Casilleros

Tema en 'Planta baja' iniciado por Yugen, 9 Abril 2020.

  1.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Solté una risilla en cuanto vi que se paraba en seco y segundos después me llevé el sobre hacia los labios, tapando la sonrisilla que se me había quedado plasmada.

    —Buenos días~ —saludé, sin darle mayor importancia a sus intenciones de molestarme por ello, y no tardé en seguir su marcha con ligereza—. ¿Oh? Ah, claro, seguro que muchos de los que vayan te podrán comprar~ —murmuré, con una normalidad que hasta daba gracia.


    ¿Tan rápido podía acostumbrarme a ese tipo de cosas? Hasta yo me sorprendía a veces de mi capacidad.

    Le di la vuelta a la invitación entre mis manos, analizándola, y asentí con la cabeza ante mi propio pensamiento. El Sakura era un colegio de renombre, por eso mismo mis padres trabajaban tanto para que pudiésemos tener la oportunidad de estudiar ahí, así que muchos estudiantes eran en realidad hijos de familias adineradas y podían permitirse comprar ese tipo de cosas sin mayor problema.

    Ladeé ligeramente la cabeza cuando volví a mirarlo, habiendo dejado el papel en el maletín de nuevo, y una ligera sonrisa divertida asomó por mis labios.

    >>Eso mismo~ No quiero cerrarte posibilidades, ¿sabes? A saber qué clase de cosas pueden ocurrir, oye. Así que estaré atenta~

    Volví a llevar la vista hacia el frente, balanceando levemente el maletín de lado a lado mientras al ritmo de mis pasos. Ahora que lo pensaba, todos tendríamos que ir de ala, ¿verdad? Eso significaba que los chicos tendría que llevar traje o algo parecido.

    Ah, vaya.

    >>Ya sé que no llevas mucho aquí, ¿pero alguna idea de quién puede estar detrás de todo esto?

    No sabía si arrastrarlo al pasillo o no pero bueno, si quieres te la arrastras uwu (?
     
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  2.  
    Nekita

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    Catherine Whitman

    —Claro, no he salido mucho desde que volví y siento que es una oportunidad perfecta para despejarme un poco —Además podía terminar de ver cómo era el ambiente de los estudiantes fuera de la academia o como se desarrollaban las fiestas más grandes con la gran diversidad de personalidades y culturas que tenía ese lugar en cuestión —, ¿tú si planeas ir a la fiesta? —Preguntó imitandola un poco al recostar su espalda contra los casilleros para estarla observando hasta que preguntó por su tobillo y desvío su mirada hacia aquella área.

    Con cuidado alzó su pierna para poder deslizar la media hacia abajo hasta que pudo mostrarle parte de la venda que tenía y así volver a colocarla donde estaba para dejar de balancearse solo con uno de pies.

    —No regrese a casa a pie ni vine hoy a pie a la academia para evitar estresarlo demasiado, si me sigo cuidando estaré perfecta para el sábado ~ —Finalmente se despegó de los casilleros para acercarse a Morgan y como había dicho el día anterior, acomodó parte de su cabello tras su oreja, tan sólo para tener algo de contacto —, si estoy bien para ese día, ¿me acompañarías?
     
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  3.  
    Zireael

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    Verlo emocionado y toda la cosa casi me daba ternura, ni idea, estaba relacionado de nuevo a aquella sensación de haber conseguido relajarlo de alguna manera así que aunque sonara egocéntrico o algo así, digamos que me sentía medio realizada o al menos útil. La estupidez de siempre, vamos.
    Seguí sus movimientos mientras se colocaba en el lugar en el que había estado Anna y esta vez sí inflé un poco las mejillas.

    Sería idiota, ¿cuál era el punto de los regalos además de ser una sorpresa?

    Estaba por responderle algo cuando se le ensanchó la sonrisa e imaginé que iba a soltar alguna otra idiotez de las suyas, claro, no anticipé de qué naturaleza porque ya estaba visto que no era ninguna mastermind en potencia ni nada. La tontería me lanzó la sangre al rostro y me rasqué las raíces del pelo con cierto nerviosismo, aunque al menos pude sostenerle la mirada.

    —Bueno —solté así nada más—, pero si termino pisándote no acepto reclamos, te aviso de una vez. Allá tú si el regalo no vale la pena al final.

    Inhalé aire con algo de fuerza, volví a sonreírle y entonces caí en cuenta de algo.

    —Espera espera, ¿significa que voy a verte con traje porque evento de gala y no sé qué? —Me tragué la risa—. So handsome, sir~


    jezzie-chan qué haces *sorbito*
     
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  4.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Acepté sus razones sin agregar mayor cosa y asentí con calma, descansando los párpados lentamente antes de entornar la mirada hacia los casilleros en general, el ir y venir de estudiantes, el murmullo general suspendido por sobre la música.

    —Claro, luce divertido y bueno, tengo algún que otro vestido guardado por ahí de cuando vivía en Escocia. Planeaba dejárselos a Hanabi sin más pero vaya, quizá no sean del todo inútiles.

    Regresé la mirada a ella y le concedí una sonrisa suave. Aproveché que volcó su atención en su propio tobillo para recorrer su silueta con la mirada antes de enfocarme en lo que pretendía mostrarme, la venda debajo del calcetín. Su piel sí que era blanca y suave, además~

    —Claro —acepté casi de inmediato a su pregunta de si la acompañaría—, de hecho iba a decirte si te gustaría ir juntas. Ya sabes, como una cita~

    Lo último lo solté con una cuota de diversión agregada, total en serio no iba exactamente pero en broma tampoco así que... ¿lo dejaba a libre interpretación?

    Joey.png

    Lo que dije le molestó un poquito, no que fuera serio pero sí bastó para que inflara las mejillas y mira, no iba a quejarme. Se veía adorable y todo, como para estrujárselas hasta hacerla enojar. Atendí al gesto con cierto detalle, luego su sonrojo y la forma en que se rascó las raíces del cabello. Venga, la estaba observando como si pretendiera grabarla a carbón o algo. En fin, mientras a ella no le incomodara...

    Aceptó, claro, ¿qué más iba a hacer? Disfracé la satisfacción de alegría y asentí animado en respuesta, soltando una risa floja por la nariz al oír el resto.

    —No soy ningún rey del vals, Bellabel, así que podemos pisotearnos juntos, ¿qué te parece~?

    La vi tomar aire y un poco en reflejo hice lo mismo, liberándolo inaudible. Pareció darse cuenta de algo y alcé las cejas, expectante. Acabé relajando el gesto, mi mirada se suavizó y la sonrisa se me curvó ligeramente hacia un costado. Eh~

    Of course, bunny —murmuré, la voz me había descendido una o dos octavas; culpa del idioma, también. Me incliné hacia ella con las manos en los bolsillos, sin dejar de verla a los ojos, y le hablé bastante cerca—. I'll see you in a dress, as well. So fucking pretty, mi Lady~

    No me regresé a mi espacio, la verdad, me quedé allí para absorber hasta el último detalle de su reacción.
     
