Arena Sangrienta Casa Risto

Tema en 'Partidas Inacabadas' iniciado por SacriDH, 5 Agosto 2020.

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    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    No era necesario tirar el dado pero ya que lo hiciste te agradezco, le sacaré el mayor provecho posible a tu 2.

    William Raiven

    Te parece una falta de respeto así que hablas con el mejor de tus carismas aunque no eres muy bueno con las palabras y cuando te das la vuelta para dirigirte a la sala de curación te resbalas torpemente con una piedra, te caes, golpeas con tu cadera en el borde de la piscina y terminas dentro de la misma completamente mojado.

    Chapoteaste en el pozo mientras Élvero y las mujeres reían por tu torpeza. Tu dominus te sujetó y con gran esfuerzo te acercó a él. Sentiste manos en tu espalda, tu cintura, tu trasero y tus genitales. Todo al mismo tiempo y no sabías de quien era cada mano.

    —Jajaja, tus palabras dicen una cosa pero tus acciones dicen otra. Chicas, ayudenlo, ¿no ven que está herido? No dejen que nuestra promesa la pase mal.

    Al instante, las dos esclavas sonrientes se pusieron una a cada costado de tu cuerpo y con esponjas empezaron a refregar tus heridas con poca delicadeza. Las heridas te ardían pero el constante roce del tacto femenino estaba empezando a levantarte la temperatura. Élvero, enfrente tuyo, todavía sujetándote por la cintura y el hombro te miraba a los ojos, con una media sonrisa divertida al ver tu cara de incomodidad.

    —Ya veo que te estás relajando, hombre. No suelen venir tipos fortachones como tu a casa Risto, la verdad que la mayoría son unos niñatos con miedo.

    Hablaba en voz bastante alta, para que todos los que estaban ahí lo escucharan. Las esclavas rieron como tontas. A ti te parecía una situación muy incómoda.

    —Mira, te doy un consejo, más como amigo que como dominus: sé un buen gladiador. No seas como estos perdedores, ellos tienen miedo de la arena, prefieren rendirse antes de entrar a luchar.

    La situación comenzaba a ponerse tensa pues temías que todos te vieran como un traidor o algo así por estar tan cercano al dominus. Además, él no era tu amigo, era tu amo y no creías que fuera a darte la libertad sólo por aceptar sus consejos. Sin embargo, le debías el mayor de tus respetos.

    —Déjenlo, chicas.

    Las muchachas te dieron un pellizco fogoso en las nalgas y volvieron a su posición original junto a Élvero. Quedaste un poco decepcionado aunque al menos estabas más cómodo pero las heridas volvían a dolerte bastante. Al menos estabas limpio.

    —Te traería a mi cuarto para verte jugar un rato con ellas —arrojó Élvero, tentándote a pedirselo—, pero debes estar cansado, no quiero ver un feo espectáculo de tu parte, mejor otro día. Ve si quieres a la sala de curaciones pero no te lo recomiendo mucho, si fuera tu dejaría que mis heridas se curen solas yendo a dormir. No olvides ir a la herrería, es muy importante. Habrá una fiesta pronto aquí y daremos algunas demostraciones sangrientas a los invitados, quiero que seas una de las atracciones principales.

    Y ahí te dejó, con dudas y bastante exitado. En cuanto puedas salir del pozo deberías decidir qué haces, ahora además de las heridas de los animales tienen un golpe en la cintura por esa caída.
     
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    Raiven

    Raiven Usuario popular

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    William



    Salí de la Bañadera lo más rápido posible y me envolví la toalla aún que tenía la ropa toda mojada , estaba nervioso eh incómodo pues el amigo estaba erecto por la excitación , me retiré lo más rápido posible despidiendome de las damas y de Élvero .

    Por qué Élvero diría que no vaya a la enfermería por su forma de hablar me dió a entender que me quiere en buenas condiciones tan malo será la enfermera o enfermero ?? Bueno al menos con el agua se limpio mis heridas aún que me seguían ardiendo tendré que ir a hechar un vistazo a la enfermería y ver con mis propios ojos si a futuro volvería o no allí ... Y por último a ese colchón a descansar

    SacriDH , me dirijo a la enfermería
     
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  3.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    William Raiven

    Decidiste terminar el día antes de que te sucedieran más cosas extrañas. Fuiste a la sala de curaciones por unos rápidos primeros auxilios y luego irías a la cama, ese era todo tu plan.

    En la sala de curaciones no había nada raro. Una habitación con tres camas, con cobijas limpias y una muchacha muy joven de largo cabello rubio sentada a un lado. Te presentaste, pediste asistencia por tus heridas incluyendo la que te habías hecho un momento antes en el pozo. La chica eficientemente te dio de tomar un poco de jugo de hierbas pisadas que no sabía bien pero supusiste era para calmar los dolores. Limpió tus heridas con suavidad, lentamente, hasta te daba placer como lo hacía, nunca te habían curado con tanta delicadeza y atención. Poco a poco te fuiste relajando hasta que te quedaste profundamente dormido.

    No sabes por cuanto tiempo dormiste pero te despertó el intenso olor a un pequeño recipiente con una extraña mezcla de flores. Trataste de levantarte pero no podías, estabas inmovilizado de pies y manos, boca abajo y completamente desnudo. Forcejeaste un poco y nada. Estabas sujeto firmemente por dos jovenes gladiadores y la chica rubia a tu lado te acariciaba la espalda. Lo bueno es que no sentías ningún dolor pero había algo raro, frío y pegajoso golpeando una de tus nalgas. Tu primera reacción fue moverte para todos lados esperando salir de ahí pero te retuvieron. Eran fuertes aunque creías que si lo hacías con todas tus fuerzas podrías tratar de liberarte.

    —Calmado. Sólo te meteré esto y ya no sentirás dolor en absoluto —dijo la muchacha con una dulce y melodiosa voz fina.

    ¿Meter qué? ¿Por dónde? No quieres ni imaginarlo. ¿Podría pasarte algo más terrible ese día? Pero tenías que ir a la enfermería cuando te dijeron que no lo hagas.

    —Tranquilo —las caricias de la curadora en tu espalda eran tan relajantes como alarmante era tener eso que no alcanzabas a ver qué era cerca de ti—. Sólo será un momento, ¿puedes estarte quieto? Sino te lastimaré —terminó diciendo eso dando una tierna caricia en tu trasero, cerca de donde estaba el elemento frío.

    ¿Qué piensas hacer? Podrías intentar liberarte a la fuerza, tratar de convencer a la enfermera que no lo haga o que al menos te explique bien qué hará para decidir por ti mismo y por último puedes dejar qué ella decida qué hacer, después de todo es la que sabe del tema, ¿cierto? Aunque sea una joven de cortísima edad. Hagas lo que hagas vas a tirar d20.
     
    • KHÉ? KHÉ? x 1

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