué? ¿Solo porque a mí me apetecía? Si estiraba un poquito el chicle, ¿no estaba simplemente usando su cumpleaños de excusa para pasar tiempo con él y no estar sola? Seguía siendo una jodida egoísta. Corté el pensamiento de raíz, no tenía realmente mucho sentido darle más vueltas, y estuve a punto de incorporarme para subir a la clase cuando noté a un par de personas acercándose a mi posición. La sonrisa sedosa no tardó en aparecer sobre mi rostro e intercalé miradas entre ambos con un gesto vago. Twins, huh? Kinky~ —Morning~ ¿Os puedo ayudar con algo? Últimamente no paraba de decir eso, ¿eh? Mira que iba a empezar a parecer que me gustaba ayudar a la gente de verdad o algo, y oh God, no me gustaría estar en esa posición. La cuestión es que hablé depositando la mirada sobre el tatuado, imposible no quedarse mirando con esos dibujos por la cara, ¿y acaso no era este el que intentaba comerse al estirado de mi clase el otro día, cuando Jackie me preguntó por ello? Qué cosa curiosa~ Contenido oculto de repente he recordado que en el último test que le hice a esta pendeja le salió algo de seis y pues creo que empieza a entender de donde le viene (???
Miércoles de mierda, por el hecho de que mañana era jueves de romper las bolas. Sakuya había llegado de manera rápida al área de casilleros, esta vez no había ánimos de andar tarareando ni con música a niveles de sordera, habían cosas más importantes entre manos. El puñetero proyecto era para nada más y nada menos que para el día siguiente y no había cogido siquiera un lápiz para empezar a trabajar. La vida escolar podía ser una patada en el trasero, y con esto quedaba ejemplificado, del grupo de cuatro personas, incluyéndose, dos andaban en el limbo y el tercero todavía ni lo ha visto, dejando en ella el grueso del trabajo hasta los momentos. Suspiró al abrir el casillero, pero anda ya que no todo estaba perdido aún. Podía pedirle ayuda a miss Ethans y buscar al otro integrante que faltaba, y apañar a las otras dos. —No se a que santo o demonio tenga que rezarle, o aprender magia negra para invocarlos, pero necesito hacer ese maldito trabajo ya —se limitó a rechistar cerrando la puerta del casillero. Los trabajos grupales son crímenes de lesa humanidad.
Era probable que buena gente como Aaron y Sasha estuvieran condenados a tener que soportar incordios como yo de vez en cuando, una cosa de equilibrio universal o alguna mierda del estilo, ya sabes, para compensar tanta bondad e inocencia. Si el niño no reaccionara, si agachara la cabeza y se retirara era probable que me aburriera más rápido, pero el problema radicaba en que resultaba ser una combinación perfecta entre sumisión y reacción. Abría la boca para resaltar lo obvio, para echarse la capa de superhéroe a la espalda, y que me dedicara parte de su tiempo era liso y llano combustible para mi eterno, insufrible y estúpido culo de mierda. Y tenía un mal día. Noté su molestia apenas me sintió cerca y lo escuché como si fuera el único individuo en metros a la redonda. Mi sonrisa se fue ampliando a cada palabra, como mucho amenazó con flaquear al notar que Alisha pasaba por ahí y no reparaba en mí. ¿Qué se suponía que había esperado, de todos modos? De una cabrona como ella para un cabrón como yo, ¿qué quedaba en medio? Absolutamente nada. Quizá sólo quería ceñirme a lo poco que tenía, a los chispazos de alegría temporal que desechaba y al mismo tiempo buscaba. Había esperado que Matty me hiciera el estúpido pastel y había esperado que, como mínimo, Alisha no me ignorara. Pero ¿de qué me iba a quejar? No que alguien como yo mereciera algo. Aaron se las había arreglado para rodearme y empezar a irse, tampoco me seducía la idea de seguirlo por toda la escuela como un jodido incordio, así que sólo me quedó lo que tenía a mano. ¿Que a alguien le alegraría verme? Not really, kiddo. —Eh~ Pero pensé que éramos amigos, Aa-kun —le solté encima, siguiéndolo con la vista, y alcé la voz cuando se me ocurrió agregar—: ¡Me rompes el corazón, que