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    Nekita

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    Catherine Whitman

    Asintió atenta mientras la escuchaba, si bien era cierto que no era necesariamente útil tener varios vestidos en tu posesión si no había eventos a los cuales acudir para usarlos y lucirlos, tener alguno que otro disponible te podía venir bien para eventos sorpresa como ese.

    Y en el caso se Morgan lo daba mucha curiosidad imaginar que clase de vestido iba a optar por llevar, o que clase de máscara terminaría escogiendo para asistir. —Tendrás la oportunidad de desempolvarlos y pasar un buen rato, y a decir verdad, me alegra que no pusieras en marcha tu plan, siento que puedes lucir muy bien los vestidos ~

    Era una chica bastante a fin de cuentas, en su cabeza si la imaginaba un vestido tendría a aquellas princesas de la vida real.

    Y aunque su sonrisa se hizo más grande cuando escuchó su afirmación, un leve sonrojo en sus mejillas apareció cuando mencionó que pudiera ser una cita, no era lo que tenía planeado en sí, pero tampoco iba a negar que le parecía bastante bien esa propuesta.

    —Una cita será, ¿cómo prefieres que sea todo? ¿Ir a tu casa a arreglarme, nos encontramos allá o una pasa por la otra? ~
     
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    Enarqué una ceja al escuchar lo de pisotearnos juntos, que la verdad en ese momento lo veía pasando. En cualquier caso la estupidez consiguió arrancarme una risa y asentí apenas con la cabeza. Un poco sí que me daba vergüenza imaginarme bailando con él, pero ya negárselo prácticamente era hipocresía así que bueno, aunque fuese un fracaso iba a terminar pasando.

    Cuando ya la sangre me había empezado a bajar del rostro, el idiota me la volvió a subir en cosa de segundos.

    Bueno a ver, qué pasaba con eso de decirme bunny.

    Y el jodido inglés, Dios.

    Tampoco me iba a quejar.

    Tragué grueso cuando se inclinó hacia mí y aunque hubiese querido no habría sido capaz de sacarle los ojos de encima, repasé sus facciones un poco de forma inconsciente, como había hecho bajo la maldita luz roja. El problema, realmente, fue que actué un poco en automático también aunque estábamos ahí a ojos de todo dios.
    Estiré la mano, acuné su mejilla y me estiré para estamparle un beso en la mejilla contraria, pues porque sí. Además Anna se había ido y tampoco estaba Al ni nada, así que un poco me podía subir al tren de la estupidez de nuevo.

    —Bueno, entonces espero verte allí —dije mientras regresaba a mi espacio—. Para darte tu regalo de cumpleaños medio fallido~


    rolear ebria siempre es toda una experiencia
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Pero si era una cosa divina, ¿no? Halagándome y todo, que bueno, no iba a negar que esos vestidos me quedaban bien aunque, siendo francos, creo que otro tipo de ropa me favorecía mejor. Anyway, nunca había sido la reina de la falsa modestia así que simplemente sonreí y asentí, dejándolo correr.

    —¿Y tú qué tal? ¿Tienes algún vestido útil o tendrías que comprarte alguno? Ah~ No sé qué tipo de máscara usar.

    Me había girado para recargar la espalda en los casilleros, estirando las piernas y el cuello, pensativa. No imaginaba nada muy excéntrico o vistoso, siempre había tendido a los colores oscuros y las formas... ¿simples? No lo sé, nunca le había prestado mucha atención a la moda y la ropa fancy. Vivía de pantalones, shorts, camisetas y sudaderas.

    Entorné la mirada hacia Catherine al notar su sonrojo y me tragué las ganas de ronronear como una jodida cabrona. Dios, era tan bonita y adorable. Hasta había aceptado la cita así, sin más~

    —Puedo pasar por ti —resolví, despegando la espalda de los casilleros—, sé conducir. O también puedes venir a casa si quieres, nos arreglamos juntas y luego conduzco hasta la fiesta. Como a ti te apetezca, cariño~

    Le concedí una caricia suave en la mejilla al pasar junto a ella y detenerme, observándola con cierta expectativa.

    —Venga, utilicemos el ascensor —murmuré, esperándola para empezar a caminar.

    Joey.png

    La verdad es que me las estaba dando bastante de suicida. No tenía idea dónde estaba el alemán, por ejemplo, sólo me seguía sorprendiendo no verlo pegado como una lapa a su querida Jezzie. Me jugaba a la probabilidad, digamos, de que esta extraña brecha en las defensas se debiera a motivos importantes y bueno, con un par de días únicamente encontraría la pinza para seguir abriéndola~ Confiaba en mis habilidades, let's just say, aunque el plan en sí mismo fuera más parecido a una bomba de tiempo que otra cosa.

    Igual no me importaba demasiado.

    Esperé ponerla nerviosa, quizá, verla removerse como un conejillo asustado y evadirme la mirada, ¿cuánto más iba a necesitar para entender que a esa Jez la habían matado o algo? El caso estaba como para llamar a las autoridades y todo, porque no podía ser que la hubieran reemplazado con semejante habilidad. Cuando quise darme cuenta había acunado mi mejilla y depositó un suave beso del otro lado. Pestañeé, los engranajes se me trabaron un segundo y de inmediato regresaron a su funcionalidad normal. Busqué sus ojos al ella retroceder y sonreí ante sus palabras, fue una mezcla de sorpresa aún, satisfacción y ¿galantería?

    Como un felino ronroneando.

    —Claro~ —concedí, sedoso, y avancé para recortar la distancia que ella había puesto—. Un poco es mi fiesta de cumpleaños, también.

    Ensanché apenas la sonrisa al acariciar su barbilla, sostenerla ligeramente e instarla a alzar el rostro. Le planté un beso casto, de nada, en los labios.

    I'll be there —susurré cerca de su boca, devolviéndole el espacio recién después.
     
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    Zireael

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    Estaba actuando por puros instintos que en otras condiciones calificaría hasta de egoístas, es decir, no coincidían con mi forma de actuar usual, mucho menos como me había comportado antes de irme, pero allí estaba haciendo las cosas como quisiera y aunque pensaba en las consecuencias no era que me desvelara por ello, al menos no ahora.

    Digamos que podía vivir en la ignorancia.

    Y por esa ignorancia había dejado a Anna irse sin saber lo que había causado.


    Reflejé su sonrisa cuando encontró mis ojos, aunque la sangre del rostro no se me había bajado del todo todavía, mucho menos cuando lo vi recortar la distancia. La caricia en la barbilla fue el interruptor si se quiere, bastó eso para que me dejara hacer sin más, recibí el beso y entonces una parte de mí sí que echó atrás, en el cuartucho había vuelto a besarlo, no era algo que fuese a hacer allí a la vista de todo el mundo pero no iba tampoco a quitarle el impulso a él.

