Arena Sangrienta Casa Nitodrius

Tema en 'Partidas Inacabadas' iniciado por SacriDH, 16 Junio 2020.

Estado del tema:
No se permiten más respuestas.
  1.  
    rapuma

    rapuma Maestre

    Géminis
    Miembro desde:
    17 Marzo 2014
    Mensajes:
    3,877
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Sextus

    Aquella bestia no entendía de palabras, era tan solo un niño en un cuerpo musculado y con un algodón de cerebro. Era peligroso. Quizá debiera de sacarlo de terreno para siempre. Él no quería matar a sus compañeros en los entrenamientos, no era así; pero aquél bruto solo entendía de una cosa y eso no era un entrenamiento, Sextus no deseaba entrenar en esos momentos, le estaban obligando. Haría que se arrepiente. Jacobo se arrepentiría.

    —¡Me obligas a retarte! —gritó con su espada en mano, sintiéndose desnudo al no tener otra con la que asirse. No quería llamar la atención, pero quería que quede claro que sí algo se iba de control, al menos de su parte, era porque no tenía más remedio.

    Se frotó el sudor de la mano vacía con su pecho y esperó, agazapado. Perdía fuerza al no tener otra espada pero quizá ganaría más campo de acción al moverse y al arremeter. Solo debía de cuidarse del mandoble. Sextus atacaría a las rodillas de Jacobo, le haría perder el equilibrio. Y cuando tomó su espada nueva sintió una rabia incontrolable. Dejó que esa rabia y ese poder lo consuma, al menos, esa vez.
     
    rapuma ha tirado dados de 15 caras para Resistencia mitad Total: 10 $dice
    rapuma ha tirado dados de 20 caras para Ataque Total: 7 $dice
  2.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Sextus rapuma

    Observas como el gigante se abalanza sobre ti con su enclenque brazo temblequeando a mitad de su torso. Es obsceno y aberrante. Levanta su espada cuidándose con el escudo la parte derecha del cuerpo. Te golpea.

    Fuerza: 70
    Modificador: 0
    Tu resistencia: 10
    Daño total: 35

    El golpe fue devastador. Te tomó de lleno con la parte baja y plana de la espada, sin cortarte, pero haciéndote resonar todo el esqueleto Sentiste todo tu costado derecho desvanecerse, caer atrapado en un océano de inmovilidad. Cambiaste de brazo tu arma, esperando poder asumir el control de la batalla con un golpe. Estás a punto de quedar desmayado.

    El grandote no es muy ágil por lo que cuando trata de hacerse hacia atrás te deja muchos espacios abiertos. Ahí es cuando aprovechas a usar tu espada.

    Fuerza: 43
    Modificador: +20%, +50%, -50% (estado crítico)
    Jacinto Resistencia: 15
    Daño total: 18

    A pesar de estar a punto de caerte sientes la furia correr por tus venas en forma de sangre caliente y punzante. Con tu mano izquierda apenas puedes arroja un espadazo al aire. Aun así, sientes como si fuera tu golpe más fuerte en toda tu vida. Esa espada es poder puro.

    El acero oscuro del que está hecho tu arma penetra en la piel de Jacinto quien chilla de dolor, con una desazón mucho mayor que las veces anteriores en que lo habías raspado con el arma de entrenamiento. Él, algo confundido al ver su mano derecha chorrear sangre negra, cambia también de mano su espada, arrojando su escudo al piso. Te dará el último golpe, está furioso.

    Y tú en tus últimas. Sabes que tu fuerza no rivaliza con la de él pero la espada está ayudándote mucho. No podrás hacer más que un ataque y posiblemente te cueste el conocimiento o la vida. No parece que Angolo vaya a parar el combate esta vez.