lo sepas! Estaba tan metido en la mierda que la aparición de Jez me tomó por sorpresa. Apareció frente a mí de un segundo al otro, captando mi entera atención, y parpadeé al enfocar su rostro. Esbocé una pequeña sonrisa al recibir su saludo, por inercia más que otra cosa, y siguió hablando antes de que llegara a responder. ¿De dónde le había salido el chute de energía? El culo inquieto se suponía que era yo. La escuché, con las cejas ligeramente alzadas, y de un momento al otro me di cuenta que el incendio había amainado, uno que ni siquiera había percibido del todo. —Claro, Bellabel —accedí, suavizando el tono—. Te espero~ Podría haberle preguntado qué onda su vida estos días, no recordaba haberla visto por ahí, pero desapareció tan rápido como apareció y otra vez, no iba a ponerme a seguir a la gente como un puto incordio. ¿De qué querría hablar? Ni idea, no recordaba haberle mencionado mi cumpleaños. Esa sí no me la había esperado. Le eché un vistazo al casillero del tal Mason y enderecé mi camino hacia las escaleras, a la pasada noté que Alisha estaba hablando con unos gemelos o qué sé yo. Bueno, Sasha debería agradecerle a una fuerza superior que de repente se me hubieran ido las ganas de seguir tocándole los cojones, porque había estado a nada de llevarme su bolsita tan bonita. Los dedos me picaron en los bolsillos y carraspeé ligeramente, subiendo. En días como hoy, la parada en el baño antes de clases era obligatoria. Si no sería un perro rabioso, el niñato de mierda. Me había echado una mirada que prácticamente vino acompañada de un gruñido, a lo que curvé una ceja y me quedé allí, a la puta espera de que se dignara a mover el culo. Nada que hacer, lamentablemente, cuando uno se topaba con insufribles así. Me sonreí con ligereza cuando se dignó a cumplir mi pedido y el susurro del otro cabrón me agarró desprevenido, echándome un escalofrío por la espalda. Fue mezcla de varias cosas y deslicé la mirada con parsimonia hacia mi costado, sólo para distinguir que había seguido a lo suyo junto a su clon. ¿Ya hoy, tan pronto? Pero qué ansioso. Regresé mi atención al rubio, manteniendo la sorna en mi expresión, y pasé junto a él para alcanzar mi casillero. De repente me daba bastante igual si tenía la pinta de ser capaz de caerme a hostias sólo por darle mal la hora, así que no me contuve. —Felicidades~ —murmuré sin mirarlo realmente, abriendo mi locker—. ¿A que no era tan difícil? Ah, mañana se entregaba el proyecto. Qué ladilla, oye. Llevaba unos días aburridos a cagar, la verdad, entre Kohaku que me ignoraba y el tío de turno que había dejado de responderme los mensajes. No que nunca nada durara mucho, pero estaba más bien acostumbrada a ser la que botaba y oye, tenía sentimientos~ Cuestión que el acontecimiento me hizo darme cuenta que llevaba una vida sorprendentemente tranquila en el Sakura. Qué cosas tan extrañas ocurrían sin que uno se diera cuenta. Ya que estaba en el mood, me cambié los zapatos y eché un vistazo en la hilera de casilleros de segundo, sólo para comprobar que Cathy no anduviera cerca. Podríamos subir juntas si la veía, charlar un poco y así. Nada dañino~ Contenido oculto te cité arriba but just in case Nekita <3 menuda tríada diabólica me clavé en este post
La noche de ayer había sido bastante agitada, entre llamadas, investigación para lo del proyecto y ayudar a Gen en algunas cosas se me había pasado el tiempo, acostándome más tarde de lo que habría planeado en un principio para luego despertar con varias llamadas perdidas de mi viejo; a la final el embrollo se solucionó luego de cerrar la puerta para que las burlas de Zeld dejaran de retumbar en el móvil. Ya haber encontrado una casa era más que suficiente para aguantarnos los regaños del otro lado del teléfono, aunque Génesis era quien en estos momentos se encontraba visitando los sitios para dar paso al papeleo con la supervisión a distancia de su madre. Eso me hacía sentir más tranquilo de cierta forma que tener a Zeld gastando a diestra