    Mira, que hasta parecía que elegía las cosas para las que ser tonta y todo.

    Ahora no había forma de que no me apareciera en la fiesta, ¿cierto? Así que iba a tener que arreglármelas para estar lista en sábado aunque me costara lo suyo organizarme en tan poco tiempo para una cosa de esas.

    Reaccioné un poco de golpe, enderecé la espalda y me acerqué para tomarlo del brazo e instarlo a caminar.

    —Suficiente, sir. Hora de ir subiendo —dije mientras avanzaba, aunque me detuve apenas un par de pasos después y le dediqué una sonrisa suave—. Digo, si no tienes nada más que hacer aquí. Si no subo sola.
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Anna dark mode 2.png

    Debía estar hecha una miseria, o quizá fuera que me sentía más sensible que nunca a la mirada de los demás. Tuve que recorrer el patio mientras todos almorzaban y reían, cada paso me descargaba un pánico estúpido y me eché los cascos a la cabeza, o acabaría por deformar sus murmullos y poner mi nombre en ellos. Comenzó a sonar una canción estúpidamente tranquila y vete a saber por qué la dejé, si también era deprimente que te cagas. Supongo que cuando estamos hundidos en la mierda tendemos a ser masoquistas también.

    O buscamos desesperadamente algún tipo de validación.

    Una experiencia similar.

    Lo que sea.


    Estaba atada a ese constante deseo de llorar, esa sensación de que sólo necesitaba un bolígrafo resbalándose de entre mis dedos para volver a romperme, y no quería estar así en la escuela. Mejor me iba a la mierda, a la casa vacía y silenciosa.

    No tenía opción.

    Subí a la 2-2, recogí mis cosas y volví a bajar, la canción seguía sonando en los cascos. Me arrojaba a recuerdos cagados de mi vida, algunos de los peores, así y todo la dejé correr. Al pasar por el pasillo noté que había un rubio echado contra la puerta del armario, pero no le otorgué mayor trascendencia que la de preguntarme por ese instante qué cojones hacía. Bendita ignorancia. Como si pudiera imaginar que al otro lado de esa hoja, encerrado en sí mismo, estaba Altan. Que la estaba pasando mal, jodidamente mal. Que había llorado, tenido un ataque de pánico. Un puto ataque de pánico.

    ¿Qué habría hecho?

    ¿Olvidarme de toda la mierda y lanzarme al cuartucho de cabeza?

    Obvio.

    Si era esa estúpida.

    Aunque lo hubiera asociado a Jez, incluso a Kurosawa, aunque no me hubiese visto reflejada ni por medio segundo en las razones que podían destruirlo así, me habría consumido lo mismo sin pensarlo ni un maldito segundo. Habría utilizado hasta la última de mis brasas para entibiar su infierno helado, así me redujera a cenizas.

    Pero no tenía idea.

    Me cambié los zapatos con una pereza ridícula. Estaba moviéndome porque no sabía estarme quieta, pero lo cierto es que fuera ahí, en la escuela, o allá, en mi casa, no me apetecía estar. No me apetecía estar en ningún lugar en absoluto. Sólo reemplazaría los murmullos en mi nuca por las sombras afiladas de los lobos. El ruido que me volvía paranoica por el silencio asfixiante.


    Tell me if it hurts.

    Tell me when it hurts.

    Nunca había podido decírselo a nadie, ¿verdad? Fui incapaz de llorar con la fuerza suficiente para despertar a mamá, a papá o a Kakeru. Sollocé y sollocé en silencio, aunque una parte enorme y estúpida de mi corazón hubiera estado desesperada por ser oída, por que alguien abriera los ojos de milagro, me buscara y me preguntara dónde dolía.

    En todas partes.

    En todas partes.

    Nunca había podido decírselo a nadie y Kakeru tampoco, por eso descubrí su sufrimiento cuando casi fue demasiado tarde. ¿Me esperaba el mismo destino, acaso? ¿Llorar y llorar en silencio hasta finalmente ahogarme, sin que nadie lo notara? ¿Consumirme en un páramo lejano, oscuro y desolado?

    Hasta que sea demasiado tarde.

    Hasta que ya nadie pueda preguntarme dónde me duele.

    Dejé caer la frente en la tapa del casillero y suspiré, regulando las ganas de llorar. Saqué el móvil para revisarlo de pura manía, seguía sin haber mensajes. Era estúpido, pero esa simple mierda me arrojó con más fuerza que nunca la verdad en toda la maldita cara. Sin mensajes y era mi culpa. Estaba empujando lejos a todo Dios.

    ¿Eso quería?

    ¿Que fuera demasiado tarde?

    Los ojos se me empañaron y redacté, un par de gotas saladas dieron contra la pantalla y deformaron suavemente los colores.

    Al, cómo estás? Perdona que te siga molestando pero me gustaría hablar contigo
    Mañana, que ahora ya me estoy yendo a casa
    Espero que estés bien, un beso


    También tenía que disculparme con Emily, pero prefería hablarlo con ella directamente en persona; es decir, podía hacerlo. Con Altan sentía que si no aprovechaba el impulso de valentía no sería capaz de volver a pedirle algo nunca.

    No sentí la cuota de ansiedad agregada al escribirle, sin embargo, ni los nervios o el terror. Quizá me hubiera desconectado sin darme cuenta o quizá los recuerdos del cuerpo inerte de Kakeru fueran más fuertes que cualquier, cualquier otra mierda.

    Volví a suspirar, me guardé el móvil en el bolsillo y salí caminando. La canción se coló por mis grietas y comencé a murmurarla en voz baja.

    I want to make you smile.

    I want to push you around.

    I want to kiss you soft.

    I want to hold you down.

    I want to live inside your lungs.

    I want to feel you from inside.

    You know I'll never stop until your skin's all mine.

    Acá belu re pesada con Anna COMO SIEMPRE pero ya es el último, gracias por seguir este culebrón de televisión pública *c va rodando*
     
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  10.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    En algún momento luego de que Shimizu se fue y luego de que le pegara los tres jalonazos al porro sentí que el móvil me vibró en el bolsillo pero no encontré por dónde moverme, me había quedado entrampado en aquella posición, con la cabeza hundida en los brazos. En algún punto la migraña mermó, también el palpitar de la quemadura y casi juré que me había quedado dormido, aunque quizás solo quedé inconsciente. Total había quedado bastante puesto.

    Pero ya no sabía.

    No sabía nada.


    Reaccioné de golpe, como si hubiera estado por caerme de la silla o algo aunque estaba en el suelo, me espabilé un poco de forma que recordé el mensaje que había recibido. Me las arreglé para poner en movimiento las articulaciones herrumbradas, sacar el móvil y desbloquearlo para revisarlo, me costó un poco enfocar la pantalla pero cuando lo logré me quedé estático.