    (Ya no tienes resistencia. Sólo un dado de 20. )
     
    SacriDH ha tirado dados de 20 caras para Jacinto Total: 20 $dice
    • Sad Sad x 1
  3.  
    rapuma

    rapuma Maestre

    Géminis
    Miembro desde:
    17 Marzo 2014
    Mensajes:
    3,877
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Sextus

    Escupió sangre y arena cuando cayó de golpe, levantando una enorme cortina de polvo que lo encegueció por unos momentos. Rodó para evitar otro golpe y se levantó de pronto, aunque fue muy rápido y se mareó. Perdió el conocimiento por tres, quizá dos segundos. Sacudió la cabeza para despejarse y apretó el mango de su espada con fuerza; la asía con voluntad férrea, aquella eficacia militar que lo había llegado a dónde estaba en esos momentos.

    Sextus olía a desesperanza, pero una desesperanza cómo la de un lobo acorralado; aún peligroso, aún fatal. Gritó a voz de cuello mientras telarañas de dolor subían por su espalda y se lanzaba con su último golpe que marcaría su destino.
     
    rapuma ha tirado dados de 20 caras para Destino Total: 8 $dice
    • Gracioso Gracioso x 1
    • Sad Sad x 1
  4.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Sextus rapuma

    Con los restos de tu fuerza te mantienes en pie y esperas que el sujeto se acerque para decidir todo en un último golpe a puro sentimiento. Sin embargo, vez que, desquiciado en su furia, Jacinto arremete contra ti con todas sus fuerzas a una velocidad que no esperabas de ese tipo, chorreando sangre pero levantando su inmensa espada en alto. No puedes atacarlo, lo único que atinas a hacer es plantar tu poderosa arma en el medio para sostener el golpe.

    Un espadazo descendente que casi sientes que cortó hasta la tierra. La espada del tipo chocó con la tuya y la partió en dos sin demasiada resistencia. El arma siguió camino hasta tu pecho, cortándote con profundidad. El tajo llegó hasta tu muslo. Sentiste como se iban tus fuerzas al instante. ¿Otra vez te habían matado?

    La oscuridad envolvió tu mente cuando te desmayaste pero no tardaste en despertar. Te sentías muy pero muy raro y era porque posiblemente estabas en un sueño. Tu cuerpo no tenía las cicatrices que habías conseguido recientemente, ni siquiera la de tu cuello. A tu alrededor había niebla y... el sujeto misterioso de la túnica de aquella vez en la cocina. Estaba sentado a tu lado, a unos pocos metros. Te observaba.

    —La estás pasando mal, ¿eh?

    Las palabras no salían de tu boca aunque lo intentaras. El extraño acompañante no dijo más nada. Sólo miró al frente, hacia la densa penumbra que los cubría. Estuvieron así un rato, tratabas de buscar lo que sea que hubiera allí detrás.

    —¿Qué es lo que tratas de ver? No encontrarás nada. Pues esto, —te comentó señalando hacia adelante— es lo que quedará.

    No entendiste de qué hablaba pero su voz resonaba fuerte en tu cabeza, como si estuviera hablando dentro de tu mente.

    —Tienes que reunir a las herederas, Sextus. No permitas que acaben con ellas.

    Lo observaste tratando de expresar con gestos lo confundido que estabas y lo poco que entendías sobre lo que te decía. La penumbra lentamente fue volviéndose gris, luego blanca y al final el brillo era tan intenso que no pudiste ver al sujeto misterioso.

    Cuando abriste los ojos estabas en la sala de curaciones. Sobre la mesilla. Desnudo. Pudiste ver tu cuerpo desde la posición en la que estabas. No dolía pero tu herida se veía terrible. Tenías una zanja abierta de tu pectoral derecho a la ingle, cerrada con hielos y algún mágico ungüento que hacía lo posible por ayudar a la costura a unirse. Méraga estaba a un lado, sentada en un taburete y revisando ingredientes en frascos de vidrio.