y siniestra sin preguntar absolutamente nada. Me acomodé la corbata en cuanto nos bajamos del auto, aunque por la ausencia de Allen ninguno de los dos tenía el uniforme perfectamente. En cierto momento lo noté susurrarle algo al chico que no recordaba de nada, pero pasé de ello sin prestar mayor atención al conocer a mi gemelo. En cuanto a lo de la rubia pues no podía negarlo, era alta, curvilínea, con facciones sensuales, aunque ha decir verdad las chicas en general era muy simpáticas en este instituto. Al llegar hasta ella correspondí su sonrisa con ligereza, fingiendo no notar para nada la sedosidad en la misma tal cual había hecho con la chica de cabello negro en la mascarada. —Buenos días~ —saludé enterrando las manos en los bolsillos. —Pues ahora que lo dices —lo noté echarse una sonrisa ladina de lo más cagada encima—, ¿nos recomendarías algún club, blondie~? Terminé de desenredar los audífonos para clavarlos en el celular, dejándolo en reproducción automática al metérmelo en el bolsillo y pasarme los auriculares por debajo de la camiseta blanca de fondo, si es que estaba dispuesto a quemarme los tímpanos hasta que iniciaran las clases, fue entonces que la voz del chico volvió a abrirse paso. El idiota como que no captaba el hecho de que no tenía porqué que seguirme hablando, pero qué podía esperarme de mantenidos como lo que asumía y eran la mayoría ahí dentro, que con un pedido ya tenían a sus viejos corriendo por cumplirles caprichos de mierda. Conservar la beca. No abrir la puta boca. No ser un maldito de mecha corta. Me coloqué los auriculares sin mirarlo en ningún momento, deslizando mis pupilas rubí hasta la puerta. Katherin, perra impuntual.
Catherine Whitman Último día para planear el proyecto y aun así se sentía bastante tranquila con todo el resultado que había obtenido ayer en la hora de la comida, no había tenido oportunidad de detener a la otra chica de su equipo pero, había logrado bloquearle de una manera muy discreta la salida al chico en cuestión para presentarse formalmente y hablar sobre el proyecto. A lo cual había surgido la propuesta de mandarle un mensaje a la última integrante a lo cual pudo disuadirlo un poco con la excusa de no querer molestarla al verla tan decida en ir a comer y eso pareció suficiente para que accediera y terminaran comiendo juntos mientras planeaban todo. Algunos temas surgieron de algo que al parecer él había revisado en la biblioteca y cuando mencionó algo sobre el estudio del clima, la idea de los fenómenos climáticos extraños cruzó por su cabeza y terminó sugiriendo un tema que, eventualmente terminó en una cooperación bastante tranquila para escribir una especie de boceto que inclusive el chico muy amablemente le permitió hacer unos garabatos para adornarlo aprovechando que no era el documento final, porque también para no preocuparlo le aseguró que si algo más se decidía o no le convencía el tema en cuestión a su última integrante podían cambiar todo sin problema. Así fue que llegó bastante tranquila a su taquilla para cambiarse los zapatos, sonriendo ante el mensaje de Zeld y el hecho desde que allí en su lugar podía verlo desde lejos muy bien acompañado. Muy buenos días! Lamento no haber respondido ayer, tuve una cita de trabajo con mi compañero de equipo~ Veo que tu mañana va bien, me alegra. Volvió a guardar su celular y al dirigir su atención al lado contrario pudo reconocer con facilidad a Morgan, sonriendo ampliamente por emoción, la había tenido preocupada por la forma en la que se había ido en la fiesta pero ni siquiera estaba segura de cuánto tiempo era apropiado dejar pasar para poder preguntar sobre eso en caso de que fuera delicado. Lo que menos quería era incomodarla o algo similar. —¡Morgan! Buenos días~ —Cuando estuvo lo suficientemente cerca la rodeó con sus brazos para abrazarla con bastante cariño y luego de un par de segundos, solo separarse lo suficiente para que pudiera ver su rostro, negándose todavía en romper su abrazo —, ¿cómo te ha ido?