    Anna.

    ¿Qué se estaba yendo a casa?

    Mierda, lo había visto tarde.

    ¿Por qué se iba de todas formas?

    ¿Le había pasado algo y yo de imbécil no me había enterado, por estar en mi burbuja de miseria?

    Hablar conmigo.

    Hablar conmigo.

    Seguía intentándolo.

    Seguía intentándolo.

    El móvil se me resbaló de las manos, volví a hundir el rostro en los brazos pretendiendo reducirme en mi lugar como un erizo y sollocé como un maldito crío, porque volví a sentirme asqueroso por no haberla escuchado ayer. Porque todo se había juntado, porque de repente estaba allí hecho una miseria pero sabía que había gente pasándola peor que yo, que la misma idiota de Shiori en su casa tenía más motivos para llorar de los que podía tener yo, pero ya no sabía qué mierda hacer.

    Que me estaba arrancando de las manos de Jez.

    Que había estado al borde de arrancarme de las de Anna.


    ¿Por eso nunca había abierto la boca para decirle a mis padres lo del maldito mundo gris? ¿Por que sentía que no tenía realmente derecho alguno de verlo, que había tenido una buena familia, una gran casa, comida en la mesa y todo lo que hubiese podido desear? Nunca me había parado a pensarlo pero en ese momento, cuando de repente noté que me estaba auto-castigando por estar destrozado en mi propia trinchera me llegó a la cabeza con una claridad estúpida.

    Y dolió junto a todo lo demás.

    El sollozo que me rasgó la garganta fue doloroso, no lo soporté y no encontré ya por dónde contenerlo, maldije en todos los putos idiomas que me cruzaron la cabeza, todos y cada uno. Fue gradual, primero no me escuché ni yo mismo pero cuando me di cuenta casi estaba gritando, descompuesto en mi propio llanto de mierda. No había comido nada pero el estómago amenazó con volvérseme al revés, regresar el líquido aunque fuese y ni siquiera sé cómo logré evitarlo, pero seguí llorando como si se me hubiese muerto alguien.

    Había tirado por la borda también el esfuerzo de la pelirroja.

    Qué puta desgracia.


    Cuando logré por lo menos dejar de llorar como un puto idiota me costaba pasar aire, me costaba hacer cualquier cosa pero estiré la mano para alcanzar el móvil y responder por fin. Tardé una eternidad escribiendo porque no podía enfocar bien la pantalla todavía.

    Perdóname por lo de ayer. Querías hablar conmigo y desvié todo.
    De verdad lo siento, lo siento mucho.


    Tuve que dejar de escribir un momento, porque se me habían vuelto a cristalizar los ojos y estuve a un puto pelo de volver a llorar como un crío, pero tenía que terminar el jodido mensaje por lo menos.

    Te sentías mal que decidiste irte a casa? Espero que llegues bien.
    Mañana te busco entonces, te lo prometo.


    Te lo prometo.

    Regresé el móvil al bolsillo, también el resto de mierdas y me cubrí el rostro con las manos, sorbiendo por la nariz. La puta cabeza me iba a estallar, eso ya no lo arreglaba ni toda la puta marihuana que pudiera conseguir Arata, no tenía remedio.

    仕方がない

    Shikata ga nai.

    Me obligué a levantarme, el mundo me dio vueltas y vi parchones negros un instante antes de abrir la puerta de nuevo. El silencio me indicó que el receso había terminado porque ni siquiera me había fijado en la hora, se supone que fuese arriba por mis cosas pero no supe por dónde hacerlo, así que acudí al comodín; le escribí un mensaje a Dunn sin demasiadas explicaciones, le dije que estaba indispuesto, que recogiera mis cosas cuando terminaran las clases y se las llevara con él porque ya me había ido.

    ¿Por qué le escribí a Dunn en vez de a Arata?

    El jodido mocoso parecía tener más paciencia que él y no iba admitirlo nunca, pero en ese momento no quería las burlas de Shimizu, tampoco su brusquedad. No quería nada de eso y sabía que era lo único que iba a darme. Con esa realización le escribí otro mensaje al pelirrojo, pidiéndole que no le dijera nada de esa mierda a Shimizu y punto, sin darle siquiera una explicación.

    Como fuese sabía que no necesitaba nada de lo que tenía en la mochila, el dinero y las llaves de casa las tenía en los bolsillos; luego el blazer que le había echado encima a Nieves me daba bastante igual darlo por perdido hasta nuevo aviso. Solo quería largarme de allí

    Y eso hice.

    Pedazo de relleno pOR DIOS IM SOWWY

    Estuve por largarme a llorar como tres veces, i hate u Tell Me When It Hurts
     
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  11.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
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    Antes de salir del aula le dediqué una suave y risueña sonrisa a Rachel, con un elegante y dulce gesto de mano, a modo de despedida. Tras eso me ancle mi bolso al cuello, haciendo que la aza cruzara en diagonal mi pecho. Había rendido bien en clase, pero de todas formas logré hacer lo que deseaba.

    En cuanto salí del salón, sonriente y ambivalente, identifiqué a Hotaru y Kou juntos, los ignoré a consciencia, caminando pulcra e inquebrantable, con una sonrisa cordial en los labios no les dirigí ni una misera mirada de reojo apenas estuve a la... "altura" de ellos.

    Me acerqué al límite de los casilleros, luego de haberle pedido a un docente la lista para ubicar el propio... Claro, que yo tan solo estaba buscando otro casillero, uno que no era mío. Al llegar a objetivo, pero un poco lejos de él, miré alrededor para asegurar que nadie estaba haciendo de mirón, a quienes le hicieron los atravesó mi gélida y punzante mirada.

    Tras eso dejé con movimientos fluidos, precisos y sumamente cortos el sobre en su casillero correspondiente. Tras eso, ambivalente y con parcimonia, me alejé de la zona de casilleros manos en los bolsillos...

    Tenía curiosidad de conocer cierto lugar.​
     
    Última edición: 9 Febrero 2021
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  12.  
    Rojo FireRed

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    Viernes, 10 de abril, una fecha bastante conveniente para empezar clases, ¿O no?, Nada como el primer día de clases siendo un viernes, solo tendrías que soportar el trajín académico un día antes del ansiado fin de semana, pero por otro lado, apenas había pasado un poco más de una semana del inicio de actividades, ¡Que coñazo! Para colmo, atrasada en actividades.

    Una agradable mañana de primavera despejada, un poco cálida, pero muy buena a fin y al cabo, mientras no hiciera más calor de la cuenta, estábamos más que bien.