    —Otra vez aquí. Verás, no puedo curarte por siempre, ¿sabes? Cada vez que te curo pierdes algo importante para ti. Lamento decirte que posiblemente la próxima vez no pueda reanimarte. A ver si cuidas más ese hermoso cuerpo en el que tanto trabajo he puesto. Ahora vete y no entrenes más hasta que Angolo te lo permita.

    Te levantas de la mesilla. La curación es realmente buena porque puedes usar tus músculos como si no estuvieran curándose en ese momento. Intentas hablar con Méraga pero ella te ignora. Deberías irte, aunque podrías insistir tratando de hablar con ella, quizá con un enfoque distinto al que tomaste la última vez. También, recuerdas que tu valiosa espada se partió en dos, es muy posible que Agrino esté enojado contigo. Y te gustaría hablar con Angolo, ¿cómo pudo permitir que acabaras así sin detener a esa bestia? Por último... estás hambriento. Tienes mucha hambre, más de la que has sentido nunca. ¿Qué harás? (tira dos dados de 20)

    ¡Ganas 15 puntos en fuerza!
    ¡Ganas 10 puntos en resistencia!
    ¡Pierdes 15 puntos en carisma!
    ¡Pierdes 10 puntos en suerte!

    ¡Has aprendido Regeneración!
     
    • Sad Sad x 1
  5.  
    rapuma

    rapuma Maestre

    Géminis
    Miembro desde:
    17 Marzo 2014
    Mensajes:
    3,877
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Sextus

    Salió de la sala de curaciones sin decir nada. Caminaba y se veía la herida que se cerraba poco a poco. ¿Que rayos estaba ocurriendo? Su cabeza volvía a los sueños extraños y a esa persona que hablaba con él. Sin duda era un Dios... ¿Hades? No. Imposible.

    Y era un hecho lo otro que pensaba. Era un muerto reanimado, o eso le hizo entender Méraga. Sintió un escalofrío en su nuca. Se encontraba perdido.

    Se palpó inconscientemente la cintura y aún tenía su botín de la mazmorra. Tenía unas cosas para la cocina y otras para la herrería... su espada. Gruñó con rabia. Jacinto... lo mataría. Lo mataría pero no habría Méraga que lo reanime. Incluso la rabia llegó hasta Angolo, el preparador de gladiadores.

    Entró a la cocina ignorando las miradas, si es que las recibía. Se encontraba fuerte a pesar de haber sufrido una derrota y haber perdido una buena espada. Llegó hasta el cocinero y mostró la carne de víbora y de lobo.

    —Es todo lo que tengo. —confirmó con voz ronca. El olor del lugar abrió su estómago más que la brecha que había hecho Jacinto en su cuerpo.
     
    rapuma ha tirado dados de 20 caras para Cosmos Total: 16 $dice
    rapuma ha tirado dados de 20 caras para Cosmos Total: 7 $dice
    • Ganador Ganador x 1
  6.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Sextus rapuma

    Cada vez te sentías menos humano. La rabia te consumía por dentro, el odio a todos los que se te cruzaban era palpable en el aire, irradiabas un aura de violencia, poder y mal humor que se extendió por la cocina cuando entraste. No te importó si se detenían a verte, tu cuerpo y tu mente haciéndose pedazos eran suficiente para tu atención. Sentías el abdomen palpitar y la mente rearmarse juntos con los recuerdos borrosos de ese sueño profético.

    Dejaste la carne en la cocina. Rostolfo la recibió tan apático como siempre y te devolvió un gran cuenco con la sustancia verdosa de la otra vez. Parecía que no se comía otra cosa en ese lugar. Te fuiste a sentar y no pudiste darte cuenta el momento en que te devoraste todo. El hambre persistía cuando la última vez esa porción te hubiera llenado el estómago a rebalsar. Sin pensarlo dos veces le diste un golpe en la nariz al sujeto sentado a tu lado. Ni conocías al sujeto y tampoco conocías la fuerza que estabas portando. El muchacho quedó hecho un estropajo en el suelo, sangrando negro en toda la boca y te extendió su cuenco de comida. Eso, estabas empezando a comprender como funcionaba ese lugar. Volviste a comerte todo mientras oías los murmullos de los que te rodeaban. Visiblemente todos estaban sorprendidos y algo disgustados por tu comportamiento.