Contenido oculto rECORDÉ ESTA CANCIÓN Y AHORA ES MI ANTHEM PARA ELLAS ME OYEN Por suerte no tuve que esperar mucho hasta detectar la silueta de Cathy llegando a la escuela. Al parecer ya no tenía ningún problema con su tobillo y, bueno, era un alivio. Nada que me quitara el sueño pero hey, tampoco andaba deseándole el mal a la gente porque sí. Eso era para idiotas bien patéticos. Me quedé viéndola como una intensa, en sí esos detalles no me interesaban. Hacía lo que me daba la gana y ya. Noté que revisaba su móvil, alzaba la vista a un punto específico y también noté la sonrisa. Una chispa de curiosidad reverberó al fondo de mi mente y la dejé allí en lo que la chica advertía mi presencia, total el ángulo no me daba para chusmear. Cathy me alcanzó y me echó los brazos al cuello. Definitivamente no era la fan número uno de los huggies, a duras penas aceptaba los de Hanabi porque era Hanabi y ya. Pero venga, a Cathy tampoco iba a decirle que no~ Alcancé su cintura con ambas manos y no apreté mucho ni nada, simplemente las dejé allí. Busqué sus ojos al separarse ella un poco, repasé sus facciones tan bonitas y recibí el resto de su emoción con la sonrisa sedosa de siempre. A ver, ¿cómo podía calmarla un poquito? Acentué apenas, sólo apenas el agarre en su cintura, presioné la yema de los dedos y me incliné hasta encontrar sus labios. Deposité allí un beso suave, sencillo, que duró unos breves segundos y regresé a la posición inicial. Pestañeé lentamente. —Buen día, cariño —murmuré, sin intenciones de soltarla—. Muy bien, ¿y a ti? Contenido oculto yo aquí toda torettizada porque las extrañaba *rueda*
Catherine Whitman Su sonrisa no tardó en ensancharse cuando sintió su tacto sobre su cintura por emoción de sentir que en cierta forma le correspondía aquel abrazo que le había dado, sentirse un poquito relajada en el hecho de que no había sido algo inapropiado pese a tomarse todas las libertades del mundo de hacerlo aunque sabía que realmente no debía por las posibles molestias pero realmente no podía luchar con aquella ilusión de saludarla, no después de días de no hablar. Lo que no vio venir y quizás aquello era su culpa por no pensarlo por la cercanía que había puesto entre las dos fue aquel corto beso que la sonrojó ligeramente al Morgan volver a separarse. Una bonita sorpresa sin duda~ —Me alegra mucho escuchar eso, yo he estado bien, a decir verdad me atrevería decir que ahora estoy mucho mejor —Una de sus manos para mantenerse algo ocupada había comenzado a jugar con uno de los mechones de su cabello de forma distraída, aunque ya cierto tinte de preocupación empezaba a colarse en su rostro —, lamento si la pregunta resulta incómoda pero... si has estado bien, ¿significa que aquella llamada de la fiesta no fue nada grave?
¿Estaba siendo una completa estúpida? Más de lo normal, quería decir. Aparté la mirada del tipo tatuado en cuanto noté a Joey moverse hacia el pasillo, frunciendo apenas el ceño con ello. Lo conocía bien y no hacía falta haber escuchado lo que el tal Aaron le hubiese dicho para saber que nada de eso podía haberle afectado lo suficiente cómo para no seguir molestándolo, ¿qué sentido tenía haberse acercado en un primer lugar si no? Pasó de largo, de él y de Sasha, ¿y acaso era muy inapropiado pensar que yo sí que le importaba lo suficiente cómo para afectarle lo que hiciera? ¿Que el cariño que sabía que nos teníamos a pesar de no decirlo era más fuerte de lo que quería pensar? ¿Y que ese mismo cariño era lo que hacía que a veces no supiese qué mierdas hacer, porque nunca había sentido nada mínimamente parecido por nadie? Me pasaron mil cosas por la cabeza, quizás le estaba dando demasiadas vueltas porque me sentía culpable, qué sé yo, pero lo cierto es que el vistazo fue cosa de un segundo y era más que consciente que nada de lo que estuviese pensando se estaba reflejando en mi lenguaje corporal ni mi expresión facial cuando volví a mirar a los gemelos. Podía ignorarlo, aunque me estuviese