    Fresca de una mudanza, una joven de sobresaliente estatura (Propia de un chico, incluso más alta que algunos estudiantes masculinos) daba sus primeras pisadas en su nuevo instituto, en parte de mala gana, era el primer día, pero con algo que pues lo valía, era el último año de instituto.

    La Academia Sakura había abierto las puertas a Sakuya Izayoi, una muchacha difícil de describir, que detrás de su apariencia grácil y, ejem, refinada, ocultaba un carácter particularmente poco ortodoxo para una chica de su porte, rayando en lo marimacho, pero esas cosas vendrían para después.

    Con un poco de desgano, soltó un bostezo

    —¿Academia Sakura eh? —se estiró un poco, buscando entre los casilleros sin prestar mucha atención, hasta toparse con la suya asignada— Te tengo.

    Había conseguido el casillero asignado a ella, y se sintió bien por los momentos, pues al menos no estaba del todo perdida en su primer día de clase, encontrarlo era todo un avance, sin andar preguntando ni molestando a los demás chicos, sin desperdicio alguno, ahora venía el siguiente paso, abrirlo, era una recién llegada así que pues, por lógica propia debería estar vacío, por lo que procedió a abrirlo, y encontrar con ello un sobre misterioso dentro.

    Fijó la mirada en aquel envoltorio extraño, negro con dorado, apenas estaba entrando en la escuela y ya estaban pasado cosas extrañas, ¿Tenía tiempo ese sobre allí, ¿Era un acosador que sabía que iría a Sakura?, ¿Un pretendiente secreto?, ¿Dinero gratis?, ¿Material comprometedor?, algo no encajaba, no no no.

    La curiosidad mató al gato, como dicen, así que no le dió rodeos a abrir el sobre y leer el contenido de la misma, para soltar un profundo suspiro de queja.

    —Osea que llego justo en la raya para ir a un baile de máscaras —bufó, sin mucha gracia, lo tomó como un bulo al principio— No hará daño ir, supongo, y de todos los lugares de Tokio, Chiyoda

    Dejó de nuevo la carta en el casillero, para tronarse los nudillos y ver el mismo vacío, para pensar que diablos poner en ese desierto metálico encajonado, no llevaba mucho consigo tampoco.

    —Ojalá hubiera sido un baile de disfraces, así me bastaba con el uniforme del trabajo —sentenció, con un poco de sorpresa y atisbos de irritación con lo sorpresivo de todo esto—

    Sin mas que decir, apenas comenzaba el día, por los rumbos que estaban tomando las cosas, iba a ser de la patada, ¡Imagina que te inviten a un baile, en tu primer día de clases, sin conocer a nadie, carajo! Menudo desastre...

    sorry por el testamento, ando con el hype por las nubes uwu
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    De verdad que tenía que dejar de quedarme hasta tarde viendo series; si ya de por sí me costaba madrugar para ir a clases, así se volvía tarea imposible ya. ¿Pero qué más iba a hacer? Granny se había empeñado en que pasase otro día sin salir por si acaso, aun cuando estaba ya mucho mejor del resfriado, y tampoco podía decirle que no a la mujer cuando nunca me pedía nada... y me sobornaba con galletas, claro.

    Por suerte o por desgracia, mi cuerpo se había más que acostumbrado a aquel horario de mierda así que, si bien estaba cansada en realidad, tampoco tenía mucho problema en mostrar la energía de siempre. ¡Además! Tenía varias cosas que hacer aquella mañana, así que más me valía estar bien despierta.

    Después del cambio de zapatos y todo ese rollo, lo primero que hice fue girar la cabeza hacia los lados, en busca de Katrina pero... no hubo manera de encontrarla. Huh, de todas formas era tan pequeña que bien podía pasar desapercibida, I don't know, la cosa es que sí logré distinguir la cabellera rojiza de Sasha and oh well, antes o después, ¿qué más daba? También quería hablar con ella.

    Ginger~

    Me acerqué a ella pero tuve la decencia de no invadir su espacio personal y, antes de que pudiese hacer nada, levanté las manos con las palmas hacia ella, en una muestra de inocencia.

    >>Just listen up for a second, okay? —bajé las manos justo después de decir aquello y me dejé caer hacia atrás, usando la línea de casilleros como apoyo—. Te quería avisar de que esta tarde te voy a mandar la ubicación de mi casa~ Voy a pasar la noche fuera así que tienes toda la mañana del sábado para ir y elegir un vestido de los míos. And don't worry, mi abuela te ayudaría y todo eso~

    Bueno, ¿alguien pensaba que iba a ir a disculparme o algo por el estilo? Yeah, sure.

    >>I mean, si aun sigue queriendo ir y todo eso, que mi oferta sigue en pie, vaya.

    Gigi Blanche sorpresa (???)

    Puedes hacer que Emi está ya en los casilleros y todo eso 7u7 (?)
     
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    Kaisa Morinachi

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    Ruuum, ruuum; apenas reconocí el nombre de la calle, mis pies empezaron a correr caí por... ¿inercia, se decía? ¡Nada, que estaba a punto de llegar a la academia! ¡Una academia! ¡Sonaba ultra sofisticado, como el Onichan-Horiazana! Pasé el patio frontal esquivando a los alumnos con agilidad; izquierda, derecha, derecha, barrido, izquierda, derecha, lado, lado; ¡Línea recta y...!

    —¡Yeeeeey! —alcé los brazos victoriosos y giré sobre mi eje casi dando saltitos, para luego mirar ilusionado la entrada; ¡Por fin sería un hombre de ciudad! Bueno... chico... Bueno, un hombre de pueblo aún... ¡Pero estaba más cerca de Tokyo que antes! ¡Era otro Vite, en otro pueblo, en una nueva y hermosa vida!

    Me escabullí entre los alumnos, luego de sonreírle enérgico a una peli-negra que se rió de mi energía, la chica me saludo amablemente con la mano de vuelta. Cuando volteé a ver a qué casillero se dirigía, me percaté que en realidad se desvió antes de ingresar al edificio en sí ¡Bueno, ya podría preguntarle su nombre luego! Sí es que me la volvía a topar.

    Recorrí la primera fila de casilleros, las alturas y semblantes me indicaron que eran los de tercero; manteniendo mi virtuosa y cinuosa velocidad, crucé la siguiente fila de casilleros, intente abrir uno y fallé olímpicamente, ¡así que debían ser los de segundo! Así que raudo como era, me dirigí a la fila que debía corresponder a los de primero, inserté sin problemas la llave en el supuesto mío y...

    Click... ¡Objetivo conseguido!

    —¡Bien! —exclamé victorioso a puños cerrados, echando mis codos hacia atrás en el proceso. Abrí la taquilla con las mismas energías, pero al centrarme en una acción mis movimientos ganaron fluidez y presición, en un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba sonriente y con las manos ancladas en mi cintura, observando todo... ¿Ahora qué?

    ... ¿Eh?

    —¡Ah, gracias! —le exclamé anonadado a una chiquilla que me dijo que se me había caído algo de la taquilla, extendiendómelo de manera tímida y algo asustada; no lo decía su voz, lo decía su cuerpo y expresión. Al tomar lo que parecía una invitación muy sofisticada, ella me sonrió y yo le sonreí de vuelta.

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    A fin de cuentas, la interacción con Satoko-san y Shirai-kun no fue tan desastrosa como había previsto. Es más, la chiquilla me transmitía más incomprensión y dudas que hastío y enfado, ¡hasta me transmitía cierta ternura! Al llegar a los casilleros, mientras me cambiaba los zapatos, un torrente de energía se posicionó a mi lado, dejando caer con descuido la invitación que yo ya había recibido el día de ayer. Sin pensar y tan solo guiada por preocupación decidí recogerla e intentar entregársela, el tipo la recibió sin reparos, y en cuanto le sonreí con agradecimiento él también reflejó el gesto con una sonrisa más amplia, pero también poseía un deje de timidez, a esas alturas ya estaba aferrada a la aza de mi bolso.

    —No hay de qué —respondí luego de negar con suavidad con la cabeza, sin perder la sonrisa tímida y las cejas fruncidas con cierta vergüenza—. ¿Eres nuevo? —cuestioné ladeando un poco la cabeza, eliminando la sonrisa para dar paso a la seriedad en mi expresión. El alzó las cejas con sorpresa, reflejada también en la pequeña o en sus labios, yo volví a mi sonrisa tímida en cuanto el mostró su hilera de dientes, amplia sonrisa, a ojos cerrados.

    —¡Sip, soy de la 1-3! —habló con fuerza, pero por algún motivo su voz lograba mantenerse suave y monócorde. Debía tener una altura similar a la de Shirai, tal vez algo más pequeño.

    —Bienvenido entonces al Sakura —comenté con calma, manteniendo mi expresión cohibida, algo nerviosa, pero nada que pudiera hacerme sentir mal... de momento—, ¡yo también soy de la 1-3! —exclamé dejando de lado mi timidez, diciendo eso con una sonrisa amplia en la boca y mis cejas alzadas con estusíasmo, él no demoró en reflejar su sorpresa y, en cuanto sonrió, tambien zapateo el suelo dando un par de saltitos que, sinceramente, fueron de lo más cómicos.

    La risa contenida de mi parte no demoró en aparecer, me cubrí los labios con las manos y todos. Él me miró en silencio, como sorprendido, y tras soltar un "Ah" como sí hubiera entendido alguna cosa obvia, echó su espalda para atrás mientras con una mano se rascaba la nuca, volviendo a su sonrisa, aúnque en esta ocasión se veía avergonzado.

    —Es genial tenerte en mi curso... —Y volvió a verme con una cara de duda genuina, siendo yo ahora la que se mostraba sorprendida.

    —Ah, si —dije con una sonrisa avergonzada, para luego hacer una leve reverencia de espalda, tranquila—. Watanabe Nagi.

    —¡A-ah! —Lo escuché exclamar casi alterado, cuando alcé la vista lo vi haciendo una gran reverencia de 90°, bastante perfecta he de admitir—. ¡Horiazana Vite! ¡Un gusto, señorita Watanabe —soltó casi como sí estuviera presentándose a su jefe o algo, me saco una leve risa a labios cerrados, conmovida. Volví a hacer una leve reverencia también.

    —Un gusto, Horiazana-Kun. Espero que nos llevemos bien.

    Los dejo ahí pa quién quiera hablar con cualquiera de los dos uwu
     
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    Sakuya se había quedado plantada viendo el casillero vacío, sin vida, divagando de cosas varias, desde el infame Gato de Schrödinger, el por qué la gallina cruzó la calle, a los mejores discos de su colección de metal clásico de hacía un par de décadas atrás, ¡Incluso en casetes y discos de vinilo! Venga ya, no se puede ser más old school que eso.

    Había que darle un poco de personalidad a ese cubículo desolado, era parte de si misma durante el período de clases, y había que hacerlo lo más memorable posible, ¿No?

    —Hmm, aquí vamos —murmuró, sacando de su mochila un par de revistas—

    Aquí empezó el meollo del asunto, Izayoi no era una chica convencional, para nada, aquellas dos revistas podían hacer parte perfecta de la biblioteca de algún chico de su edad o compañero de clases, una sobre coches, y la segunda, dirigida a jugadores de paintball y airsoft, ¡Menudos gustos, niña! Llevaba gasolina en las venas, eso podía explicar el por qué podía ser mecha corta a veces.

    Soltó un leve suspiro al dejar sus cosas en el casillero, y resolvió que había espacio para un par de zapatillas, muy conveniente para una sneakerhead de su calaña, más que lista para las clases de gimnasia, si había una cancha en buen estado, era feliz, punto.

    Aunque las breves vacaciones mentales de Sakuya llegaron a su fin al escuchar rastros de vida humana entrar cerca, alguien había soltado un alarido de victoria y estaban hablando particularmente fuerte, así que echó una mirada de soslayo a ver qué captaba su atención.

    Dos enanos, al parecer recién llegados igual que ella, salvo que por su apariencia, parecían de primer año.

    Estaba difícil, algo que no quería hacer ella era intimidarlos con su presencia, así que hizo sus cálculos para ver cómo aproximarse sin verse mal, después de todo, básicamente eran dos liliputienses frente a ella.

    Se acercó tímidamente a la jovencita de cabellera castaña clara, le era más sencillo aproximarse a una compañera de armas que al chico, pero no por eso iba a ignorarlo, cerró los ojos y juntó sus fuerzas, hora de vencer la timidez Sakuya, Fight On!

    —Buenos días, ¿Son alumnos? ¿De que salón? ¿Saben dónde queda el 3-3? —preguntó, aunque en vez de una pregunta había soltado tres de zopetón, ¡No la cagues!—

    Mori, please don't kill me (?)
     
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    Tras terminar el correspondiente cambio de calzado, me dirigí a los casilleros de tercero. Me quedé en la entrada a estos, jugueteando con la invitación que me llegó ayer y dejé dentro de momento, no demasiado interesado en abrirla. Hoy, descansado, amanecí con animos distintos. No pude hablar con los nuevos estudiantes interesados en el club, pues el profesor necesitó de mucha ayuda para cargar sus cosas, y en verdad no quería enterarme de que terminó en el hospital por torcerse un tobillo o algo. Solté un suspiro pesado, solo por la idea de él con licencia por simple y llanamente no pedir ayuda...

    Bueno, no tenía cara con la cual criticar eso, en realidad. Guardé la invitación en mi bolsillo y me dispuse a adentrarme a la zona de los de 3°, la chica extravagante no se me pasó desapercibida, pero no hice ni un mísero movimiento que llamara su atención. Yo estaba buscando a otro albino, estaba nuevamente preocupado por Amery Shawn tras no toparmelo ayer; sí no lo veía en los casilleros... ¿Tendría que asumir que no deseaba ver a nadie, o dedicarme a buscarlo por la academia?

    Hygge Sí tienes ganas, puedes tirarle a Shawn a Yashi uwu <3

    Vite Horiazana

    "Espero que nos llevemos bien" Alcé el rostro sorprendido, topandóme a la chica haciendo una reverencia. Mis dejas se arquearón con pena e hice un mohín con la boca, sintiendo mis ojos cristalinos... ¿Era una reacción exagerada? ¡Ni idea, como sí me importara! Me erguí como correspondía, alzando un poco el mentón y cubriendo mi pecho con una de las manos, algo teatral.

    —Me honras mucho Watanabe-san —dije manteniendo a posta una voz lástima, pudiendo ver levemente su expresión de sorpresa al entre-abrir un ojo, pero...

    —Jaja —rió con suavidad tapándose la boca con sus finos dedos, luego devolvió las manos a afianzarse en el aza de su bolso, mirándome como con una ternura madura. Yo solo le entregué un mohín de decepción, decaído. Ella amplió la leve sonrisa que tenía—. Eres muy bien actor, ¿no, Horiazana-kun?— El comentario me devolvió una leve sonrisa, soltando una risa monócorde y monosílabos a labios cerrados.

    Cerré los ojos, irguiéndome correctamente mientras palmeába mi pecho dos veces con mi puño cerrado.

    —¡No sé que tan bueno sea, pero me alegra que te interese!— No puede verla, pero la chica me le agregó una ceja alzada a su sonrisa, confundida y extrañada por la elección de palabras, y antes de que pudiera haber cualquier cosa, una tercera voz llamó nuestra atención.

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    —¿Eh? —volteé hacia la dirección de dónde provenía la nueva voz, una que a igual que la de Horiazana, nunca sentí haberla oído antes. Mi expresión de extrañeza y una angustia inexistente se mantuvo hasta que la chica terminó de hablar, antes de eso aproveché de mirarla de pies a cabeza... Sin dudas, de los especímenes más peculiares hasta ahora, pero sí algo podía suponer de lo poquísimo que podía discernir de ella, era que modales y buenas costumbres tenía.

    —Wa-watanabe Nagi —empecé con una leve inclinación, presentándome. No sé dónde quedó el nerviosismo y temor mundano, pero supuse que se debía a la presencia del otro chico, que me había relajado y ahora me transmitía cierta seguridad estar con él. Hablando de él, no demoró en imitarme.

    —¡Horiazana Vite! —exclamó, haciendo otra vez esa reverencia de lo más exagerada, lo vi hacerla de reojo, sacándome una sonrisa de soslayo mientras me erguía otra vez como correspondía. Miré a la chica con las cejas arqueada con preocupación, inhalando profundo antes de hablar. Inevitablemente terminé desviando la vista a un costado del suelo.

    —Bu-bueno, conozco el edificio —murmuré más que hablar, pero de todas formas creo que no hubo problemas en que me escucharán, ver de reojo a Hori me lo confirmó, pues él asintió con la cabeza a brazos cruzados, con una expresión bastante tranquila. Tal vez eso me mandó algo de ánimos, pues no demoré en desviar la mirada hacia la senpai, manos entrelazadas por delante mío, sonriendo con timidez— ¿Deseas que te lleve hasta la sala de los de tercero? —volteé hacia Horiazana— A ti te puedo guiar hasta los salones de 1° sin problemas, o sí quieres me acompañas y luego volvemos juntos al salón.

    Había soltado todo con calma, pero la verdad es que, a pesar de que mi expresión apacigüada no lo reflejara, me subió un montón de sangre al rostro y terminé apretando los labios en una sonrisa tensa...

    No era normal la velocidad con la que latía mi corazón, ¿no?... Diablos.

     
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    ¡Hurra, que no intimidaste a los kohais! Eres una buena senpai, Sakuya-san


    La jovencita era la más elocuente de los dos, a pesar de que el chico también se había pronunciado, había logrado conocerlos a dicho par, que estaban tan nerviosos como ella misma, solo que pues lo demostraban visiblemente.

    Nagi Watanabe y Vite Horiazana eran sus nombres, a pesar de la incomodidad de tan súbito encontronazo, aunque el apellido del jovencito le llamó la atención, había captado casi al momento el juego de palabras que lo conformaban, le parecía chistoso y tierno a la vez, pretty amusing.

    Izayoi Sakuya es su humilde servidora, es un placer conocerles, joven Horiazana, señorita Watanabe —se presentó de una manera respetuosa y cordial, correspondiendo a la amabilidad de aquel par de jovencitos primerizos en la academia— Si no es mucha molestia, ¿Me puede guiar? Soy nueva también.

    La naturalidad de Sakuya para este tipo de situaciones era sobrenatural, casi como si fuera programada para ello, pero solo era resultado de la costumbre de su trabajo, al punto de ser algo automático, no hay punto en una maid grosera y maleducada, ¿O si?

    El ambiente era un poco tenso per se, pero con el debido respeto, se disiparía, aunque tenía pinta de que aquel par de niños estaban igual de perdidos que ella misma, eran recién llegados... ¡También!

    Aunque no hay ninguna excusa para cultivar alguna amistad, así sea con los chavales de primero, después de todo, todos somos parte del mismo colegio.

    Al menos el primer día, estaba empezando con buen pie, a pesar de lo impredecible que podía ser a veces la vida escolar.



     
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    —¡Ah, las acompaño! —exclamé en un tono adecuado, lejos de un grito estrafalario, y la tal Watanabe me miró con un sonrisa compungida mientras asentía a mis palabras. Yo, manos en los bolsillos, reflejé su vergüenza y timidez en mi propia sonrisa, porque... diablos, odiaba que la gente se sintiera incómoda a mi lado.

    Luego miré con clara sorpresa la presentación de Izayoi, Nagi de seguro también lo hizo, solo que ella sí logro responder con una sonrisa más amplia y genuina al final. Mientras tanto, yo tan solo me quedé algo estupefacto, ¿su vocabulario no era... demasiado sofisticado? De repente me sentía desconectado de todo a mi alrededor, demasiado... calmo; y eso me incomodaba, aunque mi cara tan solo mostrara mis cejas levemente alzadas y mis labios estuvieran destensádos en una expresión de tranquilidad plena.

    —Un gusto en conocerte, Izayoi-senpai —dijo pronto Nagi, haciendo una de sus leve reverencias con la cabeza, mientras se llevaba un mechón de cabello con delicadeza tras su oreja.

    —¡A-ah, si!— Y yo hice una reverencia más bruca y notoria, pero menos duradera que la de Watanabe, quien parecía ir a su ritmo independiente lo que ocurriera; delicadeza y lentitud—, un gusto conocerla, señorita Izayoi —alagué sonriente a ojos cerrados, mi propio gesto característico, una vez volví a alzar el rostro. Escuché a la niña Watanabe reir despacio ante mi acción, cuidadosa y de seguro no era por burla. Yo me perdí en su figura, la cual empezaba a dirigirse al interior de la academia.

    —Siganme —comentó con su voz baja y suave, acompañada de un sutil gesto de mano que nos invitaba con una energía algo más juvenil a seguirla, cosa que hice sin dudar; a paso calmo y lento a consciencia, queriendo que las chicas se me adelantaran un poco y pudieran caminar juntas... Ni idea de por qué, tan solo prefería hacerlo así... supongo que por la costumbre de proteger las espaldas de otros, como las de mis hermanitos.

    Rojo FireRed Sí deseas, publicas en el pasillo del piso 1, o me respondes acá y yo respondo a ese mensaje allá uwu <3
     
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    Menudo par, era para morirse de un ataque de ternura, eran como el día y la noche, el chico radiante de energía, y la chica serena y calmada como el hielo, se rascó una mejilla, notando el brusco contraste entre sus personalidades, había leído muchos mangas y novelas ligeras como para saber cómo iban los tiros, y hablando de tiros, recordó que se había dejado su revista de paintball y airsoft en los casilleros, ¡Las nuevas réplicas a gas que estaban chulísimas en el catálogo! Se había dejado la misma sin leer luego de comprarla en el camino, pero meh, podía esperar, no iba a dejar a ese par de niños plantados

    —La sigo, Watanabe-san —se acomodó el blazer luego de tomar su mochila, y acto seguido, sus colas—

    Había que lucir impecable, como la escuela misma, aunque ignorando que el Aula 3-3 era la boca del lobo, por el amor a Jesucristo santo. Pero honestamente, todo Sakura lo era.

    Así pues, puso fin a sus divagaciones, acompañando al par de jovencitos de primer año en ruta a su salón asignado, si sería presa o depredador, solo el tiempo lo diría, que por mas bonita que se viera la academia por fuera, dentro del recinto solo era una jungla de concreto, al menos, para los séniors.

    Te sigo, uwu
     
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    Gigi Blanche

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    Al final sí pude dedicarme a Química luego de que Maze se fuera. Las clases transcurrieron sin más, siquiera alcé a mirar cuando noté que Alisha pasaba a mi lado. Recogí mis cosas, me fui al trabajo, luego a casa y nada fue diferente. Seguía sin tener noticia de Daute, eso sí, de modo que probablemente aprovechara mi tiempo libre del sábado para pasar por su casa. No me quedaba otra si al tipo se lo había tragado la maldita tierra.

    Había podido dormir un poco mejor, eso sí, y lo cierto es que apenas reparé otra vez en el incidente con Alisha. Al menos, claro, hasta que iba acabando el cambio de zapatos y la tía se me apareció como si nada. Debo haberle dedicado una mirada que daba gusto para que clamara venir en son de paz, aunque de poco a nada me importara. La escuché por pura decencia aunque en cierto punto me dieron hasta ganas de reír. Me limité a esbozar una sonrisa incrédula y menear la cabeza suavemente.

    —Ni de coña, Welsh —fue todo lo que le solté antes de dirigirme hacia las escaleras sin más, pasándola de lleno.

    ¿Qué se puto creía? ¿Que iba a ir, pedirle un vestido y toda la mierda? Tenía que estar idiota o ser un intento demasiado pobre de disculpa, lo que fuera honestamente no me importaba. No quería nada de ella.

    Anna dark mode 2.png

    Los mensajes de Altan ayer me llegaron cuando ya estaba subida al tren, de regreso hacia Shinjuku. Los leí desde el widget una cantidad ridícula de veces, pero en definitiva no le respondí. Se había disculpado y honestamente no tuvo el efecto que pensé iba a tener, pero qué sabría yo a esa altura. No tenía idea cómo se suponía debía reaccionar a nada. Los dejé ahí, aunque me hubiera hecho una pregunta y eso, ni idea por qué. Siendo francos, ni siquiera estaba segura qué era lo que quería hablar con él. Ya no me apetecía traer a colación la mierda de Shinomiya y la sanción, mucho menos todo el rollo familiar con los Hiradaira, entonces... ¿qué?

    Vete a saber.

    Terminé respondiéndole cuando finalmente me acosté después de cenar. Me las había arreglado para no hablar nada con mamá, alegando cansancio y, no sé, dolor de cabeza. Mi cara de culo era antológica así que colaba. Agarré el móvil, revisé Instagram y por fin me digné a abrir sus mensajes.

    Está bien
    Nada, sólo me dolía la cabeza y estaba cansada


    Pedazo de imbécil enviándole mensajes tan crípticos, pero no encontraba por dónde ser más cálida o animada. Tampoco me apetecía, siendo honestos. ¿Qué pretendía de Altan, otra vez? Tendría que haberlo dejado en paz, ya no ser tan puto acaparadora. Tendría que haber dejado de enroscarme en torno a su cuerpo como siempre hacía.

    Pero ahí estaba, insistiendo, insistiendo e insistiendo.

    No tenía ni media pizca de amor propio, ¿eh?

    Patética.

    Cuando mi alarma sonó no quería levantarme de la cama, no encontraba un maldito motivo para salir de allí y... vivir la vida, no sé. Pero mamá aún no se había ido y se encargó de arrastrarme a patadas, básicamente. También me preparó el desayuno y eso, pero nunca había sido de hacer las cosas... con sutileza. En fin, igual quería hablar con Emily así que valía la pena aparecerme en la escuela.

    Todo el viaje en el tren me dolió el puto estómago, pero nada que hacerle.

    Me cambié los zapatos y busqué a Emily con la mirada, acercándome al identificar su perfil. Caminé lentamente, me detuve a su lado y esperé a recibir su atención para abrir la boca; me costó un par de segundos más, sin embargo, y los puños dentro de los bolsillos me sudaban.

    —Emi —farfullé; ¿por qué estaba tan jodidamente nerviosa? Ni siquiera soporté verla a los ojos, acabé clavándome a mis zapatos—. Quería pedirte perdón por lo de ayer, estuvo... estuvo horrible. Fue un impulso, no lo pensé para nada y tú sólo quisiste animarme pero, pero no te lo agradecí ni nada, y...

    Suspiré de golpe. Dios, estaba hablando un montón y super rápido, buscaba vomitar todo antes de puto desmoronarme.

    Porque me sentía a medio pelo de caerme a pedazos.

    Apreté los labios, la mandíbula, todo, y respiré para suavizar el nudo realmente doloroso que se me había atorado en la garganta.

    —Eso, que lo siento.

    Están re feos pero bueno, mi neurona está frita jsjs
     
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