    Luego del segundo plato el hambre que sentías no mermó ni un poco. No podías golpear a todos allí para ver si te cedían su comida y esperar a que te llenaras, ya debería haber sido suficiente. Algo andaba muy mal contigo.

    Te levantaste como un tifón y casi corriste hacia la herrería. En el camino, te cruzaste a Angolo que mantenía sus brazos cruzados a mitad de un pasillo.

    —Tranquilo, muchacho. Estás derrochando demasiado poder. Te vienes conmigo.

    No obedeciste, seguiste caminando. Entonces, sentiste un latigazo en tu endurecida espalda y te detuviste. No fue un latigazo fuerte sino más bien una advertencia aunque fue suficiente para que te detuvieras. No podías moverte. No podías desobedecer a Angolo aunque lo intentaras con todas tus fuerzas.

    —Menuda batalla diste a Jacinto con apenas una pasada por la sala de curaciones. Para conseguir ese poder que tienes aquél tuvo que pasar antes unas diez veces por ahí.

    Así era como Jacinto se había convertido en la bestia que era. A base de batallas perdidas y sobreviviendo a curaciones de Méraga. Por ese camino ibas, un camino que te llevaría a un enorme poder pero a una pérdida total de la conciencia y la inteligencia. Te calmaste un poco aunque no lo suficiente.

    —Te meteré en el próximo rodeo en la arena. Ve sabiendo que aquí no pedimos clemencia al público. Si pierdes ahí morirás, de cualquier manera te mataremos cuando vuelvas a esta casa. Yo descansaría si fuera tu —entonces señaló tu cinturón donde llevabas el resto de las cosas para Agrino—. Y no le daría tanta importancia a la herrería, un simple pedazo de piedra afilado será suficiente con esa fuerza que llevas. Si no quieres eso, te tengo un entrenamiento especial. Descuida, no combatirás a nadie, Méraga ya me ha advertido. Te espero en el límite del bosque si aceptas.

    Angolo se retiró con su calma característica. Ir a la herrería posiblemente no te tome tanto pero nadie sabe qué puede pasar en el camino. Era cierto que debías descansar, estar desvanecido no era lo mismo que dormir y esa hambre que sentías te atormentaba, quizá descansando te olvidaras un poco de ella. Ir a los lindes del bosque esperando confiar en Angolo no era algo que estuvieras seguro de querer hacer pero a pesar de todo estabas algo intrigado por el tema del bosque, te apetecía saber un poco más de eso.

    Tomarás una decisión (con dos dados de 20)
     
    • De acuerdo De acuerdo x 1
    • Reflexivo Reflexivo x 1
  7.  
    rapuma

    rapuma Maestre

    Géminis
    Miembro desde:
    17 Marzo 2014
    Mensajes:
    3,877
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Sextus

    Se contuvo con la idea de romperle el rostro al entrenador pero aunque lo pensara no estaba seguro de si sus extremidades lo permitieran. Se miró las manos en silencio mientras pensaba.

    Estaba cambiando. Cada vez más muerto y menos vivo. La idea de la Arena le apaciguó un poco y más con la idea de si realmente caía, esta vez y para siempre, dormiría con Hades. Necesitaba darle rienda suelta a sus emociones y qué mejor que un contrincante en la Arena, alguien a quien pudiera medirse y ganar en caso de ser merecedor y morir en caso de no ser ducho en el arte de la guerra.