comiendo por dentro, como siempre. ¿Qué habían dicho? ¿Algo de un club? Aparte de que teníamos a otro que se había apoderado del apodo de blondie, claro. Por cierto, ya quedaba más que claro cuál era el gemelo divertido y cuál... bueno, no. —¿Algún club? —repetí, en voz suave—. No sé, depende de lo que os guste. Tenemos de fotografía, de baloncesto, de esgrima, de cocina... creo que hay una lista colgada en el tablón de anuncios. También podéis crear uno, si ninguno de esos os interesa~ Mientras les respondía me llevé las manos al cabello, acabando por recogérmelo en una coleta alta no sé muy bien por qué, y me quedé jugando con la misma tras acabar volviendo a buscar la mirada del twin two, que venía siendo el tatuado. >>¿Cómo os llamáis? Twin one and twin two can get a bit confusing~
Entorné ligeramente la mirada al detallar el tenue sonrojo que había empañado sus mejillas. ¿Sería ilegal disfrutar tanto, pero tanto esas reacciones suyas? Que la situación le avergonzara, que una parte suya quizá deseara salir corriendo y sin embargo, pese a todo, permaneciera. Por razones que se me escapaban, quizá, o porque lisa y llanamente luchaba contra sus reacciones primordiales. ¿No había un tinte apenas oscuro en ello, goteando poco a poco de los bordes? La tentación de arrancar a alguien de su zona de confort, de empujarlo lejos, hacia el negro, y taparle los ojos. O destrozarle la venda. Pero qué cosa cuando parecían disfrutarlo~ Escucharla me hizo sonreír con semejante satisfacción que una risa baja vibró en mi pecho, similar a un ronroneo. En serio, me quejaba de aburrirme cuando tenía a Cathy siempre tan dispuesta a entretenerme. La dejé jugar con mi cabello, su tacto era suave y se me antojó dulce, dulce como la miel. Fue una estupidez, pero de un momento al otro llegué incluso a sentirlo en la boca y deslicé la mirada por sus facciones, aún escuchándola pero con apariencia de estar sumamente distraída. En serio, ¿por qué era tan bonita? —Mhm —solté un sonido afirmativo a su pregunta, no necesité reparar en sus ojos para notar la preocupación que le imprimió a su voz. Deslicé las manos hasta su cintura y hacia abajo, rocé apenas sus caderas y retrocedí hasta dar con la línea de casilleros. Le sonreí, entonces, y con movimientos suaves me hice con sus manos. Me distraje con ellas, repasando sus contornos, enredándome entre sus dedos o dibujando sobre sus palmas. —Todo bien, sí. Fue una falsa alarma —murmuré sin denotar nada que no fuera calma y comodidad—. Nada de qué preocuparse, cielo. De un momento al otro clavé la mirada en sus ojos, irguiendo el cuello, y ladeé apenas la cabeza. —¿Qué tal la fiesta? —inquirí, liberando una mano para subir a su rostro, rozar la piel de su mejilla y acomodarle el cabello tras la oreja—. Después de que me fui.
Me percaté con una facilidad risible de que la muñequita había desviado la mirada en cuanto pasó un tipo que ni idea de quién era. ¿El novio? ¿Amigovio? Tenía la misma importancia que lo de los clubs, es decir... me importaba un culo, pero de algo servía para hacerle conversación, pues ya habíamos revisado con mi hermano el tablón de anuncios y ninguno llamaba la atención, así que probablemente lo convencería de abrir uno, solo faltaba ver que los directivos no fuesen unos aburridos de mierda para no permitirlo. Ambos reímos como si estuviésemos sincronizados ante lo que podía ser una confusión prismática. —Zeldryck —moví la cabeza hacia mi hermano—, Zoldryck Kasun. ¿Y tú eres? En ese momento sentí el móvil vibrar en mi mano, a lo que miré de forma distraída el celular para leer el mensaje de Cathy luego de abrirlo. ¿Ya me había visto? Eso no me lo esperaba para nada. Lo guardé optando por no responder por ahora. —Génesis me está llamando —murmuró Zold a lo que me imaginé que era por algún trámite, ausencia de firma o huella dactilar—. En un rato nos vemos. Elevó la mano como despedida para la chica con una sonrisa a dientes descubiertos, dirigiéndose al pasillo en donde al parecer había menor ruido para hablar con libertad. Volví mis orbes miel sobre los azules de la barbie, con cierta chispa presente. —¿Tu estás en algún club? Quizá así me interese en entrar~