    A su pesar caminó hacia el bosque, siguiendo el rastro de Angolo. Aunque quisiera matarlo le llenaba de curiosidad la idea del entrenamiento especial.
     
    rapuma ha tirado dados de 20 caras para Destino Total: 17 $dice
    rapuma ha tirado dados de 20 caras para Destino Total: 13 $dice
    Última edición: 9 Agosto 2020
    • Ganador Ganador x 1
  8.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Sextus rapuma

    Murmurando y conteniendo tus ganas de asesinar a Angolo lo seguiste a los lindes del bosque. Allí, el sujeto delgado se sentó en loto y esperó a que lo imitaras. Tus músculos crujían cuando tratabas de ser ágil pero resistían y poco a poco se amoldaban a lo que les pedías. Te agachaste, te sentaste y luego te acomodaste en el suelo. Angolo aspiró una gran bocanada de aire. No había nada raro en él pero sí parecía diferente al aire mortecino de la casa.

    —Verás, te envío a la arena porque sé que harás un buen trabajo. Nadie va a acompañarte, irás solo y sé que sobrevivirás. Sólo hacer algo muy estúpido te llevará a morir.

    Tomó aire un momento mientras te dejaba masticar lo que había dicho.

    —¿Quieres saber quién es Nitodrius? Te lo diré, quizá eso te lleve a entender un poco más la situación.

    Angolo levantó sus manos con las palmas al cielo y sentiste como al instante los vientos se arremolinaban sacudiendo las copas de los árboles. Observáste incrédulo como la naturaleza se movía en respuesta al movimiento de Angolo.

    —Sextus todos nosotros somo Nitodrius. Y no lo digo en un sentido figurado, realmente lo somos. Cada uno, tu, Méraga, Jacinto, yo, los demás. Todos y cada uno de nosotros estamos aquí en esta casa porque somos una fuerza primigenia imparable. Quizá no lo entiendas de esta forma pero tu eres el destino. El destino somos nosotros. E irás a la arena a darle al mundo una buena cucharada de destino.

    Entonces viste al bosque torcerse detrás de Angolo. Los árboles pasaron de ser movidos por los vientos a irse de un lado al otro tocando el suelo y volviendo a apuntar al cielo. La realidad se quebró en tus ojos y tu psiquis comprendió que no eras más que polvo con forma en ese mundo. Los colores se perdieron un poco, ya no podías ver las cosas como realmente eran, las veías desde otra perspectiva. Desde la perspectiva de Méraga te veías operando a uno de tus compañeros heridos. Desde la perspectiva de Agrino te veías martillando el duro acero. En los ojos de Rostolfo podías percibir como picabas la carne a cuchillo. Y desde la visión de Angolo podías verte a ti mismo sabiendo que al mismo tiempo veías a Angolo.

    En ese momento fuiste un cardenal. No sabes por qué pero ese cardenal en el bosque se sentía parte de ti y había sufrido con el viento que se había gestado hacía un momento. Buscabas algo, por los cielos, sobre los árboles del bosque. Buscabas algo y no sabías bien qué pero necesitabas encontrarlo.

    Lo hallaste luego de pasar volando a gran velocidad tres robles. El cuarto tenía un nido a mediana altura. Allí te acercaste pues intuías que tus retoños estaban en peligro. Y antes de llegar te diste cuenta que así era. Una enorme serpiente estaba enroscada en la rama que sostenía el nido y se acercaba lentamente. No podías hacer nada, eras un simple cardenal, esos pequeños eran la botana de ese depredador y no podías ser tan descuidado como para tratar de protegerlos. Podías volver a procrear luego, después de todo el destino a veces era así. Si terminabas devorado por la serpiente sólo serías una víctima más de su atroz hambre. Sin embargo dudabas, había algo que te impedía irte y dejar de presenciar el atroz encuentro. ¿Qué podías hacer para detenerlo? ¿Qué debías hacer o no hacer?