Vaya, todos se sorprendían al verme. ¿Por qué sería? Los ojos, quizás. No conocía mucha gente heterocroma, la verdad. O tal vez la colita de pelo teñido. O los tatuajes. Había leído antes que en Japón los tatuajes no eran muy bien vistos. Algo que ver con las mafias del lugar o algo así. Prontamente la chica sonrió de manera suave y señaló hacia el pasillo. Negué con la cabeza ante su propuesta del ascensor, sonriendo. — No, no hace falta. Es mi ejercicio matutino —¿Meyer-san? Tal vez... ¿era Laila?— Ah, sí, no tengo problema. Mira, la idea era... No pude continuar, pues prontamente fui interrumpido por otra muchacha, que soltó un escueto "hola" y se dirigió luego hacia Alethea. Incliné la cabeza hacia el costado, un poco confundido. Sin embargo, sus llamativos ojos me dieron a entender de quien se trataba. Bueno, que suerte. Todos parecía que nos íbamos a reunir antes de clases. Eso era genial. Solucionaba el hecho de tener que ir recolectándolos uno a uno. Además, me parecía haber visto al cuarto integrante en los casilleros. Esto era genial. — ¡Qué coincidencia! Justo hablábamos de eso. Soy Jack. Atkinson Jack, sería. Sí, es así. Soy el cuarto miembro del grupo —saludé alegre.— Tú debes ser Laila. El hecho de que hayas aparecido de repente la verdad que soluciona un par de cosas. De hecho... Me fijé que Kou siguiera en su lugar, y volví mi rostro hacia las dos, con una sonrisa. — Si tienen el placer de acompañarme —dije, para darme media vuelta y dirigirme hacia el muchacho.— ¡O esperarme ahí si quieren, no hay problema! Al parecer, mi objetivo estaba teniendo ciertos problemas con otro de los muchachos. Vaya, muchos se habían levantado con el pie izquierdo hoy. ¿Serían los nervios del proyecto? ¿O simplemente eran malhumorados por naturaleza? Me encogí de hombros, para acercarme hacia Kou con una sonrisa. — ¡Buenos días! Kou, ¿verdad? Kou Shinoshima. No, Shinomiya, eso. Soy Jack. Atkinson Jack —tenía pinta de japonés el muchacho, así que mejor presentarse de la manera tradicional. O eso esperaba.— Somos compañeros de grupo para el proyecto. Ya pude juntar a Laila y a Alethea, y justamente íbamos a conversar sobre él mismo. ¿No tienes problema? Así nos organizamos y todo lo otro. Contenido oculto Vamos a buscar a mis compañeros de cursó El proyecto de grupo se encuentra allíiiiiii Vamos a atrapar, a mis compañeros de cursó mi futuro académico se esconde ahíiiiiii La fantástica estudiada va a empezar Esta escuela, es una gran TELENOVEEELAAAAAAAAAAAAA :3
Alcé un poco las cejas cuando ambos se rieron, al mismo tiempo y todo. Eh, kinda creepy, I don't know~ Luego se presentaron y tuve que soltar una carcajada porque, en serio, Zoldryck y Zeldryck sonaba incluso más confuso que twin one and two, pero eh, ¿quién era yo para decir nada al respecto? Por demás, se habían presentado de la manera occidental, cosa que tampoco me sorprendió demasiado tras oírlos hablar. Really, ¿por qué seguían dejando entrar gente a estas alturas del curso? La señora directora sure was ambitious. —Alisha Welsh. Me podéis decir Ali... blondie is fine too, no es la primera vez que me lo dicen~ Luego ambos atendieron sus respectivos móviles y aproveché el momento para dejar finalmente los mechones pasar entre los dedos, liberándolos. Sinceramente, esperaba que me diese tiempo a alisármelo para esa noche y, aparte, tenía que ir a la peluquería a cortármelo un poco ya. El good twin me sacó de mis pensamientos, y me despedí con un movimiento de cabeza mientras lo veía alejarse hacia el pasillo para hablar por teléfono o lo que sea. Así que me quedaba con el funny twin, que no tardó en mirarme con esa chispa que tan bien me conocía. —¿Yo? No lo sé~ —canturreé, bajando la voz un par de tonos—. ¿Tú qué crees, Zeldie? ¿Tengo cara de estar en algún club~?
Y bien, había que darse a la tarea de hacer el maldito trabajo, y buscar a alguno de los demás integrantes. Aunque en el fondo agradecía que pues no había un grupo de WhatsApp para el proyecto, son iguales de puñeteros. Tras cambiarse los zapatos, y abrir una piruleta y llevársela a la boca, se limitó a explorar el área de casilleros. Aunque una cabellera negra le llamó la atención. Pero si es el color de cabello más común del puto mundo. Eso era cierto, pero el meollo del asunto es que había visto al muchacho ese en su clase, por lo que pues preguntarle al respecto por Yume no quitaría mucho, ¿No? Le había tomado un rato suavizar sus ánimos caldeados, después de todo era una situación que se había salido de sus manos, todavía no había visto a la señorita con cabellera de neón, ni a simpática anglosajona, por lo que alguien tenía que, o hacer el trabajo sola, o encontrar al misterioso miembro faltante. Y pues se acercó tranquilamente, para hacerle una pregunta —Buenos días, y disculpa la interrupción, eres del 3-3 ¿No? Busco a Yume Aaron-san, ¿Sabe donde puedo encontrarlo? Muchas gracias Contenido oculto Nekita por fin no soy menso unu
No estaba tan lejos del principito como para no escuchar al tipejo que había llegado con el ánimo a flor de piel, permitiéndome saber algo que estaba a poco de averiguar en la sala de maestros, pero quizá y hasta había escuchado mal pese a sentir la lengua ansiosa por paladear lo que parecía ser su nombre, pero me lo guardé en cuanto la voz femenina me llegó de lleno, pasando entonces a pronunciar el suyo. —Ali suena bien —murmuré recostando el hombro contra una de las columnas del lugar. En cuanto a lo del club acentué la sonrisa torcida, si es que era imposible que alguien como ella no estuviese ya metida en algo, o que al menos algún tipo la hubiese convencido a unirse en una mierda de esas, porque bueno, yo lo hubiese hecho para deleitarme con las vistas. —Probablemente —respondí imitando su tono de voz bajo—. A todo esto pecaré de curioso —como si me importara pecar en realidad. Ladeé ligeramente la cabeza sin dejar de verla—, ¿te van las apuestas, blondie~? Quizá si logro saber en que club estás pueda ganar algo a cambio.
Catherine Whitman Respiró hondo cuando sintió la caricia de sus manos bajar aunque fuera poco por su cintura aunque esperaba que también se pudiera haber interpretado como algo de alivio de la confirmación inicial de que no era nada malo lo que había pasado en esa llamada y no solo un mero capricho de querer seguir con la cercanía. Porque no podía negar que le gustara tener ese contacto con las personas que ya les tenía aprecio, sumado al hecho de que también ella le interesaba mucho. Aún así, se confirmó con el tacto de sus manos sobre las propias, le daba algo de tranquilidad y al mismo tiempo alguna que otra cosquilla por el mismo tacto suave que estaba teniendo, era lindo. —Entiendo, me alivia saber que fue eso nada más, estaba preocupada pero realmente no sabía como preguntarte o cuándo podría ser un buen momento para hacerlo.—Después de todo, desde fuera se había visto demasiado serio y preocupante y si en efecto había pasado algo malo no habría querido preguntarlo estando tan fresco por si acaso. —Hm, estuvo bien —murmuró en voz baja, cerrando sus ojos unos instantes para disfrutar el tacto en su rostro, luego volvió a tener toda su atención—. Iba a pedirme un taxi para regresar a casa pero un chico muy amable se ofreció a pedirme un uber y asegurarse de que volviera bien a casa, hasta me hizo compañía hasta que llegó~ Realmente le había parecido un gesto muy amable y caballeroso, incluso si se lo había topado sumamente desarreglado por quizás haber estado entretenido con alguien más en algún lado de la fiesta. —Inclusive me robó un pequeño pico cuando me abrió la puerta del Uber—rió con suavidad, cubriendo levemente su rostro con su mano libre recordando la vergüenza que le dio por el pobre conductor que estaba segura no estaba acostumbrado a ver esa clase de cosas—, quizás es posible que lo hubieras visto, es bastante alto, con tatuajes, tiene un gemelo, se llama Zeld~
El bad boy se cargaba una mala hostia encima que, la verdad, era incluso tentador. Ambos nos salvamos de que no fuera de ese estilo, digamos, de los que disfrutan picando y tensando cuerdas por puro amor al arte, de modo que me enfoqué en cambiarme los zapatos y pasé de su existencia. Estaba dispuesto a dirigirme a la clase pero la paz, al parecer, no era una opción esa mañana. De un momento al otro recibí toda la energía de... ¿un titán? ¿Cuánto medía el cabrón? Lo vi de arriba abajo, teniendo que doblar el cuello para encontrar sus ojos, y arrugué un poco el ceño de pura inercia. Por la misma razón asentí, preguntándome qué carajo podía querer conmigo, hasta que soltó el pollo y las piezas encajaron. Relajé el semblante, desviando la vista a las chicas que había mencionado. Sí, las recordaba de mi clase, y a él... también, ¿no? Ahora que lo pensaba. No que organizar el proyecto fuera mi plan ideal para un miércoles a las ocho de la mañana, pero igual podía aprovechar el impulso de estas almas irritantes llenas de energía para no tener que gastar yo más de la cuenta. Me encogí de hombros, hundiendo las manos en los bolsillos, y comencé a caminar. —Buenos días, señoritas —le dije a las chicas a la pasada, no fue meloso ni nada, simplemente lo dije; me fijé sobre el hombro si me estaban siguiendo—. Bueno, ¿alguna idea? Cacé al vuelo la densidad que portó su respiración, en el preciso instante que puse mis manos en movimiento. Vete a saber, quizás estaba leyendo más de la cuenta o malinterpretándolo, pero ¿a que era mucha coincidencia? Quizá debiera repetir las condiciones, ya sabes, para comprobar la correlatividad de los eventos. ¿Quién me diría que era mala estudiante, con la atención que ponía en clase para aplicar los conceptos? Mantuve la sonrisa inmutable, la preocupación en su voz era tan genuina que por un breve instante me pregunté si debería estar involucrándome con un angelito tan puro y dulce como Cathy. Que mira, como tal no planeaba hacerle daño ni nada parecido, pero visto estaba ya que a veces acababa haciéndolo por efecto rebote y... y el problema era que tampoco atendía demasiado a evitarlo. Pero bueno, tampoco iría a pincharme lo suficiente para modificar algo en mi conducta. Nunca lo hacía. —Eres tan linda~ —prácticamente ronroneé, entornando la mirada, y luego relajé un poco el tono—. Pues eso, nada de qué preocuparse. Ya olvídalo. Atendí a su breve historia con la atención ridícula que le prestaba siempre, como si durante los ratos que pasábamos juntas sólo existiera ella en el mundo entero. Alcé apenas las cejas en cuanto apareció un muchacho en el relato, fue un instante y no tardé nada en volver a entornar la mirada, navegando la línea de su mandíbula con la yema de los dedos. Ella se cubrió el rostro, avergonzada, y repasé sus facciones con una sonrisa ciertamente extraña pegada en los labios. Mis dedos siguieron su recorrido por la curvatura de su cuello, tanteando de forma vaga el borde de la camisa. —¿No jugamos juntos un beer pong? —le recordé en el tono suave de siempre, mi sonrisa se ensanchó un poco al enganchar un dedo en la abertura de la camisa—. Cathy, cariño, no me digas que ya te olvidaste~ Con el beso tan bonito que nos damos. Me había distraído en el movimiento de mi mano y al terminar de hablar me fijé en sus ojos, a la espera de su respuesta. De un momento al otro relacioné todo esto con su sonrisa al fijarse en el móvil y la persona que aparentemente había encontrado más allá, donde no llegaba a ver. Fue inevitable, la chispa oscura que reverberó en mi pecho y me colmó el cuerpo de una sensación extraña en cuestión de segundos. Era tibia. Y jodidamente satisfactoria. Contenido oculto woah está tan loca esta pendeja y tan horny, obvi