    (Tira dos dados de 20)
     
    • Reflexivo Reflexivo x 1
    • KHÉ? KHÉ? x 1
  9.  
    rapuma

    rapuma Maestre

    Géminis
    Miembro desde:
    17 Marzo 2014
    Mensajes:
    3,877
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Las palabras de Angolo rebotaron en su cerebro lentamente. Sextus no era un académico como lo eran sus hermanos, que gustaban del opio y los buenos vinos mientras se juntaban entre muchos otros filósofos y charlaban del destino. Él era un guerrero, entrenado para serlo desde el primer momento en que sabía caminar. No comprendía lo que Angolo le decía pero cuando su mundo volcó se le antojó todo muy pequeño.

    Era un cardenal. Un maldito pájaro que sobrevolaba la rama dónde la serpiente estaba a punto de atacar. Era un animal de instinto, pocas veces se protegía a las crías cuando el ciclo de la vida era uno solo; procrear y morir.

    Pero el cardenal decidió intentar romper la rueda; romper el ciclo de la vida. Está vez el depredador sería el cardenal.

    Juntó sus alas y bajó en punta con el pico listo. Mataría a la serpiente.
     
    rapuma ha tirado dados de 20 caras para Pájaro!! Total: 3 $dice
    rapuma ha tirado dados de 20 caras para Pájaro!! Total: 11 $dice
  10.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Sextus rapuma

    Decidiste sentir lo que sería volar en la piel de un pájaro y tratar de obstaculizar el ciclo natural de las especies. Esperabas ser lo suficientemente ágil como para al menos voltear de la rama a la serpiente.

    Cuando sobrevolaste al animal te enfocaste en sus ojos, pues eran su punto más débil. Si lograbas evitar sus colmillos podrías con eso. Avanzaste en picada, a tu mayor velocidad. Por desgracia, la serpiente era mucho más rápida. Cuando estabas muy cerca abrió las fauces inmensas y sacudió su cabeza hacia ti. Sentiste la espalda atravesada por un largo colmillo y aleteaste esperando poder liberarte. Sólo pudiste hacerlo un segundo. El dolor era insoportable. Te desvaneciste.

    Cuando abriste los ojos pudiste ver frente a ti a Angolo quien aun los tenía cerrados. Al abrirlos, pudiste entender sin hacer preguntas que él estaba en la piel de la serpiente.

    —Esa fue nuestra batalla. Esos animales estaban en este mismo bosque. Algún día podrás ser tan fuerte como para meterte en la piel de los osos o los jabalíes. Por el momento, trata de aprender todo lo que puedas de tus compañeros. Lo necesitarás. No molestes a Agrino, está haciendo algo importante. Vete a descansar que lo necesitas.

    El entrenador se levantó y caminó hacia la casa dejándote sentado en el suelo meditando. Te sentías extraño y la cabeza te daba vueltas al sentir por completo los susurros de todo Casa Nitodrius. Sabías que pronto habría batalla en la arena y tú participarías en nombre de todos.

    ¡Has aprendido la habilidad Cambiapieles!




    El día de la batalla en la arena te sentías bien. Habías logrado hacer las pases con los habitantes de Casa Nitodrius, eran raros pero todos trabajaban en equipo y tiraban hacia el mismo lado. ¿El motivo? Ninguno. Era una fuerza humana imparable que buscaban desarrollarse y poner en orden el mundo. Tu tenías una misión importante y lo habías entendido en el sueño. Esa batalla en la arena no podías perderla.

    La sucia arena de combate volvería a abrirse y tu serías uno de los que irían a luchar. Saliste solo de casa Nitodrius, sin guardias, nada. No te escapaste, fuiste directo a la arena y te presentaste como el representante de Casa Nitodrius. Las guardias de la arena jamás habían escuchado de esa casa. Uno fue a hablar con alguien más entendido en el tema y al poco tiempo te hicieron pasar.

    Debido a que descansaste puedes hacer una incursión en la mazmorra teniendo en cuenta que sería antes de que te fueras de casa Nitodrius.
     
    Última edición: 17 Agosto 2020
Estado del tema:
No se permiten más respuestas.

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso